Park Jung Min se acercó al televisor y lo prendió.
-Ahora verán un vídeo con todo lo que necesitan saber. Quiero que presten mucha atención, porque no se repetirá dos veces.- Jungmin regresó a su voz amigable. El aula comenzaba a apestar a la sangre fresca de Kang Dong Ho, y por el olor enteramente diferente de la sangre seca de su tutor, Choi. Jinyoung no podía ver el rostro de Yoo Chang Hyun, pero le daba la impresión de que de su frente había salido muy poca sangre.
La pantalla del televisor se iluminó, mostrando a una chica bajita, de piel muy blanca y labios rosa, de pelo corto y de color rosa pálido. Llevaba un uniforme de camuflaje, pero bastante más corto y ajustado.
-¡Hola a todos! ¡Soy Sunny!- dijo con una voz sarcásticamente alegre.
-¡Hola Sunny!- respondió Jungmin, como si fuera un niño hablándole a Dora la Explordora.
-Creo que todos ustedes saben como funciona esto.- prosiguió Sunny con una amplia sonrisa- Las reglas son muy sencillas. Tienen que matarse unos a otros. No hay pensalizaciones de ningún tipo. Y… el último que quede vivo puede irse a casa. Incluso se le entregará una tarjetita autografiada por el Dictador. ¿No es maravilloso?- La chica hizo un tierno aegyo que en otro momento a Jinyoung le hubiera parecido lindo.
Mentalmente Jinyoung escupió a un lado.
-Ya sé que tal vez piensen que este es un juego horrible. Pero en la vida pasan cosas inesperadas. Deben mantener en todo momento el autocontrol con el fin de responder adecuadamente a los imprevistos. Consideren esto, pues, como un ejercicio. Todos serán tratados con igualdad. Veo que este año para Busan no hay chicas, resultará un poco más fácil entonces.- Sunny volvió a sonreír.- El lema aquí es “Yo soy exactamente igual que los otros, y los otros son exactamente iguales que yo”. No hay nada que temer.
El trío de soldados, que nadie sabía que habían salido, comenzó a meter una enorme estantería con grandes mochilas negras de nailon. Algunas de ellas estaban desequilibradas, como si en su interior hubiera palos que estuvieran luchando por salir.
-Van a salir uno por uno. Cada uno de ustedes cogerá una de estas mochilas- Sunny mostró una mochila igual a las que estaban en la estantería.- que contiene comida, agua y una arma aleatoria.- la chica abrió la mochila, sacando un hacha del interior.- ¡Uy! ¡Esta da suerte!- rió y dejó el hacha a un lado. Aquello era asquerosamente macabro.- En otras palabras, esto es un juego absolutamente impredecible. Cada mochila también contiende un mapa de la isla, una brújula, un reloj y una linterna.- la chica mostraba los objetos a medida que los iba nombrando.- Ahora bien, estamos en una isla con un perímetro apróximado de seis quilómetros.- La imagen de Sunny se hizo pequeña y una imagen digital de la isla ocupó casi toda la pantalla del televisor.- Nunca se ha utilizado para la Battle Royale. Tuvimos que hacer que los residentes evacuaran la isla, así que ya no hay nadie. Ahora mismo están en la escuela de la isla.- una cruz roja apareció en el centro de la isla, que pasó de estar vista desde los costados, a un plano desde donde la vista era desde arriba.- Su instructor se quedará aquí, supervisando su trabajo. ¡Trabajen bien!- Sunny hizo otro aegyo. Cuatro barquitos aparecieron en el norte, sur, este y oeste de la isla.- Estos son barcos. Están ahí para matar a cualquiera que intente escapar por mar. Prometan que no escaparán.- Sunny pretendió llorar. De repente, una cuadrícula apareció sobre la imagen de la isla. En cada celda había marcadores: A-1; A-2 y así sucesivamente, en orden. La siguiente fila era B-1; B-2, etcétera.- Una vez que abandonen las instalaciones, son libres ir a donde quieran. En todo caso, su instructor dará avisos por toda la isla a las doce y a las seis, a la mañana y a la noche. Habrá cuatro avisos diarios. Hará referencia a la cuadrícula de este mapa qué zonas quedarán cerradas y prohibidas después de un tiempo. Deben estudiar sus mapas con detenimiento y comprobar las brújulas sobre el mismo. Si se encuentran en una zona prohibida, deben abandonar el área tan pronto como sea posible. Porque… ¡BUM!- Todos se sobresaltaron.- Sus collares explotarán.- Sunny simuló llorar de nuevo. Hasta que hizo esta observación, algunos estudiantes ni siquiera se habían dado cuenta de que tenían collares. Algunos se tocaron el cuello y parecieron conmocionados.- El Guadalcanal-22 es el resultado de la ultísima tecnología desarrollada por nuestra República. Es cien por cien resistente al agua, antichoques, y… uh uh, no, no… no puede quitarse.- La melena rosa de Sunny se movía de un lado a otro mientras negaba.- No se quita. Si intentan sacárselos…- Sunny volvió a pretender llorar.- Explotarán.-Varios estudiantes que habían estado toquetando sus collares apartaron las manos de inmediato. Jungmin sonrió.- El collar también monitoriza su pulso con el fin de verificar la vida y transmite esa información a la computadora central de la escuela. Y si hay estudiantes que se queden en una zona prohibida del tiempo asignado (aparte, naturalmente, de los estudiantes muertos), la computadora detectará automáticamente a los que estén vivos. Y entonces…- Sunny pretendió llorar de nuevo. Jinyoung sabía lo que iba a decir.- Explotará.- Claro.
Jungmin puso en pausa el video y miró a los estudiantes.
-¿Por qué hacemos esto? Porque si todos se quedaran en un sitio sin moverse, el juego no funcionaría. Así que les obligaremos a moverse. Al mismo tiempo, el territorio por que el podrán desplazarse irá reduciéndose paulatinamente. ¿Entienden?
Jungmin lo llamaba “juego”. No era de extrañar. Era una asquerosa monstruosidad. Nadie dijo una palabra, pero todo el mundo pareció comprender las reglas.
-Muy bien, de modo que eso significa que si se ocultan en una casa permanentemente, no tendrán buenas noticias. Incluso aunque se escondan en algún agujero que excaven en la tierra, la transmisión los alcanzará. Ah, hay algo que no sale en el video. Pueden esconderse en cualquier edificio, pero no podrán utilizar el teléfono. No podrán ponerse en contacto con sus padres. Tienen que luchar por sus propios medios. Pero, bueno, en fin y al cabo es el juego de la vida. El juego comienza sin zonas prohibidas, pero hay una excepción: esta escuela. Veinte minutos después de sus partidas, esta escuela se considerará zona prohibida. Así que, lo primero que tienen que hacer es largarse de aquí. Veamos, tienen que permanecer siempre como a 200 metros. ¿Entendido? Luego, en mis comunicados, también les leeré los nombres de los que hayan muerto. También comunicaré el nombre del ganador por este medio.- Jungmin se apoyó en el atril y le quitó la pausa al video.
-Escuchen bien, hay un límite de tiempo.- la voz algo chillona pero no insoportable de Sunny, volvió a oírse.- Atentos. Un límite de tiempo. Si no muere nadie en un lapso de 24 horas, entonces…- Sunny volvió a pretender llorar. Jinyoung ya se estaba hartando.- Todos morirán.- Jinyoung sospechó lo que diría a continuación.- La computadora detonará los collares de todos lo que queden. No habrá ganador.
Por supuesto.
Jungmin volvió a hablar. Toda la clase se había quedado en silencio. La sala seguía apestando al enorme charco de sangre de Kang Dong Ho. Todo el mundo permaneció en un estado de estupor colectivo. Estaban aterrorizados, pero aquella situación, ante la inminencia de ser arrojados a un juego mortal, estaba fuera de toda lógica y comprensión.
Como para despertar a los muchachos de un estado de estupor generalizado, Jungmin dio unas palmadas.
-Bueno, pues ya hemos visto todos los detalles aburridos. Ahora tengo algo más importante que decirles. Un aviso importante. Algunos de ustedes podrán estar pensando que matar a sus compañeros de clase es imposible. Pero no olviden que hay otros deseando hacerlo.
Jinyoung quiso gritar: “¡Y cómo te gusta decirlo!”. Pero ante el incidente de Yoo Chang Hyun, ejecutado por susurrar solo unos instantes antes, Jinyoung se mordió la lengua.
Todos permanecieron en silencio, pero había algo que había cambiado de repente, y Jinyoung lo sabía.
Todos estaban mirando alrededor, a los rostros pálidos de los demás. Cuando las miradas de algunos se cruzaban, sus ojos se volvían nerviosamente hacia Jungmin. Fue cuestión de segundos, pero sus expresiones eran exactamente las mismas: estaban tensos y recelosos, preguntándose quién estaría ya dispuesto a participar en aquel juego. Solo unos cuantos, como Shin Dong Woo, permanecían tranquilos.
Jinyoung rechinó los dientes de nuevo. “¡Están cayendo en su trampa! Piénsenlo bien: somos un grupo. ¡No tiene ningún sentido matarnos unos a otros!”
-Muy bien entonces; ahora necesito asegurarme de que han comprendido lo que les he dicho. Encontrarán papel y lápices en sus pupitres.
Todos cogieron el papel y los lápices. Jinyoung no tuvo más remedio que seguir las órdenes.
-Muy bien, ahora quiero que escriban una cosa. Para memorizar algo, lo mejor es tomar nota. Escriban esto: “Nos mataremos unos a otros”. Apúntenlo tres veces.
Jinyoung oyó los lápices garabateando las letras sobre el papel. Chanshik también sostenía el suyo, y parecía dudar. Mientras Jinyoung escribía aquel lema enloquecido, miró hacia el cuerpo de Baekho. Recordó la cálida sonrisa de su amigo.
Jungmin añadió:
-Muy bien, y ahora: “Es matar o morir”. Escriban eso tres veces también. “Si no mato, me matarán”. Tres veces también.
Jinyoung buscó con la mirada a Yoo Chang Hyun. Sus blancas manos, sobresaliendo de los puños de su saquito azul marino, formaban un delicado tazón. Le gustaba ser el ayudante de la enfermera en el botiquín del instituto. Era callado, pero muy cariñoso.
Luego levantó la mirada hacia Jungmin.
“¡Puto cabrón, te clavaría el lápiz en el pecho!”
QUEDAN 40 ESTUDIANTES