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El Chico Perfecto por jotaceh

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Notas del capitulo:

Hola a todos!!!

Espero que estén muy bien *-*

 

Gracias por seguir mi historia y espero que el capítulo que les dejo a continuación sea de su agrado.

Debo confesar que me costó hacerlo, en cierta forma porque puede haber cierta similitud a algo que yo vivi hace un par de años... Cuando ya eres adulto lo ves lejano y tal vez inofensivo, pero ciertas palabras pueden destruir tu confianza cuando eres apenas un niño... 

En fin, aquí les dejo nuestro octavo capitulo...

CAPITULO VIII: Un juego cruel.

–No te quedes con Rodrigo, él no te merece… Soy yo el único que te puede hacer feliz.-

Veo los ojos de Mateo detenidamente. He quedado perplejo tras sus palabras y aun no puedo pensar en cómo responderle. Yo siempre he sabido que él es el amor de mi vida, pero que me lo diga él es una sorpresa. Eso quiere decir que si recuerda nuestro pasado juntos y que quizás por todo lo que ha tenido que sufrir desde que nos separamos no se había acercado. Me ha hecho la persona más feliz de este mundo, creo que ahora si volveré a creer en el destino, porque ambos nacimos para estar juntos. –Claro que tú puedes hacerme feliz. Te prometo que Rodrigo jamás me ha interesado, eres tú a quien siempre he amado.- Mi boca se mueve por cuenta propia, fueron tantos los años imaginando este momento, que ahora no puedo controlarme. Quiero volar por los cielos y contarle a todo el mundo lo mucho que amo a este hombre. -¿Siempre has estado enamorado de mí? ¿Siempre?- Percibo cierto dejo de incredulidad en su voz, pero intento no pensar mucho en esto, nada arruinará esta mágica escena. –Claro, como no te voy a amar después que tú… ¿acaso no recuerdas cuando éramos unos niños?- No puede ser, pensé que él también sabía a lo que me refiero, pero sus palabras son claras y su mirar también, para él no existe aquel pequeño rollizo que era casi su hermano cuando apenas teníamos cinco años. Entonces esta declaración de amor ¿qué significa? ¿Se enamoró de mi ahora? Debe ser eso, no me ama por sus recuerdos sino que por el Martín que ahora represento. Eso no cambia en nada nuestro futuro, nos amaremos con intensidad y pasión. –Espérame aquí mismo tras salir de clases, te daré una gran sorpresa.- Es todo lo que dice antes de llevar el pulgar a sus labios, untarlo con aquel manjar que es su saliva, y luego refregar el dedo en mi propia boca. Aquel es el primer beso que me da sabiendo que soy yo, así lo creo y así lo recordaré por la eternidad.

Las clases antes de almuerzo son las más bellas de mi existencia, todo parece de color rosa y mi futuro ya no es una maraña de soledad, sino que de felicidad al lado del hombre de mi vida. Veo reiteradamente hacia el rincón donde él se sienta, me deleito mirando la forma en que mueve su cabeza cada vez que no entiende lo que explica la profesora, cómo sonríe al escuchar una de las tantas bromas que dice al aire Ricardo, el payaso del curso, la forma en que casi se derrite cuando a la maestra se le cae uno de los libros y debe recogerlo, mostrando toda su anatomía trasera. Lo sé, está viendo el enorme trasero de la treintona, pero qué más da, no soy celoso y me da igual que vea ese tipo de cosas, total lo único que sucede en su cuerpo es una… ¿erección? Me refriego los ojos para ver si no es una alucinación, pero tras esto sigo viéndolo. Debajo de su pantalón se irgue imponente su cosita, solo por ver a la vieja trasero de marrano… ¡Que rabia! ¿Qué tiene ella que no tenga yo?... Bueno, es evidente, pero de todos modos no puedo soportar la idea que él cree toda una película pornográfica en su mente con la profesora.

Durante el almuerzo me relajo un poco, intento olvidar el incidente con aquella reacción física de mi futuro esposo. Sí, está decidido, la sorpresa de la cual me habló es que me pedirá matrimonio, de eso estoy seguro. Como junto a mi mejor amiga, y quien obvio será mi madrina de bodas, a ella le cuento lo sucedido con mi amado y la reacción en su rostro lo explica todo, incredulidad. –No… no… no puede ser… es imposible… Martín, debe ser una broma… Él nunca antes te había visto ¿y ahora está enamorado de ti? Es imposible, debe ser una trampa.- Es todo lo que me responde. De cierta forma la entiendo, para mí también fue difícil entender que no era un sueño, pero tiene que enfrentar la realidad y acostumbrarse a que desde ahora seré el novio del chico más popular del colegio.

-¿Me puedo sentar aquí… amor?- Mientras intentaba convencer a Iris, escucho la voz de Mateo justo a mi espalda. Esta es la prueba que mi amiga necesitaba para entender que no mentía. Mi niño bonito se sienta a mi lado y almorzamos juntos, o mejor dicho, el ingiere alimentos mientras yo lo observo placenteramente, es la vista más bella que podría pedir. –Disculpen, pero esto me da asco, así es que me retiro…- A mi amiga nunca le ha gustado mucho la idea de verme con este chico, por lo que se retira un tanto enfadada. Si no es capaz de alegrarse por mi felicidad ¿cómo se hace llamar mi amiga? Comienzo a enojarme con su actitud, sino cambia creo que tendré que replantearme nuestra amistad.

Todos nos observan con espanto, al parecer nadie se lo esperaba. Comen mientras nos observan y a muchos se les caen los alimentos de sus bocas por no poder cerrarlas ante tal conmoción. A mí no me importa ahora que me observen, al lado de Mateo soy fuerte y capaz de enfrentar aquellos miedos que me paralizan. Todo era perfecto hasta que él apareció. –E hiciste lo que querías, ¿ahora estás contento? Creo que tuve que pegarte más fuerte para que desistieras de esta estupidez…. Y tú, Martín, ¿no te das cuenta que todo esto es una farsa, que lo hace para demostrarme que él es superior?- Rodrigo ingresa al casino furibundo, se dirige directamente a nuestra mesa y nos increpa. Veo su rostro tenso y sus puños contraídos, creo que en cualquier momento le vuelve a pegar a mi amado. Esperen, ¿debo entender que la pelea que vi esta mañana fue por mi culpa? ¿Estaban peleando por mi amor? ¡Que romántico! Digo, que tonto es este rubio, es obvio que siempre ganará su mejor amigo. –No le hagas caso amor, está celoso porque tú me elegiste.- Mateo increpa al que al parecer es su ex mejor amigo, y al terminar estas palabras posa su brazo sobre mi hombro, abrazándome fuertemente, como si estuviese marcando su propiedad. –Es mucho descaro de tu parte. ¡Anda! Bésalo, quiero ver que lo hagas, eso si es que puedes. Te conozco y sé que te dará… Olvídenlo, espero que sean muy felices juntos y que Martín no lloré mucho mañana, cuando este imbécil se termine de burlar de él.- Tras gritar estas mentiras, se marcha iracundo, casi puedo ver los rayos en su cabeza. Seguimos abrazados y yo espero que me bese, debería hacerlo ahora que todos saben que somos pareja. Espero un minuto, luego son dos, tres y jamás llega. –No quiero besarte aun porque creo que vamos muy deprisa. Te amo y quiero que esto resulte.- Es lo que me dice antes de levantarse e irse con su grupo de amigos. Yo no le pregunté nada, él simplemente presintió que estaba esperando que uniéramos nuestros labios.

-¿Que quiere ir lento y por eso no te besa? Que estupidez más grande, si siempre lo primero que ha hecho es meter su lengua hasta la garganta de sus novias y ambos sabemos qué es lo que luego hace. Él jamás ha ido lento con nadie y no creo que ahora tú seas una excepción.- Iris está indignada cuando le comentó lo sucedido en el almuerzo. Yo no le encuentro lo raro, porque si en realidad me ama, obviamente yo seré una excepción. Si quiere ir lento en nuestra relación, pues bien, yo acepto su decisión e intentaré no apresurarme en nada.

Caminando con mi amiga por el patio escucho los rumores que andan rondando por ahí. Algunos dicen que soy un casanova, que solo aparento ser un chico tímido, pero que en realidad ya he mantenido noviazgos secretos con Rodrigo, Felipe y Mateo; otros van más lejos inventando que en realidad estaba con los tres al mismo tiempo, pero que terminé eligiendo a este último. Seguimos caminando y me entero que hay otro grupo que platica sobre un supuesto plan de mi amado muñequito, que consiste en enamorarme para burlarse de su antiguo amigo y de su más acérrimo rival, concluyen que Mateo es malo y sólo me está utilizando. –No ves que no soy la única que así lo piensa.- Es todo lo que escucho de la boca de Iris antes de ingresar a la sala. No puedo creer que haya tanta gente malintencionada, que inventa estupideces. Por eso no me gusta llamar la atención, pero me sacrificaré por el amor de mi vida.

Como él me lo pidió, al salir de clases voy hasta nuestro rincón especial. Lo espero un par de minutos hasta que lo veo llegar con un enorme ramo de rosas blancas. Son hermosas y me las regala arrodillándose ante mí, todo es perfecto. –Una rosa para una belleza, mil rosas para una hermosura.- Es lo que dice cuando me las entrega. Las huelo y siento que aquel es el olor de la felicidad, del paraíso en el cual ahora me encuentro. Estamos un rato abrazados en una banca cercana, no hablamos ni tampoco nos besamos, aunque muero de ganas de probar nuevamente sus labios. Creo que pasa media hora cuando él rompe el silencio. –No quiero que me malinterpretes, pero quiero que deshagas las ilusiones de todos aquellos que creen poder tener una oportunidad contigo. Me refiero especialmente a Felipe.- No sé a qué se refiere con todo esto, por eso le pregunto qué se supone que debo hacer. Todo suena como aquellos rumores sobre su intención de destruir a su más acérrimo enemigo, pero no es posible, lo más probable es que esté celoso. –Cuando te defendió de Rodrigo, me di cuenta que está interesado en ti. Es obvio, porque al verte besándote con otro, sintió tanta rabia por no ser él quien sintiera tus labios. Ahora tú estás conmigo y quiero que le dejes en claro que no estás interesado en él, ¿entiendes?- Si supiera la verdad sobre mi relación con el nieto de la directora, no me pediría este tipo de cosas. No tengo otra opción que aceptar y prometerle que mañana mismo hablaré con Felipe.

Pensé que Mateo me iría a dejar a mi casa, o que incluso me invitaría a las canchas para que lo viera jugar, pero en vez de eso me encuentro caminando solo hasta mi hogar. En fin, él quiere que nuestra relación se desarrolle en calma, así que lo respeto. No puedo dejar de pensar en la petición que me hizo. A estas alturas el nieto de la directora sabe que tengo una relación con él y debe estar planeando la forma de contarle a mi amado todo lo que sabe. Me dio un ultimátum, que debía dejar de ayudarle en secreto, pero en vez de eso ahora me convierto en su novio. ¿Cómo le voy a decir lo que Mateo me pidió si es que está enfadado? Sufro el fuerte riesgo de provocar un desastre, que todos se enteren de mi verdad y que por eso, mi amado decida poner término a esta relación tan hermosa. Antes de llegar a mi casa ya tengo una solución para este embrollo, si es inminente que Felipe cuente mi secreto, pues bien, tengo que adelantarme y ser yo quien le confiese todo a mi niño hermoso.

Paso la noche en vela ideando cada palabra que he de decirle a Mateo. Jamás imaginé que llegaría el momento de comentarle todo lo que he hecho por él. ¿Podrá entender que todo fue por amor? ¿O se espantará con la idea? Tengo tanto pavor de asustarlo y no volver a verle jamás, ahora que lo tengo tan cerca no deseo perderlo. La luna viaja a través de todo el firmamento mientras yo sigo pensando en la mejor forma de confesar mi secreto. Llego a la conclusión que debo citarlo en un lugar tranquilo, donde no transite mucha gente, es decir, el parque. Debo relajarlo primero y luego comenzar a decirle todo lo que he hecho lentamente, sin apuros y explicando bien cada detalle, para que así la sorpresa no sea tan fuerte. Lo último que quiero es hacerle un daño, saber de repente que todo lo que ha logrado no ha sido gracias a su esfuerzo, podría destruir su autoestima y terminar… como yo.

Veo aparecer los primeros rayos del sol y me doy cuenta que debo iniciar esta jornada, una que marcará mi futuro. La mañana transcurre tranquila y cuando llega la hora de almuerzo es tiempo de buscar a Felipe y contarle lo que haré, no sea que él tenga la misma idea que yo y vaya a contarle mi secreto a Mateo. –Suerte, espero que no sufras mucho cuando te des cuenta que Mateo no vale la pena.- Es la forma que tiene Iris de desearme éxito, y a la vez de desquitarse conmigo por dejarla comiendo sola. La dejo atrás y me hago a la idea de buscar al nieto de la directora. Camino hasta su sala y para mi fortuna él todavía no la abandonaba. Un tanto tímido lo llamo para que salga a hablar conmigo. Todos sus compañeros me observan con extrañeza, esto no hace más que avivar los rumores que comenzaron a nacer ayer.

Lo llevo a caminar debajo de los árboles que embellecen el patio del colegio. Al principio él no entiende la razón de aquella platica, pero al final me armo de valor y le cuento lo que haré. –Como me diste un ultimátum para dejar de ayudar a Mateo, y ahora que soy su novio, decidí contarle toda la verdad. Por eso te pido que no te adelantes y dejes que yo solucione todo, te lo pido encarecidamente.- Intento apelar a sus emociones, lo miro detenidamente a los ojos contemplando cada una de sus reacciones. Veo incredulidad en un inicio, pero al final termina ganando la resignación. –Como quieras… De todos modos no tenía pensando contárselo a nadie. Desde que supe que comenzaste una relación con él me di por vencido. A veces las personas necesitan sufrir para poder percatarse de la verdad y si tú eres una de ellas, tendré que dejar que te hagas daño.- Noto en sus palabras tanto desilusión como enfado. Tal parece que sus ganas de ayudar al necesitado han sucumbido ante mi imperiosa necesidad de amar a Mateo.

Seguimos caminando en silencio por un rato, hasta que una idea gana espacio en mi mente. –Él me dijo además que debía aclarar las cosas contigo. Cree que estás interesado en mí y que por eso me defendiste de Rodrigo el otro día. Sé que es una locura y que no sientes eso, pero de todos modos quiero preguntarte la razón de aquel actuar. ¿Por qué me protegiste si no somos amigos? Todos saben que eres alguien pacifico, pero aun así golpeaste al alemán. No sé qué pensar sobre ti…- Expreso todas las dudas que tengo, no quiero dejar ningún cabo suelto en mi extraña relación con este chico. Ahora que contaré la verdad, no hay nada que me una a Felipe, así es que después de esta conversación volveremos a ser dos extraños, sin nada en común. Lo veo nervioso, pensando en cómo responder a mi pregunta. Primero pronuncia ciertas sílabas inconexas, palabras sin sentido, hasta que al final aclara la garganta y comienza con su parlamento. –Acaso, ¿no crees que me pueda sentir atraído por ti? ¿Sería muy irracional? ¿Sin ninguna esperanza?- Estas preguntas me sorprenden, ¿quiere decir que es cierto? ¿Le gusto? No soy capaz de seguir pensando en esto, porque el mismo Felipe me interrumpe. –No creo que puedas confesarle toda la verdad a García, así es que he decidido acompañarte. Hoy le contarás tu secreto personalmente, de lo contrario tendré que ser yo quien lo haga.- La vergüenza abandonó rápidamente su rostro para dar cabida a una sonrisa sardónica, como si mi desgracia le produjera agrado. Yo tenía pensando hacerlo después de clases, en un lugar tranquilo, pero ahora deberé hacerlo en este preciso momento, todo por el capricho de este chico.

Caminamos entonces ahora con dirección al rincón donde Mateo siempre se reúne con sus amigos. Cada paso es una tortura, el solo pensar que me puede rechazar como a una vil cucaracha me hace preferir la muerte antes que confesarle la verdad. Cuando llegamos al final del edificio sur del colegio me detengo en seco, al salir de este lugar me encontraré frente a frente con mi amado. Trago un poco de saliva y observo a Felipe, quien todavía tiene aquella detestable sonrisa en su rostro. –Vamos, es la hora de tu gran aparición.- Es lo que me dice mientras yo me muero de miedo. ¿Dónde estás Iris? Necesito a alguien en este momento para abrazar. Como no me muevo, el nieto de la directora toma la iniciativa y camina hasta casi salir del edificio, está a punto de hacerlo cuando se detiene abruptamente. Ha escuchado algo, y debe ser muy importante porque su cara pierde todo color en segundos. Cuando intento averiguar qué le ha sucedido, reacciona alterado y me detiene tomándome fuertemente por los brazos. Me mira un tanto impresionado aun por algo que desconozco. –Es mejor que dejes tu confesión para otro día. Te prometo que yo no le diré a nadie lo que sé. Ahora solo vámonos.- No entiendo nada, él era el más entusiasmado con la declaración y de la nada se ha arrepentido. No pasé toda la noche en vela para ahora irme sin lograr mi cometido. Me suelto de su agarre y camino decidido, saldré de este lugar y le diré todo a Mateo. Cuando ya estoy fuera me percato que mi amado y sus amigos están a unos cuantos pasos de mí, asustado decido retroceder y esconderme detrás del muro. Me han encontrado por sorpresa, pensé que no estarían tan cerca. Al parecer no me han visto, porque siguen con su conversación de forma normal. De vez en cuando escucho carcajadas, así es que me hago a la tarea de agudizar mi oído, quiero enterarme de qué se ríen tanto.

-¿Cómo no se da cuenta que lo estoy utilizando? Lo único que quiero es demostrarle una vez más a ese inútil de Rodrigo que soy mejor que él y que todo lo que quiere, yo lo puedo conseguir… Lo peor es que Martín me dijo que me amaba desde siempre, hubiesen visto su rostro… es tan patético. Cree que alguien tan impresionante como yo se puede fijar en él, un muchachito escuálido y sin sentido, pero por sobre todo es un hombre, ¿acaso me vio cara de gay?... Quizás el maricón de Rodrigo puede interesarse en él o el afeminado de Felipe, pero ¿un macho como yo? Jamás me interesarán los hombres y menos uno tan asqueroso como él… Y no han escuchado la mejor parte, porque le mentí diciéndole que quería ir despacio en nuestra relación, cuando en verdad lo que no quiero es tener que besarlo, me repugna la idea de tener que tocar esos labios y sentir su espantoso aliento… o aun peor, tener que llegar a la cama con él, tener que desnudar aquel cuerpo huesudo y hediondo, terminaría vomitando si tuviera que cometer tamaña atrocidad…- La voz de Mateo repleta todo mi ser, siento que cada palabra se graba en mi mente. Repugnancia, asco, espanto… Cada una de ellas me hiere hasta desangrarme lentamente, como un potente veneno que se encarga de matar cada átomo de vida que aún guarda mi cuerpo. Por más que intento, no puedo dejar de escuchar, es como un canto de sirenas que me atrae, pero no con su belleza, sino que con su brutalidad. Mis ojos no soportan más y desatan el vendaval que se ha formado en mi pecho, cada lágrima transita rauda por mi cara, llegando a mi mentón donde se acumulan antes de caer al suelo, muertas, sin vida, como ha quedado mi alma después de tan horrendo acontecimiento.

Las palabras continúan, pero de repente dejo de escucharlas, unas manos presionan mi oídos aislando todo sonido del exterior. No me doy cuenta cuando Felipe se acerca y comienza a impedir que siga con aquel martirio. Lo veo a través de mis vidriosos ojos, su rostro me parece conocido, como aquel que siempre me regala mi padre cuando me consuela. Puedo ver empatía en su mirar, como si hiciera de mi dolor el suyo propio, diviso tristeza en sus facciones. Ver que él me ayuda, sin siquiera ser mi amigo, agravan aún más mi pesar y ya sin poder contener más el llanto, decido abrazarlo. Aprieto tan fuerte mi rostro en su pecho para ahogar aquel espantoso sonido, lo último que quisiera es que aquel grupo se entere de mi presencia. Intento eliminar la pena de mi ser, pero me es imposible. Cuando siento que mis piernas colapsan y que quizás muy pronto no pueda mantenerme en pie, siento los tibios labios de Felipe besar mi frente, con tanta tranquilidad pero a la vez tanto cariño, que por un par de segundos olvídalo la razón de mis lágrimas, aquellas que quizás jamás pueda borrar, porque este ha sido el dolor más grande que jamás he sentido. 

Notas finales:

Gracias por leer y muy pronto les regalaré una historia =) porque el capitulo que viene es una SORPRESA!!! :3


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