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BATTLE ROYALE por SuperNova31

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Cinco horas habían transcurrido desde que se cortó la conexión a internet del Toshiba Satellite U945-S4390 14.0-Inch Ultrabook con un aviso en forma de alarma. Shin Dong Woo se desplazó a un documento en una de las ventanas del monitor, que ahora se había reducido a un procesador de textos.

Había manipulado el teléfono, había comprobado las conexiones y había reiniciado el sistema una y otra vez, pero la pantalla brillante siempre respondía con el mismo mensaje. Al final, después de desconectar el módem y el teléfono, llegó a la conclusión de que su móvil se había estropeado y no funcionaba en absoluto. Sin una línea telefónica no podría tener acceso a su ordenador de casa. Y, naturalmente, llamar a todas las chicas con las que había salido y lloriquear diciendo que estaba a punto de morir, pero tú eras la que más quería… eso ni se lo planteaba. Todavía creía que podía llegar al fondo de aquello y consideró prescindir de su móvil… pero entonces se detuvo.

Un escalofrío recorrió su espinazo.

Ahora entendía por qué no podía marcar ya ningún número. El Gobierno había conseguido localizar la línea de comprobación usada por el técnico de la DTT, el número utilizado para el teléfono especial con el falso «segundo ROM» que tan laboriosamente había fabricado. Le habían cortado todas las conexiones, incluida esa. La cuestión era cómo lo habían conseguido… Su pirateo era perfecto. De eso estaba seguro.

Solo se le ocurría que el Gobierno hubiera podido descubrir su pirateo a través de algún método ajeno a su sistema informático de seguridad interna, su sistema de alarma y otros sistemas manuales de control. Y ahora que lo sabían…

En el momento en que CNU se dio cuenta de lo que pasaba, se llevó la mano al collar que rodeaba su cuello.

Ahora que el Gobierno lo sabía, no sería de extrañar que la bomba estallara…, ¿no? Probablemente también mataran a .aro

Gracias a aquella constatación, el suministro gubernamental de agua y pan que tenían para comer le supo aún peor.

Cuando Baro vio que CNU apagaba el ordenador, le pidió una explicación. Este solo contestó:

-No está bien. No sé por qué, pero no funciona. A lo mejor se ha estropeado el teléfono.

Desde ese momento, el ánimo de Baro se entristeció aún más, y volvió a su postura cabizbaja de la mañana. Aparte de algunos disparos ocasionales y breves intercambios, todo permaneció en silencio. El gran plan de huida de CNU que había hipnotizado a Baro se había derrumbado totalmente.

Pero…

«Se arrepentirán de no haberme matado ya. Ya lo creo…».

Se lo pensó un poco, y luego rebuscó en los bolsillos de su pantalón y sacó la vieja navaja de bolsillo que llevaba siempre consigo desde que era un crío. Había un pequeño tubito unido al llavero de la navaja. CNU examinó con detenimiento aquel tubo.

Su tío le había regalado aquella navaja hacía muchos años. Y el tubito era, como el su anillo, otro recuerdo de su tío. Como CNU, su tío lo había llevado encadenado a una pequeña navaja que siempre portaba encima.

El tubo, del tamaño de un pulgar, con su junta de goma bajo la tapa, era en realidad una cápsula a prueba de agua utilizada por los soldados. Se empleaba normalmente para guardar un papelito con el nombre, el tipo de sangre y la historia clínica, con el fin de que se supiera en caso de que el portador sufriera alguna herida. Otros lo utilizaban como caja de cerillas. Hasta la muerte de su tío, CNU supuso que su tío también guardaba algo parecido en el tubito. Pero después del fallecimiento, cuando abrió el tubo, CNU encontró algo completamente distinto en su interior. De hecho, la cápsula cilíndrica en sí misma parecía fabricada en una aleación especial y contenía otros dos cilindros más pequeños dentro. CNU los sacó. No tenía ni idea de que estaban allí. De lo único de lo que estaba casi seguro era que aquellos artefactos funcionaban combinados el uno con el otro.

La rosca de uno de los cilindros encajaba perfectamente en el otro. La razón por la que se mantenían separados era que podía ser peligoso conectarlos. Y una vez que descubrió para qué servían, después de estrujarse el cerebro (no era de extrañar que estuvieran separados… de lo contrario, no podrías llevarlos encima), no tenía ni idea de por qué su tío los llevaba consigo dondequiera que fuese. No tenían ningún objetivo particular. O tal vez como el anillo que llevaba CNU, su tío simplemente lo llevaba para acordarse de alguien. En cualquier caso, era otro recuerdo de su tío para CNU.

CNU giró la chirriante tapa y la abrió. No lo había hecho desde que muriera su tío. Sacó los dos cilindros y se los puso en la palma de la mano. Luego abrió el sello del más pequeño.

Lo habían rellenado de algodón para que fuera a prueba de golpes. Había una especie de trozo de metal amarillento bajo el algodón.

Tras examinarlo, volvió a meter ambos cilindros en el más grande y cerró la tapa de rosca. Había pensado que si alguna vez tenía que utilizarlo, sería después de escapar de la isla y reventar el sistema informático de la escuela. Podría haber resultado útil después de haberse preparado y atacado a Jungmin y los otros… Pero ahora mismo… eso era lo único que tenía.

Abrió la hoja de la navaja. El sol ya se había inclinado hacia el oeste, y los arbustos que se reflejaban en el acero plateado tenían un aspecto amarillento y oscuro. Entonces sacó un lápiz del bolsillo de su abrigo escolar. Era el que todos habían utilizado para escribir la frase «Nos mataremos los unos a los otros», antes de que comenzara el juego. Como solía utilizarlo para marcar las zonas prohibidas e ir tachando los nombres de los compañeros muertos, ya tenía la punta roma, CNU afiló el lápiz con su navaja. Luego sacó el mapa de otro bolsillo y le dio la vuelta, con la cara en blanco.

-Baro.

Este había estado todo el rato allí sentado, abrazándose las rodillas y mirando al suelo. Levantó la vista: tenía los ojos brillantes.

-¿Se te ha ocurrido algo? -preguntó.

CNU no estaba seguro de por qué aquella pregunta de Baro le fastidió. Debió de ser el tono de voz o a lo mejor el sentido de sus palabras. A CNU le apeteció gritar: «¡Menuda mierda! ¡Estoy aquí estrujándome las meninges intentando idear un plan para escapar y lo único que haces tú es estar ahí sentado tocándote los cojones! Me juraste que ibas a ir a por ellos por lo que le hicieron a Kim Joon Myun, pero ni te has movido. ¿Te crees que esto es un restaurante de comida basura y que yo soy la cajera? A ver: ¿con qué quiere las patatas fritas el señor?».

Pero CNU se contuvo. Las mejillas rde Baro parecían hundidas y sus pómulos sobresalían extrañamente. Era normal. Debía de sentirse agobiado por la presión de aquel juego que en cualquier momento podía acabar para ellos.

Desde que era solo un niño, CNU siempre había sido el mejor deportista de la clase. (Aquello cambió en su segundo año de instituto, cuando se encontró con Jung Jin Young y Wu Yi Fan. Podía batirlos en baloncesto, pero no estaba seguro de derrotarlos en otros deportes). Su tío lo había llevado a escalar montañas desde que era un muchacho, y se sentía muy seguro en cualquier competición que requiriera fuerza y resistencia. No había nadie que tuviera la constitución de El Tercer Hombre.

Baro era un mal deportista, y cuando llegaba el invierno generalmente desaparecía. Seguramente el cansancio había hecho mella en él y probablemente también le había nublado el pensamiento.

Entonces fue cuando CNUse dio cuenta de algo importante. ¿No era evidente que aquella leve incomodidad hacia Baro era también un indicativo de su propio cansancio? Por supuesto, dado que sus posibilidades de supervivencia estaban bastante cerca de ser cero, resultaría muy extraño que no estuviera agobiado y agotado.

No.

«Tengo que andar con cuidado. Si esto fuera un partido de baloncesto, te sentirías mal por perder… pero en este juego eso significa morir».

CNU negó con la cabeza.

-¿Qué pasa? -preguntó Baro.

CNU levantó la mirada hacia él, forzando una sonrisa.

-Nada. Eh, solo quería echarle un vistazo al mapa.

Baro se acercó a CNU.

-¡Eh…! -dijo CNU levantando la voz-. ¡Tienes un bicho en el cuello!

Baro se llevó las manos al cuello.

-Ya lo tengo -dijo CNU, sujetándolo, y aproximándose a Baro. Clavó la mirada en la nuca de su amigo… pero estaba buscando otra cosa.

-Vaya, se ha movido -dijo CNU y se colocó detrás. Volvió a examinarle el cuello.

-¿Lo tienes?

Mientras escuchaba la voz de Baro, CNU se acercó para mirar más de cerca.

Luego sacudió ligeramente la nuca de Baro. Aplastó un bicho imaginario con la suela de la zapatilla y (fingiendo) lo cogió del suelo y luego (volviendo a fingir) se deshizo de él.

-Lo pillé -dijo. Ahora estaba frente a Baro y añadió-: Parecía un pequeño ciempiés.

-Qué mierda… -Baro se frotó la nuca y miró al lugar donde (presuntamente) CNU había tirado el bicho, con una mueca de asco.

Este esbozó una leve sonrisa y dijo:

-Bueno, vamos, echemos un vistazo al mapa.

Baro lo miró y luego frunció el ceño cuando vio que el mapa estaba por el envés.

CNU agitó el dedo para llamar su atención y garabateó en el envés del mapa. Lo que escribía no se veía muy bien. Varias letras diminutas y torcidas aparecieron en un extremo del papel.

Pueden oírnos.

El rostro de Baro se retorció y preguntó:

-¿En serio? ¿Cómo puedes saberlo?

CNU rápidamente le puso la mano en la boca a su amigo. Baro lo entendió y asintió.

CNU retiró la mano y dijo:

-Simplemente lo sé. Sé un montón sobre insectos. Ese en concreto no era venenoso.

Y luego, para estar seguro, volvió a garabatear:

Finge que miras el mapa. No digas nada que pueda hacerles sospechar.

-Bueno, ahora que el ordenador ha fallado, ya no hay nada que podamos hacer -dijo CNU, proporcionando a sus espías otro comentario falso. Y luego escribió: Oyeron mi explicación y me cortaron la conexión de la Toshiba. La cagué. Saben que algunos de nosotros vamos a resistir, así que controlan nuestras conversaciones. Debería haberlo imaginado.

Baro sacó el lápiz de su bolsillo y escribió bajo los garabatos de CNU. Su letra era mucho más clara que la de su amigo.

¿Cómo pueden utilizar un aparato de audición en una isla tan grande? Había comprendido lo que quería decirle su amigo, aunque lo del «parato de audición» sonaba raro. Bueno, daba igual. Tampoco era un ejercicio de redacción.

-Creo que deberíamos buscar a los otros. Nosotros solos no podemos hacer mucho. Así que… - dijo CNU mientras se tapaba ligeramente el collar con el dedo. Baro abrió mucho los ojos y asintió.

Entonces, CNU volvió a escribir: He comprobado tu collar. No parece que tenga cámara. Solo control de audio. No creo que haya cámaras por aquí. A lo mejor satélites, pero las ramas de los árboles en los bosques nos ocultarán. No pueden ver lo que estamos haciendo ahora. La redaccióntampoco era uno de los fuertes de CNU.

Baro volvió a observarlo atónito y luego miró hacia el cielo. Las ramas de los árboles se balanceaban, ocultándoles completamente el cielo azul.

Entonces, de repente, el rostro de Baro se petrificó como si se hubiera dado cuenta de algo.

Agarró el lápiz y escribió en el envés del mapa: La Toshiba dejó de funcionar porque tú me lo contaste. ¡Si no hubiera sido por mí, lo habrías conseguido!

CNU pinchó el hombro de su amigo con el dedo y le sonrió. Luego garabateó: No pasa nada. Debería haber tenido más cuidado. Los collares podrían haber estallado en el momento que nos oyeron, pero fueron “misericordiosos” y nos dejaron vivir.

Baro se tocó la nuca, con los ojos atónitos. Miraba asombrado a CNU, y entonces apretó los labios y asintió. Este le devolvió la indicación.

-Me pregunto dónde lo tendrán…

Estoy escribiendo mi plan aquí. Finge la conversación. Simplemente sígueme la corriente.

Baro asintió y luego respondió rápidamente:

-Humm… pero no estoy seguro de que podamos confiar en nadie.

Estupendo. CNU sonrió. Baro le devolvió la sonrisa.

-Es verdad. Pero creo que podemos confiar en Jinyoung. Quiero intentar ponerme en contacto con él.

Si el ordenador hubiera funcionado podríamos haber salvado a los otros, pero lo único que podemos hacer ahora es preocuparnos de salvarnos nosotros mismos. ¿Estás de acuerdo?

Baro se lo pensó y luego escribió: ¿No buscamos a Jinyoung?

No. Ya no podemos permitirnos el lujo de preocuparnos por los demás.

Baro se mordió el labio, pero al final asintió.

CNU le devolvió el gesto. Si mi plan funciona, el juego se estancará. Puede que eso les dé a los otros una posibilidad de escapar.

Baro asintió dos veces, brevemente.

-¿Tú crees que todo el mundo está escondido en la montaña, como nosotros? ¿O algunos se habrán escondido en las casas?

-Puede ser…

CNU estaba pensando lo que iba a escribir a continuación cuando Baro escribió: ¿Cuál es el plan?

CNU asintió y cogió el lápiz: «He estado esperando que ocurriera algo desde esta mañana».

Baro inclinó la cabeza, con su lápiz en el suelo. El anuncio de que el juego ha sido cancelado. Todavía estoy esperando.

Baro lo miró sorprendido e inclinó la cabeza, totalmente desconcertado. CNU lo miró con una sonrisa.

Cuando conseguí acceder al sistema informático de la escuela, encontré todos sus programas principales. Y las aplicaciones de búsqueda. Luego, antes de descargarlas, las infecté con un virus.

Baro, en silencio, formó con los labios la palabra «¿virus?». «Oye, CNU, ¿qué tal si me lo explicas?».

CNU escribió: El virus entrará en el sistema informático de la escuela si buscan archivos o copias de seguridad. Generará un destrozo monumental en el sistema y paralizaría el juego.

Impresionado, Baro asintió varias veces con la boca abierta. CNU sabía que era una pérdida de tiempo, pero lo escribió de todos modos: Yo diseñaba virus. Es divertido. Para un ordenador es como tener pie de atleta, pero cien veces peor.

Baro consiguió reprimir sus ganas de reír, pero mostró su mejor sonrisa.

Destruiré todos los datos y solo verán un bucle de un tío cantando el himno de los Estados Unidos. Los voy a volver locos.

Baro se sujetaba el estómago, haciendo todo lo posible por no reírse, y se apretaba la boca con la mano. CNU también hacía todo lo posible por no estallar en carcajadas.

Ahora que me han descubierto, a lo mejor no encuentran el sistema operativo. Entonces tendrían que parar el juego. Pero no lo han hecho. Así que solo han hecho comprobaciones de rutina. No han activado los ficheros infectados.

-¿Por qué no vamos en su busca entonces?

-¿No es peligroso?

-Sí, pero tenemos una pistola.

Mi plan: hacer que activen los ficheros. Eso pondrá en marcha el virus.

CNU cogió el portátil y le enseñó a Baro el documento que había estado investigando. Era un archivo de 42 líneas. Los datos de la descarga se habían interrumpido, pero de todos los archivos copiados, aquel era el más importante de todos. El texto horizontal. Cada fila comenzaba con un listado en la izquierda, desde M01 a M042. Cada listado iba acompañado de un número de diez dígitos que recordaban un número telefónico, todos en sucesión también. Al final, había unos números que parecían ser sucesiones aleatorias de dieciséis dígitos. Una diminuta coma se había insertado entre aquellos tres listados. El nombre del archivo en la cabecera resultaba críptico: guadalcanal-choosen3b.

¿Qué es eso?, escribió Baro.

CNU asintió: Son los números asignados a nuestros collares.

Baro asintió aterrado, como si dijera un gran «¡oh!». Así que M01 era «estudiante masculino número 1» (Ahn Daniel).

Los collares son como teléfonos móviles. Cada uno tiene un número y una contraseña. Usan los números para hacerlos estallar. Así que

CNU se detuvo y miró a Baro.

Así que si los ficheros están infectados con el virus, ya no tendremos que preocuparnos por que los vuelen. El virus se seguirá expandiendo. Si van a las copias de seguridad, no podrán pararlo. Si lo reprograman todo para detener el virus, entonces tendremos un problema, pero, aun así, dispondremos de algún tiempo.

-¿Y qué te parece si tiramos piedras a algunos sitios para ver si alguien sale corriendo?

-Espera, ¿y si gritan? Podrían gritar. Eso podría ser peligroso, no para nosotros, sino para ellos. Quiero decir… suponiendo que no sean malos.

-Es verdad.

¿Cómo vas a conseguirlo?

¿Viste al salir de la escuela una sala para los soldados de las Fuerzas Especiales de Defensa?

Baro asintió.

Los ordenadores están allí, ¿te acuerdas?

Baro abrió los ojos como platos mientras negaba con la cabeza. No se acordaba.

CNU se rio para dentro. Yo pude echarle un vistazo. Tienen una hilera de ordenadores en una consola y un servidor grande. Había algún mandamás allí, con una enseña. ¿O se dice «insignia»? Olvídalo. Llevaba un pin en su uniforme. Era un técnico. El ordenador dirige todo el juego. Lo único que tenemos que hacer es atacar la escuela, así pensarán que nosotros vamos a explotar; no se me ocurre otro modo de anular sus datos. Si conseguimos los materiales necesarios, podemos volar todo el ordenador.

CNU dejó de escribir. Movió las manos con el exagerado movimiento de un mago. Luego escribió en el mapa:

 

Bomba en el colegio. Huida por mar.

 

Los ojos de Baro estaban a punto de salírsele de las órbitas. Esbozó en silencio la palabra «bomba».

CNU sonrió.

-A lo mejor deberíamos buscar algunas armas. Este tenedor es bastante inútil.

-Ajajá. Sí.

Necesitamos gasolina. Hay una gasolinera en el puerto, pero no podemos llegar allí. De todos modos hay bastantes coches por aquí. Puede que tengan combustible; como mínimo, tendrán aceite. También necesitamos fertilizante.

Baro frunció las cejas, desconcertado. ¿Fertilizante?

CNU asintió e intentó escribir el nombre del fertilizante preciso, pero no sabía cómo se escribía.

Era un fallo de la enseñanza de la lengua. Bueno, daba igual: lo que importaba era la fórmula molecular.

Nitrato de amonio. Si lo encontramos, podemos hacer una bomba con gasolina.

CNU sacó su navaja y el tubo que estaba enganchado a ella a modo de llavero. Se lo mostró a Baro.

Esto es un detonador. Demasiado complicado explicar por qué tengo uno. Simplemente lo tengo.

Baro parecía pensativo. Luego escribió:

¿Tu tío?

CNU sonrió y asintió. Baro lo sabía porque su amigo siempre estaba para arriba y para abajo con su tío.

Baro escribió:

¿Cómo vamos a bombardear la escuela? No podemos acercarnos. ¿Haciendo un tirachinas gigante con árboles?

Ja, ja. CNU sonrió. No. No es necesario. Por desgracia no tenemos un cargamento de bombas. Solo tenemos un detonador, así que únicamente tendremos una oportunidad. Cuerda y polea.

Baro abrió la boca como si quisiera decir «oh».

No podemos acercarnos a la escuela, pero podemos ir a la zona elevada que está al lado de ella.

CNU le dio la vuelta al mapa y le indicó con el dedo dicha zona a Baro. Luego lo volvió a girar.

Podemos llevar de la montaña al llano… no, no, error. Tenemos que llevar cuerdas desde el llano a la montaña. Unos 300 m. Tensar fuerte para que podamos lanzar la bomba por la polea. Entonces la soltaremos cuando esté en lo alto de la escuela. Es mi Supermate Especial.

Impresionado de nuevo, Baro asintió con entusiasmo.

-Lo mejor sería encontrar las armas durante el día.

-Sí, yo también lo creo. Eso será más fácil que encontrar a alguien.

Pongámonos manos a la obra. Hay una polea en un pozo que vi. Cogeremos la gasolina de los coches. ¿El fertilizante y la cuerda? No sé. ¿Podremos encontrar una cuerda tan larga?

Ambos se quedaron en silencio, pero entonces Baro escribió rápidamente:

Busquémosla.

CNU asintió.

Podemos acabar con Jungmin y los soldados. Pero lo que tenemos que conseguir es que piensen que sus datos están dañados para que activen el programa de reserva y se infecte todo. Entonces seseñaló el collar y escribió: Esto no nos matará.

¿Y luego escaparemos por mar?

CNU asintió con la cabeza.

Pero es que yo no sé nadar. Y miró a CNU con un gesto de temor.

Este interrumpió la escritura de Baro y apuntó: Luna llena esta noche. Utilizaremos la corriente de la marea. Según mis cálculos, la corriente nos llevará a unos 6-7 km/h. Si nadamos rápido tardaremos menos de 20 min en alcanzar la isla más cercana.

La admiración de Baro fue indescriptible en sus ojos cuando de repente negó con un gesto vigorosamente.

¿Y las patrulleras qué?

CNU pareció tenerlo controlado.

Puede que nos descubran, pero como el juego está controlado por ordenador, supongo que estarán mirando las musarañas. Un barco en cada punto cardinal es una castaña. Su debilidad. Una vez que los ordenadores se caigan, ya no sabrán dónde estamos. Las patrulleras solo podrán darnos caza con sus propios medios. Si tienen satélites, las cámaras no podrán vernos por la noche. No tendremos que preocuparnos por que nos vuelen las cabezas. Tendremos una oportunidad de escapar. No será fácil. Tengo otra idea.

CNU rebuscó en su mochila y sacó un pequeño transmisor. Era otra de las cosas que había encontrado en una casa.

Puedo customizarlo un poco para que sea más potente. No es difícil. En el mar enviaremos un SOS. Podemos decir que nuestro barco ha volcado o algo así.

El rostro de Baro resplandeció. Algún barco nos recogerá.

CNU negó con un gesto: No. El Gobierno vendría a por nosotros, así que les daremos una localización falsa. Escaparemos en dirección contraria.

Baro sacudió la cabeza y luego escribió.

Dongwoo, eres tremendo.

CNU hizo un gesto de falsa humildad y sonrió.

-Pues muy bien -dijo mirando el reloj. Ya eran las cuatro de la tarde.

-Nos pondremos en marcha en cinco minutos.

-Ajá.

CNU estaba agotado de tanto escribir a mano, una tarea a la que no estaba muy acostumbrado.

Dejó el lápiz e hizo unos ejercicios de flexión con los dedos. Como un archivo de correos electrónicos de un PC, el envés del mapa estaba lleno de letras. (Habría preferido comunicarse con el portátil, pero Baro no sabía teclear.)

Al final, volvió a coger el lápiz y añadió:

No es un gran plan. Nuestras posibilidades son escasas. Esto es lo único que se me ha ocurrido.

Se encogió de hombros y se quedó mirando a su amigo.

Baro le dedicó una cariñosa sonrisa y escribió:

¡Vamos a por ello!

 

 

 

QUEDAN 22 ESTUDIANTES

 

Notas finales:

Dejen RW's!


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