Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El Chico Perfecto por jotaceh

[Reviews - 166]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todos!!!!

Espero que se encuentren muy bien....

 

Bueno, aquí les traigo el capitulo especial n°2....en este caso podremos leer lo que dice Iris sobre la historia xD

 

Espero que les guste *-*

pd: estoy muy estresado últimamente... he tenido mucnas cosas para leer....

CAPITULO ESPECIAL II: Iris.

No sé cómo comenzar con este relato, pero supongo que lo primero que debo hacer es presentarme. Mi nombre es Iris Newman, tengo quince años y asisto al colegio Fernández de Castro. Mucha gente me ha dicho lo hermoso que es mi rostro y el potencial que tengo para ser modelo, pero nunca me importó mucho cómo otros podían halagarme, de hecho, creo que detesto cuando glorifican mi cuerpo. Siempre he preferido rodearme de pocas personas, pero de las cuales sé que sienten algo verdadero hacia mí.

Conocí a Martín hace unos siete años, cuando él ingresó a estudiar a este colegio. A primera vista creí que era alguien encantador, parecía que no se daba cuenta de su rostro angelical y el miedo emanaba de sus pupilas con facilidad. Nunca me gustó jugar con muñecas, pero creo que él despertó en mí algo parecido a un instinto maternal. Poco a poco me acerqué y terminé convirtiéndome en su mejor amiga.

Todas las tardes estaba ocupado, a veces me decía que tenía que acompañar a su madre al trabajo y otras que se sentía cansado. Me parecía todo muy extraño, pero no intenté indagar mucho más, no quería ser entrometida. Cuando tenía diez años me terminé enterando por casualidad de aquello que tan bien intentaba ocultar mi amigo. Entre sus cuadernos encontré una carta de amor dirigida a Antonia, pero el remitente no era él sino que otro de nuestros compañeros, el engreído de Mateo. ¿Le robó esa carta para que la niña no supiera que le gusta? ¿Está enamorado de García? ¿Es homosexual?... Bueno, debo reconocer que la última pregunta jamás me la hice, porque ya lo sabía, él nunca me lo reconoció, pero tengo un sexto sentido con este tipo de asuntos y supe de inmediato que a Martín no le atraían las muchachas.

-…Él decidió cambiar de lugares y permitir que fuese yo quien se marchara con aquella familia tan hermosa. Todo se lo debo a él y debo pagarle de alguna forma.- Es como terminó su relato cuando le descubrí. Decidió confiar en mí como no lo había hecho con nadie más, ni siquiera con sus padres. Me pareció todo tan doloroso, mas nunca pensé que aquel relato era solo la punta de un iceberg aún más tormentoso. -¿Pero te terminaste enamorando de Mateo?...- Fue la pregunta clave y lo turbado que se transformaron sus ojos me dejaron claro que no se había dado cuenta. Lo ayudaba hace casi dos años y recién ahora se enteraba que aquel sentimiento era llamado amor. Su primer enamorado ni siquiera sabía que existía, simplemente creció creyendo que aquel pequeño Fernando estaría lejos, por su mente jamás pasaría ni siquiera la remota idea que ahora fuese uno de sus compañeros, y mucho menos que se sacrificaba día tras día para arreglar su vida.

Al principio pensé que era adorable, que era un amor tan puro y desinteresado, que nada malo podría traer, pero los años me dieron a entender que el único perjudicado con todo esto era mi amado amigo. Ya no podía seguir viéndolo como se destruía, consumiéndose poco a poco por alguien quien quizás no valía la pena. Está bien, fue un mártir al dejarle su puesto de adopción, pero al parecer ya su deuda la había saldado con creces. Me di a la tarea de convencerle que desistiera de aquel plan absurdo, que era hora de preocuparse por sí mismo, pero cada vez que le comentaba algo parecido, se enfurecía tanto que ponía en peligro nuestra amistad. Sin él estaría sola, así es que no seguía indagando mucho en sus sentimientos, aunque tampoco me rendí y ocasionalmente seguía pidiéndole que dejara de ayudar a García.

Aquel muchacho alto, de hermosa contextura y penetrantes ojos azules es muy conocido por todos, más que mal es el nieto de la directora y pensé que era normal verlo seguido por los patios. Nunca me ha atraído un chico de mi edad, prefiero los hombres hechos y derechos, aquellos con barba y voz ronca, que caminan como si fuesen los dueños del mundo. Aquellos seres son mi debilidad y no los enclenques niñitos que asisten a mi escuela, pero Felipe fue la excepción. ¿Por qué la mirada de un chico  de mi edad era tan madura? ¿Por qué su caminar era tan decidido y sus palabras tan corteses? Ya no pude dejar de plantearme aquellas inquietudes. Cada vez que me topaba con él por los pasillos mi piel se erizaba y mi corazón se detenía. No era como el resto y eso me atraía de sobremanera. Su inteligencia, su perspicacia, su esencia fue lo que me terminó enredando entre su telaraña de enamoradas. Muchas de mis compañeros estaban interesadas en él, pero Felipe es inalcanzable, porque simplemente es el chico perfecto.

En un momento estaba fuera de su sala viendo al horizonte, al mismo por el cual yo caminaba junto a mi amigo. Luego estaba fuera de los baños, donde Martín me esperaba mientras me lavaba las manos. En el casino se sentaba cerca de nuestra mesa y a la hora de salida muchas veces lo vi merodeando por el camino que recorríamos hacia nuestras casas, ¿qué otra cosa podía imaginar sino que estaba enamorado de mí? Mis sueños se convirtieron en paraísos floreados y castillos de ensueño donde ambos éramos dueños de una vida eterna de compañía y amor. Él era el destino que quería seguir y nada podía lograr que dejara de quererlo.

¿Por qué soy tan temerosa ante su presencia? Muchas veces tuve la oportunidad de hablarle, de darle a conocer que él también me gustaba, de iniciar una amistad que me diera la ocasión de indagar en su alma y preguntarle si mis deducciones eran ciertas; pero cada vez que veía sus brillantes orbes azules enmudecía al instante. Puedo ser valiente delante de todos, caminar con el mentón en alto sin importarme lo que el resto piense, combatir a todo aquel que ose dañarme a mi o a mi amado amigo, pero con él todo aquello desaparece.

Martín una noche pudo por fin entablar una conversación con Mateo gracias a su disfraz de niña y con ello vino la brillante idea de ocuparla para enamorar a aquel tarado. –Estoy tan emocionado, por fin haré realidad mi sueño. Utilizaré a Martina lo suficiente, luego intentaré hacer lo mismo con mi verdadera identidad, espero que todo… ¡Ay no! Se me había olvidado que Felipe me descubrió.- De repente dice aquel nombre hermosos y todo mi mundo se paraliza. ¿Mi amigo ha estado hablando con Felipe? No puede ser, aquel puede ser el vínculo que necesito para acercármele y de la misma forma en que mi amigo se emocionó al tener una oportunidad con Mateo, yo lo hago ante ésta con el nieto de la directora. -¿De qué estás hablando? ¿Alguien se enteró de todo lo que has hecho? No me digas que… ¿El Felipe al cual te refieres es el nieto de la directora?- Sin querer demuestro mi impaciencia y dejo algo intrigado a Martín. Recuerdo el día en que me fue sincero y confesó que estaba enamorado del presidente del centro de alumnos, es por ello que en ese momento decidí confesarle que me gustaba el chico de ojos azules. No le conté que ya eran años de deliciosos sueños con él, eso no va conmigo, yo soy una mujer ruda, por lo que fingí que simplemente me interesa un poco más que el resto. Así decidí ayudar a mi amigo en algo que no creía correcto, pero que podía acercarme a mi amado.

-Me gustas y quiero que seamos novios.- Es todo lo que le dije a Felipe cuando lo tuve enfrente. Pensé por mucho tiempo cuales serían mis palabras el día en que me declarara, pero al final terminé haciéndole caso a mi carácter y  con toda franqueza le abrí mi corazón. No me gustan los rodeos y prefiero ir directamente al asunto. Sus ojos estaban impactados, creo que no podía creer que aquellas palabras fueran ciertas. Pasaron los minutos y no recibía respuesta, todo me parecía muy extraño. Lo vi distante y mi idea de que aquellos encuentros casuales eran señal de sus sentimientos hacia mí se desvanecía. Mi pecho no podía soportar más presión, quería una respuesta, pero antes de las palabras encontré una señal mucho más poderosa. ¿Qué veía a lo lejos tan detenidamente? ¿Por qué sus ojos se conmocionaban tanto al ver a aquel muchacho menudo? Recién en este momento supe que a quien él seguía no era mi persona, sino que aquel que siempre estaba acompañándome. El mar indomable de sus ojos se volvía manso ante la presencia de Martín y no tuve que poner atención a la respuesta de Felipe para saber lo que en realidad sucedía. -Lo siento, eres una chica hermosísima, pero mi corazón ya está ocupado por alguien más. Me gustaría corresponderte, pero no puedo.- Ya no había vuelta atrás, el único amor que mi ser conocía no era correspondido.

Cualquier persona se enfadaría con quien se interpusiera en su camino hacia el amor, pero yo no podía porque aquel impedimento era simplemente otro de mis seres queridos. Aquel pequeñito siempre estará en el rincón más profundo de mi corazón, sus lágrimas siempre harán que mi alma se estremezca y su risa que mi boca estalle de alegría. Me conformé con saber que quizás Felipe pudiera ser el hombre que saque de su cabeza la obsesión por Mateo. Desde aquel día comencé a imaginarlos a ambos juntos, harían una pareja hermosa, seguramente serían muy felices. Aquellas imágenes se incrustaron en mi mente y desde aquel podio todopoderoso dañaban mi corazón. ¿Por qué siento rabia al creer que Martín merece más a mi amado que yo? ¿Por qué me torturo pensando en sus besos y en su posible romance? Amo a mi amigo y solo quiero su felicidad, pero ¿por qué tenía que atraer justo la atención del único chico a quien he amado? Este mundo no es justo, no puede obligarme a odiar a quien tanto he querido. Intento batallar contra aquel sentimiento egoísta, pero creo que gana terreno poco a poco.

Los días pasaron y la batalla contra mis celos se volvía más feroz. Un buen día sucedió lo que esperé por tanto tiempo, Martín escuchó lo que su amado García pensaba y creí que por fin lo dejaría de ayudar. No quise indagar en su dolor al principio, pero luego de enterarme que aquel tarado lo humilló desnudándolo ante todo el mundo, corrí desesperada en su búsqueda, pobre pequeñito, no sé por qué siempre debe sufrir tanto. Cuando llegué frente a él vi sus ojos verdes repletos de dolor y de la nada me abrazó, fue tan fuerte que sentí como nuestros corazones se contactaban. Ahora si era seguro, dejaría de confabular en favor de aquel muchacho.

–No eres más que un patético insecto, pensé que podía hacer una obra de caridad contigo, ayudarte a salir del agujero en el que te encuentras, pero acabo de darme cuenta que no tienes remedio. ¿Quieres seguir ayudando a Mateo? Pues hazlo, ya no te detendré, pero tampoco estaré a su lado, porque simplemente me repugnas. Antes me dabas lástima, pero ahora ni siquiera puedo verte… ¿Sabes lo que haré desde ahora? Me olvidaré que existes y haré todo lo que dejé de lado por intentar socorrerte, y espero en lo más profundo que me recuerdes, porque cuando yo esté en la cima, el lugar que me corresponde, te pisaré como la cucaracha que eres. No tendré remordimientos, porque ni siquiera eso te mereces…- No sé de dónde pude acumular tanto coraje para pronunciar aquellas frases horrendas. Por un minuto dejé que todos los celos y el egoísmo que se guardó en mi interior desde que me enteré de los sentimientos de Felipe se externalizaran como un vendaval de veneno y rencor. Me sentí poderosa al hacerlo, pero tan solo bastó que cerrara la boca para arrepentirme. ¿Qué había hecho? ¿Cómo podía hundirlo aún más en la miseria después de tanto sufrimiento? Su carita de terror jamás podré sacarla de mi mente, pero me armé de valor y me fui sin pedirle disculpas. Sé que estuvo mal, pero no pude creer que después de todo lo que Mateo le hizo siguiera humillándose, ayudándole a alguien que no se lo merece.

Al otro día pensé en pedirle disculpas, pero ¿de qué iba a ayudar? ¿Acaso mi arrepentimiento lograría que decidiera por fin dejar de confabular a favor de García? Aquello era el gran peso que tenía su vida y no podía dejar que se siguiera consumiendo en el mismo infierno que el construyó. De la nada llegó a mi cabeza una idea, retorcida y dolorosa, pero la única solución efectiva que podía lograr que mi amigo cambiara. Así decidí crear un plan para convertirme en su verdugo, aquella mujer que lo pisotearía como a una cucaracha y que destruiría cada pedazo que quedaba de su alma marchita. ¿Cuál iba a ser el clímax de este ardid? Debía crear algo que dañara en realidad a Martín y justo ahí supe que solo debía hacer una cosa: enamorar a Mateo.

¿Cómo enamorar a alguien como García? Bastó mirar a sus antiguas novias para responder aquello. Debía ser alguien espectacularmente bella y si lo que el resto decía era cierto, solo debía arreglarme un poco. De seguro caería al primer coqueteo, así que eso no era la acción más difícil, sino que el recoger coraje para actuar delante de Martín. Pude una vez maltratarlo, pero solo fue la impresión surgida de su testarudez, no pensé que podría ser capaz de hacerlo una segunda vez.

-¿Cómo pudiste abofetearlo?- Es la pregunta que me despertó de mis divagaciones. La voz de Felipe me estremeció y es que desde la vez que me rechazó jamás me dirigió nuevamente la palabra. Se había enterado de mi agresión a Martín ocurrida el día anterior y aunque él también acababa de enfadarse por sus decisiones, me increpó. Intentó decirme que no debía tocarle ni un solo pelo a mi amigo, de lo contrario él se encargaría de cobrarme y tras escuchar su amenaza no pude impedir que mi boca produjera aquella interrogación. –Estás enamorado de él, ¿verdad?- Y como era de esperar, luego del estupor, terminó confesando todo. Era obvio y yo lo tenía claro, por eso es que decidí ingresarlo a mis planes para salvar a Martín. –Enamoraré a Mateo y se lo restregaré en la cara. Seré la más malvada de sus enemigas y aunque sé que me terminará odiando, lo haré porque le quiero. No puedo permitir que siga destruyéndose, si ha pasado por tanto dolor y sigue empecinado en ello, creo que la única forma de convencerlo es con un pesar aún más grande, un verdadero shock. ¿Estás de acuerdo?- Le pregunté a quien por tantos años fue mi amor platónico y quien unos días después se convirtió en mi cómplice. –Lo he pensado muy bien y aunque lo último que quiero es dañarlo, tienes razón en que al parecer no hay otra forma de hacerle entender…- Fue lo que me dijo para confirmar su participación en mi plan. Su rostro parecía afligido y no confiado del todo en lo que haríamos, pero creyó en mi promesa de volver a recuperar la felicidad en la vida de aquel pequeñito de ojos verdes.

Todo consistía en cambiar mi apariencia, enamorar a Mateo, restregárselo a mi amigo en la cara y cuando todo fuese lo más doloroso posible, vendría el momento crucial. –Volverás a competir para ser el presidente del centro de alumnos, lucharás contra García y así pondremos a prueba a Martín. Sí después de todo mi daño decide no ayudar a aquel tarado con las votaciones, significa que hemos logrado nuestra meta…- Es lo que planee mientras Felipe decidía si cooperar con mi empresa o no. Obviamente era su sueño ser presidente de aquella entidad, pero hizo una pregunta que no pude contestar en ese momento, la que quedó rondando en mi mente por mucho tiempo. -¿Y si no deja de ayudarlo?-

Me bastó una semana hablando por Facebook con el capitán del equipo de fútbol para enamorarlo. Alabé su belleza, lo varonil que se comportaba, lo inteligente que aparentaba ser y por sobre todo le recalqué que siempre estuve interesada en él en secreto. Se creyó cada palabra de mi historia y cuando le pedí que intentáramos ser pareja, no se demoró en contestarme que sí.

Luego de un mes en que todo el colegio se burlaba de Martín, puse en práctica mi plan. Peiné delicadamente mi cabello, maquillé mi rostro para resaltar mis facciones y por sobre todo mis ojos claros, cambié mi guardarropa por uno más provocador, con trajes más ceñidos al cuerpo, mostrando la figura que siempre traté de esconder. Puse a prueba mi ego y creyéndome la mujer más guapa de este mundo, caminé como si pisara nubes, en lo alto del cielo majestuoso. Ingresé al colegio y busqué directamente a Mateo, lo miré con pasión y al tenerlo frente a mí lo besé como nunca antes lo había hecho. Jamás antes, porque aquel se convirtió en el primero que mis labios percibieron. Acercarme a aquel chico me fue difícil, durante tanto tiempo lo detesté a morir y ahora debía fingir interés. Sus labios no me parecían atractivos y su cuerpo no me provocaba nada. Fue una lucha incesante, pero todo lo imaginé como un sacrificio destinado a salvar la vida de un angelito.

Así comenzaron los días de su tortura, los cuales también fueron una agonía para mí, porque cada vez que lo maltrataba, una parte de mi ser se destruía. Felipe además de ayudarme con la campaña a presidente del centro de alumnos, decidió cambiarse a nuestro curso y acompañar a Martín, aun cuando éste siempre tuvo la protección de Rodrigo.

¿Y si no deja de ayudarlo? Esa pregunta no me abandonó y tomó vital importancia cuando encontré a mi amigo cambiando las votaciones de García. ¿Cómo podía seguir sin cambiar aun después de mi sacrificio? Lo maltraté aun cuando a mí me dolía, tuve que fingir querer a alguien a quien en realidad detesto y convivir con un cómplice  a quien en realidad amo, pero que debo dejar ir porque es la única persona que puede hacer feliz a mi amigo; aunque tal parece que nada de lo que haga podrá sacarle aquella estúpida idea de la cabeza.

Bajo las escaleras luego de ver como Martín huye desesperado de la sala al humillarlo una vez más y me encuentro con una escena que me paraliza. Felipe está en el piso teniendo encima a mi amigo, sus labios están unidos y mi corazón se ha roto. ¿Tan bien se ven juntos? En realidad son dos ángeles hechos el uno para el otro, no me pregunten la razón de este pensamiento, pero tan solo me doy cuenta de ello. Los observo intentando impedir las lágrimas, no quiero que descubra que en realidad sigo siendo buena y aun amo al nieto de la directora. De repente él se da cuenta de mi presencia y asustado aun por mi trato, decide huir raudamente. Me quedo a solas con mi cómplice. -¿Qué sucedió? ¿Por qué bajó las escaleras tan desesperado?- Fue lo primero que me preguntó al levantarse. Se veía preocupado por el resultado de nuestro plan y cuando tuve que contarle que encontré a Martín haciendo lo que tanto detestamos, observé como la desilusión lo invadió.

Esa fue la tarde cuando planificamos todo lo que sucedió esa fatídica noche. Ideamos el final de aquella historia, el definitivo desenlace de tanto dolor. Fue horrendo imaginar la reacción de nuestro Martín humillado frente a todos quienes conoce, pero ya es tanto su empecinamiento, que no hay un remedio más efectivo que este, aun cuando su dosis pueda ser mortal.  Supe que al día siguiente, tras saber que había ganado debido a que no cambié las votaciones de García, Felipe le confesó su amor. ¿Cómo podemos quererlo tanto pero a la vez confabular para su sufrimiento? ¿A qué punto nos llevaste a actuar Martín? ¿Por qué permitiste que nos convirtiéramos en estos demonios cuando solo queríamos tu felicidad?

-¿Esta es la forma de ayudar a tus amigos? ¿No te das cuenta que acabas de destruir la vida de dos personas? Sal de la vida de mi hijo, porque si vuelvo a verte cerca de él te destruiré sin compasión…-  Fueron las duras palabras que doña Ignacia me dirigió tras abofetearme sobre el escenario. Ese fue el final de la noche más fatídica de mi existencia. ¿Cómo pude llegar tan lejos? ¿Cómo no pude presagiar que tal vez Martín me había ocultado parte de su pasado? No puedo creer que haya revelado la historia más sórdida que jamás imaginé. Por mi cabeza jamás pasó la idea que Mateo haya sufrido tanto en su infancia, era impensable ¿Qué habrá sentido mi amigo al saber que aquel Pablito se sacrificó por él y a causa de ello fue violado? ¿Por eso no podía dejar de ayudarlo? Ese era el destino que a él le había sido entregado, pero gracias a aquel chico que tanto detesté, pudo salvarse. Yo les destruí la vida sin saber que ya antes habían intentado hacerlo de forma tan brutal. Tendida en el suelo, sintiendo el calor doloroso de aquella bofetada en mi mejilla comencé a sentirme una basura. ¿Qué es lo que hice? Jamás podré encontrar una explicación razonable.

Han pasado tres meses desde aquella noche, las vacaciones de verano pasaron como una eterna agonía para mí, pensando día y noche qué es lo que Mateo y Martín pudieran estar haciendo. Pasé cada momento de aquellos meses en mi pieza, encerrada como una reclusa en la cárcel, tratando de expiar mis culpas aun cuando sabía que no podré jamás. Esta es la segunda semana de clases y mi añorado amigo no ha asistido. Sé que no se ha cambiado de colegio, pero simplemente no ha venido. Estoy sola como si fuese un paria, todos se alejan ante mi presencia y puedo oír sus incesantes murmullos pronunciando mis fechorías. Nadie se ha atrevido a agredirme, pero el odio en sus ojos al verme destruye más potentemente mi alma. Felipe ha confesado ante todos que también tuvo participación en aquel plan y de hecho, dejó su puesto como nuevo presidente del centro de alumnos, ya que no sentía poseer la moral como para ejercer. Lo veo cada día más demacrado sin saber noticias de nuestro Martín, o de aquel que fue nuestro querido pequeño. No nos hablamos, ambos estamos solos en todo momento, pero no nos unimos porque eso significaría rememorar todos nuestros errores. Siento que estamos expiando nuestras culpas en solitario, porque nos sentimos incapaces de acompañar a otro, a una posible victima que intentando ayudar, terminémosla destruyendo.

Mateo García… Y un silencio siempre se produce cuando la profesora lo llama en la lista. ¿Por qué no decidió marcharse? Fue humillado y toda la verdad fue revelada, pero aun así sigue asistiendo a clases, rodeado de todos aquellos quienes sabemos su tormentoso pasado. Pienso que quizás se sienta como Felipe y yo, intentando expiar sus culpas. Todos aquellos amigos que lo rodeaban en sus tiempos de grandeza lo han abandonado y como ratones ansiosos de un líder, han encontrado en Rodrigo un nuevo modelo a seguir. Es él quien dictamina las reglas, porque es ahora el nuevo macho alfa. Uno que tampoco se salva de la tristeza, porque mientras no regrese Martín, jamás volverá a sonreír.

Durante los recreos observo a lo lejos a García, pensando que quizás deba pedirle disculpas, pero creo que ni siquiera eso podría ser suficiente. Es tan extraño ver aquel brillo de temor en sus ojos. Eso era tan característico de mi querido amigo, que no puedo dejar de visualizarlo en sus facciones. Me dan ganas de olvidar todo y simplemente abrazarlo, llorar en su hombro pidiéndole que me perdone, intentar protegerlo para que nunca más nadie le haga daño, pero luego recuerdo que mi protección es inservible, porque siempre lo que quiero lo termino dañando.

Hoy es un día muy extraño, todos murmuran sobre la cercanía que Magdalena está teniendo con Mateo. Desde que terminaron eran enemigos, pero hoy se han sentado juntos y conversan un poco. Creo que algo ha cambiado en mi percepción sobre aquella rubia oxigenada, al parecer si tiene un corazón capaz de compadecerse por el resto. Puedo sentir un poco de alivio, quizás porque sé que ahora una de las víctimas de mis decisiones está progresando. Pero ¿y  Martín? ¿Dónde está?

El profesor está dictando su clase cuando de repente la puerta se abre. Como por arte de magia, todos observamos a quien intenta ingresar a nuestra aula. Un extraño resplandor inunda cada rincón. Su cabello es un brillante celeste que en contraste con su piel delicadamente pálida luce ostentoso. Su cuerpo esbelto se presenta altivo y poderoso, capaz de lograr todo aquello que se propone. Camina decidido hasta el profesor a quien le entrega una nota. Intento divisar cada detalle de aquel muchacho, sus ojos llaman profundamente mi atención. Son de un llamativo verde, los que no puedo dejar de contemplar. Pareciera que me han embrujado, pero luego logro darme cuenta que lo han hecho con intención. No puedo creer que aquel ser tan altivo y poderoso sea el mismo a quien por tanto tiempo considere frágil. Entonces todo lo que hice ¿tuvo resultado? Martín ¿Eres tú? ¿Después de tanto dolor lograste reponerte y convertirte en este hermoso chico? Aun cuando haya hecho tanto daño, si todo sirvió para convertirte en esto, me alegro entonces de haberme convertido en este despojo humano. 

Notas finales:

Hasta luego!!!

Nos leemos =)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).