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El Chico Perfecto por jotaceh

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Notas del capitulo:

Hola a todos!!!!! :3 Espero que se encuentren muy bien :D

 

Pues aquí les traigo un nuevo capítulo... ¿Saben? Cuando iba al colegio (parece como si fuera hace mucho u.u) ideaba muchas historias usando como personajes a mis compañeros de clases y una de ellas es esta... creo que la imaginaba hace ya 4 años... o incluso más... y desde esa época sabía cómo debía terminar, es por ello que le pido disculpas de antemano a todos aquellos que se vean perjudicados con lo que pronto vendrá, ya sea por tener un personaje favorito que no terminará como querían o porque la historia no sigue un patrón deseado... Quiero que sepan que no es un capricho momentáneo, sino que algo premeditado, que había imaginado hace mucho y que sólo quiero verle realizado....

 

Espero que me entiendan y que puedan seguir confiando en esta historia.... Sin más.... les dejo el capítulo 21....

CAPITULO XXI: Cuerpos.

No siento mis pies, ni mi piernas y mucho menos mi trasero. Han sido dos extenuantes semanas donde mi madre, mi abuela y doña Enriqueta han intentado enseñarme a bailar, cantar y por sobre todo, aprender a desinhibirme, porque en la presentación que debo dar mañana debo mostrar la mayor cantidad de piel posible. Ya me hice a la idea de realizar aquella petición y ahora lo único que deseo es que todo salga medianamente decente, que no se note tanto mis nervios y que nadie se le ocurra subir el video a internet, los de ese tipo siempre se convierten en virales. –Tienes que levantar la mirada, mirar a todos quienes estén presentes, no te avergüences de tu cuerpo, vívelo... gózalo… es lo más hermoso que tienes…- La abuela de Felipe intenta enseñarme las claves para realizar una performance de calidad, ya que no sólo es mostrar un poco de mi piel, sino que mis expresiones deben denotar aquella pasión exigida, pero ¿cómo lograrlo? Desde aquella epifanía luego de la revelación de mi pasado en el orfanato, logré superar muchos de mis complejos y mostrarme al mundo sin miedo, pero otro aspecto muy distinto es reconciliarme con mi propio cuerpo, lucir mi delgadez, mi carencia de nalgas, mi pies deformes y por sobre todo mi nariz, mi curvado tabique nasal.

Debo hacer doscientos abdominales y cien flexiones, mientras veo como mi madre me vigila comiendo un rico pastel de chocolate. -¿Por qué estás comiendo mientras yo sufro? ¡No es justo!- Trato de alegarle, pero ella no me hace caso y como castigo, me obliga a hacer cincuenta abdominales más. Todo me tirita, pero luego de dos semanas he logrado mayor fortaleza muscular y esta noche dormiré, de eso estoy seguro, porque al inicio del entrenamiento fue una pesadilla recostarme en mi cama.

Luego de mi rutina suena el timbre y al salir me encuentro con el bello rostro de mi novio. Corro, o eso intento, en su encuentro y le doy un fuerte beso, no me he comido aquel pastel de chocolate, pero si a este bombón. –Amor… tengo que contarte algo…- Es lo primero que menciona luego de separar nuestros labios. Me sentía alegre con su presencia, pero su mirada me inquieta, algo malo ha sucedido, solo puede ser una mala noticia por aquella expresión compungida. Me pide que caminemos por el parque cercano a mi casa, al parecer no quiere que mi familia escuche. Cada paso hacia aquel lugar me parece una eternidad, quiero saber pronto lo que ha acontecido, sea lo que sea, pero quiero acabar luego con esta incertidumbre.  

Nos sentamos en una banca apartada del gran flujo de personas. Un árbol nos cobija del sol, es brillante y pronto aumentará su intensidad mientras nos acercamos a la primavera, pero por mientras el suelo húmedo y mi abrigo, me recuerdan la estación en que nos encontramos. Mira un tanto desinteresado al astro rey y luego de un fuerte suspiro se arma de valor para comenzar. Me mira detenidamente a los ojos y de este modo puedo ver perfectamente el inicio de las lágrimas. Tímidamente comienzan a inundar sus ojos, para luego derramarse inquietas por sus mejillas. Nunca lo había visto tan triste antes y por ello me cuesta reaccionar, pero cuando lo hago sólo atino a abrazarle, de la forma más fuerte que este cuerpo cansado puede. Acaricio su cabello mientras puedo sentir como sus lágrimas se derraman en mi hombro. ¿Qué sucede? ¿Qué es tan grave para estar tan triste? Intento preguntarle, pero por un largo rato no recibo respuesta.

-Tengo miedo… miedo que me dejes cuando te enteres de la verdad…- Es lo que me dice cuando ya la pena se ha disipado un poco, aunque su voz sigue entrecortada debido a la conmoción. Evade constantemente el contacto de nuestras miradas, algo le provoca incomodidad y por ello debo saber a qué verdad se refiere. –Yo… sucede que… Tengo miedo que… todos se den cuenta lo hermoso que eres en el show de variedades, y me termines dejando por cualquier otro…- Le cuesta confesármelo, pero termina diciéndolo con la mirada gacha y el rostro ruborizado. -¡Pero que bobo eres! Claro que eso no sucederá… además, lo más probable es que mi rutina no sea para nada erótica, todo lo contrario…- Y como estaba tan nervioso, no puedo impedir que una fuerte risa de alivio escape de mis labios. Este chico me tuvo a punto de un infarto por algo tan insignificante. Luego de su confesión solo atinó a abrazarme, estuvimos así un largo rato y luego fuimos a tomar té a mi casa. Todo parece normal en nuestra relación, aunque durante el periodo en que me tuvo en vela, pude percatarme que desde el viaje que hice con Felipe al campo, Rodrigo ha estado un tanto callado, nos hemos besado normalmente, pero su comunicación es bastante parca, incluso ahora luego de la conversación. Espero que solo sea mi imaginación, porque tal vez ocurra algo en su familia, algo que no se atreve a contarme.

Mi descanso fue solo el paseo con mi novio, porque luego que el alemán se marchara, mi abuela me llevó a mi cuarto para seguir enseñándome sus secretos de provocación. –Para conquistar a las mujeres debes despertar algún sentimiento en ellas, eso es fundamental, en ti se vería bien un muchachito tierno, eso las enamoraría de inmediato… ahora bien, para atraer a un hombre, eso es más fácil, solo debes hacer gala de tu trasero, mostrar mucha piel y punto…- Son una de las tantas explicaciones que me hace. Quizás tenga algo de sentido, según lo que tenemos ideado, mi coreografía se centra principalmente en “menear el bote”, mostrar piernas y, bueno, sólo eso. –Creo que lo mejor es utilizar a un bailarín de apoyo, eso le dará mayor erotismo, podrías pedir la ayuda de Rodrigo…- Tuve que contarle lo sucedido hace algunos minutos y que obviamente él no querría participar, lo menos que quiere es que todo sea aún más llamativo, además la presentación es mañana, ya es muy tarde para coordinar algo de tamaña envergadura.

Veo el reflejo del rostro de mi abuela en el espejo, sus expresiones seductoras me dan una sensación mixta entre risa y pavor, ¿en serio ha conquistado de aquella manera? Tal vez sea yo el inexperto, porque ahora que lo pienso, y por lo que he visto en la televisión, aquello es lo que usualmente se hace. Me obliga a imitarla, pero creo que lo hago tan mal, porque constantemente me piñizca para que tome la actuación en serio, ¡pero si eso trato! Solo que no me sale, esto no es natural para mi cuerpo. –Necesitas sentirlo, ¡Por Dios! Se nota a leguas que eres virgen, ¿y si mejor llamas a tu novio para que te la quite esta misma noche y ya tengas más experiencia?- Que ideas más extremas busca esta mujer siempre, me sorprende a veces. Bueno, creo que tiene razón, y es que nunca he tenido una experiencia erótica como para tener en qué basarme, lo más cercano a ello fue cuando vi desnudo a Rodrigo en el baño, ¡Ah! Y la vez en que Felipe, entre sueños, se metió en la ducha mientras me bañaba e intentó aprovecharse. En fin, me doy por vencido, termino echando a doña Yolanda de mi cuarto para poder dormir, necesito energías para enfrentarme mañana a mi peor temor, mostrar mi cuerpo en público.

 

La luna hace su viaje astral elegantemente, como una dama yendo al encuentro de su amado caballero. Este aparece radiante, dando inicio a una nueva jornada. Suena mi despertador e inmediatamente luego de abrir los ojos recuerdo lo que debo hacer hoy. Pensé que mi cuerpo pesaría como ya se me ha hecho costumbre debido al entrenamiento, pero justo hoy todo dolor ha desaparecido, ¡Hasta mi cuerpo confabula en mi contra! Miro detenidamente el techo imaginando lo que podría ocurrir.

Primera suposición: Me subo al escenario, veo el rostro de todos mis compañeros e inmediatamente después caigo desmayado.

Segunda suposición: Subo al escenario, comienzo mi rutina y Rodrigo siente tantos celos que se sube bruscamente para sacarme a la fuerza, me toma entre sus brazos y me aloja en su hombro, al más puro estilo cavernícola.

Tercera suposición: Antes de subir me drogo, y al comenzar la función se desata en mi interior un vendaval que nubla mi conciencia. Realizo sin querer la performance más erótica jamás vista por escolares adolescentes, sin considerar los videos que ven por internet, obviamente.

Cuarta suposición: Simplemente no voy a clases y no hago la presentación.

Aquella es la que más me atrajo, pero cuando comenzaba a ponerla en práctica, aparece mi madre y su ejército de ancianas para levantarme, bañarme, arreglarme y darme los últimos consejos. –No te hemos enseñado a como ser un libertino todo este tiempo para ahora desistir. Irás y nos enorgullecerás… Nosotras te grabaremos…- ¿Qué? ¿Ellas también irán? –No sólo nosotros, sino que tu padre pidió el día libre sólo para ver el show…- Mi rostro expresó el pánico inmediatamente, nunca conté con esta opción, si ya enfrentarme al colegio era difícil, ahora lo será el doble estando mi familia allí. Estoy muerto.

Entro al colegio trémulamente, todo mi cuerpo tirita y mis pies me suplican que escape, pero ya he llegado muy lejos. Como es aniversario de la institución, hoy no habrán clases, sólo actividades recreativas. Veo los colores insignes por todos lados, en los globos, la serpentina, la ropa de mis compañeros, cada rincón está decorado con rojo y amarillo (Cualquier parecido con la casa de Gryffindor es mera casualidad, esta historia no utiliza recursos imaginativos de otras obras, y si lo hiciese, de aquí no sale, así que ¡Tch!). Por lo que alcanzo a recordar, las primeras actividades de la mañana están relacionadas con los deportes, así que corro al gimnasio para presenciar el partido de fútbol de nuestro curso, liderado obviamente por mi novio. Mientras camino hacia allá, comienzo a darme cuenta lo bella que es mi relación y que quizás no debería hacerle caso a la anciana de aquel viaje, que sólo tengo que vivir el presente, vivir mi amor por Rodrigo hasta que no pueda más. Si esto dura una eternidad, sería formidable, pero si llegase a acabar, debo comprender que es la naturaleza de la vida.

Observo correr a Rodrigo tras el balón, parece que la crisis sufrida ayer ha sido superada, le veo con tanta energía que logra tranquilizarme. El primer partido es ganado por goleada, la cual fue repartida entre el alemán y Mateo. Pasan a la segunda fase, pero vuelven a ganar por amplia ventaja. Así llegan a mediodía a la gran final, si logran alzar la copa recibirá nuestro curso 500 puntos y estaremos más cerca de ganar el premio entregado por la directora. Está a punto de iniciar el partido decisivo y voy a encontrarme con mi novio, quiero darle un beso de inspiración para que así pueda meterle un gol al grupo enemigo. –Te amo…- Me lo dice mirándome fuertemente a los ojos, nunca antes lo había dicho con tanta pasión, tanta que termina emocionándome. Debo repetirle que yo también siento aquello por él y luego, aquel beso, el último antes del partido y el más emocionante que jamás hayamos producido. Antes de irme a las graderías me percato que Mateo nos observó durante nuestra plática, y me siento un tanto incómodo, creo que la forma fue un tanto inquisitiva, pero de todos modos le hago una seña dándole mi apoyo y energías para el partido.

No es que me guste jugar fútbol, pero prefiero mirarlo que practicarlo, es emocionante cuando sientes algo especial por un equipo, verles entregando todo por alcanzar su objetivo, te hace estallar de pasión. Hace un tiempo Magdalena ha comenzado a juntarse más con sus antiguas amigas, creo que es normal debido a la ruptura con García, pero me he dado cuenta que he quedado solo. Paso bastante tiempo con Rodrigo, pero él es mi pareja, necesito tener amigos, especialmente ahora que me encuentro solo en las graderías.

El partido da inicio y tengo el corazón en la mano. La pelota va de un lado a otro, escucho pitidos de vez en cuando, pero ni idea la razón. A veces unos jugares se caen y el árbitro asaca tarjera, otras no y tampoco entiendo por qué. En fin, lo único que si tengo claro es que si la pelota entra al arco es gol. El equipo rival resulta ser dos años mayores que nosotros, aquellos que casi están saliendo de la enseñanza. Son grandes y fornidos, me cuesta creer que no le hayan quebrado un hueso a mi pobre alemán o a Mateo. Termina el primer tiempo y no hay goles. Siento un poco de ansiedad, nuestro curso nunca ha ganado el premio de aniversario, y si no ganan ahora, todo dependerá de mi actuación, pero como sé que no ganaré, son ellos quienes nos pueden dar la victoria. ¡¡No!! Un gorila inmenso ha botado bruscamente al pobre de García, ¡Desgraciado! ¡Malvado! ¿Cómo se te ocurre hacerle eso? Me da tanta rabia, pero esta dura poco, ya que como fue una falta, le dan la posibilidad a mi amigo de hacer un tiro al arco y para nuestra suerte, todo termina en gol. Salté de mi asiento para celebrarlo. Veo como todos sus compañeros lo felicitan de aquella forma tan tosca que acostumbran. Por un segundo recordé aquellos días en que también festejaba de esta manera los goles de Mateo, cuando creía amarlo.

El pitazo del árbitro suena e indica que el partido ha terminado. Me siento jubiloso ya que nuestro curso ha ganado, pero a la vez reaparece el dolor de estómago al recordar que ahora está programado el show de variedades. No puedo ir a festejar con mi novio, ya que la directora me avisa que debo ir a camarines para colocarme mi vestuario. Cada prenda que me voy colocando es un paso más hacia el momento decisivo. No tengo nada que temer, soy como cualquier otra persona y debo amar mi cuerpo tal como es, con todos sus defectos incluidos. Recuerdo las palabras de mi madre y me doy valor, porque sencillamente sé que es verdad. Todavía estoy en calzoncillos y me miro al espejo, mi piel amarillenta, mi nariz curvada, mi cuerpo huesudo, todo eso es lo que soy y cada vez que lo contemplo siento como si fuera la carne de un desconocido. Jamás me he sentido parte de mi propio ser. He aprendido a ver mi alma, contemplarla en su inmensidad y regocijarme con ella, pero no he podido hacer lo mismo con mi cuerpo. Tengo pavor de que otra persona me vea así, desnudo e indefenso, quizás por ello aún no he podido entregarme a Rodrigo, mis temores me han hecho rechazarle. Sé que él lo ha intentado, pero busco cualquier excusa para impedirlo. Sigo contemplándome en mi pequeñez. De repente la puerta del camarín se abre y observo ingresar a la directora, quien se da cuenta de mi estado. Se posa detrás de mí, colocando sus cálidas manos en mis hombros. Así comienza a mirarme de la misma forma como yo lo he hecho. –Eres tan hermoso…- Es lo primero que me dice y yo no puedo nada más que preguntarle la razón de aquel comentario. –Porque eres tú, porque aquel cuerpo no es mío, ni de tu abuela, ni de tus padres, es sólo tuyo… Eres la inmensidad convertida en carne, un universo único y perfecto, que no podré contemplar nunca en otro lugar… porque tus ojos me entregan un calor que ningún otro par podrá… ¿No te das cuenta? Eres hermoso…- Y creo que por primera vez puedo verme en ese cuerpo, reconocer aquel reflejo como mío. Aquella nariz curvada es la que me hace oler la maravilla de las flores, mi piel amarillenta percibe el cálido resplandor del sol, y mis pies me mantienen firme en la tierra, caminar buscando mis sueños.

Termino de vestirme a tiempo y al salir del camarín escucho los gritos enérgicos de los chicos que observan el espectáculo de una rubia bailando reggaetón. Es la primera en presentarse, pronto llegará mi turno. Creo tener tiempo suficiente para buscar a Rodrigo y felicitarle como se debe. Camino hacia el gimnasio, pero no le encuentro allí, todo ya se han marchado. ¿Estará en las duchas? Corro hacia allá, no tengo mucho tiempo. De repente debo detenerme ya que frente a mi aparece una cabellera rojiza y unos profundos ojos azules. De la nada aparece Iris, quien un tanto preocupada se dirige a mí. –No deberías entrar ahí, es mejor que te vayas al escenario, pronto te tocará actuar…- Siento su tono de voz un tanto misterioso, como si buscara esconder algo. Ya no puedo confiar en ella, por lo que hago caso omiso a su advertencia y haciéndola a un lado, abro la puerta de la sala de baños. Camino un poco buscando a mi novio, pero lo único que logro descifrar en aquel húmedo lugar es el sonido inconfundible de unos gemidos. Mientras más pasos doy, más fuerte se hacen los ruidos. Algo en mi interior me pide que me detenga, que no debo descubrir de qué se trata, pero mis pies siguen acercándose al lugar donde nacen aquellos quejidos. Llego frente a la puerta indicada, detrás de ella está el origen de todo. Mi mano temblorosa la abre lentamente y poco a poco comienzo a divisar el contorno de un cuerpo femenino, su espalda desnuda, sus piernas largas y níveas, pero por sobre todo su cabellera rubia. Luego aparecen unas líneas más toscas, más masculinas, otro cuerpo que comparte la cadencia. La escena está completa y debo taparme la boca para no producir sonido al sollozar. Veo claramente como la carne sudorosa y agitada de Magdalena se impregna desenfrenadamente de la fragancia de aquel cuerpo que creía conocer, las manos de Rodrigo acarician las piernas de la muchacha, sin darse cuenta que lo observo. Necesito huir de aquí, no quiero que observen lo estúpido que me he de ver. Doy un paso hacia atrás, intentando que mi cuerpo reaccione, pero lo único que provoco es tropezar con un balde. El sonido se propaga rápidamente por la habitación, alertando a los amantes de mi presencia. Lo primero que diviso es la mirada perpleja del alemán al percatarse que ha sido descubierto. Todo movimiento preexistente desaparece como por arte de magia, y lo único que queda es su mirada atónica, sus ojos sin parpadear observando como mi rostro se repleta de lágrimas. ¿Por qué me hiciste esto? Eso debería preguntarle, pero no… no puedo hablarle, ya no. Mis piernas reaccionan y decido huir lo más raudo posible, ya me da igual todo, solo quiero desaparecer.

-No… No debes demostrarte débil, siempre has sido así, ahora demuestra que eres valiente y sal al escenario, demuéstrale a aquel imbécil que no te puede dañar…- No sé cómo, pero mientras corría tropecé con Iris. Todo fue tan rápido, aun no entiendo cómo, pero de repente me encontré entre los brazos de mi antigua amiga, llorando desconsoladamente como lo hacía antaño. Siento añoranza por aquella calidez, hace tanto que no era mía, hace tanto que ella no me consolaba. “Eres tú… eres único… ¿No te das cuenta? Eres hermoso…” La voz de doña Enriqueta resuena en mi cabeza y unida a las palabras de Iris, me percato que tienen razón. No caeré nuevamente, no me mostraré débil, no seguiré llorando. Miles de vicisitudes me aquejarán y no debo derrumbarme ante ellas, debo ponerme de pie y afrontar la realidad. Caí ante el rechazo de Mateo, en la fiesta planeada por la pelirroja, al conocer a mi madre biológica, pero esta vez es distinta, esta vez no sucumbiré.  

Limpio mi cara de las lágrimas, arreglo mi traje, y salgo del baño como nuevo. Voy vestido de negro, una camisa, unos pantalones largos y anchos que tan solo al jalarlos se rasgan por los lados dejando a entrever todas mis piernas y hasta parte de mis glúteos. Camino decidido, como nunca antes, debo encontrarme con doña Enriqueta, debo pedirle un favor. –Necesito un micrófono y una silla…- Es lo único que le digo, y ella al ver la expresión de mi rostro, sólo sonríe y acata mis órdenes, sin siquiera preguntar. Pronto es mi turno de presentarme y antes de subir al escenario, me encuentro con la persona indicada, con el único que puede ayudarme. Prometo que realizaré el mejor show que jamás hayan visto, le demostraré a Rodrigo que no me verá afectado y que de hecho, me verá en mi mejor momento.

 

Notas finales:

Muchas gracias por leer.... el próximo capítulo será un especial...

 

Nos leemos!!!


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