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BATTLE ROYALE por SuperNova31

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Notas del capitulo:

Disculpen que no actualicé ayer!

Pero empecé las clases... ya saben lo que esto significa xD

Igual que les dije el año pasado (hace un año que escribo fics, que emoción xD) subiré cuando pueda pero tal vez varios capítulos.

Bueno, les dejo un capítulo sin muertes c: 

Los  rayos de sol que se reflejaban en los enrevesados dibujos de la ventana opaca comenzando a volverse blancos. El sol se derramaba por la parte superior de la ventana y entraba en el edificio donde Kim Min Seok (el estudiante número 22) se encontraba sentado, apoyado contra una pared. Entrecerró los ojos. Minseok recordaba la frase maniada y repetida mil veces en los sermones que el párroco local de la Iglesia Halo, a la que sus padres y él mismo asistían: “El sol saldrá todos los días, bendiciéndonos a todos con su alegría”.
“Ah, sí, claro… estoy bendecido por ser parte de este juego maravilloso”.
Minseok hizo un gesto de incomprensión con la cabeza y agitó ligeramente su pelo corto y color chocolate, peinado en la parte de adelante hacia arriba. Esbozó una sonrisa sarcástica a Woo Sung Hyn (Kevin para todos, el estudiante número 38), que estaba sentado a su lado, apoyado también contra la pared. Kevin seguía estupefacto, con la mirada clavada en el suelo de madera bañado de luz. Aunque el edificio en el que se encontraban ostentaba el nombre de Asociación Turística de la Isla de Gijang, aquello recordaba a un ayuntamiento de un pueblo modesto. Abajo, en la entrada, había un mostrador de recepción, una silla y un archivo oxidado. El mostrador tenía un teléfono (habían intentado utilizarlo, pero, por supuesto, como ya les había advertido Jungmin, no había señal). En el archivador encontraron solo algunos folletos turísticos bastante feos.
Xiumin (como solían llamar a Minseok) y Kevin habían sido amigos desde la guardería. Estuvieron en clases distintas y no vivían en el mismo barrio, pero se encontraron gracias a la Iglesia Halo, a la que acudían sus padres. Cuando se conocieron, era la tercera ocasión que Xiumin iba a la iglesia, pero parecía que Kevin iba por vez primera. Parecía asustado por todo lo que había allí, incluido el gong que se hacía sonar cada tanto y la atmósfera general de la iglesia, cuya decoración era tal vez muy recargada. Así que Xiumin se acercó a aquel niño callado al que sus padres habían dejado solo y le dijo: “¿No te parece que todo esto es una tontería?”.
El niño pareció un poco sorprendido, pero luego sonrió. Y desde entonces habían seguido siendo amigos.
Los dos muchachos eran muy diferentes. Xiumin era enérgico, en la actualidad (aunque las posibilidades de regresar a “esa actualidad” eran muy escasas) entraba de cuarto en el equipo de béisbol, lo cual era todo un privilegio. Kevin era más hogareño y cocinaba pasteles para Xiumin, aunque era quince centímetros más alto que su amigo. Xiumin a menudo decía que tenía envidia de lo alto que era su amigo Kevin y de su rostro bien perfilado, pero en realidad Kevin sentía más envidia por Xiumin por su cuerpo delgado y sus mejillas redondeadas. Era verdad: eran totalmente distintos, pero seguían siendo magníficos amigos. Eso no había cambiado. 
Cuando salió de la escuela, Xiumin se escondió detrás de un poste y esperó a Kevin, cuyo rostro se había quedado blanco tras los acontecimientos de aquella noche y la visión de los cadáveres de Choi Min Ki (Ren, había sido su amigo) y Choi Seung Hyun (T.O.P era el nombre que utilizaba cuando Minseok jugaba con él en línea). Ambos se fueron juntos y se encaminaron hacia el norte, yendo más allá de la zona residencial y siguiendo una carretera que que discurría por la costa oriental. En dirección a las montañas del norte, encontraron un edificio, aislado en una colina. Se encerraron allí dentro.
Ya habían transcurrido más de cuatro horas desde entonces. Estaban agotados por la extrema tensión y permanecieron sentados uno junto al otro al tiempo que dejaban pasar las horas.
Xiumin apartó la mirada de Kevin, y como él, miro al suelo.
Aunque estaba confuso y aturdido, seguía pensando. ¿Qué mierda se suponía que debía hacer ahora? La comunicación de Jungmin se escuchó perfectamente incluso dentro del edificio. Aparte de Kang Dong Ho y Yoo Chang Hyun, ya había muerto otros 9 compañeros. Y aparte de Byun Baek Hyun y Park Chan Yeol, los demás no podían haberse suicidado. La gente había salido de clase y se había puesto a asesinarse unos a otros. Justo en ese momento alguien podía estar mueriendo. De hecho, creía haber oído disparos después de la comunicación de las seis de la mañana.
¿Cómo puedes tener estómago para matar a tus compañeros de clase? Desde luego, esas eran las normas, pero Xiumin no se podía creer que hubiera gente que se atreviera a seguirlos realmente. Pero…
Pero si alguien intentaba matarlo… si daba por supuesto que alguien tenía que hacerlo, entonces seguramente él se defendería. Sí.
“Siendo así, entonces…”.
Xiumin observó el megáfono que había en la esquina de la estancia. ¿Podría utilizarlo? Si pudiera…
¿No debía intentar hacer algo? Sin embargo, sencillamente temía hacerlo. Y no solo hacerlo. Porque aunque no podía creer que nadie estuviera realmente participando en aquel juego, tampoco podía desembarazarse totalmente de aquel miedo incontenible. Ese temor fue el que la había obligado a buscar refugio allí, con Kevin. ¿Y si…?
Pero…
-Xiu- dijo Kevin, interrumpiendo los pensamientos de Xiumin, que se volvió para mirar a su amigo.- ¿Nos comemos el pan? No seremos capaces de pensar nada positivo si no comemos algo.- Kevin le lanzó una amable sonrisa. Le resultó ligeramente forzada, pero de todos modos era su sonrisa de siempre.- ¿De acuerdo?- insistió Kevin, y Xiumin le devolvió la sonrisa y asintió. 
-De acuerdo.
Sacaron el pan y el agua de sus mochilas. Xiumin observó las dos latas que había dentro. Eran de un color verde metalizado, y en la parte de arriba sobresalía una especie de pequeño tubito, como del tamaño de un cigarro, unido a una palanca y a un aro metálico de aproximadamente 3 cm de diámetro. Dio por sentado que eran grandes de mano (El arma de Kevin eran una serie de dardos. Aquello debía ser una especie de broma. Los dardos venían incluso con una diana de corcho).
Cuando acabaron la mitad del pan y tomaron un sorbito de agua, Xiumin dijo:
-¿Te sientes ahora un poco mejor, Kevin?
Mientras masticaba su pan, sus grandes ojos redondos se abrieron aún más.
-Has estado temblando todo el rato.- Xiumin miró a su amigo.
-Oh.- dijo Kevin con una sonrisa.-, creo que ya estoy bien. Quiero decir, ahora que estás conmigo.
Xiumin sonrió y asintió. Había pensado si, mientras comían, debería plantearle a su amigo lo que debían hacer, pero al final lo descartó. Simplemente no tenía suficiente confianza en su idea. Podría resultar extremadamente peligrosa. Llevarla a cabo no solo lo podría en peligro a él mismo, sino también a Kevin. Pero, por otra parte, era esa clase de peligro que obligaba a cualquiera a superar el temor.
¿Qué era lo que debían hacer? Xiumin simplemente no estaba seguro.
Se quedaron callados durante un rato. Entonces Kevin, de repente, dijo:
-Oye, Xiumin.
-¿Qué?
-Puede que te resulte estúpido, pero…- Kevin se mordió ligeramente sus labios rosados que parecían de niña.
-¿Qué pasa?
Kevin titubeó un poco, pero al final lo soltó:
-¿No te gusta nadie de la clase?
Los ojos de Xiumin de repente se abrieron como platos.
-Te refieres a… ¿Un chico?
-Sí.
Kevin apartó tímidamente la mirada.
-Hum…- protestó Xiumin, dudando un poco, pero al final contestó sinceramente- Pues sí.
-Ya, entiendo.- Kevin bajó la mirada, mirándose las manos, un poco escondidas en su saco azul oscuro.- Siendo no habértelo dicho nunca, pero me gusta…- Xiumin se sintió nervioso inexplicablemente.- Jinyoung.- El corazón de Xiumin cayó 20 metros bajo tierra.
Xiumin asintió sin decir ni una palabra. Ya. Tenía ese presentimiento. Lo suponía.
Mentalmente, Xiumin sacó el expediente de Jung Jun Young. Medía 1,78 m, pesaba 59 kg, tenía 1,2 en ojo derecho y 1,5 en el izquierdo, y aunque era delgado, tenía músculos. En la primaria había sido stopper de segunda base y primera entrada en la Liga Infantil de Béisbol, pero lo dejó y en la escuela media se dedicó al atletismo, para también dejarlo y en instituto decantó por la música. Era un guitarrista y un cantante excelente. Debido a su fama de estrella como mejor jugador del equipo de su época de jugador de béisbol, había recibido el apodo de Wild Seven, igual que la marca de tabaco. Su sangre era del tipo A y había nacido en Noviembre. Perdió a sus padres siendo muy niño, y ahora vivía en un orfanato católico llamado Casa de Caridad. Era el mejor amigo de Kang Dong Hoque también vivía en la Casa de Caridad. Las asignaturas fuertes de Jinyoung eran las humanidades, la literatura y el inglés, así que eran buen estudiante. Tenía un rostro único, con los labios ligeramente ondulados, tenía los ojos rasgados y resultaba muy atractivo, así que no estaba nada, pero nada mal. Tenía el pelo castaño, un poco largo y hacia un costado. 
El expediente de Xiumin sobre Jung Jin Young estaba lleno a reventar. Uno de los asuntos más importantes del expediente de Jinyoung era su altura, porque Xiumin no era demasiado alto, y si no crecía más, Kevin terminaría sacándole una cabeza. Y a Kevin no le gustaban los chicos bajitos…
Pero ahora que tenía la seguridad de que a Kevin le gustaba Jinyoung, pocas esperanzas le quedaban.
-Uf… - Xiumin intentó parecer todo lo tranquilo que pudo.- ¿De verdad?
-Sí.
-Hum…
Kevin miraba el suelo. Y luego planteó lo que había estado queriendo decir.
-Me gustaría verlo. Me pregunto qué estará siendo.
Allí sentado, con las manos ligeramente escondidas en su saco azul, estalló en lágrimas.
Xiumin acarició en la mejilla a Kevin cariñosamente.
-No te preocupes. Con lo atlético que es…- Entonces, percatándose de lo que estaba haciendo y de cómo estaba mirando a Kevin, se apartó nerviosamente. 
Kevin se secó las lágrimas. Luego, como si ya se sintiera mejor, preguntó a su amigo:
-Y entonces, ¿a ti quién te gusta, Xiumin?
Xiumin solo pudo mirar al techo y murmurar un “Humm…”. Estaba en un aprieto. “Tal vez lo mejor sea decir un nombre al azar para librarme de este asunto”.
Lee Jin Ki era toda una estrella de fútbol. Aunque tenía cara de ser muy permisivo, parecía un chico muy lindo. Todo el mundo aseguraba que Shin Dong Woo era un genio del baloncesto, además de muy listo. Incluso contaba con un grupo de seguidores. (No eran de la clase, tal vez porque decían que tenía fama de playboy). También tenía un grupo de seguidoras de una escuela para niñas cercana.  Lee Min Hyuk actuaba como si fuera un pandillero, pero en realidad no parecía tan malo. Era amable con algunos chicos. Huang Zi Tao parecía tener un aire amenazador que resultaba muy atractivo. Algunos chicos le tenían miedo porque practicaba artes marciales, pero a Xiumin le parecía muy interesante. Pero era muy amigo de ese chico… Lee Chi Hoon. “Lee Chi Hoon se molestaría si lo supiera. Pero es un buen chico. Bien pensado, todo el mundo era bueno antes de este juego… Y he llegado otra vez a la misma cuestión: ¿debería confiar en ellos o no?”.
-Bueno, ¿y quién es?- volvió a preguntar Kevin.
Kevin se giró para mirar a su amigo.
Volvió a titubear… pero al final decidió soltarlo. 
-¿Puedo preguntarte una cosa?
Kevin inclinó la cabeza, perplejo.
Xiumin cruzó los brazos para concentrarse. Y luego preguntó:
-¿De verdad piensas que en nuestra clase hay gente que quiere matar a sus compañeros?
Kevin frunció el ceño ligeramente.
-Bueno… no sé… lo cierto es que hay compañeros que han muerto.- su voz temblaba.- Algunos han muerto. Lo han dicho esta mañana. Desde que salimos de este sitio, ya han muerto nueve compañeros. No se van a haber suicidado todos. Además, ¿no hemos oído disparos hace solo un rato?
Xiumin mantenía la cabeza ladeada mientras miraba a Kevin. Estiró las manos. Por vez primera notó que tenía unos ligeros arañazos en la mano izquierda.
-Mira. Ya ves lo asustados que estamos los dos, ¿no?
-Sí.
-Yo creo que los otros estarán igual. Todo el mundo estará aterrorizado. ¿No crees?
Keivn parecía estar reflexionando sobre lo que decía su amigo. Al final dijo:
-Sí, puede ser. He estado tan preocupado por mi propio miedo que ni siquiera se me había pasado por la cabeza lo que dices.
Xiumin asintió.
-Hice bien en esperarte. Nada es peor que esta solo, eso es absolutamente aterrador, estoy seguro.
-Sí. Gracias. No te he agradecido por esperarme. Podrían haberte… matado.- Xiumin le sonrió. Se dio cuenta que hacía un buen rato que no sonreía.
-Hemos tenido suerte de seguir juntos.
-Sí, tienes razón.
-¿Y que pasaría si encontraras a alguien en ese estado de miedo, Kevin?
-Yo saldría corriendo.
-¿Y si no pudieras?
Kevin meditó con cuidado la situación que se le planteaba. Luego empezó a hablar lentamente…
-Yo… yo… a lo mejor lucharía. Si tuviera algo que pudiera tirarle o una pistola, a lo mejor… dispararía. Claro, antes intentaría hablar. Pero si todo ocurriera muy deprisa y no tuviera otra opción…
Xiumin asintió.
-Exactamente. Por eso pienso que aquí realmente nadie quiera matar a nadie. Lo que creo es que estamos tan aterrorizados que llegamos a formarnos la ilusión de que todos los demás vienen a matarnos y por tanto nos obligamos a luchar. Y en ese estado, incluso a que nadie te ataque, podríamos incluso decidir atacar a otros por nuestra cuenta.- Se interrumpió, estiró los brazos que tenía doblados, y apoyó las manos en el suelo.- Creo que todo el mundo está simplemente aterrado.
Kevin apretó sus rosados labios. Un poco después, miró al suelo y dijo con voz vacilante:
-No sé. Hay algunos en los que sencillamente no puedo confiar, como Choi Jun Hong o los amigos de Wu Yi Fan…
Xiumin forzó una sonrisa y cambió de postura, doblando sus piernas.
-Te diré lo que creo, Kevin.
-¿Sí?
-Creo que, tal y como están las cosas, vamos a morir de todos modos. ¿Y el límite de tiempo? ¿Y si nadie muere en las próximas 24 horas? Aunque lográramos sobrevivir todo ese tiempo, acabarían matándonos.
Kevin asintió. Parecía aterrorizado otra vez.
-Eso… eso es verdad.
-Así que lo único que podemos hacer es buscar ayuda de todos los que podamos para intentar salir de aquí, ¿no te parece?
-Bueno, sí, pero…
-Pensemos en la situación en la que estamos ahora. Bueno, sí, Choi Jun Hong parece verdaderamente peligroso. Es la fama que tiene. Pero dudo que sea tan malo como para salir ahí fuera a matar a la gente. No puede serlo. Nadie de nuestra clase puede ser tan malo. ¿No crees?
Algunos instantes después Kevin asintió y contestó.
-Sí.
-Entonces- continuó Xiumin-, si pudiéramos entrar en contacto con todo el mundo, en circunstancias propicias, entonces toda la lucha tendría. Entonces podríamos pensar entre todos en cómo afrontar la situación. Y aunque no pudiéramos hacer nada para salvarnos, como mínimo evitaríamos matarnos los unos a los otros. ¿No crees?
-Sí… Kevin parecía bastante dubitativo, pero asentía.
Un poco cansado de hablar, Xiumin inspiró profundamente y estiró las piernas de nuevo.
-En todo caso, esa es mi opinión. Ahora, dime qué piensas tú. Si te parece mal, entonces no lo haremos.
Kevin miró al suelo, meditando profundamente.
Tras dos minutos largos, farfulló algo:
-¿Recuerdas cuando una vez me dijiste que yo siempre estaba demasiado preocupado por la opinión de los demás?
-¿Sí?- dijo Xiumin.- ¿Te dije eso?- Se puso a estudiar el rostro de su amigo. Kevin levantó la vista y sus miradas se encontraron. A Xiumin le parecieron horas los segundos que estuvo atrapado en esos dulces y brillantes ojos, entonces desvió la mirada un poco nervioso.
-Creo que tienes toda la razón. Eso es lo que pienso.- dijo Kevin con una encantadora sonrisa. 
Xiumin le devolvió la sonrisa y le dio las gracias. Le agradecía sinceramente a Kevin que hubiera considerado en serio la idea antes de compartir sus pensamientos. Y ahora parecía que su respuesta confirmaba la validez de su idea.
“Tenemos que hacerlo. No quiero morir sin ofrecer resistencia. Si hay una posibilidad, iremos a por ella. Intentémoslo”.
Entonces Kevin preguntó:
-Pero ¿cómo vamos a hacerlo? ¿Cómo nos vamos a poner en contacto con todos?
Xiumin señaló el megáfono que había en un rincón de la sala. 
-Tendremos que averiguar cómo funciona esa cosa.
Kevin asintió repetidamente y miró al techo. Luego dijo:
-Si todo va bien, podré ver a Jinyoung.
Xiumin asintió, y sonrió resignadamente.
-Sí, estoy seguro que lo verás.- dijo, con una pizca de esperanza.
 
 
 
QUEDAN 29 ESTUDIANTES 
 
Notas finales:

Dejen RW's! 


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