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AL FINAL DE LA NOCHE por Amaya Kurau

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CAPÍTULO XXXIV

Acto Egoísta

  

La reunión llevó varias horas, desde poner a todos al tanto sobre la situación, hasta determinar y planear las acciones a seguir; que para cuando abandonó la sala del consejo, el nuevo día había comenzado. Y ahora que salía de su oficina, ya pasaba de medio día. 

Caminó a través del vestíbulo mirando como a su alrededor el movimiento no cesaba. Cazadores iban y venían. Algunos a presentar sus informes otros a revisar sus armas o reportarse ante sus superiores. 

-   ¿Te diriges a la academia? –. No se percató en que momento Kaito le dio alcance y se situó a su lado.

-   Más tarde, por ahora tengo que ir abajo.

-   Bien. Tu padre antes de regresar a la academia supervisó que las defensas de la sede estuvieran activadas y funcionando a su máxima capacidad, pidió acudieras a los pilares de soporte.

-   Comprendo –. Dijo Zero mientras ingresaban por una amplia puerta de madera y comenzaban a descender por las escaleras. Cada paso que daba hacia vibrar su cuerpo. No era una sensación desagradable. Era aquella parte de Yuuki que se encontraba allí quien le daba una cálida la bienvenida. - ¿Cómo vamos?

-   Feder-san y Naoya-san me informan que en el cuarenta por ciento de todos los sectores marcados en esos tres territorios, las patrullas de vigilancia han sido reforzadas. Mina-san en el centro de control, dice que ya se ha reportado el establecimiento de tres de las diez bases previstas y que se mantienen alerta esperando tus órdenes. También se han comenzado a enviar grupos de infiltración para vigilar el avance de esos sangre pura, aún no llega ningún reporte de ellos. Yagari-sensei ha supervisado la condición de la fundición y no parece haber problema. En cuanto a las armas que necesitaban algún trato, ya casi están listas. Lo mismo sucede en las demás armerías. El viejo Jinmu ha reforzado como ordenaste las patrullas de vigilancia en la ciudad, pero parece no se ha presentado ningún incidente. E Ichijou me ha enviado un nuevo reporte, dice que el senado se mantiene impasible.

-   Bien.

-   Como va todo Zero, quizá en dos o tres días más estemos en condiciones para soportar por completo un ataque como el que se espera.

-   Ojalá requiriera de menos tiempo…- dijo esto más para sí que para el otro cazador. - Gracias Kaito, ahora sólo hay que aguardar. Después de acudir a los pilares, iré a la academia y regresaré más tarde. En tanto te pido te hagas cargo de todo.

-    Claro. Cualquier otra información te la haré llegar allá lo más pronto posible. Aunque creo que deberías descansar un poco antes de que partamos a la base norte a media noche. 

Kaito le dedicó una sutil sonrisa y regresó escaleras arriba. En tanto él continuó bajando y luego se desplazó por el pasillo subterráneo. La vibración en las paredes a su alrededor era más notoria a cada paso que daba y a sus oídos llegaba el insistente sodio del martillo golpeando contra el acero y el sonido de las maquinas pulidoras y cortadoras. En cuanto estuvo cerca de la alta puerta de roble, los primeros armeros que lo vieron hicieron una reverencia.

-   Bienvenido Kiryuu-sama. Estamos trabajando arduamente. Casi todas las armas que nos han enviado están completamente reparadas. También hemos enviado cargamentos de metal a las zonas indicadas.

-   Lo sé. Se los agradezco. 

Dicho esto, Zero hizo una leve inclinación y luego se adelantó hacia la puerta tras la cual se encontraba resguardado el metal madre e ingresó. El calor golpeo de lleno en su rostro pero no se inmutó.

El horno que contenía el metal era enorme. Ante la atenta mirada de los armeros, subió una pequeña escalinata y se situó justo dónde podía ver el interior. Al instante pequeños hilos rojos surgieron del interior comenzando a adquirir una coloración plateada a medida que se acercaban a él y lo envolvían sin llegar a tocar su cuerpo.

-   ¡Kiryuu-sama! – gritó exaltado uno de los armeros al percatarse de eso.

-   Estoy bien. Déjenme solo un momento por favor. 

Éste y los demás armeros se miraron. Claramente eran conscientes de que él era un vampiro y de lo que el metal le podía hacer a uno, pero no dijeron nada y salieron. Él volvió a mirar el interior del horno.

-   Estoy aquí. ¿Tú también presientes lo que está por suceder, no es así? – levantó una mano y uno de esos hilos adquirió la forma de una mariposa plateada y se posó en ella. Él sonrió con tristeza.

Zero, ayúdalo por favor... sé que lo que te pido… es difícil y egoísta…

Por favor Zero… prométemelo… él es bueno… pero ha estado tanto tiempo solo… no te apartes… no lo apartes…

Al recordar repentinamente aquellas palabras, cerró  los ojos y suspiró.

-   Lo siento Yuuki, no pude cumplir mi promesa. Ha sido realmente difícil, no sabes cuánto… y… ahora él está en peligro. Lo siento, realmente lo siento; no he podido protegerlo… Sin embargo te prometo que de aquí en adelante lo haré; pero esta vez será por un acto egoísta de mi parte, espero puedas perdonarme y me prestes tu poder. 

Extrajo la Bloody Rose del interior de su cazadora. La mariposa se agitó un poco en su mano y luego voló hasta el arma y se fundió en ella. Posteriormente todo a su alrededor vibró y los hilos que lo rodeaban se alejaron de él, rodearon la pistola, la llevaron hasta el interior de la fundición y una luz cegadora bloqueó su visión.

Minutos después el arma volvía a yacer en sus manos, intacta y podía sentir como las defensas de la sede habían sido nuevamente reforzadas.

-   Gracias Yuuki… te prometo que no los dejaré hacer lo que quieran. No los dejaré destruir aquello por lo que él ha luchado y que tu deseabas. 

 

Más tarde, una vez que dejó el horno y activó sus sellos sobre los pilares de soporte de la sede, salió a la explanada. Los rayos del sol vespertino golpearon repentinamente sobre su rostro lastimando sus retinas, pero lo ignoró y siguió su camino.

Se dirigió hacia su motocicleta que estaba estacionada en uno de los aparcamientos de la explanada dentro de la sede. Subió a ella, se colocó el casco y encendiendo el motor se dirigió hacia la salida. Las tres puertas de defensa separadas una de otra por varios metros, se abrieron una tras otra a su paso, al tiempo que también se cerraban casi al instante. Atributo que poseían al estar diseñadas para no permitir que ningún vampiro a excepción de él o cualquier otro que tuviera permiso, pudiera acceder.

Le dolía la cabeza, se sentía cansado y tenía sed. Había sido una noche y una mañana demasiado agotadora. Los maestros cazadores en un principio se mostraron muy molestos, en especial por el hecho de que nadie se había percatado de que algo así sucedía en esos territorios, no daban crédito al hecho de que todo había sucedido repentinamente. Pero no podía culparlos, ni él mismo lo asumía aún. Estaba seguro que no era algo espontáneo, lo debían de haber estado planeando desde hace mucho. Era un plan demasiado elaborado.

Kuran… por favor infórmame ya de tu situación…

Sin prestar mucha atención a su alrededor, para cuando se dio cuenta ya se encontraba cerca de la reja que marcaba los límites de los terrenos de la academia y minutos después dejaba la motocicleta en el estacionamiento subterráneo y aprisa se dirigía hacia la oficina de su padre.

Mientras atravesaba la explanada miró a su alrededor, parecía como si todo lo de la noche anterior y madrugada hubiese sido un sueño; o como si por el contrario hubiese entrado en otro mundo por equivocación, ya que se oían las voces animadas de los alumnos como si se tratara de una colmena y en algunas ocasiones las carcajadas de algunos estudiantes sobresalían entre el zumbido.

Cuando finalmente llegó al edifico principal, se topó con un par de delegados de clase que traían cubrebocas puesto y se dirigían aprisa hacia los dormitorios. Sonrió internamente. Así que esa había sido la excusa de su padre para poder regresarlos a sus hogares.

 

-   Kiryuu-kun, te ves agotado –. Fue el recibimiento de su padre al ingresar a su oficina.

-   Estoy bien. Veo que ya está todo listo para que los alumnos se vayan.

-   Si, en unas horas comenzaran a marcharse los primeros. Tuve que inventar que un par de alumnos inexistentes, de su viaje de vacaciones regresaron con una enfermedad grave y contagiosa. Como no podía exponer al resto a un contagio masivo; los envío de regreso. Los padres obviamente no pusieron objeción.

-   Ya veo.

-   ¿Y cómo va todo en la asociación?

-   El plan fue aprobado y se ha puesto en marcha. ¿Has tenido alguna noticia de Kuran?

-   No, pero dada la distancia a la que se encuentra la cordillera de Volk, aún es muy pronto para esperar algo.

-   Tsk…

-   No te preocupes, él estará bien -. Zero frunció el ceño.

-   No estoy preocupado por él sino por los humanos y lo que se viene si él no logra detener a esos sangre pura como dijo. Como sea, tengamos o no información de él… A media noche me pondré en marcha hacia la base norte –. Al decir esto se llevó una mano a la cabeza. Kaien lo miró con preocupación

-   Deberías descansar un poco…. ¿Zero-kun?

-   No puedo hacer eso mientras todos están en movimiento. Además aún tengo que hablar con los nobles de la clase nocturna.

-   Eso no importa ahora. Yo hablaré con ellos. Tú necesitas descansar, te estas sobre esforzando, no has dormido, ni te has alimentado; y ya ni siquiera te pregunto si has tomado alguna tableta -. Zero no dijo nada, ni lo miró. - No es bueno que los cazadores vean a su presidente así. Eres nuestro líder y por tanto nuestra fuerza. Eso es lo que debes mostrar, así que ahora ve a descansar un poco; después de todo por unas horas de sueño el mundo no se desplomará. Si algo sucede yo te avisaré – Zero suspiró. Kaien tenía razón, estaba en su límite.

-   Bien… pero en serio,  cualquier cosa que suceda infórmamela de inmediato.

-   Por su puesto. 

 

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El viento golpeaba con fuerza y la noche era iluminada por una gran luna llena que comenzaba a despuntar tras las montañas y que reflejaba su color en la nieve que cubría casi todo a su alrededor.

Tan solo entrar al territorio, un comité bastante desagradable y numeroso les dio la bienvenida. Nivel E distribuidos a ras del suelo y sobre los árboles, con los ojos carmesí y los colmillos completamente extendidos lo miraban ansiosos.

Aquello parecía tratarse de una burla contra él. Cualquier sangre pura sabía de sobra que un nivel E ni siquiera podría tocarlo. Así que haberlos enviado allí era una acción demasiado burda para su gusto.

-   Kaname-sama, no tiene porqué ocuparse de ellos. Nosotros podemos hacerlo. – dijo Ruka acercándose un poco a él mientras miraba a su alrededor.

-   No es necesario. Ellos no son de quienes tenemos que preocuparnos -. La voz de Kaname sonó tranquila y luego, simplemente ignorando a aquellas criaturas, avanzó.

Tal y como supuso, al instante que hizo eso, los nivel E comenzaron a abalanzarse contra él, pero no se detuvo a mirarlos siquiera y continuó impasible su camino hacia su objetivo, la mansión Petrov. Aun así supo que ellos eran demasiados y dudaba que actuaran por instinto propio. Era obvio que se les había ordenado detenerlo; pues aunque veían que al acercársele iban convirtiéndose en cenizas con el simple roce de su energía, no dejaban de intentar atacarlo.

En definitiva, no podía entender la existencia de sangre pura egocentristas que no reparaban en nada a la hora de causar daño. Si Zero estuviese allí estaría más que furioso al ver a todos aquellos nivel E. Pero por otra parte lo agradecía, Zero no tenía por qué ensuciarse las manos ni acrecentar su desprecio por los sangre pura.

Recordar a Zero le causó una opresión en el pecho. ¿Estaría bien?. Se hizo consciente de la presencia de Artemis rozando su pecho y recordó la mirada del joven al despedirse. Amaba a Zero con todo su ser y hubiese deseado besarlo y abrazarlo con todas sus fuerzas; como también hubiese deseado tener una jaula donde encerrarlo y ponerlo a salvo de cualquier peligro, pero sabía que no podía hacer eso, así que no tenía más remedio que hacer las cosas de esta forma.

No confiaba en Liam, pero estos otros sangre pura estaban causando demasiados problemas. No podía dejarlos hacer lo que quisieran, si él hacía eso por quedarse al lado de Zero, el joven se podría en peligro viniendo él mismo para detenerlos.  Así que aunque le preocupaba dejarlo allá, al menos estaban esos cazadores, Kaien y los nobles para cuidarlo. Era cierto que no confiaba en nadie más que en sí mismo para hacer esa tarea, pero simplemente no podía hacerlo en este momento. Cuando regresara, ya se ocuparía definitivamente de Liam.

 

Al llegar frente a la alta barda que delimitaba los terrenos de  la mansión, se detuvo y levantó la vista. En lo alto se encontraban varios vampiros de clase noble. El viento hacia ondear sus capas.

-   Lo sentimos Kuran-sama, pero no podemos permitir que pase de aquí, esta es la mansión de nuestra señora Mika Petrov -. Kaname sonrió de lado.

-   ¿Y serán ustedes quienes me detengan?

El eco de su voz arrastrado por el viento resonó en el lugar; más sin en cambio nadie respondió, ya que en ese instante una risa cantarina y un tanto estridente se escuchó. Luego, en lo alto apareció un vampiro sangre pura joven.

-   Jamás lo insultaríamos de esa manera, su majestad. Es solo que ellos esperaban a alguien más. Pero dado el caso, se ocuparan de sus acompañantes. Y como no hay más remedio, quien lo detendrá a usted, seré yo.

Aquel vampiro no sólo era joven en apariencia, sino también en edad, al menos Kaname pudo sentirlo así. Si tuviera que definir su edad acorde a los humanos, quizá tendría unos doscientos años aparentando quince.

Era de facciones finas, con el cabello plateado ligeramente largo y con un color de piel que lucía demasiado pálida a la luz de la luna. En ese momento mostraba una expresión presuntuosa en el rostro y vestía con demasiada ostentosidad; gabardina blanca, anillos caros en los dedos y en sus orejas piercing con algunas piedras que relucían ante la luz de la luna.

-   Hmmp… ¿Y en cambio para no insultarme han enviado un niño?

Aquel vampiro sonrió inocentemente y en una fracción de segundo apareció justo frente a él golpeando con su puño la palma de su mano, la cual él había levantado previendo el ataque. Tanto Ruka como Kain se sorprendieron por la velocidad, más sin en cambio Kaname ni siquiera se inmutó. El vampiro sonrió de nuevo y retrocedió de un salto para quedar un par de metros frente a él.

-    Si no me equivoco, es de buenos modales presentarse antes de dirigirte a alguien que no te conoce y aún más si ese alguien es mayor que tú.

La expresión en el  rostro del joven se volvió más presuntuosa.

-   Mi nombre es Dominik Petrov, su majestad Kaname Kuran. Y siempre quise conocerlo, se dicen tantas cosas de usted…

Al terminar la frase nuevamente lanzó un ataque de energía, el viento se volvió helado a su alrededor y del piso surgieron gruesas agujas de hielo, pero Kaname con un rápido despliegue de su energía disolvió en vapor todo ese hielo. Dominik ignoró esa acción y se concentró en sacudir su gabardina.

-   Mmm… Se dice que es hermoso, poderoso y con una presencia imponente y sobrecogedora. Pero ahora que lo veo me parecen exagerados todos esos comentarios.

-   Lamento arruinar las fantasías de un niño que ni siquiera ha sido presentado en sociedad. Pero lamento mas no poder quedarme a jugar contigo.

 Kaname avanzó decididamente, pero justo cuando pasaba a su lado, el niño volvió reír.

-   Dígame algo antes. ¿Qué tal?, ¿logré parecerme a él?

Kaname se detuvo y lo miró. Como si estuviera satisfecho de algo, el muchacho se ajustó su gabardina y mostró un poco su cuello. Tenía un tatuaje grabado en su pálida piel. Entonces Kaname sintió que se le revolvía el estómago.

-   Hay quienes dicen que su majestad tiene cierta debilidad por  una ramera de la asociación. Creo que su nombre es…

Antes de que el niño terminara la frase y tan siquiera reaccionara, Kaname  lo había tomado del cuello y lo impactaba con fuerza contra el piso, haciendo saltar por los aires restos nieve,  rocas y tierra.

-    Los niños no deberían ponerse a jugar con sus mayores – Siseó fríamente cerca de su oído. – Tal vez necesites una lección práctica para que lo entiendas.

-    Hmmp… sólo quería decir… que quien realmente me intriga es él…. Mi madre, Arezu-dono y Abya-dono están interesados en él. Al igual que…

Una ráfaga de energía cortó el viento haciendo que Kaname se alejara del niño… en ese momento frente a él estaba una hermosa mujer pelirroja. La reconoció al instante, era Mika Petrov. Llevaba parte de su pelo largo recogido en la nuca, y pese al frio traía puesto un vestido verde entallado con escote y un delgado cárdigan abierto.

-   Su majestad. Disculpe los malos modales de mi hijo. Es muy impertinente y habla demasiado. Aún tiene mucho que aprender de nuestra sociedad – Kaname la miró impasible. El tono de voz de Mika era ligeramente golpeado acorde al acento de su idioma.  – Dominik, regresa de inmediato a la mansión, nadie te autorizó a salir.

-   Pero madre…

-   He dicho que vuelvas. ¿Acaso no sabes a quien has hecho pasar un mal rato con tus impertinencias?

 Kaname frunció ligeramente el ceño.

 -   Yo más bien preferiría que nos dejáramos de farsas Mika.

-   No sé de qué habla. Pero podrá explicármelo si me sigue, hace un poco de frio aquí, adentro podríamos hablar más a gusto.

Ella hizo un ademán de invitación, Kaname dio un paso para seguirla y ella sonrió. Dominik se puso en pie también y se encaminó hacia su madre; sin embargo antes de que cualquiera reaccionara, Kaname alcanzó al joven sangre pura y de un movimiento rápido e impredecible atravesó su pecho.

-   Nooooo!!!!!!!!!! -. El grito de Mika resonó en el lugar. El muchacho por un instante se mostró consternado sin poder hablar.

Los ojos de Kaname relucieron en un intenso carmesí y con una expresión fría en el rostro, arrancó de golpe aquel corazón.

Al instante tanto Ruka como Kain y Serien se colocaron a los costados y a la espalda de Kaname a modo de defensa; mientras el cuerpo del joven vampiro se convertía en polvo ante la mirada horrorizada de su madre.

-   ¡¡Maldito!! ¡¡Cómo te has atrevido!!… ¡¡Acabaré contigo!!

Antes de que Mika llegará a él. Kaname sin decir nada devoró el corazón que tenía en sus manos. No le importó en lo más mínimo haberlo hecho; ni tampoco lo lamentó. Ese niño no tardaría en volverse igual a su madre o peor; y además, había ofendido a Zero.

Detuvo el golpe que Mika lanzó y con su misma energía la arrojó lejos. Ella dio un giro en el aire y cayó de piel como si de un gato de tratase.

-   ¿Acaso me crees tan ingenuo?, ¿Hablar?... sabes muy bien que hago aquí, si dejaste que tu hijo saliera a enfrentarme es porque estabas consiente que esto podía suceder.

-   Salió sin mi autorización… yo… yo… Dominik. 

Ella desplegó toda su energía de nuevo. Él ya había asimilado el poder que había obtenido de ese niño, no era mucho pero le sería útil.

Mika con su sangre formó una espada en cada mano y se lanzó contra él. Al tiempo que los nobles hacían lo mismo.  Ruka, Seiren y Akatsuki se dispusieron a hacerles frente y evitar que interfirieran en la batalla de los sangre pura.

Kaname creó un escudo de energía frente a él, que detuvo el golpe de Mika. Ella no se inmutó y en un rápido movimiento apareció tras él golpeando con fuerza; sin embargo este golpe también fue detenido por él; quien ya había formado a partir de su sangre una enorme guadaña negra.  Ella empleó más fuerza y él retrocedió un poco.

-   No puedo negar lo fuerte que es. Sin embargo no lo es lo suficiente –. Dijo ella con una sonrisa y lo hizo retroceder un poco más.

Mika parecía estar segura de su victoria, hasta que Kaname sonrió también sutilmente.

-   ¿Eso crees? – cuestionó al tiempo que hacía que el piso se elevara y que a partir de las rocas se formaran dagas filosas que se lanzaron a toda velocidad sobre ella. Mika intentó detenerlas pero algunas lograron lastimarla.

Enojada volvió a lanzarse sobre él, el choque de la energía de ambos se expandió con gran fuerza que fracturó el muro cercano y ante la mirada atónita de los nobles, varios árboles salieron volando desprendidos desde la raíz.

Kaname sabía que si eso se prolongaba el lugar sería destruido; pero además, había algo aún más importante, tenía que detener al ejercito de esa mujer que de seguro estaría ya en marcha hacia algún punto en específico. Era extraño que muy pocos nivel E y una docena de nobles estuviesen ahí. El resto debería estarse dirigiendo hacia algún lugar.

-   ¿Sabes algo? No tengo tiempo como para perderlo contigo. Si estoy aquí es para que me digas que es lo que pretendes.

-   No sé a qué se refiere.

-   No juegues con mi inteligencia. He destruido a uno de tus hijos, no me importaría hacer lo mismo con el resto.

-   ¿En verdad cree que podrá hacerlo? -.  Pese a ser una sangre pura, aún temblaba por la furia.

-   Lo que creo es que no tienes claro con quien te estas enfrentando. Tu hijo mencionó a Arezu, Abya y estaba por mencionar a alguien más ¿Quién es? y, ¿Por qué dijo que el objetivo era Kiryuu Zero? - Ella no respondió, sólo sonrió sutilmente y eso lo molestó. 

A cierta distancia de ellos, oleadas de fuego indicaban donde peleaba Kain. Podía ver a Seiren peleando cuerpo a cuerpo con varios nobles que no podían igualar su velocidad. Ruka también hacía lo suyo con su control de mente.

-   Bien, bien -. Dijo Mika después de un instante mientras se limpiaba un delgado hilo de sangre de la mejilla. - Supongo que no tengo porque ocultarlo. De todos modos ya se encuentra aquí y en estos momentos mi ejército ya está en camino para reunirse con Alexander y Nile. En cuanto a Kiryuu Zero. Él no me interesa en lo más mínimo.

-   ¿Quién es su otro aliado?

-   ¿Quién sabe? 

Kaname molesto se llevó una mano al pecho y extrajo de dentro de su gabardina la pequeña barra de metal. Con un movimiento rápido hizo que esta creciera y al instante adoptara la forma de una enorme guadaña plateada.

Mika al verla abrió los ojos y por primera vez se pudo ver reflejado en ellos temor.

-   ¿Cómo es que… ¿Cómo es que trae consigo una arma así?

-   ¿Puedes sentir su poder?. Esta es un arma especial. Es una de las primeras armas que forjé en la era de los fundadores y que luego quedó en manos de los cazadores; pero ahora me fue confiada por alguien importante nuevamente.

-   ¿De qué está hablando?, ¿la era de los fundadores?, no pudiste haber estado allí… no…. a menos que…

-   Efectivamente, soy un vampiro ancestro.

-   ¿Qué?… ese maldito me mintió… 

Kaname se lanzó contra ella, pero no logró golpearla directamente pues esquivó el golpe, pero el viento que surgió de aquel movimiento con Artemis si logró causarle una herida; y ésta sanó de inmediato como las otras. Ella observó horrorizada su brazo.

-   ¿Quién te mintió? 

Mika frunció el ceño y entonces antes de que Kaname reaccionara, se giró para escapar.  Intentó disolverse en el ambiente adoptando una forma no humana, pero no logró hacerlo y cayó al piso. La herida que el arma le hizo le impidió transformarse. Ella se volvió y miró a Kaname horrorizada. No podía creer que tan fácilmente hubiese sido vencida.

 -   Yo…. Yo soy una sangre pura… soy una sangre pura.

-   Eso no es importante… creíste que podías hacer lo que quisieras o que siendo yo un joven vampiro sangre pura podrías vencerme. Pero te equivocaste... - . Éste se acercó a ella con el arma en mano - Si no trajera conmigo a Artemis, quizá nuestra batalla se hubiese prolongado más tiempo, pero gracias a Zero, eso no será así. Ahora dime quién es tu aliado y cuál es su objetivo. 

Ella volvió a desplegar su energía, pero Kaname con un movimiento rápido de Artemis abrió una brecha, por lo que esa energía salió despedida a ambos lados de él destruyendo varios metros de bosque a su alrededor. Kaname posó entonces el arma sobre el cuello de ella y la miró de manera fría.

-   Hmmp… Eyre… Liam Eyre… él dijo que todo saldría bien… que no eras un enemigo del que tuviéramos que preocuparnos… que lo más probable era que quien nos enfrentara fuera Kiryuu Zero, sólo tenía que captúralo para él. Liam fue quien planeó todo; cada uno de nuestros movimientos y ataques… como también planeó… 

-   ¿Qué más planeó?

-   ¡Ja… ja ja ja ja ja! -. Ella comenzó a reír y Kaname más molesto oprimió el arma contra su cuello – Supongo que no importa ya, ni siquiera tu podrás llegar a tiempo.

-   ¿A tiempo para qué?

-   El ataque a la sede y a esa academia… el piensa destruir todo… 

Kaname frunció el ceño ahora todo estaba claro… No se había equivocado. Liam era quien estaba atrás de todo y había intentado tenderle una trampa. ¿Pero un ataque conjunto?. Descargó Artemis sobre ella y al instante la sangre pura se convirtió en polvo que el viento esparció.

En cuanto la vieron caer, los nobles que restaban comenzaron a huir, pero Kaname los alcanzó y con Artemis los convirtió en polvo también. Después de eso el arma regresó a su estado normal y la guardó dentro de su gabardina. Sin embargo había algo más que lo inquietaba y la imagen de Zero volvió a su mente.

 -   ¿Seiren? – llamó y la vampiro apareció a su lado al instante.

-   ¿Si, Kaname-sama?

-   ¿No ha quedado nadie?

-   No, tampoco nadie escapó.

-   Bien, ya logramos atraer su atención. Nile y Alexander sin duda se dirigen hacia aquí, pero antes de volver hay que detener al ejército de Petrov…

Mientras decía eso, una presencia más se hizo presente haciéndoles girarse.

-   Kaname-sama –. La persona encapuchada que había aparecido hizo una reverencia y luego se retiró la capucha. Era Kurenai Maria. - Lamento no haber llegado a tiempo. Mis aves vigilaban este lugar pero me encontraba un poco retirada.

-   Está bien. ¿Qué sucede?

-   Las tropas de Mika Petrov se dirigen al sur.

-   Ya veo.

-   Eso no es todo. La asociación también se está movilizando. Han establecido dos bases y pretenden bloquearles el paso y parece ser que Kiryuu-san se les unirá.

Kaname frunció el ceño. ¿Qué sucedía? ¿Por qué Zero pretendía venir al norte?, se suponía que le había prometido que esperaría noticias suyas antes de actuar. Su Zero sin duda era demasiado impetuoso pese a los años.

-   Bien, dejemos a los cazadores que hagan su trabajo, yo debo volver de inmediato… ¿Seiren?

-   Si… -, la vampiro retrocedió un par de pasos y comenzó a dibujar runas en el piso alrededor de él.

Kaname la miró hacer su trabajo mientras pensaba que ir allí sólo había confirmado sus sospechas. Desde el primer momento en que decidió partir para detener a esta sangre pura, sabía que había arrojado una moneda al aire. Pero sólo había esa forma para obligar a Liam a mostrarse sin que Zero se expusiera demasiado.

Liam había previsto que Zero iría a ese lugar y entonces podrían capturarlo, pero al haber ido él, el objetivo de estos sangre pura recaía en eliminarlo, o más bien, en detenerlo a él el mayor tiempo posible. Detenerlo para que Liam llevara a cabo su plan. Estando él ahí Zero se quedaba desprotegido en la academia. Liam estaba pensando en apoderarse de él tal y como había supuesto, pero tanto Takuma como Aidou y los cazadores estaban allá y no se lo harían fácil, ni siquiera el mismo Zero. Y si de algo estaba seguro es que Liam no lastimaría a Zero.

Ahora sólo esperaba que los otros sangre pura realmente fuesen atraídos hacia la cordillera de Volk. Al menos así los detendría por un tiempo mientras volvía a la Academia por Zero. Y tenía que hacerlo rápido. Ya que no había contado con eso último que dijo Mika. Un ejército para atacar la sede y la academia ¿Cómo es que tenía un ejército si lo había mantenido vigilado?. No podía perder más tiempo.

Liam realmente había perdido la razón. Un ataque a la sede quería decir que buscaba eliminar el metal madre y a los cazadores; aquello que se creó a partir del sacrificio de Libelle. Y a la academia que fue el lugar donde ella lo hizo. Además, al apoderarse de Zero era claro que pretendía borrar el pasado y reescribir una nueva historia para él y… ¿Libelle?... pero él no era ella. Zero era Zero, su Zero y de nadie más.

 

 

Notas finales:

Hola de nuevo. Les dejo otro capítulo más. Disfrutenlo, nos leemos en dos semanas o antes si no pasa nada. Un beso enorme a todos.


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