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Nuestra Vida en Una Relación por TheSexiestDiva

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Notas del capitulo:

And again, are us nwn
Diva: bien un capitulo muy interesante, solo les diré cual es el tema de hoy, aunque por el titulo ya lo deben suponer u.u, entonces es: “herido”
Bueno solo una cosita, paso un año entre el capitulo pasado y este nwnU. Sin más que decir, disfruten del capi
Diva y Yo: here we go!!

Veneno

Las cosas iban muy bien, regresaban de una misión en el país del fuego y a mitad de la marcha la noche los había sorprendido. Aun les quedaba un largo camino hasta la guarida, así que habían decidido acampar, en ese bosque, donde no podían ver siquiera sus manos delante de sus rostros. Solo encendieron una fogata y se prepararon para descansar. No esperaban ser emboscados, cuando el sueño apenas les había ganado, pero aun así lograron reaccionar a tiempo, y acabar con todos sus atacantes. No sin algunos cuantos tropiezos, gracias al profundo manto oscuro que poseía sus miradas.

¿Estás bien Danna?- preguntó el rubio, intentando encontrar al pelirrojo con la mirada.

Hmp… por supuesto- bufó irritado, podía que no hubiera tenido el tiempo de entrar en Hiruko, pero aun así era hábil y diestro, la pregunta lo indignaba- ¿y tú…?- entonó de manera burlesca, sonriendo sarcástico, aunque sabía que el rubio no podía verlo.

Como siempre- respondió de igual manera, con el mentón alzado altaneramente.

Sera mejor irnos, no sabemos si haya más atacantes esperándonos.

Deidara asintió y emprendieron la marcha, Sasori ni siquiera saco  Hiruko del pergamino en el que lo había guardado. Ambos tenían un trato implícito, cuando estuvieran solos, Sasori no usaría esa marioneta que alteraba los nervios del adolecente, y Deidara nervioso hablaba y hablaba y no se callaba, parecía no necesitar respirar, y eso ponía de los nervios al mayor, quien prefería ahorrarse todo eso guardando a su arma principal (más no la más poderosa). Unos minutos caminando entre las tinieblas, en donde su horizonte era  más siluetas que figuras o formas. Comenzó a marearse, a mirar aun más difuso el camino.

¡¡Danna!!- chilló alarmado el rubio cuando escucho el sonido hueco. Se giró de golpe, con la mirada zigzagueando, buscando la silueta del mayor. Al que apenas pudo encontrar de espaldas contra la fuerte corteza de un enorme árbol.

El pelirrojo soltó un gruñidito, con apenas fuerza, no creía que el golpe que había recibido fuera tan grave. Deidara se inclino hacia el mayor, inspeccionándolo con la mirada, aunque las sombras deformadas, que se desenvolvían delante de sus ojos, eran poco comprensibles. Así que opto por la opción “B” (tentugear al mayor hasta encontrar algo fuera de lugar). Entonces comenzó. Sasori se estremeció ante el suave tacto, de esas finas manos de largos y estilizados dedos, que andaban tímidas por sobre su ropa. Miro estupefacto hacia el rostro contrario, pero no pudo decir nada, solo se quedo mirando lo suaves movimientos del menor.

Deidara detuvo sus movimientos, tomando ente sus dedos la tela cortada de la túnica del otro, se sentía húmeda, tal vez sangre. Soltó el trozo de tela y siguió su camino, encontrando una enrome rasgadura a la altura de la clavícula del pelirrojo. Tentó con cuidado la piel del otro, que la tela rasgada había expuesto, encontrando una gran herida, en ángulo horizontal que cruzaba desde el hombro y por sobre la clavícula del mayor. Deidara levanto la vista, mirando dudoso al mayor.

Si me lo hubieras preguntado, te lo habría dicho- dijo el Akasuna, desviando la mirada.

- el rubio se sonrojo furiosamente ante las palabras del otro. Tenía que  agradecerle a dios que los colores fueran imperceptibles ante la mirada-se ve más grave que una simple cortada- su voz más aguda, no pareció ser relevante parta el marionetista.

Estaba envenenada- acotó débilmente el pelirrojo. Todo le comenzaba a parecer una difusa alucinación gaseosa.

Deidara gritó algo, incomprensible para el pelirrojo, comenzando a dar vueltas en círculo, hablando consigo mismo, de verdad histérico. Sasori no llegaba a entender del todo lo que pasaba en el exterior, por lo que apenas noto que había sido ayudado por el rubio, y depositado cuidadosamente en el suelo, frío; húmedo; rugoso parecía una cueva, pero seguía sin ver más que siluetas amorfas, de apariencia inmaterial. El destello naranja que cegó sus pupilas, apenas y lo pudo relacionar con una flama. Levantó una ceja curioso, ante el rostro serio del rubio, que ahora veía nítidamente frente a él.

¿Qué puedo hacer para ayudarte?- cuestionó con seriedad, acuclillado, para poder mirar al rostro del otro.

- Sasorio tardo unos segundos en procesar las palabras del rubio, otros más para pensar y algunos más para hablar- no es un veneno muy potente, pero podría dejarme así por días- era un experto en venenos, no era para sorprenderse que conociera la clase de veneno, solo sintiéndolo como fuego mezclando con su sangre. Hizo unos sellos y apareció un pergamino- aquí se enumeran los venenos y sus antídotos, compuestos de plantas. Sera sencillo, solo búscalo.

¿¡Pero yo como voy a saber qué veneno fue!?- exclamó con horror, mientras recibía el pergamino de manos de Sasori.

Es sencillo: el veneno causa fiebre; debilidad y… alucinaciones- su voz se escuchaba pastosa y demasiado débil.

Deidara miro el pergamino, encontrando muchas similitudes entre muchos venenos, no sabía qué hacer. Salió desesperado de la cueva, la que sello con una enorme piedra hecha de arcilla, esperaba no tardar mucho, ya que si el día arribaba, la piedra de arcilla blanca sería totalmente sospechosa. En la oscuridad le fue bastante difícil encontrar todos los ingredientes necesarios,  que por gracia divina estaban todos en ese bosque. Regreso a la cueva tan rápido como pudo, dejo todo sobre su propia túnica de Akatsuki y se dirigió hacia el pelirrojo, se veía consiente, pero sus ojos no lo enfocaban, su piel ardía al tacto, sus labios se movían pero no producía sonido alguno.

Estaba muy mal, y lo desesperaba de sobremanera no ser un medico ninja, para lograr aliviar al pelirrojo sin todas esas plantas, ni siquiera sabía si de verdad funcionaria. Primero le quito la capa de Akatsuki al pelirrojo. No sabía que el mayor no usaba camiseta, así que delante tenía el fuerte abdomen marcado de Sasori. Su exquisita piel pálida, cada musculo gravado como si algún artista los hubiera definido minuciosamente. Deidara volvió a sonrojarse poderosamente. Luchando contra sus impulsos de acariciar esa piel que parecía tan suave, desvió la vista.

Recostó al pelirrojo en el suelo, mirando hacia cualquier lugar que no fuera el magnífico cuerpo de su compañero, necesitaba sus neuronas trabajando en la salud del mayor y no en otras cosas. Sasori se estremeció, pero su afiebrada piel agradeció el frío tacto de la roca. Deidara entonces, regreso su concentración a todas esas plantas, esperaba que ese pergamino tuviera razón. Molió todas juntas, formando una pasta viscosa, en la que aun restos semisólidos flotaban como fantasmas suspendidos. Tardo un poco, pero al final consiguió que Sasori tragara esa pasta.

Embadurno el resto de la misma sobre la herida abierta. Según ese pergamino: también ayudaría a cicatrizar la herida y el contacto con la zona de impacto, aliviaría más rápido al infectado; Deidara de verdad esperaba que fuera verdad, le parecía algo demasiado bueno para ser cierto. Estuvo debatiéndose unos minutos lo que debería hacer ahora, parecía que su Dana solo dormía, y no podía arriesgarse a otro ataque con él mal herido. Volvió a sellar la entrada a la cueva con una roca de arcilla, al menos por la noche los protegería, y mañana temprano esperaba que Sasori ya se hubiera recuperado.

Ahora solo le quedaba dormir y recuperar fuerzas. Se tumbo sobre su capa, cerca de la fogata, pero pasados unos minutos, entre vuelta y vuelta, había terminado enredado en su capa, se levanto quitándosela violentamente. Estaba demasiado preocupado como para dormir, así que se acerco al mayor, velando su sueño. Detallo el lento subir y bajar de su pecho, o ese pecho que debía ser todo un pecado, la mueca tranquila de sus facciones, ahora que lo pensaba casi siempre lo veía gritándole. Su Danna parecía una obra de arte, un hombre al que ninguna jovencita rechazaría, que con una sonrisa suya cualquiera se derretiría, como paleta helada en mitad del desierto.

Dios santo otra vez estaba sonrojado, sentía sus mejillas arder, como si hubiera metido la cara en su fogata. Agito violentamente la cabeza, apartando esas ideas y ese sonrojo, ni ahora ni nunca era el momento para pensar en eso. Más relajado se acerco al pelirrojo, inclinándose sobre él, midiendo su temperatura, pegando su frente a la del otro, parecía que había bajado. Suspiro aliviado mientras se erguía. Volvió a inclinarse esta vez, colocando su oído sobre el pecho del mayor, comprobando que su corazón marcaba un tranquilo ritmo continuo.

No tuvo fuerzas para volverse a apartar, la piel cálida del otro en contacto con la suya, su corazón avanzando pacíficamente, eran cosas que lo habían relajado casi a estados narcóticos. No se sentía con las fuerzas para apartarse de ese fuerte pecho y menos aun quería (cosa que no aceptaría en voz alta, jamás. Aunque él nunca había sido bueno con juramentos así mismo). El continuo tum-tum del corazón del pelirrojo, lo tranquilizaba, por un momento había pensado lo peor, cuando la palabra veneno había salido de los labios del mayor, lo había creído al borde de la muerte. Pero ya todo estaba bien. Se acurruco al lado del mayor, acomodando de mejor manera su cabeza sobre ese amplio pecho, y se dejo llevar por Morfeo a su mundo de sueños hermosos.

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No tenía claro que hora era cuando despertó, el cuerpo le pesaba, cada musculo le palpitaba dolorosamente, tenía una jaqueca espantosa, y no recordaba mucho, solo flashes oscuros sin mucho sentido. Intento moverse, lo que fuera sobre lo que estaba recostado era muy incomodo, pero no lo logro, un peso externo lo mantenía firme al suelo, imposibilitado a más con sus escasas fuerzas. Bajo la mirada: encontrándose una impresionante mata dorada, desparramada sobre su pecho desnudo, por un momento sintió que vivía en un mundo de cristal, que se partía en pedazos calleándole encima ¿¡Qué habían hecho!?

Pero entonces también miro la mancha verdusca sobre su pectoral, recordando poco a poco la noche anterior. Una emboscada, una kunai envenenada, que había tenido el mal tino de no esquivar. Entonces Deidara lo había salvado… bien le debía una. Acercó su mano a esa cabeza dorada, iba a despertarlo, pero en lugar de eso termino enredando sus dedos entre las hebras rubias, acariciándolas con una ternura que no se conocía. Al lado de ese desesperante y escandaloso chiquillo se sentía tranquilo, se sentía a gusto, se sentía en casa. Ese mocoso le hacía sentir muchas cosas, muchas que hacía años creía olvidadas, y de cierta manera, eso le agradaba. Dejo su mano cuidadosamente sobre la cabeza del menor y regreso a dormir, aun estaba muy cansado.

Continuará.

Notas finales:

Jejeje n.nU este se me salió un poquito de largo
Diva: ¿un poquito? ¬¬
Está bien… mucho ewe. Espero que aun así les haya gustado, estuvo lindo nwn, digo yo…
Diva: si me lo parece
Jeje nwn, ese Sasori pensando en que habían hecho más (creo que fue su deseo subconsciente de que hubiera pasado XD mujajaja)
Diva: buen punto. Bueno les dijimos que cambiaríamos algunos hechos y el hecho es que cambiamos el hecho de que Sasori tiene un cuerpo de carne y hueso, y no de madera n_n
Me gusto como lo dijiste :)
Diva: gracias :D, aunque tal vez lo debimos haber dicho al principio para no causar confusiones
He… e_e tal vez, pero bueno ya saben chicas se me cuidan un montón y diviértanse mil :)
Diva: hasta la próxima ^^ (mañana)
Diva y Yo: nous aimons. Baisers-baisers


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