Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El Chico Perfecto por jotaceh

[Reviews - 166]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todos!!!

Espero que se encuentren muy bien!!!

Aquí les traigo un nuevo capítulo....

 

Muchas gracias a quienes han comentado, sus palabras siempre me dan más ganas de seguir con la historia :3

 

Bueno, quería compartir con usteded algo que me ha sucedido mientras escribo... Resulta ser que en mi país, Chile, a los novios que no son tan formales les solemos decir pololos, de hecho, novios ya es cuando están comprometidos a casarse :P y cuando escribo casi siempre debo borrar y cambiar la palabra xD por si alguna vez leen POLOLO o POLOLA ya saben que significa novio y el verbo POLOLEAR... bueno, esa es la acción jajajajja

Y ese ha sido mi comentario para ustedes jajaja xD tenía que contárselos porque me pasó mucho en este capítulo...

 

Y ahora... ¡A leer!!

CAPITULO XV: Una casa muy pequeña.

-Sí, has visto bien, me he besado con tu directora… y sí, tenemos una relación hace un par de semanas, nos sentimos muy bien la una con la otra ¿no es cierto bomboncito?- Es lo que me responde Yolanda cuando le pregunto por lo que acabo de ver. Iba camino a casa cuando al otro lado de la esquina observé como la lengua de mi abuela jugueteaba con la de doña Enriqueta. -¿Entonces ustedes son lesbianas?- Rodrigo está aún más impactado que yo con esta noticia, por lo que decide interrumpir la plática para dejar en claro sus vagos pensamientos. –Nos son lesbianas, claro… como yo tampoco soy homosexual, ni creo que tú tampoco… Simplemente se ha enamorado de otro ser humano, da igual si es otra mujer o un hombre, lo maravilloso es que ha encontrado a alguien con quien compartir…- Es lo que brota de mi boca sin siquiera darme cuenta, y en realidad, es una de las cuantas conclusiones a las que he podido llegar en mis quince años de vida. ¿Qué es eso de homosexualidad y heterosexualidad? No creo en ninguno de los dos, simplemente los humanos nacimos para amar a otros humanos, independientemente de nuestros genitales, los que en realidad no tendrían por qué limitar nuestra vida. Para lo único que han servido este tipo de clasificaciones estúpidas es para discriminar y coartar la libertad de las personas a sentir sin remordimientos. Me impresioné al verla besando a doña Enriqueta, pero no fue por el hecho de que ella es mujer, sino que por ser mi directora, jamás lo hubiera pensado.

-¿Eso significa que estás de acuerdo con nuestra relación?- Es lo que me pregunta mi abuela esbozando una enorme sonrisa. Asiento con mi cabeza y un rostro lleno de felicidad en respuesta. ¿Cómo no estaría contento con aquel par de ancianas tan adorables? Si se ven tan tiernas juntitas. Habiendo aclarado todo entre nosotros, decidimos irnos a casa porque ellas han acordado confesarles su amor a mis padres. Me despido de Rodrigo y seguimos nuestro camino.

Estamos todos sentados en la mesa, viéndonos detenidamente unos a otros. Yo sé por qué la directora está en casa, pero mis padres ni siquiera pueden imaginárselo. –Bueno, ¿entonces? ¿Está aquí en casa por algo que hizo nuestro hijo? Fue su primer día de clases este año ¿qué tan malo pudo cometer?- Es lo que mi madre dice en alusión a la presencia de la mujer. Claro, es obvio que piense que es algo escolar, si supiera la verdadera razón. -¿Lo encontró manteniendo relaciones sexuales en los baños cierto? Espero que le disculpe, yo lo hacía en mis años de colegio y se lo he contado, pero jamás pensé que llegaría a gritar tanto como para que lo descubrieran… Le prometemos que desde ahora le daremos dinero para pagar una pieza de hotel… Ahora hijo mío, respóndeme ¿Con quién lo hiciste? ¿Fue con aquel muchacho que conoció tu madre? ¿Rodrigo?- ¿Qué? ¿Por qué mi padre siempre piensa que tengo una vida amorosa tan interesante? Ni siquiera he perdido la virginidad, aunque pareciera que ellos dan por asegurado que si lo he hecho. –No Alejandro, no es por una razón así por la que ahora les visito… aunque antes de ir al grano, me gustaría saber… ¿Rodrigo? ¿Y mi nieto qué? ¿Ya lo tachaste de la lista jovencito?- Estos adultos me harán envejecer antes de tiempo. ¿Qué les pasa? Debo explicarles un tanto ofuscado que no tengo una relación con nadie, que jamás la he tenido y que por el momento no quiero nada parecido, de lo último no estoy muy seguro, pero lo digo porque suena bonito.

-Luego de aquella fatídica fiesta, y tras saber que Felipe tuvo que ver en todo aquello, decidí venir un día a conversar con ustedes para pedirles disculpas, pero en casa sólo se encontraba Yolanda. Conversamos un par de minutos de lo sucedido, debo reconocer que sus ojos me embobaron desde un principio y la forma como habla, sus manos delicadas, su piel de porcelana y… en fin, todo en ella me atrajo. Decidí confesarle lo que me estaba sucediendo y para mi sorpresa a ella le había sucedido lo mismo. Todo fue tan mágico, que decidimos salir a tomar una copa de helado y ya en la noche éramos pareja.- Enriqueta habla en todo momento acariciando la mano de mi abuela, se puede notar a simple vista el afecto que siente por ella. Mi padre pregunta un tanto confundido sobre la rapidez con que se convirtieron en novias, porque tras un par de horas de conocerse ya se declaraban amor eterno. –A nuestra edad ya no podemos perder tiempo, si quieres algo debes tomarlo y eso hicimos.- Yolanda le responde antes de darle un tierno beso en la boca a la directora. ¡Ambas son tan lindas! Son lejos la pareja más hermosa que he visto en mi vida.

Mi madre no ha dicho nada en todo este rato, pero de la nada se levanta de su asiento y se acerca a mi abuela, para luego abrazarla fuertemente y desearle la mayor de las felicidades junto a la mujer que ha elegido. –Pensé que te habías cerrado al amor cuando mi padre murió en Francia. Desde que he tenido conocimiento te he visto sola, por lo que ahora me hace tan feliz el verte de novia. Tuve tanta suerte de tenerte como madre…- Y así es como se cierra este tema en mi familia. Nunca ha sido un problema y muy por lo contrario, es una verdadera dicha tener una abuela felizmente enamorada. Claro, mi padre nunca se ha llevado muy bien con doña Yolanda, pero de todos modos ha tomado para bien esta noticia.

Luego de aquella confesión pasaron días de un radiante sol y fragancia a un futuro mejor. Mis clases se convirtieron poco a poco en entretenidas, porque como ahora no debo preocuparme por opacar a Mateo, le respondo al profesor y le explico a mis compañeros aquello que no entienden. Muchos de ellos me molestaron y burlaron sin compasión, pero ahora puedo ver sus sonrisas al saludarme y acercarse a mí para conversar. Jamás imaginé que Claudio practicaba judo o que Javiera fuera fanática de Led Zeppelin. Cada día me siento más aceptado por mis compañeros y mucho mejor que ello, querido. Perdí tantos años ocultándome sin saber de esta dicha. Ir por la vida sonriendo, ayudando al resto y mostrando lo mejor de mí al resto, ha sido la mejor decisión que he tomado. De la nada, ahora estoy rodeado de seres increíbles, ángeles que vi por tanto tiempo sin darme cuenta de su bondad.

¿Quién crees que es la persona más guapa del colegio?... Creo que ese chico de cabello celeste, Martín creo que se llama, es realmente hermoso… Nunca me había fijado en sus ojos, son tan verdes y radiantes… Me encantaría ser como él… ¿Crees que si le hablo podría ser su amigo? ¿Y su novio?... Estas son solo algunas de las frases que escucho de vez en cuando mientras camino por los pasillos y el patio. Nunca pensé que llegaría a ser tan popular, que todos hablarían de mí, pero por sobre todo, que sean buenas palabras. - ¿Y qué más querías? Si tienes un rostro angelical y un cuerpo tan esbelto, obvio que llamas la atención, pero que te quede claro, ninguno de aquellos chicos logrará conquistarte, porque yo lo haré primero… Que no se te olvide.- Es lo que Rodrigo me dice galantemente tras confesarle todos aquellos rumores que he escuchado. Estamos sentados en una banca bajo un hermoso naranjo que aparte de darnos sombra, me ha regalado la fruta que ahora ingiero. –Y… ¿Ya estás preparado para asumir?- Es el extraño saludo que Mateo le hace al alemán cuando se nos acerca. Desde aquel golpe en el casino ambos han vuelto a ser tan amigos como siempre, juegan juntos en las canchas después de clases y se les puede ver reír acompañados mientras caminan por la calle. Les pregunto sobre el tema al cual hacen referencia, porque no entiendo nada sobre qué debe asumir el rubio. -¿No le habías contado? Pues que malo eres Rodrigo, pensé que a él sería el primero a quien le darías la noticia. Resulta que como he renunciado a ser el capitán de los equipos de fútbol y básquetbol, los muchachos han decidido elegir a mi reemplazo, y en ambos ha salido como ganador el alemán.- Y debo mecer mi cabeza para salir del asombro. No sabía nada de ello, pero me alegro tanto por mi amigo que decido abrazarle para felicitarlo. –No sabía cómo decirte, pensé que sería un tanto sensible para ti aquel tema… ya sabes, tú antes arreglabas esas elecciones… De todos modos quiero que me acompañes hoy en la tarde en mi primer partido como capitán, ¿vale?- Sintiendo sus manos en mis hombros lo veo detenidamente mientras me invita. Sus ojos brillan tanto que me terminan embrujando, su piel nívea y su cabello dorado terminan por convencerme a asistir a aquel partido. Todo sea para acompañar a mi caballero de la armadura impenetrable.

Las clases terminan pronto y todos nos vamos juntos para asistir al partido del equipo del colegio. Me veo acompañado en todo momento de Magdalena, quien últimamente pareciera que se siente muy cómoda con mi amistad. Tras indagar un poco me he dado cuenta que no es tan plástica, sino que simplemente le gustan mucho los colores. Le encanta maquillarse y mantener siempre brillante su cabello, porque de esta forma se siente confiada de sí misma ¿es eso algo malo? Yo me tiño el pelo celeste, no es muy distinto del rubio. Además descubrí una faceta impresionante de su personalidad, ya que adora la pintura, cada fin de semana se encierra con su madre en un estudio para dibujar libremente, como una verdadera artista. Bueno, por el relato que acabo de darles se habrán dado cuenta que ya hasta le he tomado algo de cariño, y es que creo que no me desagrada su compañía. – ¿Viste a aquel chico? Era hermoso y su pantalón… estaba muy bien llenado.- Y como ven, a eso me refería, y es que es tan pervertida como yo. Por fin he encontrado a alguien con quien exteriorizar todos mis fogosos comentarios.

Nos sentamos en las graderías de la cancha esperando que dé inicio el partido. Vemos como los jugadores calientan antes del juego, y se nos hace imposible comentar lo guapo que se ven algunos con pantaloncillo. Me he dado cuenta que a Magdalena le gustan los hombres morenos, es por ello que ya ha elegido dos veces a Mateo. –Luego de asistir a aquella fiesta y saber la verdad detrás de él, decidí que debía ayudarle, pero por ningún motivo sentir pena, eso no me lo perdonaría. Los primeros días de clases nadie quería acercársele, sólo yo le hacía compañía y así, poco a poco, comenzamos a darnos cuenta que nuestro amor había renacido. Y bueno, debo confesarte que hoy luego del partido, espero que me pida ser su novia… Estoy tan nerviosa.- Me alegro tanto al escucharla hablar sobre su relación con Mateo que termino felicitándola. Creo que al final, ambos se ven muy bien juntos y Magdalena es la chica que puede lograr que  él recupere todo lo que ha perdido.

¡¡Gol!! Es la primera vez que celebro una anotación y salto de la alegría porque ha sido Rodrigo quien lo ha hecho. A lo lejos veo como festeja con sus compañeros de equipo, quienes bruscamente le acarician el cabello y le dan palmaditas en la espalda. No entiendo mucho de fútbol, prefiero otro tipo de pasatiempos, pero creo que el alemán ha hecho un buen trabajo como capitán, digo… ha hecho un gol ¿eso está bien no? Pensé que la celebración terminaría ahí, pero luego veo como el chico se acerca a las graderías y mirándome fijamente se levanta la polera del equipo para mostrar aquella blanca que lleva debajo. Me sorprende que tenga algo escrito en ella, y quedo perplejo al terminar de leerla.

Martín ¿quieres ser mi novio? Siento como todos hablan a mi alrededor y no mucho después cómo comienzan a gritarme que le acepte, que es el chico perfecto para mí y un sinfín de consejos que no tomo en atención, ya que veo perplejo a Rodrigo. ¿Qué debo hacer? ¿Acepto? Pero no estoy seguro que aquello que siento en realidad sea tan fuerte como para convertirme en su novio ¿o debería arriesgarme para poder comprobarlo? Pero si no resulta él será el más perjudicado. Mi cuerpo no atina a nada, no sé qué hacer. – ¡Tómate tu tiempo, jamás te presionaré!- Es lo que el rubio me grita desde la lejanía para luego regresar al juego como si nada hubiese pasado. -Gracias- es lo que murmuro al sentirme un poco menos presionado. Tiene razón, jamás haría algo que me hiciera daño y es esa una de las cosas que me atraen tanto de él. Recuperada la facultad para moverme, decido ver el cielo para ver si es que desde allí llega una respuesta, pero en aquel camino visual me percato de otro acontecimiento. En las graderías que están al otro lado de la cancha, justo al frente de aquella en la que estoy, se encuentra Felipe, observándome detenidamente. ¡Vio todo lo sucedido! Es lo primero que viene a mi cabeza, y es que es verdad, fue testigo de la proposición de su mayor rival. No puedo olvidar que él también me confesó su amor y la debilidad en su cuerpo unida a la mirada acongojada me dan a entender su estado actual. Mi corazón se oprime violentamente, ¿qué significa esto? Mi pecho se estremece con la actividad de Rodrigo pero también con la pasividad de Felipe, estoy hecho un caos. Para mi suerte, luego veo como se retira de las canchas tras de recibir una llamada telefónica. No estoy seguro si se marcha con el rostro compungido por lo que acaba de suceder o por lo que ha escuchado a través del celular.

El partido termina y nuestro equipo termina como vencedor. Luego de aquel momento extraño me siento eufórico, ahora entiendo por qué hay tantas personas adictas a este deporte, aunque creo que tampoco es tanta euforia como para hacerme un fanático. Junto con Magdalena esperamos  a que salgan los chicos para irnos a festejar a una fuente de sodas. Lo que queda de tarde la pasamos riendo en aquel local, tomando bebidas y comiendo papas fritas. Creo que nunca había hecho esto, estar con mis amigos comiendo y disfrutando en público. Con Iris siempre nos reuníamos en mi cuarto y allí veíamos películas mientras comíamos un sinfín de chocolates, pasteles y dulces. Nunca salíamos por ahí, siempre nos escondíamos en nuestro rincón del mundo… Iris.

Ya es de noche y como siempre, Rodrigo me va a dejar a casa. El camino lo hacemos en silencio, principalmente porque ahora que estamos solos me siento un tanto incómodo. Debo responderle en algún momento su petición, pero no sé cuándo ni qué le responderé, ¿y si me demoro un año? ¿O la vida entera? Me pierdo en mis divagaciones y sin darme cuenta el rubio coloca su brazo sobre mi hombro, asechándome con su cuerpo. Caminamos abrazados como una pareja de verdad y no puedo impedir que mi rostro se sonroje. – ¿Por lo menos me dejas hacer esto?- Me susurra lentamente al oído y con ello doblega mi voluntad. Acepto irnos caminando de este modo y paso a paso me gusta más. Se siente tan bien estar tan cerca de otra persona, deambular por este mundo sintiendo el palpitar incesante de otro corazón.

Llegamos a la esquina de mi casa y nos percatamos que hay un vehículo estacionado afuera de  ella. Engdahl me pregunta si hay alguien de visita, le respondo que lo más probable es que sea el automóvil de doña Enriqueta, que como ahora es la novia de mi abuela comenzará a visitarnos más seguido. En aquel lugar el muchacho rompe nuestro lazo y con un beso en la frente se despide, sin antes mirarme detenidamente a los ojos, como si estuviera intentando guardar mi imagen en su memoria. Camino lo que queda trayecto feliz, inexplicablemente porque debería estar apenado por no poder decidirme aún si aceptar su noviazgo.

Estoy tan cansado que entro a casa y sin saludar a nadie en la sala subo a mi cuarto. Ha sido un día agotador y sólo deseo tenderme en mi cama para dormir plácidamente. Eso hago, pero siento un tanto extraño mi colchón. Usualmente es muy blando, pero hoy está raramente duro y deforme. Intento acomodarme pero no lo logro, si no fuera por la tranquilidad de mi hogar, pensaría que hay alguien durmiendo en él.

¡Ah! Mi grito inunda la casa completa y es que mis deducciones resultan ser ciertas, porque si había una persona durmiendo en mí cuarto. Como puedo me levanto para poder encender la luz y en ese trayecto ingresan mis padres, quienes preocupados preguntan por lo sucedido. -¿Qué pasó amor? Ni siquiera sabíamos que habías llegado, nos acabas de dar un susto enorme…- Es lo que mi madre pronuncia. Luego veo llegar a mi abuela y a doña Enriqueta, quien no se preocupa por mí sino que entra directamente al cuarto y ayuda a quien me ha asustado. Mi padre termina prendiendo la luz y es en este momento cuando volteo para ver a aquel desconocido que dormía en mi cama. Es tanta la impresión que debo sentarme en la silla de mi escritorio para no caerme directamente al suelo. -¿Qué está haciendo Felipe aquí?- Es todo lo que pregunto mientras lo veo levantarse un tanto adolorido, al parecer mi intento por ablandar el colchón le ha provocado daño.

-Lamentablemente ha ocurrido un accidente en nuestra casa, no sé cómo pero comenzó un incendio en la cocina que terminó consumiendo toda la estructura. No tenemos parientes vivos ni amigos de confianza, estamos en la calle y sólo se me ocurrió acudir a la bondad de mi amada Yolanda.- Es la forma como doña Enriqueta me explica la situación una vez ya me he calmado. –Claro, y como tu abuela es tan solidaria dejó que su novia y su nieto se alojaran en nuestra casa, siendo que ella es tan solo una invitada…- Es la forma como mi padre reprende a la anciana y de paso la hace sentir mal, ya que al parecer aquel es su deporte favorito. Tras su intervención la directora lo observa un tanto extrañada y Alejandro debe retractarse de lo dicho aludiendo que sólo fue una broma. Por un momento me quedo pensando en aquella mirada. Sé que hace muchos años, incluso antes que me adoptaran, mi padre ayudó a doña Enriqueta en un asunto legal y por ello es que se conocen, pero aquella mirada es de tanta confianza que me cuesta creer que solo haya sido su clienta, más parecen familiares cercanos. En fin, no puedo pensar mucho en aquel asunto porque pronto aterrizo a la tierra. –Nuestra casa no es tan pequeña, pero solo tenemos tres piezas. La señora Fernández de Castro se quedará con tu abuela en la habitación de invitados y creímos que sería buena idea que Felipe se quede en la tuya, claro a menos que quieras verle pasar frío durmiendo en el sofá de la sala. ¿Qué opinas? ¿Te molesta compartir pieza con él?- No… no… esto no puede estar sucediéndome. ¿Por qué no colocan una cama en la sala de costuras? Esa es la cuarta pieza, quedaría perfecta como habitación, pero claro, mi madre no querrá por ningún motivo deshacerse del lugar más especial que posee en la casa y por ende, tengo que ser yo quien pague las consecuencias. ¿Por qué de todas las familias le tenía que pasar esto a la de Felipe?  Compartir pieza, por más que lo pienso no puedo dejar de pensar que eso suena a como si fuéramos a dormir juntos. Todos me observan expectantes, quieren saber mi respuesta y dentro de aquellos orbes se encuentran los de Felipe, quien un tanto avergonzado espera mi veredicto, ni siquiera se ha atrevido a hablar. ¿Qué debo hacer? ¿Seré muy egoísta si lo dejo dormir en la sala? Pero si dormimos juntos me costará mucho dormir. Simplemente no sé qué hacer, ¿por qué me suceden estas cosas a mí? ¡¡No es justo!!

Notas finales:

Muchas gracias por leer!!

 

Pronto... Muchoas más ;)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).