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AL FINAL DE LA NOCHE por Amaya Kurau

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Capítulo XLVI

ATAÚD

 

 -   ¿Así que finalmente ha sucedido?

El suave y a la vez profundo sonido de su voz, a su pesar lo estremeció y turbó. Era la primera vez que lo escuchaba realmente, como también era la primera vez que la veía por completo, no sólo su espalda o su perfil.

Esbelta y de porte elegante, cabello largo y plateado lanzando iridiscencias doradas, sin adorno alguno más que dos trenzas delgadas que recogían el pelo a ambos lados de su rostro y que ondeaban al viento. Piel tan blanca como la suya pero iluminada por el color de las mejillas y de los labios de un bello rosado. Ojos de mirada profunda que en este momento parecían negros pues como los de él que relucían cobrizos por reflejar el ocaso, los de ella reflejaban el azul del cielo que poco a poco iba oscureciendo; pero que aun así, él sabía eran del mismo color que los suyos.

Inhaló profundamente y posteriormente contrajo el ceño en un gesto se recelo.

-   Tú... ¿Me esperabas? – Se aventuró a preguntar.

-   ¿Esperarte? – Ella sin más le sonrió; luego miró detenidamente sus propias manos y unos segundos después, nuevamente a él – No, no realmente. Aunque sabía que nos encontraríamos, no estaba segura de cuándo o cómo sería.

-   Pero, tú me trajiste aquí.

-   No, estás equivocado joven vampiro. Fuiste tú quien me trajo a mí aquí.

La miró desconcertado. ¿De qué estaba hablando esa mujer?, no, en primer lugar, ¿Por qué motivo estaba hablando precisamente con ella?, ¿Se había vuelto loco?, o, ¿Acaso era cierto lo que Liam…?

Agitó la cabeza en gesto de negación.

-   No comprendo de que hablas – dijo.

Ella nuevamente lo ignoró y paseó su vista alrededor observando todo atentamente y posteriormente miró de nuevo sus manos. Unos segundos después una débil sonrisa surgió en sus labios.

-   Comprendo… - Susurró para sí misma. Luego levantó la vista hacia él y le habló. - Al parecer éste yo sólo es la reminiscencia de un poder antiguo que reside en tu interior. Lo suficientemente grande y fuerte como para permitir que la consciencia de lo que una vez fui cobrara algo de voluntad propia para hablarte… Pero, en lo que a éste escenario se refiere, ha sido creado por ti y sólo por ti,  y… es exactamente igual a aquel en que te vi por primera vez.

-   ¿Qué?, no hay manera. Tú exististe hace miles de años.

-   ¿Miles… de años? – Ella volvió a mirar sus manos – Ya veo. Joven vampiro, ¿sabes quién soy?

-   ¡¿Estás jugando con migo?! – Le espetó con rudeza. Ella no respondió ni tampoco se inmutó por su tono de voz; por lo que él lanzó un suspiro - … Sé que tu nombre es Libelle y que eres una sangrepura.

-   Hmmp.

-   ¿Qué es tan gracioso?

-   Es que me recordaste a alguien. ¿Sabes?, eres diferente de los demás vampiros que he conocido… Aunque quizá los vampiros también han cambiado – dijo esto último más para sí. 

-   ¿De qué hablas? – preguntó él con el ceño ligeramente fruncido.

-   De que lo normal hubiese sido que lo dijeras así: Mi señora, sé que su nombre es Libelle y que es un vampiro sangrepura.

-   ¿Por qué tendría que hacerlo?; lo único que me interesa es saber qué hago aquí.

-   Ya te lo dije, fuiste tú quien me trajo; así que dímelo tú. Además, es muy grosero y poco caballeroso saber el nombre de una dama y que ésta no sepa el tuyo – Ella hizo un leve puchero divertida.

Aquello desconcertó a Zero, ¿Ésta mujer estaba burlándose de él?; hasta ahora de sus sueños sólo la recordaba con una actitud fría, altiva o melancólica.

Decidió respirar profundamente y tranquilizarse.

-   Has dicho que este lugar fue donde me viste por primera vez. Pero tienes mucho tiempo de haber dejado de existir; por tanto es imposible que me hayas visto a mí. Sin embargo yo si te he visto a ti, en mis sueños e incluso en visiones. 

>… Además, el ataúd que también estaba constantemente en mis sueños ¿tiene algo que ver contigo?. Lo he abierto y ahora tú apareces. No sé con certeza quien eres, o qué es este lugar. Tampoco sé qué hago aquí, ni por qué me encuentro hablando contigo. Pero estoy cansado de especular, así que quiero saberlo…

-   ¿Cómo se encuentra Kaname?

Como si ella hubiese ignorado todo lo que dijo él, le lanzó aquella pregunta mientras una sutil sonrisa se formaba en sus labios al tiempo que miraba como una libélula se posaba en el dorso de  uno de sus dedos.

 -   ¿Qué?, ¿Por qué me preguntas por él a mí?

-   Porque quiero saber… – ella le miró entonces de soslayo - Pero por el rubor en tus mejillas he de comprender que se encuentra bien.

-   ¡¿Qué?!... – Ese rubor del que ella hablaba sólo se intensificó.

-   ¿Habías visto antes un lugar parecido a éste, joven vampiro? 

Zero desconcertado por el nuevo cambio de tema, aguardó un segundo. Ella no lo miraba ya, volvía a observar la libélula. Él miró a su alrededor.

-   Si… - Dijo al fin. La libélula voló del dedo de la sangre pura y entonces ella volvió a mirarlo.

-   Bien... No mentí cuando te dije que te había visto antes… Una vez, al pasear por estos campos, apareciste frente a mí. Estabas mirando hacia el horizonte completamente concentrado. Tu repentina estancia en un lugar que yo frecuentaba y el ligero parecido conmigo, me sorprendió tanto que al principio no pude hablarte y sólo me quede observándote. Pensé que te darías cuenta de mi presencia al ser un vampiro; pero no lo hiciste. Y cuando finalmente yo me decidí a hablarte, comprendí entonces que eras una visión. Aunque sinceramente una muy real.

   >… Como era de esperar, no escuchaste mi voz; sin embargo te giraste hacia mí y dijiste algo que yo tampoco pude escuchar; y vi aprensión en tu mirada. Por un instante pensé que aunque eras una visión, también me estabas viendo y me estremecí. Mi corazón se aceleró por ello. Sin embargó también me equivocaba; lo supe cuando te dirigiste hacia mí apresuradamente y atravesaste mi cuerpo.

   >… No era a mí a quien veías en realidad. Al girarme para observarte, estabas ya con alguien conocido mío que se encontraba recargado en el tronco de un árbol y que parecía algo débil. Ese era Kaname.

   >… A pesar de que no escuchaba nada de lo que decían, él te miraba con alivio y a la vez también con infinito amor. Tú lo trataste con cuidado, pero por tus gestos al parecer también lo reñías y él sólo sonreía. Luego lo ayudaste a incorporarse y lo condujiste en dirección a lo que parecía ser su hogar o algo parecido.

   >… Entonces esa visión desapareció y al hacerlo supe que era correcto hacer lo que tenía pensado. Esa imagen era del futuro y esa mirada en Kaname era lo que yo siempre quise ver en él…

-   Una… visión...  ¿Tú estás diciendo que me viste con él en una visión?

-   Si… Joven, me gustaría saber tu nombre. Me gustaría saber más de ti.

-   ¿De mí?, ¿Por qué?

-   Salvaste a Kaname… y, al parecer lo último que queda de mí se encuentra en tu interior. Al menos quisiera saber quién eres.

-   Creí que lo sabías. Estabas dentro de ese ataúd llamándome.

-   Yo me siento como si hubiese estado durmiendo por mucho tiempo. No hay manera de que eso que dices haya sucedido.

-   Entonces comprendo todo aún menos que tú.

-   Y sin embargo sabias quien soy, ¿Por qué?

-   Ya te lo dije, he tenido sueños e incluso visiones donde has estado involucrada; y… también he escuchado sobre ti por… Eyre Liam …

-   ¿Liam?, ¿Así que también lo conoces a él?... Debes ser alguien especial para conocerlos a ambos…

-  Mi nombre es Kiryuu Zero y soy un cazador de vampiros.

Al escucharlo ella abrió los ojos con sorpresa.

-   ¿Kiryuu?… ¿cazador?… - dijo casi en un susurro y lo recorrió con la vista con más detenimiento. Entonces se acercó a él.

Zero quiso retroceder pero por algún motivo se quedó en su lugar. Ella se detuvo justo a un paso frente a él y lo miró a los ojos por varios segundos. Luego un tanto desconcertada observó de nueva cuenta sus propias manos con detenimiento.

-   ¿Qué sucede?

-   Eres un ex humano – dijo.

-    Si. Cuando era niño fui transformado.

Ella volvió a mirarlo desconcertada.

-   ¿Qué hago dentro de un niño ex humano? – Ésta, más que una pregunta para él, era una para sí misma. Se quedó en silencio por un rato.

Él no sabía que decir. Todo aquello era tan raro. ¿Era un sueño?, ¿Una visión? o ¿Qué diablos era lo que estaba sucediendo?. Ambos hablaban como dos personas lo harían normalmente; pero ella no era real o al menos eso era lo que suponía, y sin embargo se expresaba como si lo fuera.

Además, ella hablaba de Kaname con tanta familiaridad y eso le provocaba una sensación desagradable en su interior. Se sentía extraño. Sí bien Kaname lo había tomado en todos los sentidos, no podía dejar de sentirse inquieto por la presencia de ella allí, en especial al recordar lo dicho por Liam sobre su parecido y que precisamente ella acababa de reafirmar. ¿Kaname, él también vería ese parecido?

Agitó la cabeza para ahuyentar ese pensamiento que le había provocado una punzada en el pecho. Había estado con Kaname hacía poco. Se había entregado a él. No podía pensar en las palabras de Liam ahora… Si dejaba que le afectaran… él… Sin embargo, si tenía razón…

-   Liam… él cree que soy tu reencarnación – dijo de pronto. - Yo no sé si eso sea cierto, pero…

-   Absurdo – Ella lo interrumpió y para su sorpresa, le sonrió y extendió la palma de su mano al frente e hizo aparecer en ella un botón de rosa blanca que fue abriéndose poco a poco.

-   ¿Qué dices? – preguntó él con inquietud mientras veía cautivado esa rosa.

-   Digo que es absurdo lo que Liam cree. Lo vampiros no reencarnamos; y menos los sangre pura que podemos llegar a vivir eternamente – Cerró el puño un momento y al abrirlo de nuevo, la rosa se había convertido en polvo que el viento arrastró mientras lo dejaba caer entre sus dedos – No, joven Kiryuu. Los vampiros simplemente nos convertimos en cenizas.

Zero miró aquel polvo que caía lentamente. Oír aquello provocó cierto alivio en su interior; sin embargo, si no era la reencarnación de ella, ¿Qué era lo que los unía?

Ella se mantuvo pensativa mientras veía los últimos restos de polvo caer de entre sus dedos. Entonces una sutil sonrisa se dibujó en sus labios y volvió a mirar Zero.

-   Kiryuu-san, creo que ahora comprendo que sucede, al menos en parte. Quieres saber por qué estoy en tu interior, ¿cierto?

-   Si.

-   Entonces déjame entrar en tu mente y ver tus recuerdos. Si haces eso, a cambio te mostraré los míos. Así sabrás que nos une y serás capaz de tomar una decisión al respecto.

Zero la miró desconcertado, pero antes de que pudiera hacer o decir algo, ella dio un paso al frente acercándose más a él; y extendió un brazo y colocó su mano sobre su rostro. Al instante recuerdos de su propio pasado pasaron frente a sus ojos tan rápidamente como escenas fotográficas.

Él de niño junto a sus padres e Ichiru. Las veces que se mudaron de casa. Los cumpleaños. Los días de instituto. Las visitas a la asociación junto a su padre. Las visitas de Yagari sensei para cuidarlos. Las visitas de Kaien en que les contaba cuentos, jugaba con ellos, les tomaba fotografías, o los llevaba de paseo. Aquel día nevado en esa montaña en que sintió una atrayente presencia. El día que aquella enfermera lo atacó y su maestro perdió un ojo por protegerlo. El inicio de su entrenamiento como cazador junto a Kaito. Los días que Ichiru enfermaba y él lo cuidaba y cocinaba para él. El día que conocieron a Shizuka. El ataque a su familia y la partida de Ichiru junto a esa sangre pura. Su llegada a la casa de Kaien y su primer encuentro con Yuuki. Los meses posteriores al ataque en que había días que no podía dormir y lloraba solo en su habitación; o que solía arañarse el cuello hasta sangrar. Su primer y terrible encuentro con Kaname. Lili recién nacida con él cuidándola para ayudarla a sobrevivir. Los días de instituto junto a una Yuuki siempre tras él, buscándolo pese a ir un grado menos. El retomar de su entrenamiento con Yagari. Las visitas de Kaname a la casa de Kaien y en las que él se negaba a salir de su habitación. La instauración de la clase nocturna y su labor como prefecto. Su enfrentamiento con Kaname y la primera vez que probó su sangre. Todo lo sucedido con Shizuka, Rido y Sara. El ataque a la asociación y la pérdida del primer metal madre. Sus enfrentamientos con Kaname. El día del ataque a la academia. La pérdida de Yuuki y el surgimiento del nuevo metal. Su plática con Kaname antes de separarse hace más de treinta años. Su graduación. Sus días en la escuela superior y posteriormente como profesor de instituto. Sus misiones. Su ascenso a presidente de la asociación. Aquellos sueños extraños. Su reencuentro con Kaname. El reciente ataque que sufrió. Su primer, y posteriores encuentros con Liam y sus conversaciones. Sus pláticas con Kaname. Aquellas aparentemente visiones. El ataque de Liam. Su reciente platica con Kaname y... Su entrega…

Mientras las escenas se sucedian; repentinamente ella retiró su mano y lo miró desconcertada. En cambio él la miró molesto y con las mejillas ligeramente arreboladas.

.   ¡Tuuu!… ¿Por qué diablos…

-   Lo dudabas demasiado y tiempo es lo que no tengo.

-   Tsk… Como todos los sangre pura; siempre haciendo lo que quieren… - ella le sonrió.

-   Si, supongo que sí. Pero aún no he terminado.

-   ¿Qué…

Antes de que pudiera retroceder, ella volvió a colocar una mano sobre su rostro. Y, entonces sucedió algo muy extraño. Un halo de luz verde brotó de la palma de su mano al tiempo que él sintía que algo se quebraba en su interior como si de un cristal se tratase; y memorias que sabía le pertenecían pero que por algún motivo no recordaba, resurgieron de golpe.

Asustado, con toda la fuerza de que fue capaz o al menos eso le pareció; alejó  la mano de la mujer con un manotazo y retrocedió. Su respiración se hizo dificultosa y su corazón comenzó a aumentar su ritmo.

-   ¿Así que éste es quien eres tú?

Zero sin saber que decir, la miró horrorizado.

¿Qué era eso que había recordado?. Era como si de pronto se hubiese caído una cortina frente a sus ojos y ahora todo en su vida fuera más claro. Recuerdos… recuerdos de hechos que por algún motivo había olvidado, habían vuelto.

Aquel en que cuando muy pequeño, Ichiru estaba a punto de caer por las escaleras y él gritó asustado; y al hacerlo, Ichiru quedó suspendido en el aire. Su madre corrió hacia su hermano, lo tomó entre sus brazos y luego lo miró a él muy asustada. 

El recuerdo de aquella tarde cuando su padre le enseñaba algunas cosas sobre defensa personal y varios nivel E aparecieron de la nada. Su padre les hizo frente mientras le gritaba que huyera. Pero él, en vez de huir corrió hacia su padre para ayudarlo; y mientras lo hacía, éste recibió un arañazo en la espalda al intentar protegerlo. Asustado se detuvo de golpe y miró a aquel vampiro que había herido a su padre. Al instante se convirtió en cenizas y posteriormente todos los demás nivel E también lo hicieron. Su padre le dijo que no hablara de lo sucedido con nadie y posteriormente lo llevó con quien fuera entonces su maestro, Kaien Cross; que le hizo algo a él al colocarlo en el centro de un circulo de runas. Esa fue la primera vez que lo conoció.

De igual forma, también regresó aquel recuerdo del día en que molesto por los comentarios que le hacían los demás cazadores al visitar la asociación, sobre lo prometedor que era para el futuro; se escapó y fue a parar a la caldera que albergaba el metal madre ya que éste lo llamaba insistentemente. Y cuando apenas ingresó a la caldera; varios hilos plateados salieron de horno y lo rodearon cálidamente. Su padre, que lo buscaba, apareció justo en ese momento y se dio cuenta de aquello. Él le dijo que el metal lo había estaba llamando, pero su padre, con una mirada de preocupación, nuevamente le dijo que no hablara sobre eso y lo llevó de nuevo con Kaien.

Ahora lo sabía. Aquello no eran mentiras ni visiones. Y también sabía que no volvió a pasar por lo mismo después de esa última ocasión.

 

-   Eres bastante especial… – Volvió a hablar ella. Él solo la miró pues aún no se recuperaba de la impresión de aquellos recuerdos – Demasiado especial y por eso al parecer alguien se esforzó en hacerte olvidar.  Pero he roto esas barreras que pusieron en ti. Lo siento, pero era necesario. De otra forma ni tu ni yo comprenderíamos que nos une.

-   Aquello… ¿Cómo es que?...  Yo, yo hice…

-   Supongo que sí. Esas barreras eran poderosas y fueron puestas en ti por una misma persona, pero aún hay más.

-   ¿Barreras? – Zero la miró con incredulidad.

-   Si. Quizá por todas ellas es que tu poder ha estado contenido y es quizá por eso también que buscando una manera de surgir, se tradujo en todos esos sueños y visiones que has tenido. Así que, permíteme retirar esas barreras por completo, te sentirás mejor después de eso.

Zero no dijo nada, pero permitió que ella se le acercara de nuevo. Entonces, de pronto pensó en Kaname sin saber exactamente por qué.

-   Espera… Kaname… él  ahora mismo…

-   No te preocupes por él. No se ha dado cuenta de nada. Ni lo hará si te tranquilizas.

Dicho esto, el respiró hondo. Ella le sonrió y  volvió a  tocar su rostro.

Ahí estaba nuevamente ese halo de energía y esa sensación como si se quebrara algo. Entonces, nuevos recuerdos acudieron a él.

Ahora recordaba claramente al lobo que rondaba las cercanías de las casas que llegaba a habitar su familia. Incluso recordaba toda la escena de cuando fue atacado por Shizuka y ayudado por Kaname. Era muy clara. Como también lo era el recuerdo reciente de la noche en que el vampiro acudió a su dormitorio y lo hizo dormir.

Sintió un nuevo estremecimiento recorrer su cuerpo pues también recordaba completamente lo sucedido en el lago cerca de la academia y lo que sintió. No sólo fragmentos. La conversación con Liam y todas esas visiones en cascada, todas ellas. Eran muchas y desconcertantes. Pero no le pertenecían, le pertenecían a ella. Pero él no era ella. No lo era. Liam mentía, tenía que estar mintiendo. Recordaba como experimentó una sensación que ahora sabía era igual a cuando era niño; pero en vez de poder liberarlo como entonces; sintió como si su cuerpo se quemara.

Recordaba la desesperación que sintió y como  quería escapar y  también recordaba como es que se encontró con Kaname y como quiso alejarse de él y el miedo de lo que su mente le gritaba. Sin embargo Kaname lo había tomado entre sus brazos intentando ayudarlo y él en respuesta lo besó. Lo besó con desesperación porque él no era ella y Kaname le correspondió.

También recordaba como esa noche bebió la sangre del vampiro y también como es que su cuerpo la rechazó y después cayó en la inconsciencia. Aun así estaba seguro que Kaname le dijo que lo amaba antes de borrar sus recuerdos de esa noche.

Sin duda todos eran recuerdos absurdos. Se sentía como si hubiese estado engañado durante mucho tiempo. Y… no sólo era eso lo que recordaba. Ahora también recordaba…

Libelle se alejó y él se tocó la frente con una mano, confundido. 

¿Él… ¿Él ya había estado con Kaname antes?...

Sintió su cuerpo tambaleare y un intenso rubor tiñó sus mejillas.

Las imágenes de esa noche eran claras. Él estaba herido y Kaname lo ayudó dándole su sangre nuevamente; y posteriormente… posteriormente él había tomado a Kaname… lo había besado, tocado y le había hecho el amor… él…

Una corriente eléctrica recorrió su cuerpo. ¿Por qué Kaname lo permitió?... ¿Por qué lo hizo olvidar?. Apretó los puños con fuerza y así permaneció unos instantes hasta que ella nuevamente habló.

-   Bien, eso es todo. Ahora cumpliré con mi parte. Déjame mostrarte mis recuerdos…

Ella, ignorando olímpicamente lo abrumado que él se sentía; se le acercó nuevamente; se situó a su lado y tocó su brazo. Entonces todo a su alrededor cambió; y él asustado y a la vez sorprendido, miró lo que pasaba.

Escenarios con sucesos que no le pertenecían se sucedieron uno tras otro frente a sus ojos. De a momentos podía captar con su vista algunos, pero incluso los que no podía, se adentraban en su interior y parecían fundirse en él.

Veía, escuchaba, pero por sobre todo, comprendía todo con absoluta claridad.

Una niña corriendo y riendo por el campo hacia un hombre que la recibía entre sus brazos y la elevaba al aire riendo también. Escenas de la vida cotidiana de un hogar. Pueblos, ciudades y aldeas desconocidos. Encuentros con personas desconocidas, humanos y vampiros por igual. Paisajes cambiantes. El recuerdo de aquel día en ese lugar desértico en que Kaname se negó a ir con ella. El recuerdo de un niño pequeño de pelo negro escondido en un granero. El recuerdo de un castillo en llamas y a Kaname cavando fosas para enterrar los cadáveres de humanos. El recuerdo de varios niños riendo y corriendo por una aldea con varios árboles de cerezo en plena floración. El recuerdo de un invierno en un pueblo extraño mirando a Kaname a lo lejos. El recuerdo de un Liam joven sonriéndole con un libro entre las manos. Kaname sentado a la sombra de un árbol viendo un pueblo a lo lejos. Vampiros conviviendo en lo que parecía ser una aldea. Más lugares desconocidos. Vampiros sangre pura con diversos rasgos y color de piel y pelo; en distintas situaciones, huyendo o atacando sin piedad. Mujeres, hombres y niños humanos con colores de piel, ojos y cabello distintos, felices. Estaciones transcurriendo una tras otra. Kaname colapsado en el piso. Liam mirándola de manera cálida. Kaname bebiendo su sangre y luego ella abrazándolo maternalmente. Humanos muertos por doquier. Liam en un laboratorio. Kaname en un laboratorio. Pueblos incendiados. Gritos de desesperación. Sangre por doquier. Peleas contra iguales. El campo de trigo frente a sus ojos y a su lado, Kaname. Ella cabalgando en medio del campo. Liam en medio de una lluvia de flores de cerezo. Liam ofreciéndole un lirio blanco. Ella en su montura y Kaname de pie, besándola. Más enfrentamientos donde ella arrebataba vida tras vida con frialdad. Ella cabalgando por un camino accidentado. Ella en una aldea con un lago en las cercanías.  Y… Finalmente toda la secuencia de escenas deteniéndose en una… Ella de pie frente a un gran horno de fundición.

Todo, absolutamente todo fue asimilado por él a pesar de ser escenas rápidas. Su pecho dolía y en su garganta se había formado un nudo. ¿Todo aquello había sido vivido por ésta mujer?. Era un pasado doloroso, demasiado; y ahora él lo conocía en su totalidad. Las visiones y sueños que había tenido, como piezas de rompecabezas ahora encajaban en todo ese panorama y tenían sentido. Lo que él vio, lo que le contó Liam, incluso lo que callaba Kaname; todo, todo lo conocía ahora; y aunque eran en su mayoría recuerdos dolorosos, también podía sentir esperanza en cada uno de ellos.

Kaname también había vivido mucho de aquello. Ahora era consciente de eso y comprendía mejor el porqué de aquella mirada en él y esa sensación de soledad que emanaba. Liam incluso también había pasado por eso. Guerras, muerte, pérdidas y… deseos perdidos.

 

-   Ahora sé quién eres, y sabes quién soy yo – dijo repentinamente ella  a su lado, atrayendo con eso su atención.

-   ¿Por qué me has mostrado todo eso?

-   Porque es necesario, o al menos eso creo – respondió ella tranquilamente – Por tus recuerdos y  todo lo que sabes, me doy una idea de lo que ha sucedido y de lo que está por venir. Parece ser que los vampiros sangre pura, pese al tiempo, no se cansan de hacer daño. Debería sentirme decepcionada por eso; sin embargo me alegra saber que aquello que hice sirvió de algo. Pude darles a los humanos una oportunidad para defenderse y vivir; tal como deseaba. Y también, Kaname encontró un motivo para seguir existiendo. Pero ahora es necesario volver a luchar… Sólo lamento lo que ha sucedido con Liam y que esta vez sea él quien tenga que ser eliminado… Supongo que a veces no puedes conseguir algo sin sacrificar algo más. La decisión que tomé sin consultar con ellos parece haberlo llevado a actuar así, pero yo no podía quedarme con ellos si quería proteger a los humanos como era mi deseo. Creí que lo entenderían.

Al escuchar eso, Zero frunció el ceño. Aquello le había sonado algo egoísta; por lo que giró hacia ella.

-   Kaname, aunque no me lo ha dicho, estoy seguro que sabía de tus deseos y por eso, por cumplirlos, es que ha estado sólo por mucho tiempo llevando una pasada carga sobre sus hombros.

-   Lo sé, pero yo sabía que te tendría a ti. Siempre supe que yo no era lo que él necesitaba. Por eso me alegro de que te haya encontrado. Él siempre fue un buen niño… pero a pesar de su gran poder, su fragilidad puede verse reflejada en sus ojos. Ahora me tranquiliza  saber  que él estará bien.

-   ¿Qué hay de Liam?

-   Él siempre estuvo fuera de mis manos. Como pudiste ver, mientras estuve viva fui líder de todos los vampiros, pero es claro que nunca pude controlarlos a todos.

-   Él te amaba también.

-   Él no me amaba; ni en ese entonces ni ahora. Él sólo se aferró a mí y lo sigue haciendo; y ahora es preciso detenerlo. Me has mostrado todo lo que está sucediendo actualmente. Tus recuerdos ahora son uno con los míos y viceversa. Él quiere volver a causar una guerra. Quiere destruir lo que se ha logrado con tanta sangre derramada. No di mi vida para que él lo destruya todo.

Zero la miró fijamente a los ojos como queriendo comprobar algo y ella le correspondió de igual manera. Entonces él suspiró.

-   En verdad te sacrificaste por los humanos –  dijo como una afirmación

-   Si, lo hice. Ellos siempre fueron importantes para mí. Lo has visto; mis padres fueron humanos. Por eso quería un mundo en paz donde ambas especies pudieran coexistir. Ese era mi sueño, pero fue imposible de lograr en ese entonces. Por eso mi única opción fue darle a los humanos una oportunidad de defenderse.

   >… Y, ahora he dejado de existir casi por completo. Lo último que queda de mí es lo que está en ti…Pude ver en tus recuerdos que a partir del metal creado por mí se hicieron armas, pero que éstas fueron destruidas cuando perdió su poder. Y también vi que alguien más tomó mi lugar, pero de igual forma, peligra ahora.

Ella guardó silencio y lo miró a los ojos con una expresión seria. Después de unos segundos inhaló profundamente y continuó

-   Joven; la razón por la que me encuentro dentro de ti es muy simple y a la vez bastante complicada.

-   ¿Qué quieres decir?

-   Estoy dentro de ti y muchos de tus rasgos se asemejan a los míos porque la carga genética que tienes de mí es increíblemente alta. Me di cuenta de eso desde el principio.

-   ¿Carga genética?

-   Si.

Zero la miró un tanto desconcertado; sin embargo, pronto comprendió que lo que ella decía tenía cierta lógica. Era sabido, o al menos eso le enseñaron; que todos los cazadores, en mayor o menor grado poseían material genético vampírico. Y si ella era quien los había creado, entonces…

-   Sin embargo… – Ella interrumpió repentinamente sus cavilaciones sobresaltándolo un poco - No sólo se trata de eso… Al verte más de cerca y poder sentirte; me he dado cuenta que… - La mirada de ella se tornó cálida, desconcertándolo un poco - …eres la cristalización de un insipiente y egoísta deseo que surgió en mí,  justo al final de mi vida.

Zero la miró sorprendido, ¿Qué es lo que acababa de decir?

-   ¿Un… deseo?

-   Si. Es irónico y triste, pero sucedió que justo en ese momento, sin poder dar marcha atrás y sin siquiera haberlo previsto; me enamoré total y perdidamente y sólo para tener que dejar ir a ese amor y terminar con mi propia vida.

-   ¿De qué estás hablando?

Ella no respondió esa pregunta, sólo se giró y miró junto a él el escenario que se formaba ahora frente a sus ojos.

Ambos como espectadores, vieron ese recuerdo.

 

En medio de la noche iluminada lúgubremente por la luna llena; ella se encontraba parada tranquilamente frente a varios humanos, que contrario a ella se veían inquietos y se mantenían en guardia.

Un enorme horno de fundición se encontraba  encendido y el fuego bañaba de oro sus rostros y piel, y proyectaba en el piso sus sombras.

-   ¿Tu aseguras que has descubierto una forma con la cual nosotros podremos ganar el poder necesario para pelear contra esas “cosas” de igual a igual?. ¡Eso es imposible!, ¡no hay manera de que algo como eso suceda!  - dijo en tono despectivo un hombre de mediana edad, con una cicatriz en una mejilla.

-   En primer lugar, ¡¿Por qué alguien como tu vendría a decirnos todo eso?! – Agregó una mujer, que se adelantó entre todos. Tenía el pelo recogido en una trenza y un parche cubriendo su ojo derecho.

-    ¡No caigan, es una trampa!, ¡Ella es una de sus líderes!, ¡Es obvio que sólo quiere nuestra sangre! – dijo un hombre moreno, también mayor.

-   Ruke-san, escuchemos todo lo que tiene que decirnos.

Zero no logró ver a quien había hablado ésta vez pero algo en su voz lo estremeció.

-  ¿Para qué?. Quizá  los suyos ya vengan en camino. Tenemos que marcharnos. No sé ni porque Hiro-sama aceptó éste encuentro. Y aparte, ¿para qué encender ese horno?; ¿acaso es una señal para ubicar nuestra posición?

-   No digas tonterías – el joven de antes, elevó la voz - Mi padre sólo …

-   Tu padre y tu son iguales Ken. Los Kiryuu son fuertes y gracias a ustedes es que hemos podido hacerles medianamente frente a esos malditos vampiros; pero no creo que debamos negociar con una de ellos. Lo vuelvo a decir, esto es una maldita trampa.

Zero que se estremeció al escuchar el nombre de su familia, avanzó algunos pasos y entonces  pudo ver a aquel joven que había hablado antes, y se estremeció al darse cuenta que sus rasgos eran muy similares a los suyos, salvo por el color de pelo que en aquel era negro.

-   ¿Él…

-   Si, como lo escuchaste. Su nombre era Kiryuu Ken. Esa fue la primera vez que lo vi y la última.

-   Zero la miró. ¿Él era uno de sus antepasados?, ¿Ella tenía recuerdos de uno de sus antepasados?. Sintió una extraña sensación al ver aquella mirada nostálgica con que ella contemplaba a ese joven.

-   No teman, me oculté de mi gente mientras venia acá – dijo la Libelle del recuerdo atrayendo con eso de nuevo su atención.

-   Sí, claro – el hombre moreno lanzó lo que parecía ser una maldición entre dientes - ¿Y sólo así sin más?; ¿sin pedir nada a cambio nos ayudará ?… ¡es absurdo!… ¡nos cazan como a animales y ahora viene y dice que nos ayudará!

-   Lo haré, aunque… el método que tengo para que ustedes puedan ganar ese poder, no les puedo garantizar que sobrevivan a ello.

-   Habla – dijo decididamente Kiryuu Ken y la miró a los ojos. Ella guardó silencio unos segundos y luego continuó.

-   La sangre de un vampiro puro es poderosa. Con anterioridad mi sangre, en una muy mínima cantidad, ha logrado curar las heridas de humanos y al aumentar la cantidad, también han aumentado sus habilidades físicas. Si ustedes beben de ella en cantidad suficiente, lograrán obtener poder sin duda.

-   ¿Realmente eso es posible? – cuestionó alguien.

-   Sí. Pero como les he dicho. No garantizo que todos sobrevivan, ya que así como pueden obtener poder al beberla, también pueden morir ya que ésta puede ser como veneno para algunos. Sin embargo, si aceptan, les daré toda la que pueda.

-   ¿Y con eso los podremos derrotar?

-   Los ayudará, pero lamentablemente no será suficiente.

Todos los presentes se miraron entre sí; pero ella no esperó a escuchar lo que fuesen a decir.

-   Y como no es suficiente; por eso… también les ayudaré a crear armas para protegerse.

-   ¿Armas?, las armas no logran hacerles mucho daño a menos que logremos atravesar su corazón o cortar su cabeza. Eso ya en si es un milagro y sólo si hablamos de los de nivel inferior, porque a los que son como tú no podemos ni acercarnos. ¿Realmente deberíamos creerte?

-   Lo sé, pero no les pido que confíen en mí, sino en ustedes mismos. Quieren proteger a los suyos, a su familia ¿no es así?. Yo les estoy dando esa oportunidad…

-   Esto debe ser una broma – Se oyó de pronto y entonces los murmullos comenzaron a esparcirse rápidamente por todo el lugar. Ella, la Libelle de aquel recuerdo, se mantuvo impasible observándolos; hasta que de pronto una voz firme y potente se alzó por encima de todos.

-   Yo lo haré… - Aquel que habló era un hombre alto, apuesto, ligeramente fornido, de cabello negro entrecano y ojos claros.

-   ¡Padre!

-   Ken… yo lo haré… estoy dispuesto a tomar cualquier oportunidad por mínima que sea con tal de proteger a los míos…

El murmullo seguido a esas palabras se hizo más intenso. Pero aquel hombre sin prestar  atencion a ellos, se adelantó y se paró frente a Libelle.

-   No confió en los vampiros, pero al parecer tú buscas lo mismo que nosotros. Así que me arriesgaré.

Ella sonrió sutilmente y de inmediato hizo un corte en su muñeca. La sangre comenzó a brotar de inmediato.

El hombre, ante la mirada atónita de todos, avanzó sin dudar un instante y se inclinó frente a ella, tomó su brazo y comenzó a beber. Pasados unos segundos Libelle tocó su hombro y él se alejó.

Al ver lo hecho por su líder, posteriormente poco a poco los demás comenzaron a acercarse también.

-   Mientras bebieron – Zero se sobresaltó al escuchar a la Libelle que estaba a su lado - ninguno de ellos habló, ni me miró. Y no pasó mucho tiempo cuando todos comenzaron a sentir los efectos de la sangre. Buenos y malos. Sin embargo, aquel humano fue diferente. Fue el último en beber mi sangre y el único que antes de hacerlo me miró.

Zero volvió la vista al frente. Aquel joven llamado Ken, estaba ahora frente a Libelle con una rodilla en el piso y con la mano de ella cerca de sus labios. Y, efectivamente, antes de beber, levantó la mirada hacia ella.

-   ¿Por qué lo haces? – preguntó con suavidad.

-   ¿Qué?

-   ¿Por qué nos ayudas?, ni siquiera sabemos tu nombre. – Ella lo miró ligeramente sorprendida; al tiempo que comenzaban a escucharse las quejas de malestar de algunos.

-   Mi… nombre es Libelle.

-   Un extraño nombre.

-   Si…

-   ¿En verdad eres un vampiro?

-   ¿A qué viene eso?

-   No lo pareces… y, no me has respondido, ¿Por qué nos ayudas?

-   ¿En verdad quieres saberlo, joven Kiryuu?…

-   Si… si he de beber tu sangre quisiera saberlo.

Entonces ella se arrodilló frente a él y lo miró fijamente a los ojos.

Lo hago porque los amó. Porque mi deseo era que pudiésemos llegar a coexistir en paz; pero al no poder lograr eso, al menos quiero poder protegerlos.

Ella le sonrió y él la miró unos segundos; luego se inclinó, tomó su brazo y sin más comenzó a beber  

-   Así que por favor, bebe toda la que resta; tu, sólo tu…  - Le susurró finalmente.

Él lo hizo, bebió por largo rato y ella no lo apartó.

La mirada de la sangre pura comenzó a perder su brillo y el color de sus labios desapareció. Sus ojos entonces  se tornaron en carmesí, pero no se alejó hasta que él terminó de beber; y cuando lo hizo, él volvió a mirarla. Ella sin poder sostenerse estuvo a punto de desplomarse pero él la sostuvo.

-   Gracias –  dijo él y ella abrió los ojos sorprendida – Gracias por este sacrificio. Nunca lo olvidaré

-   Eres gentil… - dijo ella con algo de dificultad y rio suavemente - … Si tan sólo fuera diferente… quizá… hmmp... Que ironía...

No terminó su frase. Se incorporó con algo de esfuerzo y miró el horno de fundición y comenzó a acercarse a el con paso lento.

-   ¿Qué haces? – Ken, tambaleándose un poco, se acercó de nuevo a ella y la apoyó contra su cuerpo.

-   Completar lo que vine a hacer…- dijo Libelle y se alejó de él – Aún falta una parte del trato.

Ese joven la miró sin comprender, pero ella, una vez estuvo frente al horno; en un rápido movimiento, que incluso a él, Zero, que miraba ese recuerdo, lo estremeció; arrancó su propio corazón y lo lanzó al horno lleno de metal fundiéndose.

-   ¡Nooo! - Gritó aquel joven al ver lo que ella había hecho y pese a que aparentemente comenzaba a experimentar los efectos de la sangre bebida;  corrió hasta ella y la atrapó antes de que su cuerpo tocara el piso.

-   Lo he hecho… tendrán poderosas armas… - dijo Libelle en un susurro y él la miró conmovido mientras sus ojos se cerraban.

Luego todo se volvió blanco alrededor de Zero.

 

-   Ese joven – dijo la Libelle a su lado volviéndose hacía él - Con esa mirada tan directa  e intensa como la tuya, llegó hasta el fondo de mi alma. Él fue el único que me miró y me preguntó por qué lo hacía. Él fue el único que no bebió con repulsión o temor. Y con sólo esa mirada me hizo dudar por un instante en la decisión que tomaba. Por un pequeño e insignificante instante estuve a punto de arrepentirme.

   >… Me enamoré de él. ¿Patético no?, que triste haberlo conocido y haberme enamorado de él justo en ese momento, al punto que por un instante desee una vida diferente. No era consideración, cariño o deseo de protección. Era algo más fuerte que eso y por eso lo dejé que bebiera toda la sangre que restaba en mi cuerpo. Algo en mi interior me decía que él sobreviviría. Así que Kiryuu Ken fue quien más bebió y con él se fueron mis deseos y esperanzas; y también mucho de mi poder como vampiro.

   >… He  ahí el motivo de porque es que resido en ti. He de suponer que él no pudo usar todo ese poder completamente, pero lo asimiló y lo transfirió a sus descendientes, en quienes he estado durmiendo todo éste tiempo hasta llegar a ti, que eres el único que ha logrado despertarme o mejor dicho, despertar estas reminiscencias de mí. No sé exactamente el motivo de eso, quizá sea por el hecho de ser un vampiro o quizá sólo sea cosa de aquello que llamamos destino. Después de todo yo ya te había visto en una visión del futuro y mis actos no hicieron más que comenzar a girar la rueda.

   >… ¿Sabes?, te veo detenidamente y veo su mirada en ti. No tienes su pelo negro ni sus ojos grises. Pero fuera de eso físicamente eres casi igual a él; y su voz, esa si es igual, como también lo son algunos de tus gestos…

   >… No, en definitiva no eres mi reencarnación. Pese a nuestro parecido también, no eres yo. Pero tu carga genética relacionada conmigo es tan alta que por eso tu color de pelo, piel y ojos, son iguales a los míos; y, además como he estado viviendo en tu interior por ser descendiente de él, por ello tu aura se asemeja a la mía. Eso es los que los ha desconcertado a ellos porque no saben el final de mi historia. Pero quizá lo más increíble de todo es que aunque no somos la misma persona… tienes los mismos deseos que una vez tuve yo… Si aquel ultimo deseo se hubiese cumplido quizá el fruto de ello sería como tú. Por eso te dije que eres como la cristalización de un insipiente deseo que ni siquiera tuvo tiempo de echar raíz. Un deseo en el que me vi junto a él.

Zero no supo que decir. Ella en cambio, le sonrió cálidamente y acarició su mejilla. Luego volvió a alejarse de él y miró nuevamente sus manos. Éstas comenzaban a verse ligeramente trasparentes.

-   Estoy desapareciendo – dijo - Lo haré por completo pronto.

Zero no pudo evitar sentir una opresión en el pecho.

-   Has perdido muchas cosas a causa de los vampiros, Zero. Lo siento.

La sensación cálida que esas palabras le provocaron, invadió su interior y lo conmovió. Ella había dicho que si las cosas hubiesen sido diferentes, le hubiese gustado estar al lado de ese hombre y que quizá hubiese podido tener una familia; pero en vez de eso, se sacrificó por los humanos.

-   Tú no tienes por qué disculparte. Soy yo quien debe darte las gracias por darle a la humanidad una oportunidad de sobrevivir y… también por ayudar a Kaname…

-   Amas a Kaname, ¿cierto?

-    Si… - Respondió él de inmediato – Aunque me molestan muchas de las cosas que ha hecho; no puedo evitarlo. Lo amó y recién me he dado cuenta de eso. Como también me he dado  cuenta de que no odio a los vampiros. Quiero proteger a los humanos, deseo que podamos coexistir…y, deseo poder estar al lado de Kaname - Ella sonrió.

-   Entonces, dime, ¿Qué estarías dispuesto a hacer por él, joven cazador? ¿Hasta dónde serias capaz de llegar?

-  ¿Cómo?

-  Lo amas ¿no?. Los sangrepura daríamos nuestra vida por aquel a quien amamos. Yo lo hice. Él lo haría.

-  Yo también.

-   Entonces te pido que me aceptes. Me has estado rechazando, puedo sentirlo. O mejor dicho, has estado rechazando tu lado vampírico y por tanto, el poder que hay en ti. Efectivamente, no odias a los vampiros y amas a uno, pero puedo sentir que no te aceptas a ti como un vampiro siendo que lo eres.  Por eso es que en este momento tú y yo somos una dualidad con conciencia propia. Quizá si al ser niño no hubiesen puesto esas barreras en ti y aún así te hubieses convertido en vampiro, todo sería diferente, y en este momento tú y yo seriamos uno mismo. No tendrías que haber experimentado todos esos sueños y visiones que me pertenecen y yo ni siquiera estaría hablando contigo; ya que al final de cuentas en realidad yo sólo soy tu poder mismo con reminiscencias de la consciencia de la Libelle que existió hace miles de años. Pero el quizá no existe y comprendo que te amaban y querían protegerte. Sin embargo ahora es decisión tuya. 

Zero la miró sin decir nada. Luego observó sus propias manos.

-   Yo…

-   Sé que es bastante complicado todo; pero si me aceptas, si te aceptas, podrás proteger aquello que amas.

-   Me estás diciendo que podré usar tu poder, que mis antepasados no pudieron.

-   Ya te lo he dicho. Éste ya no es mi poder, es tuyo… Durante milenios ha estado encerrado y oculto en ese ataúd hasta llegar a ti… Y quizá seguiría así si tú no hubieses sido transformado. Pero lo fuiste y ahora, si lo aceptas serás prácticamente un vampiro completo y poderoso gracias a él. Y no solo tendrás poder, tu vida se extenderá y obtendrás muchas de las habilidades que tuve y que pasarán a ti. Aunque no te miento, puede ser posible que también obtengas algunas de las limitaciones de un vampiro, como la sed, la fotosensibilidad y quizá no puedas volver a manejar armas antivampiros, pero…

-   No… no puedo. Yo…

-   Pero amas a Kaname ¿no?

-   Si…

-   Con tu poder actual no podrás protegerlo, ni a tu familia y amigos. Tampoco podrás enfrentar a Liam ni a ninguno de los otros sangre pura si deciden atacar en conjunto.

-   Lo sé, pero si lo hago no habrá marcha atrás.

-   No, no la habrá. Pero estoy desapareciendo y si no lo aceptas, ese poder desaparecerá conmigo. ¿Qué es lo que en verdad quieres? – ella le extendió la mano. 

Zero dudo uno segundos, peor entonces recordó  la pregunta de la sangrepura

 “¿Qué estarías dispuesto a hacer por él, joven cazador?

Todo… por él haría lo que fuera…

 Se dijo y entonces dio un paso al frente y tomó la mano de ella.

 -   Yo, yo sólo deseo proteger a Kaname y estar a su lado… y deseo detener a Liam.

Ante esa respuesta Libelle le sonrió abiertamente y entonces su cuerpo se fue convirtiendo en luz. Lo último que el vio de ella antes fundirse en él, fueron sus labios pronunciando un gracias inaudible. 

 

 

Aquella sin duda fue su decisión. Aceptó ese poder para proteger lo que amaba y eso haría.

 Se inclinó y depositó un suave beso en los labios de Kaname y entonces se incorporó y se dirigió hacia su escritorio donde tomó tinta y papel y comenzó a escribir.

 

 

 

Notas finales:

Hola de nuevo. ¿Qué les pareció el capítulo?. Espero les haya gustado. Es largo y quiza el próximo tarde igual y se tan largo como éste. Hasta entonces y gracias de antemano a todos por leer y sobre todo a quienes me regalan sus reviews.


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