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AL FINAL DE LA NOCHE por Amaya Kurau

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Notas del capitulo:

 

Este capítulo quiero iniciarlo deseándoles lo mejor este año nuevo 2015 que ha iniciado. Espero que lo hayan pasado bien en las fiestas. Del país que sean, hasta allá les envío mis mejores deseos.

De la misma forma quiero ofrecerles mis más sincero agradecimiento a las personas que leen mi fic, en especial a: Mikimiki, trini, Sussi Ishida, Erza, LOLITACAT, Riona_Sagita, daisuke niwwa, VANE, anna yuridia, Lu-chan, MALIBU, LOLITA, Wendy, Valery1958,  NANACHAN, Mayurass501, Kitsuke neko Aya, mine, Juuri Kiryu, MIRIAM, wiizyy, Naros, MORINA, claudia, eris y persephone y yare kuran. Que me han regalado sus reviews.

Espero que no se me haya olvidado ningún nombre y estén todos escritos. A todas(os) muchas gracias de todo corazón por sus comentarios; uno o muchos, a mi cada uno me hizo feliz. Espero podamos seguir leyéndonos.

Pues bien, les dejo el capítulo nuevo, un poco flojo, lo sé, lo siento; pero las vacaciones y las fiestas no me dieron oportunidad de escribir mucho, espero subir el siguiente pronto. Hasta entonces.

 

 

 

Capítulo XIX  Arribo

 

Mientras andaba por aquel silencioso pasillo podía escuchar el resonar de sus pasos y a lo lejos, el suave murmullo proveniente de las instalaciones escolares cual si fuera una colmena.

Aún faltaban un par de horas para que finalizaran las clases diurnas, pero él tenía que reunirse con el director Cross, así que se dirigía hacia el lugar donde lo había citado.

Bajó las escaleras y se adentró por una de las veredas hacia el bosque. Escasas nubes adornaban el cielo y un suave viento veraniego golpeaba contra él. El sol, pese a estar cercana su puesta, aún era intenso; al menos para él como vampiro; afortunadamente los arboles a su paso lo ocultaban permitiendo que sólo pequeños rayos de luz dorada se filtraran a través de los resquicios de las ramas permitiéndole andar tranquilamente. Aun así, no podía evitar preguntarse cómo es que Zero podía tolerar vivir una vida diurna, exponiéndose constantemente al sol en su máxima intensidad. No es como que por ser vampiros fueran a convertirse en cenizas por solo exponerse; pero al ser criaturas nocturnas, el sol era demasiado luminoso para ellos al punto de llegar a ser doloroso y en ocasiones insoportable; y entre más bajo el nivel de poder, más difícil era siquiera exponerse un poco. Y aunque era cierto que había vampiros que desarrollaban cierta tolerancia, no sabía de ninguno que fuera inmune totalmente y menos uno exhumano.

Mientras pensaba en ello, Kaname siguió andando durante algunos minutos más hasta que dio con una puerta de madera en el alto muro. Una vez estuvo frente a ella buscó en uno de sus bolsillos y extrajo la llave plateada que el director le había entregado e inmediatamente se dispuso a abrirla.

No conocía ese lugar; pero al parecer era el reservado para el entrenamiento de los cazadores que asistían al colegio y por lo que el director le había dicho, había sido añadido durante la reconstrucción al igual que otras secciones en los terrenos de la academia. Salvo los jóvenes cazadores el resto de los estudiantes desconocían su existencia y por estar muy adentrado en el bosque, raramente se acercaban por ahí. Era en ese lugar donde Cross lo había citado, aunque no comprendía bien a bien el motivo.

Abrió lentamente la puerta y apenas lo hizo, el sonido de golpes secos y otros ligeramente amortiguados llegó hasta él. Miró a su alrededor, todo era jardín y el lugar despedía una sensación de tranquilidad mezclado con el aroma a flores, tierra húmeda y hojas degradadas.

El sendero adoquinado y la escalinata frente a él, estaban llenos de pequeñas ramitas, hojas secas y musgo que crecía entre las rocas en algunas zonas; pero los jardines parecían ser cuidados con mucho esmero. Comenzó a subir la escalinata serpenteante; ambos lados de ésta estaban adornados por altos arbustos de hortensias azules en plena floración. Era una vista hermosa y por alguna extraña razón sintió que estaba dentro de un santuario antiguo.

Dejándose guiar por el sonido incesante de golpes, siguió avanzado; y finalmente cuando un alto arbusto de hortensias dejó de obstaculizar su vista, pudo ver a Cross recargado de costado en una barda del jardín mirando al frente; quien apenas se percató de su presencia se giró hacia él.

-  ¡Oh! Kaname-kun, ya estás aquí - Kaien le sonrió ampliamente.

Él también sonrió, pero cuando se disponía a responder, un destello plateado a su izquierda atrajo su atención y le hizo girar el rostro. Casi un nivel por debajo de donde estaban ellos, se encontraba Zero, quien aparentemente estaba entrenando con un joven de cabello castaño claro. Sintió un golpeteo fuerte en su pecho como siempre que veía al cazador, pero no sólo eso, sino también cierta inquietud ante el hecho de que no había sentido su presencia.

Aun así, sin reparar en que el director lo miraba, continuó contemplando al cazador, quien tampoco parecía haber reparado en él. Los movimientos y ataques de Zero eran fluidos, armoniosos y certeros; por el contrario, el otro joven mostraba dificultad para poder mantener el ritmo, sus golpes eran menos precisos y en su ropa se evidenciaba que más de una vez Zero lo había derribado.

Precisamente en ese momento, el castaño, agotado y con el ceño fruncido, se limpiaba el rostro con el dorso de la mano y evaluaba su posición. Zero, sin un solo rasguño, se mantenía en guardia y se mostraba inexpresivo; lo cual parecía molestar más al joven ya que al recuperar el aliento y murmurar algo que sonó como una maldición; se lanzó de nuevo al ataque.  Esquivó el puño de Zero e intentó golpearlo con una patada lateral, pero éste la detuvo con la mano; al fallar dio un giro y golpeó con el puño pero Zero volvió a detenerlo, esta vez con el antebrazo y le hizo una barrida con el pie. El jovencito estuvo a punto de caer al piso de nuevo, pero con un rápido movimiento se alejó lo suficiente; sin embargo Zero no le dejó tiempo de recuperarse ya que volvió a atacarlo.

-  Ha mejorado mucho Kageyama-kun. – como si por primera vez se percatara de la presencia del director, Kaname se giró y lo miró desconcertado. Cross, que contemplaba a los jóvenes, había hecho ese comentario como si fuese algo demasiado obvio.

-  ¿Quién es él? – preguntó Kaname impregnando su tono de voz de un matiz desinteresado. El hombre simplemente sonrió.

-  Es Kageyama Satoru, el pupilo de Kiryuu-kun.

-  ¿Pupilo?, No sabía que Kiryuu-kun tuviera uno.

-  Si… Es algo normal. Mi hijo es el mejor cazador que existe, en algún momento tenía que elegir a alguno. En su tiempo yo tuve como pupilos a Yagari-kun y a Setsuna-kun  el padre de Zero. Yagari-kun tuvo como pupilos a Kaito-kun y a Zero-kun e Ichiru-kun.

Kaname miró de nuevo al jovencito que entrenaba con Zero. Por mucho era más joven; aun así, eso no impidió que sintiera cierta molestia hacia él, pues tenía en la mirada un brillo de admiración y respeto hacia su maestro.

-  Tiene bastante potencial – continuó Cross – y aunque espero que pase mucho tiempo antes de que Kiryuu-kun deje el cargo de presidente, ese joven bien podría ser un digno sucesor, además de que es un caso bastante especial.

Mientras Cross seguía hablando, repentinamente Satoru, que volvía a guardar su distancia de Zero midiendo sus posibilidades, se percató de su presencia y se giró hacia ellos con el ceño fruncido. En su mirada se reflejó inmediatamente cautela.

-  ¿Qué hace él aquí, sensei? – fue lo que Kaname le alcanzó a escuchar.

-   No te preocupes por él – Respondió secamente Zero, sin  mirarlos siquiera – está con el director, no es asunto nuestro, continúa.

El joven miró de nuevo a Zero y luego a ellos. Entonces sin más volvió a ponerse en guardia, concentrándose en su entrenamiento. Kaname sonrió al darse cuenta que Zero si se había percatado que estaba allí.

-  Es suficiente – dijo en voz baja Cross – vamos Kaname-kun, dejemos de interrumpir su entrenamiento, nosotros tenemos otros asuntos que atender. No falta mucho para que terminen así que Zero se nos unirá dentro de un rato.

Kaname miró al director entre sorprendido y desconcertado. Había sido precisamente Kaien quien lo había citado allí y ahora lo hacía parecer y sentirse como un intruso. Aunque si lo pensaban bien. El hombre debía haberlo citado ahí por algo. Antaño, cuando sucedía algo relacionado a Yuuki o que pudiera interesarle,  solía hacer lo mismo; ¿Quería  que conociera a ese niño? ¿Qué viera a Zero?, o ¿Por qué motivo lo había citado allí?

Dio unos pasos siguiendo al director y entonces cayó en  cuenta de algo.

-   Cross-san, ¿Por qué dijo que ese jovencito es un caso especial?

-   Uhmm… ¿yo dije eso? – Ahí estaba de nuevo aquel tono despreocupado. Kaname frunció ligeramente el ceño.

-   Si, lo hizo - recalcó.

-   Ah… pues veras – Kaien se detuvo y miró hacia los jardines -. Hace tiempo Zero estaba bastante renuente a tomar pupilos y… pero… Antes que todo… ¿Ese jovencito no te recuerda a alguien en especial?

-   ¿A alguien? – preguntó Kaname extrañado.

-   Si.

-   No, en realidad no.

-  Bueno, supongo que no. – había cierto deje de desilusión en la voz del director –  Es normal, no conviviste absolutamente nada con ella a diferencia de Yuuki-chan. Bien, pues ese niño  es el hijo de Wakaba Sayori.

Ante dicho nombre, Kaname recordó levemente a la jovencita amiga de Yuuki; tranquila, prudente, engañosamente tímida y bastante perceptiva; de piel moreno claro, pelo castaño acaramelado y ondulado.

-  La recuerdo – dijo mientras la imagen de aquella niña se hacía más nítida en su memoria - Pero ella no tenía ninguna relación con cazadores, ¿Se casó con alguno?

-  No. Pero ella siempre supo de la existencia de vampiros gracias a Yuuki; y compartió el secreto con su esposo Kaseumi. Ambos, creyendo en el sueño de coexistencia, le hablaron a su hijo sobre los vampiros. Además, cuando Satoru-kun nació, le pidieron a Zero fuera su padrino y él aceptó. Pasado el tiempo Satoru-kun comenzó a frecuentarlo a menudo, siempre con la vigilancia adecuada, claro. Sin embargo, un día sucedió una desgracia. Satoru-kun tenía diez años entonces. Fue a buscar a Zero sin avisar y fue atacado por un vampiro.  Quedó muy mal herido, casi al borde de la muerte. Si mi hijo no hubiese llegado a tiempo, ese vampiro lo hubiese matado…

    >…Ante la situación, en ese momento Kiryuu-kun, sin saber que más hacer, en su desesperación le dio a beber su sangre. Sorprendentemente con ello las heridas de Satoru sanaron, pero no sólo eso, también adquirió más fuerza de lo normal y un día sin más le pidió a Zero que lo entrenara como cazador y así, hace cinco años se convirtió en su pupilo…

Kaname no pudo evitar sorprenderse internamente por aquello. No tenía conocimiento alguno de que un vampiro ex humano tuviese esa capacidad. De hecho era imposible. ¿Cómo es que Zero lo había logrado?

-  Desde la perspectiva de mi hijo - continuó Kaien - ese vampiro que atacó al chico era uno de los que lo vigilaban a él y encontró su oportunidad de hacerle daño indirectamente. Recuerdo que mi hijo solía disfrutar mucho los ratos que pasaba con el niño, le llevaba regalos y jugaba con él. Por su parte Satoru-kun lo admiraba mucho y mostraba una actitud muy parecida a la de Yuuki de niña para contigo. Siempre esperaba ansioso las visitas de Zero y quizá ese día simplemente sin saber a qué se exponía, quiso ser él quien fuera a su encuentro.

-   Ya veo.

-  Desafortunadamente desde que aquello sucedió, Zero se volvió más solitario y no ha vuelto a entablar ninguna amistad o siquiera relación amorosa. Su círculo se limita a Yagari-kun, Kaito-kun, Satoru-kun y yo; y muy rara vez visita a los padres del chico aunque los mantiene siempre vigilados. Me temo que no quiere exponer al peligro a nadie más debido a su posición.

Kaname ante lo último dicho por Kaien, se detuvo y volvió la vista atrás. Los dos jóvenes seguían en su entrenamiento, pero por primera vez vio a Zero bajo otra luz. El cazador estaba casi tan solo como él, limitado por su posición ante la sociedad y por su condición de vampiro. Manteniéndose alejado de los demás, por temor a causarles daño.

-   Por cierto. A todo esto ¿Qué te parece este lugar? - Kaien que lo miraba de reojo y no había perdido de vista ninguna de sus reacciones, volvió a  hablar atrayendo de nuevo su atención.

-   Muy bello – dijo Kaname desviando su vista de Zero y mirando a su alrededor y luego sonriéndole a él amablemente - Pero antes de poner un pie dentro, creía que me había citado en el lugar de entrenamiento de los cazadores.

-    Ja ja ja, Kaname-kun ¿crees que te llevaría allí?, sería como meterte en la boca del lobo… - la voz de Kaien sonaba alegre y ligeramente irónica - mmmm o quizá sería al revés… bueno no importa… este lugar es muy especial.  Mi hijo ha puesto gran dedicación en este jardín; cada planta fue sembrada y cuidada por él… – Kaname abrió los ojos sorprendido por la revelación y volvió a mirar a su alrededor -  …más al fondo está una pequeña cabaña, pero  todo lo demás es jardín…, debiste haber venido aquí en primavera… lo único que no floreció fueron las flores de cerezo, pero le he dicho a Zero-kun que estoy seguro que la siguiente primavera lo harán.

-   Supongo que… no me sorprende que Kiryuu-kun haya creado este lugar, es muy bueno en todo lo que hace y sobre todo siempre se le ha dado bien el cuidar de otros  - el director sonrió de una extraña manera ante el comentario - ¿Dije algo malo Cross-san?

-   No… no… claro que no Kaname-kun, Vamos.

Ambos salieron finalmente del lugar cerrando la puerta tras de sí y emprendieron el camino de regreso al edificio principal.

-   Los alumnos diurnos ya deben estar de camino a los dormitorios del sol, después de todo hoy la clase nocturna no tendrá actividades.

-   Yo hubiese preferido que todo continuara con normalidad, pero fue Ichijou quien sugirió sería más prudente aguardar a Eyre Liam en la residencia de la Luna.

-   Quizás sea mi imaginación, pero no pareces muy alegre con su llegada.

-   Estoy confiando en la decisión de Kiryuu-kun. Como él dijo, somos aliados y debemos apoyarnos hasta descubrir que hay detrás de la decisión de ese sangre pura de asistir a la academia.

El director no dijo nada y continuaron su camino. Ya estaban en los jardines del área común cuando Kaien se detuvo de pronto nuevamente y se quedó mirando unas margaritas blancas que estaban plantadas a un lado en las jardineras. Su semblante había abandonado su tranquilidad de hacía unos minutos y se había tornado en uno de preocupación. Kaname se sintió inquieto ante el repentino cambio de actitud.

-  ¿Director?

-   Kaname-kun, yo… necesito pedirte un favor. –  el tono de voz del hombre también era de preocupación y eso lo desconcertó.

-   Dígame – dijo con seguridad.

-   Se trata de Kiryuu-kun – ante esto, Kaname sintió como su ritmo cardiaco comenzaba a acelerarse.

-   ¿Qué sucede con él?

El director guardó silencio unos segundos durante los cuales él sólo pudo escuchar el murmullo del viento en los árboles.  Después, girándose hacia él, Kaien lo miró directamente a los ojos.

-   Por favor, no lo abandones. Por favor, cuida de él. – Kaien hizo una reverencia a modo de súplica. Kaname sintió un nudo en el estómago y abrió los ojos con sorpresa – Sé que es difícil lo que te pido porque tú y él no se llevan bien, además de que pedirte que cuides de un cazador suena prácticamente ilógico siendo tú el rey de los vampiros;  pero por favor, hazlo por Yuuki y por mí.  Te lo suplico, cuida de Kiryuu-kun.

Kaname no supo que decir. No era como que necesitara de una promesa a alguien más para proteger a la persona que amaba, dado que ya lo hacía. Era simplemente que no había esperado escuchar algo así de aquel hombre.

No había conocido al Kaien del que hablaban las leyendas, aquel al que llamaban el vampiro sin colmillos, el cazador legendario. Sin embargo si sabía que bajo esa fachada de alegre ingenuidad y despreocupación, se ocultaba alguien poderoso capaz de enfrentarse a él.  Jamás hubiese creído que llegaría a verle suplicar y menos a un vampiro, no a él. Eso lo desconcertó.

-   Director yo…

-   Kaname-kun , escucharme por favor… – le interrumpió el director mirándolo de nuevo a los ojos –. Zero es el líder de los cazadores de vampiros y se ha ganado ese cargo a pulso; sin embargo no todos lo aceptan. Desde que se transformó eligió un camino difícil. Ser cazador de vampiros pese a ser uno también. Aceptando la carga que conlleva no poder pertenecer a ninguna de las dos especies. Protegiendo a los humanos incluso de sí mismo. Aborrecido por los vampiros por cazarlos y rechazado por los cazadores por ser un vampiro.

    >… Él se ha resignado a eso y ha estado solo desde hace mucho. Pero yo no creo que ese sea su destino; sin embargo ni Yuuki, ni yo pudimos realmente llegar al fondo de su corazón. Yo aún lo sigo intentando pues sé que él en el fondo desea desesperadamente algo a lo que aferrarse y que lo impulse a vivir, pero su vida ha estado tan llena de pérdidas, que se ha cansado.

    >… Por ahora lo que lo impulsa a continuar es lograr el objetivo de coexistencia, pero cuando eso se cumpla no sé qué sucederá con él. Kaname-kun, en el fondo de mi alma sé que quizá no sea correcto lo que te pido, pues es demasiado egoísta; pero ni Yagari-kun, Kaito-kun, Satoru-kun ni yo somos vampiros y llegará el día en que tengamos que marcharnos, si él no forma nuevos lazos… No me gustaría que se quedara completamente solo.

   >… No sé qué hacer, es mi hijo y quisiera que fuera feliz, que encontrara de nuevo el amor y no sé … soy un viejo, nunca tuve una familia propia, pero lo quiero como si en verdad fuera de mi sangre. Quiero que viva y que vuelva a sonreír desde el fondo de su corazón como la primera vez que lo conocí cuando aún era muy pequeño.

- Cross-san, ¿Por qué me lo pide a mí?

- Porque… - el director lo miró, guardó silencio unos segundos y luego le sonrió con calidez – …Hmmp… En realidad no lo sé. Supongo que confió en ti. Eres un vampiro sangrepura, has vivido y seguirás viviendo por mucho tiempo. No pretendo poner una carga sobre tus hombros pero creo que tú y él son parecidos y que lo puedes comprender, quizá más de lo que lo hemos podido comprender los demás; y también siento que están unidos de cierta manera. Sé que en el fondo  él te respeta y tú lo haces también con él.

-   Hmmp… - Kaname sonrió y levantó la mirada hacia el cielo. Estaba comenzando a oscurecer y sutilmente podían distinguirse las primeras estrellas – Lo haré… - dijo sin mas -. No se preocupe por él. Pero… no se lo diga Director, o de seguro lo golpeara por habérmelo pedido y a mí me asesinará antes de que inicie esa misión.

-   Ja ja ja… tienes razón.

La expresión relajada regresó al rostro del hombre y volvió a emprender el camino. En tanto él siguió a su lado.

Por su puesto que seguiré cuidando de él, pero no por usted ni por Yuuki, ni por nadie más, sino por mí, solo por mí; porque así lo deseo y lo decidí desde hace tiempo. Zero es mi razón de vivir y lo amo, y aunque él no me ame, yo jamás dudaré ni un solo día de mi existencia en protegerlo y velaré por él eternamente hasta que el mundo se convierta en nada. Pero si por alguna razón, antes el destino quiere que se convierta en polvo, cuando eso suceda yo me convertiré en polvo con él y si es verdad la creencia humana de que existe un lugar a donde las almas van después de morir, allá le seguiré y permaneceré a su lado  hasta que nuestras almas renazcan de nuevo.

 

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Pese a que el auto circulaba por las calles de la ciudad y él miraba a través de la ventanilla; era ajeno a la visión y sonidos de la vida nocturna que se desprendía de ella: luces intensas, personas yendo y viniendo presurosas, voces, sirenas de autos, etc. No, no prestaba atención a aquello; su mente divagaba en otros asuntos. Asuntos del presente y del pasado.

 

<<<<<<<> Flashback >>>>>>>>

 

-   ... Así que, si lo hago ahora, si me involucro, mi pregunta es ¿Qué obtengo yo?

-    Usted seria nuestro nuevo rey. Le juraríamos lealtad.

-    ¿Lealtad dices?, eso suena gracioso viniendo de alguien que está traicionando a su actual rey.

-   Pídanos lo que desee entonces… somos sus siervos.

-  Lo que yo desee… hmmp.

Liam miró a los nobles e internamente no pudo menos que sentir desprecio por ellos, eran cobardes e ingenuos, por no decir estúpidos; arrastrándose frente a él sólo por su propio beneficio. Ni siquiera estaban al tanto de quien era en realidad Kuran Kaname. Seguían creyendo que era un simple joven sangrepura.

Y aun así, en medio de aquellos vanos juramentos y  toda esa divertida situación, había algo que él tenía muy claro. No necesitaba piezas con las que jugar para lograr lo que quería, sabía a la perfección que Kaname por el momento no era rival para él ya que estaba demasiado débil.

Pero como él no era dado a la falta de elegancia y no podía negar que como a todo sangrepura, un poco de diversión le era tentador. Si los peones se ofrecían voluntariamente, que mejor que disfrutarlo y sacarles el mejor provecho, en especial si al usarlos podía hacer todo más interesante. Podría usarlos para sacar de en medio a Kaname sin ensuciarse completamente las manos.

-  Bien, bien, ¿quieren mi ayuda? la tendrán, pero sólo para sacar de en medio a Kaname…

-   ¿Qué… qué hay de Kiryuu Zero?- preguntaron los nobles nerviosos pero también lo suficientemente intrigados.

-  A él no le pondrán un solo dedo encima.

Los nobles se miraron los unos a los otros.

-   ¿Por qué motivo, mi señor?

-   Por uno muy simple… él es el precio que les cobraré por mi ayuda.

Liam sonrió, podía ver en sus ojos el desconcierto y tambien, casi inperceptiblemente, el asombro y el escándalo.

-   ¿Él?... mi señor… ¿Por qué él? – se atrevió a  preguntar el vampiro anciano.

-   No tengo porque decirles mis motivos ni ofrecerles garantía alguna de mi ayuda, simplemente ¿Lo toman o lo dejan?

Akira miró al resto de los nobles de nuevo, pero no aguardó una aceptación de su parte, recompuso su postura y miró a Liam.

-   Está … está bien mi señor.

-   Perfecto, entonces habrá que planear nuestro movimiento… pero primero tengo que ingresar a la Academia Cross y adentrarme en su círculo, así que tomará un poco de tiempo… Pero cuando llegue el momento… les haré saber cuál será su papel en la caída del rey.

 

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Liam sonrió, esos nobles se habían marchado aparentemente tranquilos y conformes, aunque él sabía bien que en el fondo no era de esa manera. Aun así le complacía comprobar que estaban bien conscientes de su nivel inferior frente a él. Sin embargo, no podía evitar preguntarse si hubiesen actuado de la misma manera si supieran que para él no eran más que peones que, una vez que sacara de en medio a Kaname, desaparecerían.

La sonrisa en sus labios se hizo un tanto más siniestra, luego se reacomodo en su asiento y miró al frente. Acababan de cruzar el puente y comenzaban a ascender por el ancho camino adoquinado y serpenteante que llevaba a la academia Cross.

Pasados unos minutos, después de girar en una curva, finalmente las altas torres de la academia quedaron al descubierto a su derecha. La luna de fondo resplandecía en el despejado cielo igual que aquel día hace miles de años, cuando visitó este mismo lugar, el lugar donde ella se había sacrificado por los humanos.

En ese entonces no había podido acercarse demasiado; las defensas de Kaname y de ella misma se lo impidieron. Pero a la distancia pudo distinguir que no había más que chozas alrededor del gran lago. Tuvo que pasar más de un milenio para que los muros de lo que ahora era la Academia Cross comenzaran a cimentarse, y actualmente, el lugar ya era una construcción imponente y antigua; la primera sede de los cazadores, protegida por sus encantamientos; pero también la primera y verdadera morada que tuvo ella en su nueva forma y a donde él continuó sin poder acceder por mucho tiempo. Sólo Kaname podía llegar hasta ella y el motivo de eso era tan simple que le hacía hervir la sangre.

 

<<<<<<<< Flashback >>>>>>>>

 

La puesta de sol se encontraba cerca y los pétalos de flor de cerezo bailaban a su alrededor. Ella se encontraba de pie frente a uno de los enormes árboles y con las palmas de las manos hacía arriba permitía que varios de esos pétalos se posaran en ellas.  Él se la quedó observando unos segundos, inmóvil, hasta que ella repentinamente habló.

- Has vuelto – dijo con voz suave y sin mirarlo.

- Si, he reunido la información que deseabas. – respondió acercándosele.

- Gracias Liam – ella sonrió sutilmente mientras levantaba su vista hacia lo alto del árbol.

- Me… me han dicho que has traído a alguien nuevo.

- Si, se llama Kaname. Hace mucho tiempo que le conozco, pero sólo hasta ahora ha aceptado unírsenos. – el tono de su voz era desinteresado.

- Ya veo, eso quiere decir que también es como nosotros, es decir, como tu y yo.

- Mmm… creo que no hay mucha diferencia entre su edad y la mía, yo soy sólo un poco más antigua. Pero en cuanto a poder, él es más fuerte.

- Entonces ese rumor de que lo han visto desmayarse…

- Hmmp, graciosamente es cierto, pero se debe a que se niega a beber sangre.

- ¿Qué?, ¿entonces cómo puede sobrevivir?

- A veces bebe de animales y cuando se siente al límite toma pequeñas cantidades de humanos, pero siempre se siente demasiado culpable por ello.

- ¿Por transformarlos?

- No, él no los transforma. Hasta antes de venir conmigo fungía como médico en una pequeña aldea humana al norte, los cuidaba y velaba por ellos, pero también algunas ocasiones usaba su poder para hacerlos dormir y  extraía un poco de su sangre mediante métodos humanos. Pero al final se han dado cuenta de su condición y lo han echado.

- Hmmp, pues no es para menos. ¿A quién se le ocurre vivir entre humanos?

Liam sonrió con cierta suficiencia, pero esa sonrisa desapareció al instante de mirarla. Ella tenía una sonrisa cálida en los labios que nunca había visto y un brillo extraño en sus ojos mientras miraba uno de los pétalos de cerezo que tenía en la palma de su mano. Por alguna razón sintió celos hacia aquel desconocido.

 

/////////////

 

- ¿Es verdad?  - dijo alzando la voz mientras detenía de golpe al caballo y se apeaba. Ella se giró hacia él – ¿te diriges al norte?

- Si – dijo ella con tranquilidad y se volvió nuevamente hacia su caballo blanco para seguir ajustando la silla.

- ¿Por qué?, Me han dicho que Kaname está por atacar.

- Si, lo hará, pero confió en que estará bien, yo por ahora  tengo que viajar al norte y contener al ejército enemigo y también tengo otros asuntos que resolver allá.

- Entonces déjame ir contigo.

- Ya me habías dicho que te dirigirías al este a proteger la frontera y Kaname también lo sabe. Has eso por favor, entre más frentes tengamos cubiertos, más posibilidades tendremos de frenar su avance; además  creí que tenías asuntos con los Hiou y por eso te habías reunido con ellos.

Liam abrió los ojos por la sorpresa de que ella  supiera  eso, pero no dijo nada al respecto.

- No son importantes ahora, por favor déjame ir contigo.

- ¿Y tus investigaciones?

- Aún no he logrado resultados precisos pero podré continuarlas aunque vaya contigo.

- No Liam, has lo que habíamos planeado. Yo estaré bien. Si tan solo pudiéramos obtener resultados de esa investigación en específico, podríamos contrarrestar  el daño que han causado los sangrepura.

- Lo haré, te prometo que lograré resultados.

- Gracias – ella se acercó a él y acarició su rostro; luego se giró hacia su caballo. Pero antes de que montara, él la detuvo sosteniendo su brazo

- Yo… yo te amo…

- Liam…  - ella por un instante  se tensó, pero luego se volvió y lo miró con cierta  tristeza.

- Lo sabes ¿no es así?... aunque yo nunca te lo haya dicho abiertamente, sé que lo has sabido desde hace mucho, sé que sí. Yo te amo y no deseo en mi vida nada más que el que me permitas estar a tu lado.

- Liam, yo… lo siento… pero…

- Comprendo – sonrió con cierta amargura -  Kaname ¿no?… hmmp, lo temía. Pero aun así no pienso rendirme, alguien que no puede dejar de odiarse a sí mismo por lo que es, no puede hacerte feliz. Yo quiero estar contigo toda la eternidad, todo lo que hago es por ti, únicamente por ti,  así que no me rendiré…  cuídate ¿quieres?... yo esperaré a que regreses… siempre… siempre lo haré…

 

////////////////

 

- ¿Mi señor?... ¿Qué sucede? – Liam pareció no escuchar que lo llamaban. Se había quedado estático y el mensaje que recibió y que había terminado de leer cayó al piso.

- ¿Mi señor? – le volvieron a llamar.

- Largo… - dijo con voz temblorosa. Nadie se movió, entonces él los miró; los ojos le centellaban en carmesí - ¡¿No escucharon?! – les gritó – ¡Les he dicho que largo… déjenme solo!!!!

Todos lo miraron sin comprender, pero esos ojos y el aura que comenzaba a emanar de él los hizo abandonar la estancia al instante. Al quedarse solo cerró los ojos y apretó los puños con fuerza. Al instante toda su energía brotó de él. El fuego en la chimenea se apagó de golpe, los cristales estallaron y  las paredes se fragmentaron; pero él desapareció antes de que  todo comenzara a  venirse abajo.

El papel que había caído al piso revelaba la letra de Kaname y  un mensaje corto.

<< Ella tenía otros planes. Tomó mi lugar y lo hizo. Ahora yo llevaré a cabo sus deseos. Guiaré a la nueva gente y terminaré con ésta guerra. >>

 

<<<<<<<<< . >>>>>>>>

 

Suspiró y dejó de lado esos recuerdos. Si bien no podía evitar pensar en ellos cada que ponía un pie en este lugar, sabía de ante mano que debía ignorarlos si quería que su plan resultara.

El auto finalmente se detuvo al pie de la escalinata principal. Shion bajó de el e inmediatamente abrió su puerta para darle paso. Él sin más descendió al instante y entonces lanzó una mirada a la reja en lo alto.

Sabía que  una vez que cruzara esas puertas su plan daría comienzo. Un juego entre vampiros sangre pura, un juego en el que él tendría que ser más inteligente que su oponente; pero también un juego en el que se debería mover rápido antes de que Kaname siquiera sospechara algo y optara por recuperar sus fuerzas. Aunque cierto era que no estaba intranquilo por eso, ya que sólo había una forma de hacerlo y estaba seguro que de momento no era una opción para el castaño. Después de todo, para un sangrepura había cosas que no cambiaban, ni siquiera después de miles de años y Kaname cargaba con unas muy peculiares: la culpa y el odio a sí mismo.

Si, tanto tiempo odiándose y por ello soportando el hambre al borde de la inanición, y luego la culpa por la muerte de ella y por lo que causó después, que lo llevaron a la desesperación haciéndolo optar por el sueño eterno; y al despertar involuntariamente, continuar con ese mismo odio que hasta ahora no había hecho más que llevarlo nuevamente a rechazar alimentarse. Si, él lo sabía, actualmente Kuran Kaname no era más que un líder débil y vencerlo no implicaría gran dificultad, es más, estaba seguro que Kaname en el fondo deseaba eso, siempre había sido así, ella sólo lo ató y lo obligó a seguir cuando él ya se odiaba por lo que era y no deseaba continuar. Pero lo hizo y en cambio ella murió,  y él, Liam Eyre, perdió su luz. Y por eso lo odiaba.

Sin embargo si era honesto, no le preocupaba en sí que Kuran recuperara o no su fuerza, lo que lo tenía de cierta forma ansioso era que usara a Kiryuu Zero para ello. El que Kaname lo deseara podría ser un aliciente para fortalecerse a fin de protegerlo y si realmente lo amaba, no necesitaría tanta sangre para recuperar su poder, la de Zero supliría en mucho la necesidad,  pero si bebía de él también podría suceder que su deseo por el joven fuese demasiado que terminase devorándolo. Como fuera,  él no podía permitir que eso sucediera, Zero tenía que ser para él. Su cuerpo, su sangre y su poder, tenían que ser suyos y Kuran tenía que morir finalmente.

 


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