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AL FINAL DE LA NOCHE por Amaya Kurau

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CAPÍTULO XXXII

Separación

 

El cielo cargado de nubes grises que amenazaban con una terrible tormenta;  los arboles sin hojas cual figuras siniestras alzándose impasibles en medio de aquel desolado lugar y las lapidas a sus pies crujiendo al más sutil de sus movimientos. Nuevamente se encontraba allí.

El ataúd negro estaba frente a él, liberado de las raíces del gran sakura; pero a su alrededor no estaban ni Yuuki, ni Ichiru; tampoco estaban esas dos sangre pura, ni aquel lobo.

Miró nuevamente el ataúd, parecía estar silenciosamente esperando ser abierto. Eso es lo que tenía que hacer, por eso lo había extraído debajo de las raíces; pero, ¿Por qué dudaba ahora?

Tocó con suavidad la tapa y deslizó sus dedos por ella. Entonces sintió una presencia justo tras él. Casi pegada a su cuerpo. Pero no se giró para comprobar de quien se trataba, ya que una mano de largos y finos dedos se posó sobre la suya y entrelazó sus dedos con los suyos.

-   No tienes por qué hacerlo –. Le susurraron al oído. Conocía esa voz. El estremecimiento que su sonido le provocó le hizo girarse sólo para encontrarse con el dueño, Kaname; quien sin soltarlo lo miraba directamente con los ojos carmesí y una expresión triste.

-   ¿Tu?, ¿Qué haces aquí?

-   Estoy aquí por ti.

-   ¿Por mí?

-   Si…  

Kaname se llevó entonces la mano del joven a su pecho. Zero pudo sentir claramente el latir del corazón del vampiro y eso lo hizo estremecerse de nuevo.

-   No comprendo.

-   Estoy aquí porque tú así lo quieres. Por eso te digo que no tienes por qué hacerlo. Tú no necesitas lo que hay dentro de ese ataúd.

Dicho eso Kaname posó la otra mano en la mejilla del cazador y se acercó dispuesto a besarlo. Zero entreabrió lo labios para aceptarlo.

-   ¿Por qué no dejas que sea él quien juzgue si lo necesita o no?

Kaname levantó la vista y miró al intruso con molestia. Zero intentó girar el rostro para ver a quien había dicho aquello, pero Kaname lo detuvo y no se lo permitió; y le hizo que volviera a mirarlo a él a los ojos.

-   No lo necesitas Zero. Tú sólo me necesitas a mí, como yo sólo te necesito a ti.

.

.

.

Abrió los ojos de manera repentina. Los primeros rayos del sol se filtraban ya por la ventana.

De primera instancia la luz lastimó sus retinas de sobremanera, por lo que se llevó un brazo al rostro y se cubrió los ojos.

Últimamente eso sucedía con mayor frecuencia. Cada día tenían que pasar varios minutos hasta que sus ojos podían adaptarse a la luz. También se sentía un poco más cansado aun en días nublados; y en cuanto a su piel, bueno, estaba seguro que ya no podría pasar mucho tiempo expuesto al sol sin que sufriera alguna lesión.  Por lo que temía que llegara el momento en que no pudiese andar a plena luz del día sin que eso repercutiera en su estado físico como le sucedía a la mayoría de los vampiros.

Mientras divagaba en esto y se mantenía cubriendo sus ojos, recordó repentinamente su sueño. Había sido demasiado extraño. Aunque sinceramente ya no sabía que grado de extrañeza debería otorgarle. Últimamente todos sus sueños eran así. Sin embargo esta vez Kuran aparecía de una manera diferente. Se dirigía a él, lo miraba a él y estaba muy cerca dispuesto a besarlo.

Agitó la cabeza para alejar esa imagen. La luz volvió a lastimar sutilmente sus retinas, pero ya no le importó; tenía un ajetreado día por delante dado que regresaban los estudiantes a la academia; asi que suspirando se incorporó y después de desperezarse se dirigió hacia el baño.

 

Más tarde, como su deber y la petición de Kaien le indicaban; se encontraba parado frente a la reja de la entrada principal con las listas del alumnado. Los estudiantes diurnos iban llegando uno a uno acompañados de su padres o en algunos casos, de sus choferes llevando sus maletas.

A veces se le olvidada que estos chicos también eran niños ricos; hijos de políticos, empresarios o profesionistas de renombre. Le costaba trabajo pensar incluso que él estuvo rodeado de ellos pese a no pertenecer a su estatus social; ya que aunque Cross lo tomó bajo su tutela, él jamás dio importancia a aquel aspecto; después de todo tenía verdaderos problemas de que preocuparse.

-   ¡Sensei! –. Se giró algo distraído hacia donde lo llamaban. Un par de jovencitas se acercaron a él y con las mejillas totalmente arreboladas hicieron una reverencia mientras cada una le ofrecía una caja adornada con una cinta de color. – Sensei, le hemos traído un presente de nuestras vacaciones, por favor acéptelo.

Zero las miró extrañado y ellas parecieron ponerse más nerviosas.

Las reconocía, eran alumnas suyas. En otro tiempo las hubiese rechazado, estaba tentado a hacerlo, pero Kaien le pidió que se comportara.

-   Gracias. No debieron tomarse la molestia.

-   No… no fue ninguna molestia sensei -. Casi gritaron. - Hasta luego.

Las chicas salieron corriendo más ruborizadas que al principio y con las típicas risitas que él conocía a la perfección y que le hicieron recordar a cuando era prefecto junto a Yuuki y tenía que soportar el delirio por los vampiros de la clase nocturna.

Mientras sonreía por la ironía, ya que también él era un vampiro; colocó ambas cajas sobre los ladrillos de la jardinera y decidió continuar con su labor.

Así llegó el medio día y los rayos del sol se volvieron  intensos. Se sentía ligeramente cansado y no pudo evitar recordar lo que Kuran le había dicho hacía unos meses; se estaba esforzando demasiado por llevar una vida diurna. Pero para él, hacer lo contrario implicaba rendirse ante el hecho que era completamente un vampiro; y eso, aunque había aprendido a manejarlo, era algo que aún le costaba trabajo aceptar.

Por eso se aferraba a ser cazador de vampiros. Aun cuando sabia a la perfección que ni la sociedad de vampiros ni los cazadores lo aceptaban por completo. Para muchos cazadores era una ventaja tenerlo, para otros un intruso o incluso un monstruo; una presa a la que tarde o temprano quisieran cazar. Y para la gran mayoría de los vampiros era un traidor, un perro de la asociación, alguien indeseable. En el fondo no podía evitar pensar que no pertenecía a ningún lugar.

-   Bienvenido.

Olvidándose  de sus divagaciones, se adelantó para anotar el nombre del alumno que recién llegaba. Castaño, de ojos verdes con anteojos y algo tímido. Era de primero, aunque no lo recordaba su aspecto lo delataba.

El chico le proporcionó su nombre y para su sorpresa también le entregó un presente. Era extraño que un chico hiciera eso, pero pensó que quizá era muy inocente y se había atrevido porque no había ningún otro compañero cerca.

-   Gracias, no debiste molestarte.

-   No… no se preocupe. Sensei… me gustan mucho sus clases. Hasta ahora las matemáticas me resultaban muy complicadas, pero usted las hace ver sencillas.

Dicho esto el joven hizo una reverencia y se marchó. Zero sonrió, ¿no se suponía que para todos sus alumnos era un ogro extremadamente exigente y mal encarado que nunca sonreía y que sólo los atestaba de deberes?; al menos eso le había dicho Kaien cuando le ofreció mejor tomar la catedra de literatura el próximo año. Ni este joven ni las chicas de antes parecían opinar lo mismo. Volvió a sonreír.

Esos presentes no fueron los únicos que recibió. Para cuando concluyó la recepción y se giró; sobre la jardinera ya había varios paquetes acumulados. Inconscientemente se ruborizó. Ni él mismo había reparado en todos ellos.

-   ¿Y ahora cómo diablos me los llevo? – susurró.

-   ¿Tienes algún problema?

Al escuchar eso, se giró; Kaito se acercaba proveniente del edificio principal. En las manos llevaba varios paquetes también. En cuanto el castaño estuvo más cerca, una sonrisa socarrona se instaló en sus labios.

-   ¡Qué envidia Zero, mira cuántas admiradoras tienes!.

-   Pues tú no pareces muy disgustado.

-  ¿Ah sí?, ¿lo dices por estos?... El director fue muy claro cuando dijo que nos comportáramos como caballeros y no rechazáramos los presentes; de lo contrario nos ganaríamos el eterno odio de nuestros estudiantes… Hmmp, aunque sinceramente me sorprende que no espantaras a las alumnas con esa aura que portas.

-   Sé a la perfección cómo comportarme, ahora cállate ¿quieres? y ayúdame a llevarlas.

-   Bien, bien…

Kaito volvió a sonreír y se acercó a él para ayudarlo. Zero lo observó. Su amigo lucía algo diferente. Si bien se veía un poco pálido, su mirada tenía un sutil brillo; y lo más extraño era su sonrisa. Podría decirse que parecía relajado. Y eso no era todo; para su fortuna al parecer también se había olvidado de lo que sucedió en la asociación, cuando rechazó beber su sangre.

-   ¿Cómo va todo en la ciudad?

-   Con una convención de tal magnitud; hoteles atascados y turistas por todos lados. Pero fuera de ahí no han habido incidentes. Tengo a mi gente distribuida entre la sede de la convención y el área circunvecina.

-   ¿Y Satoru?

-   Tan diligente como tú, es difícil no darse cuenta que fue tu pupilo. Por ahora se quedó en la asociación redactando el informe… Por cierto, ¿has sabido algo de Yagari-sensei?

-   El último informe que recibí de él fue de hace una semana. Continuaba en los territorios de Petrov vigilando y esperando poder dar con Saya Naoto.

Zero volvió a mirar de reojo a su amigo.

-   ¿Tú te encuentras bien?

-   Si, ¿Por qué lo preguntas?

-   Te vez un poco pálido

-   ¿Eh?… Estoy bien. Quizá un poco cansado. Supongo que debo dormir un poco más.

Zero no quedó muy convencido con la respuesta pero no insistió y ambos entraron al edificio. Ninguno se percató que desde lo alto los observaba Kaname.

 

-   ¿Kaname-kun?

Se giró, cerca de él estaba Kaien.

-   Director.

-   Creí que estarías ya en los dormitorios de la luna. ¿Sucede algo? Te vez un poco intranquilo. ¿Es por lo que hablamos hace un rato?

-   Estoy bien, no tiene de que preocuparse.

-   Kaname-kun… no tienes por qué cargar con todo tu solo. Lo hiciste en el pasado y  veo que piensas volver a hacerlo. Si él se entera se enfadará.

-   Es por su bien.

-   Él estará bien aun sin eso. Confía en su fuerza.

-  Confío en él pero no en esos sangre pura, en especial en Liam; como tampoco confío en el senado. No quiero que Zero se involucre más de la cuenta.

-   Es el presidente de la asociación. Tarde o temprano, queramos o no, se verá involucrado; por otros o por él mismo.

-  No será así y tampoco nadie lo tocará, no lo permitiré; así tenga que reducir a todos a cenizas.

-   Kaname-kun…

-   Ya no hay marcha atrás Kaien.

 

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El sol se había ocultado tras las montañas hacía varios minutos y la noche comenzaba a caer.  Los jardines se veían tan tranquilos desde lo alto de la torre donde vigilaba. Milagrosamente ya eran cuatro días así; y aunque dudaba que eso se prolongara más tiempo; afortunadamente por ahora las estudiantes diurnas parecían más interesadas en ponerse al día en todo aquello que habían hecho en las vacaciones. Sin embargo estaba seguro que tarde o temprano volverían a las andadas y se escabullirían  fuera de los dormitorios para espiar a los estudiantes de la clase nocturna; de los que por cierto ahora mismo podía percibir a la perfección su presencia; y si prestaba la suficiente atención, podía incluso escuchar el sonido de sus voces tras él, dentro de las aulas.

En ese momento estaba consciente de que era observado; al menos por uno de ellos, Eyre Liam. Le incomodaba demasiado tener a ese vampiro cerca; así que suspirando de hastío, se paró en el borde del techo y saltó hacia el jardín.

Una vez allí caminó tranquilamente por uno de los senderos mientras a su alrededor todas las lámparas de jardín se iban encendiendo una a una. 

Mientras avanzaba la noche, sus sentidos iban agudizándose y  podía captar a la perfección el aroma a césped y a lluvia en el viento; y escuchar el sonido que algunos grillos comenzaban a realizar y el murmullo del viento agitando la copa de los árboles. Con eso no cabía duda de que era un ser nocturno.

Quizá en otro momento podría sentirse relajado, pero lo cierto es que hoy tenía varias cosas rondando su mente y que lo inquietaban demasiado. Primero su probable relación con esa mujer del pasado, Libelle, de lo cual no había logrado ningún avance en obtener información; pasando luego por la preocupación ante la repentina agitación en los clanes de vampiros y llegando hasta esa convención en la ciudad que había iniciado precisamente por la mañana. Eso sin contar el hecho de que Kuran y la conversación que habían tenido hacía días venían a su mente en los momentos menos esperados; como lo hacía también el encuentro con Liam y su confesión. Aunque si era sincero, los sentimientos que le provocaban ambos recuerdos eran completamente diferentes.

Se detuvo y miró el edificio principal. Desde donde se encontraba podía ver el aula donde los vampiros tomaban sus clases. Una luz tenue iluminaba su interior. Sabia a la perfección que el castaño no se encontraba ahí. No había sentido su presencia dentro del aula.

Mientras pensaba en eso, repentinamente y sin proponérselo, recordó nuevamente a Liam y su estupida, a su parecer, declaración.

“Yo… Zero-san yo… lo amo”

Agitó la cabeza para alejar ese recuerdo y sonrió burlonamente.

-   Absurdo – susurró. – ¿Amarme?… hmmp… ni siquiera me conoce en realidad. ¿Qué rayos pretende?

No podía evitar repetir lo mismo cada que recordaba las palabras del vampiro.

Volvió a mirar hacia el edificio.

Después de decirme que me parezco a ella. ¿Pretende que crea algo como eso?. Además… aunque fuese verdad, yo…

Irritado se giró y continuó con su ronda por los jardines. Pasado un rato, se detuvo y miró hacia uno de los  árboles atraído por el ulular suave de un búho que se encontraba en lo alto de una de sus ramas. El animal se mostraba impasible y parecía no prestarle mucha atención; aun así, por alguna razón tuvo la sensación de un mal presentimiento. El animal movió ligeramente la cabeza, volvió a ulular y entonces levantó el vuelo alejándose. Zero se llevó una mano a la frente y sonrió.

¿Muerte?, ¿Qué hago pensando en esas tontas creencias folclóricas?

Sin embargo, aunque pensó eso, la sensación no lo abandonó, por lo que volvió a mirar la rama donde antes estaba el ave.

-   Hasta que te encuentro.

Zero miró hacia un lado. Kaito venía hacia él. Se veía agitado y tenía una expresión de preocupación en el rostro.

-   ¿Qué sucede?

-   Necesito que leas esto.

-   ¿Qué es? –, dijo mientras tomaba el sobre que le ofrecía.

-   Velo por ti mismo

Zero abrió el sobre y extrajo el contenido. Eran  reportes. Cada uno de diferentes cazadores. Leyó cada uno.

Kaito observó como el semblante de su amigo se endurecía y como oprimía con fuerza las hojas mientras leía.

-   ¡Maldición!... ¿Cuándo llegó esto?

-   Comenzaron a llegar hoy. Apenas recibí el primero me puse en camino, pero justo cuando estaba por salir de la asociación llegó otro. Temó que haya más.

-   ¡No puede ser!… ¡¿Cómo es que pasó?!

-   No tengo idea Zero, pero es grave.

-   ¡Por supuesto que es grave!... ¡Ataques y desapariciones, así sin más!, ¡¿Cómo es que han desaparecido tantos humanos a la vez y en un sólo día?!... ¡¿Qué ningún cazador… -. Se detuvo y miró con impotencia las hojas en sus manos. 

-   Yagari-sensei se encuentra en territorio de Pretov. ¿Has recibido algún informe de él?

-   Hace dos días. Me dijo que en la mansión donde se aloja esa mujer no parecía haber movimientos extraños y que en el territorio no parecían haberse presentado más que ataques esporádicos… Obviamente lo engañaron… -. Frunció el ceño y golpeó el árbol que se encontraba a su lado haciendo saltar gruesas astillas. Destellos carmesí surcaron sus ojos. -   ¡Maldición!, Están planeando un ataque Kaito y será pronto…

    >… Necesito ir a la asociación, tenemos que detenerlos lo antes posible o nos veremos atrapados y éste número de perdidas no será nada comparado con lo que resultará si eso sucede.

-   Bien, ¿Quieres que informe a Cross?

-   No, lo haré yo mismo. Necesito que tu convoques mientras tanto al consejo de maestros cazadores.

-   Como digas. Pero Zero; por muy urgente que sea el llamado, hace años que no los enlazamos a todos y quizá tome algo de tiempo.

-   Lo sé. Pero aunque soy el presidente sabes que no puedo actuar libremente por mi cuenta. Los necesito. Tenemos que estar preparados para cualquier situación que se avecine. 

Kaito asintió y se marchó aprisa. Mientras tanto él, con el estómago revuelto, se quedó un instante allí parado observando nuevamente los reportes.

Maldición ¿estamos ante una nueva guerra o sólo piensan atacarse entre ellos?

Se llevó entonces una mano a la parte interna de su cazadora y lentamente extrajo la pequeña barra de metal con bellos grabados, Artemis. El arma que permanecía inerte en sus manos reflejaba sutilmente la luz proveniente de la lámpara cercana. La miró un instante más y luego, cerrando los ojos, la oprimió contra su pecho.

-    Yuuki… - susurró y, frunciendo el ceño, guardó el arma y se dirigió aprisa hacia el edificio principal.

Justo cuando ingresaba al lugar; por poco choca de frente con Kaname. Quien iba solo y parecía también llevar prisa.

-   Kiryuu-kun, lo siento –, se disculpó.

Zero no pudo evitar quedárselo mirando. Los ojos de Kaname no le mentían.

-   Ya lo sabes ¿no es así?

-   Si.

-   Dijiste que los detendrías.

-   Y eso pienso hacer.

-   Pues no esperaré. Hace días te pedí que los detuviéramos y me prometiste que tu lo harías, que no pasaría lo mismo que hace treinta años; y ahora cientos de humanos han desaparecido. Confié en ti.

La expresión en el rostro de Kaname reflejó cierta angustia, e intentó acercarse a Zero.

-   Kiryuu-kun, yo…

-   No pienso escucharte de nuevo. He convocado a los maestros cazadores. Me dirigire al territorio del clan Petrov… detendre a esa sangre pura a si me cueste la vida.

-   No… no lo harás -. La voz de Kaname repentinamente sonó potente y  autoritaria. Eso molestó más al cazador.

-   No me importa lo que digas Kuran, es mi deber como presidente de la asociación. Ahora es Petrov, pero por cómo lo veo yo, no tardarán en ser Abya y Arezu, quizá también Touma… No puedo quedarme con los brazos cruzados después de ver la cifra de desaparecidos de la cual sin duda la mayoría pertenece a transformados.

-   Pues no iras… Una incursión de tu parte con el fin de atacarlos no es lo más conveniente cuando ellos aún no se han revelado por completo.

-   ¿Qué no lo han hecho?... eso es lo de menos… ¿no comprendes que no me importa su objetivo sino el hecho de que están trasformando humanos para lograrlo?

-   Lo sé, no lo olvido; también sé que estas desesperado, pero te pido que creas en mí. Los voy a detener.

-   Debiste hacerlo cuanto te lo dije. Pero a ti no te importan los humanos, a ningún  sangre pura le importan.

-   ¡No digas tonterías! –. Contrario a su personalidad, Kaname elevó la voz. - ¡Por supuesto que me importan. ¿Se te olvida que busco la coexistencia de ambas especies al igual que tu?!

Zero no dijo nada. Entonces Kaname suspiró y volvió a hablar con calma.

-   Kiryuu-kun,  ellos son sangre pura igual que yo. Ellos mueven sus piezas y yo las mías. No predije a tiempo sus movimientos, pero aun puedo detenerlos. Por eso quien ira seré yo. Soy el líder de la sociedad de vampiros, es más deber mío que tuyo detener a los responsables.

-   Ya te dije que no me importa. Muchos humanos…

-   ¿Provocaras una masacre de los tuyos entonces, Kiryuu-kun? –, Zero lo miró molesto. - Se te olvida que ellos son sangre pura. Quizá tu solo puedas vencer a uno, ¿pero a tres o más?. No, no iras… Puedes informar y organizar a los cazadores, pero incursionaran sólo si la diplomacia no funciona.

-   ¡Al diablo la diplomacia!, ¡No estoy jugando, Kuran!

-   Se me había olvidado lo terco que puedes ser, pero yo tampoco estoy jugando… Tenemos una alianza Kiryuu-kun; así que quien los detendrá seré yo. Tú te quedarás y custodiarás la academia y la ciudad… y… los cazadores podrán intervenir sólo si yo no logro detenerlos –. Zero sintió un hueco en el estómago. – Lo cual obviamente no será necesario.

-   Si eso es lo que quieres, entonces iré contigo… Orgabizar a los cazadores y esperar; de eso se pueden encargar Kaito y Cross… Tu tampoco podrías hacerles frente solo …

-   Me ofendes; ¿Se te olvida quién soy?. Además, ellos me conocen,  quizá no sea necesario llegar  a una confrontación física… Por favor has lo que te pido. Sé que no tengo derecho a pedirte nada, pero por tu seguridad y la de los cazadores, no te involucres todavía. Hazlo por Yuuki. Sé que ya no puedo hacer nada por los humanos desaparecidos, pero si involucras a los cazadores, el número de muertes sólo aumentará.

Dicho esto pasó al lado de Zero sin esperar una aceptación de su parte. En cuanto a éste, una sensación de ansiedad que lo invadió lo hizo girarse de golpe.

-   ¡¿Kuran?!, ¡Espera! -. Kaname se volvió y lo miró a los ojos sin decir nada - ¿Y qué hay de tu seguridad?

En la mirada de Kaname se instaló un sutil brillo. Zero comenzó a escuchar su propio corazón latir con fuerza. Porque ¿era el suyo verdad?

-   Estaré bien.

-   No sé si creer en esas palabras y pienso que es idealista suponer que ellos entenderán con simple diplomacia... Yo... Yo sé que ellos lo habían planeado y que no es tu culpa; es sólo que me siento impotente.  Pero tú lo has dicho, somos aliados. Por eso… –. Se llevó una mano al interior de su cazadora. Por un momento Kaname creyó que sacaría la bloody rose y le apuntaría para detenerlo; pero en cambio lo que Zero sacó le hizo abrir los ojos con sorpresa.

-   Artemis… creí que…

-   La he tenido conmigo todo este tiempo.

-   No parece lastimarte.

-   No, no lo hace. Pero no quería mostrarte eso. Lo que quiero es que la lleves contigo -. Le extendió la pequeña barra. Kaname aún lo miraba sorprendido. - No me veas así. Puedes usarla ¿no?. Después de todo tú la creaste.

-   ¿Cómo sabes que yo…?

-   No es momento para hablar de eso. Sólo lo sé. Por favor llévala contigo.

Kaname se acercó a él y al tomar el arma rozó sin intensión los dedos de Zero. En su interior surgió el intenso deseo de besarlo, pero se contuvo. Tomó el arma y la guardó dentro de su gabardina. Ésta tampoco lo rechazó. Luego le dedicó una sutil y cálida sonrisa al cazador y se alejó.

Zero se le quedó mirando mientras se perdía en la oscuridad. El peso que se instaló entonces en su pecho lo desconcertó.

-   ¿Kiryuu-kun?

Al escuchar su nombre se giró. Al pie de las escaleras estaba Ichijou. Se le veía preocupado.

-   Ichijou-san, ¿Por qué no interviniste?

-   No lo creí prudente. Más bien me centre en que nadie más los escuchara.

-   ¿Irás con él?

-    No me lo permitió, será Seiren quien lo siga, es su guardaespaldas después de todo. Más tarde se le unirán Kain y Ruka. Aunque sabe que tarde o temprano todos los miembros de la clase se enteraran, no ha querido que sea ahora; por eso me pidió que me quedara en la academia mientras él no esté, ya que la clase nocturna necesita un representante y no quiere que Liam asuma ese cargo. Aidou se quedará también para ayudarme…

-   Él me pidió que no interviniera a menos que no lograra detenerlos. Pero obviamente es una reverenda estupidez aguardar.

-   Kaname está preocupado por ti.

-   ¿Y cómo por qué?

-    Supongo que porque así es él… -. Zero lo miró sin decir nada. – Lo siento Kiryuu-kun, ahora debo volver con los demás; hace un rato que salimos de la clase tanto él como yo y ya deben estar preguntándose si sucedió algo.

El noble comenzó a subir las escaleras.

-   Espera Ichijou. ¿Dónde está Liam?

-   En el aula. Aunque pidió permiso desde temprano para salir de la academia. Al parecer por la convención en la ciudad tiene una cena.

Zero dejó que  se marchara el vampiro. Luego volvió a mirar hacia la oscuridad que se había llevado a Kaname. ¿Por qué se sentía tan inquieto?

 

///////////////

 

Kaien observaba por la ventana de su despacho. La información que había recibido de Kaname era inquietante. Numerosas y repentinas desapariciones de humanos en el territorio de Mika Petrov y movilizaciones de sus nobles; aumento de ataques en los territorios de Nile Abya y de Alexander Arezu; y sospechas sobre el territorio vecino, que era el del Clan Touma, cuyo escurridizo líder era el único sangre pura que había sobrevivido a la furia de Kaname por atacar la academia hace treinta años y parecía continuar importándole poco.

Sólo esperaba que Kaname lograra hacer algo al respecto. Aunque lo tenía intranquilo aquello que le había dicho al final “normalmente los sangre pura son más cautelosos”

Algo realmente malo estaba por ocurrir. Lo presentía. Tenía que hablar con Zero sobre lo que sucedía. Tomó su gabardina y se dirigió hacia la puerta; pero entonces,  un sonido firme resonó en la estancia.

-   ¿Puedo pasar? -. Era la voz del joven cazador.

-   Adelante Kiryuu-kun.

Zero ingresó. A Kaien no le pasó desapercibida la expresión preocupada de su hijo, lo que delataba que ya estaba enterado de todo. Por su parte Zero, apenas lo vio, repasó la figura del hombre; no había pantuflas, suéter ni chal; sino gabardina y botas. Era obvio que ya estaba al tanto de todo.

-   Lo sabes -. Fue lo primero que le dijo Zero.

-   Kaname estuvo aquí hace un rato y me informó. Después se puso en marcha.

-   Comprenderás entonces que dada la situación es necesario que vaya a la asociación. Te pido que te encargues de la seguridad de la academia entre tanto.

-   ¿Qué piensas hacer?

-   Organizar a los cazadores y enviar  refuerzos a los territorios de Petrov. En un sólo un día las desapariciones de humanos se han disparado de manera exorbitante. No puedo simplemente pasar eso por alto. Quizá tenga incluso que marchar hacia ese territorio. Aun no me han informado que las desapariciones estén directamente relacionadas con Mika Petrov pero no voy a esperar a averiguarlo.

-   Kiryuu-kun, Kaname me dijo que él se haría cargo y me pidió que te convenciera para que no interviniéramos.

-   Lo sé, me topé con el antes de que se marchara y me lo pidió. Pero no puedo quedarme con los brazos cruzados. Tenemos que detener a esos sangre pura.

-    Hijo, por encima de lo que dijo Kaname-kun. Si nosotros no tenemos pruebas concretas contra Mika Petrov no podemos hacer nada ya que sería violación a la alianza que mantenemos con los vampiros. Hay que esperar a que el senado nos contacte, ellos…

-   Es demasiado obvio que esa mujer está involucrada. ¿Qué otra explicación hay a todas esas desapariciones?. Y luego los otros clanes, estoy seguro que no tardará en suceder lo mismo en sus territorios.  Además, por favor, no es la primera vez que actuamos sin pruebas. No sé por qué me sales ahora con esto. Pareciera que estas anteponiendo los deseos de Kuran a la seguridad de los humanos.

-   No se trata de eso. Lo que no quiero es que hagamos algo que de pie a una guerra. Por eso creo que lo más sensato es que dejemos actuar a Kaname-kun.

-   Confías demasiado en él.

-   Si, y tú deberías hacer lo mismo; de lo contrario todo esto se convertirá en una guerra y no estamos en condiciones para enfrentar una.

Zero se quedó mirando a su padre. Por supuesto que confiaba en Kuran, inexplicablemente lo hacía, pero la situación parecía estar saliéndose de control. Aun así tenía que aceptar que Kaien tenía razón, si convocaba a los cazadores y los hacia marchar contra esos sangre pura, todo se convertiría en un caos ¿Por qué diablos no estaba pensando con la cabeza fría?. Kaname era mucho más poderoso que él.

¿Acaso quieres una masacre de los tuyos entonces, Kiryuu-kun?”

Se llevó una mano a la cabeza e inhaló profundamente.

-   Tienes razón, discúlpame.

-   Sé que te preocupas por él, pero te lo repito, él sabe lo que hace.

Zero frunció el ceño.

-   ¿Quién rayos se preocupa por él?, son los humanos los que me preocupan.

-   Sí; claro. ¿Entonces qué harás?

Zero se quedó pensando unos segundos.

-   Por lo pronto me reuniré con el consejo de maestros cazadores y los pondré al tanto. Necesitamos organizar a todos los cazadores y planear una posible incursión. Pero no te preocupes, aguardaré al resultado de las acciones de Kuran para actuar.

-   Me dejas más tranquilo.

-   Sin embargo sigo pensado que ir solo allá fue una estupidez de su parte.

-   No está solo.

-   Lo está. Aunque nobles van con él, estos  no pueden hacer nada contra un sangre pura. Si ellos no planean atacarse entre sí, es porque piensan atacarlo a él. Si es así, él mismo se ha puesto en peligro. Y estoy seguro que él lo sabe y aun así se fue y no me permitió acompañarlo.

-   Honestamente Kiryuu-kun, aunque seas el cazador más poderoso, tampoco podrías hacer mucho contra todos ellos; y aún no sabemos que es lo que esos sangre pura quieren en verdad, pero si hubieses ido y ellos te ven con Kaname, lo más probable es que lo tomasen como un pretexto de un ataque directo por parte de los cazadores...

   >… Kaname es el líder de la sociedad vampírica, deja que haga las cosas a su modo. Él sabe lo que hace.

-   ¿En verdad?... pues no lo parece.

-   Lo hace por ti, Kiryuu-kun.

-   ¿Por…mi?, si claro…

-   Es la verdad.  Tú y Yuuki han sido muy importantes pare él.

-   A Yuuki la quería, pero a mí sólo me usó… ¿Por qué haría algo por mí?... Como sea, no tengo tiempo para discutir sobre eso. Debo ir a la asociación; le he pedido a Kaito que convoque al consejo.

-   Está bien, pero por favor, regresa en cuanto puedas a la academia o mantenme informado.

-   ¿Acaso temes que actúe impulsivamente?

-   Quizá.

-   Hmmp… y dices llamarte mi  padre.

-   Porque lo soy te lo pido.

-   Bien… ya te dije que no te preocupes.

Zero abandonó la estancia mientras él se lo quedó observando.

“El día que Kaname me permitió ver por primera vez sus recuerdos… Cuando vi su solitaria figura parada ahí en medio de esa desolación;  no pude evitar pensar que él y Zero son iguales. Además, al beber la sangre de ambos he podido ver a uno en el interior del otro. Kaname posee recuerdos de Zero como Zero posee recuerdos de él y lo extraño es que no son malos y ninguno parece ser consiente del todo de ellos.

¿Qué supones?

Creo que Zero no odia del todo a Kaname-oniisama y viceversa…”

 

 

Notas finales:

Hola, hola... Nuevamente por aquí dejándoles un capítulo más. Por favor disfrutenlo mucho. Nos vemos en dos semanitas más (espero)

Besos a todos y gracias de antemano por leer y por sus comentarios.


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