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Familia Usami vs Familia Uesugi = Dulce amor prohibido por luky_luze

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Notas del capitulo:

Buenas noches mina

gomene, no pude subir el cap el domingo mucho menos el lunes, hasta apenas hoy miercoles tuve tiempo para acabar de escribir la tercera parte que me faltaba para este cap

mendiaga escuela, me quita tiempo y exprime mi imaginacion u.u pero no importa todo sea porque deje de ser burra jeje

bueno sin mas preambulos 

a leer!!

Al día siguiente…

Despertó muy pesadamente, sus ojos le pesaban a mares, con exactitud no lograba recordar que hizo la noche anterior, se sentía un poco mal por eso, sentía que eso que no lograba recordar era muy importante. Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando sintió como su cabello y espalda eran acariciados tierna y cálidamente por unas frías pero a la vez tibias manos. Con el poco brillo que lograba colarse de las puertas de aquel balcón, dejo que sus ojos se acostumbraran a aquella luz, pero solo bastaron unos segundos para que recordara perfectamente lo que ocurrió la noche anterior.

“Buenos días mi amor, ¿descansaste bien?” –hablo el mayor, sin dejar de acariciar sus cabellos, dándole al menor un pequeño beso en la frente y después otro en los labios, intensificando este ultimo.

“Mmm etto bu-buenos días René, si dormí bien gracias… y tú, ¿Cómo descansaste?” –respondió el menor, ocultando su carita en el pecho del mayor, le daba vergüenza verlo por lo que ocurrió la noche anterior.

“Contigo a mi lado, fue la mejor noche y descanso que pude haber tenido mi Saya… gracias por lo de anoche” –respondió el castaño, deshaciendo el abrazo posesivo con el que sometía y protegía al menor, para que después estuviera encima del menor, haciendo que sus pechos desnudos rozaran e hicieran que se sonrojara el pequeño. Rodeando con su cuerpo la menuda figura de su niño, porque si era SUYO.

Sin pensarlo dos veces, robo de aquellos dulces y tibios labios un pequeño beso, haciendo que el menor se sonrojara con mucha intensidad, no lo hubiera hecho a no ser de que por culpa de las carisias que el mayor repartía en su cuerpo, comenzaba a agitarse y a poner a su corazón latir más rápido. El castaño hubiera llegado a mas que esas carisias, a no ser de que el sonido del estomago hambriento de su niño lo detuvo. Le fue inevitable sonreír y ver con ternura a su pequeño que solo se dedicaba a sonrojarse más y a ser devorado por la mirada del ojo violeta.

“¿Tienes hambre, cierto mi pequeño? Está bien, no pienso forzarte a que hagas el amor conmigo en estos momentos, así que puedes respirar tranquilo. Anoche no fui muy delicado contigo con mayor razón siendo nuestra primera vez, así que si te duele algo me hare cargo yo mismo de cuidarte y de asegurarme de que estés bien” –antes de que el menor pudiera responder, le dio un pequeño beso en su frente y luego otro en su pecho, para después quitar las sabanas de sus cuerpos, para colocarse el pantalón que traía puesto la noche anterior, cubriendo el cuerpo aun desnudo de su niño, pues planeaba prepararle a Saya un delicioso desayuno, para compensarle lo que hizo por él.

El menor leyó las intenciones que su novio planeaba hacer por él. Fue algo único y que pensó que no podría experimentar, así que sonrió feliz y alegre. Era ya hora de que continuara con sus actividades del día, pero cuando intento incorporarse del lecho, un intenso dolor en su espalda baja lo invadió. Emitió un pequeño gemido de dolor, le dolía en el alma pero intentaría no alarmar al castaño el cual no paso por desapercibido aquel alarido que el ojo dorado emitió, rápidamente se acercó a él para ayudarlo a sentarse en la cama.

“Perdón… anoche no me medí y termine por lastimarte” –se disculpo el mayor, viendo la figura del pequeño, el cual intentaba acercarse a la orilla de la cama y ponerse de pie, pero el dolor en su espalda baja era tan intenso que provoco que sus piernas perdieran fuerza y estabilidad, haciendo que por poco callera, a no ser de que el castaño lo sostuvo a tiempo y lo sentaba delicadamente en el lecho.

“No te disculpes… admito que me duele un poco, pero dadas las circunstancias, no podre caminar bien en todo el día. No te mortifiques, sabíamos ambos que esto iba a pasar. En verdad, fue la noche más maravillosa que he vivido, todo gracias a ti. Te amo René” –respondió el menor, acariciando una la mejilla izquierda, reconfortando al castaño el cual al tener esa mano en su rostro buscaba más calor de su niño, le beso su mano haciendo sonrojar al menor. Después de eso, el ojo dorado busco alguna prenda cercana (de las que quedaron regadas en alguna parte de la habitación) que lo ayudara a cubrir su desnudes.

“No me provoques Saya…” –advirtió el mayor, viendo que la menuda figura del ojo dorado era tapada por su camisa, la cual al pequeño le quedaba demasiado grande y amplia pues, las mangas de esa camisa no dejaban que viera sus manos, haciendo que colgara y se viera terriblemente adorable y violable .

“…Yo no te estoy provocando… René” –respondió el menor, levemente sonrojado, mientras acababa de abrochar los botones de la camisa de su novio, todo bajo la atenta mirada de este.

“Pienso hacer el desayuno, pero no podre hacerlo si no te veo y sé que estas bien. Ahora no puedes caminar, por tal motivo pienso cargarte hasta que lleguemos a la cocina. Tu solo relájate y disfruta el viaje” –dicho esto, coloco el cuerpo de su niño en su hombro, pues era la manera más cómoda para el llevarlo así, mientras el pequeño lo abrazaba del cuello, se sentía como un costal de papas pero debía admitir el gran detalle que el castaño tenia con él.

Mientras el ojo violeta bajaba con sumo cuidado las escaleras de la segunda planta para no perjudicar más a su ojo dorado, acariciaba las piernas del menor para reconfortarlo y darle a entender que él lo iba a cuidar y le brindaría la protección que tanto se merecía aquel ángel. Pudo ver atreves de un espejo que estaba colgado en la pared que paso para llegar a su destino la pequeña entrada del peli negro, viendo como de esta aun salía la esencia con la que él se encargo de llenarlo anoche, viendo como de las piernas de su novio escurrían un par de finos hilos blancos con un poco de color rojo, dando a entender que el pequeño dejo de ser virgen, siendo él el culpable. Era obvio que al término del desayuno, se encargaría de que ambos se dieran una merecida ducha después de una maravillosa noche de entrega de amor mutuo y sin freno alguno.

Sonrió ante aquella escena. No cabía duda que había heredero la mente pervertida de su padre. Y claro que estaba orgulloso de haberla heredero, sino nunca hubiera podido reunir el suficiente valor para pedirle semejante *regalo* a Saya. De algo sirvió desvelarse todas las noches de las últimas tres semanas leyendo todos y cada uno de los libros BL que su padre ha escrito desde que el castaño nació y hasta ahora. Y gracias a eso, fue como pudo hacer todo lo que le hizo a su novio la noche anterior. *Creo que… esa es una de las ventajas de tener a un padre escritor, además de seme y pervertido…* pensó el ojo violeta, llegando a su destino, sentando delicadamente a Saya encima de la barra de la cocina, para que pudiese vigilarlo y cuidarlo mientras el preparaba el desayuno para ambos.

Después de ver como su novio se paseaba por la cocina de sus padres como si fuera su propia casa, un pensamiento repentino comenzó a invadirlo ¿Dónde está Kei? Si bien sabia del paradero de su hermano mayor, eso no evitaba que se preocupara por el paradero del gemelo de este. Ahora que recordaba… no sabía si el rubio había llegado a la casa. En ese instante se sonrojo de manera agresiva pues cabía la posibilidad de que su hermano lo hubiera escuchado a él y a René como se estaban entregando mutuamente durante la noche pasada, cómo el pequeño gemía y gritaba el nombre de su novio y como este se encargaba de que la base de su cama rechinada por cada embestida que arremetía en el. Ante aquel recuerdo el sonrojo que tenía se intensifico más, si es que era posible.

“No te preocupes, tu hermano está bien. Antes de que los dos cayéramos rendidos por el cansancio, te envió un mensaje diciendo que no iba a llegar por culpa de su *suegro* y que no te preocuparas por él, sabe cuidarse solo. Además… dijo que más te vale que para cuando regresara Rei y tus padres, comenzaras a retomar tu condición y movilidad en las caderas” –la intervención del mayor lo desubicó levente, ¿su suegro? Es decir que… por culpa del padre de Megumi-senpai no llego anoche, eso sí que no se lo esperaba, pero estaba infinitamente feliz de que Kei no llegara a la casa anoche, sino no tendría cara para verlo a los ojos.

Un momento, ¿comenzar? ¿Movilidad de caderas? ¿QUEEEE? Es decir que… sabia que René iba a pasar la noche con él y que además hicieron… *¡¡¡ahhh!!! Esto no puede estar pasando, como mi hermano puede saber eso…* se regaño mentalmente pues no podía creer que Kei le hubiera mandado eso en su mensaje de ayer. Siendo sinceros podía esperar cualquier cosa del rubio pues resulta ser que él era el que tenía su vida sexual muy activa a diferencia de su hermano mayor y de el por supuesto, pero jamás pensó que el de ojos amatistas fuera así de… así de pervertido y para colmo también se lo estaba diciendo a él. Aun recordaba lo que Kei les relataba a Rei y a él, cómo habían sido sus primeros encuentros sexuales, con descripción grafica y todo y pues… era más la vergüenza que los dos experimentaban por saber algo tan *intimo* de su hermano que el hecho de que era el mismo rubio el que se los estaba relatando sin vergüenza alguna, es mas parecía que estaba orgulloso de haberlo hecho.

“Deja de pensar y enfoca tu atención únicamente en mi Saya…” –hablo el castaño, robándole un beso al menor y con eso unos cuantos segundos de oxigeno.

“Estarías igual que yo si tuvieras un hermano pervertido y que aparte de eso el te diga que también eres un pervertido igual que el… René” –respondió el pequeño al finalizar el beso, mientras un leve rubor se dibujaba en su cara.

“No tengo un hermano que sea pervertido… pero si tengo un padre que si es muy, muy, MUY pervertido, sino me crees pregúntale a mi papa que es el que aguanta todo lo que mi padre le hace en las noches. Además si supiera mi papa todo lo que tú y yo hicimos anoche es más que claro que me dirá que soy igual de pervertido que mi padre” –respondió tranquilamente el mayor, sin apartar la vista de los huevos con tocino que estaba preparando para dárselos a desayunar a su niño.

“A-ay algo que quise preguntarte pero dado las circunstancias no pude hacerlo *cambio el tema el ojo dorado* ¿Qué… que fue lo que paso entre tú y Rosalina cuando te encontré be-besándola cuando estaba con André a-aquel día?” –esa pregunta fue lo suficiente directa como para que el mayor dejara de preparar la fruta picada para el menor, sinceramente habían pasado por tantas cosas ayer que ni el mismo le explico a su niño lo que ocurrió entre él y su prima.

“Seré sincero contigo mi pequeño *rodeando con sus brazos la menuda figura del ojo dorado, teniendo su cara frente a frente con su niño* eso que viste hace tres semanas fue por culpa de Rosalina. Unas horas antes había recibido un mensaje de ella, diciendo que quería arreglar las cosas entre los dos, diciendo que lo único que deseaba era que fuera feliz a tu lado y que incluso estaba dispuesta a ayudarnos en nuestra relación *según ella* obviamente no le creí, pues años de conocerla y sabiendo el tipo de relación que llevan ambos como primos, me llego a sospechar que algo estaba planeando (junto con Lowell) que obviamente se trataría de algo malo entre nosotros. Le seguí el juego, quería saber que era lo que quería Rosalina de mí. Caminamos por las calles hablando de cualquier cosa que no sea de nosotros, a pesar de que ella no quería que lo hiciera. Cuando me di cuenta me estaba besando. Sé que sonara como una absurda e infantil justificación lo que te estoy diciendo pero debes creerme que es la verdad. Jamás te mentiría y mucho menos te engañaría con una persona que no quiero de nuevo en mi vida. Pero… después de que te vi llegar con Lowell y como te aferrabas a la mano de él, eso si me partió el corazón, me dolió tanto ver que confías mas en el que en mí, me dolió ver que él era el único que pudo consolarte en esos momentos en vez de que fuera yo” –respondió el mayor, poniendo sus joyas violetas en los ojitos dorados de su niño, queriendo transmitir lo que vivió y lo que tuvo que hacer para que todo lo que había logrado entre Saya y él en los últimos años y meses no se fuera a la basura.

No era cínico y no pensaba serlo ahora, quería hablar y decirle la verdad con él, pero debía admitir que si tenía miedo. Ayer, después de que vio como su ojo dorado se iba en el auto de Lowell y como el peli negro salió en defensa del de ojos ámbar lo invadió un sentimiento de miedo y de angustia, tan profundo y doloroso que jamás imagino que experimentaría en su joven vida. Eso era algo que no quiera volver a experimentar el resto de sus días. Era más que obvio que mayor parte de su vida ahora dependía de una sola persona: Saya. Por tal motivo la simple idea de perderlo o de que este se vaya al lado de Lowell hacia que su corazón se estrujara muy fuerte en su pecho, claro que dolía y mucho.

“¿Sabes? La primera vez que te vi y cuando hable contigo, sabía que eres diferente de los demás chicos que he conocido, incluso sabía que eres diferente de André. Ahora con esto se que con esto no me equivoque y te lo agradezco infinitamente René” –esas palabras eran las únicas que lo hacían en esos momentos entrar en razón, el dolor que tenía en el pecho fue desapareciendo, volviendo que su corazón se sintiera cálido y lleno de nuevo. Volvió a besar aquellos labios que probo hace ya tantos meses atrás, aquellos que ya lo volvían un adicto a esa personita que no hacía otra cosa más que corresponder sus sentimientos de manera torpe pero adorablemente posible.

 En otro punto de la ciudad…

Reacciono gracias al fuerte dolor de cabeza que lo estaba invadiendo en esta mañana. No recordaba gran parte de lo había pasado la noche anterior y mucho menos no recordaba el porqué de ese inmenso dolor. Logro abrir los ojos solo para inspeccionar en donde estaba, dio un vistazo rápido solo para ver en donde había parado ayer después de que salió del trabajo *Juro por mi hermanito o hermanita que no vuelvo a tomar así en mi vida* se regaño mentalmente para después incorporarse del lugar donde durmió la noche anterior, mientras se sobaba la cabeza, le estaba afectando la cruda por haber tomado tanto ayer. Para su mala suerte eso era lo único que recordaba que hizo antes de caer dormido ahí donde estaba.

Pasaron unos minutos cuando ya se encontraba perfectamente en sus cinco sentidos o al menos eso es lo que quería pensar. Lo primero que hizo fue ver en donde había caído inconsciente. Dio otro vistazo rápido y para su mala suerte o des fortuna *según el* se encontraba completamente desnudo, solo una sabana le cubría sus partes intimas, pero abrió los ojos como platos al darse cuenta de que no era el único que estaba en esas condiciones. No señoras y señores, el gran Rei Uesugi no solo se encontraba desnudo en aquella habitación, no que va, sino que también lo estaba la otra persona que estaba durmiendo a su lado, siendo precisamente su novio, me refiero claro a Nao Kasuma.

“Buenos días Rei-chan, ¿dormiste bien?” –fue la misma voz del ojo azul él lo trajo a la realidad. Antes de que pudiera darse cuenta o de que reaccionara del shock en el que estaba, fueron los brazos del castaño los que lo atrajeron al cuerpo del mayor, abrazándolo posesivamente, sin intención alguna de quererlo soltar en todo el día.

“H-hola Nao je je je ¿po-podrías dejar de a-abrazarme? Me estoy poniendo nervioso además no recuerdo absolutamente nada de lo que paso ayer, y de lo que haya pasado entre nosotros anoche” –contesto el rubio, sintiendo como el agarre de su senpai en vez de aflojarse, se intensifico con mayor fuerza.

“Rei, desde el principió te advertí que no bebieras de esa manera y más si no estabas acostumbrado a hacerlo. Te está pasando exactamente lo que dije que iba a pasarte. Es una lástima que no recuerdes la maravillosa noche que tuvimos nosotros. Yo que quería volverlo a repetir” –hablo tranquilamente el mayor, aunque eso no evitaba que sus palabras sonaran serias y preocupadas a la vez, pero eso si con un toque de sensualidad que hicieron estremecer al de ojos amatistas.

“¿Po-podrías decirme que paso ayer en la ta-tarde y pa-parte de la no-noche? ¡Ahh! N-no hagas eso…” –articulo apuradamente el modelo, mientras sentía como el mayor acariciaba sus piernas, rozando con su entrada, la cual de inmediato fue invadida por la erección del mayor que ya estaba despierta por el simple hecho de tener a la persona que mas amaba entre sus brazos, el cual comenzaba a envestirlo lentamente, sacando gemidos casi inaudibles del ojo amatista, haciendo que el mayor volviera a excitarse como lo hizo la noche anterior.

“Mientras sigo con esto, te contare como paso y como llegamos hasta aquí, así que pon atención porque no pienso repetirlo Rei-chan” -hablo el castaño, sin dejar de envestir al ojo amatista el cual se encontraba sonrojado y con la boca abierta, invitándolo a probar sus labios, obviamente no iba a rechazar esa oferta, así que rápido y sin titubeos beso los carnosos labios del modelo, robándole el oxigeno que tanto necesitaba, callando de esa manera los gemidos que aumentaban cada vez el volumen.

Flash Back…

Se encontraban en la agencia de publicidad donde trabaja Rei. Hasta donde el menor le dijo, se suponía que le habían organizado una fiesta al rubio por el simple hecho de que había regresado la luz y vitalidad que tanto caracterizaba al menor. Según le dijo el menor es que para el estar en esos era algo aburrido y que si asistía era solo por cortesía y porque no quería quedar mal en frente de sus jefes. Por tal motivo en esta ocasión el de ojos amatistas invito al mayor, para que conociera un poco más el trabajo que desempeñaba y conociera con quienes se relacionaba su Rei-chan. Eso hizo que algo en el interior del mayor se volviera más fuerte y comenzara a invadirle el pecho.

“¿Nao, estas bien? Te noto distraído…” –la voz del modelo lo trajo a la realidad. Vio un tanto preocupado al menor, dado que en la mano llevaba su segundo vaso de refresco con vodka, y hasta donde sabe el menor no era bueno tomando, mucho menos en frente de sus jefes y colegas del trabajo.

“Estoy bien Rei, no te preocupes. Creo que el que está presionado eres tú, este es tu segundo vaso con vodka y por tus mejillas me doy cuenta que tú no eres alguien con experiencia tomando. Déjalo y vamos a bailar ¿sí?” –murmuro el mayor, abrazando posesivamente al menor, el cual se sonrojo fuertemente. No era ciego, sabía perfectamente que en un descuido de su parte y se llevarían a su Rei de su lado, ahora con el hecho de cómo estaba el menor, lo dejaba en cierta desventaja, y eso era algo que iba a impedir a cualquier costo. Nadie ponía su vista en su Rei-chan.

Así pasaron las horas entre celos y miradas asesinas que el mayor les dedicaba a todas aquellas y aquellos que se metieran con su novio. Si era celoso y uno de los peores pero con tal de no dejar la imagen de su niño con mala presentación y tampoco quería hacer una escena incomoda en frente de los jefes del rubio, unos cuantos de estos eran los que veían de manera poco sana al menor, buscado y viendo alguna oportunidad para llevarse a la cama al menor. Se regaño mentalmente, como podía ser tan imaginativo y poco confiado de su rubio, pero eso sí, no les iba dar el gusto a esos pervertidos de poseer al de ojos amatistas.

A regaña dientes comenzó a despedirse de las personas con las que trabaja el rubio, pues comenzaba el pequeño a decir incoherencias que si no hacia algo pronto, podría perjudicarlo en su carrera. Rápidamente se movió por los pasillos de la agencia, con el cuerpo del rubio el cual no quería irse aun de su fiesta por más que quisiera ponerse en contra de las disposiciones del mayor, no podía simplemente porque estaba un poco mas de estar solo mareado y porque el castaño era más fuerte que él, en todos los sentidos.

Haciendo pucheros y quejándose del porque fue sacado así del trabajo. El mayor hizo caso omiso de los pucheros y *maldiciones* del menor, solo se dedico a llevarlo salvo y salvo hasta el lugar del copiloto de la jeep del menor. Ni aunque fuera la última persona que estuviera en la tierra, no iba a permitir que el rubio tomara el volante. Lo amaba demasiado como para que en el estado del menor lo pusiera a manejar y por consiguiente el y su pequeño tuvieran un accidente.

Rápido y sin titubeos subió al auto y se dedico a arrancar, quería llevar a Rei a su casa para que pudiera descansar y para que los efectos del alcohol que ingirió se le bajaran. Aun era temprano, así que tenía suficiente tiempo para llevar a su casa al de ojos amatistas y terminar con su investigación. El silencio comenzó a formarse entre ambos jóvenes, los cuales comenzaban a tensarse y a ponerse incómodos, eso fue claro, hasta que el menor comenzó a moverse en su lugar de manera agitada, desabrochándose los botones de las camisa que traía puesta, mostrando un poco de la piel blanca que del que era dueño, comenzando a perturbar al conductor *designado* que era Nao, el cual le era inevitable no observar discretamente los movimientos agitados e excitantes del menor.

“¿Sabes? Mis padres no van a estar en la casa, así que… *acercándose peligrosamente al oído del mayor, lamiéndolo lascivamente* no tengo ninguna prisa o intensión de llegar temprano o de siquiera llegar” –hablo seductoramente el rubio, rozando su mano con la del castaño, insinuándolo a llegar a mas.

“¿Quieres ir al parque a dar un paseo?” –fue lo único que logro articular, en ese momento su autocontrol estaba en jaque, no pensaba sobre pasarse por el estado en el que estaba Rei, quería que su primera noche juntos el rubio fuera el que tomara la iniciativa, no quería presionarlo y no quería que el menor se sintiera incomodo en ese momento. Quería que fuera especial y que el mismo ojo amatista fuera el que le pidiera perder su virginidad.

Así pasaron los minutos y las horas, ninguno dijo nada durante el trayecto al primer parque cercano. El rubio no volvió a decir algo seductor o lascivo al mayor. Llegaron al primer parque que le pareció decente para pasar una velada decente con su novio, pues a pesar de que el menor estuviera aun bajo el influjo del alcohol, eso no significaba que no estuviera completamente consciente de lo que estaba haciendo y de lo que quería.

Caminaron por los caminos del parque tranquilamente, sin prisa alguna, tomados de las manos. Disfrutando de la brisa del aire primaveral que en esos momentos la noche les estaba ofreciendo. Deteniéndose unos cuantos segundos solo para que el mayor le robara uno que otro beso al menor, el cual se sonrojaba cada vez que lo hacía. Pero eso no significaba que el menor se vengara de igual forma. Se sentaron en una banca cercana, aprovechando que estaban completamente solos en ese parque, ninguno tenía la intención de separarse del otro. Entrelazaron sus manos en símbolo de que estaban juntos en las buenas y en las malas. En un sorpresivo movimiento de parte del menor, el rubio se encargo de rodear el cuerpo del mayor con sus piernas, sentándose en las piernas de este, rodeando con sus brazos el cuello del mayor, atrayéndolo su labios hasta los de él, fundiéndose en un beso lleno de sentimientos y de amor mutuo, el cual el castaño no se tardo en corresponder.

“Eso… eso fue demasiado… sorpresivo, ¿se puede saber porque fue?” –murmuro el castaño, hablándole al oído al rubio el cual se encontraba recargando su cabeza en el pecho de este.

“No lo sé… creo que lo hice porque quería *risita traviesa y bochornosa* además, *acercándose a la oreja del mayor, lamiéndole el lóbulo de este, provocando que se estremeciera el castaño* quiero que Nao-chan me haga el amor esta noche” –le susurro sensualmente al ojo azul, el cual al oír aquella petición hizo que el corazón de ambos latieran rápidamente, el rubio al ver así a su novio le abrazo para que sus latidos se regularizaran, aunque le era difícil dado que el también estaba nervioso y con un notorio sonrojo en la cara, el cual lo hacía ver tierno e inofensivo, a pesar de que era todo lo contario *en los ojos de otra persona que no fuera Nao o la propia familia del modelo*

“Mírame a los ojos y repite lo que dijiste hace unos momentos” –le hablo el ojo azul, tomándolo de la barbilla para asegurarse de que lo escucho no fuera mentira o solo que su mente le estuviera jugando una mala pasada, obligando a que el menor centrara su mirada solo y únicamente en el castaño, que estaba haciendo hasta lo imposible para hacerle caso a su autocontrol para no hacer suyo en esos momentos y en ese lugar el rubio.

“Nao, estoy algo pasado de copas pero eso no significa que no sé lo que quiero. Y lo que quiero es entregarme a mi novio, ¿no quieres hacerlo aun conmigo?” *en lugar de modelo, tuve que haber sido actor* pensó el menor, haciendo un lindo puchero, fingiendo estar *herido* por la actitud del mayor, era un buen manipulador como su papa cuando se lo proponía.

“Claro que quiero hacerlo contigo Rei, *se apresuro a consolar al rubio* es solo que me he imaginado todas las posibilidades para estar así contigo y bueno… quiero que esa noche sea especial e única para ti, no vamos a hacer cualquier cosa que las parejas hacen, ¿me entiendes?” –respondió el castaño, ocultando sus labios en el cuello del ojo amatista, dándole un pequeño beso en esa zona, haciendo que el otro se estremeciera.

“Por eso mismo te lo estoy pidiendo. Me siento preparado junto contigo para dar el siguiente paso y claro que lo daré únicamente contigo, no con otra persona. Yo te… te amo a pesar de todo lo que hemos pasado los dos juntos” –concluyo el menor, abrazando fuertemente al mayor, sintiendo como era puesto y cargado en el hombro del mayor, no dijo nada, pues prefería interpretar su silencio como un acepto por parte del castaño.

Entro punto de la ciudad…

Bajaron del automóvil, uno más ansioso que el otro, este estaba nervioso pero estaba decidido a continuar con lo que él solito empezó. Rápidamente su cintura se vio envuelta por unos fuertes brazos, mientras seguían caminando para llegar a su destino, mejor dicho, a su lecho de amor. Entre tropiezos y besos entran al lugar donde se entregarán mutuamente. El mayor comenzaba a desabrochar la camisa del menor, dejando su piel blanca expuesta, solo para su deleite personal. Cansado y desesperado de esperar para tomar de una vez por todas al rubio, lo cargo tomándolo de la cintura, sin dejar de besar sus labios, por reflejo o temor de caer, el modelo rodeo con sus piernas la cintura del castaño, sintiendo como su cuello era besado desesperadamente por el ojo azul. Tímidamente comenzó de igual forma a quitarle la camisa al castaño, dejándola regada en alguna parte del pasillo por el cual tenían que pasar para llegar a su destino. Su vista comenzó a nublarse, pero antes de que se dejara llevar por la excitación del momento y esas inmensas ganas de pertenecerle al otro, logro leer la placa del lugar donde pasarían su primera noche juntos: Salón de música.

Mira mis ojos y veras

Que siento por ti.

Explora en tu ser

Me hallaras no buscaras mas.

Dime que sientes mi calor

Y que corresponderás mi amor.

Sabes que si

Todo lo que hago, lo hago por ti.

Cumpliría con darle a su Rei-chan una noche inolvidable, comenzando claro al cumplirle con lo que el menor le pidió… *No suelo decirle esto a todos pero… mi fantasía es entregarme a la persona que amo en un salón de música. Por favor no digas que soy un pervertido, porque el que lo es Kei, no yo* sonrió al recordar esas palabras, cuanta inocencia y sensualidad podía esconder una sola persona y más si esta se ha caracterizado por ser alguien serio y reservado como lo era su Rei. Soltó un leve jadeo al sentir los labios del menor, mordiendo seductoramente su cuello, no le sorprendía que el rubio le exigiera un poco de su atención, así que dejo a un lado sus pensamientos y continúo con lo que estaba haciendo.

Abrió la puerta como pudo, sus besos aun reflejaban desesperación y pasión por querer recorrer cada centímetro de la piel del que era el afortunado de tenerlo por novio. Con la poco ayuda que tenia de su vista, logro llegar al pino que estaba en medio de la sala de música, con pesadez, se aparto del cuerpo del menor para preparar las cosas que utilizaría para que su primera vez con el ojo amatista fuera como siempre la imagino. Rápido, en menos de cinco minutos, ya tenía un improvisado lecho para que los dos estuvieran cómodos.

“Mmm…. ¿a quién le estas mandando mensaje a estas horas Rei?” –hablo el castaño, haciendo que el rubio apagara su teléfono dejándolo a un lado, mientras caía rendido por los besos que el mayor comenzaba a repartirle en el cuello, mientras le quitaba la camisa que estorbaba, para después dirigir sus labios en cuello, hombros y pecho del menor, el cual lentamente comenzaba a caer lentamente en la tapa del piano, sintiendo como el frio de aquel instrumento le provocaba un excitante escalofrió.

“No hagas caso a lo que viste… continua con lo que estabas haciendo… ahh mm” –respondió el rubio, sintiendo como su pantalón era jalado de manera lenta y tortuosa, pero eso si le encantaban esas nuevas sensaciones que estaba experimentando, ya no importaba donde estaba, solo lo que venía y lo que viviría junto con su novio.

Mira mis ojos y sabrás

Que nada te ocultan

Se acabo tu vez, tómame

Quisiera poder, poderte lograr

Dime que sientes mi calor

Nada quiero más que tu amor.

Sabes que si

Todo lo que hago, lo hago por ti

No hay amor como tú

Y otro que te ame así

No hay lugar si tú no estás

Donde quisiera estar.

Tan relajado y perdido estaba en sus pensamientos y en esas sensaciones que no se dio cuenta cuando el mayor lo llevaba cargando como princesa hasta los fotones, haciendo que comenzara a tensarse y a ponerse nervioso, no se estaba retractando de sus palabras, pero sinceramente esperaba que el castaño fuera bueno con él, después de todo sería su primera vez de ambos. Algo que nunca se espero fue que el mayor le retirara sus lentes, haciendo que su vista viera exclusivamente al ojo azul, el cual se había quedado hipnotizado por esas joyas amatistas.

“Ya te lo había dicho, tus ojos reflejan cosas que otras personas no son capaces de ver a simple vista. Es una fortuna que sea yo uno de esas personas. Son muy llamativos y expresivos tus joyas amatistas” –le susurro, acariciando el cuerpo del menor en toda su extensión. Le encantaba ver la cara sonrojada por el alcohol y por sus carisias y acciones. Comenzaba a excitarlo y era obvio que tenía que buscar alguna manera para disfrutar plenamente del rubio.

“*oliendo cada centímetro de la piel del pecho del rubio* Hules delicioso Rei-chan, me excitas a cada segundo que pasa de solo oler tu piel blanca y tersa, me dan ganas de hacerte mío una y otra vez que no puedo con estas inmensas ganas de escucharte gritar y gemir mi nombre” –continuo, sin separar un solo milímetro sus labios de los de su novio, aspirando todo el aroma que emanaba aquel cuerpo que podía sus pulmones sostener. Después sus manos se colaron hasta la tela negra que cubría la hombría del modelo, pasando sus largos dedos por el pequeño pero muy notorio bulto que sobresalía en la entre pierna del menor, el cual al sentir aquel pequeño rose, le fue inevitable no soltar un muy placentero gemido.

“Hmm… no h-hagas eso… e-es d-demasiado v-vergonzoso, n-no Nao… p-por favor…” –regaño el menor al castaño, al sentir como este le daba un beso a su virilidad aun cubierta por la tela del bóxer el cual le era retirado lentamente, haciendo más estimulante su primera noche junto con el ojo azul. Se sonrojo violentamente al sentir como a su erección le daban pequeños besos, mientras era estimulada por una de las manos del mayor y la otra se dedicaba a acariciar y a pellizcar cada uno de los pezones del modelo, el cual ya no sabía dónde meter la cabeza de la vergüenza que vivía, pues estaba gimiendo y jadeando como si su vida dependiera de eso.

Dime que tú sientes mi calor

Nada quiero más que tu amor.

Luchar por ti, sufrir por ti

Morir así, morir por ti.

Sabes que si

Todo lo que hago, lo hago por ti

Se tenso al sentir como era su miembro era succionado y embutido por el castaño, sus labios como su boca viajaba por toda la extensión de aquel pedazo de carne, el cual comenzaba a soltar gotas de pre semen, las cuales fueron ingeridas por los labios del mayor el cual las acepto gustoso. Unos minutos más pasaron para que los movimientos de Nao se volvieran frenéticos, haciendo que el otro comenzara a perder la conciencia por experimentar tanto placer que una sola persona, mejor dicho que su novio le daba solo con ver como su miembro era devorado como si una paleta de caramelo se tratara. Bastaron unos minutos para que el menor se corriera en la boca del ojo azul, que gustoso trago todo lo que su novio le dio en el primer orgasmo que experimento en la noche.

“Eres más delicioso de lo que me imaginaba que serias Rei…” –comento el mayor, lamiendo lascivamente sus labios, sintiendo como en estos aun estaba el sabor del semen del rubio. Con cada rose que su lengua así contacto con sus labios hacia que se excitara de manera alarmante, pensaba violar ahí mismo al modelo, pero con el poco autocontrol que aun tenia, se mantenía sereno y calmado, quería darle la mayor experiencia de su amor al que le robo el corazón la primera vez que lo vio en aquella ceremonia de bienvenida hace ya varios años, a la misma persona que se encargo el de investigar todo de él.

Respiraba agitadamente, intentaba por todos los cielos calmar su respiración, intentar calmar los latidos de su corazón, así como bajar unos grados de intensidad el notorio sonrojo que se notaba en sus mejillas. Eso había sido la experiencia más emocionante y sexosa que hubiera soñado tener con más razón con su novio. Cuando intento articular una respuesta más o menos decente con la conciencia que aun tenia, se le hizo imposible dado que de inmediato, tan luego abrió los labios para responder, estos se vieron atrapados por los del mayor, el cual ya no soportaba un segundo más de aquella entrega de amor mutua sin probar esos carnosos y suaves labios.

“Rei-chan, relájate, aun viene lo mejor…” –dicho esto, se separo de los labios del rubio, solo para ver como las joyas amatistas de este se veían acuosas, con un brillo de lujuria y de amor. Ese fue el detonador que necesitaba para continuar con lo que más deseaba. Lentamente sus labios fueron descendiendo por todo el cuerpo marcado levemente del menor, besando y mordiendo cuando tenía la oportunidad o simplemente porque quería. Llego hasta la una despierta erección del menor, pero quería continuar con su entrega de amor, así que lenta, despacio, sin prisa alguna, abrió levemente bien torneadas y firmes piernas del menor para deleitarse la mirada con lo que sus ojos eran únicamente testigos de eso.

La pequeña y rosada entrada de Rei se encontraba levemente dilata, quizá a causa del primer orgasmo que había experimentado en la vida, o quizá solo por la lujuria y pasión que ambos desbocaban ahora mismo. No lo sabía, lo único que tenía en mente era marcar como suya esa estrecha entrada, así como lo ha estado siendo el resto del cuerpo del menor. Preparar a Rei era su objetivo, pues bien sabe que no habría marcha atrás y quería que soportara lo que se le avecinaba.

Dando una pequeña lamida a aquel orificio, rio renda suelta a la preparación de su Rei-chan, acariciando las piernas de esta, abriéndolas un poco más para que tuviera el suficiente espacio para continuar. Estaba excitado, no cavia duda de eso, pero por más que luchara para no violar una y otra vez al rubio le era imposible no pensarlo. El menor soltaba gritos y gemidos de placer, acompañados por los llamados del nombre del castaño el cual estaba igual o peor de excitado que el ojo amatista. Cuando considero que aquella virginal entrada ya estaba preparada para recibirlo, la dejo en paz unos minutos, siendo objeto de quejas y calmados gemidos del modelo, el cual aun no comprendía porque lo había dejado de esa manera.

“Tranquilo mi Rei-chan, *besando su frente, quitándole unos mechones de su caballera rubia mojados por su sudor* ahora mismo vendrá algo mejor, dolerá un poco… pero será muy placentero, te lo juro” –antes de que el modelo pudiera responder sus labios se vieron de nuevo atrapados por los ajenos, en un beso lleno de amor, lujuria, pasión y de muchos otros sentimientos y emociones que ahora ambos jóvenes estaban experimentando. En menos de 10 segundos, el ojo azul ya se encontraba completamente desnudo ante la vista de su novio, el cual al verlo así se sonrojo más de la cuenta, eso hizo que al mayor una sonrisa sincera y tierna al ver esa acción tan inocente de Rei, hizo que mandara al diablo la voz que decía que fuera bueno con el rubio por ser su primera vez.

Lentamente se fue posicionando en la virginal entrada del ojo amatista, haciendo que la punta de su erección se abriera paso en esa estrecha cavidad, empujando lentamente para que el menor se acostumbrara a la intromisión. Rodeo con los brazos el cuerpo del modelo, haciendo que la mirada azulina y amatista se fundieran en una. Empujo un poco más, haciendo que la mitad de su miembro ya estuviera dentro de la cavidad ajena, haciendo que el menor soltara unas lagrimas de dolor, lo estaba rompiendo a la mitad, le estaba doliendo en el alma. Le fue inevitable soltar un sollozo de sus labios, que de inmediato trato de callar pero se le vio imposible, porque el dolor era insoportable. Se fue calmando cuando sintió como sus lágrimas eran limpiadas por los labios de Nao, el cual con eso lo estaba consolando, mientras acariciaba sus piernas, besaba su cuello y le susurraba tiernas palabras de amor al oído, siendo estas correspondidas con un tierno beso en los labios por parte del rubio al castaño.

En un movimiento que ni el mismo se esperaba, el castaño se encontraba en el lugar donde hace unos segundos estaba Rei, quedando está arriba del mayor, aun con la mitad del miembro erecto de su novio dentro. Rápidamente el investigador tomo por las careras al menor, para que la gravedad no hiciera de las suyas con el cuerpo y la persona que mas amaba. Se quedaron así hasta que la respiración de ambos se normalizaba al igual que los latidos de sus corazones.

“Te amo… Nao-chan…” –hablo después de varios minutos de silencio de su parte el menor, apartando las manos del mayor que lo sostenían de las caderas, colocándolas en sus piernas las cuales mantenían preso al castaño. Le dedico una sonrisa cálida y llena de sentimientos la cual hizo que se estremeciera el mayor, para después de unos segundos él solito se auto penetraba, teniendo completamente en su interior el miembro del ojo azul el cual aun estaba en shock por lo que sus ojos habían visto, pero eso también hizo que se excitara más de lo que ya estaba. Tardo unos minutos más para que acabara de acostumbrase a la repentina y dolorosa intromisión, pero estaba feliz porque al fin le había dicho a la persona que quería que la amaba, a demás de que se por ahora había dejado de ser tímido, siguiendo sus sentimientos.

“Rei el único consejo que puedo darte es que por primera vez en tu vida, actúes siguiendo a tu corazón y no a la mente brillante que tienes. Por un momento no pienses en libros, estudios, personajes históricos, en nada de eso hermano. Sigue tu instinto y tus sentimientos….”

Con esa idea y gracias a ese consejo que Saya le dio hace ya varios meses, lentamente comenzó un placentero vaivén entre su cuerpo y el del castaño, el cual estaba rojo de vergüenza sin quitar su mirada pervertida al ver como su Rei-chan tomaba la iniciativa del coito y el solito comenzaba a envestirse, colocando sus manos en el pecho del castaño para que no perdiera el equilibrio y no callera inconsciente. Cuando salió de la impresión, decidió no quedarse atrás, así que rápidamente tomo de nuevo por la cadera al menor, ayudándolo a subir y a bajar de su erección. En unos minutos más comenzaban a escucharse los gemidos y jadeos de los dos amantes que se estaban entregando mutuamente, siendo uno.

“D-despacio Rei… po-podría lastimarte… tómalo con calma… mmm…” –logro articular el mayor, sintiendo como los movimientos del rubio eran más profundos y pausados. Al parecer ya había encontrado el punto que volvía loco al ojo amatista.

“L-lo siento… pero quiero más de ti… quiero que me rompas en dos Nao-chan… ahhh” –respondió el otro, sintiendo como en una envestida verdaderamente profunda el mayor encontró el punto que nunca pensó que tendría. Bastaron unas cuantas envestidas más como la anterior como para que los amantes sintieran que ya iban a llegar al orgasmo, finalizando así esa noche mágica y única para ambos.

“Na-Nao, no h-hagas eso, yo me… me voy a… ahhhhhh” –tan abatido y perdido en las envestidas que el mayor daba a su cuerpo, no se dio cuenta cuando este lo estaba masturbándolo, obligándolo a llegar a su segundo orgasmo en esa noche. “Lo sé pequeño, yo también voy a…a… mmghh” –e igual como el menor lo hizo sobre su vientre, el castaño también se corrió, pero este lo hizo en el interior del menor. Al sentir como la esencia caliente del otro lo llenaba, le fue inevitable no excitarse de nuevo, sentir como el semen de su novio bajaba por su entrada y después se deslizaba por sus torneadas piernas, fue el detonador para que soltara un grito de placer.

“¡¡¡¡AHHHHHHHHHH!!!!”

Ese había sido su tercer orgasmo de la noche y por lo que veía, había sido el más placentero y lleno de muchas sensaciones que jamás imagino que experimentaría. Como era de esperarse, callo rendido por el cansancio, pues haber experimentado tres orgasmos la misma noche y dos seguidos era agotador. Así que se dejo caer en el pecho del mayor, el cual al igual que el intentaba normalizar su respiración. Soltó un leve jadeo y un suspiro al sentir como el castaño salía de él y con eso, un poco más de la esencia del mayor, haciendo que de nuevo se sonrojara hasta las orejas.

Lentamente se dejo vencer por el sueño, sentía los ojos pesados, se moría del cansancio. Había sido un largo día para ambos. Antes de caer inconsciente completamente, sintió como era acostado, cubierto su cuerpo por aquella sabana algo gastada, sus cabellos mojados por el sudor siendo besados tiernamente al igual que su frente, siendo abrazado posesivamente por el castaño, con temor de que le fueran arrebatar a su Rei.

“Te amo… Mi Rei-chan…” –respondió el mayor, robándole un beso en los labios al desmayado de su novio, abrazando con mayor fuerza al rubio, dejándose el vencer por el sueño y la experiencia de haber hecho el amor con la persona que más quería en el mundo.

Fin del Flash Back.

Notas finales:

Gracias por leer n.n!!

La cancion se llama: Todo lo que hago lo hago por ti, es de Bryan Adams

espero les haya gustado el lemon, tomenlo como una compensacion por subir el cap hasta ahora

Gracias OtakuAnonimo129 porque me dijiste que los lemon que escribo es mas amor que lemon, sinceramente es la verdad, porque soy de la idea de que sin no hay amor por parte de la pareja del lemon, entonces no es lemon, es solo sexo y ya... sin sentimientos

aunque siento que es el mas perver que he escrito y creanme cuando les digo que ya he escrito tanto lemon hetero y homo y no se, me puse rojita al final >///<

bueno eso seria todo por ahora 

nos leemos la proxima semana, quizas igual suba el cap prox el miercoels o como tenga tiempo, no me maten

un abrazo

luky


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