Empezó a bambolear la silla para encabronamiento de aquella. De repente, ambos cayeron al piso; ella, convertida en una furia, le propinó sendas patadas en el estómago.
-¿Así me pagas por el favor que te hago? ¿Ah? ¡¡Responde!! ¡¡Eres un desgraciado!! ¡¡Te odio!!-
-Vilma… basta…- Adalberto se asomaba enojado.
-¡Lárgate!-escupió la de cabellos de fuego-¡O correrás la suerte que le tengo a Keenan!-
La imponente figura avanzó hasta la enloquecida joven a quien empujó inmisericorde, haciéndola chocar contra un montón de sillas viejas, que crujieron estrepitosamente.
-Dije basta, Vilma, nuestro trabajo era mantenerlo quieto mientras el mocoso ese venía… ¡Diablos! No debí dejarlos solos…- se acercó al morocho, que desató, levantó y sacudió- Lo siento chico, nada personal, trabajo es trabajo.-
-Gra-gra…cias…-
-¿Por qué lo has soltado?- la voz conocidamente femenina le hizo suponer que finalmente su captor había de dar la cara.- Amárralo, Adalberto.-
-Amárralo tú, mocoso… tú eres el interesado.-
-Te pagué por tus servicios ¿O cómo le harás para saldar la colegiatura de este semestre? ¿Especialmente el seminario que tanto quieres?-
Pudo notar la sombra que se colocó en la faz del moreno rubio: el cursaba el octavo semestre, siendo obligatorio un seminario individual para la titulación. Aquí podías elegir con que personaje lo tomabas claro, siendo un estudiante regular mas, para el caso de Adalberto Von Grantz, que trabaja, a veces se queda sin empleo y a veces no entrega trabajos a tiempo o bien, no puede asistir a algún curso, le valió la fama de irresponsable por parte de los catedráticos y se le tornó imposible. El caso es que no pudo cubrir el total de las materias, negándole la inscripción gratuita al seminario y mucho menos, con quien aspiraba: el doctor en Paleografía Pictórica Gûnter Von Christ el mejor de la rama.
-Si no lo amarras, tendrás que devolverme el dinero, quedarte fuera, no solo del seminario, sino también de la Universidad pues pienso denunciarte ante el rector que es conocido de mi padre…-
-Demonios…-
-¿Y que dices, Von Grantz?-
Por respuesta recibió el golpe de un gordo fajo de billetes, cosa que lo des ubicó.
-Te regreso cada céntimo dados… y puedes denunciarme… ya no importa…-
-¿En serio? Recuerda que aparecerá en tu expediente académico, lo que significa que no tendrás cabida en ninguna universidad ¿Aún quieres arriesgarte?-
-… Jódete… Hey, Murata, lárgate… Vilma, vete y avisa a Keenan que no venga…-
-Cabronazo, de esta te salvaste Murata…-
-Vilma… lárgate…-se volteó para quedar a cara con el rubio pequeño- Saralegui, haz lo que debas hacer… finalmente ya no me importa, es mas, iré a la oficina del rector en un rato…-
-Insolente.-
-¿Insolente? Oh vamos, déjate de estupideces… eso es lo jodido de tratar con nenas…-sonrió despectivo- una nena en toda regla.-
-Imbécil… te arrepentirás de esto.-
-No lo creo Saralegui… Has lo que quieras. Total, va y viene todo…-
-¡Vilma! ¡Atrapa a ese loco!- exclamó el oji lila.
-Ya recibí indicaciones…. Además, se me fue la inspiración…-
“-Vilma es leal… a pesar de todo… le tengo miedo…-“ ideó el Gran Sabio.
-Con un demonio…- murmuró el blondo menor- ¡Tú no te vas!- quiso tomar del brazo al pelinegro, pero este le dio un bofetón con el dorso de la muñeca, tan fuerte que le hizo una herida grande en los labios.
-Eso me dolió… Joven Saralegui… Además… no estoy dispuesto a soportar sus tonterías…-
-¡¡Todos ustedes me las pagarán!!- exclamó para salir corriendo, con lágrimas de rabia contenidas y un hilo rojo en la barbilla.
El rubio alto le llevó a la enfermería, ya que él se había desmayado por causa de tanto dolor.
La enfermera, no se sorprendió... Ken ya era “cliente”.
-Déjalo en la cama, joven Adalbert… ahora sí que le dieron una paliza.-
-No lo sé… ¿Puedo irme? Debo ver al director.-
-Si. Gracias por traerlo.-
Poco después fue requerido ante el rector debido a la denuncia puesta por el rubio de largo cabello contra Von Grantz.
Y se ganó la fidelidad del mas rudo de la facultad, junto con la promesa de no ser atacado nuevamente por nadie.
…. Vilma no quedó feliz. Aunque se tuvo que tragar el orgullo herido y agradecerle por no acusarla.
Y el Maoh…. Bueno, después de conocer la expulsión del iris lila, se le pegó como chicle. He ahí por qué mejoró tanto también.
-Murata, ¿Nos vamos?-
-Eh, si… ¿Qué pasó?-
-Mmmm… Me darán los resultados en una semana.-
-¿Qué quieres hacer?-
-¿Beber?-
-¿Por qué no me extraña? Bien, te iremos por un par de tragos; no quiero quedar como la última vez.-
-Admite que fue divertido.-
-…..tú no pasaste la noche junto a un retrete…..-
-¡Jajajajajajajajaja!-
Un rubio moreno pasó frente a ellos del brazo de una chica peliceleste. La mirada lasciva de Yuuri recorrió el cuerpo de la joven, ganándose la fiera vista del musculoso y un codazo al estómago de parte de su compañero.
-Cualquiera menos ELLA. Te lo advierto, Shibuya.- dijo enojado.
-Pero…-
-MENOS ELLA, SHIBUYA.-
-¿Qué hice?-
-Te conozco, idiota. Así que no pienses acercarte ni hablar con ella.-
-Pero…-
-NADA CON ELLA, YUURI.-
-Está bien, está bien. Cálmate, Sabio.-
-Bien, ahora vamos por los tragos. Muero de sed.- respondió alegre.
-Que bipolar eres…-