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Compartamos un beso por Aomame

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Compartamos un beso

"La Nueva"

Kuran Kaname se rascó una pompa por debajo del traje de baño, la arena se le había metido por debajo del mismo, la sintió  sobre su piel e hizo el intento de quitarla; sabía que cuando se bañara caerían como dos kilos de la misma sobre la coladera de la regadera. Pensó que quizás terminaría tapando la cañería.

Se encogió de hombros, realmente no le importaba, sólo estaría ahí un par de días, si algo así pasaba esperaba poder cambiar de hotel, de todas formas, no sería el primero ni el único con arena por todos lados, inclusive los más recónditos.

Kiryuu Zero llegó corriendo, derrapó para detenerse y lo bañó de una capa más de arena. Pero no le dijo nada, a esas alturas, ya no podía decirle nada, ni reclamarle siquiera. El peliplateado se sentó a su lado y le tendió un vaso de limonada deliciosamente frío, tampoco habló, se apoyó con una mano en la arena, mientras la otra sostenía su propio vaso de limonada y clavó su mirada en el horizonte.

El sol aún estaba en lo más alto y sus rayos incandescentes caían inclementes sobre sus pieles desnudas, en tanto las olas del mar lamian la playa una y otra vez.  Kuran Kaname desvió su propia vista del océano. Sin que se diera cuenta, en un solo instante, la tenía clavada en su acompañante.

No pensó que las vacaciones terminarían así, de hecho ni siquiera había pensado en salir de vacaciones. Quería quedarse en su departamento a holgazanear como todo un campeón, aumentar un par de kilos por comer comida chatarra y ver todas las películas que no había visto en todo el año. Ese era su plan, despertarse, comer, dormir, ver televisión, jugar en el Face, comer palomitas, ver más televisión, molestar a Aidou por el twitter, dormir otro rato, comer, dormir… y así, una sucesión  de actividades inútiles que por su capacidad de incapacitar lo cansaban de forma indecible.

Pero no, todos esos maravillosos sueños de flojera máxima se le vinieron abajo justamente hace unas horas, cuando Kiryuu Zero entró a su departamento haciendo uso de su llave, y con una sonrisa de oreja a oreja se le plantó  y le dijo:

-Nos vamos a Okinawa.

Pasmado,  Kuran Kaname (en pijama aún, con el pelo revuelto y baba en la comisura de los labios) sintió como el cereal que se había preparado para desayunar se caía de su cuchara, como masa pegajosa,  de nuevo al plato.

-¿qué?-le contestó con los ojos hinchados de tanto dormir o de no dormir nada, depende.

-vístete-, dijo el peliplateado- el tren sale en dos horas.

A lo que él sólo pudo responder:

-¿Qué?

-¡Vamos!-Kiryuu Zero lo tomó por debajo de las axilas, lo levantó de la silla, y lo arrastró de esa misma manera por el comedor hacia las recamaras. No me preguntes cómo, pero el peliplateado sabía dónde estaba cada habitación, aun sin haber estado ahí antes. Dejó a un amorrado castaño sentado en la alfombra de su propia recamara y se dirigió al armario, comenzó a sacar ropa que fue apilando en la cama.

El castaño lo veía trabajar, sacar y sacar cosas, pero él no comprendía qué diablos estaba pasando. ¿Okinawa? ¿El tren? ¿Dos horas? ¿Qué era todo eso de forma tan apresurada?

-Vamos, Kuran-escuchó la voz del peliplateado que lo sacudió por los hombros y le dio palmaditas en los cachetes-Despierta de una maldita vez o perderemos el tren.

-¿eh? Sí, sí-dijo  medio zombi y se puso de pie tambaleándose como uno-voy, voy.

Se encerró en el baño, se lavó la cara y  los dientes, se cambió de ropa y se peinó, y ni así acababa de despertar por completo. “En realidad” pensó “no es el fastidioso Kiryuu, debe ser una alucinación, debo seguir durmiendo” Pero cuando abrió la puerta, el fastidioso Kiryuu lo esperaba con una maleta hecha en la mano.

-Es hora de irnos.

Y así, de pronto, el escenario cambió. Se vio a sí mismo sentado en el Shinkansen  con su maleta en las rodillas, y el paisaje mutando a medida que avanzaba. Así sin más, fue arrastrado a un viaje donde holgazanear cobraba otra dimensión.

Se hospedaron en un hotel no muy lejano a la playa, habitaciones separadas, claro, pero que tenían una terraza compartida.  Dicha terraza tenía un sillón de mimbre tejido y cómodos cojines, una mesa de centro  y un florero de con rosas blancas y rojas. Podían acceder a él por las puertas de cristal corredizas de cada una de las habitaciones. Por supuesto, la vista del mar era perfecta desde ahí.

Todo, desde los boletos del tren, hasta las reservaciones del hotel, corrió por cuenta  del peliplateado. Sin rechistar, sin pedir nada a su acompañante, tan sólo abría la cartera y pagaba. Por supuesto para estas alturas, Kuran Kaname ya había despertado. Pasado la sorpresa y el enojo inicial se encontró con que no llevaba nada de dinero y que dependía por completo del otro. Sin contar con que su maleta era un lio espantoso, que de haberla hecho él sin duda jamás hubiera metido el suéter y los pantalones largos, mucho menos las pantuflas de peluche azul que le regalo su madre en navidad y que no había usado nunca porque eran horribles y vergonzosas, ¿Dónde diablos las encontró Kiryuu? Lo único decente que llevaba eran las playeras, unas sandalias y una gorra. Y no, tampoco llevaba traje de baño. Le reclamó al peliplateado y este, con su calma característica, encogió los hombros y levantó las palmas de las manos hacia el techo.

-No me hacías caso, de aquí a que despertabas hubiéramos perdido el tren.

-¡Me hubieras avisado al menos con un día de anticipación, maldita sea!!

-De haberlo hecho habrías puesto una excusa y no habrías venido.

Eso era cierto, pero…

-¡De todas maneras hubieras ido por mí y traído a arrastras!- le contestó.

-Sí, te ahorre la excusa-sentenció el peliplateado y dejó sin argumentos al castaño. Daba igual, las cosas no hubieran diferido de ninguna manera. El punto era que estaban ahí y ahora tenían que ingeniárselas para llevarse bien.

Lo primero que hicieron fue comprar un traje de baño para el castaño. Este refunfuñaba, mientras Kiryuu Zero, con las manos en los bolsillos de su propio traje de baño, caminaba a su lado por los muchos puestos donde vendían desde salvavidas y toallas, hasta recuerditos para regalar.

-¿qué tal este?-dijo el peliplateado mostrándole un traje de baño de hilo dental y de un chillante color rojo.

-¡¿Quién crees que soy?! ¡¿La reina de la noche!?

Kiryuu Zero frunció el ceño y miró el traje (tanga) de baño que colgaba inerte de su dedo índice.

-Yo pienso que te quedaría bien.

-¡AAAh cállate!- Dijo y le arrebató la prenda para aventarla después al montón de ropa- ¡No me pondré eso! Parece que te encanta molestarme.

Kiryuu Zero  no contestó, se limitó a sonreírle pícaramente, encogerse de hombros, cruzar las manos sobre su nuca y dar la vuelta para seguir husmeando entre las cosas.

“No parece” se dijo Kuran Kaname mirando receloso como el peliplateado levantaba los llaveros, que se pilaban en una esquina de la tienda, para verlos más de cerca. “No parece, ¡Le encanta molestarme!” Y claro que podía pensarlo. Lo había sacado de su letargo voluntario, obligándolo a viajar, a moverse, sobre todo a moverse. Y es que, ¿qué no merecía descansar del maldito estrés escolar cómo se le viniera en gana? No, tenía que ser arrastrado a donde ese cruel gusano albino lo deseara. ¡Terrorista de los haraganes! ¡Explotador de holgazanes! ¡Cómo lo odiaba!!

-¿Puedo ayudarlo en algo?-, le preguntó una empleada con una sonrisa en los labios

-ah, sí-, dijo sin despegar su vista del “gusano albino”-Quisiera un traje de baño… decente-agregó.

++++

-¿Contento?-, Kiryuu Zero caminaba unos pasos detrás del castaño.

Habían comprado el dichoso traje de baño (decente) color azul claro. Kuran Kaname caminaba a paso apresurado sobre la orilla de la playa, esquivaba las olas que alcanzaban a lamer la arena  y evitaba mojarse los pies. Al menos ya no tenía que llevar el pantalón de mezclilla de antes que lo hacía sudar y se le pegaba a las piernas. Pero no, no estaba para nada contento, no se sentía mínimamente feliz. Recordó su paquete de palomitas de microondas recién comprado en su alacena;  y su selección de películas para esa tarde… ¡Qué derroche de dinero!

Sin duda, no entendía a Kiryuu Zero. Actuaba siempre de forma tan impulsiva a veces, y a veces tan calmadamente, que nunca sabía qué demonios esperar de él. Y luego, ¿Por qué llevárselo a él  de viaje? ¿Y no a su hermano, a Kaito o a Yuuki? Yuuki, ahora que lo pensaba ¿qué pasará con Yuuki? ¿Ya le habrá dicho al peliplateado que esta…? No, seguramente no. De otra forma Kiryuu Zero no le hubiera pagado el traje de baño decente y lo hubiera obligado a ponerse el otro (de reina de la noche) a modo de venganza.

-Al menos ya no me estoy cocinando-le contestó- Pero ¿sabes? No puedes disponer de las personas y su tiempo como te dé la gana. Qué tal si tenía planes ¿eh?

-Mmmm-, Kiryuu Zero pareció meditarlo seriamente detrás de él- ¿tenías?

-Sí-. Dijo y volteó a verlo, pero no se detuvo.

-¿qué? ¿Tirarte de panza a ver televisión?

-¿y sí, sí, qué?

-Nada, es un buen plan. Me lo hubieras dicho antes.

Kuran Kaname se detuvo, no volteó. ¿Qué demonios significaba eso? ¿Acaso, Kiryuu Zero se hubiera tirado de panza a ver televisión con él? O más aún ¿lo que quería el peliplateado era pasar las vacaciones con él?

Kiryuu Zero se detuvo cuando su compañero lo hizo. Se le quedó viendo y adivinó que este tenía unos de esos viajes dentro de sus propios pensamientos. Con las manos entrelazadas detrás de su nuca dio un par de pasos. Liberó sus manos, se apoyó en los hombros del castaño, y de un brinco se le subió a la espalda.

-¡Ey! ¡¿Qué haces?!-dijo el castaño reaccionando de pronto y llevando sus manos hacia atrás para que su compañero no se cayera, sosteniéndole las piernas.

-Vamos, Kuran-, dijo el peliplateado, rodeándole el cuello con los brazos, y hablándole casi en el oído- esto puede ser divertido.

Kuran Kaname giró el rostro todo lo que pudo.

-¡¿y qué, tengo que darte un paseo de caballito?!

-¿Por qué no?

-¡así sólo te diviertes tú!

Kiryuu Zero se rió y sin que lo esperara (Kuran Kaname) le dio un beso en la mejilla.

-No seas aguafiestas-, le dijo con voz grave- eres fuerte ¿no? ¿Cuánto llevamos aquí parados, y me sigues cargando?

-Claro que soy fuerte-refunfuño el castaño, con las mejillas ardiéndole.

-eeha, ¡entonces vamos!-, dijo el peliplateado señalando hacia enfrente.

Kuran Kaname se rió y meneó la cabeza de un lado a otro.

-Idiota-, murmuró.

+++

Su plan era tirarse de panza a ver televisión, ya que se le negó, decidió tirarse de panza en la arena para tomar el Sol. Kiryuu Zero le insistió un par de minutos para que fueran a nadar pero se negó alegando que le dolía la espalda después del paseo que le dio. El peliplateado no se perturbó, entrelazó las manos detrás de su cuello, y  se apoyó en una pierna.

-Un día de estos haré que te duela la espalda de verdad-, le dijo- Bueh, yo si me voy a nadar.

Dicho lo cual se fue corriendo hacía la orilla del mar. Kuran Kaname se quedó unos segundos mirándolo, sin entender bien a bien qué diablos le quiso decir aquel genio de la insinuación. Se encogió de hombros, no quería saber, no quería saber. Saber era peligroso en muchos casos. Mejor así, en la ignorancia y ser feliz.

Extendió la toalla en la arena y se tumbó sin más en ella boca abajo. Sabía que no podía estar mucho tiempo ahí, o se quemaría de forma dolorosa, pero aún así estaba muy cómodo. En realidad no había sido mala idea. Kiryuu Zero estaba relajado y amable, incluso bromista. Se sentía mucho mejor a su lado ahora que antes, y aunque no se habían besado (bien, cómo dios manda) que, en teoría era la razón por la que él buscaba la compañía del peliplateado, no sentía que faltara tomar su lección diaria. Es más, esperaba que ese beso se diera de forma natural, sin forzarlo, eso sería bonito.

¿Bonito? Se incorporó y se sentó de forma formal sobre la toalla. ¿Desde cuándo pensaba que besar a Kiryuu era “bonito”? Es más, ¿desde cuándo había comenzado a calificar las cosas de “bonitas”? Se llevó las manos a la cabeza y se revolvió el cabello. Tanto besar a un hombre lo estaba volviendo raro.

Fue entonces cuando escucho unas risas femeninas, unas risas muy cercanas, acompañadas de una sola voz masculina. Una voz que conocía desgraciadamente bien.

Giró el rostro con violencia, y lo vio. Vio a Kiryuu Zero rodeado de muchachitas en bikinis de colores. Eran solo tres, pero a él le parecieron como veinte. Las chicas reían mientras el peliplateado les contaba algo e ilustraba lo que decía con movimientos de sus manos.

¡¡Era un gran y asqueroso gusano!! Ligando con chicas mientras él estaba tomando el Sol, era de no creerse. En su cara ¡En su cara! Le estaba pintando el cuerno ¡El cuerno!

Se levantó hecho un energúmeno y se acercó al grupo dando fuertes zancadas, dejando su huella profunda en la arena.

-¡KIRYUU!-le gritó.

El peliplateado levantó la vista por encima de las cabezas de las chicas, le sonrió y agitó su mano saludándolo.

-¡¿QUÉ CREES QUE ESTÁS HACIENDO!?

-ah, les decía que en el torneo de basque…

-¡ME IMPORTA UN BLEDO!-lo interrumpió y puso las manos en las caderas (como las madres cuando nos saben algo)

Kiryuu Zero lo miró impávido, las únicas asustadas eran las chicas, que, para enojo del castaño se arrimaron más al cuerpo del peliplateado buscando en él protección.

-ah-, dijo este, con calma, muy quitado de la pena- les presento a Kaname. Kaname ellas son: Mika, Yuri y Mio-dijo señalándolas a cada una con su respectivo nombre.

-¡ME IMPORTA UN BLEDO!-dijo el castaño de nuevo- ¡QUIERO QUE ME EXPLIQUES QUE DEMONIOS HACES!

-Platicar.

-¡PALTICAR MIS…!

-Kuran, cálmate-El peliplateado se adelantó y lo tomó del brazo. Pero Kuran Kaname se soltó y caminó hacia la playa.

Kiryuu Zero suspiró y se giró hacia las chicas.

-Los siento-, dijo- voy a ver que se trae…

-amm, Kiryuu kun-lo llamó una de ella- en la noche vamos a ir con unos amigos a Karaoke, si quieres venir… estaríamos muy felices de que fueras.

-gracias

-Es el karoke del centro, el que se llama “Barba Azul”-dijo otra chica casi gritando.

Kuran Kaname lo escuchó y sintió que un volcán estallaba en su interior, siguió su camino pisando más fuerte la arena. ¡Era el colmo! ¡El colmo! ¡El colmo!

El peliplateado le dio alcance, lo tomó del brazo y lo giró.

-¡Suéltame!-le dijo el castaño dando un manotazo.

-Bueno, ¿y a ti que te pasa?

-¿a mí? ¡A ti! ¡Me volteo CINCO MINUTOS y ya te ligaste a TRES tipas! ¡Eres… Eres un…un  #$%*!

Kiryuu Zero lo miró asombrado, Kuran Kaname jadeaba como si hubiera hecho mucho ejercicio, pero lo cierto es que estaba molesto como nunca en su vida. Al momento que soltó aquella grosería se dio cuenta de lo que pasaba, y era obvio que su compañero también lo había notado:

Estaba celoso y mucho.

-Oie…- el peliplateado intento acercarse, pero el castaño retrocedió- ¡Kuran!

El aludido corrió, y por supuesto que fue perseguido. Sabía que lo perseguían sabía que si se le acercaban iba reaccionar de no muy buena manera.

-¡Kuran, yo no estaba ligando con ellas!

-¡Claro qué sí!

-¡qué no! ¡Creyeron que era el salvavidas y me hicieron preguntas!

-¡Y yo soy idiota ¿no?! Estabas hablando de basquetbol, ¿eso que tiene que ver con un salvavidas?

-Bueno, luego me preguntaron otras cosas.

-¡No me importa! ¡No te me acerques!-Le advirtió girándose y señalándolo con un dedo- ¡Quédate ahí!

Para entonces Kuran Kaname ya había corrido lo suficiente para que el oleaje del mar le dificultara avanzar. Kiryuu Zero se detuvo, se quedó cerca de la orilla, el agua apenas cubría sus tobillos.

-¡También me preguntaron si venía sólo!-le dijo, pero Kuran Kaname parecía decidido a seguir avanzando- ¡LES DIJE QUE VENIA CON MI NOVIO!

Como si un rayo le recorriera de arriba abajo, Kuran Kaname se detuvo. Se dio la vuelta lento como un robot. A un par de metros, cerca de la orilla, Kiryuu Zero estaba de pie con las manos metidas en los bolsillos del traje de baño.

-¿Les dijiste qué…?-murmuró. Por supuesto que no fue escuchado. El peliplateado estaba esperando, o mejor dicho, esperándolo. Pero él no tenía respuesta, el hámster de su cabeza había caído de la rueda y lo dejaba indefenso. ¿Se atrevió a decir algo así? Cuando él se había acercado, lo presentó ante las chicas como si ya hubiera hablado de él.

-¡Kuran!-le gritó de pronto el peliplateado- ¡Kuran!

-¡Cállate!-le respondió, estaba intentando reanimar al hámster.

- ¡Kuran, regresa! ¡Kuran!

-¡Te digo que te cá…!

¡Blosh! Una ola enorme lo golpeó y derribó. Sintió como  lo sumergía y lo azotaba contra la arena, rodó por ella, y sintió que se ahogaba. Sin embargo, algo (que luego descubrió era alguien, ¡y qué alguien!) lo sacó de ahí jalándolo del cabello.

Kiryuu Zero lo abrazó, mientras él tosía como loco.

-Te dije que regresaras.

-¿qué fue eso?-dijo entrecortadamente- ¿Un tsunami?

-jeje, sólo una ola muy grande- dijo el peliplateado quitándole el cabello de la frente- ¿estás bien?

-Creo que sí… ¡Eres un bruto, porque me sacaste del cabello!

En fin, la pelea que siguió fue muy corta, Kiryuu Zero se rió un buen rato y después se ofreció a ir por algo de beber. Y es así como nos encontramos en el principio. Kuran Kaname se rascó una pompa debajo del traje de baño (de nuevo), tiene arena por todos lados debido a la “arrastriza” que le dio la ola. Y el peliplateado estaba sentado a su lado bebiendo una limonada, muy quitado de la pena. En tanto, él se muere de vergüenza, por la escena de celos, por haber sido rescatado de tan patética situación, por… saber algo, que ya sabía pero que no había concientizado.

Kiryuu Zero lo observó con detenimiento, el castaño evitaba mirarlo, y bebía su limonada como excusa para no pronunciar palabra. A él le daba gracia. Kuran Kaname era interesante. Y lindo en cierta forma. Esa escena de celos había sido épica, nadie le había reclamado así antes ni Yuuki, y eso que era una histérica.

En el brazo izquierdo, Kuran Kaname tenía una rozadura. Era una marca roja vertical que llegaba hasta el codo. El peliplateado estiró la mano y con un dedo la delineó.

-¿te duele?

Kuran Kaname se estremeció (lo más imperceptiblemente que pudo) y tragó saliva.

-N…No, me arde un poco, es todo.

-¿quieres volver al hotel?

-No, sí…No… Sí…

-Oh bueno, ya no entendí… decídete.

-Sí, sí, volvamos.

Regresaron y Kuran Kaname agradeció tener un poco de privacidad. Se bañaría, se cambiaría y se tiraría en la cama para buscar la manera de salir de esa. En primer lugar, deseaba escapar, regresar a la comodidad de su apartamento en las calles de Tokio y dormir como cien años para que al despertar no se encontrara con el peliplateado. Pero, no tenía dinero para volver, dependía por completo del otro. Era como si todo hubiera sido un plan perfectamente elaborado para mantenerlo cautivo. Y no lo dudaba.

Justo antes de entrar en su habitación, Kiryuu Zero lo detuvo del brazo y le sonrió de forma indescifrable y perturbadora.

-Cenamos juntos ¿verdad?  En la terraza a las 8.

Fue todo, lo soltó sin esperar respuesta y se metió a su habitación.

+++

++++

A las 8 en punto, Kiryuu Zero estaba sentado en el sillón de mimbre. Kuran Kaname lo vio apertrechado en su puerta corrediza, había olvidado que  era un reloj suizo andante. Tomó aire y abrió la puerta.

-Bienvenido-le dijo el peliplateado sonriéndole indescifrablemente (de nuevo).

Él cabeceó y se sentó en el sillón del otro lado; lejos del contacto físico que pudiera haber con su acompañante. Lo más lejos que pudo, prácticamente trepado en el brazo del sillón. Y Kiryuu Zero, por supuesto que lo notó, pero no dijo nada.

-¿Sigues molesto por lo de las chicas?-, bueno, en realidad si dijo algo.

-No-, ya no le importaba eso, le importaba su inestabilidad emocional disparada tan sólo por la presencia de aquel “gusano albino”.

-¿Entonces, por qué parece que me evitas? Ya te dije que no estaba ligando con…

-No es eso -, el castaño se relajó un poco en el sillón y aventuró una mirada hacia el otro lado-sólo me preguntaba… ¿por qué yo? ¿Por qué no tu hermano o Takamiya o Yuuki? ¿Por qué yo?

-Bueno, quería descansar… no puedo descansar con ellos a mi alrededor.

-¿Y conmigo sí?

Kiryuu Zero le sonrió como si le dijera “¿Y tú qué crees?” Pero para que no quedara duda se lo aclaro después con palabras.

-Sí

-¿por qué?

El peliplateado estiró su brazo por el respaldo del sillón, sus dedos alcanzaron las puntas del cabello de su compañero y los enredó en ellos.

-¿siempre has llevado el cabello así?

- lo llevé corto hasta la secundaria, ¿por qué?

-nada más. Se te ve bien. Se hacen unos bucles aquí abajo. A mí no queda el cabello largo, me veo como un vago.

Kuran Kaname se imaginó al “Vago” Kiryuu y la verdad no le desagrado para nada. Sonrió, se estiró también,  alcanzó un mechón de este y lo jaló hacia abajo con suavidad.

-No te verías mal… ni con barba-dijo y regresó a su lugar. Kiryuu Zero le sonrió y a diferencia de él, no apartó los dedos que seguían enredándose una y otra vez en su cabello todavía húmedo-Pero no me has contestado. ¿Por qué conmigo si descansas?

-¿No quitas el dedo del renglón, verdad?-Suspiró- ¿si te lo digo, no saldrás corriendo?

-No-, le contestó, más intrigado que antes.

-¿seguro, seguro, seguro?

-¡seguro!

Kiryuu Zero se corrió un poco, un lugar. Quedando así, más cerca.

-¿lo prometes?

-¡Diablos, Sí! ¡¿Qué crees que soy un niño?! ¡Dímelo!

-de acuerdo-suspiró de nuevo y Kuran Kaname sintió aquellas pupilas amatista clavarse en las suyas. Ya lo había notado pero, ahora podía disfrutarlos de cerca, eran unos ojos muy lindos, profundos, un océano color violeta.

-dímelo-, aquella mirada seguía siento indescifrable.

Kiryuu Zero se acercó un poco más, la mano que antes jugaba con el cabello castaño, ahora abarcaba toda la nuca, mientras que la otra mano se elevó lo suficiente para alcanzarle la mejilla. Kuran Kaname podía sentir como sus respiraciones se mezclaban.

Y pasó, recibió las palabras que no esperaba. Y cuando las escuchó el hámster en su cerebro se cayó de nuevo de su rueda; esta vez,  no por un rayo, si no por recibir un golpe de hormonas. En pocas palabras, su hámster quedó tendido en el piso, completamente drogado. Mientras esas palabras seguían ahí… esas palabras que salieron de los labios del peliplateado con una tranquilidad pasmosa.

-Me estoy enamorando de ti.

¡Bum! ¡Bum! ¡Bum! Su corazón latió con fuerza. ¡Crick! ¡Crick! Los engranes de su pensamiento se oxidaron. Había escuchado antes un “Creo que me estoy enamorando de ti” pero no era igual. No, porque las palabras del peliplateado excluían una: “Creo”.  Kiryuu Zero no creía estar enamorándose, estaba seguro. Muy seguro, tanto que la tranquilidad de su expresión era un reflejo de ello. No lo decía a la ligera tampoco, eso lo podía notar en la entonación que le dio,  una que deseaba ser clara, para evitar malos entendidos.

Podrás creer que todo esto duró una eternidad, pero en realidad, inmediatamente después de haber escuchado aquello, sintió el calor y la humedad de un beso. Un beso amable, tranquilo, un beso que le transmitía la personalidad del peliplateado, incluyendo sinceridad.

¿Y ahora? ¿Ahora como le decía que él estaba una rayita más allá? Es decir, si quitábamos el “Me” y también la ultima “n” de “enamorando” a la frase dicha. ¿Cómo decirle eso? ¿Cómo? Si nunca antes lo había dicho, y por supuesto, tampoco lo había sentido. Pero estaba seguro de ello, como lo estaba del beso que ahora recibía en completo estado de petrificación mental.

Kiryuu Zero se apartó de él y dejó en sus labios el cosquilleo de un algo que no deseaba que terminara. Le sonrió con aquellos océanos amatista y, regresó a su lugar en el sillón sigiloso y tranquilo. Kuran Kaname se dio cuenta que este no deseaba una respuesta, tampoco la despreciaría, pero no la esperaba.

Y como por arte de magia, justo en ese momento sonó el timbre de la habitación del peliplateado, evitando así un silencio largo. Kiryuu Zero se levantó y desapareció tras su puerta corrediza, poco después regresó con un carrito de comida. Había pedido servicio a la habitación.

-Llegó la cena-dijo con una sonrisa.

++++

Kuran Kaname se talló los ojos. Había amanecido, se escuchaban las olas del mar  a la distancia y hacía un poco de frío. Arrastrando los pies y bostezando salió a la terraza.

Kiryuu Zero se recargaba en el barandal con los antebrazos, le daba la espalda y hablaba por teléfono. Kuran Kaname se quedó de pie donde estaba. Dejó que su vista adormilada se posará sobre la imagen de su compañero, el viento jugaba con las hebras plateadas de su cabello y le abría la camisa sin abrochar dejando al descubierto su abdomen firme.

-Sí, sí-lo escuchó decir- ¿qué no puedes esperar?... ¿Por qué eres así?... ¿cómo?... Pues como una loca.

“Ah, habla con una mujer” se dijo “¿quién? Por lo de “loca” quizás era Yuuki”… Despertó de golpe por completo ¡Yuuki! Si era ella, significaba que le diría lo del em…emba… ¡ahhgg ni siquiera podía pronunciarlo! Quería detener aquella plática (aunque en realidad no sabía porqué), tenía que hacerlo. No quería que lo supiera todavía, no todavía.

-¿Tiene que ser hoy? Es que no estoy en Tokio-. Kiryuu Zero se dio la vuelta, descubrió al castaño, y le sonrió con naturalidad -. ¿En serio, no puedes esperar?... aja, aja… -El peliplateado rodó los ojos y le hizo una seña para que se acercara.

Kuran Kaname despegó los pies del piso y se acercó. El viento chocó contra su rostro y sintió como  despejaba su frente del cabello. Se detuvo a medio metro del peliplatateado y este estiró la mano para alcanzar la suya.

-Sí, demonios, sí te entiendo… No, no estés tan aliviada. Te costará. No tienes idea lo que has arruinado…no creo que con eso te alcance… Está bien, sí, te veo pronto.

Kiryuu Zero colgó al tiempo que suspiraba. Levantó la vista hacía el castaño y lo atrajo en un abrazo.

-Lo siento, Kuran-. Dijo- Tengo que volver hoy a Tokio.

-¿Por qué?

-Tengo que ver a alguien, necesita mi ayuda… ¿estás molesto?

-No, ¿por qué lo estaría?-Lo estaba, lo estaba, “alguien” arruinaba sus vacaciones, “alguien” que bien podía ser Yuuki-De todas formas no eran estos mis planes.

Kiryuu Zero se rió y deshizo el abrazo.

-También siento eso-. Dijo, pero Kuran Kaname sabía que no era necesario que lo hiciera.

Y así, se acabó el romance en la playa.

+++

Sin embargo, Kuran Kaname no iba a dejarlo solo. Si iba a verse con Yuuki, él quería estar ahí. Quería dejar claro que sea como sea él estaba ahí, entre Yuuki y el peliplateado. Siempre, como el amante que era, primero de uno y luego de otro. Cuando pensó eso se sintió extrañamente deprimido… En fin, cuando llegaron a Tokio en lugar de decir adiós dijo:

-Oye, mis planes eran ver películas y comer palomitas. Nada excitante como puedes notar. Pero… ya que también te arruinaron las vacaciones podemos verlas juntos.

Kiryuu Zero lo miró ligeramente sorprendido, pero pronto recuperó su estoicismo clásico. Asintió vigorosamente.

-Pero tengo que quedarme en mi casa. ¿Te molestaría llevarte tus películas y demás para allá?

-No, para nada.

Así  fue como hicieron una pequeña escala en el departamento del castaño. Y este como un bólido aventó su maleta en la cama, corrió a la alacena, sacó su caja de palomitas para microondas, y luego, corrió por los videos que estaban en algún lugar de la casa (eso le llevó más tiempo). Y como un rayo salió de su casa de nuevo para ir a la del peliplateado.

No estaba muy seguro de lo que iba a pasar, o quién era ese” alguien” pero lo averiguaría muy pronto. Justo en 5, 4,3, 2, 1…

-¡¡ZERO!!

Una masa de cabello plateado pasó a lado del castaño en cuanto pisaron el pasillo que daba al departamento de Kiryuu Zero. Esa masa de cabello era una chica que sin miramientos se colgó del cuello del otro peliplateado. Y no sólo eso. Para horror y/o estupefacción del castaño, esa mujer cubrió de besos el rostro de “su amante”.

-¡Quería verte! smuack, smuack ¡Te extrañe!

-Sí, sí- dijo Kiryuu Zero tomándola de los brazos y apartándola de su cuello, pero ella como sanguijuela trepaba de nuevo a su cuello.

En tanto, Kuran Kaname sentía que los celos regresaban iguales o peores que la última vez. Apretó los videos entre sus manos y escuchó un ¡Crack! (quien sabe que se rompió) y hubiera escuchado más ¡Cracks! Si el peliplateado no se hubiera quitado a esa lapa de una vez por todas.

-¡Basta Shizuka, me estrangulas!

Ella sonrió y lo soltó.

-Gracias, Zero-, le dijo- mis maletas llegaran pronto.

-¿Por qué no fuiste a casa?-, dijo al tiempo que abría la puerta del departamento.

-Está lejos

-¿Por qué no le dijiste a Ichiru?-. Los tres entraron.

-No, él y yo tenemos una pugna perpetua para obtener tu atención.

-¿No te da pena decir eso?

-Nop-, dijo ella sentándose en uno de los sillones de la sala- Sabes que te a-do-ro ¿ne?

Kiryuu Zero rodó los ojos y aventó las llaves al platito destinado para ellas.

-De todas formas él estaba aquí. Yo estaba de viaje.

-Pero ya sabes cómo es Ichiru. No es por nada pero es muy berrinchudo, ¿verdad?-, dijo preguntándole al castaño pero sin darle tiempo a responder- Necesita un novio/a con urgencia.

-¿Por qué no se la/lo buscas?-, dijo malicioso el peliplateado.

-ah eso no importa, lo encontrará pronto. Hay una belleza rubia en su futuro.

-¿ahora eres adivina?

-Noooo, me lo dijo una gitana en Francia.

-Ya.

El dialogo entre los peliplateados dejaba al margen al castaño. Empezaba a sentirse como un salero (en medio y solo). Kiryuu Zero se dio cuenta, no había sido su intención. Paró la perorata de la chica con una mano. Ella como un gatito amaestrado (si es que existe uno que al menos sea dócil) se calló y lo miró con los ojos brillantes.

-Shizuka, te presentó a Kuran Kaname.

-Hola-, dijo ella agitando su mano desde el sillón- Yo soy Shizuka, la hermana mayor de Zero.

“Hermana mayor” parecía ser la menor. El castaño asintió y saludo con una pequeña reverencia. No era más que una hermana… “¡Dios, que no sea como Ichiru!” pensó, no podría soportarlo… bueno apegada al hermano si era… ¿qué diablos tenía el peliplateado que sus hermanos lo amaban? Sí, sí, amaban.

-Estaba con él en Okinawa-, explicó el peliplateado- de vacaciones. Así que no sólo a mí, sino a él también le debes una disculpa, Shizuka.

-Sí, sí, lo siento-, dijo ella y bajo la vista.

-Y ahora-Kiryuu Zero tomó la mano del castaño y lo guió hasta el sillón donde ella estaba sentada- Vamos a pasar tiempo aquí. ¡No molestes!

-¡Aww que frío!-, se quejó ella- ni porque tu linda hermana vino a visi…

Se detuvo a la mitad de la frase. Y Kaname vio la expresión más aterradora que había visto en una mujer. Una sonrisa amplia se extendió por su rostro, y sus ojos brillaron de manera indescriptible, además, creyó ver una aura maligna detrás de ella, algo parecido al fuego.

-Ustedes-, dijo- Son pareja ¿verdad?

-Sí-, dijo Kiryuu Zero sin tapujos y logrando un mini-infarto en el castaño

-¿Estaban de vacaciones juntos?

-Ya te lo dije-. Kuran Kaname sintió que su compañero comenzaba a perder los estribos.

-Ya veo-, dijo ella y sus ojos brillaron más- Quiero saber una cosa.

-¿Qué?

-¿Quién de ustedes es el uke?

-¡Shizuka!

-¿uke?

Notas finales:

Wola! Espero que les haya gustado.

Ok. Shizuka me salio completamente ooc... pero así la quería! Es mi inner fujoshi jaja a ver si ella logra acelerar un poco las cosas, caray. Espero que no les haya molestado esta Shizuka. 

otra cosita, tengo ganas de interactuar algo con ustedes, pero no sé que... una votacióm, un juego con premio ¿que quieren? más importante ¿quieren?

Bueno, ahí me dicen

Hasta la proxima!!

                                    continuará...

 


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