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-Bienvenido Hibari-sama.-mencionaba con tono meloso un castaño de ojos miel quien se encontraba vestido de Meid inclinado frente a la puerta de la entrada del departamento de la nube.
-h…herbívoro… ¿Qué significa esto?-gruñía lo que podía el prefecto de Nami-chuu al ver a tan delicioso castaño vestido de esa forma y más dentro de su departamento.
-¿sabe qué día es hoy Hibari-sama?-preguntaba el castaño levantándose sensualmente hasta pararse de puntitas frente al prefecto agarrándose de sus fuertes hombros.
-hm, es San Valentín ¿no?...-respondía haciendo uso de todo su autocontrol y no violar en ese preciso instante al ojimiel.
-exacto y he venido a darle mi regalo Hibari-sama….-besando tiernamente la barbilla del mayor sin quitar sus orbes miel de las metálicas, para después arrastrar a su guardián a la habitación.
Por su parte el prefecto se encontraba en shock sin poder digerir que su amado conejito tomara la iniciativa y menos de esa forma.
El castaño guio a su azabache hasta la habitación y en cuanto el prefecto cruzo el umbral de la puerta fue arrojado con fuerza sobre la cama por lo cual el menor solo logro hacerlo sentar sobre el colchón, mientras se hincaba y empezaba a gatear sensualmente hasta llegar a la entre pierna del moreno.
-Kyo-chan.-abriendo las piernas del perfecto que solo empezaba a sudar frio. –hoy te complaceré como nunca antes, solo por ser San Valentín…-mientras tomaba con sus dientes el cierre del pantalón negro del prefecto y empezaba a bajarlo rozando su nariz con el miembro del mayor quien abría como platos sus ojos al ver los afilados miel quitar sus prendas una por una hasta dejar expuesto su por demás despierto miembro.
Tomándolo con sus delicadas manos sin despegar la mirada del contrario.
-herbívoro…..-susurraba el azabache algo agitado por la excitación.
-hm.-acariciando toda su extensión….-itadakimasu.-dando un tierno beso a la puntita del pene para después empezar a lamerlo de arriba abajo sintiendo la textura de las venitas hinchadas y palpitantes de aquel miembro mientras la nube empezaba a dejar salir roncos gemidos de placer, el castaño continuo con su labor para introducir dentro de su boca la punta mordiéndola levemente causando un gruñido en el moreno.
-tsk…
-hm, siempre quieres morder a todos hasta la muerte, pero no toleras que yo te muerda un poco….-reía burlonamente el menor para capturar por completo el falo de su nube aprisionándolo dentro de su boca su lengua contra su paladar mientras con sus manos masajeaba los testículos del mayor proporcionándole aun mayor placer.
Las embestidas bucales empezaron a ser más rápidas y exigentes sintiendo cada vez más grande y duro el pene del azabache quien solo se arqueaba sintiendo como ráfagas de electricidad recorrían su espina dorsal.
Por su parte el menor con una mano libre empezaba a masturbarse sin dejar de atender el miembro de la nube dándole a la misma una imagen que nunca pensó ver en el hermoso rostro del ojimiel, no paso mucho para que ambos llegaran al clímax dejando salir sus esencias las cuales cayeron por todo el rostro del castaño quien se encontraba en el suelo con su traje de Meid mal puesto, con su rostro rojo y lleno de semen así como su respiración agitada.
-mmm, Kyo-chan dejaste salir mucho…-susurraba el menor limpiando su nariz con un dedo para después lamerlo eróticamente provocando que el miembro de la nube volviera a despertar. –mm parece que mi trabajo apenas comienza.-lamiendo la comisura de su labio para subirse encima del moreno pasando sus delicados brazos alrededor de su cuello mientras capturaba sus labios en un pasional beso , donde el menor introdujo su juguetona lengua tomando el control por completo aunque no duro mucho ya que el azabache no le dejaría todo el trabajo al menor de un rápido movimiento invirtió posiciones dejando al ojimiel bajo suyo mientras rompía el beso dejando ver una ladina sonrisa y una afilada mirada metálica.
-estás jugando con fuego conejito…-sonriendo sensualmente para después ser el quien devorara los delicados y suaves labios del ojimiel, en una danza de lenguas, recorriendo toda la cavidad del menor, mezclándose las salivas y sabores, los labios exigían más y más contacto sin embargo el molesto oxigeno se hizo presente por lo cual tuvieron que romper el pasional beso, mientras regulaban sus agitadas respiraciones.
Ambas miradas se veían detenidamente llenas de lujuria por lo que sin pensarlo y sin perder más el tiempo el moreno desvistió a su violable castaño dejándole solo un collar de encaje así como su cofia de Meid.
Sin más el azabache capturo con sus dientes uno de los pequeños y rosados botoncitos del menor mientras el otro era estrujado por sus traviesos dedos, por su parte el castaño trataba de mantener la cordura para poder empezar a desvestir a su seme, pero fue un intento inútil su visión empezó a nublarse y sus manos empezaron a temblar asiéndole imposible terminar su trabajo, el azabache satisfecho por logar controlar a su fiera insaciable empezó a desvestirse lenta y sensualmente ante la atenta mirada del menor dejando ver su bien formado cuerpo, esos pectorales perfectos, y ese estomago de lavadero que indicaba las largas horas que pasaba entrenando solo para morder a cualquiera hasta la muerte y ser el guardián más fuerte de su tierno conejito.
El menor anonadado por la vista que le proporcionaba la nube dejo que sus temblorosas manos acariciaran el cuerpo frente a el abrazándose a su moreno, y como ya no tenía pantalones el problema de la ropa pasaba a segundo término.
-te quiero dentro ya….-ordenaba el castaño mientras mordía el lóbulo de la oreja del azabache.
-tsk, no te apresures conejito aun no te he preparado…-explicaba el moreno intentando convencer a su castaño.
-mm, no te estoy preguntando Hibari Kyoya es una orden como tu jefe…-mirándolo con sus afiladas orbes miel.
El azabache tampoco estaba en condiciones como para controlarse por más tiempo, así que sin más coloco las piernas del menos a cada lado de su cadera, ambos se encontraban sentados sobre la cama y sin más de una fuerte y certera estocada penetro al menor quien al sentir la dolorosa intromisión mordió con fuerza su labio inferior hasta hacerlo sangrar al tiempo que clavaba sus uñas contra la espalda de la nube, quien al ver la reacción de su amado cielo se quedó completamente quieto, lo menos que deseaba era dañar a su conejito pero el había insistido, al ver la sangre del menor resbalar por su labio lamio la parte afectada para capturar sus labios en otro pasional beso tratando de distraer la atención del menor, después de unos minutos las caderas del cielo empezaron a moverse ligeramente dándole la iniciativa al moreno de que podía empezar con las embestidas, lo cual no dudo ni un segundo la estreches del menor lo estaba volviendo loco, así que un vaivén lento y tortuoso empezó.
-hm, mgh...Kyoya…más…más….rápido…-gemía el menor levantándose con sus muslos y dejándose caer sobre el moreno, quien al ver la impaciencia de su amante empezó a moverse más rápido, de un momento a otro lo lanzo contra la cama dándole vuelta dejándolo en cuatro mientras con sus manos tomaba las caderas del menor para dar más y más duro contra el punto dulce de su conejito quien cada vez gemía más fuerte.
Los roncos gemidos del moreno y los delirantes del ojimiel inundaban la habitación del prefecto, el sonido de las pieles chocando y el olor a sexo era evidente, cansado el azabache de esa posición volvió a darle vuelta a su cielo subiendo sus piernas por sobre sus hombros para tener mayor acceso a su entrada y seguir con esas eficaces estocadas, pero claro el castaño no debía dejarle toda la diversión al prefecto por lo cual de un rápido movimiento se posiciono sobre de él empezando a auto penetrarse, el moreno al ver como su uke gemía y gemía tomo su desatendido miembro y empezó a masturbarlo de arriba abajo dándole mayor placer al ojimiel quien al sentir que pronto se correría apretó con todas sus fuerzas su cavidad apretando el miembro del azabache, no paso mucho para que ambos llegaran a un orgasmo dejando salir su esencia, primero el menor sobre el pecho de su nube y esta dejo correr toda su semilla en el interior del menor, quien sentía esa cálida y característica sensación recorrer su estómago.
El décimo cielo se dejó caer sobre el pecho del mayor, ambos con las respiraciones entre cortadas, bañados en sudor y con una amplia sonrisa en sus rostros.
-me sorprendiste gatito…-dándole un casto beso en la frente.
-quería darte el mejor regalo de San Valentín….-mencionaba bastante agitado, pero en sus ojos pudo distinguirse una chispa de lujuria y recuperándose rápidamente de su anterior sección de sexo se posiciono nuevamente sobre el mayor moviendo sus caderas adelante y asía atrás, tratando de despertar al miembro de la nube el cual aun permanecía dentro de él.
-que…que…haces…
-no me digas que el gran Hibari Kyoya ya se cansó…-apretando con fuerzas su interior.
-hmp, ¿Quién crees que soy Herbívoro?-levantándose y abrazándolo para después invertir posiciones colocándose sobre el al tiempo que su pene empezaba a recobrar vida, poniéndose cada vez más grande y duro. –esto apenas comienza conejito…-iniciando con las embestidas de nueva cuenta…
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-Kyo-san, Kyo-san…-escuchaba a lo lejos la voz de su subordinado, por lo cual empezó a abrir lentamente sus orbes metálicas observando todo a su alrededor se encontraba en la azotea de su amada Nami-chuu recostado sobre el suelo con un pequeño problema en su entrepierna.
-tsk, ¿Cómo te atreves a despertarme?, te morderé hasta la muerte…-amenazaba el prefecto pretendiendo sacar sus tonfas y acabar con la vida de ese estúpido herbívoro pero el problemilla que tenía en sus pantalones se lo impidió.
-no se enoje Kyo-san, pero ya es tarde, las clases terminaron hace horas…-explicaba nerviosamente el peli raro.
-hm, dígame una cosa vicepresidente ¿Qué día es hoy?-cerrando los ojos.
-…etto…hoy es 14 de febrero Kyo-san…
-hm…entiendo….-dibujando una ladina sonrisa en su rostro para después levantarse más activo y salir lo más rápido posible de su escuela, tenía solo una cosa en mente, obtener su regalo de San Valentín, ese herbívoro no se salvaría por nada, después de todo jugo con fuego en los sueños del temible prefecto de Namimori, por lo cual sería mordido hasta la muerte en más de un sentido.
FIN