Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Compartamos un beso por Aomame

[Reviews - 144]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Puedes esconderte,


puedes intentarlo,


de todas formas


te encontrará en donde estes.


 

Compartamos un beso

"El Primer Amor"

-Así que huiste, cobardete-. Takuma miró a su amigo sentado en  uno de los sillones de la sala. Kuran Kaname le devolvió la mirada y frunció el ceño.

-No huí-. Se defendió- Solo… me había aburrido.

-¿En dos días?

-¿Qué quieres? El hermanito es insoportable y el ex un tanto más. No me iba a quedar para que me molestaran.

-¿Fue eso o qué te asustó lo que pasó ese día?

-¿asustarme? ¿Por qué habría de asustarme?

-Porque no recuerdas que pasó. ¿Qué tal que tuviste sexo?

-No tuve sexo…

-¿Seguro?

Kuran Kaname apretó los labios, se dejo caer en el sillón frente a su amigo y suspiró. No, no estaba seguro. Bueno, seguro de que  no llegaron hasta el final, eso sí. Pero de lo demás, de los toqueteos, y todo eso… no… no estaba seguro.

Pero no quería torturarse más con eso. Había algo más importante en todo ello. Se dio cuenta que Kiryuu Zero, le daba miedo. Le asustaba su manera de ser, su seguridad y aplomo. La maldita calma con la que  tomaba las cosas le ponía los pelos de punta. Era su opuesto en todo y eso lo aterraba porque sentía que en cualquier momento, sería aplastado por ese tipo.

“Básicamente”, se dijo, “sí, había huido. Y sí, cobardemente”. Pero ¿qué podía hacer? No podía ver de nuevo al peliplateado, estaba casi 100% seguro que se pondría nervioso e inquieto. Y le molestaba sentirse así, se volvía inseguro y miedica. Sobretodo miedica. Eso lo fastidiaba, estaba harto de sentirse tan mal, como si estuviera constantemente ahogándose. Ahhh Kiryuu Zero era un mar, un mar embravecido que lo hundía hasta el fondo a penas asomaba la cabeza por la superficie.

-El punto es que ya no voy a verlo-dijo resuelto, aunque en realidad no lo estaba.

-¿ah no? ¿Y qué pasó con tu cura?

-No me importa, no quiero verlo.

Takuma levantó la ceja y se acomodó en el sillón. Su amigo era transparente como el aire, excepto para sí mismo.

-Para mí-, dijo- que lo que pasa es otra cosa.

-¿y qué, sabelotodo?

-Pienso que… no es él el problema, eres tú.

-Takuma, no estoy para tus cosas ¿quieres ser directo?

-De acuerdo-. Takuma se inclinó y apoyó los antebrazos en sus muslos- Felicidades, Kaname, estás enamorado.

Kuran Kaname lo miró fijamente por un momento, frunció el ceño y por fin reaccionó.

-¡¡¿Qué?!! ¿Yo, enamorado? ¡Estás loco! ¿De quién? ¿De ese estoico de porquería? ¡Estás pero si mal!

El rubio se rió;  y eso tan sólo incremento el enojo del castaño.

-Bueno-. Dijo- Yo no vine a hacerle de terapeuta. Vine a decirte que Yuuki te estuvo buscando.

-¿Yuuki? ¿Para qué?

-Ni idea-,Takuma se encogió de hombros- pero parecía urgente.

Torciendo la boca, Kuran Kaname pensó en lo que podía querer Yuuki, pero no se le ocurrió nada. Ya le hablaría después. Y si era tan urgente, seguramente sería ella quién se comunicaría con él. Suspiró. Justo entonces tocaron a la puerta. Con un mohín el castaño se revolvió en el sillón.

-¿no vas a abrir?-le preguntó su amigo.

-No quiero-. Dijo- estoy deprimido.

-¿Porqué dejaste a tu amorcito?

-¡No es mi amorcito!-gritó y le aventó un cojín.

Riéndose Takuma se levantó y abrió la puerta. En tanto, Kuran Kaname se hizo ovillo en el sillón. Pensándolo bien, porque se sentía tan desganado. Hasta parecía enfermo, no tenía ganas ni de comer y eso ya era grave. Ni siquiera quería jugar ajedrez, de hecho si le ponían un tablero enfrente lo aventaría por los aires, enfadado. Se sentía triste y enojado al mismo tiempo, pero no sabía porque.

-Hey-. Takuma lo llamó pero él se encogió de hombros- Ya llegó por quien llorabas.

-¿Zero?-Dijo y se dio la vuelta tan rápido que se cayó y aterrizó en la alfombra.

Takuma se rió con ganas, lo que más la había gustado había sido esa reacción tan pero tan obvia. Kuran Kaname se puso de pie, se sacudió la ropa y miró hacia la puerta. Efectivamente, era Kiryuu Zero, de pie en el umbral, este lo miró risueño; no iba solo, una bola de pelos grises se sacudió a su lado.

-Bueeeno-. Dijo Takuma- Yo los dejo solos.

El rubio se escabulló dejando a su amigo plantado en la alfombra sin saber qué hacer. Kiryuu Zero entró (junto con su perro) se quitó los zapatos y se acercó al castaño arrastrando los pies por la alfombra. Kuran Kaname tenía de nuevo esa mirada ausente. Solo que esta vez era diferente, al parecer esta vez no tenía pensamientos raros, de hecho, sospechó el peliplateado, no tenía pensamiento alguno. Se detuvo frente al castaño y levantó su mano, lentamente la acercó a la mejilla del otro.

-¡AHHHH! -Kuran Kaname saltó hacía atrás y salió de su ensimismamiento. La mano del peliplateado había mandado una descarga eléctrica a su mejilla y lo sacudió por dentro. El maldito había caminado así sobre la alfombra para crear estática y apropósito darle un toque.

-jajajaja-Kiryuu Zero se rió y con total confianza se sentó en el sillón en el que antes Kuran Kaname estaba acostado.

El castaño estuvo a punto de reclamarle diciéndole “¿Quién te dio permiso de sentarte?” pero se arrepintió y lo miró molesto sobándose su mejilla electrocutada.

-¿qué haces aquí?- dijo en cambio

-Te fuiste sin despedirte-. Contestó el peliplateado.

-¿y qué? ¡No me importa si me dices que fui descortés eh!

-No, en realidad estaba preocupado.

-¿eh?- ¿qué? ¿Qué había dicho? ¿Preocupado? ¿Por él?

-Sí, pensé que algo había pasado y habías que tenido que regresar urgentemente.

-Pues no-dijo el castaño, activando todos sus escudos protectores- Estoy bien.

-¿Entonces porque te fuiste así?

Tragó saliva ante la pregunta. Aún estaba de pie en medio de la sala, se sentía fuera de lugar en su propia casa, en cambio, el peliplateado estaba como pez en el agua. Lo molestaba, le hacía enojar su sola presencia. La situación era un asco, ¡una porquería! Quería echarse a llorar y patear traseros también. “¡Diablos!” se dijo “¡Ya perezco mujer menopáusica! ¡Me quiero matar!”

Kiryuu Zero se puso de pie y pasó su mano enfrente de la cara del castaño, que estaba de nuevo perdido en algún lugar. Suspiró.

-Oye-, lo llamó y con la punta del dedo le presionó la frente-¿tienes una crisis de histeria ahí adentro?

Kuran Kaname lo miró distraído; las palabras del peliplateado comenzaron a hacer eco en su cerebro, poco a poco las fue decodificando y cuando lo hizo, le apartó la mano con un movimiento brusco.

-Yo… Yo sólo… ya terminé

-¿Terminaste qué?

-Ya… ya estoy curado. Así que no había necesidad de quedarme más tiempo.

Kiryuu Zero levantó la ceja y asintió varias veces incrédulo.

-¿así que curado?

-¡Sí! Ya, ya no tengo nauseas cuando beso ni nada, ya no es necesario que nos veamos… y… y eso…

-y eso…- repitió el peliplateado medio en burla- Ok. Demuéstramelo.

Kuran Kaname sintió que algo saltaba en su estomago, torció la boca y desvió la vista. Ese tipo era una especie de terrorista. Ni más ni menos. Se metía en casa ajena para causar desorden. En su cerebro para revolverlo todo y matarle un par de neuronas cada vez, porque ahora resultaba que no podía hilar dos pensamientos juntos y estaba en un aprieto.

-¿Cómo quieres que te lo demuestre?

-Bésame.

Ya lo esperaba, Dios, ya lo esperaba. Y es que este tipo era peor que Takuma. Su amigo lo llevaba siempre a la orilla de sus límites, pero Kiryuu, Kiryuu lo aventaba por la borda y esperaba en la orilla con una sonrisa de satisfacción mientras él luchaba con las olas y  la tormenta.

-Eso… Eso no tiene caso-dijo- Eres el único maldito ser humano que puedo besar, tiene que ser alguien diferente.

-¡ah! ¿Soy la única maldita persona que puedes besar?

-Sí, maldita sea. Para mi desgracia, sí.

-Entonces no estás curado.

-ah…-Kuran Kaname se quedó con la boca abierta. Ok, había tenido un error de lógica, o ese idiota no era tan idiota. No, no estaba curado  y así como iba nunca lo estaría. Se quedó quieto y sólo reaccionó cuando sintió la humedad de unos labios envolver los suyos. Dio otro brincó hacia atrás y lo miró extrañado-¿qué…?

-Nos quedamos en la lección dos, si no mal recuerdo-dijo el peliplateado quitado de la pena.

-¿Lección dos?-No, no, no quería lección dos, quería todas de una sola vez, tal vez así la tortura terminaría más rápido. Momento, querer todas las lecciones de golpe ¿no era ponerse la soga al cuello?

-ajá-dijo Kiryuu Zero –tienes que besarme. Muéstrame que tienes.

-¿Si lo hago, te vas?

-Por hoy sí

“Eso me basta” pensó el castaño. Era como una tregua para recoger a los heridos. De acuerdo, no estaba en una guerra, pero casi, e iba perdiendo estrepitosamente.

Asintió con la mayor cabalidad que pudo y Kiryuu Zero cerró los ojos para esperar el beso. Un beso que llegó tímido e inexperto, torpe y hasta cierto punto lleno de miedo. Y además, como si eso fuera poco, muy rápido, demasiado corto como para ser suficiente.

-Listo-, dijo el castaño.

-No

-Dijiste qué…

-Yo digo muchas cosas- el peliplateado le sonrió-saca la lengua.

-¿qué?

-Que saques la lengua, muéstramela, así: uhnnnn- él mismo le mostró su lengua y con la punta del dedo la señaló.

Kuran Kaname lo miró, o más bien miró la lengua que se asomaba de entre sus labios: rosa, húmeda, esperándolo…tragó saliva y negó con la cabeza.

-¡Olvídalo, no quiero!-, dijo.

-¿Y por qué no? ¿No fuiste a mi casa porque no estaba cumpliendo con las “lecciones”?

-Sí, pero… ya no quiero, quiero decir, no ahora

Kiryuu Zero ladeó el rostro y lo miró escrutadoramente. Ciertamente el comportamiento del castaño estaba siendo completamente atípico. Pero no había nada que pudiera hacer, se encogió de hombros y regresó a su pregunta original.

-¿Por qué te fuiste sin despedirte?

Kuran Kaname sintió que una vena le explotaba en alguna parte del cerebro (metafóricamente hablando, de otro modo, lo habríamos perdido) y exasperado pateó el suelo.

-¡Por que quise!

-Mientes-dijo el peliplateado con calma, sin alterarse y consiguiendo que su compañero tuviera otra explosión, esta vez, arterial.

-¡¿Para qué querías que me quedara?!-, dijo señalándolo con un dedo de forma acusadora- ¡Eh, ¿para qué?! ¡¿Para verte coquetear con tu ex noviecito?!

Kiryuu Zero lo miró ligeramente sorprendido y le sonrió de medio de medio lado.

-Estás celoso-no era una pregunta y eso irritó más al castaño.

-No estoy… ¡NO! No es sólo tu ex novio,  también está tu hermanito. Es obvio que no le caigo bien, y no voy a andar soportando sus peladeces.

-Bueno, Ichiru es un poco difícil de tratar a veces, lo acepto, pero…

-¡Y luego estás Tú!-, dijo interrumpiéndolo, estaba en medio de un discurso (reclamo)  y no iba a dejar que lo interrumpiera- ¡Tú y tu maldita calma! Eres como una maldita roca. ¡Te vale un sorbete lo que esos dos me digan, tan sólo lo ignoras! Seguramente, eres así  porque yo soy un juego para ti, ¡el que de verdad te importa es ese tal Kaito! Seguramente, era lo mismo con Yuuki, probablemente por eso ella se buscó un amante. ¡Tú nunca la amaste de verdad!

-¡CÁLLATE!- Kuran Kaname cerró la boca y asombrado vio como Kiryuu Zero cruzaba la habitación con los puños cerrados, como si quisiera alejarse o de lo contrario lo golpearía con todas sus fuerzas- ¡No hables de lo que no sabes, ¿entiendes?!

-yo…

-¡Dije que te calles! ¡Yo la amaba! Y no tienes idea cuanto-, dijo y respiró profundo- Yo iba a casarme con esa mujer ¿sabes?, lo tenía todo listo para proponérselo, anillo y todo… Iba  a hacerlo, iba a pedirle que se casara conmigo en nuestro aniversario… ¿Sabes cuándo?

Kuran Kaname negó con la cabeza, incapaz de moverse más y por extraño que pareciera, sentía un nudo en la garganta que iba haciéndose más y más grande.

-No, si lo sabes. Ese día, estabas ahí-. Kiryuu Zero, suspiró y Kuran Kaname se dio cuenta del daño que sin querer había causado.- Ese día, se supone que era “nuestro día” y a pesar de ello, ella… ella fue a verte ¡Te prefirió!

Era la primera vez que Kiryuu Zero lucía alterado frente a él. Era la primera vez que lo podía ver como un humano normal. Con dolor en el alma, con el corazón roto, y en la mirada una tristeza y decepción tan profundas que no podía ver el fondo de ellas. Y por primera vez, Kuran Kaname dio cuenta de sus errores. Por primera vez se dio cuenta que sus acciones tenían consecuencias y que estas podían herir a quién menos hubiera querido herir.

-Lo siento-murmuró- Lo siento, yo no quería…

El peliplateado negó con la cabeza y levantó la mano para callarlo.

-te lo dije entonces, y te lo digo ahora. No fue tú culpa. Fue de ella que no fue honesta, fue mía,  que cometí un error. Un error que aún me pregunto cuál fue. ¿Qué hice mal? ¿Qué… para que ella buscará a alguien más?

El castaño dio un paso al frente, pero se arrepintió. Tenía ganas de llorar y le sorprendía que Kiryuu Zero no estuviera llorando en ese momento. Tal vez, y sólo tal vez, ya había llorado lo que tenía que llorar, ahora, sólo le quedaba el enojo, la frustración y la tristeza.

-nada-murmuró- No hiciste nada mal. Ella siempre decía que eras perfecto, el amor de su vida. Ella no quería perderte, pero… no sé qué pasó por su cabeza para engañarte conmigo, no lo entiendo ni siquiera yo.

-¿si fueras ella, no lo habrías hecho?

-NO, yo no me atrevería a hacer algo que implicara la posibilidad de perderte.

Silencio. Ambos se quedaron en silencio. El uno sorprendido con la respuesta, él otro, dándose cuenta que era demasiado tarde para arrepentirse de ella. Kiryuu Zero sonrió y a su sonrisa le siguió la risa. Kuran Kaname pronto se vio contagiado.  Y así riéndose del arranque de ambos, salvaron la distancia que los separaba.

El peliplateado apoyó el antebrazo en el hombro del castaño y sin dejar de sonreírle dijo:

-Muéstrame tu lengua.

Kuran Kaname, riéndose hizo lo que el otro le pedía. Y su risa tan sólo se detuvo cuando la lengua del peliplateado acarició la suya con suavidad. Sintió como después esa lengua sensual y ajena, buscaba el interior de su boca. El roce en su paladar, en sus dientes… de nuevo, cómo siempre que era besado por ese tipo, su mente se quedó en blanco. Y no recuperó la lucidez hasta que el beso terminó con un último roce de aquella lengua.

-veo que aprendiste bien la lección uno-dijo el peliplateado- Pero, Kuran, esta vez tenías que intentar besarme ¿sabes? ¿O es que no puedes?

-¡Claro que puedo!

Kiryuu Zero levantó la ceja incrédulo y el castaño, enfadado por la burla, lo tomo de la playera.

-Ya verás que si-. Dijo y lo aventó contra el sillón, para después trepar sobre él- Ya verás.

Se inclinó y lo besó en los labios. Kiryuu Zero sonrió y abrió la boca para atrapar él también los labios que le eran ofrecidos.  Profundo y caliente.  Kuran Kaname sintió como su “maestro” lo tomaba de la nuca e incrementaba las sensaciones. Se sentía bien, más que bien. Era el mejor beso por mucho, porque esta vez, él también estaba participando. Pero había algo más, algo más, aparte del roce de labios, del choque de dientes y del chapoteo de sus salivas al mezclarse, era algo más, algo que comenzaba en la base de su vientre. Era simple y agradable, excitación.

Se separaron ligeramente con la esperanza de lograr tomar aire. Jadeando Kiryuu Zero lo miró con un brillo extraño en los ojos, un brillo que el otro jamás había visto.

-¡Ah maldita sea!-Exclamó el peliplateado, al tiempo que tomaba de los brazos al castaño y lo empujaba hacia atrás. El propósito era cambiar de posiciones, lo logró, pero cayeron del sillón y aterrizaron dolorosamente (más para Kuran Kaname) en la delgada alfombra.

-¡Auch!-alcanzó a decir antes de que su boca fuera asaltada de nuevo. Sus cuerpos se rozaban con sensualidad, la misma sensualidad que sus labios. El roce era particularmente apretado justo en sus caderas. Y sus miembros, bajo la ropa, comenzaban a despertar con premura y placer desconocido por el castaño hasta entonces. “Besar” se dijo “era increíble para el sexo”

Y entonces reaccionó. Él no iba a estar abajo, ¿o sí? entró en pánico cuando una mano del peliplateado se posó en su cadera. Lo empujó y rompió el beso.

-Es… es… espera-, dijo jadeando-Yo no acostumbro ir abajo.

Kiryuu Zero se hizo para atrás, se sentó en la alfombra y cuando el castaño el dio espacio apoyó la espalda en los bajos del  sillón. El castaño lo imitó y se le quedó viendo extrañado. Era gracioso (para el peliplateado) él no estaba pensando en tener sexo… al menos no ese día, pero al parecer el chico a su lado si estaba pensando en eso. Sonrió y suspiró.

-Yo tampoco lo acostumbro-, dijo y dejo helado al castaño cuando pasó  su brazo alrededor de los hombros, abrazándolo- tenemos un problema, ¿no crees?

-Sí-, dijo distraídamente.

-Bueno, lo solucionaremos más tarde-, se acercó el rostro para besarlo de nuevo, esta vez, fue un beso suave, tranquilo, hasta se podía decir que tierno. Era calma en medio de la tormenta y que sin embargo seguía estirando la  cuerda (una que decía “Tensión sexual”) entre ellos.

Poco a poco,  comenzaban a tomar ritmo en su beso. Poco a poco, sabían que acabarían recostados en la alfombra de nuevo, y entonces… quien sabe. Sin embargo, eso no pasó. La puerta del departamento se abrió y escucharon un grito que ya se estaba volviendo fastidioso.

-¡¡NII SAN!!

Se separaron y miraron hacia la puerta. Ichiru y Takuma estaba de pie en el umbral de la puerta. Kiryuu Zero chasqueó la lengua y se puso de pie trabajosamente.

-Ah lo siento, Kaname-, dijo Takuma- No sabía que estabas ocupado. Lo encontré abajo y como me diste las llaves, por alguna emergencia- acotó para evitar malentendidos- se me hizo fácil traerlo.

-¡Nuca debí dártelas!-, dijo el castaño y en dos zancadas cruzó la estancia y le arrebato dichas llaves de la mano.

Por su lado el peliplateado regañaba a su hermano.

-te dije que esperaras abajo.

-pero ya te habías tardado…

-de todas maneras, no tenías porque subir.

Ichiru infló los cachetes y frunció el ceño.

-¡Pues no voy a esperar a que termines de hacerlo con este para que me lleves a mi consulta!-, dijo enfadado.

-Ahhh está bien-, Kiryuu Zero suspiró- Vámonos. Kuran…

-¿qué?

-¿Puedo dejarte a Sansón un momento?

-ah, sí.

Sansón, cierto, el castaño miró al perro que echado a un costado del sillón parecía indiferente a todo. Lo había olvidado por completo, y el canino se había convertido en testigo de muchas cosas en pocos minutos.

-gracias- el peliplateado se acercó, levantó la mano y  lo tomó de la barbilla, mientras que la otra mano le arrebataba las llaves (antes de Takuma)- Espérame-. Le dijo y le plantó un rápido beso en los labios.

Ichiru salió detrás de él, no sin dirigirle antes una mirada endemoniada al castaño. Takuma no sabía si reírse o qué, decidió irse y dejar a su amigo, de nuevo, totalmente fuera de órbita.

+++

Acostado en la cama, mirando al techo y con Sansón  de compañero en el colchón, Kuran Kaname, acariciaba el pelo gris del canino, distraído y pensativo. Aunado al miedo que tenía antes ahora había euforia en su cuerpo. Algo había cambiado y no estaba muy seguro que era.

Sonó el timbre una vez, dos vez y él no le hizo caso hasta el quito toque, que fue prolongado y agudo. Suspirando cansinamente se incorporó. El perro no se movió. “Mejor” pensó “así no tengo que lidiar con él” Sabía que quién tocaba la puerta no era Kiryuu Zero, este tenía llave, a menos que no supiera usar una llave, lo cual era muy poco probable.

Arrastrando los pies llegó a la puerta y la abrió con cansancio. Por supuesto la persona del otro lado de la puerta era poco bienvenida, de hecho, era la última persona en el mundo que hubiera querido ver.

-Yuuki

-Kaname, te he estado buscando-, dijo ella entrando sin que invitación tal se pronunciara.

-Sí, me dijo Takuma-, contestó él cerrando la puerta y rascándose la cabeza- ¿qué necesitas?

-Hablar contigo-Yuuki se sentó (justo en el sillón donde pocos minutos antes él y el peliplateado se habían comido a besos y por alguna razón se le revolvió el estomago)- ¡Es urgente!

-Ah, ya veo-, dios, quería que se fuera, Kiryuu Zero podía volver en cualquier momento, no quería que la encontrará ahí. Es más, le prohibiría que lo busque de nuevo-Bueno, pues dime.

-¡Ay es que no sé cómo hacerlo! ¿Por dónde empezar?

-¿Y yo que sé? Ve al grano, ¿quieres?-, dijo hastiado, no tenía ganas de soportarle mucho tiempo.

-Ok…-, dijo ella y tomó aire- Estoy embarazada.

El hámster dentro del cerebro de Kuran Kaname apenas había dado un par de vueltas, cuando tuvo que acelerar el ritmo de manera brutal.

-¡¿Qué?!-

-Eso, estoy embarazada.

-Espera… ¿y a mí qué me dices? Yo siempre me cuidé.

-Sí, ya sé. Pero a veces fallan. Ya sabes…

-No, no sé ¿Qué diablos me estás diciendo?-Era Kaito, se supone que la telenovela era con el tal Kaito, no con Yuuki, ¡¡se supone que una cosa así no podía pasar en la vida real!!!

-El punto es que… el problema es que no sé si es tuyo… o de Zero-, dijo ella y el alma de Kuran Kaname se le salió por la boca.

-¿Y ya le dijiste a él esto?-, dijo agarrando su alma y volviéndola a meter dentro de sí.

-No, quería decírtelo a ti primero.

-¿Por qué?

-Porqué Zero no me va a creer. Él también se cuidó, y luego le fui infiel contigo, es obvio que no me creerá y hasta se enoje conmigo.

-Pero…

-sí, ya sé. Se lo voy a decir… pero tengo que pensar cómo hacerlo.

-No sé qué decirte-, dijo y se sentó en su sillón favorito- No sé…

-No me digas nada, sólo quiero lo sepas, por el momento…- Yuuki se despidió y salió del departamento.

Sansón salió entonces de la habitación bostezando y estirándose. Se acercó con paso cansino al castaño que estaba perdido en sus pensamientos. Se sentó frente a él y se le quedó viendo. Kuran Kaname estiró la mano y le acarició el fleco de pelo que cubría sus ojos.

-es una pesadilla, Sansón-, le dijo al perro- Si soy el padre, Zero va a odiarme. Y si lo es él, va a dejarme…- suspiró- No importa como lo vea, el único que sale perdiendo de cualquier forma soy yo.

Sansón ladeo el rostro y después lo apoyó en la pierna del castaño, dándole con ello consuelo y apoyo.

+++

Kiryuu Zero hizo gala de la posesión de la llave del departamento del castaño. Ciertamente no esperaba obtener algo así tan fácil y rápidamente, pero se había presentado la oportunidad y no la desaprovechó, además,  Kuran Kaname no dijo nada en contra.

Abrió la puerta y asomó la cabeza antes de pasar por completo. El castaño estaba sentado en un sillón pensativo, al tiempo que acariciaba la cabeza de Sansón. “Al menos”, se dijo “ya se llevan bien ellos dos” aunque no esperaba que el milagro se repitiera con Ichiru. Y no es por hablar mal de este pero le había hecho un berrinche tamaño “niño de tres años” cuando le dijo que regresaría a casa del castaño, sólo faltó que colgara de una de sus piernas para impedirle caminar. Pero Kiryuu Zero no iba ceder, porque ya había cedido muchas veces, y muchas veces había perdido.

-Hey-llamó al castaño y este levantó el rostro- ¿ya comiste?-, dijo  y por la rendija donde su cabeza se asomaba,  le mostro una bolsa de plástico blanca, llena de cosas.

Kuran Kaname lo miró y sonrió, se le hacía curioso que  a pesar de que el peliplateado tenía la llave de su casa y podía entrar sin siquiera pedir permiso, permanecía con más de la mitad del cuerpo afuera esperando cortésmente a que le diera una señal para entrar.

-No-, dijo- no he comido.

-Excelente-dijo Kiryuu Zero y esta vez entró por completo, cerró la puerta y se detuvo en medio de la sala, se giró en redondo como si buscara algo y luego se lo preguntó-¿Dónde está la cocina?

Kuran Kaname le señaló el lugar, y vio como, sin más, el peliplateado se encaminaba hacía ahí. Se puso de pie y lo siguió. En un principio creyó que calentaría algo que había llevado y comerían, pero pronto se dio cuenta que tendría que esperar un poco más. De la bolsa blanca salió comida, sí, pero comida no preparada, es decir, ingredientes.

Kiryuu Zero iba a cocinar, corrección, le iba a cocinar. Aquello era inesperado, realmente no sabía que responder, aunque no le había pedido nada por el estilo. Apoyado en el umbral de la puerta vio como el peliplateado ágilmente esgrimía el cuchillo, encendía el fuego y preparaba todo. Lo hacía con soltura, hasta con cierta elegancia de chef. Kuran Kaname lo observó en silencio apreciando el gesto. Nunca había tenido una novia que le cocinara. Es más novia, lo que se dice novia, nunca había tenido. Siempre había sido el amante de, nunca el novio. Los besos, las palabras bonitas y los detalles nunca eran dirigidos a él, porque él, era siempre un menú traído a la cama.

-¿Siempre haces esto?

Kiryuu Zero volteó a verlo mientras programaba la vaporera donde había puesto el arroz a cocer.

-¿el qué?

-cocinar para alguien más.

El peliplateado sonrió, le sonrió.

-No, no siempre-dijo- sólo cuando ese “alguien más” me importa.

El castaño frunció el ceño, pero no por extrañeza o desagrado, sino porque esas palabras habían provocado un salto en su pecho, un latido de su corazón que retumbó en sus oídos. No supo que contestar, aunque había notado que el peliplateado no necesitaba respuestas, las tenía todas en la palma de su mano. Jugaba un juego que ya tenía ganado.

-¿te ayudo en algo?

-Nah, esto no es la gran cosa-, dijo, pero para el castaño lo era- Estará pronto. ¿Por qué no pones la mesa?

-De acuerdo.

Cenaron gyudon , acompañado de sopa de miso y sake. Una comida sencilla, barata y deliciosa. Kuran Kaname nunca había probado un gyudon tan rico como ese. Quizás el peliplataedo si era perfecto, como decía Yuuki. “Yuuki”, pensó, y miró su plato de arroz con carne de res, “¿a ella también le había cocinado así?”

-¿qué pasa?-, le dijo Kiryuu Zero sacándolo de su ensimismamiento- ¿estás más raro que hace rato? ¿Pasó algo mientras no estaba?

¡Qué maldita intuición! Se dijo el castaño al tiempo que negaba y decía que todo estaba bien. Si le dijera ahora lo que había pasado con Yuuki y la posibilidad de que alguno de los dos fuera a tener un hijo con ella, ¿cómo reaccionaría? De sólo pensarlo se le quitaron las ganas de comer, porque quizás, una tarde así, una comida así y una compañía así, no volvería nunca más.

Kiryuu Zero no le creyó mucho, pero tampoco iba a obligarlo a decir algo que no quería. Se contentó con verlo comer de nuevo y comer él también. Algo había pasado, incluso Sansón parecía quererle decir algo. Incluso la atmosfera del departamento había cambiado, se había vuelto densa y un poco oscura, como si una sombra hubiera cubierto la habitación.

-¿tú hermano está enfermo?-preguntó el castaño en un intento de regresar al punto ameno de ese encuentro-. Dijo algo sobre una consulta ¿no?

-Sí-Kiryuu Zero se sirvió más sake y le ofreció-siempre lo ha estado, desde que nacimos tiene problemas de salud.

-¿qué tiene?

-Su cuerpo es débil, siempre tiene bajas las defensas. Es un poco complicado, en el pasado siempre estaba resfriado o cómo si lo estuviera. Se ha enfermado de casi todo… Y bueno, cómo soy su hermano mayor e intentado cuidar de él.

-¿hermano mayor?-se rió Kuran Kaname- ¿Por  cuánto? ¿Un segundo?

El peliplateado sonrió.

-60 segundos-, dijo- yo no he tenido esos problemas. Así que bueno, lo he cuidado. Supongo que es por eso que es muy apegado a mí. Y por eso se comporta mal con las personas a mí alrededor. Pero no voy a dejar que influya en mi círculo personal, ¿no crees?

Eso era una disculpa velada. Era como decirle, sé que te trata mal, esta es la razón, intenta comprenderlo, y no te preocupes. Kuran Kaname asintió, las ofensas de aquel crío eran eso, ofensas de un crío, un niño inmaduro e inseguro, que quiere demasiado a su hermano al grado de quererlo sólo para él. Lo que no le gustaba al castaño es que ese tipo de posesividad se acercaba mucho al amor romántico.

-Pero con Kaito se llevaba bien ¿no?

-Kaito es otra cosa- Kuran Kaname frunció el ceño, ¿cómo que otra cosa? ¿Acaso era especial?- él ha sido nuestro vecino toda la vida, tiene mi edad y nos hicimos amigos, Ichiru también.  Cuando empecé mi relación con él, éramos muy jóvenes, y las cosas entre nosotros poco cambiaron, así que para mi hermano fue como si nada hubiera pasado, y siguiéramos siendo los amigos de siempre.

-Ya- tenía algo más que preguntar pero le daba pena, no sabía cómo abordar el tema porque en cierta forma le daba miedo, igual lo hizo- ¿tú lo amabas?

-¿A Kaito?

Asintió.

-Bueno-, el peliplateado suspiró- No estoy seguro. Fue mi primer amor, y en esos casos todo es euforia. Lo quise mucho, y probablemente me hubiera tirado de cabeza por él. Pero no estoy seguro de decir que lo amaba.

Kuran Kaname lo miró, él no había tenido un primer amor. Salir con esa chica que lo traumó de por vida había sido más un movimiento del destino, algo que tenía que pasar porque todos esperaban que pasara, incluso él, pero eso no significaba que fuera algo que deseara con todas sus fuerzas. Mirando en retrospectiva si hubiera salido o no con esa chica, (y si no fuera por el trauma con el que ahora cargaba) le habría dado reverendamente igual.

Pero no era lo mismo para Kiryuu Zero, su primer amor, el primer novio que tuvo y quizás el primero con el que tuvo relaciones, era una parte importante de sí mismo. Aunque no lo amara entonces y no lo amara ahora, Takamiya Kaito, era parte de él, como lo eran Yuuki e Ichiru. Todas esas personas habían dejado una huella dentro de él, y lo habían construido como el hombre que ahora tenía enfrente. Ellos estarían ahí siempre. Y él (Kuran Kaname) no se sentía parte de ese pequeño círculo de personas.

Terminaron de comer, levantaron la mesa y lavaron juntos los platos. Era de pronto como si esa convivencia fuera normal, como si lo hicieran del diario y fuera parte de su rutina viviendo juntos. Sí, sí, no vivían juntos y sólo habían dormido juntos una vez, incluso desnudos. Pero eso no significaba que hubiera pasado algo entre ellos, no había recuerdo ni evidencia de esa noche. Y quizás no volvería a pasar. Pero no quería quedarse con la duda tampoco.

Regresaron a la sala y prendieron la televisión para reposar la comida. Uno al lado del otro, con los hombros tocándose ligeramente, como el rose suave de un amante que no sabe si al tomar la mano de la damisela que pretende esta lo rechace. No decían nada y esperaban que el programa que estaban viendo fuera lo suficientemente interesante como para llenar el vacío de palabras que se gestaba entre ellos.

Fue entonces que Kuran Kaname habló.  Cuando Kiryuu Zero comenzaba a adormilarse, cuando sus ojos se cerraban  involuntariamente y el sopor clásico de después de comer invadía su cuerpo. Sólo entonces escuchó la voz del castaño, tímida e indecisa preguntando:

-¿qué pasó esa noche?

-¿qué noche?-preguntó cambiando de posición en el sillón esperando así despertar un poco más.

-esa noche en tu casa… dormimos en tu cama… desnudos… quiero saber porqué…

-¿No lo recuerdas?

El castaño negó.

-¿y porque no?-, Dijo el peliplateado cambiando de posición de nuevo, esta vez para mirar a su acompañante. Ya estaba despierto totalmente y la situación podía tomar un rumbo agradable- No estabas borracho, ni nada por el estilo.

-claro que sí-, dijo el castaño- tú me drogaste.

-¿¡ah!? ¿¿Yo??-Kiryuu Zero frunció el ceño- Para nada. Si no te di nada de beber o fumar, ni nada.

-Me besaste-replicó el castaño y el peliplateado superando la impresión inicial, sonrió.

-Oye gracias, es el mejor halago recibido jamás.

-¡no es un halago, idiota!-Kuran Kaname lo miró y se dio cuenta de lo cerca que estaba del otro-. Y no es divertido despertar en la cama de otro desnudo y sin saber por qué. ¿Tú lo recuerdas? Dímelo.

-Te lo dije al día siguiente-, dijo y apoyó la cabeza en el respaldo del sillón, mirando al techo.

-Dijiste que pasó lo que yo quisiera que hubiera pasado. Eso no es una respuesta, es una evasiva.  Dime.

Kiryuu Zero giró el rostro y lo miró-. ¿Quieres saberlo? ¿De verdad?

-¡Sí! ¡Sí quiero!

-De acuerdo.

Y antes de que Kuran Kaname pudiera hacer algo, el peliplateado tomó su rostro y le plantó un beso largo húmedo y arrollador, como siempre. Tan impulsivo y demandante que terminó resbalando por el respaldo del sillón hasta el asiento, con el peliplateado encima de él  a horcajadas sobre su cadera.

Sintió la embriagante lengua ya conocida recorrer su cavidad bucal sin que pudiera hacer nada. Era como caerse y no meter las manos, y  como rasparse la rodilla y disfrutar de quitar la costra, era un placer culpable, un deseo inexplicable. ¿Por qué tenía que ser así? ¿Por qué Yuuki había ido a darle esa noticia? ¿Por qué Kiryuu Zero demandaba de él más de lo que podía dar? ¿Por qué, sin embargo, él quería darle todo lo que pedía aunque no tuviera los recursos? Estaba seguro de que sus besos eran torpes y carentes de sabor, eran completamente diferentes a los que recibía. Era cobrar de más, era pagar muy poco. Y sin embargo, se aferraba a los hombros del otro y disfrutaba del calor del cuerpo que se rozaba contra el suyo.

Con la ropa puesta incluso, podía sentir la temperatura del otro difundirse por su piel, la presión de esas manos manteniéndolo a su lado. Era consciente del aroma de colonia y sudor mezclados que embotaban su cerebro, del hilo de saliva que escurría por la comisura de sus labios hasta su mejilla.

Se separaron ligeramente, buscando aire. Se miró en los orbes color amatista, y no se encontró más. Con el corazón desbocado y la sangre desbordándose por los capilares de su piel, tuvo la necesidad de llamarlo, la necesidad de no dárselo a nadie más. Ni a Yuuki ni al hijo que venía en camino (fuera de quien fuera). Quería decirle que su nombre se estaba volviendo importante y quería ser el único que lo conociera, el único capaz de pronunciarlo.

Y así, suave y sin casi aliento lo dijo, lo llamó y pidió más. Un suave y ligero susurró que causo estragos en el peliplateado. Quién se inclinó y esquivó los labios que le reclamaban para besarle mejor el cuello.

Eso también era nuevo, los besos siempre en los labios, no pesó que pudieran sentirse tan bien en otra parte. Los labios, lengua y dientes se adueñaron de su cuello y lo hicieron gemir. Al tiempo que él se aferraba más al otro cuerpo. No para sostenerse, si no para no dejarlo escapar. Era suyo, justo en ese momento, Kiryuu Zero era suyo y ese pensamiento lo sorprendió genuinamente. Acaso… ¿acaso eso era amor? Por qué si era así, entonces el peliplateado era el primero. Su primer amor.

Impresionado con su propio descubrimiento, empujó fuera de su cuerpo al peliplateado, obligándolo a sentarse de nuevo en el sillón. Se limpió la boca al tiempo que lo miraba jadeante. Kiryuu Zero lo miró también, y también jadeaba. Le gustaba, le gustaba Kuran Kaname y sabía que él le gustaba. Era una cosa que había surgido de la nada, se supone que debía odiar a ese tipo, pero nunca pudo hacerlo y no creía que pudiera odiarlo jamás.

En cuestión de etiquetas, aún no podía darle un nombre concreto, pero había deseo y curiosidad, cariño y aventura, era como cazar, como perseguir y ser alcanzado. Ese tipo de situación lo divertía y también lo ilusionaba. No le importaba estrellarse en el piso de nuevo, ya no tenía miedo a las caídas. A lo que temía era a no poderse levantar de nuevo  y al parecer esa vez lo había conseguido. Le gustaba mucho Kuran Kaname y sabía que él le gustaba a este. Así que no había mucho que decir, solo dejar que la corriente lo llevara. A veces eso era lo más acertado.

-¿qué sucede?-preguntó.

El castaño trago saliva y miró hacia otro lado.

-no me has dicho que pasó esa noche-, dijo- besarnos si sé que pasó.

Kiryuu Zero sonrió no muy seguro de lo que el castaño quería decirle. Pero no le importaba, interpretaría la situación como le vinieran en gana. Lo tomó de la muñeca  y lo empujó al sillón de nuevo.

-te lo mostraré-, le dijo abrazándolo, besándolo y dejando a sus manos (como si estuviera cegado) tentaran el cuerpo debajo.

El que estaba realmente ciego era Kuran Kaname, también él buscaba algo en el cuerpo ajeno, con más inseguridad, pero convencido de ello.  Con el corazón golpeándole el pecho dolorosamente comenzó a perder control sobre sí mismo. Cuando se dio cuenta, sus pantalones estaban por debajo de sus rodillas, y también los del peliplateado.

Los besos violetos le arrancaban suspiros de la garganta. Sin miedo ya. Dejó a sus manos deslizarse por la espalda aun cubierta por ropa del peliplateado, lentamente bajando hasta el trasero y acarició aquellas nalgas firmes y de piel  suave hasta la base, apretándolas entre sus dedos temblorosos.

Kiryuu Zero estaba realmente excitado, deseoso. El roce de sus miembros se recrudecía; húmedo, duro y caliente, así podía definir ese punto. Bajó una de sus manos y la internó entre las caderas unidas. Y lo tocó por primera vez. Sintió el estremecimiento ajeno, y disfrutó de ello. Con dedos hábiles y con experiencia tomó el pene erecto de su compañero y lo masajeó con cierta fuerza, como si quisiera que de entre el dolor hubiera placer o viceversa. Kuran Kaname se retorció y gimió muy fuerte, le gustaba esa forma dura y violenta con la que era masturbado, el dolor no sabía si existía, pero era quizás el placer lo que lo estaba volviendo loco. Era fuerte, era duro, y de pronto se vio en la necesidad de empujar dentro de la aquella mano que lo rodeaba.

El peliplateado sonrió y antes de continuar, se encargo de unir su miembro con el del otro. Frotándolos juntos, jadeando y buscando besos que se encontraban de forma estrepitosa. Sus labios se removían ansiosos, y sus dientes hambrientos provocaron un par de mordidas que les abrieron los labios. Probaron así, sin querer la sangre del otro y en lugar de que eso los asqueara tan solo incrementaba el placer recibido, la necesidad…

Sus penes calientes y duros se frotaban uno al otro con verdadera fruición. Cada roce mandaba oleadas y oleadas de placer traducidos en escalofríos. La piel opuesta, la humedad del otro, su dureza, en todo eso quería sumergirse y perder noción del mundo y sus problemas. Y entonces, se corrieron. El orgasmo nació de la base de sus testículos y los exprimió. Su semen se mezcló entre sus vientres;  y jadeantes, apenas capaces de respirar, y antes de caer inconscientes, compartieron un beso.

Notas finales:

Wola! Espero que les haya gustado... ehhaaa ya empezaron con sus pervertideces estos muchachos... jeje 

Hasta la proxima!!

                                                      continuará...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).