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Familia Usami vs Familia Uesugi = Dulce amor prohibido por luky_luze

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Notas del capitulo:

Hola n.n

se que van a querer matarme, no l@s culpo, despues de todo una semana sin actualizar no es cualquier cosa u.u pero no es mi culpa sino por culpa de las malditas vacaciones y ademas de que mi madre tiene la culpa, no me deja ocupar mi lap SUFRO MUCHO T_T

bueno ahora sin mas que decir que gracias por su paciencia y sus comentarios que por cierto me alegraron el dia :D el cap

A leer!!

 

Continuación Flash Back…

“Relájate Ayase… no es la primera vez que hacemos esto… no te pongas tenso…” –lo decía mas por el que por el menor, que a pesar de estar levemente sonrojado, estaba decido a continuar.

Soltó todo el aire que tenía guardado en los pulmones, después dijo “Estoy bien no te preocupes… a-además, ya sé que no es la primera vez que lo hacemos… pero debes entender que de ahora en adelante será así esto entre nosotros y por si fuera poco es la primera vez que lo aremos como espo…” –se vio interrumpido por un par de labios los cuales se encargaban de jugar con los suyos.

“Mmm… demasiadas palabras pequeño… por eso prefiero las acciones…” –tan luego dijo esto, se encargo de quitarle el delicado liguero que traía puesto su esposo de manera desesperada y casi necesitada. Tantos días de abstinencia ya comenzaban a pasarle la factura y una muy cara.

Sus manos se deslizaban con maestría el cuerpecito del rubio, haciendo que sus dedos rozaran levemente con los botoncitos algo erectos de su esposo. Ya no lo soporto más, comenzaba a perder el control de sus acciones pero estaba dispuesto a esperar un poco más por su ángel. Rápido y sin titubeos sus labios se acercaron al pecho y vientre desnudo de su pareja, se relamió los labios para prepararse para lo que venía, probar de nueva cuenta el sabor del que ya era adicto y dependiente. Rozo unos escasos segundos su lengua con los botoncitos del menor, logrando sacarle un sonoro y delicioso gemido al más chico, para así darle rienda suelta a su primera noche juntos como esposos que ya eran.

“…ahh n-no hagas eso e-es demasiado temprano como para que l-lo ha-hagas, n-no deja Ka-Kanou…” –intento coherentemente reprocharle el menor al mencionado pero estaba tan perdido en las carisias tan delicadas y sobre todo excitantes que ya no sabía que estaba diciendo.

“Tú solo déjate llevar por mis carisias y disfrútalo tanto como yo, además esto *rozando su mano con el pequeño bulto que comenzaba a verse debajo de la tela de las pantaletas* necesita que lo atiendan, relájate y solo dedícate a gemir para mi…” –respondió el prestamista, haciendo un camino de besos por el cuerpo del menor, pasando de los botoncitos ya erectos del menor hasta rozar con su ombligo, sus manos acariciaron de arriba abajo todo el cuerpecito de su esposo, hasta llegar sus torneadas, finas y blancas piernas. Deslizo sus manos por encima de aquel pedazo de tela que impedía dejar ver a su pequeño ángel desnudo completamente, solo para que el pudiese deleitarse con esa figura envidiable para muchas mujeres que tuvo la desgracia de conocer antes de su ahora esposo.

Lentamente, con toda la intención de seguir *torturando* al menor, fue deslizando aquellas pantaletas que solo se dedicaban a arruinar su vista perfecta de aquel que le robo el corazón la primera vez que lo vio, solo para excitarse mas de lo que ya re por si ya estaba al ver como la semi-erección del más pequeño llamaba su atención y claro que lo hacía, mucho más de la cuenta.

“N-ni se te o-ocurra hacerlo, sa-sabes que no me gusta que lo hagas…” –*advirtió* el rubio, al ver la intenciones pervertidas que el mayor comenzaba a formularse al verse totalmente expuesto ante su esposo, al ver la lujuria y pasión que desbordaban los ojos del empresario, se sonrojo rápidamente, pues el mayor tomo mas aquella *advertencia* como una invitación, invitación que no iba a rechazar.

“Quiero hacerlo Ayase…” –la profundidad de esa voz y la pasión con la que dijo eso fue lo suficiente fuerte para que el menor se dejara hacer, odiaba y a la vez amaba tanto esa voz tan pasional que el empresario utilizaba para seducirlo y obligarlo a aceptar lo que él no quería. Al no ver objeción alguna por parte de su ángel, se relamió los labios solo para que su lengua rozara con la pequeña punta rosada de la erección del que él era el culpable, pero al hacerlo logro sacar otro sonoro gemido del rubio, el cual ya no sabía que estaba haciendo.

“Y decías que no querías que lo hiciera…” –conterráneo el mayor, viendo lascivamente al menor el cual estaba mucho mas sonrojado por lo que el mayor le dijo, tenía razón quisiera o no admitirlo, si no le gustara lo que Kanou le estaba haciendo a su cuerpo… entonces ¿Por qué no puede controlarse?

“E-eso fue algo in-involuntario yo no… yo no quería… tu…” –se vio interrumpido por los labios ajenos de su esposo, el cual por un momento dejo de hacer la tarea que estaba haciendo en la entrepierna del menor, solo para robarle un beso y hacerlo callar, mientras su manos se encargaba de frotar la erección aun despierta del menor, provocando que él se excitara más de la cuenta. Y se corriera sin querer, mejor dicho porque ya no aguantaba tantas carisias que el otro le daba a su virilidad.

“No digas mas, y déjame seguir con lo que estábamos haciendo ¿sí?” –rápidamente le robo otro beso de esos dulces labios, para después ir haciendo un camino de besos y mordidas por todo el cuello, pecho y hombros del menor que solo se dejaba hacer, produciendo más de una marca roja como evidencia de que ya tenía dueño formal aquel ángel de ojos celestes.

Llego de nuevo hasta la despierta erección del más chico, embutiendo de un solo bocado aquel pedazo de carne, poco le importo tener paciencia o decencia con su esposo, jamás iba a permitir una abstinencia por parte del menor mayor a tres días. Aunque debía de estar exagerando un poco, solo habían pasado cuatro días desde que Someya lo *castigo* de no tocar a su pequeño. Ya ahora que lo pensaba… ¿A EL QUE LE IMPORTA LO QUE EL TRAVESTI LE DIGA? Hasta donde recuerda y sabe él no sigue órdenes mucho menos de alguien tan desesperante como lo era Someya.

“Te amo… Kanou…” –logro murmurar el más pequeño al ver como el otro hacia lo que quería con su anatomía, eran tantas sensaciones que lograba el mayor sacarle que le parece increíble creer que ya el empresario sea su esposo y el padre de su bebe.

“Lo sé Ayase, no tienes porque repetirlo. Lo supe en el instante en el que aceptaste casarte conmigo y esta tarde al escucharte decir *Acepto* Prométeme que no vas a dejarme y que ambos seremos unos buenos padres para el bebe que esperas… no me dejaras ¿verdad? Nunca ¿cierto? Sin ti y mi bebe se derrumba mi mundo. Prométemelo… por favor, necesito escucharlo…” –algo en el interior del menor se estrujo al escuchar eso de su esposo, ¿Cómo podía decir algo como eso en ese momento? Pero por él lo aria.

“Te lo prometo Kanou-san…” –sonrió al ver la mirada de agradecimiento del otro. Hacía tiempo que no llamaba al mayor de esa manera. Tuvieron que pasar unos cuantos segundos para que el mayor estuviera completamente desnudo ante la mirada angelical e inocente de su esposo el cual de inmediato se sonrojo fuertemente, nunca se cansaría de esa mirada tan suya de Ayase, esa mirada con la que lo conoció.

Con cuidado de no lastimar a su esposo, introdujo el primer digito en el interior del más pequeño el cual con ayuda de la esencia que antes el pequeño rubio había soltado en el primer orgasmo de la noche, con facilidad pues esa esencia comenzaba aflojar y a preparar a su esposo para lo que se avecinaba. Pasaron unos cuantos minutos más para que el mayor comenzara a introducir otros dos dedos en el interior del rubio para que comenzara a acostumbrarse más a su intromisión. Y claro que estaba funcionando aquella preparación pues el menor comenzaba a agitarse y a exigirle más al empresario el cual con mucho gusto le daría todo lo que su esposo le pidiera.

“Tranquilo Ayase… ahora mismo te sentirás mejor…” –dicho esto aumento la velocidad y la rudeza con la que sus dedos se movían en el interior del más chico, sacando gemidos y gritos de placer de aquel hermoso ángel. En un movimiento rápido, retiro sus dedos de la cavidad del menor, haciendo que el otro se quejara levemente, asiendo que al prestamista sonriera al ver la ansiedad del que su hermoso rubio y el eran víctimas.

En pocos segundos ya se encontraba posicionado entre las piernas del menor, el cual se puso un tanto tenso pues resulta ser que ya había llegado la hora. Rápidamente soltó todo el aire que tenia contenido en los pulmones para decirle a su esposo que ya podía continuar con lo que había planeado. Por su parte, el prestamista lentamente fue acercando la punta de su dolorosa erección hasta la rosada y aun estrecha cavidad del menor, cuando la mitad de su virilidad ya se encontraba dentro del más chico, se encargo de acomodarlo y acostarlo como es debido en esa amplia cama, para que pudiese acostumbrarse y gritar todo lo que sus sentimientos y emociones tanto desearan. Al principio el menor se removió de su lugar al sentir la erección del mayor entrando en él como si de papel se tratara, a pesar de todas las veces que ya había hecho el amor con su esposo, aun no lograba acostumbrarse de todo a tanta presión en sus paredes internas. Ahora que lo recordaba, fue el prestamista el que le quito su virginidad hace ya varios años y no de una manera muy bonita que digamos según recuerda, y ahora… está siendo lo más delicado posible con él, como si se tratase de algo frágil y que se pudiera romper fácilmente.

“Te dije que esta noche iba ser especial para ti… esta vez voy a hacerlo bien, no quiero lastimar a mi esposo y al papa de mi bebe. Pero eso no significa que en las próximas noches de los años que nos faltan por vivir sea del todo delicado contigo, así que no te acostumbres Ayase…” –tal parece que lee los pensamientos el prestamista, exactamente lo que pensó él lo dijo. Antes de que pudiera responder, otro beso en los labios le cayó de manera no brusca, vaya que jamás imagino acostumbrarse a esos detalles del prestamista con él, es más le gustaba que fuera un tanto bruto con el *masoquista, eso es lo que soy* pensó antes de que su cuerpo comenzara a experimentar el placer de las primeras embestidas que el mayor arremataba contra él.

Unos minutos bastaron para que el menor comenzara a soltar grandes y sonoros gemidos y jadeos de placer, el mayor aunque lo estaba envistiendo lo más humano y delicado posible ya empezaba a acelerar su corazón y mente. Su vista comenzaba a nublarse, no lograba recordar con exactitud todo lo que había pasado anteriormente, solo tenía claro una cosa: que estaba haciendo el amor con Kanou Somuku, su esposo, amante y en unos cuantos meses el padre de su bebe.

“…¡¡Ahhh!!...” –una embestida certera y placentera lo trajo a la realidad, había olvidado que cuando se perdía en sus pensamientos al momento del coito el mayor se encargaba de regresarlo a su tarea, que en este caso era gemir y gritar el nombre de su esposo. Que método más placentero y practico ¿no? Las embestidas a cada segundo que pasaba se volvían más frenéticas y profundas, tanto que sentía que iba a desmayarse de tanto placer por el que estaba pasando su cuerpo en estos momentos.

“….Ahhh… ma-mas rápido Kanou… más rápido… no te contengas, el bebe estará bien pero aumenta la velocidad… t-te lo su-suplico… mmm…” –pidió el menor, al sentir que el empresario ya había encontrado el punto que tanto lo volvía loco cada vez que lo tocaba, el mayor al escuchar eso fue música para sus oídos, y más que una súplica, fue una orden lo que escucho y claro que iba a acatarlo.

*Creo que tengo que embarazar más seguido a Ayase, está demasiado cooperativo y suplicante, además de ansioso y desesperado para que lo tocara…* pensó el mayor, aumentando la velocidad de sus embestidas, comenzando a masturbar a su niño, para que ambos llegaran al orgasmo al mismo tiempo.

“M-me vengo… Kanou… n-no hagas eso, s-si sigues con eso yo… yo no… ¡¡¡ahhhh!!!” –justo como lo había pensado el mayor, su rubio se había corrido en su mano, aun con su respiración y latidos al cien por ciento, un par de embestidas mas y el mayor se vino en el interior de su esposo, haciendo que este se estremeciera y soltara un jadeo además de excitante también era de cansancio, el mejor inicio de su noche de bodas. Después de unos minutos, sus respiraciones como latidos comenzaron a regularse, el mayor fue el primero en recuperar la compostura, se enderezo, acaricio el rostro frágil del menor besando sus parpados y mejillas para después besar sus labios en un tierno beso que duro varios segundos para después recargar su cabeza en el hombro del menor, aspirando todo el aroma que aquella figura transpiraba…

“Te amo tanto… nunca me dejes solo… prométemelo Ayase… no me abandones…” –murmuro el mayor, besando el hombro y cuello del mencionado, acariciando los cabellos rubios del menor, para después clavar su mirada en la azulina del menor. “Jamás te abandonare… te lo prometo Kanou… tu y mi bebe son lo más importante para mí, jamás los dejare…ya te lo había dicho: te amo y nunca me iré de tu lado” –respondió el menor, tomando la barbilla del mayor, acercando sus labios a los de él, para después darle un profundo beso en los labios, para continuar con su luna de miel.

Pero algo que Ayase y Kanou ignoraron completamente fue: No hagas promesas que no vas a cumplir y juramentos que vas a romper.

Fin del Flash Back.

El sonido del zumbar de una abeja cerca de su oído hizo que levemente frunciera el seño y se marcara en sus finas facciones. No iba admitirlo pero sinceramente esas facciones que herero de su papa la hacían ver más chica y niña de lo que era. Al ver imposible volver a conciliar el sueño en el que estaba y de que incluso no recordaba el porqué se encontraba durmiendo, lentamente abrió los ojos, cerrándolos un poco después de que su vista se viera afectada por tanto brillo y luz, después de unos segundos de que se acostumbro a tanta luz pudo enfocar su vista en un punto, después de analizarlo un poco se dio cuenta de lo que estaba viendo se trataba de la pasta de un libro *Romeo y Julieta* leyó en sus adentros, analizo minuciosamente aquel libro, no era viejo, ni tampoco tan nuevo ¿Qué estaba haciendo un libro ahí? Mejor dicho ¿ella que estaba haciendo en ese lugar? Para su sorpresa se encontró envuelta en una gran sombra producida por un gran y hermoso árbol de sakura. A su parecer estaba recostada sobre algo suave porque no le dolía o mostraba signos de que la hubiera pasado mal durante el tiempo que tuvo cerrado los ojos.

“…Me alegra saber que estas bien Megumi, ¿descansaste bien?...” –una voz suave y melodiosa la saco de sus pensamientos, nunca en su vida había escuchado una voz así de terciopelada y dulce, era como si se tratara de un ángel. Cuando se recupero de aquella impresión, se dedico a analizar al dueño de aquella voz, se sorprendió un poco al darse cuenta de que se trataba de un joven rubio, ojos celestes tan cristalinos y llenos de vida, casi idénticos a los de ella, de piel blanca y fina como la seda. Un momento… esos ojos… esos ojos ya los habían visto antes y no solo porque eran iguales a los de ella. Solo había una persona que conocía perfectamente con tales características y esa persona era… era…

“… ¿Pa-papá? ¿e-eres tu…?” –pregunto, levantándose del lugar donde estaba para ver mejor a la otra persona. Al ver que el joven le sonreía y asentía, no lo dudo y se abalanzo al pequeño cuerpo de su papá el cual sin pensarlo dos veces, correspondió el abrazo que su única hija le estaba ofreciendo.

“¿Cómo estas Megumi?” –hablo el pequeño rubio, acariciando y abrazando con mayor fuerza a su hija la cual estaba llorando, casi sollozando al ver a la persona que le dio la vida a cambio de la suya, en vivo y a todo color y no en las fotografías que su padre y su padrino le mostraron alguna vez de pequeña de Ayase.

“B-bien, padre y yo te extrañamos y queremos mucho snif… snif… ¿Por qué nos dejaste…? ¿No nos querías? ¿Ya no amabas a mi padre?” –se atrevió a preguntar la ojo celeste la cual en vano intentaba limpiar las lágrimas rebeldes que aun rebalsaban por su cara.

“Mi pequeña Megumi, jamás estuvo en mis planes morir, mucho menos dejarlos a ustedes dos, son mi familia después de todo, lo que sucedió fue que confié en las personas equivocadas. Pegue muy alto aquel error pero eso no significo que no dejara de amar a tu padre. Quiero que tengas algo muy en claro mi pequeño milagro, ustedes siempre serán lo más importante que tuve y tendré de mi existencia y claro que estaba dispuesto a dar mi vida por los dos. En este caso fue por nuestra única hija. Por favor no me odies y no hagas o digas alguna cosa en contra de tu padre o de Homare-kun, ellos como Misao, Someya y Gio solo han hecho lo que creen correcto para ti” –respondió el pequeño rubio, limpiando las lagrimas que aun resbalaban de la cara de su hija para después acariciar unos mechones de su cabello, haciendo que estos últimos se volvieran rubios y claros, como su cabello. Le contaría a su hija las cosas que sucedieron para que el ya no estuviera al lado del hombre que amo en toda la vida y de la personita, fruto del amor de Kanou y el.

Notas finales:

Chan chan chan...

lo se soy mala, pero juro que en otro cap sabran que sucedio con Ayase y el porque murio, ademas de como fue que Kanou pudo soportar y sobre llevar la ausencia de su esposo, ademas de como si el pequeño rubio tuvo que darse paso a ser padre soltero.

solo les digo que tengas paciencia y que prepares pañuelos porque lo mas provable es que lloraran en el cap que viene, ya me lo imagine y me dolio en el corazon.

no puedo decir que subiere el cap en esta semana, quiza si quiza no, solo mi madre lo dira (encerio -_-)

eso significa que hasta la proxima mina-san

gracias por leer!!

>u<

se despide por el momento 

luky


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