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Nuestra Vida en Una Relación por TheSexiestDiva

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Notas del capitulo:

Yeyyy, volvimos y… a tiempo XD. Sí, yo les dije que volvíamos el 14 y no hemos mentido nwn. ¡¡GRACIAS DIOS!! Lo siento, es que ayer me dio una gripe terrible, tanto que me era difícil incluso ver ewe, por eso agradezco poder haber hecho el capi y traerlo a tiempo n_n
Diva: este capi se lo queremos dedicar en especifico a Ferchis Sutcliff. Porqué al cuestionarnos de que iba este tema la idea nació cuando se lo explicábamos XD, así que sin ti el capi no existiría, mil gracias :3. Esperamos lo disfrutes Fersh ^w^

Diva: pues bueno… tema: calor
Y bueno esperamos que les guste, gracias por apoyarnos y leer a este par de locas, que siempre se sentirán dichosas de escuchar lo que tengan que decir de su trabajo n_n
Diva: y pues eso fue todo, al capi, esperamos que lo sigan disfrutando como el demás fic ;D

Bajo Cero

Ese día habían cumplido una misión en un remoto país helado. Podría decirse que todo había ido muy bien, pues habían cumplido satisfactoriamente la misión, pero lo cierto es que las cosas habían sido mucho más complicadas que solo eso. Su misión era una ciudad enorme, rodeada por filosas montañas escarpadas, sus defensas eran formidables y su número de shinobis abrumador. Todo había ido bien, habían asesinado al jounin por el que iban, pero entonces todo se había complicado, empezaba a ser una complicación que Akatsuki comenzara a ganar tanta fama y repudio entre el mundo ninja.

La pequeña pelea se había convertido en una guerra, los dos artistas tuvieron que defenderse por horas, hasta que localizaron un hueco por el cual escapar. Deidara hizo que su dragón volviera a escupir un dragoncito sobré el que escaparon, mientras que el más grande estallaba, cubriendo su huida. Por pura suerte, no los detectaron ni siguieron. Así que relativamente a salvo: se encontraban sobrevolando un bosque de altísimos pinos blancos, muchos kilómetros lejos de esa ciudad. Pero claro que sus problemas aun no terminaban, puesto que Deidara había agotado hasta la última partícula de chakra en su cuerpo.

Fue my rápido y Sasori (dentro de Hiruko) no pudo intervenir. Deidara no le había dicho nada, porque no quería que al articular cualquier escueta palabra su energía se agotara, y Sasori cansado como iba, no logro notar las señalas del cuerpo del menor. Deidara simplemente cayó inconsciente, y sin su chakra el dragón se precipitó al suelo. Sasori apenas reaccionó para saltar lejos del dragón de arcilla. Justo a tiempo para observar como este quebraba la fina capa de hielo de un lago congelado y se hundía en él. Junto con Deidara. Apenas distinguió los mechones rubios hundirse en el agua oscura, en plena noche.

¡¡Deidara!!- gritó, con esa voz rasposa que caracterizaba a Hiruko. Pero no recibió repuesta, al menos pasaron tres segundos en los que espero impaciente, inmóvil sobre el hielo- ¡¡Maldición!!- rugió con histeria, para igualmente lanzarse a las profundidades del lago.

No le era sencillo sumergirse dentro de una marioneta de madera. Y no hablemos de la nula visibilidad ahí abajo. Pero por suerte sentía la leve fuente de chakra del rubio, débil como la llama de una vela que está a punto de extinguirse, como el martilleo del pecho de una avecilla. Solo tuvo que estar lo suficientemente cerca de esa fuente de chakra, para tomarlo con sus hilos y sacarlo de ahí. Pronto ya estaban fuera del agua helada. El pelirrojo salió velozmente de su marioneta y se acercó al cuerpo del otro, para comprobar con cierta desesperación el estado del menor.

Cuando le arrancó la capa, noto como sus manos le temblaban, el ritmo acelerado y arrítmico de su corazón, su respiración que parecía convertirse un una hiperventilación. Pero ni siquiera quiso reparar en ello. Solo sé acerco al rubio, estaba empapado y tan helado, que su piel no debería portar su siempre tono nacarado. Su fino cuerpo temblaba horriblemente. Su corazón parecía martillear locamente como el de un ratón. Su respiración era convulsa y por suerte parecía no haber tragado agua. El marionetista se quedo completamente estático unos cuantos segundos, que se le antojaron como algunas horas. No sabía qué hacer. Por primera vez se sentía como un inútil.

Estaba delante de la única persona que había logrado llegar a su corazón, que había reactivado su bombeo, frágil y torpe, pero había vuelto a sentir, había vuelto a sonreír y amaba a ese desesperante chiquillo. No podía quedarse parado a la mitad de un lago congelado, como una escultura de hielo sin raciocinio. Guardó desesperadamente a Hiruko. Se sacó la capa de nubes rojas y envolvió con ella a Deidara, para tomarlo en sus brazos y correr sin rumbo, buscando un refugio del inclemente clima helado. Tardó bastante en encontrar una cueva (que parecía adentrarse al subsuelo del planeta), donde ambos cupieran relativamente cómodos.

Deposito con cuidado el cuerpo del rubio en el suelo. Su ropa y cabellos seguían chorreando agua helada,  empapado la propia capa de Sasori,  e incluso el mayor vislumbraba rastros de escarcha cristalizándose en los bordes de la ropa y cabello del menor. En ese momento entro en pánico. Si era posible que antes no hubiera entrado en aquella fase. Prendió una fogata (casi usando una marioneta), pero por suerte el rubio siempre llevaba provisiones dentro de pergaminos. Acercó el cuerpo tiritarte y purpureo del menor al fuego, esperando que la llama sola funcionara. Pero tras unos cinco minutos, este seguía temblando y su piel no quería perder ese preocupante tono morado.

Tenía que hacerlo recuperar calor, pero su ropa seguía húmeda y fría. Así que paso a desnudarlo cuidadosamente, no quería que se rompiera como el cristal (para su cerebro era posible en esos momentos), con las extremidades rígidas y casi congeladas. Nunca había estado en una situación como esta, pues él era un ninja del desierto, no recordaba haber vivido algo así antes, ni siquiera recordaba haberlo escuchado. Pero al menos conocía perfectamente el funcionamiento del cuerpo. Y como el fuego no parecía funcionar con un Deidara desnudo, el pelirrojo tuvo que iniciar el plan “x”, si había agotado las demás letras con planes ridículos, de un cerebro indigno de él, un gran genio ninja.

Sin pudor alguno pasó a arrancarse la ropa del cuerpo. No había mejor manera de recuperar el calor del cuerpo, que el contacto con otro, o eso había leído. Con su capa de Akatsuki mojada y la del rubio igual, tuvo que usar una de las túnicas viejas y rotas de los bordes que usaban sus marionetas. Se sentó cerca del fuego, con Deidara sobre su regazo, y aquella única túnica alrededor de ambos, pegando tantos sus cuerpos que era difícil distinguir al uno del otro. El contacto del pecho del otro, sus huesos finamente delineados sobre su piel, enterrándose en su pecho, lo relajo mínimamente.

Su corazón alocado contra el pecho del otro, solo le hacía más obvio el ritmo deplorable del corazón de Deidara, ese martilleo delicado como las pinceladas en una pintura, ese cada vez más torpe y preocupantemente débil. Apretó posesivamente ese delicado cuerpo maltrecho al suyo (laxo y manso como el de una muñeca de trapo). Su pecho subía y bajaba con poca intensidad, su piel helada congelaba al tacto. Y a Sasori no parecía importarle, ni siquiera parecía sentir el contacto frio, solo esperaba que su calor corporal, el fuego en la espalda del rubio (frente a él) y la túnica que los envolvía en una especie de capullo, lo ayudaran a calentar ese hermoso cuerpo. Ese que quería volver a mirar: corriendo, saltando, gritando, diciendo incoherencias del arte. Y quería ver esos ojos imposiblemente azules mirarlo con amor, con ese amor que solo el rubio podría profesarle.

Vamos Deidara- susurró roncamente contra la curvatura del cuello del otro. Aspirando su aroma tan único, frotando sus grandes manos contra las curvas ajenas., intentando calentarlo con mayor eficacia- tú no puedes morir así. Tú tienes que morir en una explosión colosal. En una explosión escandalosa; hermosa y llamativa, como tú.

El marionetista no era consciente del nudo en su garganta, como si una mano huesuda comprimiera su cuello, de sus palabras íntimas y rotas, ni siquiera de que estaba a punto de verter lágrimas que no recordaba tener. Continuó acariciando con veneración la tersa piel del otro. Concentrándose en hablar (aunque sabía que no obtendría respuestas), en el endeble corazón del rubio, ese que aun palpitaba enfermizo. En su respiración ronca y jadeante contra su oído. En el suave tacto de su piel en sus palmas. En su pecho que bajaba y subía con preocupantes espasmos.

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Unas horas después ahí seguía él, acariciando con manos torpes y movimientos temblorosos la fina piel del menor. Casi caía dormido, siguiendo trazos involuntarios, movimientos más bien inconscientes, pero siempre suaves y cuidadosos. Por eso se detuvo atando pensamientos, intentando regresar a la realidad cuando el otro se movió, restregándose contra él, en movimientos sinuantes e inconscientemente eróticos. Deidara apenas volvía a la conciencia, emergiendo del campo brumoso en el que parecía haber quedado sepultado hacia días. No lograba procesar información de la más básica, como si respiraba, o si era de noche o de día. Pero sabía muy bien que estaba entre los fuertes brazos de su Danna.

Ronroneó sensualmente, como un gatito rechoncho, calientito y cómodo en su lugar. Se movió en su sitio, acariciando con su pecho la tibia piel del otro, tentando esos tiesos abdominales, esos que le encantaba sentir adheridos a su piel. Pero su escasa conciencia reparo en algo que no iba bien, Sasori parecía petrificado en su lugar, ni siquiera sentía su respiración, su pecho en contacto con el suyo, aunque sus alocados latidos le hacían obvio que seguía vivo. Sus manos estáticas en sus glúteos. Entonces noto que no estaban en su habitación y mucho menos en la guarida.

La luz naranja del fuego y el tronar de la madera, le daban la perspectiva de un campamento rustico: una misión. Entonces todos esos fragmentos perdidos en su memoria, reaparecieron, como un bombardeo, muy rápido y muy furioso. Tanto, tantas imágenes, recuerdos, sentimientos, acciones, dolores. Fue mucho para su recién despierta conciencia. Se fue para atrás, como si fuera una computadora antigua con demasiada información, sin los drives para procesarla. Solo en aquel momento Sasori despertó, atrapando el cuerpo ajeno antes de que su cabeza fuera a dar directamente contra la hoguera.

¡¡Deidara!! ¡¡DEIDARA!!- gritó sacudiendo el fino cuerpo del otro, con cierta torpeza, pues sus manos en esa pequeña cintura no le permitían maniobrar ágilmente- ¿Estás bien (pregunta estándar)?- se abofeteo mentalmente por tamaña estupidez. ¡Claro que no estaba bien!

- sintió los dedos del menor enterrarse en sus hombros y esos hermosos ojos, conectarse a los suyos, distantes, como si no lo pudiera distinguir entre una gruesa cortina de nubes- ¿Sasori?- su voz adormecida, alivio de sobremanera al mayor.

¡Sí! ¡Sí! ¿Recuerdas qué paso?- cuestionó muy rápido, demasiado histérico como para que el rubio le entendiera en su condición.

Un objetivo… todo se salió de control- su respuesta complació al mayor, puesto que no había que pensar mucho para interpretar su tan inhabitual histeria- ¿Qué paso después?- preguntó llevándose una mano a la cabeza, le dolía horrible.

Te quedaste sin chakra… caímos del cielo y tuviste la mala fortuna de caer en un lago congelado- le explicó lentamente, con palabras suaves, permitiéndole al otro comprender.

Y estamos desnudos ¿por…?- su tono pícaro y su pecho otra vez restregándose traviesamente al suyo, hicieron estremecer al mayor- no me diga que se aprovecho de mi Danna- entonó de manera traviesa, con falsa inocencia infantil.

Créeme que lo sentirías… mocoso- dijo él, con tono orgulloso, acercando su rostro al rostro del otro, con una sonrisa socarrona sobre los labios.

Hum… presumido- rió deliberadamente dulce, volviendo a tentar los abdominales del otro con su pecho.

Esa era una sensación de la que é rubio jamás se cansaría o tendría suficiente, le encantaba sentir el tacto de esos poderosos músculos, cubiertos por una tersa capa de piel tibia. Y a Sasori le gustaba sentir como el rubio jugaba con sus músculos, como se restregaba sensualmente contra ellos, incitándolo a participar en un juego. Uno que solo los incluía a ellos. Uno en el que no hacía falta más que sentir al otro. Uno en el que podían decirse cuanto se amaban sin necesidad de palabras.

Continuará.

Notas finales:

Si… lo sé u_u, se nos fue mucho de largo. Pero que les podemos decir: sorry TT_TT
Diva: Bueno mucho drama. Esperamos que les haya gustado y cualquier cosa un coment n_n, que estaremos muy felices de contestar;). Gracias por leernos :)
Pásense un súper-mega feliz mes del SasoDei y nosotras regresamos mañana :D… si no morimos por esta gripe TT_TT
Diva: bien. Ferchis esperamos que te haya gustado :3 y a los demás igual :). De nuestra parte es todo, hasta la próxima; cuídense
Besos de cocodrilos ;D (Me gustan esas criaturas nwn)
Diva: abrazos de Mario Bros (Diva: no se me ocurre nada más u.u)
Diva y Yo: Baisers-baisers. ¡¡Auuuuuu Revooooooooiiiiiiiiiirr!! n_n

PD. Por cierto ayer lanzamos un one-shot, es nuestro primer fic de esta clase y también es para este evento, así que si quisieran pasarse a leerlo y criticarnos seria súper :). Bueno gracias por su tiempo :3. Hasta otra. Valen mil ^^

PD2. Mira Fersh que me contagiaste diciendo esas cosas del “horny” te culpo por ese casi lime ò_ó. Pero te amo :), espero que lo hayas disfrutado hermosa ;D (Me parece que esto comienza a tener tintes muy pervertidos u.u). Es hora de ir al convento n_n… 7-7

PD3. Casi lo olvidaba u.u. Pásense un súper genial día de San Valentín. Diviértanse. Y desde acá todo nuestro amor, para ustedes nuestros hermoshos lectores nwn. Y divulguen el SasoDei, en este su mes y este un día… tan cursi ewe. Hasta otra :)


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