Félix lo cubre con la sabana gentilmente –Voy a ducharme –Toma una toalla y va al baño caminando lentamente viendo la última imagen de la habitación. La espalda temblorosa del chiquillo.
Danny nunca había experimentado tanto terror, asco y soledad, le dolía todo su cuerpo, le dolía el alma. El nunca había tenido sexo con un hombre ni nunca había deseado a uno, para que las cosas resultaran de esta manera tan dolorosa. En su mente golpeo el pensamiento “Él no lo llevaría a casa, él seguiría diciéndole perra y violándolo cuando se le diera la gana” entonces trata de levantarse de la cama como pueda, pero escucha pasos; Era él que regresaba, así que se acuesta nuevamente y finge estar dormido.
_Ya te dormiste? ¿Por qué nene? ¿Todo esto es mucho para ti? Hehe –Acerca su cuerpo más a Danny, sintiendo el calor de su cuerpo, tocando sus piernas en un superficial roce y viendo su rostro durmiente acercando su nariz y apreciando su aroma- Nunca creí que fueras tan frágil, nadie podría imaginarse el cómo se siente estar entre tus piernas, pero eso ya no es un “sólo” imaginar para mí. –Abraza a Danny- Eres mío ningún otro debe tomarte –De pronto Danny se mueve pues no soportaba más los abrazos de Félix y lo aparta de él.
Pálido, ojeroso y sin vida era la apariencia del mesero. Félix lo quedó mirando y hay una conmoción en sus ojos.. ¿Por qué? Eres el disparo en mi cabeza, te lastimo pero no me gusta, no comprendo, siento tata rabia por tu rebeldía, pero quiero evitarlo. Lo juro. No quiero golpearte ni forzarte. ¿Que son estos pensamientos? Yo no soy tan cursi. Danny es mi perra en este momento, debo disfrutar y no pensar, además no me importa lo que suceda con él, no me importa. Sólo es sexo, solo simple sexo.
Después de esto va a salir de mi mente.
Allí estaba cubierto sólo con una sábana blanca, en su piel pálida se notaban los moretones en todo su cuerpo dos sentimientos ante esto: Arrepentimiento y excitación. Toma la ropa de Danny, levanta al joven, el chico se sorprende.
_Prometí que te llevaría a casa.
Lo viste y se viste a sí mismo, el cuerpo de Danny instintivamente rechazaba al abogado. No quería que este lo tocara. Félix se frustraba con cada muestra de rechazo. Con cada gesto de repulsión pero aun así el mesero no hablaba. Cuando terminan de vestirse Félix lo toma del brazo, salen del apartamento sin mirarse, sin hablarse van al auto, sube a Danny allí, él se pasa al asiento de atrás, no quería estar al lado de ese animal.
Félix sube y conduce, por el espejo ve al pasajero de atrás éste sólo miraba por la ventana, con una mirada vacía mirando sin mirar; en todo el camino el único sonido que ambientaba la escena era el ruido del motor, de los otros autos y del dolor.
Cuando llegan a la casa del chico éste intentó abrir la puerta lo más rápido posible pero tenía seguro. Feliz va hacia la parte de atrás, toma al chico de la cara apretando un poco – Ten en cuenta esto: Fuiste un buen revolcón y creo que mereces una recompensa. Saca un fajo de billetes y se los pone en la mano. Danny empuña el dinero y se lo arroja a la cara a su ex amigo –Toma tu maldito dinero –Dijo con voz entre cortada- No quiero nada de ti – Alzó la mirada y en ella se veía un gran resentimiento, él apretó más su mano en su cara al ver esos ojos- Bien –Dijo sarcásticamente- No me importas, si no quieres el dinero está bien, sólo quería dártelo porque sé que prácticamente aguantas hambre ¿y crees que te viole? Mírame –Le hace que le mire- No necesito de eso, tú me provocaste, tú hiciste que las cosas fueran de esta manera. Oh, ya sé. Tal vez era lo que esperabas que te diera beneficios, por eso eras mi amigo, claro ser amigo de un Noriega…
Después de estas palabras Félix se dio cuenta de su entorno. Danny tenia la mirada baja, se escurrían sus lagrimas, tocando con ellas la mano de Félix, él dejo de tocarlo, va al asiento delantero y quita el seguro. El muchacho sale del automóvil, va directo a la puerta de su casa. Félix se va cuando ve que cruza la puerta.
La casa estaba fría y encontró en la mesa de la sala una nota de su padre: Danny cuando llegues llámame.
_hola
_hola papá
_Oh, hijo –Con voz alegre- ¿Cómo estás?
_Bien –tratando de sonar tranquilo.
_Espero que hayas pasado bien en la casa de tu amigo, él tuvo la cortesía de llamarme y avisarme que llegabas tarde –Danny tragó saliva- Bueno hijo, tengo que colgar. Te quiero.
_Yo también te quiero papá
El señor cuelga. Danny corre al baño y comienza a llorar, se mete a la ducha e intenta limpiarse lo más que puede, pero no puede, se siente inmundo; siente en su piel la colonia de Félix y llora cayendo sobre el agua de la ducha. Tantos recuerdos golpean su mente, el dolor en su cuerpo, se sentía tan cansado, las horas de sueño en el apartamento de Félix no sirvieron de nada “puta” “Zorra ¿Te gusta?” Estas palabras perturbaban en su debilitada mente y vuelve a llorar.
Termina de bañarse, envuelve una toalla en su cintura, va a su cama y se viste para dormir. Coloca sus brazos de tal forma que pueda abrazar sus piernas porque en esos momentos él era su propio consuelo. No quiere que nadie se entere de su situación, no quiere recordar todo aquello, siente asco hacia si mismo – “Es tu culpa. Tú me provocaste” Esas palabras dichas por Félix, recordarlas hacia que moviera su cabeza en negación.
_No debí ir a su casa –dijo con voz afectada-debí de irme cuando comenzó a comportarse extraño –Susurraba Danny con los ojos entre cerrados. Detestaba tocarse, su cuerpo estaba muy sentido. Era algo inevitable.
Era tan real la sensación, sentir a ese hombre entre sus piernas, oprimiendo sus muñecas, teniendo sexo, golpeándolo cada vez que gritaba o ponía mucha resistencia. Cada vez que decía la verdad –Me das asco.
Eran las 3:00 am todavía no lograba cerrar sus ojos a pesar del cansancio no podía dormir, un búho se posa en la ventana y se acerca, lo ve y luego se va. Danny queda desconcertado al ver aquella ave tan rara, después siente mucho sueño y duerme en aquella mañana donde muere su tranquilidad y sueños.
Era jueves. Había pasado 4 días del ataque de Félix, Danny andaba por la casa cabizbajo, hablaba poco, en monosílabas pero intentaba verse lo más normal ante su padre, pero era sólo fingir, cada noche soñaba con el ataque aquella mano presionando su cabeza en la alfombra, con ese maldito encima de su espalda, recordando el olor de aquel ser y su estomago se contrajo. En esos días no le provocaba el alimento, prácticamente sólo consumía agua, la depresión consumía su alma no deseando salir de casa, ni siquiera de su habitación. Sólo deseaba dormir y despertar como si todo hubiera sido una pesadilla.