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BATTLE ROYALE por SuperNova31

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Notas del capitulo:

:D Ta'chan! xD que emocion (?) ya falta poco.

Les queria preguntar si quieren que haga una imagen con el tablero de las fotos de los que serian los estudiantes, como en la película de Battle Royale, si quieren que se así, dejan una RW y lo voy a poner en el resumen del fic, en el prólogo y/o en el epílogo

Yonghwa volvió a hacer sonar el reclamo con el gorjeo del pajarillo. Era la tercera vez. La lluvia ya se estaba convirtiendo en una ligera llovizna, y las gotas que resbalaban por el borde del tejadillo de ramas eran cada vez menos frecuentes. Ya eran casi las cinco y media de la tarde.

Después de oír el mismo gorjeo cuatro veces, Jinyoung había conseguido reunirse con Chanshik y Yonghwa. Pero eso había sido porque tenía una cierta idea de su localización. A Tao podía costarle bastante más, porque no contaba con esa información.

Yonghwa regresó bajo techado y se encendió un Wild Seven.

Resopló el aire y de repente soltó:

-¿Adónde quieren ir? -Jinyoung lo miró. Yonghwa estaba sentado al otro lado de Chanshik y se volvió hacia él-. Se me olvidó contártelo, pero tengo un contacto. Cuando nos larguemos de aquí podemos quedamos en su casa durante algún tiempo.

-¿Quién es? -le preguntó Jinyoung.

-Un amigo de mi padre –dijo-. Él se ocupará de que puedan salir del país. Supongo que será eso lo que quieran hacer. Si se quedan, los matarán. Los cazarán como ratas.

-Huir del país… -murmuró Chanshik, sorprendido-. ¿Podremos hacer eso de verdad?

-¿Quién es ese amigo de tu padre? -preguntó Jinyoung.

Yonghwa observó a sus compañeros, como si estuviera pensando algo mientras se llevaba el cigarrillo a la boca con la mano izquierda. Se quitó el cigarro de la boca y dijo:

-No es un buen momento para contártelo. En caso de que acabemos separándonos durante nuestra fuga, sería molesto si cualquiera de ustedes fueran apresados y compartieran nuestros planes con el Gobierno. No es que no confíe en ustedes. Pero si los torturan, seguramente acabarán confesando. Así que ya me encargaré yo de llevarlos allí.

Shuya lo pensó y tuvo que admitir la propuesta. Al parecer iba a llamar a la puerta adecuada.

-Pero… A ver… -dijo Yonghwa. Sujetó el cigarrillo entre los dientes y sacó un trozo de papel del bolsillo.

Parecía la hoja en la que todos habían escrito aquella frase: «Nos mataremos los unos a los otros». Yonghwa la partió en dos y luego garabateó algo en ambos trozos. Los dobló cuidadosamente y le entregó uno a Jinyoung y el otro a Chanshik.

-¿Qué es esto? -preguntó Jinyoung, y comenzó a desdoblarlo.

Yonghwa lo detuvo, diciéndole:

-Espera. No lo mires ahora. Es nuestro sistema de contacto, solo por si acaso. La hora y el lugar están ahí escritos. Vayan a ese lugar a esa misma hora todos los días. Yo haré todo lo posible por acudir también.

-¿No podemos verlo ahora? -preguntó Chanshik.

-No -cortó Yonghwa-. Míralo solo si acabamos dispersándonos. En otras palabras, tu nota y la de Jinyoung tienen información diferente. Es mejor que no sepan lo que hay en la nota del otro. Es solo por si acaso cogen a alguno de los dos.

Jinyoung y Chanshik se miraron. Entonces Jinyoung se dirigió a Yonghwa.

-Voy a estar con Chanshik siempre, cueste lo que cueste.

-Lo sé, lo sé… -sonrió Yonghwa con ironía-, pero no podemos desestimar la posibilidad de que se vuelvan a separar, como ocurrió cuando Yifan nos atacó.

Jinyoung frunció los labios y clavó una mirada dubitativa en Yonghwa, pero acabó admitiéndolo. Intercambió algunas miradas con Chanshik y se guardó la nota. Y lo mismo hizo él.

Era verdad. Podía ocurrir cualquier cosa. Para empezar, escapar de aquella isla iba a ser increíblemente difícil. Pero si lo conseguían, ¿no deberían proponer él y Chanshik su propio lugar y hora donde encontrarse? ¿Sin decírselo a Yonghwa? Y por otra parte, si Yonghwa acababa siendo apresado por el Gobierno, su situación seguiría siendo desesperada de todos modos.

Yonghwa les preguntó:

-Bueno, entonces ¿adónde quieren ir?

Jinyoung recordó que Yonghwa quería saber cuáles eran sus destinos preferidos una vez que abandonaran el país. Se cruzó de brazos y pensó en ello. Y al final dijo:

-Tendría que ser América. Allí nació el rock & roll. Siempre pensé que tendría que ir allí al menos una vez en la vida. -«Aunque nunca pensé que llegaría allí huyendo», pensó.

-Entiendo -asintió Yonghwa-. ¿Y tú, Chanshik?

-No había pensado en nada concreto en realidad, pero… -murmuró Chanshik, y miró de reojo a Jinyoung. Jinyoung le hizo un gesto.

-Iremos los dos juntos. ¿Vale?

-Oh -exclamó Chanshik, abriendo los ojos como platos. Esbozó una sonrisa y asintió-.Claro, si a ti te parece bien.

Yonghwa sonrió. Dio otra calada a su cigarrillo y preguntó:

-¿Y qué vais a hacer cuando lleguéis allí?

Jinyoung pareció meditar un poco. Luego contestó con una sonrisa:

-Tocaré la guitarra por ahí. Por lo menos será un cambio.

-Ah -exclamó Yonghwa, riéndose-. Tienes que convertirte en una estrella del rock. Tienes talento –añadió-. Por lo que he oído, en ese país no te ponen las cosas tan difíciles, aunque seas un emigrante o un exiliado.

Jinyoung inspiró profundamente e inclinó la cabeza en un gesto de duda. Luego le preguntó a Chanshik.

-¿Y tú, Chanshik, qué dices? ¿Hay algo que te gustaría hacer?

Chanshik frunció los labios.

-Siempre he querido ser maestro -contestó.

Aquella respuesta cogió a Jinyoung por sorpresa, porque nunca se lo había imaginado.

-¿De verdad? -exclamó.

Chanshik se volvió hacia Jinyoung y asintió repetidamente.

-¿De verdad querrías ser maestra en este país asqueroso?

Chanshik hizo una mueca de disgusto.

-Bueno, también hay buenos maestros. Yo… -bajó la mirada-, yo creo que el señor Choi era un buen maestro.

Transcurrieron unos segundos hasta que Jinyoung recordó la imagen del cadáver del señor Choi, cuya cabeza estaba medio aplastada. Yisus había muerto por ellos.

-Tienes razón -admitió Jinyoung.

-Puede que sea difícil llegar a ser profesor siendo una exiliado -dijo Yonghwa-. Pero puedes investigar en alguna universidad. Curiosamente, el resto del mundo parece muy interesado en nuestro país. Así que sí podrías llegar a ser profesor. -Seguía mirando al frente, y luego tiró la colilla de su cigarrillo al barro, junto a sus pies. Se llevó otro cigarrillo a la boca y lo encendió-. Así que deberían intentarlo, los dos. Sean lo que quieran ser. Sigan los dictados de su corazón y hagan todo lo posible por conseguirlo.

Jinyoung pensó que aquel era un buen consejo: sigue los dictados de tu corazón y hazlo lo mejor que puedas. Del mismo modo que el difunto Shin Dong Woo cuando hablaba, aquello había dado en el clavo.

Entonces se dio cuenta de una cosa.

-¿Y tú? -preguntó con inquietud-. ¿Qué vas a hacer tú?

Yonghwa se encogió de hombros.

-Ya te lo dije. Es la hora de devolverle al país lo que me ha hecho. No, en realidad no se trata de eso. Me lo deben y me lo van a pagar. Cueste lo que cueste. No puedo ir con ustedes, chicos.

-¡No! -exclamó Chanshik, angustiado.

Pero Jinyoung respondió de un modo distinto. Apretó los dientes y le dijo:

-Déjame ir contigo.

Yonghwa observó a Jinyoung durante unos instantes. Luego bajó la mirada y movió la cabeza despectivamente.

-No seas idiota.

-¿Por qué no? -preguntó Jinyoung con insistencia-. Tú no eres el único que tiene un resentimiento contra este puto país.

-Eso es verdad -apuntó Chanshik. Su respuesta sorprendió a Jinyoung. Él se dirigió luego a Yonghwa -: Lo haremos juntos.

Yonghwa los miró, dejó escapar un profundo suspiro, levantó la mirada y dijo:

-Miren. Creo que ya les he dicho antes que este país puede ser muy jodido, pero que está bien dirigido. Es casi imposible derribarlo. No… yo diría que es absolutamente imposible acabar con él, pero yo… -Se volvió y luego miró más allá del tejado de ramas, al cielo, que lucía un aspecto blanquecino, mientras dejaba de llover. Luego se volvió hacia sus amigos-. Por utilizar un tópico, solo quiero darle un toque. Quiero desquitarme. Solo voy a hacerlo por mí, lo cual no está tan mal. - Se detuvo entonces y luego dijo-: No, no está nada mal.

-Entonces… -dijo Jinyoung, pero Yonghwa le interrumpió, levantando una mano.

-No he acabado.

Jinyoung cerró el pico y le dejó hablar.

-Lo que quería decirles es que morirán si vienen conmigo. Y, además, tú dijiste que ibas a estar con Chanshik. Lo cual significa… -Miró a Chanshik y luego a Jinyoung-. Aún tienes a Chanshik. Debes protegerlo, Jinyoung. Y si está en peligro, lucha por él. No importa si el agresor es un mendigo, la puta República del Gran Oriente Asiático o un extraterrestre. -Luego se volvió hacia Chanshik y le dijo cariñosamente-: Y tú, lo mismo. Aún tienes a Jinyoung, ¿no? Protégelo, Chanshik. Es una bobada morir por nada. -Entonces volvió a mirar a Jinyoung-. ¿Entiendes? A mí no me queda nada, no tengo nada. Lo que hago lo hago solo por mí. En su caso, chicos, es distinto.

Aquella última frase sonó inflexible. Miró la hora de su reloj, arrojó la colilla del último cigarrillo a un charco, se levantó y salió fuera. Volvió a oírse el gorjeo del pajarillo.

Mientras lo escuchaba, Jinyoung recordó una canción de un músico chino que decía: «Es posible que me estés diciendo / que me quieres aunque nada tengo…».

Pero ¿qué quería decir Yonghwa cuando decía que no tenía nada?

Después de que el pajarillo gorjeara exactamente durante quince segundos, Yonghwa regresó bajo el techado de ramas y se sentó.

Chanshik le preguntó, amablemente:

-¿No tienes a nadie que te importe…?

Jinyoung también había querido preguntar eso mismo.

Yonghwa abrió mucho los ojos y luego esbozó una sonrisa forzada.

-No tenía intención de contarles, pero… -dijo, y luego inspiró profundamente-. No, la verdad es que tal vez sí quería contarles. -Buscó algo en el bolsillo de atrás de su pantalón y sacó su cartera. Sacó una foto con los bordes ajados.

Chanshik la cogió. Él y Jinyoung la observaron detenidamente.

En la foto estaba Yonghwa. Llevaba un abrigo escolar marrón oscuro y tenía el pelo tan largo como Jinyoung y castaño. Estaba sonriendo con un gesto tímido que en la actualidad era difícil imaginar en su rostro. Y a su izquierda había un chico vestido con el mismo trahe escolar. Su pelo rubio estaba un poco largo y estaba cortado a lo moderno. Parecía un poco mandón, pero su sonrisa era increíblemente encantadora también.

Al fondo había una carretera, una avenida con frondosos ginkos, un cartel con un anuncio de whisky y un coche amarillo.

-Es muy guapo -exclamó Chanshik.

Yonghwa se frotó la punta de la nariz.

-¿De verdad? No es lo que uno llamaría una típica belleza, pero yo siempre pensé que era muy guapo.

Chanshik hizo un ademán de incomprensión.

-Bueno, a mí me parece que es muy guapo y tiene pinta de ser un chico muy maduro. ¿Tiene la misma edad que tú?

Yonghwa esbozó una sonrisa tímida que recordaba un poco la que lucía en la fotografía.

-Sí. Gracias.

Jinyoung observó aquellas dos caras sonrientes de la fotografía y pensó: «Bueno, ¿y por qué dices que no tienes a nadie?». Pero Jinyoung había pasado por alto algo crucial.

-¿Y él está en Mokkpo?

Yonghwa hizo una mueca de desagrado. Negó con la cabeza y dijo:

-¿Es que no te acuerdas, Jinyoung? Yo ya he participado en este juego otra vez. Y fui… el ganador.

Entonces fue cuando Jinyoung se dio cuenta de todo. Y Chanshik probablemente también. Su rostro se tensó.

-Estaba en mi clase, y no fui capaz de salvarlo. Se llamaba Hong Ki.

Los tres se quedaron callados. Jinyoung sintió finalmente que comprendía la furia de Yonghwa, la absoluta profundidad de su ira.

-Así que ya me ves -dijo Yonghwa-. No tengo nada de nada. Y es hora de vengarme de este país por haber matado a Hongki. -Se puso otro cigarrillo en la boca y lo encendió. El humo se dispersó por el pequeño cobertizo.

-Así que se llamaba Hongki -dijo Jinyoung al final.

-Sí -asintió varias veces Yonghwa.

-¿Estuviste con él hasta el final? -le preguntó cariñosamente Chanshik.

Yonghwa fumaba en silencio. Después de un rato contestó.

-Eso es difícil de responder. Se apellidaba Lee. El orden de salida en aquel juego empezó en el número 17. En fin. En cualquier caso, el número de Hongki era el 18, y salió antes que yo, que estaba antes del 17.

Jinyoung y Chanshik escuchaban en silencio.

-Yo pensé que seguramente me estaría esperando en algún sitio cerca del lugar de salida. Era lo único que tenía que hacer. Pero no estaba allí. Me refiero a que eso no puede evitarse. Igual que pasó en este juego. Era peligroso andar rondando alrededor del punto de salida. -Dio otra calada a su cigarrillo y expulsó el humo-. Pero al final lo encontré. El juego tenía lugar en una isla como esta, y al final lo encontré. -Dio otra calada y resopló el humo-. Pero salió huyendo de mí.

Jinyoung estaba conmocionado. Miraba atónito a Yonghwa. Su rostro, con aquella barba incipiente, permanecía tranquilo. Parecía como si estuviera haciendo todo lo posible por contener sus emociones.

-Intenté ir tras él, pero me atacaron. Conseguí matar a mí agresor… pero acabé perdiéndolo de vista.

Dio otra calada y volvió a expulsar el aire.

-Hongki no pudo confiar en mí.

Todavía mantenía su cara de póquer, pero había una tensa mirada en sus ojos.

-Aun así, seguí buscándolo. Cuando lo volví a ver ya estaba muerto.

Jinyoung lo comprendió todo. Cuando regresó con Yonghwa y Chanshik, Jinyoung les contó lo que había ocurrido con el grupo de Kim Ki Bum y comentó: «Es tan difícil… confiar en alguien», a lo cual Yonghwa había respondido: «Sí, lo es. Es muy… difícil». Jinyoung ahora comprendió por qué Yonghwa había parecido tan incómodo entonces. También entendió por qué Yonghwa le había dicho a Chanshik que Tao podría haber encontrado muerto a Ryeowook, o que podía ser que Ryeowook no necesariamente hubiera confiado en él.

-Jinyoung -dijo Yonghwa, y su amigo levantó la mirada-. Cuando nos encontramos, al principio, me preguntaste por qué confié en ustedes ¿verdad?

-Sí -asintió Jinyoung-. Así fue.

-Y creo que te dije que era porque hacían una bonita pareja… -dijo Yonghwa, y echó una mirada al tejadillo de ramas. Para cuando bajó la vista, la tensión de sus mejillas había desaparecido-. Era verdad. Eso fue lo que me parecieron. Y por eso decidí que quería ayudarlos a salir de aquí, sin condiciones.

-Ajá… -asintió Jinyoung.

Un poco después, Chanshik dijo:

-Supongo que… -Jinyoung levantó la mirada hacia Chanshik-. Estaría aterrorizado… y confuso.

-No -Yonghwa hizo un gesto de incredulidad con la cabeza-. Yo… yo quería de verdad a Hongki. Pero debió de haber algo raro en el modo como me comporté con él cuando estábamos saliendo. Y fue por eso que todo acabó así.

-Eso no puede ser -insistió Jinyoung con firmeza.

Yonghwa lo observó con detenimiento, con los brazos cruzados sobre las rodillas encogidas. El humo del cigarrillo que sostenía entre los dedos se elevaba suavemente, como seda.

-Hubo un malentendido. Un pequeño malentendido, estoy seguro. Teniendo en cuenta lo jodido es este juego. Todo lo tienes en contra. Seguro que fue eso.

Yonghwa hizo una mueca de ironía de nuevo y solo replicó:

-No lo sé. Nunca lo sabré. -Luego tiró el cigarro a un charco y sacó el reclamo del bolsillo-Aquello… -dijo-. A diferencia de la mayoría de los chicos de la ciudad, a Hongki le encantaba ir a dar caminatas por la montaña. El domingo posterior a que aquel puto juego empezara, se suponía que me iba a llevar a ver pájaros. -Sujetándolo entre el pulgar y el índice, lo levantó hasta la altura de sus ojos y lo observó como si fuera una joya-. Él me lo dio. -Sonrió, y miró a Jinyoung y a Chanshik-. Es lo único que me queda de él. Es mi amuleto de la suerte. Pero no me ha dado mucha, me temo.

Cuando lo guardó, Chanshik le devolvió la foto. Yonghwa la introdujo en la cartera y se la metió en el bolsillo de atrás.

-Oye, Yonghwa -le dijo Chanshik-. No sé cómo se sintió Hongki en aquella situación. Pero… -Se pasó la lengua por los labios para humedecérselos y pensar-. Pero creo que Hongki te amaba a su manera. Tenía que quererte. Me refiero a que… en la foto parece muy feliz. ¿No crees?

-¿Sí?

-Pues claro que sí -asintió Chanshik-. Y si yo fuera Hongki, querría que tú vivieras. No querría que murieras por mí.

Yonghwa sonrió y negó con la cabeza.

-Bueno, es una opinión.

-Pero, por favor, tenla en consideración -insistió Chanshik.

Yonghwa movió los labios como si estuviera a punto de decir algo, pero luego se encogió de hombros y sonrió. Tristemente.

Miró la hora de su reloj y salió fuera del techado de ramas para volver a hacer el gorjeo del pajarillo con el reclamo.

Para cuando Yonghwa hizo la llamada por sexta vez había dejado de llover totalmente. Ya eran las seis menos cinco de la tarde, pero la luz del día -que ahora parecía luminoso comparado con las horas anteriores- se derramaba por toda la isla. Retiraron la techumbre de ramas del roquedal.

Después de sentarse contra el muro de piedra, con el cielo abierto sobre sus cabezas, Chanshik dijo:

-El cielo está despejado.

Jinyoung y Yonghwa asintieron. Corría una ligera brisilla. Yonghwa se llevó otro cigarrillo a la boca y lo encendió.

Al observar fijamente el perfil de Yonghwa, Jinyoung dudó si decírselo o no. Al final decidió hablar.

-Yonghwa… -Con el cigarrillo balanceándose en un extremo de su boca, Yonghwa se volvió hacia él-. ¿Y tú qué? ¿Qué querías ser?

Yonghwa dejó escapar una risilla mientras expulsaba el humo.

-Quería ser médico. Como mi padre. Pensaba que al menos siendo médico podría ayudar a la gente, aunque fuera en este puto país.

Jinyoung se sintió aliviado.

-¿Y por qué no lo intentas? Desde luego tienes talento de sobra.

Sacudiendo la ceniza con unos leves golpecitos del índice, Yonghwa hizo un gesto de disconformidad, como si quisiera decir que ya no tenía sentido aquella conversación y que se había acabado.

-Yonghwa -dijo Chanshik-. Sé que me repito, pero tengo que decirlo. Si yo fuera Hongki, esto sería lo que te diría… -Miró al cielo, ahora teñido de tonos anaranjados-. Por favor, vive. Habla, piensa, actúa. Y escucha música de vez en cuando. -Se detuvo un instante-. Vete a ver exposiciones, date la posibilidad de conmoverte. Ríete un montón y, de vez en cuando, llora. Y si encuentras a un chico o chica maravillosa, ve a por ella y ámala.

Era poético. Pura poesía.

Y entonces Jinyoung pensó: «Vaya, es una letra de Chanshik». Y las letras de Chanshik con música eran una cosa increíble.

Yonghwa escuchó sin decir ni una palabra.

-Porque ese es el Yonghwa que yo de verdad querría. -Luego se volvió hacia él. Parecía ligeramente ruborizado, pero añadió-: Eso es lo que Hongki habría dicho.

La ceniza del cigarrillo de Yonghwa era muy larga.

-Vamos, Yonghwa -dijo Jinyoung-. ¿Es que no hay maneras de joder a este país sin morir? Puede que haya que dar un rodeo, pero aun así… -Se detuvo, y luego añadió-: Lo que quiero decir es que nos hemos convertido en muy buenos amigos. Nos dolería mucho perderte. Vayamos a América juntos, los tres.

Yonghwa permaneció en silencio. Entonces, dándose cuenta de que el cigarro se había quemado hasta el filtro, lo tiró. Se volvió para mirar a sus amigos. Estaba a punto de decir algo.

Jinyoung pensó: «Ven con nosotros, Yonghwa. Estaremos juntos. Somos un equipo».

De repente… «Hola, hola…».

Era la voz demasiado familiar de Jungmin.

Jinyoung rápidamente levantó el brazo izquierdo con su mano derecha y comprobó la hora. La pantalla embarrada señalaba las seis de la tarde, exactamente cinco segundos después de la hora.

«¿Qué tal me oyen? Bueno, me temo que no son demasiados los que pueden oírme. Bueno, pues voy a comunicarles los nombres de los muertos…».

Jinyoung ya estaba pensando. Solo quedaban 8 estudiantes: Jinyoung, Yonghwa, Tao, Chanshik, Kim Hee Chul, Kim Ryeo Wook, Yifan y Choi Jun Hong

Yifan no podía haber muerto tan fácilmente. Y Tao había hecho la señal. Así queninguno de ellos había muerto.

«Y los muertos son: estudiante número 5, Choi Jun Hong; estudiante número 6: Choi Min Ho; estudiante número 9, Do Kyung Soo; estudiante número 11, Huang Zi Tao…».

Jinyoung se quedó helado.

 

 

 

 

 

 

QUEDAN 4 ESTUDIANTES

 

Notas finales:

Recuerden, si quieren que suba el otro cap, dejen RW!!


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