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El Chico Perfecto por jotaceh

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Notas del capitulo:

Hola a todos!!! Espero que estén bien y que todo les esté resultando....

 

Aquí les traigo un especial, esta vez es el personaje de Rodrigo quien narrará lo sucedido.... Espero que sea de su agrado...

 

pd: La canción que interpreta Martín en el show de variedades es la traducción al español de Wild, del grupo coreano Nine Muses!!! :3 Es mi grupo favorito... las amos :D

CAPITULO ESPECIAL III: RODRIGO

Aquella piel sudada, los gemidos desenfrenados y el placer reflejado en sus ojos, todo encandila mi ser, llevándome a la cúspide de mi masculinidad, deseando acogerme a los favores de un cuerpo ardiente y deseoso. La pornografía se ha convertido  en mi escape a todos los estímulos que constantemente debo percibir en este mundo cada vez más sugerente.

Mi nombre es Rodrigo Engdahl Von Ellrichshausen, nací en la ciudad de Hamburgo hace dieciséis años, pero por el trabajo de mi madre nos mudamos a este país hace poco más de diez, así es que prácticamente me he criado aquí. Muchos en el colegio me conocen como el alemán, y es que mi cabellera rubia llama demasiado la atención. Fui por mucho tiempo la mano derecha de Mateo, la sombra del chico popular, quien se quedaba con la amiga fea de sus conquistas. Debo reconocer que siempre le tuve envidia, pero ser cercano a él me traía muchos beneficios que nadie más me podía dar, por lo que lo soporté lo más que pude. Aunque sigo siendo su amigo, ahora ya no debo hacer todo ello, debido a que soy yo quien ha ocupado su lugar. Soy el capitán del equipo de fútbol y de básquetbol, todos me respetan por nuestros logros deportivos y muchos compañeros se me han insinuado, alguien de mi posición siempre enciende pasiones, pero he tenido que rechazar sus ofrecimientos, la razón es muy sencilla: tengo novio.

Antes asistía a un colegio internacional, donde me dieron la base necesaria para insertarme en esta nueva cultura. Cuando tenía once años, mis padres decidieron que era hora de incursionar en la enseñanza convencional, por lo que me inscribí en la escuela Fernández de Castro. Durante mis primeros días, caminaba tranquilamente por los pasillos cuando sin siquiera sospecharlo, me cae prácticamente del cielo un muchachito menudo dueño de unos enormes ojos verdes. Tal vez estaba jugando, o lo más probable es que haya estado espiando a quien luego se convertiría en mi mejor amigo. Recuerdo perfectamente aquellos segundos en que su cuerpecito estuvo encima del mío, su respiración entrecortada y el calor que emanaba tímidamente. –Lo siento… soy tan torpe, no me percaté de tu presencia… espero que puedas disculparme…- Es todo lo que dijo, antes de colocarse de pie y seguir con su rumbo como si nada hubiese sucedido. Luego supe que era justamente uno de mis compañeros de curso, Martín Arístegui, a quien nunca más pude olvidar.

Lo observaba a lo lejos, como corría en las clases de educación física, como su cuerpo se transformaba poco a poco en uno más deleitable, como sus manos inquietas acariciaban su cabello, pero lo que siempre me extasiaba más era su mirada delicada, sus movimientos tranquilos, todo eso se terminó impregnando en lo más hondo de mi ser, fue inevitable el enamorarme. Imaginaba todas las mañanas camino al colegio cómo se sentiría besarle, abrazarle fuertemente para sentir su calor, impregnarme de su delicado olor. Fueron pasando los años y lo que al principio era un amor inocente, comenzó a transformarse en algo más. Ya no sólo veía sus ojos o sus manos, sino que sus piernas en las clases de natación, y como se meneaban sus glúteos mientras corría. Mis sueños se centraron en su desnudez, en el calor de su cuerpo sudado pegado al mío, gimiendo y suplicándome amor. Todo él se convirtió en afrodisiaco ante mis sentidos. ¿Esto es el amor de un hombre no? O eso creí pensar por mucho tiempo, porque ya no podía separar la lujuria de la pureza.

Todavía recuerdo aquella vez después de unos entrenamientos cuando me estaba cambiando de ropa en los baños y apareció Martín. Ahí estaba, completamente desnudo delante del objeto de todos mis deseos. Me deleite con el brillo curioso de sus ojos al indagar cada centímetro de mi piel, por ello ni siquiera me inmuté y le permití seguir. Tuve un impulso enorme de tomarle por la fuerza, llevarle hacia mi cuerpo, desnudarle y hacer realidad todos los sueños que por tanto tiempo tuve escondidos. Esa idea rondó en mi cabeza aun después que el muchacho se marchó avergonzado. Su rostro jamás lo olvidaré.

Esa imagen causó tanto estrago, que cuando tuve la oportunidad, la aproveché para probar del fruto prohibido. Iba caminando normalmente por la calle cuando de pronto me encuentro con una figura conocida, le he visto en secreto hace tanto tiempo que lo puedo reconocer aunque esté vestido de mujer. Lo descubro in fraganti y él no tiene otra opción que reconocer la verdad, pero no tuvo tapujos y me confesó absolutamente todo lo que escondía. Que era él quien transformó la vida de Mateo en un paraíso, que todo lo que poseía se lo debía. Tuve que meditar un poco antes de volver a la realidad, porque todo lo que escuchaba era difícil de procesar, pero la idea que lo tenía en mis manos logró sacarme de la pesadumbre, y me percaté de mi oportunidad. –Pues bien, como sabrás el popular en nuestro grupo de amigos es Mateo y siempre se jacta porque nadie se interesa por mí. Ahora bien, como quiero que me deje de molestar, y además como tú no quieres que cuente tu secreto… Deberás declararte a mí delante de todo el colegio, quiero que finjas que te gusto. No te preocupes, obviamente yo te rechazaré y sólo quedará como un amor no correspondido.- Es lo que le dije en aquel momento, sentados en una banca del parque. Él aceptó de malas ganas a hacerlo, creyó que no pasaría de una humillación pública, pero lo que no se imaginó que yo ocuparía su ingenuidad para robarle un beso. Sé que no era el primero que daba, ya se me había adelantado García, pero si era mi iniciación en ellos. Nunca antes había sentido los dulces labios de nadie y fue maravilloso que Martín se convirtiera en mi maestro. Obviamente tras descubrir mi engaño se enfadó muchísimo, pero no le duró mucho, la tristeza le comenzó a rondar como un fantasma obsesionado en perseguirle.

Mateo comenzó a burlarse de él, quiso enamorarle para luego ridiculizarlo delante de nuestros amigos por su ingenuidad y eso fue algo que no pude permitir. El coraje me llevó a quebrar nuestra amistad y los acontecimientos venideros a terminar por odiarle. Presencié como mis compañeros humillaron de mil maneras a Martín, como Iris se puso en su contra y uniéndose a García le hacían la vida imposible. En aquel momento me di cuenta que no sólo era atracción física la que me unía a él, sino que eso era amor. Me convertí en su protector, cualquiera que intentara hacerle algo se las tenía que ver conmigo, no permití que nadie más le hiciera daño.

Llegó la noche que cambió nuestras vidas para siempre, asistí a la fiesta de disfraces para conmemorar el fin del año escolar. Tan solo al entrar a aquella antigua mansión todo en mi cuerpo se estremeció, como si predijera la tragedia se desataría minutos más tarde. Busqué a Martín por todos lados y no lo encontré. Mi corazón latía velozmente, necesitaba cerciorarme que se encontraba bien, tenerlo a mi lado y protegerlo de todos quienes querían dañarlo, pero no pude. Lo vi vestido de Martina siendo tironeado por Iris en dirección al escenario, intenté correr para protegerlo, tan solo que en ese momento apareció Felipe y me detuve, ahí me enteré que él estaba confabulado con la pelirroja en todo aquel macabro plan. Todo terminó en desgracia y aunque intenté buscarle en las vacaciones, me fue imposible encontrarle.

Las clases dieron inicio y él no estaba allí. Todos nos preguntábamos por su estado, si todavía se encontraba consternado por lo sucedido. Un cierto día lo vimos aparecer, con la mirada en alto, la voz potente y el cabello celeste, determinado a ser él mismo como nunca antes. Me alegré tanto al darme cuenta que en vez de ser destruido, había salido airoso de toda aquella emboscada. Volvimos a ser amigos, a juntarnos y conversar, hasta que me decidí y le pedí ser mi novio delante de todos luego de un partido. Se encontraba indeciso y me pidió tiempo, yo se lo concedí aunque lo único que quería era tomarlo de la cintura, darle un beso apasionado e incursionar desenfrenadamente en su cuerpo. La espera fue desesperante, pero terminó por elegirme a mí, fui yo el ganador de tan precioso trofeo.

Los primeros días de noviazgo fueron hermosos, lo besaba con todo el calor que mi cuerpo podía entregarle, salíamos a restoranes, a ver películas al cine o simplemente a caminar por el parque. Era maravilloso voltear la cabeza y encontrar su rostro mirándome, tenerlo tan cerca y deleitarme con su olor. Todo en él me vuelve loco, es una energía tan poderosa la que nace en mi interior cada vez que pienso en él, que me cuesta mucho controlarme.

De vez en cuando nos quedábamos a solas en su casa, veíamos televisión recostados en su cama. Los besos comenzaban y yo ya no podía controlarme, cada centímetro de mi piel me imploraba hacerlo mío, lograr lo que soñé por tantos años. Los besos en los labios bajaban hasta su cuello, donde terminaba jugueteando con su oreja. Mis manos se adentraban en su polera e intentaba por todos los medios de desprendérsela, quería verle desnudo, transpirando mientras le hacía sentir la inmensidad de mi vigor. No podía impedir mi ímpetu, pero él si lo lograba. Reiteradamente me alejaba y mirándome detenidamente a los ojos me decía aquello que tanto detestaba. –No estoy preparado aún, no me siento seguro de dar un paso tan importante…- Y con ello toda libido desaparecía y me quedaba con la mala sensación de la tarea no cumplida, del sueño roto.

 Un día llegué a la casa de Martín y me encontré con la desagradable noticia que había viajado al campo acompañado de Felipe. Aquel imbécil siempre se está interponiendo entre nosotros. Primero en el colegio y después incluso yéndose a vivir a su propia casa, compartiendo la misma pieza, prácticamente dormían juntos. Mi mente ideaba miles de conjeturas, que quizás por las noches era él quien gozaba del cuerpo ardiente de mi novio, que para él si estaba preparado. Iban a estar solos una noche completa, apartados de todos quienes lo conocen, era la oportunidad ideal para una noche de lujuria desenfrenada, ¿era esa la razón del viaje? ¿Burlarse de mí delante de toda su familia? ¿Demostrar que no soy más que un pelele que siempre estará en segundo lugar? Primero fui el seguidor de Mateo ¿y ahora lo soy de Felipe? Eso es algo que no podía permitir, no dejaría que nadie se burlara nuevamente de mí. 

La cólera invadió mi cuerpo mucho más potente que la libido. Mi sangre hervía de rabia mientras caminaba regreso a casa cuando me encontré frente a frente con Magdalena. La pobre lloraba descontroladamente debido a una fuerte discusión con Mateo, ya no la tomaba en cuenta y ella se sentía menospreciada, abandonada por el chico que tanto ha amado. No pude dejar de sentirme identificado con su dolor y por ello la consolé lo más que pude, sequé sus lágrimas y la abracé. No sé cómo, pero terminamos hablando en su cuarto. Nadie nos interrumpía, ya que sus padres se encontraba fuera de casa, todo era quietud a nuestro alrededor. Intentaba decirle que no debía seguir al lado de alguien que no la valoraba, que una chica tan guapa no podía arrastrarse de aquella manera. –Dime de nuevo eso… repite que soy bella…- Me encontré con aquel par de ojos verdes esperando la confirmación de mis dichos, expectantes por escuchar lo único que podía sacarla de aquel abismo. –Eres una de las personas más bellas que he visto en mi vida, te lo puedo asegurar…- E inmediatamente después sentí sus labios rosando los míos. Estaba perplejo ante su osadía y por unos segundos no supe cómo reaccionar. Pensé en Martín, prometo que vino inmediatamente ante mí, pero tenía la oportunidad de conocer aquel placer que me había sido tan esquivo, de saborear la dulzura de aquel cuerpo, tocar cada centímetro de su piel, todo un mundo desconocido se estaba presentando ante mí. Aquel beso fue seguido de otro, y luego cada vez más apasionadamente comenzamos a descubrir nuestra desnudez y nuestro placer. Era todo lo que imaginaba y aún más. Me sentía hombre, todo un semental demostrándole al mundo lo poderoso que podía ser. -¿Mateo alguna vez te hizo sentir así?- Fue lo que le pregunté a Magdalena mientras consumábamos el acto. –Jamás he conocido a un hombre como tú…- Es lo que susurró a mi oído, su voz entrecortada, gimiendo de placer me transportaron al mismísimo paraíso.

Desperté sintiéndome algo perdido, no recordé de inmediato donde me encontraba, pero aquel cuerpo femenino, desnudo reposando a mi costado me hizo rememorar todo lo que había cometido. Despertó sensualmente, abriendo lentamente sus grandes ojos verdes y me di cuenta que no eran los que siempre quise ver, que no eran los que deseaba contemplar repletos de lujuria. ¿Qué había hecho? Me sentí como un gañán, un hombre vacío que acababa de destruir todo lo que había conseguido. Quería huir de aquel lugar, por lo que me vestí apresurado e intenté despegarme de la oxigenada. –No te preocupes, no le contaré nada a Martín, pero ten presente que tu vida me pertenece, que te tengo en mis manos y tendrás que hacer todo lo que yo quiera…- Fue su forma de despedirse, mientras seguía jugueteando con mi torso desnudo, el que aún no podía tapar en mi intento de fuga.

Aquella noche no pude dormir bien, recordaba a cada momento lo ocurrido con Magdalena y lo arrepentido que estaba. Si Martín se enteraba de la verdad, todo se acabaría en mi vida, todo lo que había logrado se desvanecería en el momento.

Desde pequeño mis padres me han inculcado que debo decir la verdad, que una vida de mentiras es repudiable y por ello siempre supe que debía reconocer mi falta ante mi novio. Al día siguiente, desgastado tras una noche de insomnio, me dirigí hasta su casa. Yo no quería, todo se dio espontáneo y si él no se negara a intimar conmigo nada de esto hubiera sucedido, mucho menos si no se hubiera ido de viaje con Felipe. En una relación ambos son responsables de lo que sucede y él debe entenderlo así. Llamé a su casa y para mi desgracia quien apareció fue Fernández de Castro, mi siempre odiado enemigo. –No fue una visita al campo, lo que hicimos fue ir a conocer a su  madre, aquella que lo abandonó cuando sólo era un bebé… Fue todo muy doloroso para él, especialmente porque incluso luego de reconocer que era su hijo, ella lo siguió apartando de su vida… Te pido encarecidamente que no lo molestes hoy, lo último que necesita son discusiones de pareja…- Y toda la ira producida por una supuesta infidelidad se habían desvanecido. Ahora sí me sentía el insecto más horrendo de este mundo. Mientras él sufría nuevamente por aquel espantoso pasado, yo estaba sumergido en las piernas de su amiga. ¿Cómo podría perdonarme esto? Ya no era capaz de contarle la verdad,  ya que eso no me lo iba a perdonar jamás.

Esperé hasta el colegio para volver a verle y lo primero que hice fue besarle con todo mi ser, no quiero perderle, tengo pavor de tan solo pensarlo. Parecía que él ya se encontraba mejor por lo sucedido y cuando íbamos camino a clases nos encontramos con la ruptura de Mateo y Magdalena. Nada bueno podía salir de aquello. Ella se sentía culpable al igual como yo estaba, por lo que decidió hacerse a un lado de sus prejuicios de chica popular y pedirle noviazgo. Nada salió como esperaba y en vez de ello, su relación finalizó. Era lo peor que podía suceder en este momento, inmediatamente recordé las palabras que me dijo la rubia luego de intimar, era obvio que no me dejaría en paz desde ahora. Luego me daría cuenta que estaba en lo correcto.

No podía verle a los ojos, todo me hacía sentir como un desgraciado. Sus besos, sus caricias, su carita sonrojada cuando me observaba, la ternura de su voz al pronunciar mi nombre, todo era una tortura, pero sabía que lo merecía. No puedo vivir sin él, por eso no soy capaz de contarle la verdad, se alejaría para siempre de mi lado. Aquel día en el parque estuve a punto de decirle todo, ya no podía más. –Yo… sucede que… Tengo miedo que… todos se den cuenta lo hermoso que eres en el show de variedades, y me termines dejando por cualquier otro…- Pero la idea de perderle ganó a toda voluntad. Decidí volver a mentir, esconder mi falta aún más profundamente, esperando que jamás saliera a flote.

Llegó el día en que se celebra el aniversario del colegio y yo debía dirigir a nuestro equipo de fútbol. Soy el hombre de los goles, el más importante y debo seguir protegiendo aquel puesto. Voy vestido con el uniforme y poco a poco comienzan a caer nuestros rivales. Toda la frustración acumulada durante los últimos días la intentaba externalizar destruyendo a nuestros competidores, es la única forma que encontré para desquitarme. Así terminamos ganando las competencias y nos llevamos el galardón de los ganadores, nadie es mejor que nosotros, nadie.

Quería festejar con Martín, pero él debía prepararse para su presentación. Mientras mis compañeros se bañaban rápidamente para ir a ver a las chicas y chicos que harían el show de variedades, yo me quedé bajo el potente flujo de agua, tratando de limpiar mi conciencia de aquello que me acechaba. Al final terminé quedándome solo allí.

-Hola guapo… vengo a darte tu premio…- Aquellas palabras se desvanecieron en el silencio de la habitación justo antes de mostrarme su cuerpo completamente desnudo, esperando mi cadencia. Magdalena apareció de la nada, provocándome como si ya no tuviera suficiente cargo de conciencia. –Martín no se va a enterar de nada, es tan ingenuo… tú despreocúpate y disfruta del momento…- Al oído me susurraba miles de pretextos para caer en sus encantos, pero lo que terminó desencadenando mi fulgor fueron sus manos desenredando la toalla que cubría mi desnudez. ¿Qué debía hacer? Soy hombre y no puedo resistirme ante tal espectáculo. Decido olvidarme de todo.

La tengo acorralada a la pared, estamos escondidos en las duchas mientras siento sus gemidos y me impregno con su fragancia, con aquella dulzura que expiden sus pechos. Acaricio sus piernas tersas, me escabullo en su cintura y besos sus sensuales labios. Todo es perfecto, me siento nuevamente poderoso, vigoroso y capaz de lograr todo. No podría pedir más júbilo cuando de repente observo que un par de ojos verdes observan mi actuar. Ya no son aquellos repletos de lujuria, sino que unos tiernos y amorosos, unos que jamás pedí ver en estas circunstancias, unos que poco a poco comienzan a repletarse de lágrimas. Todo movimiento de nuestros cuerpos desaparece al encontrarnos descubiertos y me quedo inerte, no sé qué hacer. Observo la carita de Martín compungida, jamás creyó que yo fuera este tipo de bestia, este ser tan repugnante. Su pobre corazón no resiste tenerme frente a él y decide marcharse, corre velozmente alejándose de mi vergüenza y siento luego de cada paso que se aleja para siempre de mí, que aquella brecha que nos separa solo se acrecentará con el pasar del tiempo y ya nunca más seré digno de acercármele.

No le digo nada a Magdalena, ella simplemente interpreta todo lo sucedido y se marcha, no estoy seguro si está avergonzada al igual que yo, pero sé que no está dichosa por lo hecho. Me quedo solo nuevamente, pero esta vez es total, abandonado tanto física como espiritualmente, porque ya no hay nadie a quien buscar, con quien encontrarme para decirle lo mucho que lo amo, estoy completamente desolado. No sé por qué, pero me visto y me dirijo a donde supuestamente él haría su show de variedades, pensaba que se iría del colegio luego de descubrirme, pero grande es mi sorpresa cuando escucho a la directora decir que el próximo número es el de Martín.

El telón se abre y las luces se encienden, veo a Martín estar de espaldas, vestido todavía de negro y esperando a que dé inicio la música. Me impresiona que a su lado se encuentre Mateo, sentado tranquilamente en una silla, ¿será que lo utilizará para el acto? ¿Qué pretende? ¿Sacarme celos? La tonada comienza y para mi asombro, el chico de cabello celeste voltea utilizando un micrófono. Nadie que se haya presentado antes había cantado, pero ahora él lo hace sorprendiéndonos a todos quienes lo observamos, no por ser el primero, sino por lo hermoso que lo hace. Su voz se escucha melodiosa, profunda y muy enérgica. Estoy a unos puestos del escenario y puedo ver su mirada claramente, y eso me preocupa, porque nunca antes le había visto aquel fuego en los ojos, aquella pasión que aumenta segundo a segundo.

 

“Estoy ardiente de amor…

Estoy preparado… tú eres mi pareja perfecta

Eres dulce… como la dulce lluvia que me hace sonreír

 

Eres la única salida de mi corazón

Mi día se convierte en nuevo gracias a ti

Dos son más fuertes que uno… tenemos que estar siempre juntos”

 

Su voz es poderosa, su canto es mágico y encandila a todos quienes lo observamos. La letra comienza normal, pero poco a poco se vuelve más pasional y con ello, el delicado cuerpo de Martín se acerca sensualmente a Mateo. Primero juguetea con sus dedos en el pecho del chico, pero luego comienza a desabotonar su camisa con la firme intención de dejarle desprotegido de ella. García lo observa extasiado, como si un canto de sirena le atrajera a ese par de ojos verdes. La letra es cada vez más atrevida y en un momento, Arístegui levanta su pierna y la deja firmemente en la parte de la silla que no está ocupada por su acompañante, justo en el espacio dejado por las extremidades de éste, a unos centímetros de su entrepierna, que a estas alturas no quiero imaginar cómo esté. Descaradamente, toma su mano y la lleva a viajar por su delicada pierna, demostrándole que todo es suyo. Sin previo aviso, la tela comienza a rasgarse y la mano de García pasa de tocar tela a acariciar la piel de Martín, quien le sigue guiando desde el talón hasta el inicio de sus glúteos, lugar donde se detiene y observa fijamente a su pareja.

 

“Debajo de la seductora luz de la luna… esta noche

Me estoy apoyando en tu hombro…

Estoy emocionado hoy, ¿cómo se sentiría rozar tus labios?

 

Estoy ardiente de amor…

Es un momento perfecto, quédate dormido a mi lado

Tú te derrites en mí… hazme soñar dentro de ti”

 

Veo a mi alrededor y todos los chicos se extasían al ver la escena. Siento celos que todos vean su cuerpo, incluso que Mateo le esté toqueteando, mientras yo que soy su novio nunca pude hacerlo. Martín se mueve en el escenario con tanta seguridad, su mirada es penetrante, sus gestos seductores y su voz tentadora, cualquiera que lo ve no puede creer que es el mismo chico inocente que todos conocemos. Sigue acariciando el pecho desnudo de aquel chico, tras ya haberle quitado la camisa. Su canto continúa y luego, sin más pudores, se sienta sobre las piernas de aquel, incitándolo a la lujuria, mostrándoles las bondades de su cuerpo, entregándose por completo. Le canta al oído a García, tan cerca que de seguro se estremece al sentir su aliento.

 

“Esos días sin ti son días que malgasté

Ya no puedo estar solo, de ninguna manera… de ninguna manera…

Tú te conviertes en la luz en la espesa oscuridad

Poco a poco te conviertes en un fuego dentro de mi corazón

Nos hacemos especiales el uno y el otro… tenemos que estar juntos”

 

La música es aún más potente y en el momento en que menciona los días malgastados, estoy seguro que se refiere a los que pasó a mi lado. Su cuerpo está tan cercano al de Mateo, sus piernas están completamente desnudas y pareciera que pronto comenzarán a desnudarse por completo delante de todos nosotros. La música ha terminado y creo que el show también, pero antes de ello, Martín acerca bruscamente los labios de su acompañante y lo besa salvajemente, como si intentara aprovecharse de él, demostrando que es quien manda. Siento las miradas risueñas de todos los presentes, murmurando y especulando lo que ha sucedido entre nosotros. No puedo sentir más cólera dentro de mí.

Corro detrás del escenario para encontrarme con Martín. -¿Qué fue todo eso?- Es lo que enfadado le pregunto, interponiéndome en su camino para que no intente eludirme. Le veo observarme detenidamente, su mirada es potente y pareciera que quema mi piel tan solo con su tacto. Se acerca silenciosamente y sin más me golpea en el rostro, no es una delicada bofetada de niña sino que un duro golpe de hombre. Siento al ardor en la mejilla, pero eso no ha sido todo. -¿Aun tienes el descaro de dirigirme la palabra? Te encontré revolcándote con Magdalena ¿y sigues teniendo la osadía de pedirme explicaciones por lo que acabo de hacer?... Quiero que te quede claro que desde el momento en que te descubrí, nosotros ya no somos nada… pero despreocúpate, porque no me seguiré ensuciando las manos contigo, no haré nada para vengarme… no soy así, sin embargo, estoy seguro que de todas formas sufrirás… me verás junto a otra persona, abrazándolo, sonriendo y siendo feliz en brazos de otro chico, mientras tú jamás volverás a tocarme siquiera… Espero que recuerdes la letra de la canción, ya que lamento cada día que pasé a tu lado, no puedo creer que haya estado tan equivocado contigo…- Me desprecia con la mirada, me enjuicia cada segundo que pasa frente a mí, siento cómo me ha arrancado de su corazón y ahora me deja abandonado, siguiendo su camino sin importarle ya nunca más. Lo veo alejarse con la cabeza en alto, caminando seguro como si todo el mundo estuviera a sus pies. Ya no hay vuelta atrás, lo he perdido para siempre. 

Notas finales:

Muchas gracias por leer!!!

muy pronto otro capítulo :3

Espero recibir comentarios!!!


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