Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El Chico Perfecto por jotaceh

[Reviews - 166]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todos!!!

Espero que se encuentren muy bien y que todos sus deseos se estén cumplendo..

Sé que a muchos tal vez no les haya gustado el rumbo que la historia dio... pido disculpas por ello, pero es esta la forma en que la tenía planeada.... espero que logren disculparme

 

Muchas gracias por leer esta historia y darle una oportunidad... Como se habrán dado cuenta estamos ya en el final... ¿un capitulo más? ¿O dos? Tal vez tres... todo depende cómo termine explicando lo sucedido luego jajajaja u.u en realidad todo depende como lo vaya sintiendo :D

 

CAPITULO XXVII: Su verdad.

Un mes, ese es el tiempo que ha transcurrido desde aquel bello amanecer en esa isla, la cual jamás olvidaré porque fue allí donde volví a encontrar el amor. Han sido los días más mágicos que jamás he vivido, cada jornada despierto con la imagen de Mateo en mi mente e inmediatamente dibujo una amplia sonrisa en mi rostro, él me ha hecho florecer como la primavera a un pequeño cerezo. Aquella mañana en la playa, desperté rodeado por los brazos de mi amado, ya no sentía miedo ni angustia, sólo una inmensa satisfacción de haber hecho lo que deseaba, con la persona a quien quiero y en un lugar tan hermoso como aquel. –Te amo…- Es todo lo que me dijo mientras estábamos recostados sobre la arena. Le había oído esto antes, pero jamás me estremecí tanto, nunca mi corazón se había precipitado de forma tan abrupta, había algo en sus emociones que logró amenazarme. No era una sensación de peligro, sino que todo lo contrario, era tan inmensa que me repletaba por completo, colapsaba mi piel y se perdía por mis poros. Su amor ya no cabía en mi ser, se extendía por todo el universo. Esa misma sensación la vivo todos los días cuando me abraza tan solo al verme, entregándome su calor, brindándome su energía.

Luego de aquello nos dirigimos al hotel, donde todos aún se encontraban conmocionados con esa noche tan agitada. Nos encontramos con todos nuestros compañeros en el hall de acceso y allí nos enteramos de la forma en que Rodrigo había llegado. Ensangrentado y con dificultades para caminar, aseguró a todo quien le preguntara que había sido atacado por un grupo de isleños, quienes le golpearon por ser forastero. Entre los pasillos del edificio escucho murmullos, chismes sobre lo que había sucedido en realidad, que él se había embriagado en el pueblo y por ello fue parte de aquella gresca. Me enteraba de todo ello dándome cuenta que debía seguir como hasta ahora, callado. No servía de nada contarle a todos que el alemán había intentado vejarme, estoy seguro que tras mi reacción, él ya aprendió la lección. Quiero quedarme con los buenos recuerdos que conservo de nuestra relación y no mortificarme por lo que en su estado intentó hacerme. Es un secreto que hasta hoy se conserva solo en nuestros recuerdos, Engdahl y yo somos los únicos testigos. Aunque no lo hemos acordado, estoy seguro que se ha creado un pacto de silencio, un intento de olvido reciproco.

Los días que siguieron en la isla fueron maravillosos, todos disfrutamos de las bondades de aquellas latitudes, incursionamos en los rincones más desconocidos de la isla, probamos sus deliciosos manjares, bailamos con sus encantadoras tonadas, nos reímos con la liviandad y pureza de sus almas, con sus sonrisas gratuitas y la sencillez de sus existencias, respirar aquel aire nos sanó a todos, nos dio nuevas energías para seguir con nuestras vidas en la ciudad.

Ahora siento el vigorizante calor del sol golpeando alegremente mi piel, camino hacia el colegio en esta espléndida mañana de primavera. En la entrada del establecimiento me encuentro con Mateo, quien como siempre me esperaba para darme los buenos días. Nos sonreímos como dos pequeños delante de un inmenso pastel. Entramos tomados de las manos mientras todos nos observan. Es sabido por nuestros compañeros que somos novios, pero aun así todavía se nos quedan viendo embobados, no por una mala impresión, sino todo lo contrario. –Hacen una pareja tan hermosa… ¡Que envidia! Se ven tan guapos juntos… Me gustaría tener a un enamorado así…- Son algunas de las palabras que escucho de vez en cuando. Creo que nos hemos convertido en la pareja más famosa del colegio, y es que todos saben nuestras vidas, conocen hasta los miedos más escondidos que poseemos, todo gracias a lo sucedido en aquella fatídica noche. Una vez una muchacha se nos acercó para comentarnos lo que ella pensaba sobre nuestro noviazgo. –Estoy tan dichosa de verlos ser felices por fin… Se merecen el uno al otro, ambos han nacido para amarse, de eso estoy segura…- Y luego simplemente se marchó. Han sido las palabras más hermosas que alguien nos haya dirigido, las recuerdo constantemente porque me dan a entender que he decidido correctamente.

-Se nota que ambos siempre se han amado…- Mientras nos dirigíamos a nuestra sala, una joven un poco mayor que nosotros, nos detuvo de repente para sonreírnos diciendo aquella frase. Últimamente me siento como una estrella de cine, todos los ojos están posados en nosotros y eso me hace feliz. Ya no me molesta llamar la atención, no me preocupo por esconderme del resto, porque he fortalecido de tal manera mi corazón, que ya no pueden dañarme tan fácilmente. No han sido las penurias de mi vida, ni el amor de algún muchacho, sino que simplemente lo he hecho yo, con mis propios medios y por mi propia cuenta. He recorrido el camino del autoconocimiento y he concluido las mejores lecciones que jamás pude imaginar. Ahora me muevo con la frente en alto, entregando el brillo de mis ojos a todos aquellos que quieran contemplarlos, poniendo a disposición mi alma a todos quienes la necesiten.

Las horas transcurren y luego de almorzar juntos, nos dirigimos al patio para descansar un poco, bajo la delicada sombra de un sauce. Apoyo mi espalda en su tronco, mientras la cabeza de Mateo se aloja en mis piernas. Acaricio su cabello mientras me deleito con el caminar de las nubes por el brillante firmamento. Desaparezco de la faz de la tierra por unos segundos, inundándome de la fragancia que me entrega la infinita existencia. Estoy sumergido en el paraíso cuando una pequeña gota cae sobre mi pantalón. Siento la humedad traspasar la tela y acariciar mi piel. No hay indicios de lluvia, por lo que no debo contemplar más el cielo para buscar la causa. Son aquellas orbes oscuras las que derramaron aquella lágrima. Estremezco al percatarme que Mateo está llorando. Le pregunto la razón de su pesar, pero sólo veo cómo cierra sus ojos en un intento inequívoco de disipar aquel llanto. El silencio invade nuestro alrededor.

-Todos se sienten dichosos por nuestro amor y veo el fulgor expandirse en tus ojos cada vez que me observas, y no puedo dejar de sentirme miserable.- ¿De qué está hablando? ¿Acaso aún se siente culpable por lo que me hizo sufrir mientras era novio de Iris? ¿O acaso es por la vez en que intentó seducirme para burlarse de mí? Si es así, debo recordarle que todo eso ha quedado en el pasado, ningún resentimiento se alojó jamás en mi corazón, nunca pude odiarle. –No digas eso… Todo lo que hiciste en el pasado ya no tiene importancia, solo olvídalo y sigamos adelante como si nada hubiese ocurrido.- Es la forma cómo intento consolarle, mas son sus labios los que luego pronuncias las palabras que hieren mi ánimo. -Te odié… He pasado mi vida entera detestando tu recuerdo…- Y en ese preciso momento siento como cada centímetro de mi piel se eriza, me espanto ante su confesión, ¿qué me estás diciendo? ¿Por qué me odiabas?

-No teníamos a nadie en nuestras vidas, nos encontrábamos solos en este mundo, éramos dos niños caminando en un universo amenazador… Crecimos juntos, siempre recuerdo las noches de lluvia, cuando te asustabas por los truenos y debía ir hasta tu cama para abrazarte… Tenías miedo de todo y cuando los otros niños te molestaban por ser débil, no podía contener la ira y les golpeaba, ¿recuerdas todas las veces en que mamá Alicia me castigó?- Me pregunta mientras sonríe, entrecortando el llanto que termina ganándole a la alegría. –No entendía nada del mundo, no sabía cómo vivir, pero de lo único que si podía estar seguro era que siempre quería estar a tu lado, protegerte de quienes te dañaran y abrazarte cuando tuvieras miedo… Es extraño porque solo era un niño, otros a nuestra edad no experimentan esos sentimientos, pero yo siempre supe que te amaba, que quería pasar el resto de mi vida a tu lado y crear una familia contigo… Por eso cuando descubrí las intenciones del esposo de mamá Alicia me desesperé, no podía permitir que te hiciera daño, que arruinara tu vida… ¿Qué podía hacer un niño en contra de un adulto? Estaba abatido, sin saber cómo protegerte… pero justo en ese momento apareció una pareja que quería adoptarme, por fin era a mí a quien le tocaba la dicha, tendría una posibilidad para ser feliz… Me alegré tanto al saberlo, pero inmediatamente después me percaté que quedarías solo, indefenso ante los ataques de aquel desdichado, que se desahogaría en ti, destruyendo la poca alma que conservabas… No lo pensé dos veces y decidí entregar mi adopción a ti, hablé con Ignacia y Alejandro, quienes aceptaron un tanto extrañados, pero al fin había logrado ponerte a salvo…- Debe tragar un poco de saliva para aclarar la garganta, la que a estas alturas está presa de aquel sollozo punzante, desangrándole por dentro mientras comparte conmigo aquello que jamás pudo con otro.

-Tengo grabado en mi memoria aquel momento en que te subiste al auto de tus padres, miraste por la ventana de atrás y te despediste de mí… Llorabas como nunca antes, pataleabas para intentar no irte, no querías dejarme solo, era lo único que repetías… Tuve que contenerme para no correr en tu ayuda, debía convencerme que era lo mejor para ti… Luego de ello comenzó mi calvario… Cada noche… cada noche…- Pero por más que intente no es capaz de reproducirlo, no puede decir lo que sucedía, pero no debe hacerlo, sé perfectamente por lo que tuvo que pasar, todo el daño que aquel hombre le propició. –En las mañanas despertaba destruido, trataba de pensar que tú estabas bien y en un principio me resultó, pero aquel asqueroso terminó por destruir mi espíritu… Poco a poco comencé a arrepentirme de la decisión que había tomado, a pensar que no debía ser yo quien sufriera, porque eras tú a quien él quería… eras tú el destinado a sufrir sus vejámenes… Te odié, detesté el haberte dado mi oportunidad de ser feliz, destruí todo aquello que te había pertenecido, crecí aborreciéndote… Pasó el tiempo y me adoptó una familia adinerada, intentaron colmarme con todos los recursos que jamás tuve, pero nada de eso me hizo sanar, seguía albergando aquel sentimiento en mi interior y me creía bien con ello… Me convertí en un niño retraído, no me importaba el resto y solo buscaba mi placer propio, sin importarme si con ello hacía sufrir al resto… Nadie había sido tan infeliz como yo… Pasó el tiempo y un año te vi llegar al colegio, te convertiste en mi compañero de clases y sin saber que eras el mismo pequeño que conocí en el orfanato, comencé a odiarte, sentía repulsión cada vez te veía… Lo experimenté con otros chicos, no había varón a quien no detestara, pero contigo era especial… nació en mi la necesidad de verte triste, de saber que eras infeliz…- Respira un poco, ya no tiene aquel nudo en la garganta, pero puedo ver un pequeño ápice de enfado en sus ojos, ¿sigue odiándome entonces? ¿Qué puedo hacer para sanarte?

-¿Sabías quién era mi mejor amiga antes de que llegaras?- Me pregunta haciendo un alto en su relato, debo responderle que no, que nunca me enteré de algo así, su respuesta me impacta. –Iris, creo que ella fue la primera amiga que tuve después de salir del orfanato… Sus padres y quienes me adoptaron se conocían desde hace mucho tiempo, por lo que nos presentaron y luego decidieron que debíamos asistir a la misma escuela. Iris me ayudó mucho, siempre tan vivaz y altanera, nunca escondía algo y siempre me decía lo que pensaba… Tengo los mejores recuerdos con aquella chica, pero nuevamente apareces en nuestras vidas… No solo sucedió que provocaste en mí un rechazo enorme, sino que también ella decidió defenderte, aliarse contigo para protegerte de lo que yo quería hacer… Era tanta la repulsión que me provocabas que quise hacerte lo mismo que los chicos del orfanato te hacían, sin siquiera saber que eras aquel Fernando… Cuando Iris se enteró, me advirtió que no permitiría que lo hiciera y que sería ella misma quien te protegería… Y así fue como se convirtió en tu guardiana, velando por tu felicidad aun cuando todos creían que te quería destruir… Fue aquella chica y otros en el curso quienes me impidieron que descargara contigo mi odio… ¿Nunca te preguntaste porque nadie te molestaba en el curso? Pues esa era la razón, había mucha gente que quería ayudarte.- ¿Iris? ¿Por eso se aferró a mí? ¿Por qué nunca me lo contó? No sé desde cuándo, pero hasta ahora me percato que he comenzado a llorar, ¿por qué la gente siempre me oculta cosas?

-Me resigné a no dañarte, pero luego de ello comenzaron a sucederme cosas extrañas… De la nada obtuve las calificaciones más altas, algunas compañeras comenzaron a interesarse por mí, aquellos compañeros que siempre me habían apartado, decidieron invitarme a jugar y así, sin siquiera entenderlo, me convertí en otra persona… Era inteligente, atractivo, atlético y el ejemplo para todos quienes me rodearon… Los regalos de mis padres adoptivos, ni siquiera los más ostentosos, nunca lograron crear en mí lo que esas situaciones realizaron… Mi corazón creció, me sentía libre, dueño de mi propia vida y capaz de ser feliz. Todos me respetaban y hacían que me sintiera importante… No me di cuenta cuando comencé nuevamente a sonreír, a compartir con mis amigos y ver la vida hermosa… No me disculpaba con nadie y hacía todo lo que quisiera. Reconozco que dañé a mucha gente en el camino, pero fue tanto el cambio, que me encegueció… de la nada era el chico perfecto.- Suspira profundamente, llenándose de nueva energía para seguir con su historia. No quiero interrumpirle, solo le veo observar el cielo mientras sigue posando su cabeza en mis piernas. Está perdido en sus divagaciones, volando a una distancia muy lejana a la mía.

-Tuve muchas novias, todas las chicas querían estar conmigo… Algunas eran meros caprichos, pero con otras pensé en formalizar, en enamorarme de verdad… por más que lo intenté, jamás pude… Detestaba a todos los hombres, pero no podía amar a  ninguna mujer. Por eso no duraba más de dos semanas con una muchacha, conseguía de ellas lo que quería y luego las desechaba, hasta que…. Conocí a Martina. Cuando vi sus ojos… tus ojos… sentí como un calor lejano volvía a invadirme, había algo en ella que despertaba en mi interior algo que creía extinto… Pensé que realmente me había enamorado, pero luego de jugar con todas mis novias, me había convertido en el hombre entre los hombres, me regocijaba con mis amigos por mis conquistas y no podía permitir perder aquel estatus. La dejé ir, aunque sufrí mucho al volver a perder aquel calor en mí. No pasó mucho para ver cómo te le declarabas a Rodrigo, esa fue una escena dantesca… mi sangre hirvió cuando te vi besándote con él… pensé que era porque te seguía odiando y detestaba la idea que fueras feliz, ¿cómo fui tan ciego?... Por eso después me dediqué a engañarte, me acerqué por fin para hacer realidad lo que quería desde pequeño, destruirte… ¿Sabes? Cuando apareciste vestido de Martina en aquella horrible fiesta, no me sorprendió… al intentar conquistarte me di cuenta que tenías sus mismos ojos, porque provocaste en mi las mismas consecuencias.- ¿Qué? ¿Siempre supo que me había vestido de mujer para enamorarle? Eso ya da igual, porque nunca se dio cuenta que era el mismo pequeño que conoció en el orfanato. –Al final impediste que siguiera con mi cometido, pero no pasó mucho tiempo para que Iris volviera a mi lado, mintiéndome al decir que siempre había estado enamorada de mí, desde que ambos éramos unos niños… Me dijo que se había cansado de ti y que quería ayudarme a destruirte, a hacer realidad el sueño de mi infancia… Así fue como comencé a hacerte daño y… aunque me avergüence de ello ahora… sentí placer al verte llorar, al contemplar lo patético que te habías vuelto…- Nuevamente su rostro se repleta de lágrimas y aquel nudo en la garganta le impide hablar.

-Fui un patán, el peor imbécil que te has topado en la vida… la personas que más daño te ha hecho. Cuando me enteré aquella noche de todo lo que habías hecho por mí, sentí como me destruía por dentro, porque la misma persona a quien detestaba sin razón, era la misma que logró sanarme, aquella que en el anonimato logró curar una y cada una de las heridas que traía desde mi infancia… Sin siquiera pedir crédito por ello, sin siquiera hablarme, me devolviste la vida… lograste que volviera a sonreír… ¿y qué hice yo a cambio? Te convertí en la persona más desdichada del mundo… Me sentía fatal, hasta que nuevamente el destino volvió a golpearme… Escuché a Iris decir que tú eras Fernando, que eras el mismo chico a quien amé en el orfanato, que aquellos ojos verdes que contemplé en Martina, en ti y en él eran los mismos. Odié tu recuerdo porque creí que eras la razón de mis pesares, pero jamás imaginé que serías el mismo que me devolvió la vida… Tú eres la única persona que puede hacer eso y yo te pagué odiándote, convirtiendo tu vida en un infierno… Los días después de aquella revelación fueron horribles, no podía dormir, pero me sirvieron para despejar el enorme caos que tenía en mi corazón, destrabar los sentimientos que escondía desde mi paso por el orfanato…- Debo levantarme, dejo de sostener su cabeza y decido esconder mi rostro en el tronco de aquel sauce. Siento su olor impregnar mi frente mientras le toco. Siento como Mateo se levanta, avergonzado me busca, me abraza por la espalda, sumergiendo su rostro en mi cuerpo, como yo lo hago con aquel sauce. No quiero que siga hablando, ya ha sido demasiado, pero sé perfectamente que continuará.

-Te odié, te detesté y te aborrecí porque ya no te tenía a mi lado, porque tras salvarte me di cuenta que jamás volvería a verte, que ese debía ser el precio a pagar por tu felicidad… Te repleté de angustia y desconcierto porque tenía miedo, temor a perder la única persona en este mundo a quien he amado… Detesté a todo hombre cercano a mí, menos a ti… porque aunque intenté sentir asco mientras te conquistaba y con ello burlarte, no pude… jamás pude repudiarte… Mis novias no me daban sentido porque no eran tú, nunca me pude enamorar de nadie más… mi corazón ya estaba ocupado y tal vez siempre lo estará contigo… Me di cuenta de todo esto aquel verano, me quité todo el miedo y el temor, porque nuevamente te había encontrado, volvías a mí y eso me llenaba de felicidad, aun cuando… ya no podías amarme. Me convencí que no merecía tu amor, que serías feliz en los brazos de cualquier otro, porque luego de ser tan egoísta ya nunca más merecería tu corazón. Así decidí apoyar a Rodrigo para que se convirtiera en tu novio, mientras yo me refugié en Magdalena, sabiendo que nunca podría quererla… Me hacías feliz solo con sonreírme, siendo mi amigo y preocupándote de mí como si fueras mi hermanito pequeño… Pensé que podría vivir con ello, conformarme con tener tu amistad… pero aquella noche en la pieza de hotel, cuando me viste besar a otro chico… vi mi propia desesperación reflejada en tus ojos, solo allí, tan solo con ese gesto pude darme cuenta que tú también me amabas y por eso, al verte sufrir… Decidí que tal vez podría merecerte… pero ahora, luego de pensarlo mucho… me doy cuenta que no soy digno de ti… no después de todo el daño que te hice…- Sus lágrimas siguen cayendo sobre mi espalda. Termina su relato y sin más besa mi cabello, lenta y delicadamente. Su calor se desprende de mi cuerpo y siento como se aleja de mí. La angustia me invade, pero mi cuerpo no reacciona, me quedo parado allí, frente al sauce, sin poder siquiera voltear para ver cómo se aleja, como intenta huir de mi vida una vez más.

Por mi mente transcurre mi vida entera, cada una de las vivencias más importantes se cuelan por mi mente y no puedo dejar de percatarme que en cada una de ellas se encuentra Mateo. No existe mi vida sin él, para bien o para mal, dañándome o amándome, no importa de qué forma se trepe en mi existencia, simplemente estamos destinados a estar juntos y es solo eso lo que importa. Por fin mi cuerpo se destraba y logro huir de aquel sauce, corro desesperado en búsqueda de mi amado, necesito abrazarle y decirle que jamás le abandonaré, aquel amor que nació entre nosotros cuando éramos unos pequeños niños no dejará de existir jamás, suceda lo que suceda.

-¡Eres un desgraciado!- Es lo que le grito cuando le encuentro caminando en medio de la cancha. Sigue huyendo de mí hasta que escucha mi estruendo. Se voltea asustado, creyendo que luego de su confesión mi amor por él se había desvanecido. Corro en su encuentro y al tenerlo a unos centímetros, no me contengo y salto a sus brazos, besándole sin pensar en nada más que en él, en mí, en nosotros. –Jamás… aunque me hieras mil veces, dejaré de amarte… Te amo y eso es mucho más fuerte que el resto… Me dijiste que te había ayudado a curar tus heridas, pues bien… ahora déjame construir una vida contigo… No sigas apartándome, porque yo siempre regresaré a ti… ¿Entiendes imbécil? Jamás te dejaré…- Y por fin veo unas lágrimas que no son de tristeza en su rostro, sino que de eterna felicidad.

Notas finales:

Muchas gracias por leer!!!

 

Nos leemos :3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).