Capítulo 2 ¿Qué diablos son?
Me siento perdido, es como si todo a mí alrededor fuese una mentira. Todo sucedió muy rápido, podría jurar que no había pasado ni un segundo de que había abierto la puerta, y ya me encontraba en el suelo de la entrada, con un hilillo de sangre deslizándose por mi cuello. Intenté agarrarme de una de las diminutas mesas del pasillo para ponerme de pie; sin embargo no soportó mi peso y volví a caer sin oportunidad de volverme a levantar.
— ¿Qué está pasando Beyond? – pregunté aturdido colocando una mano sobre mi cuello para evitar que la sangre siguiese saliendo.
— No te metas niño – dijo el desconocido que al parecer se llamaba Ryuzaki – esto es una pelea por presa.
— Es mi estúpida casa, si se van a matar al menos díganme porque lo hacen – dije mientras volvía a mis infructuosos intentos de levantarme.
— Ryuzaki, le curaré, le explicaré y en casa arreglamos la pelea – Beyond se alejó de su hermano y se colocó justo en frente de mí.
— ¿Es en serio Beyond? Tú, el gran desalmado y solitario ¿me estas proponiendo dejar la pelea por un mortal? – soltó un resoplido y volteó la mirada – solo se trata de comida, reúsate a romperle el cuello y dejarle cerca de una ventana, por lo visto pensarán que se suicidó.
— No haré eso, es ridículo que siquiera pienses en exponernos de esa forma, los cazadores lo notarán – volvió la mirada hacia mí y se mordió la muñeca – bebe.
— ¿Qué haces? – pregunté alejándome y chocando contra la pared, mientras que él acercaba su brazo a mis labios.
— Solo bebe – negué con la cabeza – no seas tonto, si sigues perdiendo sangre, no harás más que morir – quise resistirme, pero terminé resignándome y bebiendo de su sangre – basta – alejó su brazo dejándome un dulce sabor en los labios ¿por qué su sangre no sabía cómo las demás? Había esperado algo más metálico y oxidante.
— Es irreal – dije en un susurro tocándome el cuello, que milagrosamente había sanado. Al igual que la herida que él se había hecho.
— Pues es real, así que agradece que no te hayamos matado – comenzaba a acostumbrarme a las directas que me lanzaba el hermano de Beyond.
— No entiendo – observé a Beyond confundido - ¿Qué sois ustedes? – había sacado un pañuelo y comenzaba a limpiarse la sangre que había derramado anteriormente - ¿Son vampiros?
— Preferiría nos llamases Vitalis – siseó Ryuzaki amenazándome con la mirada.
— ¿Cuál es la diferencia? – pregunté ensordecido.
— Los vampiros son seres... inferiores – Beyond colocó una mano en el hombro de su hermano – Nosotros no necesariamente debemos de mantenernos vivos con sangre, ya sea humana o animal, podemos mantenernos con comida humana, incluso la carne cocida puede sernos útil.
— Además de que los vampiritos no tienen tantos beneficios – Ryuzaki sacó un frasco de su pantalón y me lo señaló – Los vampiros necesitarían esta bebida para poder cambiar de forma, en cambio, nosotros podemos hacerlo aun sin nada a cambio, no es necesario en realidad.
— También está el sol, mientras que a los vampiros los quema y asesina, para los Vitalis no es más que un simple debilitador. Nos quita parte de nuestra fuerza vital, pero no pasa a ser más que ello – colocó una mano en el rayo de luz que se colaba a través del tragaluz.
— Sin embargo preferimos la sangre humana a la comida humana ya que no nos brinda tanta fuerza como desearíamos, ni nos brinda todos los poderes, solo sirve para saciarnos el hambre – sacó una paleta de su pantalón – no voy a negar que hay cosas humanas que saben bien.
— ¿Me matarán? – pregunté sin miedo – digo, ahora que sé su secreto.
— No, noto algo en ti que me llama la atención, es como si irradiases cierta energía diminuta, que te diferencia de los humanos – Beyond me tendió la mano y me levanté del suelo.
— ¿Acaso crees que pueda tratarse de un vidente? – preguntó el ojos negros.
— Hasta ahora son los únicos cuyo aroma no es tan llamativo – se volteó a mirarme – pero en definitiva, no eres humano.
— ¿Vidente? No lo creo, no he tenido ninguna premonición en mi vida, es más, os puedo asegurar que soy completamente humano – en ningún momento había querido sonar asustado, pero era la verdad, podía ser conocido como un genio, pero de cosas místicas y mágicas, jamás.
— Puede que sus poderes hayan sido sellados – dijo Ryuzaki acercándoseme e intentando colocar una mano en mi mejilla – ahora entiendo porque no lo has matado.
— Ryuzaki, si es un vidente, es justo lo que necesitamos – se quedó pensativo por un instante – hay que sacarle de aquí, sea o no sea vidente, no es humano, por lo que no está seguro en este lugar.
— ¿Si no es un vidente de que nos sirve? – me sentía completamente fuera de la conversación, era como si estuviesen decidiendo de que se iba a tratar mi vida sin siquiera cuestionármelo.
— Sea lo que sea, si su familia le ha ocultado, debe ser por algo – comenzó a masajearse las sienes – quizá sea la clave.
— Es ridículamente lógico, pero no quiero creer que este humano tan simple y ordinario sea la clave para derrotar a “él” – se dio a vuelta y abrió la puerta.
— ¡Esperen! – exclamé confundido - ¿Qué ocurre? Yo no pienso ir a ningún lugar con ustedes, son unos completos desconocidos para mí...
— Pues nos tocará llevarte a la fuerza – Ryuzaki giró sobre sus talones y volteó a mirarme - ¿Sí o no?
— ¡No! – exclamé.
— Miserable humano – comencé a correr mientras él me seguía el paso por toda la casa, llegué a mi habitación e intenté encerrarme, pero era tarde, ya había roto la cerradura.
No puedo describir lo que pasó a continuación, puedo jurar que me tomó por los brazos y me montó en su espalda, pero eso no fue lo que yo estaba viendo en ese instante. Mi cuerpo parecía estar allí, mientras que mi mente se había marchado a otro lugar, veía unas cuevas oscuras y vacías en las que se podía detallar unas extrañas escrituras.
“Ven” dijo una voz en mi cabeza. Pero en ese momento mi mente amenazó por volver a mi cuerpo y me arrancó de las cuevas.
- Las catatumbas – dije en un susurro antes de desmayarme.