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De vuelta en el tiempo... por Flako

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Notas del capitulo:

gracias mil por ese hermoso review!! :3 en verdad me inspiró para escribir este capítulo n.n

bueno, lo importante es abajo, gracias por leer!

XD

Me encontraba sentado en las escaleras, no me había movido desde hacía algún tiempo, no podía dejar de pensar en la mirada horrorizada de mi abuela al verse empujada por el hombre. Después de pensar mucho sobre esa situación, el sol comenzó a alumbrar la casa, seguramente me quedé ahí sentado toda la bendita noche pensando en eso. Me levanté sobándome el trasero entumido al igual que el brazo en el que caí, y me dirigí a mi habitación. Dormí todo el día, no fue hasta la mañana siguiente que los rayos del sol me despertaron nuevamente.

-demonios... dormí todo el día anterior- me tallé los ojos para tratar de despertar bien. Me paré de la cama y me metí al baño, encendí la chimenea y entré a la tina. -esto es relajante... algo que no extraño de Nueva York es el ruido- cerré los ojos momentaneamente. Mierda, nuevamente me estaba pasando, me mareé. -no, ahora no- susurré. Me desmayé.

Era de noche, la calle ni siquiera estaba aplanada. Seguía siendo terracería, iba vestido con un abrigo de piel y un enorme sombrero de copa. Observé mi brazo izquierdo, llevaba un paraguas, con razón, parecía que iba a llover. Observé la casa que ahora era mía. El exterior estaba alumbrado por los faroles, que en vez de tener los focos que ya tenía, eran velas.

Al parecer había una fiesta en esta, la puerta y la reja estaban abiertas y la gente caminaba al interior. Había música saliendo de esta, típica de la época. Caminé hacia la casa.

Al entrar, las cosas eran muy diferentes a como las conocía, los candelabros tenían velas alumbrando todo, los muebles eran diferentes, y la gente llevaba enormes vestidos y los peinados con plumas tan elaborados, mientras que los hombre llevaban los trajes largos con sombreros enormes.

-wow- susurré al aire.

-impresionante, ¿cierto?- habló una voz femenina detrás de mí. Me volteé.

-muy cierto- también le sonreí, lo gracioso era que yo no controlaba mis movimientos, todo seguía el mismo rumbo que en la historia.

-soy Marie Josephine Lopez- habló ella.

-mi nombre es Bernard March- le besé la mano cubierta por el guante blanco. Tenía un vestido de color rojo con muchos detalles en dorado, el corset tenía listones que lo rodeaban de color rojo con dorado. Su cabello de color café recogido con plumas enormes rojas.

Después de algún tiempo comenzamos a bailar, nos movíamos muy bien por la pista de baile. Podría hasta decir que flotábamos, algo en ella me enamoraba tanto.

Tomó mi mano y la jaló para que la siguiera, subimos las escaleras y me comenzó a besar desesperadamente; entramos a la habitación que ahora era la de visitas pegada a la mía. Me empujó a la cama.Se comenzó a quitar la ropa; la detuve.

-no, no debemos hacer esto- me levanté, no era nada bien visto que una mujer tuviera relaciones antes del matrimonio.
-lo sabía... eres igual que los demás- se levantó echando humos.
-no soy igual que los demás, simplemente no quiero que te tachen de... mujerzuela- Ella me miró con los ojos llenos de odio.
-ya soy una mujerzuela, ¿que acaso no sabes que lugar es este?-
-mmm... no-

-esta es una casa de citas, la mejor en Nueva Orleans-
"Mierda" pensé, mi casa fue un prostíbulo. Duermo en la misma habitación donde muchas personas tuvieron relaciones sexuales.

-... mejor me voy-
-¡no te irás!, primero paga- extendió la mano.
-no comprendo, ni siquiera hicimos nada-
-no importa, tu viniste hasta la habitación, así que paga o abstente a las consecuencias- Se dio media vuelta.
-¿planeas decirle a la policía?- hablé incrédulo.
-si no pagas, si-

Me levanté y me posé detrás de ella, la tomé de la cintura y ella recargó su cabeza en mi cuello.

-no voy a hacer nada- subí mis manos lentamente hasta que llegaron a su cuello, lo comenzé a apretar con fuerza. Ella se movía, trataba de gritar y me golpeaba con la poca fuerza que tenía, finalmente, dejó de moverse.

-mi casa no es un lugar de citas- susurré a la mujer que yacía en el suelo, me acerqué al armario y a un costado de este, empujé uno de los páneles haciendo que se abriera la pared. -es una, falta el nido de arañas- la metí y cerré la puerta.

Oscuridad nuevamente.

Abrí mis ojos lentamente, el fuego de la chimenea se había terminado, salí de la tina que ya tenía el agua fría. Estaba, como dirían mis sobrinos, hecho pasa. Me cambié de ropa y salí de mi habitación pensando en lo que había ocurrido; pensé en lo de la puerta oculta, nunca lo había pensado.

Entré a la habitación y me dirigí rápidamente al armario, empujé el mismo panel que el, y voilá, se abrió. Era un cuarto algo pequeño que no medía más de metro y medio por un metro, las paredes no tenían nada de recubrimiento por lo que se ven las maderas de color café formadas una tras otra.

-demonios- me acerqué un poco mas y encendí la pequeña vela que había. En el cuartito había un baúl cerrado con llave, aunque con la edad que tenía la madera, la podías romper con una mano. Lo jalé de ahí y lo coloqué en la pequeña mesa que había en el cuarto, justo al lado de una de las dos ventanas de ahí. Rompí las tablas de la parte superior de este haciendo que saliera mucho polvo expandiéndose por todos lados; tomé lo que eran unos papeles del año de la tostada, las ojas ya estaban algo manchadas y también un poco borrosas, pero lo suficientemente legibles como para poderlo entender.

"25 Septiembre 1844.
Esas malditas mujeres de la calle se quedaron con la casa de mis padres por culpa de una apuesta, estoy decidido a recuperarla, cueste lo que cueste.

5 Octubre 1844.
Asesiné a una de las mujeres de la casa de citas que formaron aquí, ya solo me faltan las demás para poder quedarme aquí nuevamente... lo sé, sé que pagaré muy caro haber matado, pero es lo menos que puedo hacer por mis hijos, y por mis padres, necesitan un lugar donde vivir en lugar de esa horrenda posada.

31 Octubre 1844.
Hoy es el día de todos los Santos, es perfecto para llevar a cabo mi plan. Morirán todas en la noche mientras duermen, ya que este es un día sagrado seguramente no trabajarán.

1 Noviembre 1844.
Al fín logré recuperar la casa, acabo de regresar después de haber enterrado los cuerpos en el jardín de los vecinos de el costado, no me podrán decir nada. Por suerte le dí a firmar a la bruja mayor la escritura de la casa diciendo que me la regresaba.

12 Noviembre 1844.
La policía está aquí preguntando sobre las mujeres y su paradero, como es lógico mentí, pero no sé cuanto pueda seguir con esto.

10 Diciembre 1844.
Ya no puedo más, la culpa me está matando por dentro, no lo puedo soportar un segundo más, ya lo decidí, hoy va a ser el día de mi muerte. Ya tengo el arma cargada, y todo preparado."

Esos eran los papeles que habían. Los leí rápidamente sentado en la enorme cama; los dejé a un lado y rebusqué en el baúl donde encontré un sombrero de copa negro lleno de polvo y roto, también un reloj de lo que parecía oro y un porta retratos. Habían un hombre junto con su esposa sentados, y a sus lados dos niñas de doce años aproxiamadamente y atrás de ellas un chico de más edad; la mujer cargaba un pequeño bebé en sus brazos.

-wow... mis antepasados- pasé mi dedo por el cristal.
Me detuve de pronto al escuchar el timbre de la reja, bajé las escaleras y apreté el botón del comunicador que había al lado de esta.

-¿diga?-
-¿es esta la mansión Rowles?- habló un hombre que tenía una voz algo extraña.
-si, ¿por qué pregunta?-
-solo era curiosidad-
-¿quien habla?-

Nadie contestó. Corrí hacia la puerta y la abrí, el hombre ya no estaba en la reja y esta estaba cerrada, bajé los escalones de la amplia terraza, cuando estuve en el camino de adoquín algo no me agradó, no había llovido y sentía agua bajo mis piés; al bajar la mirada me encontré con un enorme charco de un líquido rojo que subía por la pared de lo que era el sótano y después pasaba a una columna hasta el ático de la casa. Ya que la casa era blanca se notaba en exceso el color.

-¿que demonios?- subí nuevamente dejando los zapatos en el suelo, no planeaba manchar más la casa. Subí las escaleras hasta el segundo piso y de ahí me dirigí hacia las del sótano. Abrí la puerta, subí lentamente esas escaleras de madera que ya tenía que cambiar porque hacían un ruido espantoso, llegué hasta la puerta que también abrí.

Todo estaba normal, igual de sucio que siempre. Me dirigí hacia la ventana de donde salía la cosa roja. Esta estaba ligéramente abierta por lo que salía la cosa. Después seguí el rastro hasta un baúl cerrado con llave. Dí un paso más cerca de este cuando de pronto, se empezó a mover como si hubiera alguien ahí, gritaba y lloraba.

-¡Dios!- traté de abrirlo pero era inutil, bajé para buscar algo con que abrirlo, recordé que en el sótano tenía un enorme martillo. Bajé y después volví a subir, la edad que era poca, ya comenzaba a hacer estragos en mí. Cuando llegué destrocé el candado con el martillo de un solo golpe, quité el cerrojo y abrí la tapa.

Era una imagen terrorífica, un chico que no pasaba de los 25 años, tal vez un poco más joven que yo, tenía las manos atadas al igual que los pies. Sus ojos y su cabello eran tan negros como la noche y su piel blanca pero no exagerado; era perfecto.

Notas finales:

espero que les haya gustado! y no los haya aburrido! :3

dejen reviews para ver si les gusta o si quieren que cambie algo n.n

XD


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