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BATTLE ROYALE por SuperNova31

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Casi estaba todo a oscuras, pero junto a la ventana, aprovechando la tenue luz de la luna, CNU volvió a tirar aquello que tenía en la mano al suelo. El sonido del objeto al golpear el suelo quedó amortiguado por la gruesa manta doblada, pero entonces se oyó un leve estallido junto a un campanilleo.

CNU lo recogió enseguida del suelo y luego embutió el pequeño objeto de plástico entre los pliegues de la manta. El sonido se detuvo.

-Ven, vamos -dijo Baro. Había estado observando a CNU, pero este le hizo un gesto para que se mantuviera tranquilo. Repitió la prueba de nuevo.

¡Pop! ¡Ting!

Volvió a hacer los mismos ruidillos. CNU lo recogió y se quedó pensando.

¿Estaba todo correcto? Si aquello no funcionaba en el momento preciso, todos los cuidadosos preparativos no habrían servido para nada. Una prueba más…

-Tenemos que darnos prisa… -repitió Baro, y el rostro de CNU casi se encendió de furia, pero consiguió contenerse.

-De acuerdo -dijo, aunque no estaba completamente convencido, y dio por concluidas sus probaturas. Desenganchó el cable que conectaba la batería y el minimotor utilizado para las pruebas y comenzó a despegar la cinta aislante de plástico que unía el motor a la batería.

CNU y Baro habían regresado a la Asociación Cooperativa de Agricultores. Junto con la escuela y la cooperativa de pescadores del puerto, puede que fuera uno de los edificios más grandes de la isla. La nave, por supuesto sin iluminar y envuelta en la oscuridad, era del tamaño de una pista de baloncesto, y por allí había alguna maquinaria y equipamientos agrícolas, incluidos un tractor y una cosechadora, dispersos por todo el local. Había también una furgoneta, sin una rueda y apoyada en un gato, esperando para ser reparada. En una esquina había sacos con distintos tipos de fertilizantes. (El peligroso nitrato de amonio estaba apilado más allá, almacenado en unos armarios grandes con una débil cerradura que Shinji había reventado). Las paredes de ladrillo tenían al menos cinco metros de altura, y había una especie de galería que recorría la pared norte, donde se almacenaban más fertilizantes, insecticidas y otros suministros. En la pared de enfrente había una escalerilla metálica que descendía desde ese segundo piso, y bajo las escaleras estaba la gran puerta corredera de la nave. Junto a esta, en un rincón, había una especie de oficina que aprovechaba las dos paredes. La oficinilla tenía la puerta abierta y allí dentro se atisbaba el mobiliario propio de un lugar así, y se recortaban las sombras de un escritorio y de un fax.

Tender el sedal por el sector G-7, donde se encontraba la escuela, resultó ser un lío de mil demonios. Primero, CNU ató el extremo del sedal a la copa de un árbol alto que había detrás de la roca a la que se habían subido. Luego cogió el otro extremo y comenzó a caminar entre los árboles, pero entonces se levantó un fuerte viento allí arriba, de modo que resultó dificilísimo guiar los globosbolsas de basura. Tuvieron que subir a los árboles por lo menos en diez ocasiones para desenredar el sedal. Encima, dado que el enemigo podía acechar en cualquier escondrijo, en la oscuridad, CNU tuvo que vigilar a Baro, de modo que la empresa resultó agotadora.

Pero después de tres horas largas consiguieron tender el sedal. Cuando oyeron el tiroteo ya eran más de las once de la noche. Oyeron también una explosión, pero no podían permitirse el lujo de inmiscuirse en aquel embrollo, así que regresaron a la cooperativa agrícola. Para entonces, el tiroteo ya había cesado.

Al final, CNU comenzó a fabricar el detonador eléctrico, pero esto también resultó bastante laborioso. No contaba con las herramientas apropiadas y, además, el aparato requería de una gran precisión. La corriente eléctrica tenía que activar el aparato en el momento del impacto contra la escuela, pero al mismo tiempo tenían que asegurarse de que no fuera tan sensible para activarse en medio del traslado a través de la cuerda, por un golpe de viento o un nudo.

Pero, bueno, al final CNU se las arregló para fabricarlo, utilizando para las pruebas un motor que le había quitado a una maquinilla eléctrica en vez de emplear el detonador. Fue precisamente al empezar los ensayos cuando se dio el comunicado. El único que había muerto era Shin Dong Ho (el estudiante número 35), a quien CNU había visto inmediatamente después de que comenzara el juego.

Pensó que Dongho habría muerto después de un intenso tiroteo, pero en cualquier caso, Jungmin había anunciado algo más apremiante, al menos para él y Baro. El sector F-7, donde se encontraba el saliente desde el que habían estado oteando la escuela, sería declarado zona prohibida a la una de la madrugada.

No era de extrañar que Baro estuviera tan impaciente. Si no podían entrar en aquella zona, todos los preparativos se quedarían en nada. Sería el final también para ellos. CNU no quería quedarse en una situación en la que, después de una inteligente jugada, se quedara justo a un movimiento del jaque mate, y solo para caer en la trampa fatal.

CNU sacó rápidamente el detonador eléctrico de la cápsula encadenada a su navaja. Conectó los dos cilindros -el exterior metálico brilló con un oscuro fulgor-y despellejó el aislante plástico del cable. Entonces, utilizando cinta aislante, aseguró primero el pequeño muelle que serviría como interruptor eléctrico, y luego cogió el cable que partía del detonador y lo unió al cable de la carga.

Envolvió en cinta aislante una y otra vez la conexión para estar completamente seguro. A continuación, conectó la batería a un condensador tomado del flash de una cámara. Con el fin de que el detonador resultara absolutamente fiable, necesitaba que se aplicara un voltaje alto. Conectó los cables también a ese aparato. Para prevenir cualquier detonación accidental, decidió que colocaría el último cable del detonador en lo alto de la montaña, donde uniría con cinta aislante el extremo del cable a la batería.

-Ya está.

CNU se incorporó y luego se guardó el aparato de detonación en el bolsillo.

-Andando. Es la hora.

Baro asintió. Solo por si acaso, CNU metió todo el material, incluidos los alicates de electricista y más cable, en la mochila, y luego cogió varios hatillos de cuerda que habían dispuesto y se los echó a los hombros. Miró al suelo. Allí estaba: una lata de gasolina llena con una mezcla de gasolina y nitrato de amonio. Para añadirle oxígeno, embutió dentro material aislante lleno de aire y bien doblado. Lo habían cerrado con la tapa, pero al lado tenía otro de goma que funcionaba como boquilla del detonador estaba unida a él con un cable de plástico que colgaba del asa.

Entonces miró el reloj. Eran las 12:09. Todavía tenían mucho tiempo.

Muy bien. Estaba temblando de nerviosismo. Les había costado un montón, pero ya tenían todo lo que necesitaban. Enlazarían todas las cuerdas de que disponían. Uno de los extremos quedaría fijo en el sector H-7, asegurado por el peso de una roca. El otro cabo se ataría al extremo del sedal. Largarían cuerda y la dejarían allí. Luego rodearían la escuela, subiendo hasta las laderas de F-7. Allí tomarían el sedal que habían atado a lo alto del árbol y lo recogerían en un carrete enseguida. La cuerda, unida al sedal, iría entonces directamente hacia ellos. Luego procederían a colocar la polea, enhebrando la cuerda, y colgarían allí la bomba. Después tensarían la cuerda y la asegurarían a un árbol. Finalmente, sería cuestión de lanzar la bomba hacia la escuela: sería coser y cantar, desde luego. ¡A divertirse! ¡Vamos allá! ¡Hagámoslo de una vez!

Una vez que hubieran dañado los ordenadores de la escuela, o la corriente eléctrica o el cableado, el equipo de Jungmin imaginaría que había un fallo en el sistema. No… dado el poder de los explosivos que iban a utilizar, todos los ordenadores… no, en realidad saltaría por los aires la mitad de la escuela. Luego cogerían los neumáticos que ya habían escondido detrás de una roca en F-7 y correrían hacia la costa occidental, escapando por mar tal y como habían planeado. Si podían confundir al Gobierno enviando una falsa señal de SOS utilizando su radiotransmisor y alcanzar la isla más próxima, Jeju, en menos de media hora, como habían calculado, podrían coger un barco. (CNU tenía experiencia con los botes a motor. Realmente había aprovechado toda la sabiduría que le había ofrecido su difunto tío). Entonces probablemente podrían huir hacia Hongdo, y con fortuna arribar a una orilla apartada para ser libres. Luego podrían coger un tren de mercancías en dirección al campo. O podrían agenciarse un coche birlándolo. Después de todo, tenían una pistola. Robar coches. Genial.

CNU observó la Beretta M92F trabada en su cinturón. Había pensado que podrían darle esquinazo al Gobierno enviando la señal de SOS falsa, pero por si los descubrían en el mar, había llenado varias botellas de cocacola con su mezcla especial de nitrato de amonio con gasolina y las había metido en su mochila. Pero sin un detonador, aquellas botellas eran básicamente cócteles molotov. Si los descubrían, lo mejor sería nadar hacia las patrulleras y subir a bordo para pelear. Si todo iba bien, podrían apoderarse de las armas de sus enemigos, y si podían manejar el barco, podrían buscar una manera de escapar. Pero tendrían que tener una suerte extraordinaria para que aquello sucediera.

Estaba un poco preocupado. Había estado corriendo por toda la isla con su Beretta pero, pensándolo bien, no había disparado con ella ni una sola vez. Su tío ni siquiera tenía una pistola, así que nunca había aprendido a manejarlas.

Pero CNU intentó quitarse aquellas ideas de la cabeza. Él era El Tercer Hombre, Shin Dong Woo. Sin problemas. La primera vez que cogió una pelota de baloncesto de verdad y lanzó un tiro libre, la clavó.

-CNU -dijo Baro.

Este levantó la mirada.

-¿Listo?

-No -dijo Baro lastimosamente. Y entonces empezó a escribir algo en su cuaderno de notas.

CNU lo leyó a la luz de la luna, junto a la ventana. No encuentro la polea.

CNU le lanzó una mirada a su amigo. A juzgar por su aspecto, se estaba volviendo loco. Baro de repente retrocedió.

Baro estaba encargado de la mitad de las cuerdas y de la polea. Desde que CNU había cogido la polea del pozo, Baro se había encargado de ella, llevándola hasta la cooperativa y guardándola en algún sitio.

CNU volvió a dejar en el suelo sus hatillos de cuerdas y la mochila. Comenzó a buscar por allí de rodillas. Baro hizo lo mismo.

Tantearon en la oscuridad, mirando al otro lado del tractor y por debajo del escritorio de la oficina, pero no pudieron encontrarla. CNU se puso en pie y volvió a mirar su reloj. Ya eran casi las doce y cuarto.

Al final, decidió sacar la linterna de la mochila. Procuró hacer pantalla con la mano para ocultar la luz y la encendió.

Hizo todo lo posible para impedir que la luz se viera desde el exterior, pero el interior de la nave agrícola se iluminó con un leve fulgor amarillo. CNU observó el rostro preocupado de Baro y entonces descubrió la polea por encima del hombro de su amigo. Estaba en el suelo, junto a la pared, justo un poco más allá de donde alcanzaba la luz de la luna que se derramaba por la ventana. Estaba a menos de un metro de la mochila de Baro, en el suelo.

CNU le hizo una señal a su amigo y apagó rápidamente la linterna. Baro cogió de inmediato la polea.

-Lo siento, CNU -dijo Baro disculpándose.

Este forzó una sonrisa.

-Andando, Sunwoo.

Entonces se volvió a echar al hombro la cuerda y la mochila. Cogió la lata de gasolina. Tenía bastante confianza en su fortaleza, pero todos los objetos a la vez resultaban bastante pesados. Solo tenía que cargar con la cuerda parte del camino, pero la lata de veinte litros tendría que llevarla hasta el otro extremo, hasta la cima de la colina. Y, además, tenían que darse prisa.

Baro cogió su hato de cuerdas. La pesada carga le hacía parecer una tortuga llevando a cuestas su concha. «Bueno, CNU va igual», pensó. Cruzaron la nave hacia la puerta corredera. Esta estaba abierta aproximadamente unos diez centímetros, dejando que entrara una leve rendija de pálida luz de luna azul.

-Lo siento mucho, CNU -repitió Baro.

-Está bien, no te preocupes. Tú solo asegúrate de hacer bien las cosas a partir de este momento.

CNU se pasó la lata de gasolina a la mano izquierda, apoyó la derecha en la pesada puerta metálica y la deslizó para abrirla. La pálida luz se derramó por toda la nave.

Enfrente de la puerta, a un lado del aparcamiento, había una granja con varias casas. Y más allá de esa zona había otro núcleo de casas, que podían verse a pesar de la oscuridad.

A su izquierda, CNU vio un pequeño cobertizo, al final de la propiedad; allá a lo lejos estaba la escuela y, por encima, como si estuviera protegiéndola, la cortada a la que se dirigían ellos. Había algunos árboles justo junto a una casa de dos pisos, enfrente de la escuela. Habían planeando atar la cuerda al árbol más alto de aquel grupo. El sedal lo habían asegurado junto a una acequia que pasaba al lado del árbol. Así el sedal pasaba junto a la escuela y subía directamente hasta el centro de la cortada, donde estaba la roca desde la cual lanzarían la polea, haciendo rapel, hacia la escuela, cubriendo una asombrosa distancia de trescientos metros.

«No creo que este plan salga bien. De todos modos, me pregunto si este sedal podrá arrastrar la cuerda hasta la cima de la loma sin romperse».

CNU inspiró profundamente y luego, después de pensarlo bien, decidió decir algo. No importaba mucho ya que le oyeran decir aquello.

-Baro.

Este miró a su amigo.

-¿Qué?

-Puede que nos maten. ¿Estás preparado?

Durante unos instantes, Baro permaneció en silencio. Pero luego contestó rápidamente.

-Sí, estoy preparado.

-Vale.

CNU agarró de nuevo con fuerza la lata de gasolina y estuvo a punto de esbozar una sonrisa. Una sonrisa que se le congeló cuando vio algo por el rabillo del ojo.

Avistó la cabeza de alguien, saliendo entre las casas de la granja que había junto al aparcamiento.

-¡Baro!

CNU agarró a su amigo por el brazo y retrocedió corriendo hacia la nave de la cooperativa, colándose por la gran puerta corredera. Baro se trastabilló un poco, debido en parte al peso de la cuerda, pero se las arregló para ir tras él. Para cuando se encontraron a salvo y protegidos por la puerta metálica, CNU ya estaba con la pistola en ristre y apuntando a aquella figura amenazante.

La sombra chilló…

-¡N… no dispares! ¡Shinwoo! ¡Por favor, no dispares! ¡Soy yo! ¡Yixing!

CNU se percató de que efectivamente era Zhang Yi Xin (el estudiante número 42). Yixing, en términos generales y relativos, era un tipo amigable y solía andar con CNU y Baro. (Después de todo habían sido compañeros de clase desde primero y solían llamarlo Lay). Pero CNU no se sintió aliviado ante la posibilidad de que alguien se uniera a ellos. No: le parecía que aquello era más bien un problema. Fue entonces cuando se percató de que no le había dado mucha importancia a la posibilidad de que otros se les unieran hasta este momento. «Maldita sea, ¿por qué ahora?».

-Es Lay, CNU. Vamos, es Lay.

Dongwoo pensó que la entusiasta voz de Baro sonaba un tanto inapropiada.

Lay se levantó despacio y avanzó hacia las instalaciones de la cooperativa. Llevaba la mochila en la mano izquierda y lo que parecía un cuchillo de cocina en la derecha.

-Vi la luz -dijo temerosamente.

CNU hizo rechinar sus dientes. Debió de ser cuando utilizó la linterna, aquella única vez, para buscar la polea. CNU se lo recriminó a sí mismo. ¿Cómo había sido tan torpe de meter así la pata, arriesgándose a utilizar aquella linterna?

-Así que me acerqué y vi que eran ustedes… -continuó Lay-. ¿Qué están haciendo? ¿Qué llevan ahí? ¿Cuerdas? Dejan… dejan que vaya con ustedes…

Sabiendo que sus conversaciones estaban siendo controladas, Baro frunció el ceño y miró a CNU, asombrándose de que este aún no hubiera bajado la pistola.

—Shin… Shinwoo… ¿qué pasa?

CNU hizo un movimiento con la mano para indicarle a Baro que no diera ni un solo paso adelante.

-Sunwoo. No te muevas.

-¡Eh! -exclamó Lay, con voz temblorosa-. ¿Por qué me estás apuntando?

CNU inspiró profundamente y le dijo a Yixing:

-Ni te muevas.

Podría asegurar que Lay se estaba poniendo cada vez más nervioso.

La lastimera cara de Zhang Yo Xing pudo verse claramente a la luz de la luna cuando dio un paso adelante.

-¿Por qué? ¿Por qué no me dejan? ¿Te has olvidado de quién soy, CNU? Déjenme ir con ustedes.

CNU amartilló la pistola. Click. Zhang Yi Xing se detuvo. Aún estaba a una buena distancia, como a seis u ocho metros.

-No te acerques a nosotros -dijo CNU lentamente-. No podemos dejar que nos acompañes.

Baro chilló justo a su lado:

-Pero ¿por qué, Dongwoo? Podemos fiarnos de Lay…

CNU negó con la cabeza. Entonces pensó: «Hay una cosa que tú no sabes sobre nosotros, Baro».

No era gran cosa. En realidad, era un incidente trivial.

Había ocurrido en segundo, al final del segundo trimestre, en marzo. CNU fue a la ciudad con Zhang Yi Xing a ver una pelicula (no había cines en Choosen). Se suponía que Baro también iba a ir, pero tenía gripe o algo así.

Y entonces fue cuando CNU se topó con tres estudiantes mayores, unos matones, en un callejón trasero de la calle principal, cerca del centro comercial. CNU y Lay ya habían visto la película, así que fueron a dar una vuelta por las librerías y las tiendas de discos. (CNU compró unos libros extranjeros de informática. Una verdadera sorpresa. Aunque eran libros técnicos, el Gobierno prohibía estrictamente los occidentales, así que era difícil encontrarlos). Después ya se encaminaban hacia la estación de trenes cuando Yixing se dio cuenta de que se le había olvidado comprar su revista favorita y regresó solo a la librería.

-Eh, tú, ¿tienes plata? -le preguntó uno de aquellos matones. Era por lo menos un palmo más alto que CNU, que con sus 182 centímetros era incluso algo bajo para el baloncesto.

CNU se encogió de hombros.

-Creo que tengo 2.571 wons.

El que había preguntado miró a los otros dos como diciendo: «¡Patético!». Entonces se inclinó para decirle algo al oído a CNU, al que le desagradó profundamente su cercanía. Puede que fuera porque se dedicara a esnifar disolvente o por culpa de alguna droga que estuviera de moda por aquel entonces… En cualquier caso, las encías de aquel tipo estaban podridas y su aliento era apestoso.

«Lávate los dientes, colega».

-Suéltalos -dijo aquel tío-. Vamos, ya.

CNU mostró un gesto de exagerada sorpresa y dijo:

-Oh, así que son mendigos… Entonces seguro que se contentaran con veinte wons. Les daré algo más si se ponen de rodillas y me lo piden por compasión.

El chico aquel, con un hueco entre sus dientes, pareció sorprendido, mientras los otros dos sonreían.

-Todavía estás en el instituto, ¿no? Deberías aprender a respetar a tus mayores -dijo aquel hombre, y agarró a CNU por el hombro. Y luego le dio un rodillazo en el estómago. CNU tensó los músculos del abdomen para encajar el golpe. No le dolió mucho. Solo fue un rodillazo de mierda. Aquellos matones nunca se atreverían con alguien de su misma edad.

CNU apartó tranquilamente a aquel tipo y luego le dijo:

-¿Qué ha sido eso? ¿El abrazo del oso?

Aquellos tipos seguro que no sabían ni lo que era un oso. Pero el tipo al que le faltaban un par de incisivos parecía irritado por el tono de CNU, y su feo rostro y afilado se retorció.

-¿Y esto, qué? -y le dio un puñetazo a CNU en la cara. Aquello tampoco le dolió mucho, aunque le sangró el labio.

CNU se llevó los dedos a la boca para comprobar la herida. Le picaba un poco. Retiró los dedos y vio que había sangre en ellos. Bah, no era nada.

-Vamos, danos tu cartera.

CNU, aún mirándose la mano, esbozó una sonrisa. Levantó la vista. Cuando sus ojos se encontraron, el tipo al que le faltaban los dientes pareció intimidado.

-Has empezado tú -dijo CNU con aire burlón, y entonces, con el movimiento de un gancho, le arreó con el libro de tapa dura en la boca sucia a aquel estúpido. Le pareció que se le rompían los dientes mientras la cabeza se le caía hacia atrás.

La pelea terminó en diez segundos. Por supuesto, las enseñanzas de su tío también incluían lecciones de lucha. Fue una cosa de nada.

Lo que no fue trivial fue lo otro.

Mientras observaba a los curiosos que se habían quedado mirando a aquellos tres matones tirados por el suelo, CNU dirigió la vista a la librería y vio a Lay en la sección de cómics. En realidad ya había comprado el libro por el que había vuelto. Parecía que andaba curioseando por allí sin mucho interés, y cuando CNU lo llamó, él solo dijo: «Ah, lo siento. Me acordé de que había otro libro que quería». Luego abrió los ojos como un tonto y le preguntó qué le había pasado en el labio.

CNU se encogió de hombros y contestó:

-Volvamos a casa.

Sin embargo, sabía que Yixing había doblado la esquina y que se había asustado al ver a los tres matones rodeando a CNU. Este pensó en aquel momento que Lay podría haber ido a llamar a la policía. (Bueno, de todos modos, dado lo ocupados que estaban en reprimir a los civiles en vez de a los criminales, eso tampoco hubiera solucionado nada). «Ah, vaya, así que te acordaste de que querías otro libro. Ya, entiendo».

Gracias a aquel incidente, el viaje de vuelta en tren a Choosen no resultó precisamente muy divertido.

Lay probablemente pensó que CNU podía apañárselas él solito con los tres estudiantes mayores sin ningún problema. Y estaba en lo cierto. Lay probablemente no quería salir malparado al meterse en una pelea. Y Lay no hizo amago de disculparse ante CNU. A veces es necesario mentir para que el mundo siga girando.

Esas cosas pasan. Como solía decir su tío, no se puede culpar a los cobardes de su vocación para esconderse. Son incapaces de sentirse responsables de nada.

Pero la cubierta del libro que CNU había comprado quedó destrozada. Y encima, el borde estaba manchado con la saliva de aquel tipo y marcado con sus dientes. Aquello sí que le molestó a CNU. Cada vez que abriera aquel libro, recordaría aquel rostro asqueroso. Y encima -y podían llamarlo un maniático por eso-, odiaba que los libros estuvieran rotos o sucios. Siempre los forraba cuando los leía.

Su tío también le dijo esto: «Si no te gusta lo que ves, tendrás que enfrentarte al responsable. Para compensar».

Así pues, a partir de entonces, a modo de castigo, CNU decidió mantener las distancias con Lay. No era un castigo muy severo. Después de todo, no era como si decidiera que fueran enemigos. A los dos les iría mejor así.

En fin, una historia sin importancia. Y nunca le había contado el incidente a Baro.

Pero tal vez trivializar una historia como aquella, en el juego que se traían entre manos, podía arrastrar a alguno a la muerte. «No se trata de venganza, chico. Esto es lo que tú llamabas el Mundo Real. Simplemente no puedo ser amigo suyo».

-Es verdad… -En respuesta a la afirmación de Baro, Zhang Yi Xing abrió los brazos. Tenía el cuchillo de cocina en la derecha y en la hoja se reflejaba la luna-. Creía que éramos amigos.

CNU aún se negó a bajar el martillo de su pistola.

Viendo que CNU se mostraba inflexible, Lay pareció como si fuera a estallar en lágrimas. Arrojó el cuchillo de cocina al suelo.

-¿Lo ves? No quiero luchar. ¿Lo ves ya?

CNU negó con la cabeza.

-No. Largo.

El rostro de Lay se inflamó de rabia.

-¿Por qué? ¿Por qué no confías en mí?

-CNU…

-Cierra el pico, Sunwoo.

El rostro de Lay se petrificó. Se quedó callado y añadió con voz temblorosa:

-¿Es por lo que hice aquella vez, CNU? ¿Cuando salí huyendo? ¿Es por eso que no te fías de mí?

CNU le apuntó a la cabeza sin decir palabra.

-¡Dongwoo! -exclamó Lay de nuevo, y su voz sonó patética. Estaba prácticamente sollozando-. Siento mucho aquello, Dongwoo. Lo siento muchísimo…

CNU apretó los labios. Se preguntaba si Lay estaría siendo sincero o si fingía. Pero entonces rechazó la idea. «No estoy solo. También estoy arriesgando la vida de Baro». Había un aforismo que al parecer atribuían al ministro de Defensa de no sé qué sitio: «Tenemos que defendernos de acuerdo con las fuerzas de nuestros enemigos, no de acuerdo con sus intenciones». Era cerca de la una de la madrugada.

-CNU, ¿qué está pasando…?

Este sujetó a Baro con la mano y lo retiró hacia atrás.

Lay avanzó un poco.

-Por favor, tengo mucho miedo. Por favor, dejadme estar con vosotros…

-¡No te acerques más! -gritó CNU.

Zhang Yi Xing hizo un gesto de desesperación con aquel rostro tan triste y dio un paso adelante. Se estaba aproximando demasiado a CNU y a Baro.

CNU apuntó al suelo y apretó el gatillo por primera vez. El casquillo salió volando de la Beretta y trazó un brillante arco a la luz de la luna, y una nube de polvo se levantó a los pies de Lay, que pareció asombrado ante aquella acción, como si fuera un extraño experimento de química.

Pero entonces empezó a caminar otra vez.

-¡Quieto! ¡Quieto, ya!

-¡Por favor, déjenme ir con ustedes…! ¡Por favor!

Como una marioneta, Lay avanzaba torpemente hacia ellos. Izquierda, derecha, izquierda…

CNU hizo rechinar sus dientes. Si Lay iba a sacar algo, aparte del cuchillo, lo haría con la mano derecha.

«¿Tienes buena puntería? ¿Seguro? Esta vez no será una amenaza».

Desde luego. No había tiempo que perder. CNU amartilló el arma de nuevo.

Sintió que se le resbalaba el dedo.

Una décima de segundo antes del estallido, CNU se dio cuenta, repentinamente, de que estaba sudando. Estaba sudando por la tensión.

Todo ocurrió en un instante. Zhang Yi Xing se dobló por la mitad, adelantando la parte superior de su cuerpo, como si le hubieran dado un golpe en el estómago. Extendió los brazos como un lanzador de peso antes de tirar la bola y luego, doblando las rodillas, cayó de espaldas. Incluso en la oscuridad, CNU pudo ver claramente la sangre salpicando por todas partes desde el agujero que tenía en la parte derecha de su pecho, como una pequeña fuentecilla. Todo aquello sucedió en un instante.

 

Estudiante número 42, Zhang Yi Xing: Muerto

 

 

 

 

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