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El Chico Perfecto por jotaceh

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Notas del capitulo:

Empanadas

Chiripanes

Anticuchos

Terremotos

Etc

Etc

Ya saben... Felices Fiestas Patrias!!!! :3

Como ya saben... o ahora se enteran D: Soy chileno, por ello es que esta semana he estado celebrando todos los dias :D :D En realidad he estado acostado en mi cama u.u Pero no es eso lo mismo que celebrar?? xD

En fin... Espero que se encuentran muy bien y que todos sus deseos se estén cumpliendo

El capítulo de hoy... bueno.... creo que les dejo un regalo e___________e les juro que me costó escribir Lemon.... pero en fin.... 

Quiero hacerles una pregunta... Creen que soy tan malo como para hacer que Martín pierda su virginidad con Rodrigo??? Que sea fruto de una violación???

 

Bueno.... aquí les dejo el capítulo 26... Descubran ustedes mismo cuan malo soy muajajajajajaj 

pd: si no se dieron cuenta... leerán algo parecido a LEMON.... no sé si haya salido muy bueno D: no es muy fuerte... lo reconozco

 

CAPITULO XXVI: Mi primera vez.

Siento su aliento poderoso en mi cuello, su lengua voraz sintiendo el sabor de mi piel, pareciera que un animal hambriento trata de comer mi carne. Sus manos juguetean con mis ropas violentamente, intentando quitármelas lo más rápido posible. Mi cuerpo se llena de pavor tan solo al imaginar lo que este desquiciado está a punto de hacerme. Sus manos masajean mis glúteos, que ya están prácticamente a su merced, un fuerte escalofríos sacude mi cuerpo de pronto. Un recuerdo, una mera imagen hace que todo mi ser colapse de pronto, mi imaginación fluye intempestivamente, abriendo de mis más oscuras memorias aquello que más dolor me ha provocado.

Aquel era solo un pequeño cuando las crueles manos de ese desgraciado le quitaron todo sueño futuro, todo anhelo de convertirse en adulto. No era él quien debía sufrir aquellas barbaries, sino que yo, a quien verdaderamente quería abusar. Pablito me salvó de ser vejado por aquel asqueroso hombre en el orfanato, sacrificó su propia felicidad con tal de verme a salvo y no puedo creer que ahora, muchos años después, vaya a ocurrirme lo mismo que él trató de evitar. ¿Todo el esfuerzo de Mateo fue en vano? De haberlo sabido hubiese sido mejor que me dejara botado en aquel infierno, merced de las pasiones insanas del esposo de Mamá Alicia.

Así, rememorando todo lo que aquel pequeño hizo por mí, siento como una llama magnificente se enciende en lo más profundo de mi alma y comienza a propagarse por cada centímetro de mi cuerpo, pronto todo mi ser se arma de valor para impedir este ataque. Tengo presente en mi mente la sonrisa inocente de Pablito y es eso lo que me da ánimos para defenderme, para no solicitar más ayuda y darme cuenta que si no soy yo quien ataque a este animal, nadie más lo hará. Soy tan capaz como cualquiera de tomar mis propias acciones con tal de protegerme, porque juro que no dejaré que el esfuerzo de Mateo sea en vano. Ya no me muevo más, no pataleo y solo dejo que Rodrigo siga con su actuación. Cuando me percato que es el momento preciso tomo con mis dos manos el rostro de mi agresor y le paralizo, le obligo a ver las llamas del infierno reflejados en mis ojos, le insto a probar el más ferviente de los odios que se han producido en mi interior, a demostrarle que ya no está en frente de un humano, sino que de un demonio. Sin mover demasiado los dedos comienzo a incrustar lenta, pero certeramente mis uñas en su piel. No sé cómo, pero es tanta la fuerza que he juntado en mis manos, que el alemán es incapaz de zafarse. Así, comienza lentamente a gemir por el dolor que le produzco. Como si intentara descascarar una naranja, así mismo propino mi ataque, sutil pero profundamente doloroso. Mis dedos escurren sangre como si se tratase de agua. Por fin veo el temor en sus pupilas, al darme cuenta que he logrado vencerle, dejo de insertar mis uñas en su piel, para ocupar mi rodilla propinándole un certero golpe en sus genitales. Le veo encorvado, sufriendo, pero aun así decido golpearle con mis puños en su horrendo rostro. Veo en él las facciones de aquel asqueroso abusador de mi pasado, y sin poder controlarme, desahogo tantos años de ira acumulada en mi alma con este ser humano. Luego de mis puños, utilizo mis pies, dejando a Rodrigo maltrecho en el polvoriento suelo de aquel mirador, su rostro se muestra desfigurado, ensangrentado sin mayor remedio.

–Detente… No sigas…- Son algunas de las palabras que me dirige, implorándome para que deje de atacarle. Veo la desesperación en su mirada, la misma que tal vez yo también produje a causa de su ataque. Detengo mis acciones y contemplo detenidamente mi resultado, ciertamente he logrado defenderme, pero también me he excedido, he descargado en él muchos años de frustraciones. No soy capaz de formular palabras, así es que simplemente me marcho del lugar, tratando de dejar atrás aquel momento tan desafortunado.

Intento caminar normalmente mientras bajo del monte, pero luego una imperiosa necesidad de huir se apodera de mí y comienzo a correr, temo que el alemán se haya recuperado y ahora mismo venga en mi búsqueda, pretendiendo terminar lo que comenzó. Todo el poderío logrado hace un rato se desvanece de pronto y me percato recién de lo que acabo de hacer. Nunca antes en mi existencia había atacado a alguien de esta manera, me convertí en un verdadero animal, pero ¿qué más podía hacer si estaba en peligro? Ciertamente mi actuar me entristece, pero no tenía otra opción.

Llego al hotel intentando disimular mi nerviosismo, entro raudo al baño de la recepción para lavarme la sangre de mis manos y refrescarme un poco, quizás así pueda ocultar mi mal semblante. Me veo fijamente al espejo y sin querer contemplo el rostro de Mateo, esto lo he hecho por él, por no permitir que su sacrificio fuera en vano. Me tranquilizo al pensar en ello, pero rápidamente me invaden unos deseos desenfrenados de estar en sus brazos, de abrazarle fuertemente y olvidar todo lo sucedido regocijándome en el calor de su pecho. Salgo del baño con esta única idea en mente, necesito de él como nunca antes lo había hecho. 

Me paro en el ascensor sumamente inquieto, no puedo esperar más por él, cada segundo que transcurre es una agonía. Cuando llego a la habitación me encuentro con la puerta abierto, luego un fuerte murmullo me alerta que un gran número de personas están reunidas allí mismo. No entiendo nada cuando los veo, pero es el abrazo de mi mamá lo que explica lo sucedido. Al ver lo avanzada de la noche y posiblemente luego que Iris le contara que me dejó solo en el mirador, todos pensaron que algo malo me había ocurrido, por ello ahora se encontraban en mi habitación preparando todo para salir en mi búsqueda. No estaban muy alejados de la realidad con sus conjeturas, pero creo que me he fortalecido lo suficiente como para defenderme yo mismo. -¿Dónde está Mateo?- Le pregunto luego a Ignacia, es en ese momento cuando me entero que desesperado el muchacho salió del hotel para encontrarme. ¿Cómo no lo divisé mientras me dirigía acá? ¿Será que se encontró con el alemán? Y de ser así, ¿qué habrá ocurrido entre ellos? Nuevamente me aflijo y tal como él debió reaccionar, me desprendo de los brazos de mi madre para correr a defenderle, no permitiré que nunca más algo malo le suceda. –No salgas, ya casi amanecerá, espera hasta entonces…- Son los consejos de la mujer al verme huir, pero no le hago caso, aunque quisiera, este amor es más fuerte.

Desde aquella fatídica noche que no me sentía de esta forma, perdido en un vendaval salvaje de emociones. Corro hacia el mismo lugar donde fui atacado, con el único deseo en mente que mi amado no se encontrara allí, ni mucho menos Rodrigo. Para mi sorpresa al llegar al mirador no encuentro a nadie, estoy solo yo mirando detenidamente en cada rincón, buscando aunque sea alguna pista de Mateo, pero todo esfuerzo es en vano. No entiendo qué habrá podido suceder, pero no me rindo, así es que bajo el monte con la intención de recorrer la isla entera si es posible con tal de encontrar a García. Las tiendas del poblado están cerradas, así es que no pierdo mi tiempo yendo allá, el único lugar en el cual pudo ir a buscarme es la playa, y es allí donde me dirijo. La calle se transforma en arena, la que se cuela por mis dedos y dificulta mi caminar, eso unido a la oscuridad implacable de la noche, hacen que cada paso se transforme en una odisea. La luna desaparece poco a poco gracias al despertar del sol, el cual puedo ver aparecer en el horizonte. Un nuevo día inicia y junto con él, mi corazón da un respiro. A lo lejos diviso aquel cabello negro y esa piel tostada que tanto he contemplado, está sentado en la arena, viendo detenidamente al cada vez más iluminado océano. Corro ante aquel descubrimiento y sin esperar para contemplar su reacción, me lanzo sobre él, asustándole como a un pequeño gatito. –Me asustaste mucho…- Le recrimino una vez nos hemos serenado. No responde a mi reprimenda, pero puedo ver claramente en sus facciones que él piensa lo mismo de mí, más que mal yo también le hice salir en mitad de la noche para buscarme.

Me abraza estando detrás de mí, nos sentamos en la playa contemplando el amanecer. Percibo el calor de su cuerpo, el latir de su corazón, el aire al salir de su nariz y golpear en mi espalda. Aquí tengo a uno de los seres más importantes de mi vida, sereno y compartiendo conmigo su tiempo. Me siento tan dichoso de haberle encontrado nuevamente, todo sacrificio anterior valió la pena, si las circunstancias hubieran variado aunque sea un poco, tal vez no estaría viviendo este inmenso sentimiento ahora. Es extraño, no estamos haciendo nada más que abrazarnos, pero aun así pareciera que mi pecho quisiera estallar, es algo tan enorme que sobrepasa mi piel, como si estuviera conectado con el universo, aunque no sea nada más que una pequeña partícula de él. Soy insignificante y patético gracias a su amor, débil y asustadizo, pero a la vez me hace importante y maravilloso, fuerte y valiente, capaz de todo con tal de salvarle. No sé por qué, pero comienzo a acariciar sus piernas. Está vestido con su traje de baño y una polera, sencillo como siempre le he visto. Siento sus vellos al posar mis manos en sus extremidades, nunca antes había hecho esto y es raro, porque no sé que lo estoy haciendo hasta que Mateo me lo pregunta. –No hagas eso… Es demasiado… demasiado… ya sabes…- Me dice susurrándome al oído. Percibo cierto dejo de timidez al hablarme, pero no entiendo la razón. Solo trataba inconscientemente de acariciarle, pero parece que no le ha gustado mi gesto, ¿qué tiene de malo? Soy testarudo, se habrán dado cuenta ya de eso, por lo que no le hago caso y sigo tocándole las piernas. Al rato logro sentir la causa por la cual mi amor se cohibía.

-Aprovecha, ya tienes dieciséis años y sigues siendo virgen… yo a tú edad ya había estado con siete compañeros, tres compañeras, dos transgéneros, el sacerdote del barrio, mi profesor de inglés y había jugado con dos de mis primos… No dejes malparada la honra de esta distinguida familia…- Como la brisa del mar, llega a mi oído una voz conocida. Tal parece que me he vuelto loco, porque el acento de mi abuela se cuela por mi mente en este momento tan especial. Resulta ser que al acariciar las piernas de mi amado, su cuerpo comenzó a reaccionar de una forma que tal vez él no quería. Estando abrazados pude sentir cómo nacía notoriamente en su traje de baño una erección, lo que me hizo pensar, pero en ningún momento asustarme. ¿A quién querría engañar? Muy ameba seré, pero mi cuerpo reacciona como cualquier otro y obviamente yo también he tenido aquellas consecuencias, de hecho… tal vez y solo es una probabilidad… la lívido también esté actuando en mi cuerpo.

-¿Lo amas? Pues si es así, sería una maravillosa primera vez… Piénsalo, viendo el amanecer en una playa tropical, ¿no sería la postal perfecta? Sería mucho mejor que la mía… yo perdí la virginidad, bueno… en realidad no sé con quién fue, ni siquiera estoy segura si fue solo con uno… tan solo desperté una mañana luego de una fiesta desenfrenada, en medio de un parque tan solo con una polera puesta y sintiéndome extraña… Y así se fue… Ni modo, ni siquiera me gustaba tenerla…- La voz de mi madre también se hace presente como un eco. Creo que nunca había tenido una plática tan profunda con mi familia, y eso que solo es producto de mi imaginación. ¿Estaré algo nervioso?

-Siempre tienes que recordar esto, te ayudará para toda la vida… Antes de irte a dormir, siempre tienes que lavarte los dientes…- Claro, mi padre no podía faltar en esta reunión familiar. No sé por qué recuerdo esta frase que siempre me decía cuando pequeño, pero no me sorprendo, voy directo al manicomio así que cualquier voz que aparezca desde ahora no me sorprendería.

Para mi suerte nadie más se hace presente, espero alguna aparición o participación especial, pero creo que ya se han agotado los números artísticos en mi cerebro. Así me quedo nuevamente a solas con mi amado y nuestro nuevo amigo: su erección. ¿Qué debo hacer? ¿Debe tomar él la iniciativa? No, si quisiera ya habría hecho algo, aunque sea huir. ¿Entonces significa que yo si quiero? Si estoy pensando en sexo significa que sí, que quiero perder mi virginidad con este muchacho, pero no hace mucho fui atacado por el alemán, no debería desear nada relacionado con esta índole, aunque creo que ya no me puedo controlar. ¿Cómo le hago entender que quiero tener relaciones?

Estrategia 1: El sinvergüenza.

Me doy media vuelta y le acuesto a la fuerza en la arena. Sin compasión le quito el traje de baños, dejando a entrever su pene erecto. –Dejémonos de rodeos… Follemos…- Le digo mirándole directamente a los ojos, mientras me relamo los labios.

Resultado: Honraría a mi familia, pero quedaría como un pervertido, ¿quiero que Mateo me vea así? Pues en la realidad, creo que no.

Estrategia 2: El desentendido.

Sigo acariciándole las piernas, lentamente comienzo a subir por su extremidad hasta llegar a la ingle. Acaricio por encima de la ropa su falo como si se tratase de la acción más normal del mundo. -¿Qué estás haciendo?- Me pregunta el muchacho un tanto conmocionado. –Lo siento… no me di cuenta lo que estaba haciendo…- Colocando el rostro más inocente que pueda, trato de demostrarle mi pureza. –Pero… si tú quieres… yo podría sacrificarme…-

Resultado: ¿Sacrificarme? No, creo que es demasiado mentir de aquella manera.

Estrategia 3: El salvaje.

Me doy media vuelta y le miro detenidamente a los ojos, luego le beso apasionadamente. Nuevamente le observo y tomo con mis manos su barbilla. –Tú… yo… sexo… ahora…- Sacando mi lado animal, me lanzo sobre él para lamerle cada centímetro de su cuerpo.

Resultado: No soy muy bueno mordiendo, por lo que podría terminar comiéndome parte de su cuerpo. Ver sangre no es de lo más sexy que hay.

Estrategia 4: El presa fácil.

Me levanto, lentamente me quito cada prenda y al quedar completamente desnudo, le observo con toda la pasión que mis vírgenes ojos puedan entregar. –Soy todo tuyo… Haz conmigo lo que quieras.- Me abro de brazos para demostrarle que mis palabras son ciertas.

Resultado: Lo más probable es que Mateo salga huyendo, demostraría que estoy muy desesperado por tener sexo.

Estrategia 5: El romántico.

Me doy media vuelta, lo observo detenidamente a los ojos. Puedo reconocer al pequeño que conocí en el orfanato. No pudiendo contener la ternura en mi pecho, me aproximo para besar sus frescos labios. Tras ello acaricio su rostro, teniendo aún muy cerca de sus facciones mi cara. –No quiero estar en los brazos de nadie más… Solo deseo compartir mi cuerpo contigo… Te amo.- Cada palabra es dicha con cariño, con el susurro sereno de un corazón inquieto.

Resultado: Debo cerrar y abrir nuevamente mis ojos por lo menos tres veces para percatarme que este último pensamiento no lo imaginé, sino que realmente lo hice.

Pronto siento las manos de Mateo recorrer mi cuerpo, deleitándose con cada centímetro nuevo de piel que descubre. Veo en sus ojos el brillo inconfundible del conquistador, como si aún fuera un pequeño que abre lentamente su regalo de cumpleaños. Con mucha delicadeza me quita la polera, le veo sonreír al ver mi ombligo. Juguetea con él y con ello logra hacerme reír. Por unos segundos quedé paralizado ante la idea de lo que estoy emprendiendo, pero al sentir su fineza con mi piel, decido seguirle en el juego previo. Interrumpo su rutina para besarle levente en los labios, mi intención no es quedarme allí, por lo que me muevo hasta llegar al lóbulo de su oreja. Jugueteo con él, lo lamo y también le muerdo superficialmente, el fruto de esto es el primer gemido nacido de aquella boca tan deseada. Al volver a sus ojos me percato que el pequeño juguetón ha crecido, transformándose en un hombre apasionado, con un solo objetivo en mente: nuestro placer.

El sol ya ha aparecido casi por completo, entregándonos aquel brillo especial, iluminando románticamente cada uno de nuestros cuerpos, haciéndonos creer que nuestras pieles resplandecen con su tacto. Tras quitarme la polera, ahora sigue con mi pantalón, destrabando primero el cinturón y luego arrastrando la prenda lentamente a través de mis piernas. Contempla los dedos de mis pies y sin siquiera presagiarlo, siento su lengua  incursionando entre ellos. Una mezcla de cosquillas y placer recorre mi interior, desinhibiéndome por completo, entregándome de inmediato a la lujuria. Mi ropa interior es todo lo que me queda, pero no dejaré que quede desnudo primero, así es que asalto a mi amado y hago lo mismo que él acaba de cometer. Desenredo el nudo de su traje de baños y poco a poco lo deslizo por sus extremidades y tan solo al terminar me percato que he ganado, ya que Mateo no llevaba consigo su bóxer.

Tengo frente a mí a un muchacho desnudo, quien también me contempla, con una mezcla de expectación y timidez, sin saber cómo seguiremos con todo esto. Observo el vello que nace en su ombligo y que se extiende hasta su falo, es a éste quien luego observo. Está erecto, veo su glande erigirse majestuosa y ante tal imagen quedo perplejo, ¿qué debo hacer ahora? No sé por qué, pero la imagen de mi abuela y de mi madre entra en mi cabeza, quisiera que se volvieran a aparecer para pedirles consejo, pero justo en este momento deciden no entrometerse. Creo que Mateo se percata de mi estado y por ello me vuelve a abrazar tiernamente. Tras unos segundos me deja en la arena y decide despojarme de mis calzoncillos, al quedar ambos desnudos, se adhiere a mi espalda y me entrega todo su calor. Siento su erección en mis glúteos mientras me abraza, haciendo presión para descargar toda su lujuria en mí. -¿Estás seguro?- Me pregunta al oído. Es un paso muy importante en nuestra relación, e incluso en mi vida, pero extrañamente hace mucho que no estaba tan seguro de algo. Quiero pertenecerle, deseo que sea el primero en incursionar en mi cuerpo, en sentir mi esencia, nada me haría más dichoso. Con un ademán le hago entender que quiero continuar, y es así como inicia nuestra primera relación.

Siento unos dedos húmedos incursionar en mi cuerpo, entrando y saliendo, preparando el camino para lo que luego ha de suceder. Es una sensación extraña, no es dolorosa, quizás hasta placentera, pero como nunca la había experimentado, me hace sentir indefenso. Sin previo aviso, percibo su lengua jugueteando en mí, creando una rutina entre sus dedos y este elemento de su boca. Con esta acción logro sentir verdadero goce, una sensación que se extiende por todo mi cuerpo y obliga a mis labios a gemir como jamás imaginé. El tiempo pasa y la hora de continuar llega. Su rostro se acerca al mío buscando un beso, el cual se vuelve eterno. Nuestras lenguas danzan incesantemente hasta que siento un pequeño dolor, casi imperceptible pero que comienza a crecer poco a poco. Aquel falo se abre paso en mi interior y aun cuando me preparó, su envergadura logra estremecerme. Cuando su glande ha llegado lo más lejos que ha podido, me percato que todo su ser se concentra en embestir, en producir el gozo que de ninguna otra manera podría. Percibo sus intentos por controlar este brío, pero no puede con aquella fuerza superior y lentamente comienza a adentrarse presuroso una y otra vez en mí.

Lo que fue dolor comienza poco a poco a convertirse en placer, uno que jamás soñé en vivir. Mis gemidos se unen a los graves que produce Mateo, produciendo la más bella melodía que haya escuchado. Sus manos juguetean con mis piernas mientras me penetra, haciéndome llegar a la cúspide de la magia terrenal. Pronto siento que todo aquel goce se concentra en un solo punto, en un solo órgano y sin quererlo, termino entregando el último de mis gemidos, el más poderoso y satisfactorio. Poco después percibo cómo los movimientos de mi amado se hacen cada vez más vertiginosos y sabiendo lo que sucedería pronto, decido desprenderme de nuestra unión para hacer algo que siempre deseé. Me siento sobre él, extendiendo mis brazos sobre sus hombros, juntando mi rostro con sus facciones. De esta manera ahora ambos estamos más conectados que antes y sus movimientos vuelven a inundarme como lo seguía haciendo. Veo la llama inconfundible del deleite en sus orbes, y en la contracción de sus labios, poco después su esencia me inunda vertiginosamente, repletándome con su lujuria y poder. Nunca olvidaré su rostro, su respiración entrecortada y el beso que luego nos dimos, el más dulce y encantador que jamás experimenté. 

Notas finales:

u________________________________u

Si pensaron que era tan malo u.u me darán ganas de llorar u.u

Espero que les haya gustado e.e de todos modos... le recuerdo que el lemon no es lo mío u.u

Qu estén bien!!! Cuidense!!!

Nos leemos!!

Pd: por favor!!!!! Comenten u.u quiero saber qué piensan... les prometo que me harán muy feliz :D

Bye bye


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