Sangre Vongola
4.- Dulce y Delicioso
Narrado por Tsuna
¿Cómo es que llegamos a esto?
La mirada penetrante y fija de la persona frente a mí me pone nervioso
Hasta hace un momento estaba tomando un café con Yamamoto ¿qué pasó?
- Ohh si - digo recordando
Flashback
Por fin un momento de tranquilidad, Mukuro fue a una misión y el trabajo de hoy ha sido terminado, pero aun así, siento que olvido algo…
Toc toc. Se escucha que alguien toca la puerta de mi oficina
- Adelante
- Yo. Tsuna - entra Yamamoto con su típica cara sonriente
- Yamamoto - me levanto de la silla - ¿qué pasó?
- Necesito hablar contigo - me dice en su tono amable
- Claro ¿qué pasa?
- Bueno...
- Dame-Tsuna - entra Reborn interrumpiendo a Yamamoto
- Reborn
- Yo - lo saluda también
- Oh Yamamoto - lo mira sorprendido y luego sonríe de lado - ya veo que eres él primero
Los dos se miraron a los ojos, Yamamoto se puso serio y como si lo negara hizo un gesto de desaprobación
-¿qué es lo que quieres Reborn? - Me miró fijamente y luego miro a Yamamoto
- hay una misión importante y...¿porque no lo compañas? - se dirigió a él
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Aquí estamos, en la ciudad frente a un café en el que, según Reborn aquí se vende el café más delicioso de la ciudad
- vaya petición más absurda ¿un café? - Digo molesto
- Ja ja ja ese niño es muy exigente - de nuevo el despreocupado Yamamoto
Entramos y me sorprende lo bonito que es el lugar, no es una cafetería de lujo ni grande, pero las decoraciones y las pocas mesas que hay lo hacen ver acogedor. Noto que es un lugar viejo pero aun así la gente hace fila para uno de esos deliciosos cafés
- ¿Tomamos uno antes de irnos? - Sugirió Yamamoto
- No es mala idea - voy a la barra y pido lo más común - dos cappuccinos – la empleada prepara de inmediato mi orden y me lo entrega sin pasar siquiera cinco minutos
-cortesía de la casa, señor Vongola – me las entrega y agradezco su amabilidad. Vaya poder de la familia, a donde sea que vamos hay regalos así como rechazo de la gente.
-aquí tienes – le entrego uno de los cafés y nos sentamos en una mesa reservada para la familia.
- ahora podemos hablar – le digo mientras me siento
- Tsuna … - me mira fijamente, poniéndome un poco nervioso – a ti… ¿te gusta Gokudera?
- ehh? – Busca algo en mi rostro – ¿Qué…
- últimamente… al parecer… los sentimientos de Gokudera hacia ti han regresado
- … - lo miro asustado, ¡¡dios mío!! si él también se confieza ¿Qué hare?
- tu sabes que amo a Gokudera mas que a mí mismo – su irada se vuelve nostálgica, apretándome el pecho – lo único que quiero saber es…
- Yamamoto, yo sé que Gokudera de verdad te ama – lo interrumpo – no sé qué ha pasado, pero confía en el…
- Tsuna… - su mirada se vuelve cariñosa – entonces… si el se confesara de nuevo…
- imposible – respondo de inmediato, ya tengo suficientes problemas, piensa mi subconsciente
- ya veo – su mirada se llena de luz y agradecimiento – gracias – toma mis manos y las aprieta, un extraño sentimiento se apodera de mí, será que Yamamoto se ha vuelto más… guapo?
- no es nada – oculto mi vergüenza por pensar algo así y me suelto de su amarre
- gracias Tsuna, eres un buen amigo – nuestros ojos se topan y entonces siento que puedo entender porque conquisto a Gokudera… espera ¿qué estoy pensando?
Evito la mirada y poco a poco una sonrisa se dibuja en mi rostro.
-cálmate – me digo en voz baja, es solo que sus ojos tienen un verdadero sentimiento de amor, siento un poco de envidia por Gokudera
- Tsuna, tienes fiebre – busca mi rostro que tengo escondido, al parecer me había sonrojado demasiado
-estoy bien – maldita mi suerte y maldita mi virginidad, sonrojándome solo por verlo directamente a los ojos es tan patético. Pero entonces pienso, esa mirada de Yamamoto, ¿la tendrán también Hibari-san y Mukuro?
- ¡¡Yamamoto!! – una voz conocida entra a la cafetería gritando
- Gokudera ¿Qué haces aquí? – Yamamoto se levanta de su asiento y entonces veo como Gokudera-kun le suelta un golpe en la mejilla
- Go… Gokudera-kun – intento suavizar el problema pero al parecer ya no estoy en su campo visual
- ¡¡eres un maldito traidor!! – le da un nuevo golpe – ¡¡desgraciado!! – Uno más – ¡¡maldito Yamamoto!! – suelta unas lágrimas y luego sale corriendo, dejando un conmocionado lugar.
- Gokudera-kun – intento seguirlo pero la mano de Yamamoto me detiene
- yo iré – su mejilla se ve roja – es un asunto nuestro– y sale persiguiendo a su amado
Me quedo en shock, ¿Qué habrá pasado? Quizás… Gokudere-kun me había visto sonrojado y malinterpreto todo. Me siento de nuevo. También puede ser que… sea parte de mi Karma y por ende ahora mis amigos ¿están peleados?
-ughhh – tiro mi cabeza en la mesa – quizás yo sea el culpable de todo
- lo eres – veo una silueta a mi lado y al levantar mi cabeza encuentro a …
- Hibari-san – me levanto de mi asiento y enseguida puedo sentir mis mejillas quemar - ¿Qué haces aquí? – me mira fijamente y luego sonríe
- ¿estas acalorado? – dice evitando mi pregunta y lo miro confundido – tus mejillas están muy rojas – por inercia toco el susodicho lugar y me encojo de hombros
- es una cafetería, hace un poco de calor – abanico mi cara con la mano
- ya veo, ¿Por qué no vamos a otro lado? La gente está muy atenta a lo que hacemos aquí – volteo a nuestro alrededor y en efecto, la gente nos miraba atentos, como si estuvieran viendo una película
Fin del Flashback
Nervioso, completamente nervioso. Estamos en una Bakery, a Hibari-san se le ocurrió pedir una mesa privada y ahora estamos en un estrecho lugar, solos.
-¿Qué pedirán? – la amable camarera nos preguntaba con una sonrisa
- ehh… - busco con desesperación algo en el menú, pero no sé qué pedir
- dos órdenes de Tiramisú – dice un tranquilo Hibari-san, mientras regresaba el menú y entonces yo también lo hacia
- enseguida – la muchacha salía por la orden, dejándonos solos
Baje la mirada nervioso, los impenetrables ojos grises de Hibari-san veían todos mis movimientos.
-veo que no sales demasiado- interrumpe el silencio – estas muy nervioso – ¡diablos! Lo noto
- es solo que… - ¿qué pretexto podía poner? – la gente de hace un rato, fue un poco vergonzoso – rio como estúpido y luego de nuevo bajo la mirada al ver su expresión seria
- sigues rojo – recuesta su cabeza en su mano y me ve fijamente divertido – ¿aquí también tienes calor?
- u… un poco – miento, aunque él ya sabe la verdad, estoy nervioso y rojo por su culpa, quien podría olvidar el beso que me dio por la fuerza y su repentina confesión
- hmp eres un herbívoro divertido – sonríe divertido y mi corazón se detiene – ¿has pensado en una respuesta?
¡¡Diablos!! No tengo nada que decir aun.
-yo aún… es que… tú y Mukuro – me mira molesto, ¿ahora que hice?
- no menciones a ese cabeza de piña cuando estés conmigo – asiento asustado, creí – por su expresión – que me golpearía.
- lo siento – me disculpo aunque no sé porque
- aquí tienen – la mesera sirvió los postres y luego se fue
- come – me ordenó al ver que ni siquiera tocaba el tenedor
- si – empecé a comer tan delicioso postre, era verdaderamente delicioso y dulce
- ¿te gusta? – me pregunto mirándome atento
- es delicioso – meto un nuevo bocado a mi boca, pero Hibari-san sigue mirándome – ¿Qué pasa?
- solo me preguntaba si esto podría ser más dulce y delicioso– bajo su tenedor y entrelazo sus dedos recargándose en la mesa
- ¿dulce y delicioso? – Asintió serio - ¿Cómo? – lo mire curioso y el embozo una sonrisa, acerco sus dedos a mi boca y limpio un poco de helado que tenía en el labio. Luego lamio su propio dedo y me miro seductor
- dulce – dijo mirándome en todo momento. – ahora quiero probar lo delicioso - ¿delicioso? Mi cabeza no estaba funcionando y también solo estaba inmóvil
Me miró fijamente, me tomo por la nuca y me dio un beso, como la vez pasada metió su lengua. Podía sentir la danza de nuestras lenguas, arriba, abajo, a un lado, al otro, daban vueltas y vueltas, odio admitirlo pero es un buen besador. Sin separase de mi me levanto de mi asiento, y me abrazo por la cintura. Mi cuerpo comenzó a arquearse por la presión de Hibari-san sobre mi cuerpo, cuando me di cuenta ya casi estaba arqueado a noventa grados.
Soltó mis labios y sin dejarme mover, me hipnotizo con sus ojos, claramente pude ver lo mismo que había en los ojos de Yamamoto, y entonces me convencí, Hibari-san está absolutamente enamorado de mí.
-delicioso – susurro dulcemente.
CONTINUARA…