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Ojitos lindos... por Doki Amare Peccavi

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Cap. 9: Sólo una pelea más…

 

– Kurama… ¿Has terminado con todas las flores? ¿Darán sus semillas sin necesidad de que tengas que cuidarlas? – Yuta miró la inmensa cantidad de flores sembradas, tan lindas como mortíferas, Kurama no dijo nada, podía formular respuesta porqué pocas palabras entendía, acarició con sus dedos blancos uno de los pétalos azules, retiró su mano cuando notó que salía sangre de su dedo… Yuta le miró enojado – ¿Porqué has quitado tu dedo…?

 

– Duele… – Yuta rodó los ojos, Kurama ya no le gustaba, cada día se hacía más frágil, furioso le levantó por los hombros y enterró sus dedos en ellos mientras le sostenía en el aire y luego le arrojó hasta la pared más próxima, Kurama apenas si pudo ponerse de pie, de su frente comenzó a escurrir sangre… Yuta sacó un frasco translucido liquido rojo en el. Le hizo beber a Kurama…

 

Dolor… amargura… muerte

 

Rozó su nariz con la piel del cuello blanco de Kurama, Yuta no conocía de besos, tampoco de caricias que derriten, pero estar así, cerca sin decir nada mientras Kurama se retorcía por el efecto secundario de sus pociones, le satisfacía esa carita adolorida, porqué así, seguro que de esa forma la tendrían todos los que llegasen a sucumbir ante su poder, estaba obsesionado, con una meta absurda, el fin de los que deseaban siempre el poder. Dominio sobre los humanos, eso era magnifico,  y sentirse superior.

 

- Me duele… - Murmuró Kurama cuando Yuta mordió, su cuello, con saña. – Para…

 

- ¿Aún sientes…? – Yuta rodó los ojos, Kurama no debería de sentir nada, una marioneta con dolor era muy molesto, estaban por llegar y quería que ellos mantuviesen la guardia baja al encontrarse con Kurama. Pero si sentía, pero si se quejaba… -No hay tiempo, ha llegado el Koorime. Kurama ve a matarlo, quiero que sufra.

 

Vació sobre sus manos un poco de sangre de algún humano infectado, enterró sus dedos en los parpados cerrados del pelirrojo, toda la habitación estaba infestada de un vapor azuloso. Yuta suspiró un poco el producto de sus flores, suyas solamente, Kurama entonces dejó de forcejear… estaba haciendo efecto.

 

Entonces no supe en que parte de la historia me perdí

No puedo decir nada, y no es como si supiese que decir, lo sé…

Sin remordimientos, las acciones de quien domina mi voz y mis ojos

Si tan sólo todo acabase rápidamente, con ojos engañosos, labios traidores.

No sabré que estás junto a mí, la próxima vez que me veas,

 

.*.

 

Llevaba un camino completamente distinto, Yusuke evitaba sentirse dominado y perseguir la obvia evidencia falsa de la presencia de Kurama y Yuta, sin caer en las trampas, sin nada en las manos, sólo su fuerza, su integridad y su amor hacia ellos… amistad solamente, con ideas flotando en el aire contaminado, los gritos de los humanos eran tan crudos, niños, ancianos sin voz, mujeres con los ojos en blanco, su madre era afortunada por haber criado a quien había dado a luz, un refugio que poco a poco comenzaría a romper sus paredes. Estruendosos sonidos. Estaba solo en esto.

 

Subió las escaleras del edificio blanco, en el centro de la ciudad, ¿Qué más descarados podían ser? En cuanto comenzó a llegar a la azotea del edificio lo sintió, aquel aroma tan putrefacto que emanaban los humanos infectados, había llegado al invernadero de Yuta, reunió en la punta de sus dedos un poco de poder, y liberando instantáneamente, las paredes no podían ser rotas por ese tipo de poder… seguramente, pensó en Kurama, en Hiei y los que estaban refugiándose en el tempo, le parecieron simples las cosas, buscó algo para golpear las paredes que parecían cristal y rodeaban recelosamente esas flores azules tan inmensas y  hermosas. Eran creación de Kurama, no había duda de eso.

 

Eres simplemente lo más fuerte de este mundo

Tu corazón está escondido, tus sentimientos no importan

Mirando hacia delante, así… tal como eres, cuídales mucho…

 

No encontró nada para golpearle, cosa más simple entonces, retrocedió algunos pasos, su inmunidad mágica estaba clara, pero no podría decir de la fuerza de su lado humano, se abalanzó sobre las paredes de cristal, cerró los ojos cuando sintió el frío de este chocar con su cuerpo, el estruendoso sonido los cristales incrustados en su cuerpo, y cayó al suelo, sonrió, Yuta era un tonto, protección ante un Reagan, pero no ante un simple golpe. Fragilidad, esa fragancia asquerosa. Estaba ahí y de pronto se dio cuenta de que no tenía ni la mínima idea de que hacer después de esto.

 

– Pero que fácil ha sido capturarlos a los dos… ¿Sólo vendrán ustedes…? – Mencionó una voz a espaldas de Yusuke, viró su rostro… y atacó.- No puedes hacerme nada…

 

Yuta esquivó los ataques, Yusuke estaba tan furioso; juzgando a Hiei y él había caído en una trampa igual de tonta. Para Yuta ese pequeño sembradío no era nada comparado con los que estaban en los parques, en grandes cantidades, en casas, ¿Para que tener sólo un sitio para esas hermosas flores? Esparcidas por toda la ciudad, en expansión precisa, más tarde se encargaría de eso… por ahora tendría que acabar con “ellos” los que cuidaban del mundo humano.

 

 

.*.

 

Una fortaleza bastante ridícula para su gusto, ¿Eran tan tontos cómo para no prever que sería fácil de encontrarles? Una casona vieja que radiaba energía púrpura ¿Cómo pasaría eso desapercibido? Hiei dio los últimos pasos antes de adentrarse completamente a la mansión y cuando lo hizo la puerta de madera rechinó de forma tétrica, los siguieres pasos fueron en total penumbra.  Un murmullo apenas si de dejó escuchar, elevó su energía y el ente que había estado a punto de atacarle se desintegró completamente, después del primer ente oscuro vinieron más. Hiei había caído en la trampa de Yuta, por que había sido un impulsivo, las risitas de los entes sombra comenzaba a perturbarle, disimulando con gestos simples. Su cabeza dolía y comenzó a sentirse mareado…

 

… cerró los puños con fuerza, liberando tanta energía que de pronto no podía controlar, sus sentidos se alertaron, el aroma a rosas comenzó a invadir el lugar.

 

No dejes que mi corazón palpite nuevamente porque siento morir

No dejes que mis lágrimas salgan si le veo en aquel estado tan frágil…

Intentaré mirar más algo, ahí, en donde su traición me alarme

Lo recuerdo… ¡QUE TE ODIO…! Que me engañaste una vez.

 

Sin ojos brilloso, de jade demasiado perdidos como para transmitir algo, con su cabello largo, tan liso, tan pesado… y esas marcas en su cuerpo, hematomas en tradición de violeta a verde… lo que dolía, esa sonrisa burlona en un rostro completamente pálido, de pie, a punto de tambaleo, casi que caía, casi que corría Hiei para auxiliarle, quería hacerlo, pero decidió otra cosa.

 

-¡Kokoryu-ha! – Atacó Hiei sin contemplaciones. Su oponente no esquivó el ataque, gran poder en toda la habitación, Kurama se iluminó en luz radiante, azul brillante. Sangre y un alarido de dolor después.

 

Kurama cayó al suelo, Hiei no esperó a que se levantase, con sus temblorosas manos empuñó su espada en la espalda de Kurama, pero antes de enterrarla completamente en el pelirrojo, sintió punzadas en sus piernas y sus manos, soltó la espada por el dolor. Kurama había atravesado con ramas, de rosales punzantes, sus extremidades, soltó un grito de dolor Hiei…

 

¿No estamos destruyendo?

Pero no decimos nada, pero no me miras

¿Estás llorando porque te duele?

 

Kurama le había atacado… él también lo había hecho pero era diferente… porque él era así, porque estaba tomándolo todo, a pesar del aspecto del pelirrojo, como una tonta pelea, con su ataque más poderoso disminuido notablemente, sólo esperaba hacer unos cuantas  marcas, para después…, las ramas abandonaron por orden de Kurama la carne de Hiei, con sangre escurriendo, sus sentimientos que comenzaban a escaparse de su cuerpo perforado,  Hiei le miró con la mirada en alto, Kurama le estaba matando aún si intentaba no pensar en lo ocurrido hacía tiempo.

 

– Estás llorando… en medio de una pelea… que perdedor… – Murmuró Kurama mientras se ponía de pie.

 

Entonces no supe en que parte de la historia me perdí

No puedo decir nada, y no es como si supiese que decir, lo sé…

Sin remordimientos, las acciones de quien domina mi voz y mis ojos

Si tan sólo todo acabase rápidamente, con ojos engañosos, labios traidores.

No sabré que estás junto a mí, la próxima vez que me veas,

 

– Pelea en serio Kurama…. Si no muero yo, morirás tú… – Sentenció Hiei, y su voz sonó tan fría… empuñó el pelinegro su espada nuevamente, Kurama le miraba con duda, como un niño pequeño que no llega a comprender el significado de las palabras, y ruega con una mirada le expliquen lentamente…

 

– ¡Kurama! – El llamado no pertenecía a Hiei, buscó con su mirada al dueño de esa voz, Yusuke llegó corriendo.

 

.*.

 

Kurama fue en busca de Hiei que comenzaba a acercarse a los limites de alerta, él iría por Yusuke, le encontró rompiendo las paredes de su invernadero, las primeras de tantas flores azules, sin saberlo, sin entenderlo, sin pensar más en ello, las flores le traían de vuelta el rostro de Kurama. Atacó a Yusuke, le llevó inconciente a dónde Kurama. Le dejó en una de las habitaciones, despertó minutos más tarde. Dos energías muy fuertes, salió de la habitación y sombras comenzaron a atacarle, demoró más tiempo en llegar Yuta le veía desde un sitio oscuro, luchaba Yusuke por llegar hasta dónde ellos dos.

 

Fue avanzando poco a poco, llegó hasta el salón de la mansión, lo escuchó:

 

Si no muero yo, morirás tú

 

– Kurama – el pelirrojo le miró atento, verle en ese estado tan deplorable, se estremeció, en apariencia apenas si era la sombra de lo que era ese antiguo Kurama, no se dejó engañar por eso, el potencial de poder que emanaba del cuerpo de Kurama era impresionante, con su presencia melancólica y tenebrosa. Cuanto daño había causado todo esto… – Kurama, Hiei, dejen de atacarse entre ustedes, ya habrá tiempo después para aclarar las cosas… tenemos que derrotar a Yuta.

 

Hiei sonrió.

 

– No tengo intención por hacerlo, no por proteger a los humanos, no me ha dejado nada bueno este lugar… yo sólo… estoy aquí por él – Y señaló a Kurama. – No es como si pensara ayudarte, y si interfieres en esto…

 

– Morirás – mencionó Kurama, sus ojos opacos adquirieron un extraño brillo, y el color de manera casi imperceptible comenzó a cambiar –

 

El primer ataque fue dado por Kurama, Hiei respondió, pero eran débiles sus movimientos, era lógico, lo notaba Yusuke, pero estaba paralizado, viendo a ellos dos atacarse, sin todas su fuerzas, por parte de ambos, sólo golpes sin sentido ¿Porqué no notaban que ninguno quería herir al otro…? Comenzaron a cambiar los ataques, Kurama elevó el nivel de los golpes, agilidad… parecía que con cada movimiento su cuerpo se iba fortaleciendo. Hiei le hirió en el hombro derecho y notó inmediatamente Yusuke, ese gesto de desaprobación que se había hecho él mismo. Yuta comenzó a extrañarse, no imaginó que Kurama pudiese sentir el ritmo a movimientos tan rápido, había pensado que tendría que asesinar a Hiei. Pero de nuevo ese pelirrojo le sorprendía…

 

– Te lo… te lo… tomas… a juego, no puedes, no puedes jugar de esa manera… porque no entiendo… no los sé, pero quiero destruirte, porque… me duele el pecho… y es tu culpa, de lo que me has hecho… – Murmuró Kurama con la respiración agitada. Puso su mano sobre su pechó, una lágrima invisible, todas estaban reprimidas, se viró hacia Yuta en la oscuridad. Y este se sorprendió al notarse descubierto, le sonrió, Yuta le correspondió… ¿Un entendimiento?

 

Sacó su látigo, rodeó a Hiei con él, y una inmensa lluvia de rosas cayó sobre Yusuke, el ataque final, porqué el era… de entre el cuerpo de Yuta comenzaron a salir ramas de rosal, y las espinas que atravesaron sus ojos, gritos de dolor… Yusuke intentaba moverse pero el veneno en las rosas comenzaba a paralizarle, Hiei lo veía todo fijamente, el látigo sólo le estaba aprisionando los brazos.

 

– ¡MALDITO KURAMA… ¿CUÁNDO LO HAS HECHO…?!- Kurama no dijo nada, comenzó a sentir que la vista se le nublaba las ramas picudas salían cada vez más rápido de Yuta, se le veía tan desesperado, Kurama se viró, Hiei tenía sus ojos bien abiertos, y Yusuke, luchando por no cerrarlos, no era veneno, simplemente somnífero, la vez anterior Yusuke le había defendido, no había pensado por eso, esta vez, hacerle ningún daño, sólo podía pensar en algo… derrotar a Yuta, tal vez entender las cosas más tarde.

 

Los entes sombra llegaron en ayuda de su amo, atacar a Hiei, Yusuke, Kurama, y el pelirrojo que alejaba todo peligro, estaba sobrepasando sus propios poderes, Hiei gritó furioso, exigió se liberado, Kurama no escuchaba, estaba destruyéndolos a todos, todo tan rápido, todo tan simple, resumiendo tantos meses de sufrimiento a unas cuantas acciones, sólo a movimientos y un desenlace tan simple. Porque las sombras siguieron atacando, y atacaron una y otra vez, todas centrando su atención en Hiei, y Kurama sintió la necesidad de hacer algo por él, y elevó aun más su poder espiritual, un Bon explosivo, eliminó el pelirrojo todas las sombras, y cayó de rodillas al suelo, estaba tan cansado…

 

Ya casi no quedaba nada de Yuta, apenas si podían verse trozos de carne entre tantas espinas con sangre, Kurama quiso dejarse caer en el suelo, y que con brazos protectores…

 

– ¡¡¡Maii, Maii, Maii!!! – y una inmensa bola de energía comenzó a formarse sobre Yuta, Kurama se dio cuenta retiró de inmediato su látigo de Hiei.

 

– He estado muerto…, desde hace mucho tiempo…  – Kurama caminó lentamente hasta dónde Yuta, Hiei se dio cuenta, Yusuke tendido en el suelo, tenía lagrimas en los ojos… maldiciéndose por no poder moverse – Yuta, si fuerzas tu energía vas a explotar, eso es más que espinas que te desgarran, estás lleno de veneno.

 

Del suelo nacieron pequeñas flores blancas, haciendo un círculo perfecto alrededor de yuta, el palpitar del corazón de Kurama comenzaba a alentarse, sus ojos seguían dejando ese color verde atrás, dirigió una mirada a Hiei, dolía tanto verle a los ojos… murmuró algo a Yusuke que Hiei no alcanzó a entender. Yusuke gritó, y cómo si fueran listones que se elevan, hicieron una espera encerrando a Kurama y a Yuta en un mismo espacio, las flores blancas les encerraron, y Yuta comenzó a gritar, rayos de luz comenzaban a filtrarse por entre las ramas…

 

– ¡Kurama…. Kurama…, qué estupidez estás haciendo…, quita esta maldita barrera! Voy a ayudarte, Yuta va a pagar por haber hecho eso… es un maldito – Hiei corrió hasta ahí, su espada, sus fuerzas…pero era más que fuerza, eran sentimientos perdidos, sus memorias arrebatadas – No quiero perderte…

 

Hiei se quitó la venda de su frente…

 

– No lo intentes Hiei – Murmuró Yusuke – Lo pensé pero si lo hacemos, Kurama también morirá…

 

Estás muerto Kurama, para mi estás muerto

 

Sus manos, quedaban sus manos, apenas si iba a tocar las ramas cuando sintió que algo comenzaba a absorberle…

 

- Hiei me ha dicho que no quiere regresar al Makai. Regresa con Mukuro y dile que esta vez no irá, que use a sus hombres para sus misiones…

 

- Puedo arreglarlo, decir que ese demonio que recién despertó, fue quien interfirió con los llamados a Hiei, pero… sabes hay algo en este mundo humano que me atrae, un Kitsune plateado en el cuerpo de un frágil jovencito…

 

- ¿No merece Hiei un sacrificio para recompensar todo él mal que le has hecho?

 

- ¿Y nadie lo sabrá? ¿Aclararás todo? No me importa si cuentas la verdad, di mi nombre, dame la culpa pero que Hiei no sea llamado traidor.

 

Esas ramas eran la representación de la vida de Kurama… Kurama estaba entregándose, se estaba dejando morir, sus ojos se humedecieron. Iba algo cuando una explosión le aventó lejos, sintió caer algunas ramas sobre su cuerpo, Yusuke gritó… y la conciencia le fue abandonando.

 

Rosas tan fuerte que resisten el frío de invierno, pero no tu frialdad…

Caminos que pudieron llevarte a un final más simplificado, pero erraste tu elección

Palabras que contuviste, por esa falta de confianza, murieron en tus labios tan rojos…

Y el amor tan blanco, desististe esconderlo, lo teñiste de odio y desden

 

¿Y ahora podrás gritar a alguien tus sentimientos? ¿Podrá escucharte hasta ese lugar?

Paredes huecas, y tus pensamientos, rebotando llegando sólo a ti.

¿No era lo que deseabas? ¿Lo que pediste? ¿Lo que le destruyó?

 

Menciona su nombre, su nombre rojo

Y háblale en tus memorias, tus memorias con aroma a rosas

Imagina que puede escucharte, escucharte y mirarte con sus orbes esmeraldas

 

 

 

|¤°.¸¸. ·´¯`» Doki Amare P. «´¯`·.¸¸. °¤|

 

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«.·°·~*~' No llores, imagíname‘~*~·°·. »
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