Woo Sung Hyun se estaba arrastrando por el suelo de cemento de la plataforma de vigilancia hacia Kim Min Seok. Le ardía el estómago y se sentía paralizado, pero de algún modo consiguió arrastrarse hacia él. Kevin iba dejando un reguero de manchas de un rojo intenso en el lienzo de cemento del suelo de la plataforma.
-¡Xiumin!
Kevin dio un grito que le desgarró el estómago, pero no le importaba. Su mejor amigo había caído desplomado y yacía allí inmóvil. Eso era lo único que le importaba en ese momento.
Xiumin había caído hacia delante, frente a Kevin, pero ahora tenía los ojos cerrados. Un charco rojo y viscoso empezaba a formarse bajo su cuerpo.
Una vez que Kevin alcanzó a su amigo, luchó por enderezarlo. Luego intentó cogerlo por los hombros.
-¡Xiumin, Xiumin!
Al gritar, un leve rocío rojo salpicó el rostro de Xiumin, pero Kevin ni siquiera se dio cuenta de que esas salpicaduras procedían de su propia boca.
Xiumin abrió lentamente los ojos y dio unas últimas boqueadas.
-Kevin…
-¡Xiumin! ¡Levántate…!
Xiumin hizo una mueca de dolor. Luego, por fin consiguió hablar.
-Lo siento mucho, Kevin. Fui un tonto… Date prisa… Huye…
-¡No! -gritó Kevin, y negó con la cabeza, desesperado-. ¡Tenemos que irnos juntos! ¡Vamos!
Kevin miró frenéticamente a su alrededor. No había ni rastro de la persona que las había atacado.
Probablemente les habían disparado desde lejos.
-¡Vamos, deprisa!
Intentó levantar el cuerpo de Xiumin, pero era imposible. Inmediatamente se dio cuenta de que apenas podía con su propio cuerpo. El dolor era cada vez más intenso, y le hendía el estómago cuando gritaba. Se derrumbó hacia delante. Todavía tuvo fuerzas para mirar a Xiumin.
El rostro de Xiumin se encontraba justo delante de é´l. Sus ojos, anegados en lágrimas, observaban a Kevin. Le preguntó con voz débil:
-¿No puedes moverte, Kev?
-No… —Hizo todo lo posible por esbozar una sonrisa-. Me temo que no.
-Lo siento mucho… -volvió a decir Xiumin bajito.
-Está bien… Hicimos… hicimos lo que debíamos, ¿no? ¿Minseok?
Estaba seguro de que Xiumin estaba a punto de llorar. Aunque Kevin pensaba que no estaba seriamente herido, estaba comenzando a desmayarse. Los párpados le pesaban cada vez más.
-¿Kevin?
Kevin regresó a la consciencia con la voz de Xiumin.
-¿Qué?
-Hay algo que no te dije cuando hablamos antes…
-¿Eh…?
Xiumin sonrió un poco.
-A mí me gustabas tú…
Durante unos instantes Kevin ni siquiera pudo entender de lo que estaba hablando su amigp. No podría haber dicho si ello se debía a que no se esperaba semejante declaración o porque estaba a punto de desmayarse.
Al final, las palabras de Xiumin llamaron a la puerta del corazón de Kevin y entraron. Así que era eso lo que pasaba…
Entonces, mientras su mente se hundía en la niebla, Kevin recordó una escena. Él y Xiumin habían ido de compras juntos. De repente, Xiumin desapareció y cuando Kevin lo encontró, el castaño tenía en la mano dos pulseras de pareja. Le puso una en la muñeca a Kevin. “Siempre juntos, porque siempre seremos amigos”. Desde ese día, aquella pulsera estaba guerdada en su mesa de luz, en su habitación en Busan, porque tenía miedo a perderla.
Por alguna razón, Kevin se sentía increíblemente feliz. Era extraño, ya que se estaba muriendo.
-De verdad… -dijo Kevin-, de verdad…
Xiumin volvió a sonreír débilmente. Kevin abrió la boca solo una vez más. Solo pudo decir una última cosa. La verdad, no estaba seguro de que la religión sirviera de algo, pero si la Iglesia Halo le había ofrecido alguna vez algo precioso, eso era Xiumin. «Nos encontramos en la Iglesia, y hemos estado juntos desde entonces».
-Xiu, tal vez tú también me…
Cuando Kevin estaba a punto de decir «me gustabas», la cabeza de Xiumin se sacudió violentamente. Se le hizo un agujero rojo en la sien derecha… y entonces Kevin apenas pudo esbozar un grito agónico hacia él. La mirada perdida en la lejanía que tenía podría haber sido inintencionadamente apropiada, dado el lugar en el que estaban, la plataforma de vigilancia.
Kevin abrió la boca conmocionado y aterrado cuando oyó otro disparo, esta vez acompañado de un violento golpe en la cabeza. Fue la última sensación que tuvo en esta vida.
Wu Yi Fan (el estudiante número 39) permaneció agachado, de modo que nadie podía verlo desde fuera de la plataforma. Bajó el Walther PPK que había pertenecido a Lee Min Hyuk y recogió las mochilas de los dos chicos muertos.
Después de oír aquellos dos tiros, Jinyoung y Chanshik se quedaron helados. En el cielo, sobre sus cabezas, graznaba un cuervo.
Tras ir a averiguar lo que había sucedido en la plataforma, Yonghwa regresó y les dijo:
-Se acabó. Vámonos.
Mientras ayudaba a Chanshik sujetándolo por el brazo, Jinyoung observó a Yonghwa, que estaba de pie. Sus labios temblaban incontrolablemente.
-¿Qué quieres decir con que «se acabó»? Podrías ser un poco más considerado.
Yonghwa se encogió de hombros.
-Mira, yo hablo así. No soy bueno expresándome. De todos modos, lo has entendido, ¿no? Algunos de nuestros compañeros se están empleando a fondo en la tarea. Y déjame añadir solo que esto no es algo que se deba a Jungmin y su banda. Ellos tampoco quieren morir, así que se mantienen quietitos en la escuela.
Jinyoung quiso contestarle, pero consiguió reprimirse y comenzó a caminar, sujetando a Chanshik por el brazo.
Mientras avanzaban, él dijo con voz grave:
-Es horrible… ¿Cómo puede hacerse algo tan espantoso?
Una vez que llegaron a su escondrijo, Yonghwa dijo:
-Tenemos que estar prevenidos, solo por si acaso. Vamos a trasladarnos unos cien metros.
-Pensé que decías que lo mejor era estarse quieto…
Yonghwa frunció los labios y sacudió la cabeza.
-Ya has visto lo que ha pasado. Quienquiera que sea ese cabrón, no tiene piedad. Y encima, tiene una ametralladora y una pistola, por lo visto. Probablemente sospechó dónde nos encontrábamos. Y si lo sabe, lo mejor será que nos larguemos de aquí –añadió-. Solo un poco. Nos moveremos solo un poco.
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