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BATTLE ROYALE por SuperNova31

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El rostro de Yonghwa se enterneció mientras añadía…

-Incluso me dieron una tarjeta autografiada del Dictador. Qué honor. Parecía que un niño hubiera garabateado unas cosas allí, aunque no recuerdo detalles de lo que decía, porque la tiré al contenedor de papel para reciclar.

En grave contraste con la voz amable de Yonghwa, Jinyoung inspiró profundamente. Era verdad que cualquier estudiante de tercer año de instituto podía ser reclutado para el Programa, pero ¿cómo era posible que acabaras participando dos veces seguidas? Desde luego, si no hubiera sobrevivido la primera vez, no podría haber estado presente en la segunda, pero incluso así… ¡una nueva selección era tan improbable como ganar la lotería! Pero ahora todo cobraba sentido y se entendía por qué

Yonghwa parecía controlar tan bien el juego, por qué había notado la presencia del gas y, claro, todas las cicatrices que cubrían su cuerpo… pero si todo aquello era verdad, era simplemente monstruoso.

-Es… -farfulló Jinyoung-. Es monstruoso.

Yonghwa se encogió de hombros.

-El juego se celebró en julio, pero como yo sufrí graves heridas, estuve hospitalizado durante mucho tiempo. Eso, sin embargo, me permitió tener tiempo para estudiar un montón de cosas, incluido todo ese rollo sobre este país… pero solo mientras estuve postrado en la cama. Las enfermeras y los equipos del hospital fueron realmente muy generosos y me traían libros de la biblioteca. Supongo que el hospital fue mi escuela durante ese tiempo. En cualquier caso, esa es la razón por la que acabé repitiendo todo mi tercer año otra vez. Pero…

Yonghwa los observó.

-Pero tengo que decir… que ni siquiera yo esperaba volver a acabar en este juego otra vez.

Pues claro. Jinyoung recordó la conversación que habían tenido poco antes… en realidad, ya hacía tres horas. Cuando Yonghwa le había preguntado: «¿Has matado a alguien antes de Kiseop?»., él le había contestado: «Bueno, esta vez es el primero».

En ese momento Chanshik le preguntó:

-Entonces, los que han sido nominados… -Reprimió la pregunta, pensando quizá que estaba sonando más bien como si aquello fuera un concurso cinematográfico-. Entonces, ¿los que han participado una vez no quedan exentos para siempre?

Yonghwa sonrió.

-Me temo que no, porque yo estoy aquí. Por lo que nos han dicho, las clases se eligen al azar, por ordenador, ¿no? La experiencia que tengo me da alguna ventaja, pero me temo que el ordenador no me excluyó. Así que aquí tenemos otro ejemplo de presunta y falsa igualdad.

Yonghwa hizo pantalla con las manos en torno al mechero y se encendió otro cigarro.

-Ahora ya saben por qué detecté el olor a gas. Por no mencionar… -y se señaló la cicatriz en su cuello- esta cicatriz.

-¿Cómo han podido…? -dijo Chanshik, como si estuviera a punto de llorar-. Es absolutamente horrible.

-Vamos, Chanshik -dijo Yonghwa, esbozando una sonrisa-. Ahora tengo la posibilidad de salvarlos.

Jinyoung le ofreció la mano a Yonghwa.

-¿Qué significa eso? No sé leer el futuro en la palma de la mano.

Jinyoung sonrió y negó con la cabeza. Y luego dijo:

-Lamento haber desconfiado de ti. Chócala. Estaremos juntos hasta el final.

Yonghwa contestó:

-De acuerdo.

Estrechó la mano de Jinyoung. Chanshik sonrió aliviado.

 

 

Park Jung Min (el supervisor) estaba sentado en su despacho, revolviendo algunos documentos que tenía esparcidos sobre la mesa. A uno y otro extremo, varios soldados de las Fuerzas Especiales de Defensa permanecían hieráticos junto a las ventanas selladas con planchas de metal, en las que se abrían troneras equipadas con armas. Las luces del interior estaban encendidas porque en el edificio apenas entraba la luz del sol. Cinco soldados más estaban en una especie de mostrador con sus respectivos monitores de ordenador. Otros tres soldados con cascos estaban conectados con otros aparatos que no eran ordenadores. En una de las paredes había un enorme generador de electricidad, que proporcionaba energía a las luces, los ordenadores y otros equipos. El grave murmullo del generador inundaba la sala a pesar de la insonorización. Los otros soldados se estaban tomando un descanso en el aula en la que habían estado los estudiantes.

-Muy bien, así que Kim Min Seok murió a las 8:42 y… oh-oh, Woo Sung Hyun también murió a esa misma hora. -Jungmin se colocó la melena por detrás de las orejas-. Ah, cuánto trabajo…

Sonó el teléfono negro que tenía en la mesa y con el bolígrafo todavía en la mano, levantó distraídamente el auricular.

-Sí, aquí la escuela de la isla de Gijang, cuartel general del Programa de tercero B del instituto Choosen -recitó Jungmin al teléfono, y de repente se puso muy derecho, sujetando el auricular con las dos manos-. ¡Sí, señor! Soy Jungmin, el superintendente. Agradezco enormemente todo lo que ha hecho por nosotros. Sí, señor. El segundo acaba de cumplir dos años. Sí, y en estos momentos esperamos ya el tercero. Oh, no. Bueno, nosotros solo queremos contribuir a engrandecer la nación, uniéndonos a la lucha contra la decreciente población juvenil. ¿En qué puedo ayudarle, señor?

Jungmin escuchó atentamente lo que se le decía y luego sonrió.

-Ajá. Mi… oh… vaya… ¿Así que ha apostado usted por Jung Yong Hwa? Yo lo he hecho por Wu Yi Fan. He puesto mi dinero ahí. Bueno, sí, Jung Yong Hwa es un serio competidor. Tiene experiencia, lo cual es una cosa increíble. Claro, claro, todavía está vivo. ¿Y cómo está usted, señor? Vaya, eso es impresionante. ¿Perdón? ¿El estado actual? Creo que usted puede tener acceso al estado actual en su ordenador. En la página web de alto secreto del Gobierno… Ah, ¿no se le dan bien los ordenadores? Hum… bueno, señor, entonces… sí, si puede esperar un segundo, señor…

Jungmin dejó un momento el auricular y luego llamó a un soldado de aspecto bestial que estaba sentado frente a los monitores.

-Eh, Myungsoo. ¿Yonghwa todavía está con esos dos?

El soldado llamado Kyungsoo tecleó en silencio en su ordenador y contestó secamente:

-Sí.

Los transpondedores instalados en los collares de los estudiantes les permitían situar el emplazamiento de cada estudiante en el monitor. Jungmin estaba a punto de lanzar una mirada mortal a Myungsoo por su brusca actitud, pero entonces se percató de que Myungsoo era solo uno de los muchos estudiantes problemáticos que había tenido desde que fuera profesor de instituto, así que no había nada nuevo en aquello. Volvió a coger el auricular.

-Discúlpeme por tenerle esperando, señor. Veamos. Jung Yong Hwa está actuando junto a otros dos estudiantes. Son Jung Jin Young y Gong Chan Shik. Veamos. Bueno, en este momento están hablando de escapar juntos. ¿Le gustaría oír la grabación de las conversaciones? Oh, sí, señor. Hum… no estoy seguro de que sea sincero. Me refiero a que es difícil asegurarlo, pero yo diría que es un farol. Probablemente. Quiero decir que, claro, es imposible escapar. Oh, y sí, espere un momento, señor. Documentos, documentos… Sí, Jung Yong Hwa, ¿no? No parece haber sido muy conflictivo en el colegio anterior. Ni acciones antigubernamentales ni manifestaciones contrarias. Sí, su padre murió mientras se desarrollaba el juego anterior. Parece que su padre se emborrachó y provocó al Gobierno… pero al parecer el propio Yonghwa solo dijo: «Que se pudra. De todos modos no era más que un cabrón». Humm… Probablemente no se llevaban bien. A lo mejor su padre insistió en recibir alguna compensación. Sí, señor. Siendo así, entonces es mejor que ande con esos dos que luchando solo. Jung Jun Young es un excelente deportista, así que le será de mucha ayuda, aunque Gong Chan Shik está heridi. Sí, nuestro Taecyeon le disparó. Sí, claro. Confían totalmente en Jung Yong Hwa. Ayuda a un chico herido, me refiero, qué brillante. Su conversación ha sido emocionantísima.

Ofreciendo su sonrisa más servil, Jungmin levantó las cejas en respuesta a su interlocutor. Se colocó el pelo por detrás de la oreja derecha con la mano izquierda que tenía libre.

-¿Quéeeee…? –contestó-. Pero eso no puede ser. Quiero decir… eso pasó en marzo. Yo recibí el informe. Pero si eso es verdad, entonces ahora… sí, señor. La Administración del Gobierno central siempre es proclive a la exageración. Además, estos son chicos de instituto. Habrían sabido que los observábamos. Hasta este momento no hay indicios de que ninguno de estos estudiantes lo sepa. Sí, señor. Así que… sí, sí, sí, señor. Muy bien, entonces. Oh, no, por favor, no puedo aceptar de ninguna manera… Bueno, si insiste… Gracias, muchas gracias, señor. Sí, sí. Muy bien, señor. Adiós.

Jungmin inspiró profundamente y colgó el teléfono. Volvió a coger el bolígrafo y exclamó:

-¡Cuánto trabajo…!

Se retiró la melena por detrás de las orejas y comenzó a anotar cosas frenéticamente en sus documentos, como si estuviera encadenado a ellos.

 

 

 

QUEDAN 27 ESTUDIANTES


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