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Estocolmo por geminisnocris

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Notas del capitulo:

"Como quieres que teniendote cerca podamos primero hablar"

 

 

El que persevera alcanza… literalmente

 

 

— ¿Rio de Janeiro?—fue la pregunta acompañada por una expresión de asombro por parte del lemuriano.

—Lo juraste, prometiste acompañarme a donde fuera… ¿Hay algún problema?—preguntó el gemelo sentándose a su lado en el largo vuelo que los esperaba.

Mu negó suavemente mientras se atrincheraba en su cómodo asiento, ya no había nada que hacer, los boletos estaban comprados, había salido literalmente corriendo del santuario sin dar ninguna explicación a su mejor amigo, y ya habían abordado el avión, una larga estadía en una costa remota de Brasil sería su destino, suspiró resignado y volteó su rostro, la vista era hermosa al alzar el vuelo, así que prefería eso o verle la cara de burla al mayor—Shion…Shion…!Shion! por segunda vez consecutiva su maestro lo mandaba a la boca del lobo sin darse cuenta.

… …

Luego de un largo viaje, frente a sus ojos, el enorme Cristo en la montaña les daba la bienvenida, caía la tarde cuando arribaron, y el aeropuerto estaba más lleno que un treinta y uno de diciembre.

— ¿Nada que ver con Jamir?—preguntó el gemelo divertido mientras recogía ambas maletas y caminaba empujando a su asombrado acompañante—vamos…no podemos quedarnos acá, hay que tomar un taxi.

Mu caminó con rapidez tras el dragón marino, las personas eran demasiadas, casi como un carnaval típico de esas tierras, él no estaba acostumbrado a tanta aglomeración, comenzaba a sentirse extraño, sintió la mano de Kanon sobre su antebrazo jalándolo y casi lanzándolo a un taxi.

Otros veinte minutos de viaje mientras el gemelo conversaba en perfecto portugués con el moreno que los llevaba, luego ante ellos se levantaba uno de los más lujosos hoteles de Sur América “Palacio Copacabana”, el pelilila salió del auto primero asombrado dibujando una tímida sonrisa, luego enserió su rostro y giró hacia el peliazul que terminaba de cancelar al taxista y ahora caminaba en su dirección con ambas maletas.

Lanzó una al pecho de su amigo y levantó sus hombros, no detuvo su paso, si no que caminó hasta la recepción y pidió las llaves de la habitación, luego giró y clavó sus esmeraldas en las del lemuriano.

— ¿Qué esperas?—resonó la voz gruesa del griego haciéndolo respingar— ¿Qué te cargue?—sonrió.

Con una mueca de fastidio decidió seguir a su compañero, además ¿qué más podía hacer?, juró acompañarlo a esas benditas vacaciones, donde comenzaba a sentirse como secuestrado.

… … … … …

Un silencio algo inusual inundaba la tercera casa del zodiaco, el aura que rodeaba el templo de los gemelos era por así decirlo, pacifica. El inesperado visitante que se acercaba con lentitud fruncía su ceño conforme se arrimaba a la enorme puerta que separaba los privados de géminis del pasillo principal.

— ¡Buenos días!—exclamó mientras abría la puerta de la cocina y se adentraba con confianza — ¿Kanon? ¿Estás en casa?

—Buenos días Annie—contestó el saludo Saga mientras se servía una amarga taza de café— ¿puedo saber a qué debo tu visita?

La amazona lo observó de pies a cabeza y retiró su plateado rostro para regalarle una hermosa sonrisa, se acercó aún más y aparto su flequillo negro dejando ver sus divertidas pecas que adornaban sus mejillas.

—Kanon…—contestó sentándose a su lado en la mesa— he venido a buscarlo, pase por el coliseo y no lo vi…

—Ah…—soltó con falsa sorpresa el gemelo— estuvo incapacitado ¿Qué acaso no te diste cuenta?

—Algo así me contó Shaina—dijo como si fuese un chisme de colegio—sabes que Shion me mandó a una misión en el mediterráneo y no pude visitarlo… además discutimos andes de irnos y pensé que sería mejor dejar que las aguas se tranquilizaran.

—Entiendo… pero  supongo que tampoco hubo tiempo para una cosmollamada—replicó el peliazul arrugando el entrecejo al dar un trago del amargo elixir que se acababa de prepararse— pero kanon no está en el santuario.

La amazona de la grulla clavó sus ambarinos ojos en el gemelo dorado, golpeó la mesa con una conviancion de enojo y angustia.

— ¿Dónde puedo encontrarlo?—preguntó finalmente.

—No lo sé…—contestó el peliazul endulzando por cuarta vez su café.

—Eres su hermano Saga…

—Y tu su ¿novia? ¿Amante? ¿Amiga? ¿Hobby?—dijo finalmente para sonreír.

—Que gracioso… iré a ver al patriarca…

—Dudo que él te diga dónde están…

— ¿Están?—preguntó levantando una ceja— ¿Qué quieres decir con están?

—Se fue con Mu… es la única información que puedo facilitarte, mi hermano es muy reservado con sus salidas.

La chica guardó silencio mientras se ponía de pie y avanzaba de nuevo hacia la salida, soltó una risita confiada y se detuvo un momento.

—Entonces debo estar tranquila… Mu es… un hombre culto que jamás apoyaría a Kanon a serme infiel… de seguro lo aconsejara que nos reconciliemos.

Saga sonrió, levantó sus hombros y cuando la vio perderse soltó el poco aire que había recogido.

—Esa mujer me crispa el cosmos—exclamó el sexto guardián haciendo brincar el gemelo.

— ¡Shaka!...Ni me lo digas… es una loca…

— ¿De verdad no sabes dónde están kanon y Mu?

—No tengo idea… ¿y tú? Es extraño que el carnero no te haya dicho donde viajaría y que de repente siendo tú su mejor amigo haya aceptado la oferta de mi hermano…

— ¿Sabes algo?...—dijo el rubio mientras se sentaba en la mesa y observaba casi con asco el líquido que el peliazul trataba de ingerir—Mu ha estado raro luego de cuidar a Kanon cuando se fracturó la pierna—replicó mientras se sentaba junto a Saga— cuando salió de su templo él enfermó, se puso fatal, no quería ni bañarse… solo suspiraba y pasaba ido a la ventana…estaba como deprimido—sonrió clavando la vista en la mesa—pero cuando tu hermano me ayudó su actitud fue totalmente diferente… algo me dice que esos dos esconden algo…

— Un momento… ¿Tú crees que…? ¿Kanon sería capaz de…?

— ¿Presentarle una de sus amiguitas a Mu?… no lo dudo…y por eso Mu se había sentido extraño, claro tu hermano lo lleva a rastras por el camino de la fornicación…—Saga sonrió al escuchar el comentario de su compañero y arrugó el entrecejo mientras daba un trago a su “café.

—Puede ser… así que a estas horas, según tu teoría ¿deben estar con una chica en alguna isla paradisiaca pasándola de lo lindo?—rio el gemelo.

Shaka alzó una de sus cejas y negó con lentitud, ese Kanon, era capaz de hacer echar pelo a un calvo, se dijo para sí mismo.

—Si quieres podemos charlar en mi templo—dijo el rubio poniéndose de pie—preparé un poco de té—continuó con una sonrisa—eso que bebes te quemará el estómago y no quiero cuidarte…

— ¿Tienes miedo de pecar?—dijo socarrón ganándose una mirada afilada de su compañero—lo siento —rio—vamos Shaka…—terminó pasando su mano por el hombro del rubio mientras caminaban—muero de hambre y si cocino moriré intoxicado.

… … … … …

 

Finalmente llegaron a la habitación, la playa Copacabana era el único paisaje a través de las enormes ventanas de vidrio, una hermosa sala, dos cuartos separados por el ventanal, las paredes blancas y la decoración entre tropical y anglosajona le daba al entorno un aire relajante, una enorme pantalla de plasma y dos cómodos sillones realmente acogedores terminaban por decorar la que sería su residencia durante las próximas semanas.

De reojo observó al peliazul acercarse y sin esperar que le dijera alguna palabra, Mu tomó su equipaje y se refugió en la primera habitación a su izquierda, dejando a Kanon con la palabra en la boca y sorprendido, aun así prefirió dejarlo en paz, por esta vez, además ya era tarde y en verdad que el viaje había sido agotador.

Tomó la habitación restante y una vez en su cama recostó su cabeza en las suaves almohadas, clavó su mirada en el techo y se perdió en las aspas del abanico que giraban lentamente, se sentía algo angustiado, tener a la razón de sus delirios en la habitación del frente no le ayudaba mucho, finalmente se despojó de su ropa y se dio un baño con agua fría, necesitaba bajar esa temperatura que poco a poco se le subía en la cabeza, pensar con tranquilidad como haría para acercarse, no quería arruinar las cosas desde ese momento, sabía que Mu estaría arisco y no sería fácil siquiera acercarse a él, por lo menos no esa noche.

… … …

Lanzó su maleta en la cama y con el corazón latiéndole de manera acelerada colocó su oído contra la puerta, escuchó los pasos del gemelo adentrarse en la habitación del frente, dio un suspiro, aun no sabía por qué había accedido tan rápido a esa locura, él pudo haber dicho que no, claro, pero un juramento es un juramento, se separó de la puerta y se recostó finalmente en la suave cama, acaso estaba ¿nervioso?, se abrió su camisa y acarició su lampiño pecho, estaba sudado, seria ¿la congoja? un baño no estaría de más, así que  sacó un pantalón suave para dormir y se metió en la ducha permitiendo que el agua caliente recorriera cada espacio de su cuerpo, estaba deliciosa. Luego de cambiarse se rindió a los brazos de Morfeo y se dispuso a descansar.

                                                   … … …                                        

El agua fría no había disminuido esas ganas tremendas de estar a su lado, suficiente había soportado llevarlo casi doce horas a su lado haciendo lo imposible por convencerlo que todo estaría bien y que cumpliría su palabra de no obligarlo a nada, sacudió su cabeza y se liberó de la mayoría del agua que aun conservaban sus cabellos… trató de meditar un momento ¿y si entraba en su habitación?, se sentó de golpe pero bufó molesto, lo más probable era que Mu se largara ahí mismo al santuario y lo dejara solo y peor aún con unas ganas reservadas de hacerle el amor, definitivamente no podía arriesgarse a eso, no había planeado todo para echarlo a perder así como así por un momento de debilidad, tenía que haber alguna cosa que lo ayudara a liberar esa tensión que lo tenía al borde de la desesperación, no lo pensó más y con el paño en su cadera salió hacia la sala a ver la televisión.

… … …

El cambio de horario lo hizo abrir sus ojos a la una de la mañana, se levantó y abrió la ventana, el mar reflejaba una hermosa luna casi llena, sonrió y se dejó contagiar por la tranquilidad del lugar, tenía su boca reseca así que con su torso desnudo caminó por el pasillo hasta la cocina, escuchó unos ruidos extraños, pero al llegar a la sala sus esmeraldas se abrieron y sus mejillas se tiñeron de rojo.

En la enorme tele una escena pornográfica abarcaba casi toda la pantalla.

— ¿Kanon que…?—habló deteniendo su paso al ver su compañero sentado en el sillón dispuesto a satisfacerse por sí mismo.

—Mu… ¿te desperté?

—No…no… yo tenía sed, pero…pero mejor me voy a dormir sigue en lo tuyo, perdona—rápidamente se dio la vuelta para irse a su habitación realmente abochornado.

—No…espera…—dijo el peliazul mientras saltaba sobre el sillón y lo tomaba de la mano—no te vayas, quiero hablar contigo.

—No es un buen momento…

—Nunca será un buen momento…—replicó girándolo y dejándolo a escasos centímetros de su rostro.

De nuevo esa respiración agitada y esa sensación que recorría cada espacio de su cuerpo, se soltó con rabia sabiendo que no podría negarse a ese contacto y caminó mas rápido hasta su habitación, sintió los pasos de kanon detrás de él, trató de cerrar la puerta pero el peliazul lo detuvo una vez más.

—Mu… por favor—pidió casi en un ruego—no te molestes conmigo…dejame pasar

—Me prometiste que no me obligarías a nada que…

—Que tu no quisieras lo sé…

— ¿Entonces? Vete… por favor… hablaremos cuando amanezca…—rogó en un hilo de voz.

—Mu… —dijo mientras se abría paso al sentir que la puerta era liberada poco a poco—no quiero hacerte daño, solo quiero que hablemos… de verdad

— ¿Solo hablar?—el peliazul asintió.

Mu camino hacia la ventana dándole la espalda a ese griego que no aceptaba un no por respuesta, la brisa del mar que se filtraba mecía con delicadeza las mechas lilas que se acomodaban sobre su rostro, esperó que el gemelo hablara, de todas formas él no sabía ni que decir.

—Mu…—con suavidad Kanon se acercó a sus espaldas, temiendo un pronto rechazo lo rodeó con sus brazos como cuando estuvieron en el templo de géminis y acunó su mentón entre el cuello y hombro del pelilila, suspiró y lo estrujó con cariño, esperó, espero por un empujón que nunca llegó, no sabía cómo tomar eso, o mejor dicho no estaba seguro de aprovechar esos momentos de rendición de su compañero, besó su cuello, también se dejó, pasó sus manos sobre su pecho acariciando con suavidad y lo giró con lentitud, besó sus ojos y caminó junto con el hasta llevarlo a la orilla de la cama.

Y ahí estaba de nuevo, rindiéndose a esas caricias de ese gemelo, ¿no lo podía evitar? ¿no lo quería evitar? Clavó sus esmeraldas en las de él—Kanon—dijo colocando sus manos en el bronceado pecho que asomaba algunos azulados bellos, el mayor soltó su toalla haciendo que sus mejillas se tornaran una vez mas en ese adorable rojo—no creo que deberíamos…hablar aquí… yo— pero sintió la lengua del peliazul invadir su boca, luego soltarlo y besar su cuello, lo cegaba, para cuando se dio cuenta ya kanon estaba sobre la cama con el bajo su peso. Las agiles manos del gemelo lo llevaban de la luna hasta la tierra sin derecho o capacidad de protestar, con una delicadez casi perfecta sintió como retiró la única prenda que les estorbaba, su pantalón, siguió sintiendo sus caricias en cada rincón de su cuerpo y se aferró a su espaldas cuando con sus dedos lo sintió abrirse paso en la estrechez que ocultaba, se sentía torpe, no sabía qué hacer, solo una vez había hecho el amor con él, ¿Qué debería tocar? Subió sus delgadas manos recorriendo la gruesa espalda hasta la azulada melena y entrelazó sus dedos, el peliazul levantó sus esmeraldas y le sonrió, con eso bastó para dejarlo que se acomodara sobre él y levantara sus piernas, cerró sus ojos al sentir la presión en la entrada para comenzar el vaivén una y otra vez, primero con suavidad, luego con desespero, su boca buscó refugio una vez más en la de ese peliazul que por segunda vez lo persuadía de todo haciéndolo olvidar cada palabra.

Hacerle el amor a ese hombre era increíble, no había quejidos, gemidos exagerados, ni mucho menos golpes o palabras obscenas, podía decirse que era casi místico, la luz que se infiltraba en la habitación reflejaba su frente llena de sudor y sus palidas mejillas ahora teñidas de un inocente rosado, el único sonido que compartían era el de sus respiración agitada y el ronroneo de su garganta que no podía evitar dejar salir al sentir ese placer reservado por tanto tiempo, con una de sus manos tomó las del pelilila y las colocó sobre su cabeza besando su cuello y boca, mientras con la otra presionaba el endurecido miembro de su compañero haciéndolo soltar un breve gemido para dejar salir su esencia sobre sus manos, terminó impulsado por la excitación que le provocaba ver el tono carmín de las mejillas del lemuriano ante su contacto y de dejó caer a su lado, pero esta vez sin darle tiempo de partir y aferrándolo por la cintura, ciñéndolo contra su cuerpo.

—Esta vez no te iras…—susurro en su oído apartando unas sudadas mechas lilas que cubrían su rostro.

—Kanon…

—Solo… esta noche ¿sí?—casi rogó entrecortado volteando su mentón y besando sus sonrojados labios.

Mu no sabía ni como lograba ese hombre hacerlo pecar de esa manera, solo cerró sus ojos, no tenía fuerzas ni para escapar, mucho menos teletransportarse y por alguna razón ya no quería hacerlo.

… … … …

La mañana llegó tan rápido que los rayos del sol le parecieron molestos sobre sus ojos, se movió un poco pero sintió los brazos del gemelo sobre su costado aun dormido, su pierna sobre la suya, se movió un poco para no despertarlo y finalmente se logró escabullir de la cama, por un momento lo observó mientras se daba la vuelta, salió de la habitación y se dio un baño, sin colocarse nada más que un paño en la cintura se observó en el espejo recorrió cada parte de su cuerpo hasta reparar en sus ojos, realmente estaba confundido, deseaba esas caricias, las necesitaba, pero aún más las extrañaba, sin embargo y al mismo tiempo se reprochaba por haber caído una vez más, ¿Cómo era posible que no pudiese decir que no? Él era un caballero dorado, Aries, el discípulo de Shion, uno entre los más fuertes y se había rendido sin chistar a los labios de ese griego, sacudió su cabeza al sentir que se le crispaba la piel, entró de nuevo a la habitación y se cambió, saldría un rato, necesitaba pensar, de todas formas el gemelo menor tenía fama de lirón y él ya estaba acostumbrado a madrugar por su alumno así que conocería los alrededores, se distraería.

… … …

Cuando se despertó lo primero que hizo fue buscar al pelilila a su lado, se levantó aun atontado, lavó su cara y llamó a su compañero por toda la casa, se sentó decepcionado en el sillón de la sala cayendo en cuenta que había cometido el peor de los errores, debía haber esperado, ahora Mu se había ido y las posibilidad de tenerlo con él durante esas semanas se había esfumado.

Resignado a no molestarlo más decidió no buscarlo ni con su cosmos, lo más probable era que se había regresado al santuario y a esas alturas no querría saber nada más de él.

Se levantó a pedir un servicio a la habitación pero la puerta cedió y dejo ver al lemuriano cargando con dos tazas de café y unas bolsitas de papel, levantó una de sus cejas ocultando lo mejor que podía su asombro y tranquilidad de verlo, lo siguió con su mirada y lo vio sentarse en la mesa a saborear el café que había comprado.

— ¿Cómo hiciste para comprar café?—preguntó sentándose frente a él y levantando una ceja mientras sostenía el frasco que el pelilila le pasaba, sabía que Mu no hablaba nada de español, mucho menor portugués.

—Da la casualidad que una joven embarazada que se hospeda al frente y su esposo son griegos y me ayudaron… yo les ayude con unas cajas y ellos con el café—sonrió.

—Mu…—dijo tomando una de sus manos— me gustas…

Abrió sus verdes orbes y los clavó en el gemelo, retiró su mano con rapidez y apartó su rostro—esto es muy extraño Kanon, estoy confundido… y tu…

— ¿Y piensas que yo no?—lo interrumpió, el pelilila guardó silencio, se sintió egoísta por un momento— ¿crees que estar enamorado de tu compañero es algo que se pueda tomar a la ligera?

— ¿Enamorado?—preguntó tragando grueso

—Así es… enamorado Mu, y por eso te traje conmigo porque quiero demostrarte que esto no es un capricho

—Yo…

—No hagas nada, no hables, solo dejame mostrarte con hechos lo que significas para mi…

Un enorme silencio lo rodeó, las últimas palabras golpeaban su mente, ¿enamorado? Sintió de repente las manos de kanon en sus hombros y luego un beso en sus labios.

—Oye…—reclamó molesto—siempre me tomas por sorpresa…

—Acostumbrate…—dijo el gemelo guiñándole un ojo—una cosa más…no quiero que andes solo por ahí...

Mu frunció su ceño— ¿Qué me puede pasar?...

—Soy muy celoso Mu…—dijo mientras se perdía hacia su habitación

 

 

Continuaraaaa….

 

 

Notas finales:

gracias por sus reviews, opiniones super bien recibidas espero que les gusteeee

 

 

continuaraaaaa....


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