La voz añadió:
-¡Atención, todo el mundo!
Era una voz de chico.
-¡Es Xiumin! —dijo Chanshik.
Se refería a Kim Min Seok (el estudiante número 22), un chico de estatura media y enérgico que bateaba de cuarto en el equipo de béisbol del instituto.
-Voy a ver qué es eso -dijo Yonghwa con el rostro tenso. Cogió su recortada y se puso en pie.
Comenzó a andar hacia el este, adentrándose en los arbustos, hacia el lugar de donde provenía la voz.
-Vamos contigo.
No lo habían hablado, pero Jinyoung levantó su Smith & Wesson por delante y ofreció su hombro para que Chanshik se pusiera en pie. Yonghwa se volvió a mirarlos, pero no dijo nada y empezó a caminar.
Cuando llegaron donde acababan los arbustos, Yonghwa permaneció quieto. Jinyoung y Chanshik también se detuvieron.
Yonghwa exclamó en un susurro:
-¿Por qué están…?
Jinyoung avanzó hasta colocarse justo detrás de Yonghwa, y al igual que este, él y Chanshik asomaron la cabeza tras los arbustos.
Había una montaña y una plataforma de vigilancia entre los árboles dispersos que poblaban la colina. Estaba como a unos quinientos o seiscientos metros del pie de la loma, donde se encontraban ellos. Pero podían verla claramente. La plataforma de vigilancia era una construcción muy tosca, como una choza a la que le hubieran quitado las paredes. Había dos figuras bajo aquella techumbre.
Jinyoung abrió bien los ojos.
La voz llegó hasta ellos claramente.
-A todos. Dejen de luchar y vengan aquí…
Jinyoung vio que la figura más baja tenía algo delante de la cara… probablemente era Xiumin. ¿Era un megáfono? ¿Era uno de esos que utilizan los polis para dirigirse a los criminales que se han apostado en un edificio y están rodeados? Todo aquello parecía un poco absurdo, pero Jinyoung comprobó que la voz del megáfono no solo llegaba hasta ellos perfectamente, sino hasta el resto de la isla.
-¿Y el otro? —susurró Jinyoung.
—Es Kevin. Woo Sung Hyun —contestó Chanshik—. Son muy amigps.
—Esto tiene muy mala pinta —dijo Yonghwa con una mueca de preocupación—. Hacerlo así, totalmente al descubierto, es un completo suicidio.
Jinyoung se mordió el labio inferior. Básicamente, Kim Min Seok y Woo Sung Hyun estaban intentando convencer a todo el mundo de que dejaran de pelear. Estaban haciendo lo que Jinyoung había pensado hacer y lo que había desestimado después de haber sido atacado por Coi Seung Hyun. Los chicos creían firmemente que nadie querría participar realmente en aquel juego. Habían escogido aquel lugar para hacerse tan visibles como les fuera posible. O a lo mejor, sencillamente, ya se encontraban en los alrededores de ese sitio.
-Estoy seguro de que nadie quiere luchar. Así que vengan todos aquí…
Jinyoung titubeó. Necesitaba más tiempo para procesar la situación… dado que la conversación que habían mantenido no había concluido. ¿Qué pasaría si…? Está bien, era improbable, pero ¿qué pasaría si Yonghwa se revolvía contra ellos?
Al final Jinyoung se dirigió a Yonghwa.
-¿Puedes ocuparte de Chanshik, Yonghwa?
Yonghwa se volvió.
-¿Qué vas a hacer?
-Voy a salir ahí fuera.
Yonghwa frunció las cejas.
-¿Tú eres bobo o qué?
Aquel exabrupto irritó a Jinyoung, pero simplemente contestó:
-¿Qué dices? Están arriesgando sus vidas haciendo eso. No tienen ninguna intención de participar en este juego. De verdad que no. Así que pueden unirse a nosotros. Además, tú mismo acabas de decir que se estaban poniendo en peligro.
-Eso no es lo que quise decir. -Yonghwa le mostró los dientes. Eran blancos y perfectos—. Lo único que te he dicho es que en este juego lo mejor es quedarse quieto. ¿A cuánta distancia crees que está ese puesto de aquí? No tienes ni idea de lo que te puedes encontrar por el camino.
-¡Ya lo sé! -le espetó Jinyoung.
-No, no lo pillas. Ahora todo el mundo sabe dónde están esas dos. Si alguien tiene intención de ir a por ellas, lo primero que hará el enemigo será esperar a que otros como tú se le pongan a tiro. Con más objetivos…
Lo que le hacía sentir escalofríos a Jinyoung no eran las advertencias de Yonghwa, sino el tono calmado de su voz.
-Por favor… Vengan todos aquí… Estamos solos. ¡No vamos a luchar!
Jinyoung se desembarazó del brazo derecho de Chanshik, que estaba apoyado en su hombro.
-Voy a ir.
Se aferró a la Smith & Wesson y salió de los arbustos, pero Yonghwa le agarró el brazo izquierdo.
-¡Quieto!
-¿Por qué? -La voz de Jinyoung se elevó aún más-. ¿Quieres que me quede ahí sentado viendo cómo las matan? -Elevó la voz sin ninguna consideración y estalló de furia- ¿O es que acaso mi marcha rebaja tus posibilidades de supervivencia? ¿Es eso? ¿Es eso lo que pasa? ¿Eres tú nuestro enemigo?
-Jinyoung, para ya… —murmuró Chanshik, pero aún no había terminado su perorata… y entonces vio lo tranquilo que estaba, aunque aún siguiera sujetándole el brazo.
Aunque apenas se parecían, la sobriedad de Yonghwa le recordaba a Jinyoung el gesto del antiguo superintendente de la Casa de Caridad, el anciano padre de la señorita Kwon. Tras la muerte de sus padres, cuando aún era un crío, aquel hombre, que era la única autoridad y el único protector que había conocido, siempre estuvo a su lado. Tenía el mismo tipo de expresión en su rostro.
-Me da igual si quieres morir -le dijo Yonghwa-, pero si te vas ahora y no vuelves, reducirás drásticamente las posibilidades de supervivencia de Chanshik. ¿Has olvidado eso?
Jinyoung inspiró profundamente. Una vez más, Yonghwa estaba en lo cierto.
-Pero…
Yonghwa añadió sosegadamente:
-Estoy seguro de que sabes lo que te voy a decir, Jinyoung, pero amar a alguien siempre implica no amar a otros. Si te importa algo Chanshik, no te vayas.
-Pero… -Jinyoung parecía desesperado-. Entonces, ¿qué me estás sugiriendo? ¿Que dejemos que las maten?
-No estoy diciendo eso.
Yonghwa soltó a Jinyoung y se volvió para mirar la montaña en la que Minseok seguía gritando. Sujetó su recortada.
-Nuestras posibilidades de sobrevivir disminuirán levemente. Solo levemente.
Yonghwa apuntó su recortada al aire y apretó el gatillo. El estallido de la pólvora fue ensordecedor.
Jinyoung pensó por un momento que le habían reventado los tímpanos. El sonido reverberó en la ladera de la montaña. Yonghwa retrajo el cargador, y el cartucho vacío saltó humeando al suelo. Luego hizo otro disparo. El estallido estremeció el aire.
«Ya lo entiendo —pensó Jinyoung—. Los disparos aterrorizarán a Kim Min Seok y a Woo Sung Hyun, y los obligarán a callarse y a esconderse, en vez de seguir dando voces ahí…».
La voz de Xiumin, amplificada por el megáfono, se calló. Parecía como si ambos se estuvieran asomando hacia donde ellos se encontraban. «Pero estamos escondidos en los arbustos, así que seguramente no sabrán quiénes somos».
-¡Vamos! ¡Haz otro disparo!
Jinyoung estaba gritando como un loco, pero Yonghwa se negó.
-Alguien podría haber adivinado ya nuestra posición con esos dos disparos. Si hiciera más, podría ser fatal para nosotros.
Jinyoung se lo pensó. Entonces intentó apuntar al aire con su Smith & Wesson.
Yonghwa, una vez más, le sujetó el brazo.
-¡Quieto! ¿Cuántas veces tengo que decírtelo?
-Pero…
-Lo único que podemos hacer es confiar en que se hayan escondido ya.
Jinyoung miró hacia la cumbre de la loma. Entonces, volvió a oírlo otra vez. Una vez más, la voz de Kim Min Seok exclamó:
-¡Paren ya! Yo sé que ninguno de nosotros quiere luchar…
Jinyoung se desembarazó de las garras de Yonghwa. No podía soportarlo más. Tenía que subir y obligarlos a esconderse, a toda costa. Tenía el dedo apoyado en el gatillo de su Smith & Wesson cuando…
De repente, oyeron un tableteo distante, como el de una máquina de escribir funcionando a toda velocidad. Luego se escuchó el grito de Kevin…
-¡Aaaah…!
Por supuesto, su alarido también fue amplificado por el megáfono. Tras un momento de silencio, Kim Min Seok profirió otro grito semejante…
-¡AAAAH…!
Aquel alarido también llegó hasta ellos gracias a la cortesía de aquel megáfono barato. Bajo la techumbre de la plataforma de vigilancia de la colina, pareció que una figura alta se derrumbaba y Xiumin gritó «¡Kevin!»., seguido de un golpe grave, como si fuera el sonido del megáfono cayendo al suelo. Poco después, Jinyoung pudo escuchar un único disparo. Se dio cuenta de que el megáfono también había amplificado aquel ruido. Una vez que el megáfono quedó inutilizado, el sonido se redujo drásticamente. Y luego la figura de Xiumin también se desplomó entre las sombras de los pequeños árboles, desapareciendo junto a Kevin de la vista.
Los rostros de Jinyoung y Chanshik palidecieron.
Estudiante número 22, Kim Min Seok: Muerto
Estudiante número 38, Woo Sung Hyun: Muerto
QUEDAN 29 ESTUDIANTES