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El Chico Perfecto por jotaceh

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Notas del capitulo:

Hola a todos!!!!

Espero que se encuentren muy bien :D

Primero que todo, debo agradecer a todos aquellos que leen y comentan la historia...

 

Especialmente a aquellos que han colocado en sus favoritos este fic :3 Ya son 21 y me caen tan bien todos :P Lamentablemente lo que comentan cuando agregan a favoritos debo verlo por mi cuenta metiéndome a sus cuentas... así que es un poco engorroso, pero he intentado leer todos :3 

Saludos especiales a:
melchiese muuuuuchas gracias por lo que escribiste, lo vi hace poco y me emocioné... debo reconocerlo :D gracias gracias... además que te leiste toda ls historia en un dia :O

hotaru_neko_flowright que genial que te haya gustado y espero que sigas leyendo la historia...

Judith Bokura ga ita??? :) Intentaré leerla...


Lizheart holaaaa :) Espero que estés bien.... gracias por colocarme como autor favorito tambien =)

midas kaseiyo *w*


MyaBL26 gracias por lo que escribiste..... Espero que te siga gustando =)


PShiro-Kun *wwwwww*


Regina Rossa graciiiias :3 dijiste que la historia es hermosa *-*  

bummi yKudojiku Katemo gracias por colocarme como autor favorito :3

 

Y eso han sido mis saludos especiales....

 

ESPERO QUE LES GUSTE ESTE CAPITULO!!!!

Pd: para quienes también leen Lo que haga Falta, en ese capítulo tendrán una sorpresa :D y pronto una aun más grande :3

 

 

CAPITULO XVII: Amor… Amor… Amor… y la revelación de una verdad.

-Te amo- Esa pequeña frase se quedó merodeando en mi cabeza todo aquel día. El patrón normal a seguir es mirarse discretamente en clases y crear cualquier circunstancia para conversar con aquella persona. Luego viene en momento en el cual ambos esperan que el otro reconozca que le gusta y así comenzar a intentar una relación. Pasa el tiempo y la confianza aumenta poco a poco, hasta el punto en que uno de los dos decide dar el paso más importante y reconocer que está enamorado. En las novelas y por las conversaciones que he escuchado, el romance se gesta así, pero como nunca me ha gustado seguir el patrón de comportamiento estándar, lo primero que hago es reconocer que me encuentro enamorado.

Estaba frente a los dos chicos que conmovían mi corazón. Me sentía confundido, pero de la nada pude limpiar de toda duda mis sentimientos y revelar quien se había convertido en mi príncipe azul. Recuerdo claramente ver su cabello oscuro moverse al viento y sus ojos azules estremecerse ante la noticia, Felipe me observó detenidamente un par de minutos, sentí como mi ser se destruía durante aquel enlace, pero no podía hacer nada para consolarle, cualquier acto podría tomarse como producto de la lástima. Rápidamente se marchó de aquel lugar y me dejó a solas con quien descubrí amar. Éramos solo Rodrigo y yo rodeados por la inmensidad de este mundo, cobijados por el calor que solo nuestro amor podía ofrecernos. Nuestros labios se volvieron a reencontrar como la primera vez, aquella cuando él me engañó para que reconociera delante de todo el colegio que lo amaba, quién hubiera sabido en aquel momento que aquella mentira terminaría siendo cierta.

El sol se muestra tímidamente entre las nubes, el ambiente es frío y debo abrigarme mucho para no contraer un resfriado. Apenas puedo caminar porque mis pies se encuentran entumecidos, pero la necesidad de ver aquellos cabellos rubios y sus ojos oscuramente sensuales me alientan a seguir con mi trayecto. Han pasado un par de días desde que reconocí lo que sentía por el alemán y ésta será nuestra primera cita como… como… amiguitos que se quieren mucho, se besan a cada instante, caminan tomados de las manos y hablan durante horas por teléfono. -¡¡Martín!! ¡¡Cuelga el teléfono que quiero hacer una llamada!!- Creo poder escuchar los gritos enfurecidos de mi abuela al percatarse que he hablados durante dos horas ininterrumpidas con Rodrigo. ¿La pobre sabrá que es de mala educación gritar? ¿Hay alguna necesidad que todo el vecindario se entere de sus regaños? Mi mente divaga en ello cuando dos grandes manos se posan sobre mis ojos impidiéndome la visión.

-Eres… ¿Magdalena? No, espera, ella tiene los dedos más delgados. ¿Papá? No, tampoco, él tiene manitos de damisela. ¿Quién puede ser?- Obviamente sé la propiedad de aquellas extremidades, pero me gusta jugar con aquel chico. Al final ni siquiera le debo responder, porque tenía tantas ganas de besarme que termina abruptamente con el juego y da rienda sueltas a sus instintos. Sus manos me toman por la cintura firmemente, apegándome a su cuerpo grande y fornido, protegiéndome con su calor y aquel olor penetrante de su perfume. Mi abuela siempre me ha dicho que una de las razones por las cuales dejó Francia fue por el olor de los hombres de su país, ahora entiendo que además fue por la fragancia de las mujeres de allí, pero ¿los alemanes cumplen esa regla? Por lo menos el mío no, porque siempre huele tan rico, aún después de las prácticas de fútbol. Ok, todos olemos mal al estar sudados, pero debo reconocer que me encanta ver a los hombres transpirados. Me dirán que estoy loco, pero lo encuentro tan sugerente, tan excitante… No daré más comentarios, todo aquel relato ha alborotado mis hormonas.

Su mano, mi mano, unidas, caminando por el parque, pisando las hojas secas repartidas por el suelo, riendo, besándonos de vez en cuando, los tenues rayos del sol iluminando su cabello, sus ojos, su piel, todo parece hermoso esta tarde. Luego de tanto caminar vamos a comer a un restorán. Como era de esperar, mi galante “amigo” hace gracia de sus más corteses halagos. Me abre la puerta dejándome pasar primero, me quita el abrigo y se lo da al encargado de guardarlos, al sentarnos en nuestra mesa me corre la silla para que así pueda sentarme cómodamente, resulta que me siento como toda una doncella ameba siendo cortejada por su príncipe azul no tan ameba.

Mientras comemos lo observo un par de veces detenidamente a los ojos, no puedo creer que estemos haciendo esto. Es mi primera experiencia amorosa y me siento tan inexperto, pero luego me relajo al pensar que él tampoco tiene “tanta” experticia. Estoy un tanto incómodo, porque le he reconocido que lo amo y él también lo ha hecho creo que un millar de veces, pero todavía no sé qué somos. Me pidió noviazgo en el partido de fútbol, pero le pedí un tiempo para pensarlo. Al haberlo elegido por sobre Felipe ¿se entiende implícitamente que he aceptado su propuesta? ¿O debo esperar a que lo haga de nuevo? El resto de la comida pienso en ello hasta que al ver el escenario donde canta una regordeta mujer viene una idea a mi mente. ¿Por qué debe ser el alemán quien me pida noviazgo? ¿Por qué no puedo hacerlo yo? Primero, se supone que tradicionalmente la mujer debe dejarse cortejar por el hombre, pero resulta que ambos somos varones, bueno… yo soy ameba, pero me veo como hombre. Entonces caigo en cuenta que no tengo que esperar por algo que perfectamente puedo realizar yo mismo. Como recomendación a todas aquellas chicas que pueden leer esto, les comento “No pierdan su tiempo esperando a que el amor de su vida las encuentre, vayan a su armario, vístanse de azul y salgan a cazar a su príncipe. Ahora, si en el camino se dan cuenta que han cazado a una chica, no se alarmen, es normal y hermoso”.

-Buenas tardes, me llamo Martín Arístegui y espero que todos estén disfrutando sus veladas en este restorán. Quisiera pedirles un minuto de su tiempo para hablarles de la cosa más maravillosa que me ha pasado. Hace algunos meses un chico, a quien siempre vi como el amigo de aquel a quien amaba, decidió ponerme una trampa y aprovechándose de mi ingenuidad me robó un beso. Pensé que era un patán, pero cuando decidió convertirse en el pilar que me sustentó durante los peores días de mi vida, sin pedir nada a cambio y sacrificándose con tal de protegerme, se introdujo tan profundamente en mi corazón que ahora debo reconocer que lo amo. No me da miedo decirlo en público, porque es la verdad y una de las maravillas que alegran mis días. Hace unos días me pidió ser su novio en medio de un partido de fútbol, pero por mi falta de valor no pude reconocer lo que sentía por él. Por ello, antes que se me adelante, debo pedirle teniéndolos a ustedes como testigos, si quiere formalizar nuestra relación… Rodrigo Engdahl, ¿quieres ser mi novio?...- Es lo que dije a través del micrófono parado en aquel escenario. Esperé a que terminara de cantar la mujer y me dirigí allí reuniendo todo el coraje que mi alma pudo encontrar. Es la primera vez que hablo delante de tantas personas y me siento tan bien al darme cuenta que he superado todos mis miedos. Mi corazón galopa desenfrenadamente mientras veo como el alemán camina en mi dirección. Ha escuchado todo mi relato sentado en nuestra mesa, creo que se deleitó ante tal escena y el brillo en sus ojos a la distancia, engalanados por la luz de las velas me pareció la postal perfecta del verdadero amor. Se sube con aquella característica rudeza y contrastando su actuar con esta tierna caricia en mi mejilla, me dice delicadamente . El beso es visto por todos los presentes, quienes en su mayoría sonríen ante nuestro actuar y por ello aplauden radiantes celebrando el amor.

-Qué asco…- Es todo lo que escucho mientras camino entre las mesas del restorán tomado de la mano de Rodrigo. Acabamos de bajarnos del escenario cuando un caballero de avanzada edad cenando con su esposa y unos pequeños niños decide hacer aquel venenoso comentario. Asco… intenta igualar mi ser, mis sentimientos y mi presencia a la experiencia más desagradable que quizás pueda percibir. Sus facciones compungidas en señal de repudio, la rigidez de sus miembros y la igual reacción de su familia me hacen percibir lo horrendo que debe ser su interior. Una  persona que le repugna otra y tiene aún el coraje de expresarlo a viva voz, no es alguien a quien pueda respetar. ¿Qué hice que él no haya hecho con su esposa? No puedo entender cómo existe gente que puede crear aquel sentimiento en su corazón, es escalofriante pensar lo demacrada que debe ser su alma como para llegar a aquella conclusión.

Si no reacciono yo lo hará el alemán, y él siempre soluciona todo a golpes. Es lo primero que pienso ante aquella situación. ¿Dejaría que él me defendiera? ¡Claro que no! ¿Dejaría que aquel sujeto se quedara impune ante su comentario? Mucho menos. ¿Asco le produjo vernos de lejos? Pues bien, entonces que lo vea de cerca. Descaradamente y delante de su mesa tomo firmemente el cuerpo de Rodrigo y lo beso de la forma más apasionada que jamás imaginé. Nuestras lenguas juguetean libremente mientras percibo la estupefacción de aquel hombre. ¿Y solo un beso le daré como regalo? ¡Claro que no! Le daré el espectáculo de su vida. –Que culazo tiene mi vida…- Es lo que le digo a viva voz a mi ahora novio mientras le agarro sus duras nalgas, complaciéndome ante cada pelo cano que cae de la cabeza de aquel desagradable caballero. –Buenas noches…- y como buen artista, al terminar la función me despido de mi adorado público, quienes a estas alturas están convertidos en piedras de sal, estupefactos ante tal “atrocidad”. ¿Lloraré esta noche al recordar ese comentario? Todo lo contrario, no podré parar de reír.

El parlamento de la nación define hoy la promulgación de la ley de matrimonio igualitario.

Por mayoría se aprueba el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Lo que todos sabemos y no nos atrevemos a reconocer: Antonio Palmer fue el gran gestor de la promulgación de esta y otras leyes en favor de la comunidad LGTB.

Estos son algunos de los titulares de los periódicos y revistas más importantes, los cuales fueron comunes durante todo este tiempo. Comienzo una relación formal con el alemán e inmediatamente después, y cabe destacar que en tiempo record, se aprueba la ley de matrimonio igualitario. ¿Eso quiere decir que si decidimos casarnos se decretará la paz mundial? Tal vez si, tal vez no, lo único que logro recordar es que todavía tengo quince, aunque queda poco para mi cumpleaños número dieciséis.

Cuando era pequeño, creo que hace unos siete años, recuerdo haber visto en la televisión a un joven muy atractivo. Su piel era tan nívea, sus facciones delicadas como un muñeco de porcelana, su cabello castaño brillante y su mirada, la más penetrante que jamás pude ver. Todo en él me atrajo, no como un varón, sino que como una imagen a seguir. Mi infancia estuvo repleta de temores e inseguridades, es por ello que ver a alguien tan valiente como Antonio Palmer, conmovió mi corazón. En todo este tiempo yo crecí y ahora no tengo miedo a reconocer quién soy, por su parte aquel hombre se convirtió en la persona más importante de este país y gestor de uno de los movimientos culturales más grandes que recuerda la nación. Uno de mis grupos favoritos es TARA, de hecho siempre tarareo sus canciones, lo maravilloso de ellos es que todos son abiertamente homosexuales, todos tan finos y glamorosos que me dan ganas de bailar y cantar como ellos. Siempre leía los periódicos cuando él salía en la portada y me alegraba ante sus hazañas, porque alguien que sufrió tanto por ser diferente, por enamorarse de su propio primo, y aun así salir adelante, es digno de admirar. Gracias a él ahora tengo la posibilidad de tener un final feliz, de soñar con formar una familia, porque aquello que se aprobó no solo fue un papel repleto de intrincadas frases, sino que el acta de alegría, de un anhelo de vida, el destino de muchos hecho realidad.

El día en que supimos de aquella noticia, las más contentas fueron mi abuela y doña Enriqueta, quienes tan solo al llevar dos meses de relación, ya se decidieron a dar el gran paso, se casarán lo antes posible. Todos en mi hogar salimos contentos a la calle a festejar rodeados de muchos otros que se alegraron tanto como nosotros por la novedad. Fue un festejo colorido y sumamente divertido. Vi parejas hermosas reunidas, soñando con el nuevo futuro que les deparaba. En medio de todo aquel barullo me encontré con mi precioso, hermoso, divino, lindo, tierno, especial Rodrigo, quien estaba aún más radiante. –Ahora solo debemos cumplir la mayoría de edad para poder casarnos…- Me sorprende el optimismo de este chico, ¿en serio cree que este amor será para siempre? A mí me encantaría, pero debo ser realista, no todas las primeras relaciones terminan en matrimonio. De todos modos pasamos una agradable tarde sonriendo, cantando, bailando y festejando rodeados de descocidos, gente que quizás nunca más vuelva a ver, pero que en aquel momento se convirtieron en las personas a quienes más amaba en todo este universo.

Todo iba de maravillas hasta que decidí voltear. Caminaba alegremente con mi novio cuando me percaté que me había alejado de mi familia. Ellos saben que tengo una relación con Rodrigo, pero él no ha había hablado con mis padres sobre el tema, de hecho todavía no lo hace y está esperando a la celebración de mi cumpleaños para dar aquel paso. Me sentía perdido, por lo que entre la multitud comencé a buscarlos. El cuerpo esbelto de mi padre, las caderas pronuncias de mi madre, la pequeñez de mi abuela, no los podía encontrar hasta que recibí el aviso de Rodrigo. –Mira allá- Fue todo lo que me dijo e inmediatamente después tenía la boca abierta de una forma tan abismal, que mi puño entraba en la cavidad. A lo lejos vi un par de senos cansados, desgastados por el tiempo y la pasión, que se paseaban libres sobre los hombros de un hombre grande y robusto que más parecía su caballo. Mi abuela se encontraba montando a aquel sujeto mientras vociferaba lo contenta que estaba, sujetándose del cabello de aquel mientras con la otra mano resguardaba una botella grande de licor. No había que ser un experto para saber que estaba ebria, pero era una borracha tan alegre que a nadie le importaba, incluso alabé la facilidad con la que le muestra al mundo su cuerpo. –Viva el amor, viva el matrimonio… cuando yo sea presidenta les prometo… Consoladores para todas y todos, porque es un derecho universal el sentir placer…- Y recuerdo perfectamente como tuve que esconderme tras el alemán para no morirme de la vergüenza, ¿cómo puede decir ese tipo de cosas en público? Lo peor de todo es que doña Enriqueta le seguía el juego desde abajo, en circunstancias muy parecidas, tan solo que ella aún conservaba el sostén. No sé si se lo habrá quitado luego, porque resulta ser que ambas mujeres llegaron a casa a las cinco de la mañana, ebrias, con ropa ajena y aun gritando por la celebración.

La promulgación del matrimonio igualitario, la borrachera de mi abuela, les he contado todo aquello, pero se preguntarán qué pasó con Felipe luego de haberlo rechazado. Seguimos compartiendo pieza, debemos saludarnos todos los días, desayunar y cenar en la misma mesa, por lo que el mismo día en que él me vio besar al alemán, decidí conversar y aclarar toda nuestra relación. Recuerdo aquella noche oscura, el frío era implacable y ambos nos encontrábamos en mi cuarto, aislados del resto del mundo. Me miraba con cierto pavor, como si mis palabras terminaran de desquebrajar lo poco que quedaba de su corazón. –La primera vez que te hablé luego de lo sucedido en aquella fiesta, te dije que necesitaba tiempo para poder perdonarte, pues bien, creo que ha pasado el tiempo y cada vez que te veo solo recuerdo los buenos momentos que pasamos como amigos. No guardo resentimientos hacia ti y sinceramente, espero que arreglemos nuestra relación y desde ahora nos llevemos bien, más que mal, ahora somos casi familia…- Es lo que le dije interrumpiendo aquel silencio sepulcral que se había formado. Como si hubiese sabido cada palabra que le dirigiría, él siente el peso de mi discurso y lo guarda en su pecho intentando no aparentar el dolor que le ha provocado, pero sus ojos azules me dicen la verdad. Debe desviar su mirada para no seguir señalándome su tristeza. -¿Si no hubiera ayudado a Iris todo sería distinto? ¿Me hubieras elegido?- Es lo único que responde en aquel momento. –No hay que vivir de supuestos. Lo que ocurrió ya es parte del pasado y no lo puedes cambiar… No pienses en aquella posibilidad, sólo sigamos adelante.- Y tras mis palabras decidió marcharse de la habitación. A la mañana siguiente me saludó con una sonrisa como lo hacía antes, y eso se fue incrementando día tras día, hasta el punto en que durante la celebración que les comenté, estuvo cerca de Rodrigo sin ningún malestar, aceptando que ahora es mi novio. Creía que nuestra relación había mejorado, que ahora éramos amigos, pero de la nada, hace algunos días, comenzó a alejarse de mí, ya no me sonríe y creo que intenta rechazarme. Desconozco la razón del cambio, pero me intriga mucho.

La fecha de mi cumpleaños llegó tan rápido que no me di ni cuenta. Mis padres decidieron hacerme una cena sencilla esta noche, estamos todos los que vivimos en esta casa y mi novio, quien cómo les dije ha esperado hasta este momento para hablar con la familia. Mi padre trae el pavo asado y lo coloca en medio de la mesa, adornando con su suculencia los platos que esperaban su carne con ansias. Todos nos vemos felices y eso me alegra, porque es una fecha muy importante para mí. Bueno, todo estamos alegres menos Felipe, que como ya se nos ha hecho costumbre, se muestra muy retraído.

-Don Alejandro, doña Ignacia… Quería aprovechar este momento para decirles algo que quizás ya se dieron cuenta, pero deseo que lo escuchen de mis propios labios. Su hijo y yo somos novios, por lo que quiero saber si están de acuerdo con nuestra relación o, por el contrario, desearían que terminemos.- ¿Se han dado cuenta lo anticuado que es este chico? Parece sacado del siglo XIX, pero creo que es eso lo que me llama tanto la atención. Mis padres los observan un tanto extrañados, porque en realidad sonó todo a como si estuviera pidiendo su bendición para nuestro matrimonio. –Yo no quiero que estés con mi hijo…- Es lo que responde seriamente Alejandro. Me quedo perplejo al saber su reacción. Pensé que me apoyaría, ¿a qué se debe este rechazo? –Antes de entregarte a mi tan amado retoño, deberás pelear conmigo a muerte por su mano…- Claro, mi padre no iba a perder una ocasión así para molestar a mi pobre rubio. La cuestión es que luego de ello todos reímos y me percato que lejos de rechazar nuestro noviazgo, estaban felices de verme al lado de un chico. Lo sé, lo sé… ¡Por fin!

Teniendo el consentimiento de mi familia, cosa que alivia muchísimo a mi novio, seguimos con la cena. Cuando ya todos habíamos terminado de comer, mi padre se levanta de la mesa y con el rostro más serio que jamás antes le había visto, comienza su relato. –Como este chico dijo antes, yo también quiero aprovechar este momento para hablar con ustedes sobre un asunto muy importante… No sé cómo comenzar con todo esto, han sido tantos años escondiendo este secreto, pero aquí va… Martín ¿sabes por qué decidí cambiarte el nombre por el que ahora tienes?- ¿Qué tengo que ver en todo esto? Lo había pensado antes, pero siempre creí que les gustaba a ambos, ¿así que fue solo decisión de Alejandro? Debo decirle que no sé y así el hombre sigue con su relato. –Bueno, ahora lo sabrás… Martina fue mi primer amor, la mujer que me enseñó a amar y a quien siempre llevaré en mi corazón. Mi relación con ella fue intensa, pensaba que nunca terminaría, pero en ese momento me encontré con el ángel con quien ahora comparto mi vida. Fue amor a primera vista, uno que todavía perdura. Ignacia se había separado hace muy poco de un estúpido que no quiso seguir con una mujer infértil. A mí no me importaba y así decidí comenzar una historia con ella, prometo que jamás me he arrepentido… Le expliqué todo lo sucedido a Martina, pero nunca pudo entenderlo. Se sumió en una fuerte depresión y poco después… su madre llegó a mí con una devastadora noticia: se había suicidado… Fue tan duro sentirme el culpable de aquella decisión, pero lo que vino después fue aún peor… Ella nunca me lo quiso decir, pero había quedado embarazada y solo esperó a dar a luz a aquel niño para quitarse la vida…- Veo como los ojos de mi padre se llenan de lágrimas y debe respirar hondo para no desmoronarse, para seguir contándonos la verdad. –Martina Fernández de Castro, la hija de doña Enriqueta fue aquella mujer y Felipe… él… es mi hijo biológico…- La noticia nos afecta a todos aquellos que ni siquiera podíamos imaginarlo. No veo señales de vida en el rostro de mi madre, ve detenidamente un punto del universo que nadie más percibe y está perdida en él, intentando eludir la realidad. Ahora ya sé la razón por la cual Felipe cambió tanto su trato conmigo, porque él es quien debería ocupar mi lugar, él si tiene la misma sangre de Alejandro y he sido yo quien he acaparado el amor de su padre. ¿Cómo debería sentirme ahora? Por alguna extraña razón me siento un ser ruin, un ladrón de una vida que no me correspondía, porque por más que intente olvidarlo, soy adoptado, fruto de otras personas que decidieron olvidarme. Como mi madre debo esconderme muy lejos de aquí, porque la verdad ha hecho mella en mí. 

Notas finales:

G

R

A

C

I

A

S

.

P

O

R

.

L

E

E

R

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