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El Chico Perfecto por jotaceh

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Notas del capitulo:

 

 Hola a todos!!!!! Espero que se encuentren muy pero muy bien :D   Yaaaa, sé que me demoré con el capítulo u.u pero estaba terminando el semestre... ahora de vacaciones :3 Así que espero actualizar más seguido.....   Bueno, sin más... les dejo el capítulo 20!!!!!! :3 Nos leemos..... comenten !!!! ;)

CAPITULO XX: A la cárcel los boletos.

Aquel pueblito tan apartado se ha quedado atrás y poco a poco comienzo a sentir el ruido de la gran ciudad. El bus nos deja en el terminal y desde allí debemos dirigirnos hasta nuestro hogar. Felipe no ha pronunciado palabra alguna desde aquel “Siempre supo que era su hijo”, luego de ello simplemente me dejó tranquilo, no me iba a presionar en un momento tan delicado.

-Espera, ¿de dónde proviene esa música?- Impresionado el presidente del centro de alumnos me pregunta a unos pasos de nuestra casa. Venía tan concentrado en mi desgracia que no pude percatarme del fuerte estruendo que ha inundado a todo el barrio. No debemos agudizar mucho el oído para enterarnos que aquel barrullo nace de nuestra sala e inmediatamente corremos hacia allá. Lo primero que observamos es una antigua vitrola reproduciendo los tangos contenidos en un añejo vinilo. Gardel, es lo primero que pasa por mi mente, pero aquel hombre desaparece en un abrir y cerrar de ojos, porque otro caballero toma su lugar rápidamente. –Hola guapo, acabo de comprar una caja grande condones y también viagra, ¿te apetece jugar un ratito conmigo?- Un anciano en calzoncillos intenta cortejarme. Bueno, seamos sinceros, no tengo ni la más remota idea si aquello es ropa interior o pantalones blancos muy delgados, lo único que si puedo saber es que llegan a sus pies. ¿Caballero? Pues con una caja de condones y viagra intentando ligar con un muchachito de dieciséis, creo que aquello no es ser demasiado cortés.

¡Oh por Buda! Cientos de ancianos a medio vestir están bailando tango desenfrenadamente en la sala de estar de mi casa, ¡esto es una tragedia! Eso es lo que diría cualquier chico normal que ha crecido en una familia común, pero como esta es la casa de mis padres y donde también vive mi abuela y doña Enriqueta, sinceramente nada de esto me sorprende. –Lo siento guapo, acabo de estar un fin de semana entero con este semental y me ha dejado agotado, para otra vez podemos intentar…- Tomo del brazo a Felipe y sigo mi camino por este campo de batallas, repleto de enaguas, sostenes del porte de carpas de circo, pantis de lana, dentaduras en vasos de agua, lubricantes marca la “ancianita feliz” (Estaba llena la otra vez que registré la habitación de mi abuela buscando el cortaúñas, ¿por qué ahora está casi vacía? Que linda es doña Yolanda, todo lo comparte con sus tiernas amiguitas) Entre tantas canas debo divisar las que pertenecen a mi abuela, tarea que no es para nada fácil.

-¿Semental?- En vez de estar ayudándome, Felipe lo único que ha hecho es pensar en la excusa que inventé para zafarme de aquel anciano libidinoso. –Fue lo primero que pasó por mi mente… ¡¿Qué querías?! Ya estaba sintiendo sus manos en mi trasero… ¡¡Tenía una caja de condones y de viagra!!- Creo que su pregunta termina molestándome, porque le grito las razones por las cuales todo mi cuerpo tembló ante aquella extraña proposición. El muchacho escapa de la ensoñación y me ayuda a buscar a nuestras abuelas. Suena a que fuéramos parientes, pero no, simplemente somos parte de una extraña tradición humana llamada familia…. Bueno, ahora que lo pienso mejor, eso nos convierte en familiares, algo así como primos, o hermanos… ¿qué loco no?

Una piernecita arrugada, dos piernecitas arrugas, tres piernecitas arrugas, cuatro piernecitas arrugadas, cinco piernecitas arrugas… ¿Seis piernecitas arrugadas?... ¿Ocho piernecitas arrugadas bajo las sabanas de la cama de mis padres? ¿Qué significa esto? ¿Mi abuela teniendo una orgía? –Ay querido, tan joven y tan conservador que eres… A veces las parejas pasan por momentos en que la llama de la pasión se apaga un poco, y como no queremos que se extinga decidimos avivarla… Puesto que tenemos amigas tan solidarias, ellas se ofrecieron tan gentilmente a ayudarnos y aquí nos tienes, cuatro guapas ancianas bien cachondas en un malón a todo trapo, ¿macanudo no es cierto?- A veces doña Yolanda me impresiona con sus explicaciones, pero esta vez me impresionaron las palabras que utilizó, porque ¿macanudo? ¿Hace cuántos siglos que la gente no se refiere a algo genial de esa manera? O Malón, hace mucho que no se le dice a la fiesta de aquella forma. –Está bien, está bien… He exagerado, ustedes obviamente pueden hacer lo que deseen, pero… ¿en la cama de mis padres?- Vuelvo a atacar, pero estas ancianas jamás serán vencidas, doña Enriqueta arremete de inmediato. -¿Y qué querías? ¿Cuatro mujeres en el suelo? Eso no es glamoroso, teníamos que conseguir un lugar acorde para la situación y ¿qué mejor que esta cama? ¿O acaso querías bautizarla tú con tu noviecito?- ¿Qué tiene que ver Rodrigo en todo esto? Como sé que no ganaré la batalla, decido irme para que siguieran con sus “actividades recreativas”. Luego me di cuenta que estar en aquella pieza hubiese sido la mejor decisión.

-¡Las manos en alto, esto es una redada!- Genial, el viagra no era viagra sino que pastillas de éxtasis pintadas de azul, y la caja de condones estaba llena de marihuana. Ya sabía yo que aquel anciano era sospechoso. ¡Esperen! ¡¡Esperen!! ¿Por qué estos policías me están colocando las esposas? ¡Soy inocente! -Como no ¿y qué? ¿Me dirás que los traficantes de drogas son estos ancianos? ¿Crees que nací ayer? Obviamente tú y ese otro tipo de allá son los líderes de esta mafia. Ahora vengan con nosotros que les haremos pagar sus delitos.- Quiero llorar, les prometo que quiero llorar. Resulta ser que parte de los mismos prejuicios que yo tenía están en la cabeza de estos uniformados, porque era de esperar que nadie creyera la historia sobre un grupo de ancianos adictos a las drogas y fiesteros. Karma ¿por qué me haces esto? Así resulta ser que veo como a Felipe lo hacen entrar a la patrulla, tiene la mirada perdida y simplemente sigue los pasos de nuestros verdugos, todo fue tan repentino que ha quedado en shock.

–No te preocupes hijo mío, recuerda que tu padre es abogado, él te sacará de la cárcel…- Por fin aparece mi abuela, a medio vestir y un tanto agitada, quiero creer que por la conmoción. Parece preocupada, pero obviamente su cabecita es tan dispersa, que no puede dejar de darme un consejo muy poco adecuado. –Cualquier cosa, debes hacerte amante del más grande de los reos, si es necesario entregar tu cuerpo, debes hacerlo… las primeras veces duele, pero ya  las quinta o sexta ni te darás cuenta… ¡Te amo nieto mío!- Ya sin ganas entro al vehículo policial y me entrego a la justicia,  jamás he hecho algo ilegal y ahora no entiendo por qué estoy sentado aquí, temblando del miedo y esperando que las cárceles no sean tan terroríficas como muestran en televisión.

No hagas contacto visual, por nada del mundo mires a uno de estos hombres a la cara. Es lo que me repito mientras ingreso a los calabozos de la comisaría. Los policías nos han dejado aquí mientras esperan la resolución del juez, según ellos esto será una cuestión de horas, pero como no confío mucho en los uniformados, ya voy pensando que haré de mi vida estos veinte años de presidio. Por suerte, me dejan en la misma celda que Felipe. Por desgracia, los fines de semana siempre los calabozos están llenos. Hay cuatro hombres, una mujer grandota y una ameba, ese es el conteo que hago a las ocho de la noche. Cerca de las nueve, se me acerca la señora de gran envergadura y me pregunta con una extraña voz grave. –Compañera, ¿a ti también te encontraron trabajando? Estos desgraciados ya no nos dejan laborar tranquilas, yo que tenía ya a tres clientes en espera…- Bueno, yo soy ameba y ella es una enorme amebota. Me recuerda a Martina, mi alter ego creado para enamorar a Mateo. Se ve muy guapa, aunque creo que debería fingir un poco más la voz, se le escapa todo lo macho interno cuando platica. Le explico lo sucedido en mi casa y que no estoy aquí por prostituirme en la calle. Craso error, porque luego me invita a trabajar con ella. –Debo reconocer que te hace falta algo de carne, pero te ves tierno, algunos clientes harían fila para atenderse contigo… ¡yeguo, yeguo! que no daría por tener tu rostro…- Felipe ayúdame, por favor socórreme. Intento mirarlo para que venga a echarme una mano para convencer a Natacha, obviamente su nombre artístico, de que no deseo convertirme en un trabajador sexual, quizás no por el momento; pero no consigo despertarlo de aquel profundo letargo en el que se ha sumergido. Está sentado en el suelo, en un rincón de la celda, viendo aquel espacio inerte al cual todos evaden. Claro, el recto presidente del centro de alumnos jamás imaginó estar en estas situaciones. Me ha ayudado en tantas ocasiones, que no puedo nada más que acércamele y abrazarle fuertemente. –Es todo una confusión, pronto saldremos de aquí y seguiremos como siempre. Sabes que no somos culpables, no tienes de qué preocuparte.- Es lo que le susurro mientras le abrazo. Como un pequeño cachorro se refugia en mi regazo y yo debo acariciarle el cabello para calmarle. Me alegro mucho cuando me percato que se ha quedado dormido.

Corro velozmente en dirección a mi escondite, nuevamente me encuentro debajo de los lavamanos en aquel lejano baño de orfanato. Me siento contento al estar solo, al ser libre para viajar en lo más profundo de mi imaginación, ser libre para ser feliz logrando ser solo yo. La luz inunda mi tranquila oscuridad, pero no es entrometida, sino que cálida y amable. La sonrisa de Pablito me alegra y le hago entrar a mi mundo. Rápidamente me percato que tiene la frente ensangrentada, quiero saber qué le ha sucedido, pero él simplemente se recuesta en mi regazo y cierra los ojos. Con todo el cariño que mi pequeño corazón puede brindar, acaricio su pelo hasta lograr que se duerma, soplando en su frente para borrar todas las pesadillas que lo aquejan.

El chirrido del metal golpeando los barrotes de la celda me despierta del sueño. Me encuentro esta vez no con la cabeza de Pablito en mis piernas, sino que con la de Felipe. Está profundamente dormido, así que debo mecerle para informarle que algo está sucediendo. No pasa mucho tiempo para divisar una figura conocida. Mi padre nos ha venido a sacar, ha estado toda la noche intercediendo por nosotros y convenciendo a los testigos de aquella fiesta a que atestiguaran a nuestro favor. Ahora las rejas de nuestra celda se abren para dejarnos ir, por fin luego de la peor noche de mi vida, quizás no, todavía recuerdo una que fue muchísimo peor, ¿será que nunca sanará aquella herida? –Yegüito, cuídate mucho e hidrátate bien esa piel tan hermosa que tienes…- Es la forma como Natacha se despide, yo sólo le sonrío ante tan inocente halago.

Estamos saliendo de la comisaría, los primeros rayos del sol acarician mi piel como nunca antes, con tanta intensidad que confortan mi alma. Miro delante de mí y observo cómo Alejandro intenta preguntarle a su hijo biológico por su estado de ánimo, pero este no le responde nada, por lo menos no con palabras ya que sin pronunciar aviso alguno, Felipe lo abraza fuertemente. Me detengo de pronto ante tal acontecimiento, el primer contacto físico sincero entre un padre y su hijo. Ambos se ven hermosos, y así me doy cuenta que algo bueno ha salido de esta terrible noche. ¿Tú no estabas celoso de esa relación? Puede que me pregunten, pero en realidad no puedo, no soy tan egoísta para no aceptar algo tan hermoso como aquello que ahora mis ojos están contemplando.

-Mujeres desconsideradas, malas ancianas, parranderas, alcohólicas, drogadictas… Por su culpa pasé una de las peores noches de mi vida, les prometo que esta jamás se las perdonaré…- Es lo primero que sale de mis labios cuando ingreso a casa y veo a mi abuela y su novia. Si no hubiese sido por esa fiesta y por sus extraños amigos no hubiera pasado nada de aquello. –No hay discotecas para ancianos, ¿qué quieres que hiciéramos? Necesitamos un espacio de esparcimiento- Doña Enriqueta sale a protegerse, aunque no puede seguir su parlamento ya que mi mirada la intimida, sabe que tengo la razón. Mi risa inunda toda la sala de estar segundos después. –Por fin les gané, por fin reconocen su error…. Con eso me basta- Y es verdad, tan solo con haber dejado calladas a aquellas abuelitas tan desordenadas, me siento mejor. -¿Con eso te basta? Bueno, tú te pierdes el Ipad que te habíamos comprado como desagravio, tendremos que devolvérselo a la tienda…- Debo correr y quitarle el paquete a mi abuela para lograr poseerlo, al parecer jamás podré ganarles, siempre me dejan en ridículo ¡Estúpido consumismo!

Salimos de la comisaría un día lunes por la mañana, así que perdimos esas clases, pero ya el martes estábamos repuestos y regresamos a nuestras labores escolares. Rodrigo al verme luego de tres días de abstinencia, no aguantó y me besó por más de media hora, casi quedo sin respiración. –Te extrañé tanto amor, lo único que quería era darte besitos y abrazarte para que se te olvidara todo lo que pasó en la cárcel.- Es tan tierno el alemán, tan grandote pero tan dulce que me alegra inmediatamente el día. ¿Esto es amor verdad? Porque por más que lo he intentado no he podido sacarme de la cabeza las palabras de aquella anciana en el pueblo de doña Eugenia. ¿Cómo se supone que debo buscar a mi alma gemela? ¿Cómo no saber que he elegido bien y que aquella mujer solo era una embustera? Mi cabeza da mil vueltas, pero me dejo llevar por las caricias y halagos de mi novio, de mi atractivo novio ¡Por Buda! Hoy se ve tan sexy con su tenida de fútbol.

Hoy el equipo de Rodrigo tiene partido, por lo que después de clases iré a apoyarle. Caminamos tomados de las manos hasta nuestra sala, pero una escena nos detiene en mitad del trayecto. No sé por qué, pero Magdalena se encuentra sumamente alterada y coléricamente conversa con Mateo, quien ni siquiera la observa a los ojos. –He intentado por todos los medios de reconquistarte, ¿y tú me pagas así? ¿Acaso crees que soy un juguete?- Son algunas de las frases que la oxigenada grita en medio del patio. De pronto y sin previo aviso, su delicada mano abofetea dolorosamente el rostro de mi Pablito. El chico no se defiende ante el ataque y de hecho hará frente al nuevo golpe que Magdalena está preparando. Siento como la cólera me invade desde la punta de los pies hasta el último de los cabellos y sin pensarlo dos veces corro para detener el segundo golpe que aquella malcriada quiere impetrar sobre Mateo. –Ni se te ocurra tocarle nuevamente, de lo contrario tendrás que vértelas conmigo…- Se lo dijo ferozmente, observándola directamente a los ojos, demostrándole que no hablo en broma, si vuelve a agredirlo escaparé de mis casillas.

-Eres testigo de todos los sacrificios que he hecho para que se fije en mí, han sido semanas intentando enamorarle, ayudarle a que olvide todo el sufrimiento por el cual ha pasado y de repente, cuando decido que no puedo seguir así, cuando me armo de valor para declararme y pedirle noviazgo, él me rechaza aludiendo a que está enamorado de otra persona, ¿cómo crees que me siento? Estoy destrozada…- Cuando nos hemos calmado un poco, decidimos solucionar los cuatro este problema, pero luego de escuchar lo sucedido creo que poco podremos hacer para arreglarlo. –He sido egoísta, siempre supe que estabas a mi lado porque sentías algo, pero creo que es hora de ser valiente y encarar la realidad, si seguimos como antes sólo lograré que sufras aún más, por favor no creas que quiero hacerte daño, cualquiera estaría dichoso de estar a tu lado, pero me he dado cuenta que amo a otra persona. Discúlpame…- Mateo se dirige a Magdalena de la forma más madura que jamás le he apreciado y luego, simplemente se marcha. Nos deja a todos anonadados, como a la vez intrigados ¿De quién se habrá enamorado? ¿Será que la escena que observé el otro día significa algo? ¿Es Iris quien ocupa su corazón? No, eso no puede ser.

Genial, pierdo toda la primera hora de clases, primero defendiendo a Mateo y luego consolando a Magdalena, quien no para de llorar. Nos hemos convertido en amigos y se supone que debo apoyarla en los momentos difíciles, pero debo reconocer que me siento incómodo, que no quiero consolarla, porque le encuentro toda la razón a Mateo, sino la ama es mejor terminar. –Nunca… nunca antes me había enamorado así… ¿Qué hago ahora?... ¿Qué hago sin él?- Es lo que intenta decir mientras llora, pero el sollozo tergiversa sus frases y pareciera como si estuviera hablando en klingon. Solo le doy palmaditas en la espalda para animarla, no sé qué más hacer. De la nada me abraza, pero no como una pobre chica dolida, sino que como un jugador de sumo, no sé de dónde saca tanta fuerza, pero casi me exprime en aquel abrazo. ¡Si no somos tan amigos! Por favor, ¡Suéltame! No puedo… res… pirar…

Al fin Magdalena me deja, decide llamar a sus padres para que la lleven a casa y yo por fin puedo regresar a clases. Camino a la sala me doy cuenta de lo agitados que han sido estos últimos días. Felipe se va a vivir a nuestra casa, luego nos enteramos que es el verdadero hijo de mi padre, él mismo después busca a la mujer que me engendró, fuimos a su pueblo a conocerla y ella simplemente me alejó una vez más de su vida, llego a la ciudad y me encarcelan por culpa de una alocada fiesta organizada por mi abuela y doña Enriqueta, para finalizar, ahora debo presenciar la ruptura entre Magdalena y Mateo, ¿qué más puede suceder en mi vida? Creo que ya nada me sorprendería.

Abro la puerta de mi sala y extrañamente todos me queda viendo. Sé que conservo aun el pelo celeste, pero pensé que ya se habían acostumbrado a ello. Intento dirigirme a mi puesto, pero la profesora me detiene y me lleva frente a todos mis compañeros. –Bueno, entonces como lo propuso aquel misterioso admirador, el encargado este año de presentar el show de variedades es Martín Arístegui, démosle un gran aplauso.- ¿Qué? ¿Esto es una broma verdad? No puede ser cierto.

Resulta que en pocos días más será el aniversario del colegio y como a doña Enriqueta siempre le han gustado las artes escénicas, realiza una gran fiesta en conmemoración. Se hacen alianzas por cursos, quienes compiten por un suculento premio que la misma directora dona. Hay varias competencias, algunas de deportes, otras intelectuales y también artísticas, entre estas se encuentra el “show de variedades”. Claro, me dirán que no suena para nada difícil o vergonzoso, pero deberían pensarlo mejor, porque nada viniendo de la doña Enriqueta puede ser normal. A lo que todos se refieren con “show de variedades” es en realidad una presentación, usualmente de un solo alumno o alumna, en donde muestra sus atributos de la forma más sugerente posible, es decir, me han elegido para realizar un baile erótico, solo… frente a todo el colegio… yo… con poquita ropa… Pavor, es eso lo que comienzo a sentir al escuchar los aplausos de mis compañeros, quienes al parecer están de acuerdo y como todo en este colegio es por democracia, estoy perdido si es que ellos ya lo han decidido así. ¿Qué haré ahora?

 

Notas finales:

Y eso ha sido todo!!!!

Gracias por leer :3

 

Adiosh!!


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