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El Chico Perfecto por jotaceh

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Notas del capitulo:

Hola a todos!!!!!

 

Es verdad u___U hace mucho que no actualizaba... pero mi vida ya no es vida u.u no tengo tiempo!!!!! espero que logran comprenderme... Eso si.... 

 

REVELACION!!!

Solo quedán dos capítulos D: queda muy poquito para terminar.... Espero que sigan leyendo la historia y que me dejen los comentarios... retenme, maltratenme.... o quizás me feliciten? o.O Eso lo dejo a su criterio... pero por favor... diganme qué les ha parecido la historia.... POR FAVOR!!! Eso xD a leer!!!

CAPITULO ESPECIAL VII: Rodrigo

La vergüenza no me abandonó aquel año, siempre pensé que en algún momento toda la verdad sería revelada y tendría que esconderme en lo más profundo de la soledad para socorrerme. El último periodo de escuela fue muy distinto a los anteriores, en los cuales estaba rodeado de compañeros y amigos, iba a fiestas y solía competir en los equipos deportivos; pasé de aquello a tratar de conversar solo lo necesario con gente conocida, a abandonar el fútbol y el básquetbol, sumirme cotidianamente en mi cuarto a reflexionar, a hundirme en un letargo que terminó solo cuando me encontré muy lejos de todo aquello que me importaba.

Me gradué de la enseñanza y meses después mis abuelos paternos murieron en un trágico accidente de automóvil. Todas sus pertenencias quedaron abandonadas en Hamburgo y mis padres, sumidos en una tristeza aun mayor que la mía, decidieron levantar el negocio que tanto le costó fundar a mi Großvater. Todo fue muy rápido, en menos de dos meses ya estábamos entrando al aeropuerto de la ciudad para subirnos al avión que nos alejaría para siempre de nuestro pasado, de mis malos recuerdos y de todas aquellas sandeces que cometí al sentirme desprotegido.

Estaba sentado en una banca mientras mis padres realizaban todo el papeleo necesario para embarcarnos, cuando de repente una imagen llega nítidamente a mis ojos. Como si fuese un fantasma que buscaba atormentarme, veo como Martín cruza a lo lejos la puerta de entrada, le veo acompañado de su familia y de algunos amigos. Si mal no recuerdo, aquel día Felipe regresaba de Australia y ellos iban a recibirlo. Quería acercármele para despedirme, pensé que aquella era una señal que me indicaba que debía dejar las cosas en claro, pero antes de hacerme el ánimo, transcurrieron unas imágenes borrosas por mi mente.

Iba caminando por los pasillos de aquel hotel maravilloso, esa enorme estructura ubicada en una isla muy lejana de aquí. Todavía conservaba la imagen nítida de aquellos ojos perturbados, de esa alma destruida al verme intimando con Magdalena, todavía no podía perdonarme el haber hecho tan desafortunada la vida de Martín. Pensé que todo había sido simplemente mi culpa, pero fue aquella chica rubia la que me abrió los ojos, la que sintiéndose miserable reveló quién estaba realmente detrás de todo. Iris nuevamente se había entrometido en la vida de Arístegui y había conseguido quitarme de ella, destruir nuestro romance quizás por qué razón. Irritado me dirigí hasta la habitación del muchacho para confesarle lo que había descubierto, pero por más que lo intenté no logré nada. Él ya no creía en mí, así es que debía confrontar a todos los actores de aquella historia.

Sin tener compasión de su bienestar, jalé por el brazo a Iris hasta llevarla al frontis del hotel, ahí esperaríamos al chico de ojos verdes para revelarle la verdad, pero para mi suerte justo lo encuentro allí. – ¡Anda! Dile todo lo que has hecho, vuelve a confesar ante todos las atrocidades que has maquinado…- Es lo que le grité a la pelirroja tras arrojarla al suelo, fui una bestia aquellos días, solo ahora puedo medir el nivel de las atrocidades que cometí. Luego de ello la chica confesó sus razones ante todos los presentes, fue incapaz de levantar la mirada y una vez terminadas sus palabras, se marchó humillada, catapultada nuevamente por sus acciones, aquellas que no muchas personas podemos entender. –Ya te lo había dicho, fue ella quien nos separó y por mucho que diga que estás enamorado de García… No puedes olvidar lo que pasamos juntos, lo felices que fuimos en nuestra relación. Esta es nuestra oportunidad para unirnos… ¿qué me dices?- Es lo que le digo a Martín cuando todo ha pasado, pensé que tras haberle entregado la verdad de lo sucedido todo volvería a ser como antes, pero estaba muy equivocado, su respuesta todavía ronda en mi mente como un alma en pena, como el eco que demuestra la muerte de todas mis ilusiones. . –Aun cuando Iris hubiera puesto en tu cama a mil prostitutas dispuesta a acostarse contigo, si realmente me amaras, no aceptarías a ninguna… Me fuiste infiel y eso no puede ser obra de ninguna otra persona. Entiende que nosotros no volveremos a estar juntos…Nunca más- Y esa sentencia se cumplió, jamás volvimos a estar juntos, ni siquiera siendo amigos.

Aun sentado en la banda del aeropuerto recuerdo lo que ocurrió luego de aquella situación, eso que marcó mi vida para siempre, eso de lo cual hasta hoy en día me arrepiento. -¿Creías que te podías zafar tan fácilmente de mí? ¿Qué iba a permitir que te burlaras?... Hay algo que siempre he querido de ti y este es el momento preciso para que me lo entregues…- Es una de las frases que le dije al muchacho de ojos verdes en un lamentable estado de ebriedad. La pena por saber que nunca más sería mío, que ya no volvería a amarme me destrozó tanto que no medí mis actos y luego de beber alcohol desaforadamente en un bar del pueblo, me dirigí hasta el mirador más alejado de la isla, encontrándome justamente con él. Nunca había sentido el aroma de cuerpo desnudo, la tersa piel que jamás llegué a tocar y transformándome en un animal intenté obligarlo a ser mío, a entregarme su cuerpo y saciar mi pasión a la fuerza. –No hay nadie que pueda escucharte, estamos en medio de la nada… Así es que será mejor que no te resistas, no provoques que te siga golpeando…- Luego de ello comencé a desvestirlo, a ocupar mi fuerza en contra de su debilidad. Dentro de mi delirio pensé que todo saldría bien y conseguiría lo que anhelaba, pero jamás imaginé que aquel cuerpo menudo tendría tanta fuerza. No recuerdo muy bien cómo, pero de repente tenía sus uñas clavadas en mi rostro, desangrándome, introduciéndose sin compasión en mi piel. El dolor me aterró y eso lo utilizó a su favor para luego comenzar a golpearme en el suelo. Tuve que suplicarle que se detuviera, tal parece que desahogó en mí todas sus frustraciones. Me merecía aquel castigo, cualquier cosa que hubiera hecho conmigo sería simplemente mi responsabilidad por haber sido tan desgraciado. Todavía puedo ver pequeñas cicatrices en mi cara, aun llevo aquella marca que me hace recordar lo voraz que puedo llegar a ser, lo extremadamente malvada que puede ser mi alma al encontrarme en el abismo.

Sabía que jamás volvería a verle y solo por ello me armé de valor, me levanté de aquella banca y fui en su búsqueda. –Hola Martín… ¿Podemos hablar?- Fue la forma en que me acerqué, hace mucho que no sentía su mirada hacia mí, aun cuando fuimos compañeros de curso luego de aquel accidente, no volvimos a entablar conversación. Pensé que se resistiría, que no querría estar cerca de una persona tan desagradable como yo, pero para mi sorpresa me sonrió como antes, con aquella ternura que siempre le ha caracterizado, aquella cualidad que me enamoró de él. –Sé que debí hacer esto hace mucho tiempo atrás, pero creo que soy más cobarde de lo que pensaba… Ahora que tengo la certeza que jamás volveremos a vernos, me atrevo a hablarte y con ello… Pedirte disculpas. Me comporté como un imbécil no solo en aquella isla, sino que desde mucho antes. Tenía todo aquello que necesitaba para ser feliz y aun así te fui infiel con Magdalena… Lo que me gritaste aquella tarde en el hotel era cierto, aun cuando Iris lo hubiera intentando mil veces, si yo realmente te amaba no debí nunca fijarme en otra persona… Fui tan estúpido al perderte… pero aun después de ello me comporté como un cerdo… Fue doloroso, pero te agradezco que me hayas dejado estas cicatrices en el rostro, porque cada vez que las veo puedo recordar lo que nunca más debo intentar… No sé qué pasaba por mi mente aquella noche, pero te pido arrepentido… que me perdones, que puedas olvidar algún día lo que te hice sufrir y que puedas recordarme en paz…- Le dije mirándole fijamente a los ojos, no quería desperdiciar ningún segundo de ese momento, quería quedarme con hasta el más mínimo recuerdo de su adorado rostro, el olor que despedía su piel, ya jamás me deleitaría con su mirada. –En menos de una hora tomaré un vuelo hasta Alemania, mi familia y yo regresamos a Hamburgo y eso significa que esta es mi última oportunidad para disculparme… El destino quería entregarme este regalo de despedida… Encontrarnos aquí ha sido una hermosa coincidencia…. Por favor te pido que algún día puedas perdonarme por todo el daño que te causé…- Y creyendo que todo había acabado ahí, comencé a marcharme. De la nada siento el calor de su cuerpo, sus brazos delgados rodeando mi ser y el dulce contacto de su respiración en mi espalda. Me abraza como si siguiéramos siendo cercanos, como si nada hubiese sucedido. –Ya no tengo nada que disculparte… hace mucho que olvidé todo rencor hacía ti… Ahora solo deseo que puedas encontrar la felicidad…- Ya nada más existió luego de aquello. Ese es el último recuerdo que tengo de Martín, quien fue mi primer amor y a quien nunca lograré olvidar.

Tal vez tenía que hacer esto antes, pero quería aclararles qué había sucedido. Soy Rodrigo Engdahl, tengo veinticinco años y vivo en la ciudad de Hamburgo. Trabajo en la pastelería Grünen Augen, la misma que mi abuelo fundó hace más de cincuenta años y la que junto con mi padre ahora intentamos expandir, crear de ella una gran corporación. Estudié administración en la Technische Universität Hamburg-Harburg, quizás entré por darle en el gusto a mi familia, pero luego me percaté que realmente quería dedicar toda mi vida a ello.

Mi vida familiar y profesional ha sido maravillosa, pero ¿qué hay del amor? Podrían preguntarse y bueno, es aquí donde no sé cómo explicarlo. Me encontraba estudiando aún, sumido todavía en la desesperación por haber perdido a Martín cuando sin presagiarlo, me encontré un día en el parque con Iris. Resulta ser que vino de intercambio a Alemania y al ver a alguien conocido luego de tanto tiempo, no pude contener mi entusiasmo y la invité a tomar un café. La observé detenidamente, dándome cuenta lo hermosa que es, nunca antes había reparado en ello, su cabello cobrizo, sus profundos ojos azules, su piel nívea, es como si de la nada hubiese transformado un mal recuerdo en la más hermosa de las visiones. ¿Cómo pude maltratarla aquella tarde en la isla? –Nos hemos encontrado aquí, tan lejos… Ambos seguimos enamorados de dos personas que nunca podrán correspondernos… ¿Crees que puede ser una señal del destino?... ¿Qué quizás quiere que estemos unidos?- Es todo lo que pasaba por mi cabeza y sin controlarme se lo dije. Luego de aquello no pude despegarme de su lado, la visitaba cada día en su departamento, la invitaba a pasear por el parque, a comer a algún restaurante que algún amigo me recomendaba, íbamos a conciertos, a la ópera, al teatro, a un sinfín de actividades en las cuales lograba formar en su hermoso rostro una sonrisa.

Una tarde de otoño, luego de ver una película en el cine, caminamos por el centro de Hamburgo. Conversábamos distendidamente cuando de la nada se nos acerca un florista. –Usted muchacho, ¿no cree que su novia se vería aún más preciosa rodeada de rosas?- No sabía cómo decirle al hombre que nosotros sólo éramos amigos. No podía negar a esas alturas que no sentía algo especial por Iris, pero no me había atrevido a confesárselo, pasamos tantas penurias en el pasado, que no sabía si ella podría albergar en su corazón alguna especie de amor por mí. –Ah ya veo, el hombre parece ser muy tímido… ¿Quiere que le ayude a declarársele bella dama?- Al verme titubear el florista se dirigió a mi amada, logrando que ella se riera nerviosamente. Recuerdo que luego el hombre congregó a todos quienes por ahí transitaban, estábamos rodeados de desconocidos, pero aun así siguió con su plan. Me obligó a arrodillarme ante Iris, a tomar su delicada mano y mirarla a los ojos. –Esta es tu oportunidad… Dile todo aquello que sientes por ella…- Fue lo último que me dijo y sin saber por qué, le hice caso. –Bueno… esto es extraño… cuando hoy desperté jamás imaginé que haría esto, pero supongo que es lo correcto… Ha pasado mucho tiempo desde aquellos días en que nos convertimos en enemigos… La vida es sabia y si nos volvimos a reencontrar en un lugar tan apartado como este, tal vez signifique algo… Creía que podríamos ser solo amigos, que unidos en la soledad saldríamos adelante… pero tras conocerte mejor, tras darme cuenta lo hermosa que eres no pude dejar de enamorarme… Te has convertido en la persona más importante de mi vida… ¿quién podría creer esto hace unos cuatro años? Nadie ¿verdad? Pero así es… Te amo y no puedo seguir negándolo… Quiero que lo sepas y que me permitas compartir este sentimiento contigo… ¿Quieres ser mi novia?- No pensaba en aquello que decía, simplemente dejé que mi corazón se explayara. Todos nos observaban expectantes, queriendo saber el desenlace y para mi suerte, este fue satisfactorio. Iris comenzó a llorar sin más, nunca nadie le había dirigido palabras de amor y mucho menos aquel a quien ella también adoraba. Me reveló que en su corazón había sucedido lo mismo que yo viví y que no había nada más que ella quisiera, que estar a mi lado. Fui realmente feliz, me levanté con la única intención de probar sus deliciosos labios, aquel fue nuestro primer beso, el primero de muchos más que luego le precedieron. Así comenzamos a ser novios, salimos por dos largos años antes de irnos a vivir juntos. Peleamos de vez en cuando, pero no hay nada que pueda separarnos.

Ya se ha hecho de noche aquí en Hamburgo, tuve que quedarme hasta tarde trabajando con mi padre. Todo nos está saliendo de maravillas, pronto abriremos dos nuevas sucursales al otro lado de la ciudad. Quiero festejar esta noticia con mi novia, por lo que llevo champaña. Subo por las escaleras hasta nuestro departamento, abro la puerta y anuncio mi llegada. Dejo lo que he comprado en la cocina y comienzo a buscar a Iris. Todo está a oscuras, tal vez haya decidido salir, pero cuando entro a la pieza me percato que el baño resplandece. La puerta está entreabierta y puedo divisar su figura de espaldas. Quiero sorprenderla, por lo que la abrazo sin hacer mayor ruido. Da un pequeño saltito mientras me rio de su ingenuidad. -¿Qué es eso?- Le pregunto al percatarme que hay algo que trata de esconder en el bolsillo de su pantalón. Me responde que no es nada importante, pero como me siento tan feliz decidido juguetear un poco. Forcejeamos un rato, lo hacemos entre risas y cosquillas, pero como era de esperar, termino ganando y le quito aquello que no quería que supiera. Es un aparato pequeño, de plástico y blanco. Tendría que ser un imbécil para no saber de qué se trata, es por ello que me quedo petrificado. –No quería que te enterarás de esta manera, quiero hacerme una prueba médica para estar realmente segura…- Es lo que trata de explicarme, pero no le tomo mayor atención, aún sigo procesando la noticia.

Iris me zamarrea al darse cuenta que no reacciono. Logro ver en el brillo de sus ojos un dejo de preocupación, como si creyera que todo se ha acabado, que luego de enterarme de esta noticia mi amor por ella se ha esfumado. – ¿Quieres que nuestro hijo se crie aquí en Europa o prefieres regresar a tu país? A mí me da igual si quieres mudarte, haremos lo que tú desees… Eso sí, dejemos en claro desde ahora que si es mujer le colocaré yo el nombre… ¿De acuerdo?- Es lo único que atino a responderle, para mi suerte ella solo sonríe, por fin se ha dado cuenta que lejos de ser una mala noticia, es la mejor que podría haberme dado. La felicidad vibra en cada centímetro de mi piel, al no poder contenerme la toma entre mis brazos y la elevo por los aires. Seré padre… ¡¡Seré Padre!!

Notas finales:

Muchas gracias por esperarme y ser buenas personas :3

Nos leemos!!! :3

 

pd: No se porten muy bien.... hagan maldades y luego me las cuentan *-*


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