Ambos hermanos se dirigían hacia la habitación del menor. Una larga conversación les esperaba. Aunque para Jongup no fue así, ya que al final su hermano lo tomó bastante bien ¡E incluso le hizo varias demostraciones! Vaya, que alegría ¿No? Mejor no le podía haber ido, ahora sabía que tenía el apoyo de su hyung pero, el otro gemelo no tardaría mucho en enterarse... ¿Y sí el se molestaba por no haberse enterado antes? El estómago se le volvía hacer un nudo de pensar en como reaccionaría el menor de los gemelos, quién se caracterizaba por su explosiva personalidad.
En alguna parte, rondaba por las calles de Seoul un chico alto, de labios gruesos y carnosos, con cabello negro y alborotado, quién parecía no importarle en lo absoluto la vida. Más bien se cuestionaba ¿Por qué vivir? Es decir, sí ya no tienes nadie que se preocupe por ti... ¿Realmente vale la pena seguir viviendo? Aún podía sentir ese sabor agrio en su boca y garganta, aún podía recordar la escena a la perfección.
La noche anterior planeaba encontrarse con su novia, ella estaba de cumpleaños y por ser un día especial, gastó casi la mitad de sus ahorros comprando una hermosa cadena de plata con una cruz de plata también, adornada con cuatro pequeños jades oscuros en cada punta de esta; mientras pagaba se imaginaba a su chica con esa cadena adornando en su cuello, seguramente se vería hermosa, bueno, ella se veía hermosa con cada prenda que se ponía, y era tanto amor el que sentía que hasta le parecía que aquel gancho que a veces la chica utilizaba para recoger su pollina le hacía juego con el color de su cabello y piel.
Pero así como muchos recuerdos agradables venían a su mente, los malos momentos también venían.
Malos momentos. Oh, sí que los recordaba a la perfección. Cuando llegó al departamento de la chica, no fue para nada raro que en vez de tocar la puerta, simplemente sacara un par de llaves de su bolsillo y sin previo aviso la abriera.
Aún había calma en él después de haber abierto la puerta. Pero la calma antes de la tormenta cayó sobre sus hombros al aproximarse a la habitación de esta.
No era la primera vez que escuchaba ruidos así. Los había escuchado antes y muchas veces, para ser más exactos.
Su respiración era entrecortada y su pecho subía y bajaba, como agonizante observando una pieza de arte, que le transmitía amor pero también tristeza y crueldad.
No era la clase de ruido que escuchaba sin ser él quién los provocaba.
Con el orgullo en mano y valentía en el corazón, caminó por el pasillo para adentrarse a las habitaciones, decidido a ver lo que su corazón probablemente no quería creer más sus ojos sí querían ver.
Tan sólo tenía que abrir la puerta... Confirmar que no era lo que sospechaba, pero después de poner su mano en el pomo de la puerta y sin más abrirla... Pudo sentir como el mundo se venía abajo, como la tierra se rompía bajo sus pies y lo tiraban a la profunda e infinita oscuridad.
No podía creer lo que veía, la peor escena que pudo haber presenciado, aunque... Tal vez en otra ocasión y tal vez sí hubiera sido él quién estaba con ella no hubiera sido tan malo, pero las cosas no eran así.
Él no era quién la hacía disfrutar.
Él no era quién la tocaba.
Y su nombre no era el que gemía bajo esas sábanas.
¿Qué fue lo que pasó después de esa escena? Bueno... No fue muy agradable... Hubieron golpes, gritos pero sobretodo un dolor que no sanaría rápido, no después de haber compartido sus sentimientos con aquella chica, pensando que su corazón le pertenecía desde hace ya tres años.
Ahora se encontraba en la calle, deambulando solitariamente sin tener ningún rumbo fijo.
¿Ahora que haría con su vida sin ella? ¿Ahora como controlaría la sed de la locura? ¿Ahora... Cómo podría aprender a vivir en un mundo sin ella?
Tantas preguntas se aproximaban a su mente en ese momento... ¿¡Tan mal la había tratado cuando estaban juntos!? O mejor dicho, ¿¡No era más fácil dejarle e irse con aquel tío!? Pues, ninguna de esas preguntas fue respondida y la única respuesta para esos momentos, es que él no valía nada.
Al darse cuenta de lo rápido que había pasado el tiempo, aquellos jóvenes que seguían en la habitación del menor se alegraron al escuchar la puerta de la casa abrirse, y a juzgar por la hora, seguro sería el otro gemelo.
Fue Jongup quién bajo corriendo a saludarle, después de todo tenía un gran secreto que revelar, pero sus ánimos fueron decayendo conforme se acercaba a su hermano.
Lucía pálido a juzgar que su piel era mas oscura que la del resto, su cabello desaliñado y la ropa algo sucia y ligeramente mojada. Traía consigo una bolsa, parecía un regalo, pero Jongup se limitó a quedarse callado y buscar una toalla para su hermano.
-Por Dios... Pero... ¿Qué estuviste haciendo anoche AH?
-Vaya, vaya... Veo que mamá y papá todavía están afuera. No ha pasado nada y mejor empieza a preocuparte por tú propia vida ¿Quieres?- Arrancó la toalla de las manos del menor y sin soltar la bolsa que tenía en manos, subió a su habitación dando fuertes pasos y tirando la puerta tras si.
Jongup y Yongnam se veían confundidos, no era la primera vez que Yongguk llegaba de malas hostias por la mañana, pero esta vez se veía distinto... Como sí algo se hubiera roto dentro de él...
-Mejor déjale sólo... Ya hablaré con él cuando esté más tranquilo ¿Sí?- El mayor sonrió y subió las escaleras, para encontrarse con un monstruo en su cueva, dejando al menor pensativo en la sala.
¿Sería tan malo enamorarse? Sabía que su hermano salía desde hace un tiempo con Hyosung... Y muchas veces lo había visto volver molesto... Pero, seguía pensando en que algo realmente horrible tuvo que haberle pasado para volver tan dañado como se veía.
Entonces... Pensaba sí cuando él tuviera una novia le ocurrirían cosas como esas... La verdad es que prefería no imaginarlo, se le hacía horrible verse así mismo como el reflejo de Yongguk... Y entonces pensó en Yongnam... Que era físicamente la copia exacta de Yongguk pero totalmente distinto en cuanto a personalidad.
¿Entendería Yongnam el dolor de Yongguk por ser su gemelo? Tal vez podría calmarlo con sus sabios consejos, algo que se le daba muy bien al mayor.
No pasaría mucho tiempo antes de que Yongnam rodeara a su gemelo entre sus brazos... Podía sentir el dolor de su hermano casi como el propio suyo, así como también sabía que sí no lo sostenía en sus brazos las lágrimas no tardarían en llegar y el mundo terminar de caer.