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AL FINAL DE LA NOCHE por Amaya Kurau

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Capítulo XXI. Invitación y dudas


 

Era mentira. Todo lo que le había dicho al director era mentira. Como también era mentira lo que le había dicho a Kaito, a Takuma y también a él. Incluso era mentira lo que se decía a sí mismo. No lo odiaba, no podía; por más que lo había intentado, por más que lo había deseado, por más que lo había dicho en voz alta.

No odiaba a Kuran Kaname aunque había sido el principal causante de muchas de sus pérdidas, prácticamente todas. Sin importar que los perpetradores hubiesen sido otros, él había estado manipulando los hilos desde las sombras. Él le había quitado todo lo que amaba y la vida que hubiese podido tener.

Sus padres, su humanidad, su hermano y Yuuki. Cada vez que pensaba en ellos estaba seguro y sabía que debería odiar al vampiro y que debió haber acabado con su existencia desde un principio cuando tuvo la oportunidad, pero algo en él no debería ir bien, pues por más que se había esforzado, hasta ahora no había conseguido odiarlo lo suficiente como para hacerlo. Y por el contrario, había comenzado a desarrollar cierta atracción hacia el sangrepura.

No era ningún tonto como para no haberse dado cuenta de eso ya. Pero era demasiado molesto y  desagradable sentir aquello, que prefería ignorarlo. No quería ser como los demás vampiros que sienten la inminente necesidad de doblegarse ante un sangrepura y besarle los pies. Él había podido resistirse a base de voluntad, pero al parecer eso ya comenzaba a no poder ser posible.

Desde que dejó que Kuran bebiera su sangre sabía perfectamente que estaba creando un vínculo con él. No sabía casi nada de los vampiros pese a ser uno, pero había leído algo al respecto en los registros de la asociación y también lo había sentido. Ese vínculo les permitía ser más sensibles el uno al otro; y en su caso, al ser de clase inferior, disminuía la posibilidad de hacerle algún daño al sangrepura. Aun así en ese momento no le había importado ya que lo había hecho por Yuuki, por lo que le prometió;  y porque  según esa información ese tipo de vínculo sólo afectaba las acciones y se fortalecía cuando el intercambio de sangre era mutuo y continuo, de lo contrario tendía a desaparecer. Supuestamente tenía que haber sido así, incluso creyó que había ocurrido. Por eso le desconcertaba el hecho de que fuera todo lo contrario, de que cada día que transcurría parecía que el sangrepura ocupaba un espacio mayor en  sus pensamientos.

Estaba confundido, demasiado; pero si era honesto, no tenía mucho caso seguir negándolo. Esos treinta años en los que no supo nada de Kuran, estuvo tranquilo aunque había veces en que el sangrepura aparecía en sus sueños en situaciones extrañas y vergonzosas. Esto no había durado mucho y con el tiempo esos sueños habían desaparecido. Ahora, no sólo estos habían vuelto, sino que cada que lo veía a él se sentía incómodo y cuando se encontraba cerca, aunque no lo viera, se sentía ansioso. Por ello se había repetido en más de una ocasión que tenía que odiarlo, que debería odiarlo. Incluso se lo había dicho a todos con la esperanza de que a base de escuchárselo decir se convirtiera en realidad.

 

Zero suspiró sonoramente mientras mantenía la vista clavada en las llamas oscilantes de la chimenea; las cuales arrancaban destellos dorados de su pelo y le proporcionaban una tonalidad más cálida a su piel.

Las sombras que danzaban en las paredes le daban un aspecto lúgubre a la estancia y por la ventana se filtraba un suave viento nocturno que agitaba las largas cortinas.

Aguardaba sentado en el sofá, con el brazo apoyado en el soporte y con la mejilla recargada sobre el dorso de su muñeca. Estaba esperándole y mientras lo hacía pensaba en muchas cosas. Pensaba en el pasado, en el presente y en lo que estaba a punto de hacer. Y por más que le daba vueltas al asunto,  sabía por demás que era estúpido, siendo él un cazador, estaba consciente de la infracción que cometería. Muchos incluso lo consideraban un tabú.

Si bien no era la primera vez que lo hacía, la perspectiva de permitirlo hoy por alguna razón lo ponía nervioso. Hace años lo había hecho por Yuuki. No se arrepentía, pero el suceso había sido mantenido en secreto para evitar que eso afectara su situación como cazador de vampiros. Y ahora estaba dispuesto a hacerlo de nuevo y no quería pensar en las consecuencias.

Miró el reloj de la pared, ya era casi medianoche. La supuesta bienvenida ya debía de haber terminado. Sin duda Ichijou le había dado el mensaje. Entonces ¿Por qué no venía?

En lo personal el sangrepura no merecía su ayuda y era cierto que él era el menos indicado para proporcionársela; en especial cuando le profesaba su abierta antipatía. Sin embargo algo le impedía dejarlo. Independientemente de que Kuran fuera un maldito manipulador y todo lo que hiciera sólo fuera en su beneficio, aun así el recuerdo de que había hecho lo mismo por él en el pasado, aun cuando podía fácilmente haber prescindido de él, parecía ser más fuerte.

Desde hacía días había visto diferente al vampiro, pero sólo hasta hoy se percató que se debía al hecho de que se estaba esforzando demasiado por ocultar la condición en que se encontraba. Y por alguna razón nadie de los suyos parecía haberlo notado. Quizá era porque Kuran no quería que lo supieran, sin embargo él si se había dado cuenta y sabía que el sangrepura no podía seguir así por más tiempo.

Volvió a mirar el reloj. Cada minuto que pasaba la ansiedad lo invadía más y más. Sabía que esa sensación también se debía en parte al resurgimiento de su vínculo con el vampiro, a causa de haber bebido nuevamente su sangre. Eso sin duda hacia que su decisión le causara más conflicto de lo debido. Desde que eso había ocurrido pensaba más seguido en él y era más consciente de su presencia, así como de todas las veces que éste lo miraba. Eso lo alteraba, lo incomodaba o lo hacía sentirse nervioso y que su corazón latiera rápido.  La única forma que había encontrado para evitarlo era ignorándolo o rehuyendo su presencia aunque eso lo hiciera sentir un cobarde.

Lo más sencillo para él en su momento fue y hasta hace unas semanas seguía siéndolo; el culpar de todo al dichoso vínculo, de esa atracción y de no poder odiarlo. Sin embargo, el hecho era que si lo pensaba con detenimiento, muchos de esos sucesos que lo obligaban a "odiarlo" habían ocurrido antes de que él dejara que Kuran bebiera su sangre, incluso, antes de que él mismo bebiera por primera vez la sangre del vampiro y ya desde entonces no podía odiarlo realmente. Por tanto no servía de mucho culpar a algo que ni siquiera entendía, porque no era así. En cuanto a la tracción, explicarse eso era aún más complicado pues ni siquiera sabía bien a bien cuando había surgido.

Toda esa situación sin duda era muy molesta. Tenía semanas pensando en lo mismo y todavía no podía hallar una clara explicación a lo que le sucedía y a todas sus interrogantes.

Aunque por otro lado también era cierto que bien podía mandar todo al diablo y dejar las cosas como estaban, marcharse de ahí y olvidarse él. Pero entonces pensaba en Yuuki, en su sueño, en la promesa y en que si Kuran continuaba así, la alianza que tenían se debilitaría y la situación de la academia se vería afectada. Al final de cuentas era por ellos dos que se podía mantener y llevar a cabo el proyecto de coexistencia; incluso le había dicho al vampiro que eran aliados y a su padre, que estaba dispuesto a trabajar hombro a hombro con él para lograr el sueño de la joven.

- Maldición –. Susurró entre labios.

Sin duda todo era una estupidez. Estaba en una encrucijada y lo sabía. Quizá en primera no debió haberle dicho a Ichijou nada. Quizá se había precipitado. Pero es que nunca había visto a Kuran tan débil y eso también lo incomodaba.

Y ahora estaba ahí, aguardando a que apareciera. No sabían bien a bien que le diría pero tenía claro que tenía que hacer.  Ayudar a quien por mucho tiempo fue su enemigo y ahora era su aliado. Ayudar a  un sujeto que pertenecía a los seres que más despreciaba, vampiros sangrepura.

En un acto reflejo, Zero se llevó una mano al cuello. Era difícil sin duda; aunque los años habían pasado, él aún no podía superar lo que había sucedió con su familia ese día nevado hace treinta y seis años; y le era muy difícil olvidar todo lo que le sucedió después.

Desde que fue mordido por Shizuka sintió que su vida había dejado de pertenecerle, había perdido su humanidad y se sintió como un ave a la deriva, completamente solo. Pero cuando lo conoció a él aquella noche en casa de Cross, sintió que eso no era verdad y que ya había visto antes a Kuran Kaname. Sin embargo aquella impresión había durado tan poco, pues al darse cuenta que era un sangrepura se sintió tan sobrecogido por su presencia y la sensación que lo invadió fue tan sofocante que instintivamente lo atacó.

Esa mirada tan directa sobre él lo había desequilibrado. Su aroma era parecido al de Shizuka, por ello supo que era un sangrepura, y quiso desquitar en él todo lo que ella le había causado. Quizá por eso también lo rechazó desde el primer momento, no podía aceptarlo, si lo aceptaba era como si aceptara su misma condición y no, no podía hacer eso.

Con el paso del tiempo, en más de una ocasión se enfrentó a varios sangrepura, en especial con él; y aun sabiendo que el vampiro era superior, no había dudado en hacerlo. Siempre había querido borrar su existencia, sin siquiera saber a ciencia cierta por qué. Sólo dejándose guiar por el hecho de que era un sangrepura igual a Shizuka; y cuando quiso aceptarlo al menos un poco por Yuuki; el mismo sangrepura se encargó de que esa idea fuera completamente desechada, pues se dedicó a usarlo como a un peón y manipuló al máximo su vida. Cuando se enteró que él fue el causante de todo su dolor, sintió que algo se rompió  en su interior y sólo esa vez, en ese momento, lo odio, realmente lo odio. Pero ahora que lo recordaba, ese día la mirada del sangrepura en vez de mostrar su acostumbrada altivez, reflejaba tristeza.

Pero, ¿Qué buscaba en realidad con eliminar u odiar a Kuran Kaname? Lo había pensado últimamente en más de una ocasión. La respuesta  quizá en su momento fue venganza, pero ahora que lo pensaba, quizá en  realidad era libertad.

- Buenas noches Kiryuu-kun.

Zero se sobresaltó ante el sonido de esa voz. Era él, finalmente había llegado y no se había dado cuenta de ello.

- Kuran… -. Dijo tratando de sonar tranquilo, mientras se incorporaba girándose hacia él.

Kaname se encontraba parado cerca de la ventana, portando aún el uniforme blanco de manera impecable. Su semblante y porte lucían igual que siempre, regios y elegantes; sin embargo sus ojos tenían un brillo que descoloco un poco al cazador.

- Ichijou acaba de darme tu recado, dijo que querías verme. ¿Qué sucede?

Después de todo lo que había estado pensado, ahora las ideas parecían embotadas en su cerebro que no supo que decir. Además no sólo era su mirada, también la voz del sangrepura tenía un matiz que le era difícil descifrar. Y por primera vez, desde que volvió a ver al vampiro, sintió temor, pero no sabía exactamente a qué.

- ¿Kiryuu-kun? –. Kaname ladeo ligeramente la cabeza e insistió con voz ligeramente aterciopelada.

- Si… le pedí que te lo dijera… -. El vampiro continuó mirándolo y no dijo nada. Era claro que aguardaba a que él continuara. Zero inconscientemente tragó saliva y prosiguió. – Kuran, desde hace días me he percatado que no te encuentras bien.

El sangrepura abrió los ojos con sorpresa, pero casi un segundo después frunció el ceño.

- No sé de qué hablas.

- Lo sabes perfectamente -. Esta vez la voz de Zero resonó con más fuerza. Le molestaba que pese a que era obvio, el sangrepura lo negara haciéndolo ver como un idiota. - Al principio creí que era mi imaginación pero ahora sé que no lo es. Los sentidos aturdidos, la debilidad y la sed. Conozco bien esos síntomas.

- Yo… -. Por primera vez Kaname no sabía que decir. El joven lo miraba directamente y con el ceño fruncido.

- Tú y yo somos aliados, ¿lo recuerdas?

- Siempre lo tengo presente.

- Entonces también sabes a la perfección que la condición en que te encuentras no es muy favorable, en especial con un sangrepura que acaba de ingresar a la academia.

- Estoy bien, soy un sangrepura, puedo manejarlo.

- Lo dudo. Disculpa, sé que eres el todo poderoso Kuran Kaname, pero estoy seguro que Eyre se ha dado cuenta de las oscilaciones en tu energía desde que estuvo aquí por primera vez. Yo lo hice, aunque no fue sino hasta hoy que me percaté hasta que punto era grave lo que te sucedía. Cuando estuviste viendo nuestro entrenamiento llegó un momento en que ni siquiera podía sentirte, incluso el sol estando ya por ocultase te molestaba. Y cuando más tarde me dirigía al despacho del director, pude sentir intensamente tu presencia y también el esfuerzo que hacías en contenerte. No estás bien Kuran, estas demasiado débil. Cuando te enfrentaste a Eyre me di cuenta que probablemente en ese momento él era más fuerte que tu y cuando te cuestioné al respecto no lo negaste. Creí que era temporal, pero si ese día me hubiese dado cuenta hasta qué punto estás mal. No hubiese aceptado que él ingresara.

- ¿Para eso me citaste aquí? -. Kaname volvió a fruncir el ceño -  Está bien, lo admito. Pero como te he dicho, no es algo de lo que tengas que preocuparte. Puedo manejarlo. Así que no tienes que preocuparte por la decisión que tomaste.

- ¿Manejarlo has dicho?, ¿Ah sí?, ¿Cómo?, ¿Con tabletas de sangre?. Se a la perfección que son inservibles cuando la sed es demasiada… -. Zero hizo una pausa esperando que lo que había dicho provocara alguna reacción en el sangrepura, pero Kaname no dijo nada y tampoco lo miró directamente, así que en silencio inhaló profundamente. – Kuran,  necesitas beber sangre.

La última frase fue soltada de manera directa. Kaname abrió los ojos y miró a Zero como si no comprendiera.

- Kiryuu, no…

- Lo siento, pero no es una posibilidad o una sugerencia, sino un hecho.

- Hmmp… debes estar bromeando –. Kaname sonrió con inocencia. – Joven prefecto, ¿Acaso me está proponiendo que infrinja las normas de la academia?

- Si –. Ante la respuesta Kaname dejó de sonreír y lo miró con cierta incredulidad. Zero inhaló profundamente nuevamente. Sin duda se arrepentiría de los que estaba por decir y hacer. – Kuran, no puedes beber de ningún alumno humano, y si tus subordinados no te han ayudado es porque no saben nada al respecto… Así que… supongo que… puedes beber mi sangre.

Las últimas palabras resonaron en ambos, pero ninguno dijo nada, Kaname al parecer estaba procesado la información, preguntándose quizá si había escuchado bien. Zero intentaba minimizar la sensación de opresión en el pecho por lo que había dicho al tiempo que no podía evitar sonreír internamente, era la primera vez que veía al sangrepura completamente desconcertado.

- ¿Por qué?... -. Después de unos segundos esto fue lo único que atino a preguntar el castaño. - ¿Por qué permitirías algo así?.

- ¿Por qué?… -. Zero dudó un instante mientras miraba a los ojos del sangrepura. - Porque lo necesitas y lo sabes. Ambos somos aliados y no me convienes en estas condiciones.

Al final Zero fue directo y firme con sus palabras. Luego, ante la atenta mirada del sangrepura, abrió un poco más su camisa a fin de que su cuello quedara más expuesto y para no sentirse más incómodo, desvió sus ojos del castaño.

Kaname podía sentir su propia respiración agitada, y su corazón comenzado a latir con fuerza. Zero le estaba ofreciendo su sangre. Era la propuesta más inesperada y tentadora que hubiese podido recibir. Y estaba feliz, sumamente feliz. Y por supuesto que quería, lo deseaba más que a nada en el mundo. Pero el joven se equivocaba en algo. No necesitaba beber sangre, era su sangre en específico. La sangre de la persona que amaba.

Miró al cazador de pies a cabeza. El fuego de la chimenea lo hacía lucir aún más hermoso y  sensual. Comenzó a sentir como su mandíbula dolía, tenía la terrible necesidad de extender sus colmillos.

Su aura empezó a elevarse mientras se acercaba al joven. Era excitante el hecho de no tener que atacar para obtener ese preciado elixir llamado sangre, pero lo era aún más el hecho que fuera Zero quien lo ofreciera.

Por su parte, Zero comenzaba a sentirse aún más ansioso, su cuerpo parecía querer traicionarlo y comenzar a temblar. ¿Era miedo acaso?, no estaba seguro. Estaba ahí parado, prácticamente ofreciéndose al sangrepura y podía sentir como Kuran luchaba por no abalanzase sobre él. Instintivamente buscó la sensación de su arma contra su costado. Ahí estaba su compañera. Quizá la necesitaría ya que podía sentir la necesidad del sangrepura aumentar a cada momento.

Kaname se acercaba a él. Sin proponérselo retrocedió unos pasos y chocó contra la pared junto a la chimenea e inconscientemente cerró los ojos. Kuran estaba débil y eso aumentaba su necesidad, sin duda no se detendría. Sin poderlo evitar tragó un poco de saliva.

Al sentir al sangrepura frente a él, demasiado cerca; pudo escuchar los latidos de su corazón, o  ¿eran sus propios latidos? no estaba seguro. Es más, ya no estaba seguro de nada. En ese instante la imagen de Shizuka acudió a su mente. Shizuka sonriendo y luego clavando sus colmillos en él. El recuerdo del dolor también acudió. Instintivamente levantó las manos para poner distancia pero Kaname las sujetó con las suyas y las llevó a cada lado colocándolas contra la pared. El corazón de Zero latió más rápido.

Yo… ¿Qué estoy haciendo?... yo, debería odiarlo. Él me quitó todo, fue su culpa… entonces ¿Por qué lo estoy dejando hacer esto?

- ¿Estás seguro de esto? –. Como si Kaname pudiera leer su mente, le susurró al odio.

Una descarga eléctrica recorrió su espalda antes de poder responder.

- Si… lo estoy, después de todo fui yo quien lo sugirió.

Kaname sonrió entonces y se acercó a su cuello. Había percibido el sutil tremor en la voz del cazador y eso lo excitó aún más.

Zero hacía un enorme esfuerzo por no temblar. El recuerdo de Shizuka había revivido el trauma de su conversión. Sus padres muertos, las grandes manchas de sangre en el piso. La sonrisa de la sangrepura con su kimono empapado por su sangre. 

Después de esa ocasión, solo tres veces habían bebido de él. Lo había hecho de nuevo Shizuka cuando se reencontraron, esa ocasión el miedo lo había embargado, pero el pensar en lo que había perdido y lo que le quería hacer a Yuuki lo hizo olvidarse de el. Después fue la misma Yuuki quien también lo hizo y él había luchado por contener el miedo para que ella no se percatara, su amor por ella había ayudado. Después había sucedió con Kuran y también lo había hecho por ella. La pena y tristeza que sentía en esa ocasión habían nublado el miedo. Pero ahora era diferente; le estaba ofreciendo su sangre a su peor enemigo, al ser que debería odiar y por libre voluntad.

Kaname rozó con suavidad su lengua por el cuello del cazador y entonces fue consciente de que el joven temblaba.

Yo debería odiarlo, odiarlo, ¿Por qué no puedo?... ¿Qué es lo que en verdad siento?.

Sin poderlo evitar Zero mordió su labio inferior a fin de controlarse. Pero lo hizo tan fuerte que la sangre comenzó a brotar.

Kaname al percatarse de lo que sucedía sonrió con ternura, se alejó un poco y miró al cazador. Pudo ver, aunque el joven tenía el rostro vuelto hacia un lado para darle mejor acceso a su cuello, que sus ojos estaban cerrados con fuerza. También tenía los puños apretados al punto que los nudillos se veían blancos. Era evidente que estaba haciendo un gran esfuerzo para dejarlo beber. Aun así era hermoso y ese pequeño hilo de sangre deslizándose por su mentón hacia su cuello era demasiado tentador. Pero no podía hacerle daño a Zero, no más. El recuerdo de aquella pesadilla que había tenido aún permanecía en su mente.

Entonces su sonrisa se volvió triste al igual que su mirada. Se inclinó y deslizando suavemente su lengua por la piel, limpió lentamente la sangre hasta llegar a los labios del joven. Ahí hizo una pausa, dudando; quiso alejarse, pero entonces en un arrebato lo beso. Pudo sentir como Zero se tensaba más, si es que eso podía ser posible; pero no luchó por apartarlo.

En cuanto a Zero, al sentir los labios del Kaname sobre los suyos se sobrecogió y no supo que hacer, aunque inconscientemente entreabrió los labios. Era una sensación cálida y de cierta forma extrañamente conocida y deseada, tanto que no pudo abrir los ojos y simplemente lo dejó hacer.

Kaname se acercó más a su cuerpo y mientras lo besaba, suavemente capturó entre sus dientes el labio inferior del joven llevándose con ello las últimas gotas de sangre que fluían de él.  Eso sería lo único que tomaría de Zero, no podía hacer más aunque lo deseara, no podía hacerle daño.

- Lo  siento Zero… -. Susurró entre sus labios. - No es necesario que hagas esto.  Te prometo que estaré bien… Después de todo no es sangre lo que necesito.

Ante estas últimas palabras Zero abrió los ojos de golpe, solo para darse cuenta de que el vampiro ya no estaba.

Por unos segundos se quedó ahí, tenso y sin atreverse a mover. Hasta que finalmente dejó escapar la respiración contendida. Fue entonces que se llevó los dedos a los labios y un intenso rubor se instaló en sus mejillas.

¿Me besó?... ¿Kuran me besó?

¿El sangrepura lo había besado?... No, no era eso, estaba loco. Él sólo había tomado la sangre que había brotado del labio que él mismo se había lastimado. No podía haberlo besado.

Caminó hasta el sofá y se dejó caer pesadamente en el. Luego, llevándose ambas manos hasta el rostro se cubrió. Su corazón estaba latiendo con fuerza en su pecho, tanto que dolía; y su pulso acelerado resonaba en sus oídos.

Frunció el ceño. Sin duda Kuran debería pensar que era poco serio. ¿Qué rayos había hecho? ¿Estaba dispuesto a darle su sangre aun cuando todavía no había superado ese trauma?. Él sin duda se había dado cuenta y por eso se negó a hacerlo. Vaya inutilidad.

No podía odiarlo, pero tampoco podía ayudarlo. Había dicho que no podía tener consideraciones con él y al final de cuentas había sido el sangrepura quien había sido considerado, o ¿sería acaso que se burlaba nuevamente de él?

 ¿Por qué no puedo odiarlo? , debería poder hacerlo. Cada vez que recuerdo todo siempre hay dolor y resentimiento. En más de una ocasión le apunté con mi arma ¿Por qué nunca fui capaz de disparar?, ni siquiera pude hacerlo cuando supe que él fue el causante de todo mi dolor. Sólo esa vez, sólo esa estoy seguro que lo odie. Pero no pude dispararle. No pude. Sé que no fue porque Yuuki me detuvo, había algo más. No era la sangre de Kuran dentro de mí, no era eso, era algo más. Y ahora mi corazón está latiendo con fuerza.

El recuerdo de los labios de Kuran sobre los suyos regresó y volvió a hacerlo estremecer. De la misma forma la última pregunta que acudió a su mente mientras aguardaba a que Kaname lo mordiera, también lo hizo.

- ¿Qué es lo que en verdad siento? –. Se cuestionó a sí mismo y a la soledad de la estancia que lo rodeaba.



 

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Se alejó del lugar hasta llegar a la cerca que marcaba los límites de la academia. Se sostuvo en el tronco de un árbol y se recargo en el cerrando los ojos. Su corazón aún latía con fuerza y muy rápido.

- Hmmp… -. Sonrió, aunque con cierta amargura. 

Había estado tan cerca de beber de Zero; pero era claro que el joven tenía miedo. Pudo verlo y pudo sentirlo, estaba haciendo un gran esfuerzo para ayudarlo y luchaba por contenerse para no salir corriendo. Por eso no sabía si estar feliz o no por lo que había pasado.

Le dolía que conscientemente Zero le tuviese miedo y le guardara rencor; pero también le hacía inmensamente feliz que pese a ello el joven hubiese estado dispuesto a dejarlo beber su sangre y no sólo eso, sino también que lo hubiese podido besar y no fuese rechazado, eso significaba que no lo odiaba, al menos no como él temía.

Posó el dorso de su dedo índice sobre sus labios y sonrió de nuevo. Al menos de eso último no se arrepentía. Sentir de nuevo sus labios había sido en verdad maravilloso. No hubiese podido volver a borrar eso de los recuerdos del joven. Ya le había borrado los recuerdos de aquella noche juntos y eso aún le dolía demasiado.

No sabía que haría realmente a partir de ahora, quizá cuando se vieran de nuevo el joven lo golpearía, pero en este momento no le importaba; si lo hacía igualmente estaría feliz. Habían estado tan cerca, y había podido escuchar los latidos del corazón de Zero. Eso casi lo desarmó por completo y estuvo a punto de hacerlo flaquear.

Afortunadamente aún le quedaba la suficiente voluntad como para alejarse de él. No podía hacer nada para dañarlo, se lo había prometido a sí mismo. No volvería a dañar a Zero por nada del mundo y sólo viviría para protegerlo.

Abrió los ojos y miró el despejado y oscuro cielo. Su garganta dolía mucho. Apenas habían sido unas gotas las que bebió, insuficientes para satisfacer su sed, pero las necesarias para enloquecer sus sentidos.

Lo  siento Zero… No es necesario que hagas esto.  Te prometo que estaré bien… Después de todo no es sangre lo que necesito.

Era verdad, tenía que estar bien. Le había mentido a Zero diciéndole que no necesitaba beber sangre pero lo cierto era que sí. Pero era la de él al que deseaba. Sin embargo a estas alturas tampoco podía garantizar su autocontrol, si volvía a estar cerca del joven  no podría contenerse y su voluntad talvez no sería tan fuerte, no quería hacerle daño como en su sueño; ese era el mayor de sus miedos.

Podía pedirle a Ichijou, a Aidou e incluso a Ruka que lo ayudaran, pero tampoco quería involucrarlos, si alguien más se daba cuenta de su debilidad muchas cosas podrían suceder y no estaba dispuesto a poner en riesgo la tranquilidad de la academia ni la seguridad de los alumnos humanos.

Suspiró profundamente. La única posibilidad para que nadie se enterara, era esa y de solo pensarla ya era muy desagradable, sin embargo no tenía opción. Tenía que cazar. Hace miles de años que no lo hacía. Pero, por Zero haría cualquier cosa, sólo esperaba que no se enterara.

Sin pensarlo más, sus ojos brillaron en carmesí. Colocó su mano derecha casi en contacto con la cerca, pronunció unas palabras en lenguaje antiguo y entonces se escuchó una ligara vibración. Luego tomando impulso saltó al otro lado y se alejó adentrándose en la profundidad y espesura del bosque.

Notas finales:

Hola, creo que he roto record de publicación, nunca había publicado dos capítulos en menos de una semana.


Y como nunca me canso de agradecerles sus comentarios, esta vez lo hago de nuevo; y por cierto, nunca imagine que llegaría a casi cien reviews. Muchas gracias.

No se que tal este este capítulo, lo escribí muy rápido. el otro tardara lo normal que son como veinte dias aprox.

Cuidense mucho. Hasta pronto.


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