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Una noche de viernes por -Raiden-

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Notas del capitulo:

Pues la verdad esta pareja ya la habia contemplado, ya que Kid y Law son los protagonizan esta historia... queria que Killer tambien se divertiera... con Penguin... que raro ¿no? Jejejeje...

 

 

 

"-Solo vine por que me apetecia...

-No es verdad... La razón que te trajo aquí... Es tu maldito destino que no te deja en paz"

Desde otra perspectiva

 

Ya estaban más que listo para salir y llegar al nuevo bar. Decir que estaban impacientes era poco al menos para Penguin y Shachi.

Siempre esperaban ese día de la semana para deleitar su pupila, aunque eso lo hacían muy seguido en su salón de clase, en la biblioteca, en la calle, en las revistas para caballeros, para no hacer el cuento largo en todo lo que tuviera curvas, unos grandes senos y un trasero bien apretado. En conclusión eran unos mirones pervertidos.

Toda la tarde Penguin imaginaba como sería el nuevo bar, había escuchado buenas referencias de el por parte de un rubio con unas extrañas cejas rizadas, compañero de su clase de francés.

El rubio en cuestión era también un mirón pervertido y siempre se compartían fotos, vídeos y hasta se prestaban las condenadas revistas para nada imaginativas y admirar la belleza femenina.

Al salir de la casa de Shachi, los tres subieron a un taxi para llegar al dichoso nuevo bar.

Cuando llegaron a su destino no pudieron contener su curiosidad o más bien sus ganas de mirar a las chicas que esperaban entrar. Definitivamente Penguin y Shachi eran unos pervertidos aunque algo patéticos. Se conformaban con ver, ya que si las tocaban recibían como siempre una que otra cachetada.

Y no eran estúpidos pues cuando veían a las lindas jovencitas con algún sujeto, las venían de un modo un poco más discreto pero sin dejar de imaginar cosas pervertidas.

 

"Si así están las nenas de afuera... Las de adentro estarán mejor. Sanji tenías razón, este lugar si vale la pena" pensó Penguin al ver esas esculturales figuras formadas.

 

Ni siquiera se percataron que Law había pagado el taxi por su impaciencia.

El tiempo pasó, digamos unos 5 minutos cuando empezaron a impacientarse más, y empezaron como siempre a incomodar a la gente para poder pasar de una buena vez.

Ya iban a empezar una escena, cuando Penguin y Shachi vieron a Law acercarse al principio de la fila. 

Lo vieron hablar con el sujeto que debía ser el cadenero.
No sabían si lo conocía o qué demonios pero cuando les hizo una señal de que pasarían no lo dudaron.

 

-¡Que buena suerte tenemos hoy! - dijo Shachi animado al ver que ya entrarían.

-¡Es el destino mi querido amigo! - contesto Penguin con una sonrisa.

Esa noche se ponía mejor a cada instante y no se imaginaba que desenlace tendría.

 

Caminaban bastante rápido casi al punto de correr mientras se burlaban de los imbéciles de la fila, para llegar a donde estaba el cadenero del bar.

Shachi lo vio con un poco de temor pero al ver que dejo pasar a Law, camino rápidamente para entrar de una maldita vez.

Penguin también lo vio con algo de desconfianza pero supuso que como era su trabajo, ver quien entraba y quien no, esa faceta de matón le quedaba perfecta, junto con su largo cabello rubio hasta su espalda y la ropa de rockero que llevaba, aunque la máscara que cubría su rostro no hacía falta, porque seguramente tendría una cara de maniático psicópata.

Vio como sus amigos pasaban al lado del cadenero dejando el paso libre.
Estaba a punto de pasar cuando el hombre rubio y algo corpulento le cerró el paso.

 

-¡Oye! ¡¿Qué te pasa?! ¡Vengo con ellos imbécil! - le recrimino pero de inmediato el rubio le contesto.

-Tengo que revisarte. - le dijo mientras empezaba a tocarlo descaradamente. 

Sentía sus cálidas manos tocar su espalda, su pecho, su cintura, sus muslos hasta casi sus tobillos para luego volver a subir y apretar su lindo trasero. Estaba pasmado y no se movía parecía estar congelado.

No sabía que pasaba, se sentía ultrajado, o más bien profanado... por esas manos, porque lo tocaban en puntos muy sensibles para el pobre chico. Su rubor no se hizo esperar y su cara parecía un tomate.

"Que... que mierda..." Pensó al verse de algún modo patético por su reacción, como si de verdad le gustará que él lo tocara.

-Yo creo que es más que suficiente. - interrumpió Law al ver a su amigo avergonzado.

Sintió como lo jalaban del brazo, porque sus pies por más que los intentara levantar sólo se arrastraban. 

Cuando paso al lado del sujeto que lo había manoseado lo miro de reojo aún bastante sonrojado. Aunque no veía su rostro sintió que también lo miraba.

El rubio por su parte veía como su amigo lo arrastraba hacia la puerta del bar para entrar y lo miro de espaldas.

"¡Vaya! esta mejor de lo que imagine" dijo mentalmente Killer para sí mismo con algo de malicia. Si tocarlo fue algo excitante, el tenerlo bajo suyo era una posibilidad aún más grande.

 

Cuando por fin entraron y les agrado de inmediato, ese tipo de lugares eran lo que frecuentaban y el ambiente era más que bohemio.

-¡Es genial! - dijo Shachi empezó a buscar una mesa.

-Si... voy a pedir bebidas. - contesto Penguin calmado al ver a una hermosa pelirosa caminar hacia la barra.

Tenía que olvidar el incidente de hace un momento y que mejor remedio que ver el "menú" de aquel lugar.
Law y Shachi buscaron una mesa para poder disfrutar del ambiente.

 

Ya le pisaba los talones a la pelirosa cuando vio que entraba en una puerta que daba a los camerinos.
Se puso triste porque no pudo admirarla como él quería, ver sólo sus curvas y su espalda descubierta de la joven no eran suficientes para él.

-Yo que tu mejor no me metía con ella. - le dijo el cantinero al ver al joven con ese semblante de decepción por no poder hablarle.

-¿Tan caro cobra? - contesto Penguin acercándose por completo a la barra. -¿O es que tiene novio? - siguió para indagar a que se refería pero claro con una sonrisa pervertida en su rostro.

-Jajajaja. - río el cantinero ante tales preguntas. El joven de verdad que no sabía nada de aquel lugar.

-No te conviene hacer enojar a su hermano. Él es el dueño de este bar. - siguió con algo de burla, porque el joven de inmediato dejo de sonreír.

-Está bien, está bien, nada de meterme con la hermana del dueño, pero... - miro al cantinero con algo de intensidad. - ¿Si sólo quiero mirar? - por fin pregunto sacando varios billetes de su cartera. Una clara insinuación de que necesitaba información extra.

Volvió a reír el cantinero tomando los billetes y le señalo una puerta oculta tras el escenario.

-Te recomiendo que vayas después de que toque la banda del bar. - le dijo guardando la pasta en el bolsillo de su pantalón.

-Ok después de que toquen, y dame una jarra de cerveza y tres tarros. - continuo Penguin como el que no quiere la cosa. 

 

Para ser un mirón pervertido sabía moverse y como hablar con la gente cuando le convenía.

Era algo que Law le había enseñado tiempo atrás cuando lo descubrió viendo a una profesora desde la azotea del edifico de su salón con unos binoculares. Si... era bastante patético. Law le sugirió hablar con un chico al cual le encantaba la tecnología para poder sacar provecho de esa habilidad suya.

Al no saber cómo pedir ese favor al tal Franky como se hacía llamar, el joven estudiante de medicina le enseño que el dinero habla por sí sólo. Cuando llego, le dijo al sujeto.

-Hay una tía muy buena a la que quiero ver. - le dijo Law extendiendo un billete con sus dedos y sonriendo maliciosamente.

El sujeto sólo grito "Suuuuupeerr" y de su mochila saco una cámara digital del tamaño de una pluma, un micrófono y una pantalla portátil, todo conectado por vía inalámbrica.

Era un buen truco, y de inmediato se hizo amigo de Law, aunque poco después, este le dijo que la verdad las mujeres no le iban, esto no lo alejó ni mucho menos dejo de hablarle, al contrario le sugirió que fuera amigo de una de la chicas más buena de la escuela para que le tomará una cuantas fotos, a lo que el moreno respondió con un golpe.

No se molesto cuando le dio tremendo puñetazo era de suponer que ni todo el dinero del mundo harían que el moreno hiciera tal cosa.

 

 

Ya se dirigía a la mesa donde estaban sus amigos, llevaba los tarros y la jarra de cerveza bien fría.

Al parecer la noche no se estropearía por un imbécil degenerado manoseador de personas en la puerta.

-¡La bebida ya llego! - grito animado empezando a servir la fría cerveza en los tarros que traía en la otra mano.

-¿También pediste eso? - pregunto curioso Shachi al ver al mesero detrás de Penguin.
Este negó con la cabeza y Law empezó a interrogarlo.

-¿Quien nos invita esta ronda? - sonrió torcidamente, mientras esperaba una respuesta. Era obvio que alguien les había echado el ojo desde que llegaron. 

El mesero sólo les dijo que el dueño del bar acostumbraba a servir una ronda de su mejor bebida a los nuevos clientes.

La verdad es que no se esperaban eso, pero al ser la mejor bebida y gratis sólo los impulso a tomarla rápidamente.

Era algo fuerte, pero agradable, esa sensación de escozor fue de algún modo... revitalizante. Incluso hizo que los tres quisieran un poco más de esa ambrosía alcohólica.

Continuaron con la cerveza que había traído pero la verdad no se comparaba con los martinis que habían probado.

 

La música Rock se escuchaba por todo el lugar y la gente empezaba a bailar enfrente del escenario. La oportunidad perfecta para ver de cerca la "carne" que tanto les gustaba.

-Vamos a por unas nenas Penguin. - dijo Shachi empezando acomodarse su gorro.

-Esa es la mejor idea que he escuchado. - imito Penguin a su amigo y fueron al tumulto de gente que estaba en el centro del bar.

No le dijeron nada a Law, sabían de ante mano que al moreno no le gustaba bailar o eso suponían, ya que siempre que iban a los bares el sólo se sentaba, tomaba y veía desde la lejanía como buscando algo. Era algo que siempre hacia el moreno estudiante.

Estuvieron bailando con algunas chicas ya bastantes ebrias y con cada movimiento que daban estas dejaban ver algo más que sólo la ropa interior. 

De un momento a otro la música paró para dar lugar a una persona en el escenario.

Los chicos miraron al extraño sujeto que estaba presentando a la banda, parecía un zombie y se veía algo pálido, pero su cabello era de un tono azulado dando a resaltar las extrañas marcas en su cuerpo como si estuviera cosido.

-Que tipo tan raro ¿No? - le dijo Penguin a Shachi el cual estaba viéndolo detenidamente.

-Algo... pero... - no pudo terminar de responder Shachi, cuando la música empezó a sonar.

Un pelirrojo algo arrogante para el gusto de Penguin, empezó a tocar la guitarra como todo un prodigioso. Unos dirán que son celos porque todas las chicas de inmediato empezaron alabarlo y gritando cosas algo subidas de tono.

 

Cuando las luces dejaron ver al resto de la banda Penguin no cabía de su asombro el cadenero, ese manoseador, ese hombre intimidante, ese era el baterista y lo hacía bastante bien.

No estaba nada lejos del escenario por lo tanto podía ver perfectamente cada movimiento que hacía y ver como el sudor corría por su piel perdiendose en su camisa desabrocha del rubio baterista cadenero manoseador.

"¡¿Que mierda?!... acaso estoy viendo a un hombre de la misma manera que..." No tuvo que terminar esa frase mental Penguin para saber que de verdad le había afectado que ese hombre lo tocara. Necesitaba mirar a la pelirosa para calmar sus nervios.

Pero todo desapareció en un instante cuando la música y el ambiente lo atraparon.
Toda la euforia de la gente lo hacían corear junto con Shachi la hermosa canción, aunque también tenía cierto toque de lujuria.

Todos aplaudieron al final de la canción y se apresuró a salir disparado hacia la puerta que le había dicho el cantinero.

-¡Oye Penguin! ¿A dónde vas? - grito Shachi viendo a su amigo correr algo desesperado.

-No tardo, tengo que ver algo. - le contesto mostrando una sonrisa pervertida.

-Espera yo también quiero ver. - le dijo Shachi al ver que su amigo planeaba algo pervertido y él quería ser parte de eso también.

Empezó a tratar de alcanzarlo, pero tropezó con alguien haciendo que se cayera encima de esa persona.

-¡Auch! Lo siento no veía por donde iba. - se disculpó de inmediato ocultando su mirada tras su gorro verde el pobre chico.

-No hay problema. - le contesto - Pero... ¿Por qué te sonrojas? - le pregunto al ver la reacción del chico.

 

 

Penguin no alcanzo a escuchar a su amigo ya que nuevamente la música volvió a invadir el lugar.
Abrió la puerta, se adentro y cerró con algo de brusquedad. Se percato que aquel pasillo no se oía tan fuerte el sonido, de hecho casi no se escuchaba y parecía ser un lugar algo silencioso.

Era hora de ver a aquella pelirosa.

Camino a paso seguro viendo las puertas del pasillo. Si era la hermana del dueño, seguramente su puerta debía tener algo para que nadie entrara a su cuarto, tal vez una flor o alguna marca o estampado, pues la chica se veía que era de esas, una chica bastante femenina y rosa.

Seguía caminado por el pasillo cuando escucho que se aproximaban unos sujetos. Hablaban de cómo les había ido en el espectáculo y se adentró en un cuarto al azar.

Cerró con delicadeza la puerta y la tenue luz revelo que era el camerino de algún integrante de la banda, trato de esconderse tras una cortina donde había ropa colgada. 

"Por favor que no entren aquí. Por favor que no entren aquí" suplicaba Penguin en voz baja mientras escuchaba los pasos y las voces acercarse cada vez más.

De pronto un silencio y la puerta del cuarto donde estaba metido se abrió.

"No puede ser... El destino me odia" - maldijo Penguin al ver que la persona que había entrado al cuarto era nada más y nada menos que el cadenero manoseador baterista.

Trato de ocultarse todo lo que pudo entre la ropa. Y es que el muy maldito rubio puso el seguro en la puerta para que nadie entrara o... ¿saliera?

El intimidante hombre rubio se quito lo que parecía ahora un casco de su cabeza dejando ver que su pelo largo también tapaba sus ojos.
Penguin no pudo negar que su rostro no era el que imagino, es más era agradable y parecía ser bastante atractivo.

Cuando empezó a desabrochar su camisa, dejo ver algo de su trabajado cuerpo, y ahí Penguin no pudo reprimir una pequeña respiración bastante extraña incluso para él.

El rubio se tensó al escuchar el sonido y de inmediato volvió a abrochar parte su camisa azul. Se puso su casco, quito el seguro y abrió la puerta para ver si el sonido provenía de afuera.

Salió del cuarto y eso le dio la oportunidad a Penguin para salir de su escondite y alejarse del rubio cadenero manoseador baterista.Pues ese nombre le puso por todas esas extrañas cosas que caracterizaban a ese peculiar hombre.

 

Lo que si no contemplo es que su saco te atoro con lo que parecía ser una hoz o una navaja bastante grande haciendo que cayera en medio de la habitación sobre los codos.

-Esto tiene que ser una chingada broma... - dijo tratado de pararse del suelo alfombrado.

 

 

El rubio salió para ver que no había nadie, ese extraño sonido lo saco de sus pensamientos y quizás alguien andaba de curioso, camino por el pasillo hasta la puerta que daba al bar pero no vio a nadie, así que decidió volver a su cuarto para cambiarse, e ir a buscar a cierta persona que le había llamado la atención hace algún tiempo.

 

Cuando la puerta se abrió, Penguin estaba arrodillado en el suelo, con el gorro mal acomodado y limpiando las mangas y codos de su saco.

El rubio sólo cerró la puerta tras él y puso el seguro.

-Esto... no es lo que parece... - dijo Penguin nervioso al ver que el otro ponía el seguro en la puerta.

-¿Y qué es lo que parece? - pregunto burlón Killer al ver que el chico en vez de pararse se arrastraba hasta una de la paredes del cuarto.

-Estaba... buscando a alguien. - siguió contestando nervioso al ver que le rubio caminaba hacia él.

-Parece que ya lo encontraste. - contesto a lo que dijo Penguin y se quitó su casco dejándolo rodar por el suelo de la habitación.

El atractivo rubio se arrodilló, se colocó entre las piernas del chico y acariciaba su gorro, apretando el pompón de este.

Penguin sólo cerró los ojos tan fuerte como pudo, sentía el color subir a sus mejillas violentamente. No podía negar que le gustaba pero tampoco lo diría en voz alta.

Las caricias por encima de la ropa hicieron que Penguin acelerara su respiración, tocaba sus brazos, su pecho, abdomen y el interior de sus muslos.

Las manos de Killer sabían que puntos tocar para que le otro se dejara llevar. Sonreía por oír su agitada respiración, y con cuidado le quitó su gorro dejando ver su cabello castaño oscuro despeinado.

-Que hermoso cabello. - no pudo evitar decir sus pensamientos en voz alta Killer, cuando su mano también se enredaba en este.

-¡Aahh! - esta vez un gemido salió de los labios de Penguin. Por sentir su cálida y tierna caricia en su cabeza seguida de aquel cumplido.

Y es que esa era una de las razones por la que ocultaba su cabello, era muy sedoso y estaba muy cuidado, además de que cualquiera que acaricia ese hermoso cabello suyo le gustaba de sobremanera.

 

Killer al ver su sonrojo, más su gemido y su ahora agitada respiración, no pudo más.
Acorralo al castaño chico con su cuerpo dejando su pecho desnudo al alcance del él.

Le estaba quitando la ropa de una forma un poco brusca a Penguin pero parecía no oponer resistencia aunque sí hablo de forma demasiado sensual para Killer.

-No... me van... los hombres... - decía Penguin mientras se dejaba hacer todo lo que el rubio quería.

-A mi me parece que sólo yo puedo hacerte sentir así. - dijo Killer en tono de voz dominante, sin dejar su labor de quitarle la molesta ropa.

Penguin que sólo sentía los tirones en su cuerpo, no pudo evitar tocar el pecho de Killer para tener más equilibrio según él.

Le sorprendió la suavidad de su clara piel y es que había tocado a varias chicas, y esta cálida piel no se comparaba a ninguna de ellas.

Ya estaba solo con su pegando bóxer puesto, cuando Killer empezó a quitarse su propia ropa.

 

Penguin que se sentía nervioso, excitado, confundido y extrañado por la situación en la que se encontraba, no pudo evitar pensar.
"Joder... ¿Que estoy haciendo? ¿De verdad voy a acostarme con un hombre?... ¿Apenas lo conozco?... Y si lo que dijo es cierto... que sólo él puede hacerme sentir así... " -quizás la confusión y la excitación hacían una mezcla de dudas en su cabeza sobre sus verdaderas orientaciones sexuales, pero eso no evitaba que se perdiera en el placer que sentía en su interior.

 

Killer dejaba caer su ropa delicadamente para ver las reacciones de Penguin.
Lo veía sumergido en sus pensamientos, y decidió traerlo a la realidad cuando su excitación se dejo ver.

Penguin trajo saliva por el enorme miembro semi erecto del rubio.

-Vas a disfrutarlo mucho. Lo prometo. - le dijo en un susurro muy sensual Killer mientras se acercaba a sus labios entreabiertos de Penguin.

Esa sola frase le dio un escalofrío al castaño que llego directo a su entrepierna despertando su miembro. A la mierda todo, si era un hombre o si apenas le conocía, eso ya no importaba para él.

Veía como se acercaba peligrosamente el rubio degenerado manoseador y su lengua preparo sus labios mojándolos un poco. Esto hizo que Killer se abalanzara sobre él para devorar con gusto sus labios.

El beso fue algo violento al principio y Penguin apenas y podía corresponderlo, pero no quería apartar al fuerte rubio, y se abrazo a su cuello para profundizar más ese demandante beso.

Killer por su lado, al sentir que el otro de verdad quería más de él. Le recostó en la alfombra para poder abrazarlo por la cintura con una mano y con la otra acariciar el ya erecto miembro de Penguin.

Ese beso parecía no tener fin, y subía más su temperatura, sus lenguas se rozaban con algo de brusquedad pero sin lastimarse, se separaban un poco para poder tomar el aire necesario y seguir besandose.

El rubio le quito la última prenda al castaño y sus miembros ahora ya erectos de los dos se rozaban. Eso sí hizo que se separaran para hacerlos gemir más sedientos de lujuria.

-Eres muy sensible. Me encanta. - dijo Killer para que el otro sólo se encogiera en su pecho ruborizado.

No podía o más bien no sabía que decir Penguin ante tales comentarios. Una cosa era alabar a una chica y otra a un chico.

El rubio se separó un poco para buscar en la bolsa de su pantalón un tubo de lubricante y un condón.

El castaño veía cada acción del rubio y se molesto un poco por las acciones tan consideradas del otro.

-No soy... una maldita nenaza... - sentenció tartamudeado un poco molesto, pero de inmediato el rubio lo beso con más lujuria y Penguin parecía perder esa batalla donde sus lengua ya se reconocían instintivamente.

-Te he dicho que lo disfrutarías y eso pretendo. - le dijo sobre los labios de Penguin.

-Está bien... pero con una condición... - dijo el castaño.

-Lo que quieras. - siguió susurrando pero ahora en su oído de forma sugestiva y lamiendo su lóbulo de su oreja.

-Quiero... Quiero... sentirte... es decir... no quiero... que... - le cortó el rubio acariciando su cabello.

-Entiendo. Será como tú digas. - Killer entendió que Penguin no quería de usara el condón quizás el hecho de verlo le daba la sensación de que era una delicada jovencita y eso no le gustaba nada. Pero el lubricante si lo usaría para no lastimarlo.

Siguió besando el rubio esos labios ahora rosados por lo sensibles que eran. Si tan sólo besarlo ponía así a Penguin, ya quería verlo gemir de placer por más.

-Por cierto... Me llamo Pen-Ahhh... - Penguin fue interrumpido por un dedo cubierto de lubricante abrirse paso en su entrada.

-Lo sé Penguin... Pero tú no sabes mi nombre ¿o sí? - maldito rubio degenerado, el ya sabía su nombre.

"Un momento de donde me cono..." Su pensamiento fue interrumpido por la voz del sensual rubio.

-Killer, ese es el nombre de tu novio ahora. - siguió moviendo el dedo en su estrecha entrada.

Penguin sólo temblaba por la sensación tal placentera y por la palabra "novio". Nunca antes tuvo una novia y menos un jodido novio.

-Pensé... que eras... sólo un degenerado cadenero manoseador y baterista... - la última parte lo dijo demasiado rápido para no verse interrumpido por un nuevo movimiento dentro suyo.

-Jajajaja. - río Killer ante tal apodo. Era ridículamente largo y algo apropiado para él, pero de inmediato continuo con voz dominante.- Pero sólo contigo. - le dejo en claro que no lo hacía con cualquiera y que Penguin era el único al que quería.

Más gemidos escapaban por sus tiernos labios, cuando esta vez Killer metía dos dedos más.

Eso le provoco un ligero dolor que luego fue remplazado por un placer que sintió cuando toco algo en su interior. Jamás se había tan excitado y ese placer era demasiado bueno para que un hombre... Mejor dicho su ahora novio le provocaba.

-No puedo esperar más... - dijo Killer al sentir su miembro palpitante de dolor por querer entrar en ese cálido cuerpo.

Cuando saco los dedos de su interior Penguin hizo una mueca, pero cuando iba a reprochar sintió como alzaba una de sus piernas hasta colocarla en el hombro del rubio.

El chico castaño sólo se sonrojaba aún más y mordía inconscientemente su labio inferior.

Killer aplico más lubricante en su grande excitación y la coloco en la entrada del tierno joven sin entrar. Siguió aplicando más lubricante en su mano para tomar el miembro de su novio y este gimió por ser tocado con algo de fuerza.

-Penguin... - dijo su nombre casi en un susurro e introdujo su gran miembro con algo de presión en el estrecho cuerpo de su novio.

Lo hacía lentamente para no lastimarlo y lo masturbaba al mismo tiempo para que se relajara. Al sentir esa oleada de placer y dolor, Penguin lo tomo por los hombros clavándole un poco las uñas en su blanca piel.

Cuando todo su miembro estuvo por completo dentro de él. Empezó con un lento envaine. Ahora el castaño chico lo atraía más hacia su cuerpo, no podía creer cuando bueno era aquel placer y gemía sin control.

El rubio también gemía por lo bajó, quería ir más rápido pero no quería lastimarlo.

Ese hermoso rostro sonrojado lo ponía a mil, era mejor de lo que se había imaginado. Y las estocadas eran más profundas y rápidas.

El ritmo se hacía casi frenético y el miembro del rubio entraba hasta tocar ese lugar que hacia gemir a Penguin.

 

Solo los gemidos de ambos hombres se escuchaban, sus cuerpos pidiendo por más hacía que se besaran apasionadamente sin parar el casi brutal envaine. Su mano lo masturbaba rápidamente y ya estaba llegando hasta su límite.

-Ki... Killer... yo... ¡Aahh! - no pudo terminar su entrecortada frase porque llego al tan esperado éxtasis derramandose en la mano de su novio.
Esto hizo que instintivamente contrajera su estrecho interior y arrastrara al rubio también. 

-Penguin... - susurro su nombre al vaciarse en su interior. Era el mejor placer que había en todo el mundo y más porque su novio también lo había disfrutado. Lo empezó a besar inmediatamente después de ese tan tremendo placer.

 

Después de varios besos y caricias, el rubio salió de su interior delicadamente y se acostó a su lado abrazándolo posesivamente.

Penguin también lo abrazo muy fuerte y hundía su cara en su fuerte pecho.

-Killer... - por fin hablo Penguin algo avergonzado alzando la vista para ver a su novio.

-Penguin... La verdad es que hace algún tiempo te había visto en varios bares de la cuidad y quería conocerte... - Killer sabía lo que quería preguntarle y se adelantó respondiendo sinceramente.

-Así que... decidiste tocar en un bar... sólo para conocerme... - siguió más avergonzado porque el rubio acariciaba su sedoso cabello.

-Fue lo único que se me ocurrió. - ahora el avergonzado era él, incluso se sonrojo y giró un poco la cabeza.

Penguin lo miro y tomo su rostro con sus manos haciendo que lo mirara.

-Sabes... Me gusta tu rostro aunque... ¿Por qué ocultas tus ojos? - la verdad tenía curiosidad de ver sus ojos y ese flequillos los tapan muy bien. Subió su mano hasta despegar su frente y se asombró por ver el color azul casi electrizante que destellaba en sus ojos.

Era lo más hermoso que había visto, y el sonrojo que provoco en Killer lo hacían ver bastante tierno.

Penguin no pudo evitar besarlo nuevamente pero ahora con más calma y de alguna forma con cariño.

Killer correspondía el beso abrazándolo por la cintura para atraerlo más a su cuerpo.
El constante roce de sus lenguas los volvía a excitar y empezaron a tocarse descaradamente.

-Vas a hacer que quiera hacértelo de nuevo. - la verdad es que Killer quería tener otra ronda de sexo pero lo haría con más calma para memorizar cada parte de su sensible cuerpo.

-Pues yo quiero hacerlo de nuevo con mi no... novio. - la verdad es que esa palabra le causaba un cosquilleo en su estómago y en su corazón.

-Je... Sabes, ahora que somos novios puedes hacer lo quieras. - ya estaba más que dispuesto y subió a Penguin sobre su cuerpo sin dejar de abrazarlo.

El castaño como respuesta sólo lo besaba apasionadamente.

No estaba seguro sobre si le gustaban los chicos o las chicas pero lo que si sabía era que Killer si le iba y de sobré manera. Nunca pensó que ese viernes cambiara su vida para volverla una vida llena de pasión y ahora amor por su nuevo novio.

 

 

Notas finales:

Gracias por leer.

Cualquier cosa estoy para servirles.


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