Sus ojos brillaron con emoción al ver como la pelinegra se ponía de pie y se dirigía hacia los baños, viendo la tan esperada oportunidad que había buscado desde que su persecución había iniciado. Espero unos momentos antes de ponerse de pie también, pasando con rapidez junto a la mesa donde se encontraba el primero a bordo en dirección hacia el tocador femenino.
Si tenía suerte, podría obtendría finalmente las respuestas que tanto buscaba…
xxxxx
Una gota de sudor cayo tras su nuca, sonriendo de manera nerviosa mientras miraba ambos carteles que se encontraban frente a él. Toda su seguridad se había desmoronado en cuestión de segundos al darse cuenta de la situación ridícula y, porque no, también peligrosa en la que se encontraba.
Una risita escapo de sus labios mientras agachaba la cabeza con frustración, sin poder decidir qué hacer, que elección tomar. Pues por culpa del ridículo disfraz que estaba utilizando, no sabía a cuál de los dos baños entrar.
Claro que en otras circunstancias habría entrado al baño de hombres como cualquier chico debería hacer, pero había recordado súbitamente que se había disfrazado de mujer para poder tener una cita con Zoro, y había estado a solo pasos de cometer una de las mayores vergüenzas de su vida.
Podía sentir su rostro completamente rojo, imaginando que habría pasado si algún hombre hubiese entrado y ve a una chica ocupando los orinales…sobre todo si esa chica estaba en una cita con otro joven aún más extraño y de llamativo cabello…
Serían más que una presa fácil no solo para los chismes de aquella pequeña cuidad, sino que podrían verse descubiertos en cualquier momento. Y también el hazmerreír de la tripulación por quien sabe cuánto tiempo.
Ya había tenido suficiente con pasar dos años en la isla de los Okama.
Maldijo en voz baja el momento en que se había puesto de pie, entendiendo la mirada sorprendida y divertida de su pareja al darse cuenta que se dirigía hacia los baños. Había olvidado ese pequeño detalle y ahora por su estupidez no sabía qué hacer.
Pero al menos, el espadachín había adorado el regalo que le había hecho tan solo minutos atrás.
La sonrisa boba que había adornado su rostro fue rápidamente reemplazada por un escalofrió recorrió su columna por completo, viendo como un hombre de cabello blanco le miraba con duda al notar su extraño comportamiento. Intentando mantener la compostura entro a paso mecánico hacia el tocador femenino, suspiro de alivio al notar el baño desierto.
Entro a uno de los cubículos con prisa, esperando salir antes que otra joven entrara y su apariencia se viera en peligro. Pero toda su buena suerte desapareció tan rápido como llego, viendo con los ojos abiertos como platos a cierta peli naranja entrando al tocador.
Reprimiendo los impulsos de volver a encerrarse en el cubículo hasta que ella se fuera o escapar corriendo del lugar desvió la mirada mientras fingía revisar su bolso, respirando hondo e intentando calmarse mientras se decía que, aunque Nami se encontrara en el lugar eso no quería decir que les había reconocido o sabia siquiera quien era en realidad.
Incluso él se sorprendía de lo iluso que podía ser.
-Hola, mi nombre es Nami- comento la navegante mientras extendía una mano en señal de saludo y sonreía efusivamente. Una sonrisa que el había aprendido a conocer muy bien a lo largo de los años…un gesto que aparecía en su rostro cada vez que la chica tenia algún plan malévolo en mente-
-Yo…yo soy…-correspondió el saludo con algo de torpeza, quedándose en silencio unos segundos mientras sentía como su corazón estaba a punto de escapar de su pecho- Saito Ryoko- respondió con el primer nombre que vino a su mente, sonriendo con toda la naturalidad con la que era capaz-
Al parecer la chica no se había dado cuenta de quién era en realidad, pues luego de presentarse iniciaron una conversación amena y alegre como si fueran dos buenas amigas que se conocían desde mucho tiempo. Sanji agradecía en su conocer tan bien a la navegante para poder escapar de las preguntas indirectas que esta hacia sobre el espadachín, logrando desviar la charla hacia otros temas, sin percatarse siquiera que aún se encontraban en el tocador ni que Zoro aún seguía esperándole en el local.
La peli naranja por su parte cada vez se enfrascaba más en la conversación, sorprendiéndose nuevamente de conocer a una chica tan animada e inteligente como lo era Ryoko. Parecían congeniar a la perfección, y si bien durante un instante había olvidado el verdadero motivo por el cual había seguido a su compañero de tripulación, opto por ser directa y responder de una vez aquella duda que desde el incidente en el restaurant, estaba carcomiendo su mente por la curiosidad.
-sabes, Ryoko Chan. La verdadera razón por la que me acerque a ti es por cierto motivo en particular- sin dudas ni titubeos en su voz Nami enfrento a la pelinegra, mirando con seriedad a su nueva amiga pero sin intenciones de asustarla- tu acompañante me ha llamado mucho la atención. No creas que quiero quitártelo ni nada por el estilo, pero me gustaría saber porque estas con él, o como le conociste-soltó una pequeña risa, intentando no incomodarla con aquellas preguntas- digo, alguien tan linda como tú con un hombre tan tosco como el…-
Asintiendo ante sus palabras, el cocinero logro entender a donde iba toda esa conversación. La navegante les había descubierto, o al menos si al peliverde. Conociéndola como la conocía era natural que buscase respuestas, y que mejor que resolverlas con su supuesta cita en el día de San Valentín.
Sonriendo al darse cuenta que aún tenía una oportunidad de salir airosos de aquel asunto y dispuesta a resolver sus dudas, aunque fuera a medias, el rubio abrió la boca para hablar cuando alguien más entro en la habitación.
Sanji sintió como su sangre se helaba al ver de pie en el marco de la puerta al espadachín, cruzado de brazos y con una semblante molesto, seguramente por esperar tanto tiempo. Y claro, por culpa de la conversación con Nami él le había olvidado por completo…
-Oi ¿Cuánto tiempo más planeas hacerme esperar, Sa…?-pregunto con enfado el peliverde, sintiendo como sus palabras morían en la garganta al ver de pie frente a él a Nami con una expresión acusatoria y divertida en el rostro. Ahora oficialmente, ambos estaban a un solo paso de quedar por completo al descubierto…-
Tsusuku (o tal vez no xD)