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BATTLE ROYALE por SuperNova31

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El faro de la isla Gijiang era antiguo pero sólido y resistente. Daba al norte, con su torre de diecisiete metros de altura, y las dependencias del farero, en un edificio de ladrillo de un solo piso, se habían construido como un anexo, en la parte sur. La estancia más grande de la vivienda, que servía tanto de cocina como de salón, estaba pegada a la torre, y un poco más allá estaba la despensa y el baño. A un lado se abrían dos dormitorios, uno grande y otro pequeño, junto con otra despensa, justo al lado de la entrada principal. Un pasillo recorría un lateral del edificio y conectaba todas las estancias. (Jinyoung estaba descansando en el dormitorio pequeño, junto a la entrada.) En un rincón de la cocina-salón, que por lo menos era tan grande como un aula, había una mesa pequeña que parecía fuera de lugar. Lee Seung Hyun (el estudiante número 31) estaba sentado en uno de los taburetes que había alrededor de la mesa, recostado sobre la superficie blanca de la mesa, como si estuviera echando una siesta. Al contrario que los otros cinco chicos, él había vagado por toda la isla durante interminables horas, así que una sola noche en el faro difícilmente podría haber aliviado su cansancio. No era de extrañar. Tenía razones para no haber pegado ojo durante toda la noche anterior.

El grupo de Kim Ki Bum utilizaba aquella estancia como sus dependencias habituales, y también dormían allí. Alguien tenía que mantenerse en guardia en lo alto del faro, pero, aparte del que se quedara arriba, Kibum había ordenado que todos se mantuvieran juntos y unidos.

Justo detrás de Seungri, Hwang Min Hyun (el estudiante número 12) y Oh Se Hun (el estudiante número 32) estaban muy ocupados preparando las conservas en la cocina, donde el carbón estaba prendido en el lugar en el que debía arder el gas, que no funcionaba. Con sus 182 centímetros de altura, Minhyun era central en el equipo de voleibol. Él y Kibum, que era sacador, formaban un dúo genial. Tenía el pelo corto y oscuro, muy varonil, así que la visión del jugador junto al pequeño y casi femenino Sehun, con su pelo castaño y lacio, semejaba la de una pareja. La comida era un estofado aderezado con verduras en lata. En un lateral, clavadas al marco de las ventanas -con cristales esmerilados-, había unas planchas de madera que encontraron en el almacén. La turbia luz del cielo cubierto se colaba entre los resquicios de las planchas. En cuanto llegaron, Kibum y los chicos inmediatamente sellaron todas las entradas y salidas desde el interior de la casa. (La entrada principal fue designada como entrada-salida primaria, y allí encontraron a Seungri, pero ahora estaba taponada con una barricada de mesas y muebles.)

Seungri tenía una clara visión del otro lado de la estancia, donde había un escritorio, con un fax y un ordenador. A la izquierda, Do Kyung Soo (el estudiante número 9) estaba sentado en un sofá colocado contra la pared, mientras que la mesa que había estado enfrente del sofá se encontraba ahora formando parte de la barricada de la entrada principal. Junto con Kibum, Kyungsoo era un estudiante modélico, y aunque siempre daba la impresión de ser un muchacho gélido, ahora parecía agotado, se restregaba los ojos soñolientos.

A la izquierda del sofá, la puerta de la cocina conducía al pasillo, que a su vez llevaba a la entrada principal. En un extremo de la estancia, había una puerta que conducía a la base del faro. Lee Jung Hwan (el estudiante número 28) estaba allí arriba, supuestamente montando guardia. Seungri aún no había hecho guardia, pero Kibum le había dicho que como el faro daba al mar y como había solo un estrecho camino que venía desde el embarcadero (todo el resto eran montañas), no era muy difícil montar guardia. Kibum estaba ahora en el dormitorio que había junto a la entrada, donde mantenían encerrado a Jung Jin Young.

Jung Jin Young.

Kibum sintió que volvía a invadirle el temblor del miedo. Junto a esa sensación, se apoderó de él la imagen que tenía grabada en la mente. La cabeza abierta. El hacha sangrienta arrancada de aquella cabeza. Y el chico que sujetaba aquella hacha. Era una imagen sobrecogedora. Y aquel chico… Jung Jin Young, estaba ahora en el faro, el mismo edificio en el que se encontraba él. Eso era…

«No, todo irá bien, todo irá bien, todo irá bien…».

Intentando evitar los temblores, permanecía atónito mirando el tablero blanco de la mesa e hizo un esfuerzo por convencerse de que «se está muriendo, seguramente no se podrá ni levantar, con todas esas heridas que tiene y lo mucho que ha sangrado».

Alguien le dio unas palmaditas en el hombro, y él levantó la mirada.

Hwang Min Hyun se sentó a su lado, miró fijamente a Seungri y le preguntó:

-¿Has podido dormir algo?

Estaba tomándose un descanso mientras hacía la comida. Oh Se Hun parecía estar comprobando las instrucciones de preparación de un paquete de comida en conserva. (Sehun, en realidad, había estado llorando calladamente toda la mañana. Hwang Min Hyun le había susurrado que era porque en el comunicado de las seis habían anunciado la muerte de Shin Dong Woo. Hasta ese momento, Seungri ni se había enterado de que Sehun estuviera enamorado de Shin Dong Woo. Todavía tenía los ojos rojos.)

Seungri forzó una sonrisa y contestó.

-Sí, un poco.

Eso estaba bien. Mientras estuviera con aquellas cinco amigos, estaría bien. Se encontraba a salvo allí. Aunque esa seguridad expirara cuando su tiempo se agotara. Aún así…

Minhyun planteó la cuestión.

-¿Qué decías sobre lo de ayer?

-Oh… -sonrió Seungri-. No pasa nada, ya está todo bien.

Sí, ya estaba todo bien. Ni siquiera quería pensar en ello. Solo que los recuerdos lanzaban escalofríos por su espalda. Pero, en fin, Jung Jin Young seguramente no podría volver a levantarse. Así que todo estaba bien. Perfectamente.

Minhyun sonrió con gesto de duda.

-Entonces… ¿todo bien?

Cuando descubrieron a Jung Jin Young inconsciente delante del faro, el día anterior, Seungri se opuso vehementemente a meterlo en casa. Explicó (bueno, más bien gritó) lo que había visto… El cráneo de Lee Jin Ki abierto como un coco. Y contó cómo Jung Jin Young le había arrancado el hacha, y lo peligroso que era, y cómo intentaría matarlos a todos si lo dejaban vivir.

Seungri y Kibum estuvieron a punto de pelearse, pero entonces Minhyun y los otros insistieron en que no podían dejar que alguien se muriera de aquel modo, así que metieron a Jinyoung dentro. Seungri se quedó mirando, con el rostro pálido, mientras los otros cargaban con Jinyoung ensangrentado. Era como si estuvieran recibiendo en casa y con todos los parabienes al monstruo extraño y aterrador que te acosaba en las peores pesadillas de tu infancia. Eso era exactamente lo que parecía.

A medida que pasaba el tiempo, Seungri se convenció de que Jinyoung se estaba muriendo. Después de todo, probablemente no podría sobrevivir a semejantes heridas. Saber que iba a morir, claro, no era muy agradable, pero en cualquier caso no movió ni un dedo. En lo único que insistió, por el contrario, fue en que se cerrara con llave la habitación en la que lo metieran.

Minhyun pronunció la misma pregunta que se habían planteado varias veces el día anterior.

-Dices que viste cómo Jinyoung mataba a Jinki, pero tuvo que ser en defensa propia, ¿no?

Eso era cierto. Él había estado escondido entre los arbustos cuando escuchó aquellos golpetazos.

Cuando se asomó a mirar, lo único que vio con sus propios ojos en realidad fue a Jinyoung arrancándole el hacha de la cabeza a Lee Jin Ki. Y luego salió corriendo de allí.

En otras palabras, como decía Minhyun (que se basaba en la propia descripción de Seungri), este solo había visto la resolución de la confrontación. Era muy probable que Jinyoung hubiera actuado en defensa propia. En todo caso, no importaba cuántas veces Minhyun y Kibum se lo dijeran: Seungri era incapaz de verlo de ese modo. No, simplemente rechazaba esa idea.

«¿Qué quieres decir con “probable”? Yo vi aquella cabeza abierta. Vi a Jung Jin Young sujetando aquel hacha. El hacha ensangrentada. Chorreando sangre».

Sus pensamientos giraban y giraban en torno a aquella escena. Seungri ya no podría ver a Jung Jin Young desde una perspectiva razonable nunca más. Era como un desastre natural, como una inundación o un tornado. En el momento en que Seungri comenzaba a pensar en Jinyoung, aquella escena y su miedo simplemente borraban toda consideración razonable al respecto. Lo único que conservaba en su cabeza era un axioma que era casi visceral: Jung Jin Young era peligroso.

Seungri tenía sus razones. Le horrorizaba la violencia. No podía soportarla. El solo hecho de escuchar a un compañero hablar en clase de una película violenta --¿había sido Cha Sun Woo? «Sí, bueno, era divertida, pero nada del otro mundo. Tendría que haber sido un poco más sangrienta, ¡ja ja ja…!».-, conseguía ponerlo enfermo hasta el punto de tener que ir a la enfermería del instituto.

Probablemente aquello guardaba relación con el recuerdo de su padre. Aunque no era su padrastro -era su padre de verdad-, bebía muchísimo y maltrataba a su madre, a su hermano mayor y al propio Seungri. Él era demasiado pequeño en aquella época, así que no entendía por qué aquel hombre hacía aquello. Nunca fue capaz de preguntarle a su madre por qué se comportaba de aquel modo. Ni siquiera quería recordarlo. Bueno, a lo mejor no había ninguna razón en absoluto. No lo sabía. En todo caso, cuando su padre fue apuñalado hasta la muerte por la mafia yakuza por culpa de unas deudas de juego -Seungri todavía estaba en primaria-, se sintió más aliviado que afligido. Es más, desde entonces, él, su madre y su hermano habían llevado una vida muy apacible. Podían incluso invitar a los amigos a casa. Con su padre muerto, por fin se sintieron seguros.

Pero todavía tenía pesadillas con él. Su madre, sangrando, golpeada con un palo de golf… porque aunque eran pobres, aquel era el único objeto caro que había en la casa. Su hermano, golpeado con un cenicero, y a punto de perder un ojo. Y él mismo, sufriendo quemaduras de cigarrillos, paralizado de miedo. Su madre, que intentaba intervenir, nuevamente golpeada…

A lo mejor todo aquello tenía alguna relación con el temor hacia el herido de la habitación cerrada, o tal vez no. En cualquier caso, Seungri estaba absolutamente convencida de que Jung Jin Young era peligroso.

-¿Sí o no? -había preguntado Minhyun con vehemencia, pero sus palabras se perdieron en el aire.

Un escalofrío recorrió todo el cuerpo de Seungri cuando tuvo aquella visión: todos, incluido él mismo, los seis, tendidos en el suelo, con sus cráneos hendidos por la mitad, y Jung Jin Young sonriendo con un hacha en la mano.

«No, no… Todo va a ir bien… Jung Jin Young no va a durar mucho…».

-Sí -dijo y, levantando la mirada, asintió. En realidad, no tenía ni idea de lo que estaba diciendo Minhyun. Pero, en todo caso, mientras Jinyoung no se recuperara, no había razón para desestabilizar al grupo. Minhyun parecía estar buscando algún indicio que demostrara que estaba convencido.

-S… sí. Solo soy yo, que estaba un poco cansado.

Aquello pareció tranquilizar a Minhyun.

-Jinyoung es un buen chico –dijo-. No hay muchos por ahí como él.

Seungri miró a Minhyun como si fuera una momia expuesta en un museo. Él había pensado lo mismo también, hasta pocas horas antes. Jinyoung parecía extraño, pero había algo muy atractivo en él. De hecho, hasta él había pensado que era muy lindo. Pero cualquier recuerdo de esos sentimientos se había perdido por el camino en los últimos dos días. Tal vez sería más preciso decir que la escena del cráneo partido de Lee Jin Ki había conseguido difuminar para siempre cualquier otro recuerdo que tuviera.

« ¿Qué? ¿Qué me estás diciendo, Minhyun? ¿Que es bueno? ¿De qué demonios estás hablando?».

Minhyun clavó su mirada en los ojos de Seungri con un aire de duda, pero añadió:

-Bueno, pues si se levanta, no te metas con él, ¿está bien?

Seugnri estaba aterrorizado. No era posible que pudiera levantarse, de ningún modo.

«Pero… si… si eso llegara a ocurrir…».

Pero una parte de sus facultades racionales aún estaban lo suficientemente vivas para asentir y asegurar que se encontraba bien y que no habría ningún problema, si eso acontecía.

-Bueno. Eso me parece mucho mejor.

Minhyun mostró su conformidad, se volvió hacia Sehung sin levantarse y dijo:

-Vaya, ¡huele bien!

Junto con el vapor, el olor del estofado que bullía en la olla comenzó a dispersarse por la estancia.

Sehun se volvió y dijo con su voz bajita y aflautada:

-Sí, tiene muy buena pinta. Seguro que sale mejor que la sopa de ayer.

Había estado llorando por Shin Dong Woo durante mucho rato, pero para entonces al parecer ya se había recobrado un poco. Incluso Seungri se dio cuenta de ello.

Justo entonces se abrió la puerta del pasillo. Era Kim Ki Bum. Como era habitual, conservaba su perfecta postura, y caminaba con seguridad y confianza en sí mismo. Tras la llegada de Seungri, Kibum siguió manteniendo el liderazgo del grupo, pero parecía un poco cansado. Incluso se notaba un poco más nervioso desde que habían metido a Jinyoung en la casa. (Ello se debía en efecto a que estaba tan feliz por ver a Jinyoung como preocupado porque sus heridas podrían resultar finalmente fatales. Pero aquello estaba más allá de la percepción de Seungri). A él le pareció que había transcurrido mucho tiempo desde la última vez que vio a Kibum tan vital; ahora traía el rostro resplandeciente.

Seungri sintió como si una apisonadora estuviera triturándole la columna vertebral. Tenía un mal presentimiento.

Kibum se detuvo allí mismo, se puso derecho y miró a todos los chicos que había en la estancia.

Luego, con mucha gracia, puso las manos en torno a su boca, haciendo como de megáfono, y soltó:

-Jung Jin Young se ha despertado.

Minhyun y Sehun gritaron de alegría mientras Kyungsoo se levantaba emocionado del sofá.

Pero Seungri palideció.

-¿De verdad? ¿Puede hablar? -preguntó Minhyun.

-Ajá. Y dice que tiene hambre. -Se encogió de hombros y luego desvió la mirada hacia Seungri, diciéndole-: Todo irá bien. He cerrado con llave la puerta de su habitación, así que no tienes de qué preocuparte.

No estaba siendo irónico ni sarcástico. Parecía más bien que estaba haciendo lo que se suponía que debía como líder de grupo.

«Pero eso no era lo que habíamos acordado», pensó Seungri. No: le había estado dando vueltas al asunto durante toda la noche. Él estaba convencido de que no se recuperaría, y mira, se había recuperado. Y ahora, ¿cómo afrontaría la situación? Entonces le llegó el olor de la comida.

Pues qué bien. Estaban a punto de comer. Por otro lado no sería muy raro que un muchacho en una situación crítica muriera repentinamente, ¿no?

Seungri forzó una sonrisa (de hecho, fue impecable) y negó con la cabeza.

-No estoy preocupado –dijo-. Lo siento. Te hice la vida imposible ayer. No diré nada más en contra de Jinyoung, de verdad.

Aquello pareció aliviar a Kibum, que resopló ruidosamente.

-Bueno, entonces supongo que no habrá necesidad de tenerlo encerrado con llave -sonrió a Seungri, y añadió-: Lo que ocurrió con Lee Jin Ki fue un accidente. Eso es lo que me ha dicho Jinyoung.

Al oír el nombre de Jinki, Seungri tuvo como un flashback de aquella escena. Otro escalofrío bajó como un relámpago por su columna vertebral, pero él consiguió sonreír y encogerse de hombros con naturalidad. Un accidente. «Bueno, sí, supongo que sería un accidente, sobre todo para Lee Jin Ki».

Entonces Kibum le dijo a Minhyun:

-Oye, Minhyun, ¿puedes ir a buscar a Sandeul? –Sandeul era el apodo con el que comunmente llamaban a Lee Jung Hwan- Tenemos que hablar de una cosa.

Minhyun le contestó:

-¿No debería seguir vigilando?

-No pasa nada -replicó Kibum-. La casa está sellada, así que no nos pasará nada. Será breve.

Minhyun asintió y salió de la estancia para subir al faro. Escucharon el sonido de sus pisadas en la escalera metálica.

Mientras, Kyungsoo y Sehun no hacían más que preguntar por Jinyoung:

-¿Cómo está?

-¿Podrá comer lo mismo que nosotros?

Seungri se levantó calladamente de su sitio y avanzó hacia la cocina.

Había un montón de platos hondos justo al lado de la cazuela donde humeaba el estofado. Sehun y Minhyun los habían sacado de la alacena.

Seungri metió la mano en el bolsillo de su pantalón marrón claro y tocó lo que había dentro. El arma que había encontrado en su mochila era un bastón telescópico, pero lo que ahora tenía en la mano era algo marcado con la etiqueta SPECIAL BONUS, el objeto que había pensado que no le serviría para nada.

Incluso después de que la hubieran acogido en el faro, no consideró que fuera necesario mencionarlo. Pero cuando Jung Jin Young apareció, a él se le ocurrió aquella idea, así que se lo guardó como un secreto.

En el pasado, la violencia de su padre, su reinado de terror sobre toda la familia, acabó inesperadamente… Así fue como su familia pudo por fin vivir en paz. Ahora había otra amenaza. Y él tenía que detenerla. Una vez que lo hiciera, volvería a estar a salvo. Ya no se sentiría aterrorizado nunca más.

No tenía ninguna duda. Extrañamente, estaba tranquilo.

Quitó el corcho de la diminuta redoma de cristal que tenía en su bolsillo.

 

 

 

 

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