Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El Chico Perfecto por jotaceh

[Reviews - 166]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todos!!!!

Espero que se encuentren muy bien como siempre :D

 

LO SIENTO!!!!!! Créanme que me siento muy mal por no haber actualizado en tres semanas... y es que he estado tan ocupado, que el poco tiempo libre que me ha quedado lo he ocupado para dormir u_U pero les prometo que seguiré subiendo un capítulo por semana como era costumbre :D

 

Espero que les guste este capítulo, porque viene con muchas sorpresas ;)

CAPITULO XVIII: El secreto de Iris.

Siento el sonido de aquella bofetada y cada centímetro de piel en mi cuerpo se estremece. Jamás desde que llegué a esta familia había visto una discusión entre mis padres, siempre los he visto sonreír, besarse y ser felices juntos, compartiendo las cosas simples de la vida. Mi madre no pudo contener la ira y lo primero que hizo tras escuchar la revelación de mi padre, fue golpearle, desquitar todo aquello que la inundaba en la mejilla delicada de su esposo. -¿Quién crees que soy? Hemos sido esposos por tantos años y resulta ser que no me conoces bien, ¿Acaso pensaste que sería tan egoísta de no permitirte tener un hijo de tu propia sangre? ¿Creías que lo rechazaría? Lamentablemente yo no he podido engendrar vida, pero soy tan dichosa de tener un hijo como Martín que aquel hecho me es irrelevante. Sé que me amas y nada podría hacerme pensar lo contrario… Fuiste padre gracias a otra mujer ¿y me escondiste una noticia tan maravillosa?... Es eso lo que no te puedo perdonar… Me apartaste de tu dicha y lo peor de todo, es que intentando no dañarme terminaste escondiendo a Felipe, porque he de suponer que él no sabía que eras su padre ¿verdad? ¿Hace cuánto se lo contaste?- Esta mujer es impresionante, siempre he sabido que es un ángel caído del paraíso, pero a veces me sorprende con la grandeza de su alma. Alejandro ni siquiera puede responder a sus preguntas, porque ante la candidez en los ojos de mi madre no puede nada más que desmoronarse, sumergido en lo más hondo de la desdicha. Lo veo arrodillado ante Ignacia, llorando a mares y aferrándose a los pantalones de ella, como si de esta forma intentara mantenerla a su lado, creyendo que en cualquier momento lo abandonaría. Sé que aquel hombre no dirá ninguna palabra más durante esta noche, pero el estado en el cual se encuentra refleja mejor que cualquier palabra lo que quiere expresar.

-Entonces resulta que aun cuando lo intentes, jamás podrás separarte de Felipe, él siempre estará dentro de tu vida… más que mal ahora son como hermanastros…- Puedo ver un dejo de tristeza en los ojos de Rodrigo. Aun cuando lo intente, no puede olvidar el hecho que aquel chico está enamorado de mí y que eso significa que es su rival. No me lo ha dicho antes, pero el pensar que comparto pieza con el presidente del centro de alumnos le desgarra el corazón, cree que eso puede ser un factor para dejar de amarle y terminar arrepintiéndome de mi decisión. Debo besarle con todo el amor que llevo en mi interior para demostrarle que eso no es un problema para nuestro romance. –No pienses en eso, a quien amo es a ti y eso no cambiará por saber que él es hijo de mi padre, ni que aunque lo intente no podré alejarlo de mi vida… No pienses tonterías y solo concéntrate en nosotros, el resto no es nada en comparación.- Creo que mis palabras lograron su cometido, porque lo veo marcharse de mi hogar un poco más tranquilo. Me quedo parado en el dintel de mi puerta viendo cómo mi amado se marcha, cómo sus pasos lo alejan poco a poco de mí y es que no puedo dejar de pensarle, de verle y sentirle a cada momento, se ha introducido tan profundamente en mi interior que ahora me encuentro estúpido al estar aquí observándole a la distancia, deseando poder reencontrarnos pronto.

Cierro la puerta y me dirijo al comedor, donde ya todos se han marchado, a excepción de Ignacia y el presidente del centro de alumnos, a quienes los veo conversando como nunca antes, tan cercanos que parecieran conocerse una vida entera. De repente me percato que mi madre abraza fuertemente a Felipe, quien endurece todo su cuerpo ante tal aprecio repentino. –Siéntete bienvenido a esta familia… Jamás podría rechazarte, todo lo contrario… espero que me termines queriendo tanto como yo lo intentaré hacer contigo…- Es tan hermosa la expresión en el rostro de Ignacia que termino sintiéndome miserable al dar vida a un sentimiento tan vil en mi pecho. No puedo dejar de afligirme al percatarme que esta cercanía lo más probable crecerá incesantemente con el tiempo. No quiero que aquel chico me quite a mi madre, ni siquiera a mi padre, pero resulta ser que él es su hijo biológico, el que realmente se merece su cariño y me siento en desventaja ante él, no quiero que mi familia me olvide por su culpa. Siento mi corazón compungido y en ese momento los ojos azules de Felipe se percatan de mi presencia. Siendo descubierto con aquel desagradable brillo en mis ojos, debo huir de aquel lugar lo antes posible y me encamino a las escaleras para poder refugiarme en mi cuarto.

Tan solo al cerrar la puerta percibo cómo la calidez de unas lágrimas recorre mi rostro. ¿Por qué soy tan egoísta? Crecí sintiendo la carencia de todo, mi vida estaba vacía y es por ello que cualquier pequeño logro que he conseguido, lo he intentado retener en este nicho acostumbrado a la soledad. Siempre he poseído el temor de perder a mis padres, que ellos decidan hacer lo mismo que mi madre biológica y deba sufrir nuevamente toda la pesadilla que fue mi infancia. Siempre he estado seguro que eso no ocurrirá, de hecho, ni siquiera ahora puedo hacerlo, pero la inquietud está viva, perdura en mi interior y creo que jamás podré deshacerme de ella.

-¿Puedo entrar?- Es lo que me pregunta Felipe al llegar a mi cuarto. Seco mis lágrimas e intento fingir que nada ha ocurrido, pero el rojo de mis ojos y la obvia hinchazón de estos me delatan. Estoy sentado en mi cama, con la cabeza gacha y sin decir palabra alguna, y así percibo el cuerpo de este muchacho, sentándose a mi costado, viéndome detenidamente como si de esta forma lograra convencerme de contarle la razón de mi tristeza. –Siempre supe que tenía un padre, mi abuela me contaba que ella se mantenía en contacto con él, pero era yo quien no lo quería conocer… No pude ver a mi madre, sólo sé de ella por las fotos que habían en casa, las que ni siquiera ahora existen, y por ello siempre he sentido resentimiento hacia aquel hombre que desestabilizó su alma… Alejandro fue el culpable de su muerte y no puedo perdonarle por ello… Hace un par de días me revelaron toda la verdad y es tanta la impresión que aún no puedo recuperarme.- Rompe el silencio confesando lo que realmente ha sucedido. ¿No puede perdonarle? ¿Eso quiere decir que no desea ser su hijo? El egoísmo desaparece para darme cuenta que la felicidad de Alejandro está en juego, que él realmente desea ser padre de este chico ¿y quién soy yo para impedirlo? –Él es un buen hombre, pero estaba temeroso de provocar tu rechazo, estoy seguro de ello… No lo juzgues por lo que pasó hace ya tantos años, intenta enfocarte en lo que ahora desea lograr a tu lado… Sé que no soy nadie para entrometerme, pero por favor… te pido que le des una oportunidad, que intentes sentir por primera vez en tu vida lo que significa tener un padre…- Olvidando la tristeza de mis ojos le hablo directamente al chico, quien me observa impactado, sorprendido al darse cuenta que no deseo que se aleje del hombre, sino todo lo contrario. No responde, solo se queda pensando un largo tiempo, sé que por lo menos lo meditará y espero de todo corazón que decida abrirse a este hecho.

-La primera vez que te vi cuando éramos pequeños, me sorprendió el hecho que te llamaras tan parecido a mi madre… quizás por eso comencé a pensar en ti y ya ves, me terminé enamorando… Ahora resulta ser que en realidad no era una coincidencia, sino que te llamas así gracias a ella… ¿Cómo puedo olvidarte si cada vez te conviertes en alguien más importante en mi vida?- Nuevamente rompe el silencio, pero esta vez no me atrevo a responderle. Me hace estar incómodo al reconocer lo que siente por mí, de alguna forma creo serle infiel a Rodrigo. Obviamente estoy halagado con su comentario, pero no puedo estar conforme con su amor, porque no le correspondo y sé que ello puede traerle muchos problemas. Al parecer sabía que no produciría una respuesta, porque sin esperarla se levanta de la cama y sale de la pieza, dejándome otra vez solo, pero ésta pensando lo distinto que es de mi novio. Rodrigo simplemente me hubiera besado y dicho que me ama, que mataría a Felipe con tal de obtener mi corazón, pero el presidente del centro de alumnos es todo lo contrario, reuniendo valor me reconoce su amor y luego se marcha, porque no quiere incomodarme, no luchará sin que yo le dé un indicio de victoria, simplemente acatará mi decisión porque confía en mí.

El centro comercial está repleto de gente que no quiere pasear a la intemperie, porque simplemente afuera hace mucho frio. Me encuentro en este lugar junto con Magdalena, quien a toda costa quería salir conmigo de compras. Caminamos por fuera de las tiendas, viendo todos los artículos que nos interesan mientras conversamos sobre nuestras vidas. – ¿Entonces son hermanos? ¿Cuándo se besaron hubo incesto?- Es lo que me pregunta la oxigenada tras contarle lo sucedido en mi hogar tras la revelación del secreto de mi padre, y la única respuesta que le doy es mi risa. Casi me da un ataque, y es que me divirtió tanto la expresión de la chica al creer que éramos hermanos, que primero debo descargar toda la risa antes de explicarle la situación. –Que linda eres… pero recuerda que yo soy adoptado, no tengo ningún lazo sanguíneo con Felipe…- Y recién en este momento Magdalena puede respirar tranquila, porque al parecer el incesto era un tema que le incomodaba.

Luego de mucho caminar por las tiendas, decidimos ir a comer unas hamburguesas. Nos paramos frente a uno de aquellos “restoranes” y pedimos la comida que deseamos. –Al diablo con la dieta, estoy segura que algún hombre me encontrará sexy con uno que otro kilo de más…- Es lo que me responde mi amiga cuando la escucho pedir tres hamburguesas, dos raciones de papas fritas, empanadas de queso y una bebida extra grande. No sé dónde va a meter tanta comida, porque en realidad es un palo andante. Nos sentamos en una de las tantas mesas, y nos dedicamos a saborear nuestros alimentos.

-¿Nos podemos sentar aquí?- Es lo que nos pregunta un muchacho un poco mayor, bastante alto, de cabello castaño y bellos ojos oscuros, que es acompañado por otro chico, un tanto más bajo, de impecables orbes verdes, cabello rubio y al parecer un poco más retraído que su osado amigo. –Claro que sí chicos… vengan, siéntanse con toda confianza…- No sé por qué de repente la voz de Magdalena se vuelve sensual y todos sus movimientos le acompañan. Al parecer estos dos quieren coquetearnos, porque de lo contrario se hubieran sentado en la mesa de al lado, que está vacía. Luego de ver como se posicionan frente a nosotros, el castaño mirando a mi amiga, y el rubio intentando hacer lo mismo conmigo, me percato que la oxigenada intenta hacerme señas para que le siga el juego, ya que está muy entusiasmada con la idea. –Sé que estás en una relación, pero por favor ayúdame… Habla con el amigo y déjame engatusar a este chico… es que es tan guapo.- Debo aceptar ayudarla, total ¿qué puede salir mal? Sólo hablaré con este otro rubio, eso no significa serle infiel a Rodrigo ¿verdad?

-¿Te.. te… te… gusta… el… el… choco… choco… late?- Es lo que al parecer Sergio intenta decirme. El rubio de ojos verdes que comió con nosotros, ahora intenta hablarme, aunque creo que está tan nervioso que no puede controlar la tartamudez. Como se lo prometí a mi amiga, tuve que entretener al amigo para que ella pudiera seguir coqueteándole a su galán. Ahora caminamos ambos solos por el centro comercial, yo intentando hablarle de cualquier asunto mientras él intenta hacer lo mismo, o por lo menos no terminar tirado en el suelo producto de un paro cardiaco. Acepto el chocolate que me compra y decido comérmelo ahí mismo, porque esperar a que termine sus oraciones me da hambre.

–Te… te… amo- ¡¿Qué?! ¿De qué me perdí? Tan solo fue al baño por unos segundos y cuando regreso, me encuentro con aquel tal Sergio con un ramo de flores, hincado diciéndome que me ama. – ¿Quieres ser mi novio?- ¿Y eso si lo puedes decir de corrido? Es lo primero que pienso cuando el muy extraño me pide una relación. No puedo entender qué pasa por su mente, así es que debo terminar con este asunto. – ¡No!- Es lo que obviamente le respondo, lo que no podía prever es que estaba tan asombrado que mi negación se transformó en un grito y asustó a todos quienes no estaban mirando, que inmediatamente después me comenzaron a ver de muy mala gana. -¿Cómo puede ser tan insensible?... El pobre chico se le declaró delante de todos y él lo rechaza tan fríamente… Está hincado en el suelo con un ramo de flores y el muy desgraciado le dice que no, en realidad es un descarado…- ¡¡Ahora quiero llorar!! ¿Por qué esta gente es tan entrometida? Me hacen sentir mal.

-¿Cómo quieres que sea nuestra boda? Yo había pensado que podría ser en la playa…- Es una de las tantas incongruencias que este chico me dice tras tener que retractarme y decirle que aceptaba ser su novio, de lo contrario ya veía que la multitud enfurecida se me abalanzaba para golpearme por “lo insensible que era”. Han pasado ya dos horas en que he tenido que soportar a este tipo, se me ha declarado, ahora somos novios y quiere casarse, espero que encuentre a otra víctima pronto, porque estoy deseando el divorcio, ¡Este hombre me agobia! -¿Qué le viste a ese chico? ¿Fue el trasero? ¿No ves que estas conmigo? Yo te amo tanto y tú siempre me eres infiel… Ya no puedo seguir así…- Al final decidí que si él estaba loco, la única forma que tenía de sacármelo de encima era seguirle el juego, así que por unos minutos personifiqué al muchacho celoso. – ¿Cómo quieres que no vea otros cuerpos si tú no me das lo que necesito?... Soy un hombre y necesito sexo… ¡Dámelo ahora o lo tendré que hacer por la fuerza!- Creo que prefiero al loco romántico antes que a este violador. Me da miedo, así es que prefiero marcharme antes que haga algo que me ponga en peligro. Estoy en ello cuando de repente escucho muchas risas a mi espalda, debo voltear para encontrarme con toda una familia de rubios que se ríe sin control. -¡Bienvenido a la familia Engdahl! Ya has pasado la iniciación…- Es lo que me dice mi querido novio que a estas alturas ya no es tan amado, porque me doy cuenta que todo ha sido una broma, desde que llegué al centro comercial con Magdalena, todo había sido planeado con antelación.

-Eres malo… ¡malo!- Es lo que le recrimino a Rodrigo cuando ya está todo un poco más calmado. Resulta ser que la familia de mi novio es tan extraña, que cada vez que “ingresa” un nuevo integrante, le hacen una broma como esta. –Lo siento, espero que no te hayas sentido muy incómodo…- Sergio, que resulta ser el hermano mayor de mi novio, y quien fue el gestor de esta estupidez, intenta disculparse y yo solo debo reírme, aunque en realidad no me parece para nada gracioso… ¡Me hicieron pasar mucha vergüenza! Pero lo bueno de todo esto, es que conocí a los padres de Rodrigo y es tan bella la forma en que me trataron luego de la broma, que debo entender que me aceptan como el novio de su hijo. Entonces ahora soy parte de los Engdahl, es como si todo aquello hubiera sido la boda y ahora me encuentro casado con este chico.

-No sé qué sucede. Pensé que me pediría ser su novia, pero pasa el tiempo y sólo seguimos siendo amigos, ¿será que no me quiere?- Es lo que afligida me pregunta Magdalena esta fría mañana de invierno. Estamos sentados en una banca del patio de la escuela, cobijándonos con el esquivo sol que apenas calienta un poco la atmósfera. Hace mucho tiempo que mi ahora amiga lleva una relación con Mateo, pero al parecer éste no se encuentra completamente convencido de lo que siente por ella. –Ha cambiado mucho en muy poco tiempo, debes entender que primero debe redescubrirse y cuando se estabilice podrá pensar en formalizar una relación con alguien… No lo presiones y sólo dale un tiempo, es todo lo que debes pensar… No te preocupes.- Con estas palabras y abrazándola, logro tranquilizarla un poco. Me da pena verla en aquel estado, pero también debo pensar en Mateo. Cada uno tiene tiempos distintos para reconstruirse luego de una tormenta. Para mi sorpresa esta vez me recuperé rápidamente, pero ello no significa que el moreno lo haga con la misma velocidad. El resto de la mañana intento subirle el ánimo a la oxigenada y me hace muy feliz verla sonreír de vez en cuando por mis comentarios.

No sé por qué la relación de Mateo y Magdalena me queda rondando en la cabeza. Almuerzo con mi novio en el casino, mientras esta pareja nos acompaña como siempre. Me es imposible dejar de mirarles. Todo transcurre normalmente y luego de ingerir nuestros alimentos nos marchamos a lavarnos los dientes. Veo el reflejo de mi novio en el espejo mientras cepilla sus dientes, de vez en cuando me regala alguna mueca divertida con tal de hacerme reír. Me siento feliz a su lado, pero por alguna razón extraña, me inunda una desesperación enorme. Veo el contraste de mi actual situación con la de Mateo, y no puedo dejar de preocuparme, ¿y si en realidad no se ha recuperado? Quizás todo este tiempo ha fingido estar bien para no preocuparnos, y de ser esto realidad, me siento en la obligación de ayudarle. Rodrigo debe marcharse porque tiene que hacer un trabajo de ciencias, así es que aprovechando este momento a solas, busco a García por todos lados para conversar seriamente sobre mis actuales inquietudes.

Caminando bajo los árboles del patio diviso a lo lejos a Mateo. Me alegra encontrarlo, así es que me apresuro por alcanzarle. Cada paso que doy me percato que el chico no se encuentra solo y de hecho, conversa distendidamente con alguien, lamentablemente a esta distancia un árbol esconde la figura de su interlocutor. Ahora que lo pienso, este es un sector muy apartado del colegio, y si se encuentra aquí debe significar que aquella plática es personal. Intuyendo esto, de todos modos sigo en la misma dirección y cuando ya estoy lo suficientemente cerca para ver con quién habla, debo esconderme rápidamente tras un árbol. Me quedo congelado al enterarme que mi amigo está conversando con Iris, la misma pelirroja que tanto daño nos hizo pasar.

-No sigas con esto, ya te he dicho que es imposible…- Es lo que angustiado le responde García a la muchacha. He llegado en medio de la plática, por lo que no me es fácil dilucidar la temática de esta, pero las palabras que luego escucho me dan a entender claramente la situación. –No estaría nuevamente delante de ti si es que no fuera verdad… Luego de aquella fiesta todo se derrumbó en mi vida al igual que a ustedes. Aun hoy me siento miserable por haber llegado tan lejos con mi plan. Las personas que lo saben me esquivan y cada día estoy más sola… He tenido mucho tiempo para pensar y en ello me di cuenta de esto… No sé cómo, ni cuándo… pero de repente encontré este sentimiento hacia ti… No puedo sacarte de la cabeza, y si hay algo de lo cual me encuentro segura, es que te amo…- Debo taparme la boca con tal de no emitir algún sonido que me delate. Es tan impactante escuchar esta declaración, que por un minuto me siento proyectado en una dimensión paralela, muy lejana a esta, sintiéndome desorientado y en apuros. ¿Resulta que luego de fingir amarlo terminó creyéndose su propia mentira? Esto realmente me supera y no puedo marcharme del lugar, porque mi cuerpo me implora que siga escuchando la plática. -¿Qué intentas hacer ahora? ¿Quieres que te crea nuevamente que estás interesada en mí? Lamentablemente no soy tan estúpido como crees… Por favor no sigas con esto, no sigas demostrando lo malvada que puedes ser.- No puedo ver sus rostros, pero estoy seguro que García se encuentra desorientado, buscando una explicación razonable a esta extraña situación y al no poder encontrarla, decide marcharse, dejando sola a Iris. Pasa por el lado de aquel árbol que me cobija, pero no se da cuenta de mi presencia. Como podía intuir su rostro está descompuesto y su mirada perdida, no es para menos, cualquiera que escuchara a quien destruyó su vida confesarle que lo ama, quedaría en el mismo estado.

Me quedo un par de minutos parado detrás del árbol, procesando aun lo que ha sucedido. Todo es tan confuso, que logra atrofiar mi cuerpo y mantenerme suspendido en aquel espacio. Pensaba que la pelirroja se había marchado hace un rato, en una dirección por la cual no podía verla, pero resulta ser que se había quedado parada en el mismo lugar donde Mateo la rechazó. Ahora la veo pasar casi rosando este árbol, y no puedo impedir que mi cuerpo reaccione. Camino con toda la fuerza que logro reunir, persigo a quien por muchos años fue mi mejor amiga y por quien lamentablemente ahora comienzo a sentir odio. La tomo por el brazo y deteniéndola bruscamente le obligo a enfrentarme, a mirarme  fijamente a los ojos como no había hecho desde aquella noche tan fatídica, porque a diferencia de Felipe, ella nunca más se me acercó. Lo que luego sucede es algo que no pude prever, porque al ver su rostro y recordar lo compungido que quedó Mateo, lo mucho que ha sufrido y ahora por culpa de esta chica sigue haciéndolo, todo mi ser se reunió en torno a mi mano y con una fuerza desconocida le abofeteo tan fuerte, que me percato como su cuerpo se voltea por el impacto. –Déjalo en paz… Ya ha sufrido demasiado como para que sigas jugando con él. Si no te apartas de su vida me veré obligado a sacarte a patadas de ella… Mateo es la persona más importante para mí, y no dejaré que le sigas haciendo daño…- Simplemente las palabras brotan de mis labios, como un torrente desenfrenado de ira. Jamás me había sentido tan enojado y es eso lo que también percibe Iris, porque logro percatarme del pavor que se ha gestado en sus orbes. Aun con una mano en la mejilla, sobándose por el intenso dolor que provocó mi bofetada, se endereza y se acerca a mi cuerpo, tan silenciosa y lentamente que termina impresionándome. Pareciera que indaga algún intrincado secreto en mis ojos, porque no deja de observarlos y cuando al parecer encuentra una respuesta, decide marcharse. Me deja perplejo ante su reacción y más aún cuando a mitad de su camino, decide por fin elaborar una frase. –Les pagaré por todo el daño que les hice… y ya sé cómo hacerlo…- Simplemente me menciona esto como si se tratara de un alma en pena  buscando la redención.

Toda la tarde transcurre mientras recuerdo la escena con Iris, fue tan extraña que acapara todos mis pensamientos y no logro poner atención a la profesora en la última hora de clases. Al llegar a casa sigo en la misma actividad y me encierro en mi cuarto intentando desentrañar aquello que la pelirroja intentó decirme. ¿Pagar todo el daño que nos hizo? ¿A Mateo y a mí? ¿Qué vio en mis ojos que terminó desarrollando aquella idea? Todo me parece tan intrincado, que no puedo llegar a una conclusión. Me recuesto en mi cama, mirando detenidamente el cielo mientras mis pensamientos divagan libremente alrededor de esta situación.

Un estruendo me hace despertar de mi letargo y de la nada me encuentro con el rostro de Felipe. Acaba de subir las escaleras y siento la agitación en su respirar. –Me tienes que acompañar- Es lo primero que me dice, intentando recobrar el aliento. No entiendo qué es lo que quiere lograr, por lo que debo preguntarle sobre este asunto tan repentino. –He encontrado a tu madre… ya sé dónde vive y tenemos que ir de inmediato…- Cada una de sus palabras entran en mi cerebro y se dispersan en mil direcciones, escabulléndose en los rincones más recónditos. Me cuesta dilucidar a qué se refiere, porque hace tanto que no pienso en ello. ¿Cómo es que este chico ha encontrado a la mujer que me engendró? ¿Por qué la buscó? Intento interpelarle, pero mi voz se ha marchado, al igual que el brillo de mis orbes. Debe ser un sueño, o tal vez una pesadilla, porque jamás imaginé que sucedería. 

Notas finales:

Y eso ha sido todo :D

Pronto muchos más!!!

 

Nos vemos.... espero que les salga todo a la perfección durante la próxima semana!!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).