La luna estaba muy alta, en medio del cielo. No había ni una sola nube. La luz blanca de la luna, casi llena, derramaba una fina bruma por el resto del firmamento, oscureciendo las estrellas.
Yonghwa, que iba delante, se detuvo. Jinyoung, que iba sujetando a Chanshik por el hombro, también se paró.
-¿Estás bien? -le preguntó Jinyoung al chic.
-Estoy bien -asintió Chanshik. Pero Jinyoung estaba seguro de que el muchacho aún estaba débil.
Jinyoung miró el reloj. Eran más de las once de la noche, pero ya habían salido del G-9, que se había convertido en una zona prohibida. Tenían que encontrar otro lugar donde acampar.
Estaban siguiendo su camino a los pies de la montaña del norte. La zona estaba tachonada de árboles dispersos. Si hubieran ido por un trazado distinto, más abajo, habrían pasado cerca de donde Bang Cheol Yong había caído asesinado. Inmediatamente a su izquierda, Jinyoung vio una zona llana y estrecha que se extendía desde la parte residencial de la isla hacia la orilla oriental. La llanura, salpicada con algunas casas, se estrechaba de repente cada vez más, como un triángulo. Según el mapa, la carretera que atravesaba la isla pasaba por aquella zona y se dirigía después hacia la costa occidental.
Yonghwa se volvió.
-¿Ahora qué hacemos?
Llevaba la manta de Chanshik atada a la parte de arriba de la mochila, sobre su hombro.
-Podemos parar en una casa, como hicimos antes en la clínica.
-Una casa, uf… -Yonghwa apartó la mirada de Jinyoung y echó un vistazo por los alrededores-. La verdad es que no es muy buena idea. A medida que se reducen las zonas disponibles, también lo hacen el número de casas. En el momento en que alguien necesite algo, querrá entrar en una casa. Si quiere encontrar algo de comida o así…
-Oye, si se están preocupando por mí, ahora ya estoy bien. Aunque nos quedemos a la intemperie… -dijo Chanshik.
Yonghwa le lanzó una sonrisa y luego observó en silencio la llanura. Tomó en consideración las marcas que había hecho Tao en su mapa mientras observaba la zona.
Junto con los lugares en los que había encontrado algún cadáver, Tao había apuntado detalladas explicaciones sobre cómo habían muerto. El cuerpo de Kim Jong Hyun estaba cerca de donde había muerto Lee Chi Hoon. Le habían sacado los ojos y lo habían apuñalado en la garganta. En la parte residencial que ahora era zona prohibida se encontraba el cadáver de Ahn Daniel. Le habían rebanado el cuello con un arma blanca. (Jinyoung sintió una punzada en el estómago cuando lo supo, porque Chanshik le había dicho que Daniel había estado enamorado de él). Hacia el este, Shin Ji Ho y Xi Lu Han habían sido asesinados donde la costa oriental de la zona residencial se juntaba con las estribaciones de la montaña sur. A Jiho le habían rebanado la cabeza y a Luhan le habían pegado un tiro. En el cabo sur, había encontrado a Kim Joon Myun, a Kim Yu Kwon, a Kim Jong In y a Lee Min Hyuk, y estaban todos muertos. A Lee Min Hyuk le habían disparado varias veces, mientras que los otros estaban degollados. Tres del clan de Wu habían muerto juntos; la única excepción había sido Pyo Ji Hoon, al que le habían volado la cabeza por estar en una zona prohibida.
-Yonghwa -dijo Jinyoung. Este se volvió-. ¿Crees que fue Choi Jun Hong el que mató a Xiumin y a Kevin?
Incluso en ese momento, mientras le preguntaba aquello, le parecía que todo era irreal. No creía que un chio pudiera ser capaz de hacer cosas tan espantosas. Por supuesto, no le cabía la menor duda, puesto que se lo había dicho Tao, pero aun así no podía evitar la necesidad de considerarlo todo como una alucinación.
-No -dijo Yonghwa haciendo un gesto de contrariedad-, no creo. Después de que mataran a Xiumin y a Kevin con una ametralladora, ¿te acuerdas que oímos que disparaban una pistola? Eso fue para rematarlas. Pero Tao dijo que Chihoon estaba vivo después de que le dispararan, cuando él la encontró, lo cual significa que su asesino no fue tan minucioso. Por supuesto, podría haberlo dejado marchar, sabiendo que de todos modos se iba a morir. Pero dadas las horas y los lugares… no creo que Choi Jun Hong sea el único con una ametralladora.
Jinyoung recordó los disparos de ametralladora que había escuchado antes de las nueve de la mañana. El asesino todavía estaba rondando por la isla. Y los distantes disparos que habían escuchado un poco después, ¿serían obra de Choi Jun Hong?
-Al final… -Yonghwa forzó una sonrisa con un gesto de impotencia-, nos encontraremos con él… Entonces ya lo sabremos con certeza.
Jinyoung recordó otra cosa que le había estado rondando la cabeza.
-Cuando Tao nos enseñó su radar, se me pasó por la cabeza la idea de que Jungmin debe saber que nosotros estamos juntos y dónde nos encontramos.
Yonghwa contestó mientras escudriñaba la llanura.
-Ajá.
Jinyoung se movió un poco para que Chanshik pudiera apoyarse mejor en él.
-Eso nos dificultará aún más la huida…
Yonghwa se rio para sus adentros, dándole la espalda a Jinyoung.
-Bah, no. No, en absoluto. No te preocupes -Yonghwa no hacía más que mirar y mirar la llanura, y al final dijo-: Volvamos adonde estábamos. -Y añadió-: La estrategia habitual de los jugadores en esta historia es descubrirse en cuanto oyen cualquier cosa. Eso se debe al límite de tiempo de las 24 horas. Por esa limitación, matan cuando pueden. Y el hecho de que se encuentren en una orgía asesina significa que se tienen que buscar la vida solos, por lo que no pueden permitirse el lujo de dormir demasiado. Así que su objetivo es hacerlo todo rápido y enseguida. Si da la casualidad de que tienen a alguien cerca, van allí, y si hay ya una pelea, esperan agazapados y luego se ventilan a los supervivientes. Por eso deberíamos quedarnos en un sitio donde pudiéramos eludir cualquier confrontación. Si nos encontráramos y nos enredáramos con alguien aterrorizado, entonces uno de los jugadores con más probabilidades se vería obligado a intervenir. Si regresamos adonde estuvimos, es improbable que nos encontremos con nadie más. Como Lee Jin Ki y Lee Ki Seop, que estaban escondidos por allí, ya no están, la zona estará prácticamente desierta.
-Pero Dongho corrió en esa dirección.
-No, no creo que haya ido tan lejos. No sería necesario. -Yonghwa señaló la llanura con el pulgar-. Pero evitaremos esa colina: puede que esté escondido ahí. Cogeremos una ruta diferente.
Jinyoung levantó las cejas.
-¿Es seguro cruzar esa llanura?
-Puede que haya luna llena -dijo Yonghwa-, pero no es de día. Creo que será más seguro que si vamos por la montaña, donde hay muchos escondrijos.
Jinyoung se mostró de acuerdo. Yonghwa cogió la delantera y comenzó a descender la ladera. Jinyoung sujetó con firmeza la SIG-Sauer en la mano derecha, dejó que Chanshik se apoyara en su hombro izquierdo y siguió a Yonghwa.
En la llanura, los árboles fueron sustituidos por praderas y sembrados. La primera granja por la que pasaron tenía unas tierras llenas de calabazas. Más allá de este sembrado había un campo de trigo.
La isla era tan pequeña que no era probable que todo aquello fuera para consumo propio. Por supuesto, la República del Gran Oriente Asiático incesantemente promulgaba órdenes para promover el autoabastecimiento, así que incluso pequeñas granjas como aquellas podían contribuir un poco a semejante proyecto. Mientras avanzaban junto a la granja, el suelo bajo sus zapatillas parecía reseco.
Probablemente se debía a que ya habían transcurrido varios días desde que se ordenara evacuar la zona. Sin embargo, Jinyoung se sintió impresionado por el agradable y rico perfume del trigo que se esparcía en el aire nocturno, anticipando el verano. Era muy agradable. Especialmente después de haber olido tanta sangre.
Había un tractor a su izquierda. Y más allá, una casa. Era una casa normal, de dos plantas, y parecía relativamente nueva. Era uno de aquellos edificios baratos prefabricados, que recordaban un Banana Home o Vertebrae House. Aunque aquello estaba en mitad de los campos de la granja, estaba rodeado por una pared de cemento.
Jinyoung miraba la espalda de Yonghwa mientras este avanzaba. De repente, notó algo raro.
Miró a su espalda. Chanshik iba apoyado en su hombro izquierdo mientras caminaban, pero notó algo por encima de sus cabezas, en mitad del cielo. Algo que brillaba tenuemente a la luz de la luna, como trazando un arco. Era un objeto que venía volando hacia ellos.
Lo que hizo de Jinyoung una estrella deportiva en su época de la Liga Infantil de Béisbol fue su increíble habilidad para percibir objetos en movimiento. Incluso con aquella tenue luz, Jinyoung podía asegurar que el objeto que venía volando hacia ellos en aquel momento parecía una lata de refrescos.
Naturalmente, estaban en la tranquila zona del Mar de Japón, así que no era previsible que una lata estuviera volando por el cielo como consecuencia de un tifón. De ninguna de las maneras era una lata, ni vacía ni llena. No.
Jinyoung de repente liberó su hombro, que estaba entumecido bajo la axila de Chanshik. Ni siquiera pudo permitirse el lujo de perder el tiempo avisando a Yonghwa, que debía haberse percatado también de algo raro, porque de repente se volvió. Chanshik se trastabilló sin el apoyo de Jinyoung.
Jinyoung salió corriendo. Su habilidad para saltar era ciertamente extraordinaria. Igual que en el pasado, durante las semifinales provinciales de la Liga Infantil de Béisbol pudo anotarse el punto decisivo, birlándoles a los contrarios un home run ganador al final de la undécima entrada: Jinyoung saltó y cogió la pelota… no, la lata, en el aire, con la mano izquierda. Se la pasó a la mano derecha, y mientras caía giró el cuerpo y la lanzó todo lo lejos que pudo.
Antes de que Jinyoung cayera a tierra una luz brillante iluminó la noche.
Le pareció como si el aire se quebrara con un estallido sónico que desgarrara sus tímpanos. La granada estalló y lo arrastró por los aires antes de que pudiera aterrizar, y cayó rodando por el suelo.
Si hubiera esperado a que la granada cayera al suelo, Chanshik, Yonghwa y él ya estarían hechos picadillo.
Aunque la pandilla de Jungmin hubiera reducido el poder explosivo de las granadas para que no las utilizaran contra la escuela, aquellos artefactos eran más que capaces de matar a seres humanos.
Jinyoung levantó la cabeza. No podía oír ni una mosca. Aguzó el oído. En aquel estado de silencio, Jinyoung vio a Chanshik derrumbado a su izquierda. Luego volvió la cara para ver dónde estaba Yonghwa y vio…
Joder, ¡otra granada volando hacia ellos!
«¡Otra! Tengo que…». Pero ya era demasiado tarde.
Sus oídos ensordecidos escucharon de repente un estallido, bien definido aunque amortiguado, casi seguido simultáneamente de otra explosión en el aire. Este ruido también parecía amortiguado, pero esta vez le pareció un tanto más apagado, y Jinyoung no había saltado por los aires. Justo a su lado, Yonghwa estaba con una rodilla apoyada en tierra, con la recortada en ristre. Le había disparado a la granada de mano, como si fuera un concurso de tiro al plato, haciéndola volar antes de que consiguiera explotar.
Jinyoung corrió hacia Chanshik y lo levantó. Tenía un gesto de dolor. Puede que se estuviera quejando, pero Jinyoung no podía oírlo.
-Jinyoung, ¡al suelo!
Yonghwa hizo unos gestos con la mano y disparó con la recortada. Entonces Jinyoung oyó un sonido diferente, como una ráfaga de disparos, y las espigas que tenía delante volaron por el aire convertidas en paja. Yonghwa volvió a disparar, dos veces. En un estado de absoluta confusión, Jinyoung arrastró a Chanshik a la oscuridad de un terraplén que había junto a la granja y se echó a tierra. Yonghwa llegó arrastrándose a su lado, haciendo fuego al tiempo que se acercaba. Las ráfagas de disparos continuaron, y el borde del terraplén siguió saltando por los aires, llenándoles la cara de tierra.
Jinyoung sacó su SIG-Sauer y escudriñó la oscuridad desde el borde del terraplén. Disparó a ciegas al mismo lugar al que estaba disparando Yonghwa.
Entonces lo vio. A menos de treinta metros de distancia, aquella cabeza de pelo rubio oscuro peinado hacia adelante se ocultaba tras una abertura en el muro de cemento de la casa.
Era Wu Yi Fan (el estudiante número 39). Y aunque Jinyoung tenía mermada su capacidad auditiva, podía percibir el sonido de la ametralladora disparando. Era el mismo que había oído a lo lejos cuando Xiumin y Kevin cayeron muertos en el pico de la montaña norte. Naturalmente, puede que no fuera el único que tuviera una ametralladora, pero eso daba igual: ahora tenían a Yifan delante de ellos, intentando matarlos a sangre fría, a tiros y lanzándoles granadas de mano.
Jinyoung estaba seguro de que Yifan había sido el que había matado a Xiumin y a Kevin. Pensó en todos aquellos a los que había matado y sintió un arrebato de furia.
-¿Qué demonios hace ese idiota?
-Cierra el pico, ¡y dispara! -Yonghwa le entregó la Smith & Wesson a Jinyoung y recargó su recortada.
Jinyoung sujetó una pistola con cada mano y empezó a disparar al muro de cemento. Primero la Smith & Wesson y luego la SIG-Sauer: vació los dos cargadores. Tuvo que recargarlas.
Yifan había esperado ese momento: se incorporó y… ¡RAT-ATA-TA-TA-TA-TA! Desde donde estaba salían disparadas chispas ardientes. Jinyoung se agachó, y Yifan dejó ver parte de su cuerpo, que hasta entonces había ocultado tras el muro. Yonghwa disparó a discreción. La sombra de Yifan volvió a desaparecer. La andanada de postas voló parte del muro.
Jinyoung expulsó el cargador vacío de su SIG-Sauer y se sacó del bolsillo uno nuevo. Abrió el tambor de la Smith & Wesson y empujó la barra central para liberar los casquillos gastados, hinchados por los disparos. Uno de los casquillos casi le rebana el pulgar derecho. No importaba. Rápidamente cargó las balas del 38 que Yonghwa le había dado. Luego apuntó al escondrijo de Yifan.
Yonghwa disparó de nuevo, volando otra parte de la pared. Jinyoung también hizo varios disparos en aquel mismo lugar con su SIG-Sauer.
-¡Chanshik! ¿Estás bien? -chilló Jinyoung.
Justo a su lado, Chanshik contestó:
-¡Estoy bien!
Pudo distinguir su respuesta, por lo que Jinyoung comprendió que había recuperado el oído. Lo vio por el rabillo del ojo, recargando las balas cortas de la 9 mm en el cargador vacío de la SIG-Sauer. De todo lo que había visto desde que comenzara el juego, aquello verdaderamente había conseguido perturbarlo… «¿Cómo era posible que un chico como Chanshik participara en semejante juego?».
Una mano sujetando una ametralladora apareció al otro lado del muro. Disparó otra andanada. Jinyoung y Yonghwa se agacharon.
Yifan se asomó. Y mientras continuaba disparando, avanzó. Entonces corrió hasta esconderse detrás del tractor. La distancia entre ellos se estaba reduciendo cada vez más.
Yonghwa hizo un disparo y voló por los aires el volante del tractor.
-¡Yonghwa! -le gritó Jinyoung, después de pegar dos tiros.
-¡Qué! -contestó Yonghwa mientras recargaba su recortada.
-¿En cuánto puedes correr los cien metros?
Yonghwa hizo otro disparo (volando por los aires las luces traseras del tractor) y contestó:
-Soy muy lento. Unos trece segundos o así. Pero tengo el culo duro, ¿por qué?
De repente, el brazo de Yifan asomó por detrás del tractor. Las chispas volaban mientras él asomaba la cabeza, pero cuando Jinyoung y Yonghwa volvieron a abrir fuego, él se ocultó de nuevo.
-Lo único que podemos hacer es retirarnos hacia la montaña, ¿entiendes? -le dijo Jinyoung rápidamente-. Yo puedo correr cien metros en once segundos. Adelántate con Chanshik: yo mantendré a Yifan ocupado.
Yonghwa le lanzó una mirada a Jinyoung. Eso fue todo. Lo había entendido.
-En el sitio donde estuvimos, Jinyoung. En el sitio donde hablamos de música y todo eso -dijo Yonghwa apresuradamente. Le entregó a Jinyoung su recortada, se retiró agachado y lo rodeó para acercarse a Chanshik.
Jinyoung inspiró profundamente y disparó tres veces hacia el tractor con la recortada, permitiendo que Yonghwa pudiera levantar a Chanshik y ambos corrieran en la dirección acordada. Los ojos del muchacho brillaron cuando miró por última vez a Jinyoung.
El tronco de Yifan apareció tras el tractor. Jinyoung disparó la recortada varias veces. Yifan, que había apuntado su arma hacia Yonghwa y Chanshik, tuvo que agacharse. Jinyoung se dio cuenta de que se había quedado sin postas para la recortada, así que agarró la Smith & Wesson y comenzó a pegar tiros de nuevo. En un momento despachó seis balazos. Abrió la SIG-Sauer, metió el cargador nuevo que le había preparado Chanshik y comenzó a disparar otra vez. Era crucial estar disparando todo el rato.
Vio a Yonghwa y a Chanshik desaparecer en la montaña.
La SIG-Sauer ya estaba vacía, y no había más cartuchos. Lo único que podía hacer era meter balas…
Pero entonces el brazo de Yifan volvió a aparecer desde detrás del tractor. La ametralladora Ingram castañeteó con violencia, igual que antes. Yifan se había incorporado y corría hacia él.
Jinyoung tenía que largarse de allí. Agarró la SIG-Sauer vacía (solo tenía siete balas sueltas para la 9 mm), se dio media vuelta y salió zumbando. Si conseguía llegar a la loma donde había un montón de vegetación, Yifan no podría seguirle. Jinyoung decidió dirigirse hacia el este. Chanshik y Yonghwa se habrían encaminado hacia el oeste para llegar al lugar donde habían estado el día anterior. Quería alejar a Yifan todo lo posible del lugar donde iban a guarecerse.
Todo dependía de su velocidad. Tenía que alejarse de Yifan todo lo posible en el menor tiempo.
Una ametralladora suelta cientos de balas por minuto, así que era imposible esquivarlas a corta distancia. Lo importante era lo lejos que pudiera llegar.
Jinyoung echó a correr. En calidad del atleta más rápido de su clase, solo podía confiar en su velocidad. Al menos, él pensaba que lo era. Incluso era una fracción de segundo más veloz que Dongwoo y Chihoon, pero ¿y si Yifan realmente no se esforzaba cuando hacían las pruebas en gimnasia?
Cuando se encontraba a unos cinco metros de distancia del primer árbol de la espesura, escuchó el castañeteo de la ametralladora. Sintió un golpe muy fuerte en la parte izquierda de su estómago.
Jinyoung dejó escapar un quejido al tiempo que comenzaba a perder el equilibrio, pero siguió corriendo. Corrió entre un macizo de árboles altos y se abrió paso por la loma. Volvió a oír la ametralladora y en esta ocasión el brazo izquierdo se le estremeció de dolor. Se dio cuenta de que le habían dado por encima del codo.
Pero aun así siguió corriendo. Continuó yendo hacia el este… «Hey, esta es una zona prohibida…»., y luego enfiló hacia el norte. Más ametralladora. A su lado, un árbol esquelético crujió y se partió por la mitad convertido en mil astillas.
Más ametralladora. Esta vez no le dio. O a lo mejor sí. Ya no estaba muy seguro. Solo sabía que le estaban dando caza. Al menos había ganado tiempo para que Yonghwa y Chanshik pudieran esconderse.
Se abrió paso a través de los árboles y la vegetación, ascendió una colina y luego la bajó. Ni siquiera podía permitirse el lujo de preocuparse por que hubiera alguien escondido en la espesura, acechando para atacarlo. No tenía ni idea de hasta dónde podría haber llegado. Ni siquiera estaba muy seguro de la dirección en la que estaba corriendo. A veces le parecía como si estuviera oyendo el ratatatá de la ametralladora, y otras tenía la impresión de que ya no se escuchaba. No estaba seguro…
A lo mejor porque tenía embotados los oídos por la explosión de las granadas. En cualquier caso, no era el momento de detenerse. A correr. Tenía que seguir corriendo.
De repente, Jinyoung resbaló. Al parecer había llegado a una cortada y, de golpe la loma había desaparecido bajo sus pies. Igual que cuando luchó con Lee Jin Ki, bajó dando tumbos y volteretas por la empinada pendiente.
Aterrizó con un golpe seco. Ya no tenía en la mano la SIG-Sauer. Y cuando intentó incorporarse, se dio cuenta de que le resultaba imposible. Se preguntó, mareado: «¿Estoy delirando por la pérdida de sangre? ¿Me he dado un golpe en la cabeza? Imposible. No estoy tan herido para no poder levantarme… Tengo que volver con Chanshik y Yonghwa… Tengo que proteger a Chanshik… Le prometí…».
Pero cuando intentó incorporarse, se derrumbó de bruces y perdió la consciencia.
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