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El Chico Perfecto por jotaceh

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Notas del capitulo:

Hola a Todos!!!!

SORPRESA!!!!

La historia ya está llegando a su final y por ello desde ahora solo vendrán sorpresas... :3 ¿Qué le depara en el futuro a los personajes? Pues eso es lo que leerán desde ahora :D

Espero que les guste 

pd: Adivinen? e.e ya no habrá más tristeza... :3 Desde ahora en adelante solo habrá felicidad *-* se los digo para que no piensen que será un final lacrmogeno e.e en realidad lo pensé... pero mejor deseché la idea jajaja

pd 2: ¿Quién es Feliciano? Pues lean y sabrán xD

CAPITULO ESPECIAL IV: Feliciano.

Lo odio, lo detesto, lo único que quiero en este mundo es que desaparezca, ¿por qué? Pues porque me ha quitado todo lo que deseo en este mundo. ¿Qué quién soy? Pues solo tengo una respuesta para ti, ¿qué te importa?

Está bien, he visto algo de desconcierto en tu mirada, solo por ello te explicaré quién soy. Me llamo Feliciano Alegría, asisto a la escuela Fernández de Castro y tengo dieciséis años, y no, no soy compañero de clase de Martín. Tal vez si preguntaran por mi nadie sabría ubicarme, ¿por qué? Debido a que un imbécil en mi infancia me apodó como Tristeciano Penuria. Reconozco que no soy la persona más alegre de este mundo, pero el tener aquel nombre y ser como soy, es una dicotomía tan grande que todos se burlan por ello.

¿Algún día he estado feliz? Pues para ser sincero, creo que la única vez que sonreí fue cuando mi madre dio a luz a mi medio hermano, ¿la razón? Mi padre es rubio, pero su hijo menor resultó ser afrodescendiente. Entenderán que le fue infiel quien sabe con quién, todo le había resultado a la perfección, nadie sospechaba, hasta que el parto la delató. Desde ese momento adoro a mi pequeño hermano, porque me ha dado una razón para remedar a mi madre. Llegué tarde a casa, pues bien, yo no tuve un idilio con otro hombre… te saqué dinero de la cartera, pues bien, yo no trato de encajarle un hijo que no es de él a mi padre… le agarré el trasero el vecino karateca, pues bien, yo no me acuesto con cualquiera estando casada… Bueno, quizás eso lo haga más adelante.

Por si no lo notaron, soy homosexual, y no cualquiera, sino que el más pervertido que hayan podido conocer. Mi celular está repleto de fotografías de los chicos más guapos que pasan cerca… bueno, para ser sincero, creo que ninguna enfoca su rostro, más bien son unas fotografías más cercanas, más íntimas….  Y cuando tengo oportunidad, en algún bus repleto o haciendo alguna fila, mis manos cobran vida propia y, solo por cuestiones científicas, toco una, dos, mínimo siete veces un buen trasero de algún chico guapísimo, pero sólo porque quiero corroborar mi hipótesis… A mayor grado de belleza, las nalgas suelen ser más blandas. Los resultados han sido dispares, creo que todavía debo experimentar más… ¡¡Todo sea por el progreso científico!!

Ah verdad, estaba haciendo mi otra rutina preferida: Odiar. No hay persona que deteste más en este universo que a Martín Arístegui. Este sentimiento lo he guardado desde que tengo uso de razón, su pelito liso, sus ojitos verdes, su piel pálida, su carita de niño bueno, su cuerpo delgadito, todo… todo lo odio. Me gustaría encontrarme con él una noche oscura, tomar un cuchillo afilado y cortarle primero sus labios, luego cercenar sus brazos, cortarle las piernas, quitarle sus ojitos y… y… me acuerdo que me da miedo la sangre y todo mi plan se viene abajo.

Él es tan perfecto y yo tan promedio tirado a bajo la línea de la humanidad. Mi cabello es una mezcla entre paja y alambres oxidados, creo que algún día le vi un brillo un tanto castaño, pero creo que ya lo perdí. ¿El color de mi piel? Bueno depende, mis mejillas siempre están rosadas, pero mi frente es muy pálida, todo lo contrario a mis brazos que están sumamente tostados. Una vez quise verme el trasero y resultó ser que es muy pálido, como si me lo hubiera pintado de blanco. ¿Qué? ¿Acaso nunca se han visto las nalgas con un espejo? Y eso me recuerda que no he hablado de mis ojos, son dos cositas pequeñas que apenas se pueden ver tras los enormes anteojos que ocupo y sin los cuales no podría ver ni siquiera las teclas grandotas de este computador. ¡Mierda! Acabo de hacer el intento y tenía razón, pensé que estaba agrandando el problema, pero realmente no veo carajo sin ellos. (A todo esto, ¿qué es carajo? Siempre lo escucho en la tele y ni sé qué significa, pero suena bonito, si tengo algún día algo parecido a un hijo le colocaré Carajo y pobre que me alegue por el nombre… que mis padres me pusieron uno peor). Mi nariz no es grande, pero es ancha, así como cerdito. Me encantan esas criaturas, viven en su inmundicia y aun así son felices, ¿por qué los humanos no aprendemos de ellos? Son mi modelo a seguir. ¿De qué estaba hablando? Ah verdad, de mi cuerpo. Y por último mi físico, que de escultural no tiene nada, a menos que encuentren bonito tener las piernas flacas y el trasero gordo, eso sí es un calvario, el no poder comprar pantalones que me queden, porque o no me entran las nalgas o mis pies quedan a mitad de camino de la prenda.

¿Cómo me visto? Pues yo no lo hago, el destino lo hace por mí. Encuentro alguna prenda en el suelo de mi pieza y la ocupo, ¿la compré? Ya ni me acuerdo, pero cubre mi cuerpo y eso es lo importante. ¿Cómo me peino? Tampoco lo hago yo, ese es el trabajo del viento. ¿Cómo me baño? Para mi desgracia eso si lo hago yo, porque de contrario me sentiría sucio y eso no es algo que me guste, no todos los días por lo menos.

Se darán cuenta que soy algo disperso, trato de enfocarme en algún asunto y no puedo, trataría de disculparme, pero como nunca lo he hecho, ustedes no serán los primeros ¿qué se creen?

Bien, volvamos a lo que nos tiene reunidos aquí, a mi historia… porque es mía, no de aquel tarado de Arístegui. Ese tipo no lo soporto, no desde que aquel ángel está enamorado de él, el muchacho más hermoso, servicial, educado y caballero que he visto en mi vida. Solíamos ser compañeros de curso y yo lo veía todos los días desde mi puesto, contemplaba su paciencia al escuchar los profesores, como el sol llegaba a su piel y la irradiaba, brillando como si se tratara de un tesoro. Una vez caminaba por el patio y él piso un papel que yo había botado sin querer al suelo, aquel ha sido la ocasión que he estado más cerca de mi amado, aún conservo aquella basura con la marca de su zapato impresa, es mi más preciada pertenencia. ¿De quién hablo? No se hagan los tontos, que ya todos se percataron que estoy hablando de Felipe Fernández de Castro. ¿Ah que no se habían dado cuenta? Pues que bobos son.

Cuando ingresé a primer año, entré a la sala y lo primero que vi fue a un pequeñito de ojos azules, muy bien sentado en su pupitre, esperando a que llegara la profesora. Hablaba muy bien para tener apenas seis años y sus modales siempre fueron delicados. No de la manera imbécil de Martín, sino que siempre conservando su varonilidad, a no esperen, se dice virilidad, ¿o no? Ya da igual si de todos modos entendieron. Desde aquella primera impresión quedé flechado por sus encantos. Jamás me ha interesado nadie de aquella manera, ya van diez años amándolo en secreto y ni por un segundo me he arrepentido de ello.

Como no tengo amigos, los recreos siempre los tengo libres para vigilarlo desde las sombras, todos los días me escondo tras unos basureros mientras él conversa con sus amigos. El olor es lo de menos, porque tengo la más bella de las imágenes. En esta rutina pude percatarme que él también observaba, aunque disimuladamente, a otra persona. Siempre era el mismo estúpido de ojos verdes, aquel escuálido que tenía la pose de no matar una mosca, cuando yo siempre supe que era un pervertido en potencia, eso yo lo diviso desde lejos. En fin, cuando lo supe me quise morir, yo que prefería que se hiciera sacerdote antes que le gustara otra persona, que en un accidente perdiera el pene antes que se interesara en alguien, pero supongo que era obvio que en algún momento debía suceder. Me resigné al darme cuenta que era tímido y que no se le acercaba, que era un amor platónico y que no tendría la desdicha todavía de verle un novio.

Pasaron años en que yo le vigilaba, Felipe espiaba a Martín y luego de aquella fiesta, también me enteré que Arístegui observaba a Mateo. ¿Qué loco no? Todos viendo en secreto a quien amábamos y ninguno se atrevía a hablarles, que grupo de gallinas éramos. A ver esperen, mi amado se le declaró a aquel estúpido, ese tonto a Mateo, y yo sigo en las sombras ¿soy el único miedoso que queda? Pues que lastimera es mi existencia, pero pobre de ustedes que sientan pena por mi causa, porque yo solo puedo provocar dos tipos de sentimientos: odio extremo o un deseo sexual irresistible, ustedes eligen.

Todo era normal hasta el día en que presencié cómo Felipe se le declaraba a Martín, en ese momento mi corazón se partió en mil pedazos, porque todos mis miedos se estaban convirtiendo en realidad. –Te pido perdón por lo mismo, no sé qué me ha ocurrido, quizás en la euforia del triunfo me dejé llevar por mis instintos y me terminé declarando. Te amo y no quiero ocultártelo, pero sé que ahora no es el mejor momento… Quiero que recuerdes que pase lo que pase, todo lo que haga para ayudarte es debido al profundo amor que siento por ti, no lo olvides nunca, porque no quiero que te confundas.- Es lo que mi Felipe le dijo a ese tarado. Estaba sumamente feliz luego de saber que mi amado se había convertido en el nuevo presidente del centro de alumnos y por ello le seguía a todos lados, solo con la intención de deleitarme con su sonrisa, con el brillo flamante de sus ojos tras tanta alegría, pero claro, Arístegui tenía que arruinar todo. Ambos estaban hablando, cuando de repente el chico de ojos azules se le declara, le besa e inmediatamente después comienza una gresca con Rodrigo, ya que ambos estaban interesados en el de orbes verdes. ¡¡Suertudo!! Dos chicos extremadamente guapos detrás de él, pero siempre siguió haciéndose la víctima… No puedo creer que algunos tienen tanto y otros tenemos tan poquito, ni siquiera un besito por misericordia me han regalado. ¿Qué te sucede conmigo mundo? ¿Te atreverás a dejarme morir virgen?

En fin, los días que después vinieron fueron horribles porque los vi besarse, aquella imagen no podré borrarla nunca de mi mente. Reconozco que sentía un poco de lástima por Martín, por todo lo que tuvo que sufrir en manos de Iris y del propio Mateo. Una vez me topé con él en el baño y pude ver claramente sus ojos irritados, prueba inequívoca de lo mucho que había llorado. Siempre estuvo enamorado de García, luego en la fiesta me enteré de todo lo que hizo por él, escondido en las sombras del anonimato, de la misma forma en que yo perseguía a Felipe. ¿No somos tan distintos no? Traté de eliminar de mi corazón el odio hacia él, estaba a punto de hacerlo… pero… ¡¡Él tuvo la culpa!! Se le ocurrió regresar al colegio totalmente cambiado, mucho más seguro de sí mismo, hasta el punto de teñir su cabello de celeste. Se veía tan atractivo, tan guapo con su nueva forma de ser, que no pude contenerme y volví a crear aquella envidia irreversible en mi pecho. Recuerden siempre esto, porque lo intenté, tan sólo que él no me deja tenerle simpatía.

Arístegui terminó eligiendo a Rodrigo y mi pobre Felipe quedó solo, eso sí fue doloroso, porque lo que mi querido caballero sufre, es penuria para mí también. Pero no, el muy suelto se le ocurrió terminar con el alemán y ahora regresar con Mateo, volviendo a rechazar a mi pequeño azucarado. ¿Quién se cree para rechazarlo dos veces? Y por si no fuera poco, resulta que ahora son como hermanastros, de hecho duermen en la misma pieza. Tan solo pensar en ello hace que mi sangre hierva por el coraje, si fuera él ya lo hubiera violado mínimo mil veces… al día, pero no… el muy desgraciado se le ocurre rechazarlo. Algún día lo tendré frente a mí, lo miraré con coraje, empuñaré mi mano para golpear su estúpido rostro y…. pasaré como si nada hubiese sucedido por su lado, porque me da mucha vergüenza reconocer que amo a Felipe y que lo he hecho por tanto tiempo a escondidas.

Por fin ha terminado la clase de química, ¿de qué habló la profesora? Pues no tengo ni la más mínima idea, porque la pasé redactando esto, así que ya saben si mi calificaciones son malas será meramente su culpa, ustedes tendrán que calmar a mi madre cuando quiera golpearme por mis notas… a no esperen… se me había olvidado que puedo chantajearla con mi hermano, ¡Adoro a aquel pequeño!

¡Se ve tan guapo hoy! Está con su grupo de amigos en aquella banca. Me escondo detrás de los basureros para contemplarlo mejor. Se ve radiante, tal parece que ya ha superado el noviazgo de Martín con García. Estuvo muchas semanas triste por ello, me alegro que esté saliendo de aquel abismo. -¿Ves al chico de allá? Pues es ese el presidente del centro de alumnos, pero no creo que te sirva de mucho saberlo, en un mes más se irá de intercambio a Australia y deberá dejar su puesto.- Unas muchachas se acercan a botar unos papeles y las escucho conversar. ¿Cómo que Felipe se irá al extranjero? ¡Eso no puede ser cierto! No puede dejarme, ¿Cómo lo espiaré ahora? Google Street View todavía no me deja hacerlo… ¡¡¡¡No!!!! Estoy totalmente perdido.

-¡Tristeciano!- Me dice en tono burlón uno de mis desagradables compañeros, está frente a mí, mirándome con aquella risa estúpida que suele poseer cada vez que quiere reírse de mi desgracia. Lo veo con desagrado, ¿cómo se atreve a molestarme luego de saber aquella noticia tan fatídica? Mi corazón está destruido y ya nada me importa. -¿Tienes dinero? Dame un poco, es que ya gasté el mío...- Nuevamente quiere robarme. –Claro, aquí tienes…- Le digo e inmediatamente después le veo en el suelo mientras su nariz comienza a sangrar. ¿Dinero quería? Un puñetazo bien dado es lo que se merece. Luego sigo caminando como si nada hubiese sucedido. ¿Molestarme? ¿No se ha enterado que soy bueno para golpear? Pues por tonto le sucede.

Llego a casa y no encuentro a nadie. Creo que nunca me había sentido tan mal, el amor de mi vida se marcha al otro lado del mundo y ya no podré verle más. Si se va de intercambio justo el último año de la enseñanza, significa que regresará para poder ingresar a la universidad y yo… y yo… aunque quisiera mi cerebro no me  ayudará a estudiar allí. Sé que mi padre guarda unas botellas de alcohol en una cajita roja debajo de la cama, así que hasta allá me dirijo para ahogar mis penas en el trago.

¡Qué cosa más asquerosa! Yo pensé que esos tragos eran dulces, porque lo toman con tanto ahínco los adultos, pero ahora que los pruebo saben a remedio para la tos. En fin, como hacía mi madre al intentar darme los jarabes, me tapo la nariz y sigo tomando alcohol, espero embriagarme pronto, quiero olvidar a aquel hombre, ¡Mal varón!

La calle está hecha de azúcar y no me había dado cuenta… A ver… probemos… ¡Qué asco, sabe a caca de perro!... ¡Miren! Un tiranosaurio rex volando en el cielo ocre, ¡¡Hola pajarito!!... Que tierna la vaca nadadora… -¡¡Usted!! Deténgase… ¿Sabe dónde vive… donde vive… qué hora es?- Mierda se me olvidó qué tenía que preguntarle a la señora de pecho grande, ¡pero que senos más enormes! Y a mí que mi mamá no me dio pecho cuando chico, ¡¡Mala madre!! -¿Qué? ¿Nunca ha visto a un gay borracho? ¡¡Pues aprécieme bien!! Total es gratis…- Aquel caballero me miraba muy feo, tenía que responderle… ¿Quién se cree?

¡Wow! ¿Y cómo llegué hasta la casa de Felipe? Pues ni modo, tengo que aprovechar. -¡¡Felipe sal!! ¡¡No espera… no es que quiera sal, es que quiero que salgas… eso, sal!!- Grito a más no poder frente a la fachada del hogar que también es de Martín. Al rato veo como el muchacho de ojos azules aparece, le veo tan bello como siempre y en ese momento me doy cuenta que tengo que pegarle… mierda no, vengo a declararle mi amor… eso… que quiero tener sexo… o sea no, pero si él se ofrece…. Sería mejor. -¡Tú! ¿Cómo que te vas a Australia?... ¿Acaso no te importa que esté enamorado de ti desde que tengo seis años? ¿Ah? ¿Cómo puedes ser tan insensible?.... ¡¡Felipe!! ¡¡Te amo!!...- Mi cabeza está mareada, deben ser los nervios… verdad que estoy ebrio, debe ser eso. Veo como mi amado se tambalea para venir hacia mí y no sé como pero caigo en sus brazos, aprovecho y le agarro el trasero… -Disculpa, no era mi intención…- Le digo mientras intento levantarme, aunque no saco mis manos de sus glúteos. Ya que más da, si total estoy borracho, luego me excuso con ello, ahora debo gozar. –Te amo estúpido y no puedo vivir sin ti… no te vayas a Australia o sino moriré…- Es lo último que digo antes de caer al suelo, o eso creo que sucede, porque todo el mundo se viene abajo y no recuerdo más.

Mi cabeza, mi pobre cabeza. Abro los ojos y me percato que estoy en un lugar desconocido. Trato de levantarme y recién en ese momento descubro que es una pieza. Al otro lado hay otra cama, pero nadie está aquí, me encuentro solo. ¿Qué ha sucedido? ¿Dónde estoy? Me asusto cuando veo abrirse la puerta y mucho más cuando veo aquel rostro. -¿Te encuentras mejor? ¿Ya se te ha ido la borrachera?- Es lo que naturalmente me pregunta Felipe. ¡¡¡Mierda!!! No fue un sueño, realmente fui hasta su casa y me declaré, de hecho ahora estoy dentro. ¿Qué digo? ¡¡Qué vergüenza!! –Sí, gracias… me encuentro mucho mejor…- Mi rostro debe estar más rojo de lo normal, no sé cómo enfrentarlo ahora luego de tan humillante situación. No puedo creer que esta sea la primera vez que me dirija la palabra, que lo primero que me pregunte sea si ya no estoy ebrio.

Se sienta a mi lado y me entrega una taza de café. La recibo muy complacido y durante cinco minutos me concentro en beberme el brebaje, un regalo proveniente de aquel dulce ángel. –Sabes que estoy enamorado de Martín ¿verdad?... A quien engaño, todo el colegio lo sabe. Pues resulta ser que no me ha sido fácil aceptar que el amor de su vida no soy yo, sino que Mateo. Pensé que sería sencillo, pero ya no aguanto más… por ello he decidido retirarme, irme lo más lejos posible y así acepté el intercambio.- Me dice sin previo aviso, tan sereno como de costumbre y con mucha confianza, como si fuera uno más de sus amigos y no un total desconocido. -Tú eres Feliciano Alegría ¿verdad? Fuimos compañeros de curso hasta el año pasado, lo recuerdo bien… eres un buen chico, aunque un tanto malhumorado y retraído.- ¡¡Me conoce!! ¡¡Pronunció mi nombre!! Este es el mejor día de mi existencia. –Jamás imaginé que estuvieras enamorado de alguien como yo, ni mucho menos desde que eras tan pequeño… Mientras dormías me puse a pensar y llegue a la conclusión que hemos vivido las mismas penurias, ambos enamorados en secreto una vida entera, de personas que quizás jamás vayan a sentir algo por nosotros… No puedo ofrecerte nada, no puedo dejar de amar a Martín, mucho menos sabiendo que siempre estará en mi vida ya que pertenecemos a la misma familia… pero si puedo ofrecerte mi más sincera amistad… Mañana viajo a Sídney y estaré todo un año estudiando allí, sé que es lo mejor que puedo hacer, necesito un tiempo para mí, para reflexionar y madurar… Si no te molesta, podemos intercambiar e mails, comenzar una amistad por internet… Me gustaría ofrecerte más, pero no puedo engañarte.- Le quedo mirando por largo rato, y es que mi cerebro se ha detenido por completo.

Camino a casa con un papelito en mi mano, el más hermoso e importante en mi vida, porque en él está escrito el correo de mi amado Felipe. Cada una de las palabras que me dirigió, mirándome detenidamente a los ojos, las guardaré como mi más preciado tesoro, junto a la basura que pisó hace algunos años. No puedo creer que sea tan adorablemente genial, me ha ofrecido su amistad y eso es mucho más de lo que yo pudiera esperar. Jamás imaginé que me daría esta oportunidad, y por ello no la desaprovecharé, me convertiré en el mejor de sus amigos, lo prometo… Le enviaré un correo todos los días, haré dieta y bajaré de peso, me comenzaré a lavar el cabello y los dientes, iré a un dermatólogo, al oftalmólogo, al cirujano plástico si es necesario, pero prometo que cuando mi amado regrese al país, se encontrará con el más hermoso de sus amigos… ¡Es una promesa! Ya verán, aquel hombre será mío, aquel será el padre de nuestros hijos y no le seré infiel nunca… jamás… por lo menos los siete primeros años… luego he escuchado que sucede eso de la comezón del séptimo año y no sé qué, pero si Marilyn Monroe protagonizó esa película, por Alá que debe ser verdad.

Notas finales:

Gracias por leer!!!

Adiosin!!!


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