Jung Jin Young (el estudiante número 13) se despertó de repente.
Vio el azul del cielo enmarcado entre brillantes hojas verdes y se levantó. Más allá de la hierba y los arbustos que lo rodeaban se encontraba la imagen familiar del instituto Choosen, bañado por el cálido sol. Varios estudiantes estaban en el campo de deportes, con la ropa de deporte. Puede que estuvieran jugando al fútbol. Podía oír cómo se reían y se divertían.
Él estaba en el jardín, en un extremo del patio. Veía las grandes hojas de un magnolio que se mecían por encima de su cabeza. Allí era donde a veces se echaba una siestecilla, a la hora de comer o cuando se saltaba una clase.
Se levantó y se palpó el cuerpo.
No tenía heridas, en absoluto. Había briznas de hierba que se habían prendido en su abrigo. Se las sacudió.
Un sueño…
Jinyoung hizo un gesto de desagrado, todavía medio asombrado y medio adormecido. Entonces lo supo con toda certeza…
Todo había sido un sueño. ¡Todo!
Se secó el cuello con la mano. Lo tenía húmedo de sudor. Estaba empapado, como si hubiera tenido una pesadilla.
«¡Qué pesadilla tan horrible! ¡Un juego para matarse unos a otros! ¡Nos seleccionaban para la Battle Royale!».
Entonces se dio cuenta. ¿Los estudiantes en el estadio? ¿Clase de gimnasia?
Comprobó la hora. Las clases de la tarde ya habían empezado. ¡Se había quedado dormido!
Rápidamente abandonó el jardín y corrió hacia el edificio de la escuela. Hoy. Hoy es… volvió a mirar el reloj mientras corría y comprobó que era jueves.
Los jueves a primera hora de la tarde tenía literatura. Menos mal. Le gustaba la literatura y llevaba muy bien la clase. Además, su profesora, Lee Chae Rin, le caía muy bien. Así que lo único que tenía que hacer era disculparse humildemente y entrar.
Literatura. Su disciplina preferida. Clase. La señorita Lee.
Aquellas palabras cruzaron su mente levantando una oleada de nostalgia.
A Jinyoung le gustaba la literatura de verdad. Aunque las narraciones y los textos de los manuales estaban repletos de eslóganes a mayor gloria de la República o de cualquier otra estúpida basura ideológica, Jinyoung conseguía descubrir las palabras que le gustaban. Estas eran sencillamente tan importantes para él como la música. Porque el rock no funcionaba sin letras.
Hablando de palabras, Gong Chan Shik, el mejor en la clase de literatura, escribía una poesía maravillosa. Comparados con las letras de canciones que él luchaba por inventar, sus versos eran mucho más precisos y brillantes. Podían entenderse por un lado como versos dulces y amables, y ásperos y duros por otro. Él pensaba que representaban la naturaleza de las personas en general. Pues claro, Kang Dong Ho estaba enamorado de Chanshik, lo único que quería decir es que a él le llamaba la atención esa faceta de ese chico.
Aquellas ideas consiguieron hacerlo volver en sí… «Oh… esto significa que Baekhi está vivo».
Comprendiendo lo ridículo que había sido todo el sueño, estuvo a punto de llorar de alivio y corrió deprisa hacia la escuela. «¡Qué tonto! No puedo creer que haya soñado que Baekho se moría… ¿Y cómo he podido pensar que acababa con Chanshik? Eh, espera un momento, ¿cuándo dejé de llamarlo Gong Chan Shik-ah? ¡Qué presuntuoso he sido en ese estúpido sueño!»., pensó. Habían estado muy unidos en ese sueño. «Entonces, ¿eso significa que siento algo por él, más allá de admirar su poesía? Huy, huy… eso significa que acabaré peleándome con Baekho. Eso es un problema».
Sin embargo, aquel pensamiento tan tonto le hizo reír.
Jinyoung entró en el edificio de la escuela, ahora casi en completo silencio porque había clase en todas las aulas. Subió corriendo las escaleras. El aula de tercero B estaba en la tercera planta. Subía los peldaños de dos en dos.
Llegó al tercer piso y giró hacia el pasillo. La segunda aula era tercero B.
Jinyoung se detuvo ante la puerta durante un instante, intentando pensar en alguna excusa que presentarle a la señorita Lee. Se había mareado un poco… no, se había desmayado. Y por eso había tenido que tumbarse un poco y descansar. ¿Le creería, si siempre había gozado de una perfecta salud?
Baekho se encogería de hombros, a punto de echarse a reír, y alguien como Cha Sun Woo diría algo como «Apuesto a que estaba durmiendo». Shin Dong Woo se reiría por lo bajo y Huang Zi Tao, con los brazos cruzados, miraría con una media sonrisa divertida. Chanshik le dedicaría a Jinyoung una sonrisa mientras se rascaba la cabeza. «Vale, tengo que asumirlo. Así que lo mismo me da si resulta vergonzoso».
Jinyoung agarró con la mano el picaporte de la puerta, puso una cara lo más lastimera que pudo y la abrió delicadamente.
Justo antes de adoptar la postura que se suponía que debía poner, le asaltó una peste asquerosa.
Buscó con la mirada y abrió totalmente la puerta.
La primera cosa que vio fue a alguien tendido en la tarima.
La señorita Lee.
No, no era la señorita Lee. Era su entrenador, Choi Si Won. Y no tenía cabeza. Solo había una masa informe allí donde solía tenerla.
Jinyoung apartó sus ojos del cadáver del señor Choi y volvió la mirada al resto de la clase.
Los pupitres y las sillas estaban alineados como siempre. Lo raro era que sus compañeros estaban despanzurrados y esparcidos sobre los pupitres. El suelo estaba cubierto de sangre y un hedor mareante inundaba el aire.
Después de permanecer inmóvil durante un instante, Jinyoung buscó inmediatamente a Choi Min Ki… y se dio cuenta de que tenía clavada en la espalda una flecha plateada, como una antena de radio. La punta le salía por el estómago y la sangre goteaba por su pantalón hasta el suelo.
Jinyoung dio unos pasos hacia delante. Sacudió el cuerpo de Kim Jong Hyun. El cadáver de este se volvió con un espasmo, mostrándole el rostro. Jinyoung sintió que un escalofrío le recorría la espalda. Los ojos de Jonghyun ya no eran más que dos agujeros oscuros y sanguinolentos. Sangre y una especie de sustancia viscosa, como de clara de huevo, supuraban de aquellos cuévanos. También tenía una especie de barrena con un gran mango clavada en la boca.
Jinyoung gritó y corrió hasta el sitio de Kang Dong Ho. Tenía tres agujeros en la espalda, cada uno con la apariencia de una flor de sangre. Cuando Jinyoung intentó incorporarlo, la cabeza de Barkho se derrumbó sobre su hombro. Sus ojos miraban estúpidamente el techo.
¡BAEKHO!
Jinyoung había gritado. Entonces miró a su alrededor desesperadamente.
Todo el mundo estaba despanzurrado en sus mesas o tendido en el suelo.
La garganta de Ahn Daniel estaba rajada y abierta como un melón troceado. Shin Ji Ho tenía clavada una hoz en la cabeza. La cabeza de Byun Baek Hyun estaba abierta como una fruta madura. De Xi Lu Han solo quedaba media cabeza. Y en la de Lee Jin Ki había un hacha clavada, y tenía la cara abierta por la mitad, aunque las dos partes eran asimétricas como una nuez partida. El estómago de Lee Ki Seop parecía el cubo de basura de una fábrica de salchichas. Choi Min Ho tenía el rostro completamente aplastado y lleno de sangre. Shin Dong Ho tenía la cara hinchada y negra, y su lengua, azul y del tamaño de una babosa marina, colgaba por un lateral de su boca, totalmente abierta. El cuerpo de El Tercer Hombre, Shin Dong Woo, estaba como un colador, acribillado a balazos.
En definitiva, todos estaban muertos.
Algo captó la atención de Jinyoung. Jung Yong Hwa… aquel gélido estudiante nuevo que habían trasladado al instituto y que no gozaba de muy buena reputación, tenía profundas puñaladas por todo el pecho. Tenía los ojos medio abiertos y estaban clavados en el suelo. Tenía la mirada vidriosa y perdida.
Jinyoung inspiró profundamente y buscó el sitio de Gong Chan Shik. Debería de estar justo detrás de Baekho, así que tendría que haberla visto ya. Sin embargo, por alguna razón, era como si los asientos de sus compañeros de clase estuvieran girando enloquecidos a su alrededor. Al final consiguió localizar a Chanshik.
Todavía seguía derrumbado encima de su pupitre. Jinyoung corrió hacia él e intentó incorporarlo.
La cabeza se le cayó. Separada del cuerpo, la cabeza hizo un ruido seco al golpear el suelo y luego rodó por un charco de sangre, hasta que se detuvo, mirando hacia arriba, directamente hacia Jinyoung.
Sus ojos estaban llenos de resentimiento. «Creí que dijiste que me salvarías, Jinyoung. Pero al final me han matado. Yo te quería de verdad, además. De verdad que te quería».
Con los ojos clavados en el rostro de Chanshik, Jinyoung se echó las manos a la cabeza boquiabierto. Le pareció que se volvía loco.
Podría asegurar que estaba brotando un alarido feroz en sus entrañas. De repente, vio algo blanco.
Cuando fue consciente físicamente de que su cuerpo se encontraba en posición horizontal, su visión se enfocó, y Jinyoung se dio cuenta al final de que era un techo. A su izquierda vio una luz fluorescente.
Alguien le tocó el pecho cariñosamente.
Se dio cuenta también de que le costaba mucho trabajo respirar. Su mirada se fijó en la mano, fue subiendo por el brazo hasta el hombro y finalmente descubrió la silueta de un chico con su traje escolar azul marino y el pelo de un rubio muy bonito. Era el segundo delegado de clase, Kim Ki Bum (el estudiante número 21), que le sonreía cariñosamente.
-Parece que ya te has despertado. Qué alivio… -dijo.
QUEDAN 14 ESTUDIANTES