Daehyun y Luhan compartían clase de educación física, por lo que jugaron fútbol y gracias a Luhan ganaron la partida. Despúes de haber acabado la clase, todos se dirigieron a las duchas para arreglarse y terminar sus deberes en el festival.
Al igual que Daehyun, Zelo también debería estar con su clase terminando los preparativos, pero sin que nadie excepto sus amigos se dieran cuenta se escapó para poder encontrarse con Jongup. Pronto estarían reventando su celular con llamadas para que volviera al salón y ayudara... Ah... ¿Es que acaso no podían hacerlo solos? Vaya compañeros tenía. Algo molesto pero más que todo apenado, pidió a Jongup que le acompañara al salón ya que no quedaba mucho tiempo para que estuviera “libre” el resto de la tarde. El mayor, para alegría del menor no se negó y fue con Zelo, dejando a su hyung y mejor amigo en su mundo de Arte. Esos chicos estaban tan concentrados que ni se dieron cuenta cuando el menor se separó de ellos para irse con Zelo.
El trayecto no fue para nada largo y Jongup recordó el pasillo de el día anterior. Ahí mismo era donde se había perdido y pronto estarían en el salón donde antes Zelo había estado practicando en solitario.
Cuando el alto chico entro al salón todos le dirigieron una mirada moribunda, a diferencia de Sehun y Niel que tenían una sonrisa burlona en sus rostros. Habían chicos con cabello extraño como el de Zelo y chicas que se veían muy lindas, Jongup sintió que se sonrojó un poco, pero pronto se olvidaría de eso.
Una chica no muy alta, de piel blanca y cabello marrón claro como el arequipe se acercó a Zelo, con los brazos apoyados en su cintura y una cara de reproche que hizo que ambos chicos que habían entrado al salón bajaran sus hombros como disculpa. Zelo estaba cabizbajo, la chica tomó una gran bocanada de aire antes de hablar.
-¿Donde has estado? ¡Mira! ¿¡Qué significa esto!? ¿¡AH!?- La chica se veía estresada y por ser tan blanca su rostro comenzaba a tornarse rosado por la rabia.
-Lo siento noona... Lo he olvidado- Respondió Zelo con las manos en los bolsillos y aún cabizbajo.
-Obvio que lo has olvidado pedazo de flan. ¡Espero que pronto arregles todo esto! ¡Más te vale que ya mismo lo entregues en dirección o juro por mi madre que te mato! ¿Entendido?- Respondió más tranquila que antes, Jongup la observaba con detalle... Era muy bonita, pero sí así se veía molesta no se imaginaría como estaría el cuádruple de molesta de lo que ya estaba.
La chica miró con desconcierto a Jongup, ¿Realmente le había gritado así a Zelo en frente de un desconocido? Tímida miro a Zelo y se disculpó por haber gritado hace un momento.
-Siento que hayas tenido que conocerme de esta manera, pero no siempre soy así- Le dedicó una sonrisa a Jongup. -Mucho gusto, soy Suzy- Le tendió la mano a Jongup, quién hizo lo mismo. -La presidenta del salón. Y este que está aquí- Señaló otra vez molesta a Zelo. -No ha hecho sus deberes y por su culpa ahora todos estamos atrasados- Suspiró cansada.
-Ah... Mucho gusto, soy Jongup... Bueno eso le pasa a todos ¿No?- Habló animadamente intentando mejorar el ambiente.
La chica resultó ser más agradable de lo que pensaba, después de que los tres hablaran un rato, Zelo decidió que por fin llevaría la susodicha carpeta a dirección y otra vez pidió a Jongup que le acompañara. Prefería tenerlo a su lado que a dejarlo en su salón lleno de locos, contando a la presidenta, quién era más loca que todos juntos.
Antes de salir, Jongup dió una posible última vista hacia aquel salón para darse cuenta de que Suzy le observaba, sonreía y cuchicheaba con sus amigas... ¡Es que no las entendía! ¿Será que olía feo? No, definitivamente no era eso, ya que recordaba haber tomado una ducha antes de salir. Jongup nunca fue bueno entendiendo a las chicas, por eso y muchas otras razones nunca había tenido novia.
Zelo al notar aquellas extrañas y graciosas expresiones de confusión que tenía el mayor, volteó a ver que es lo que tanto le abrumaba y ahí estaba la presidenta del salón riendo y hablando con sus amigas mientras veían hacia ellos y luego seguían riendo y tapando sus caras... ¿Locas? Sí y mucho de hecho. Zelo prefirió ni preguntar que es lo que sucedía, tal vez le daba grima saber que es lo que pasaba por la mente de ese grupo de jóvenes.
-Tranquilo, son así siempre y con todo el mundo, aunque... Ahora que lo noto, más que todo con los chicos.- Zelo puso una mano tranquilizadora en el hombro de Jongup.
-Está bien... Sí tu lo dices- Respondió Jongup con inseguridad.
Pronto ya habrían llegado a la dirección, donde Zelo entregó aquella carpeta que se supone tenía que haber entregado a principios de la semana pasada.
Jongup por mucho que quería seguir estando con Zelo, recordó que su hermano y amigo habían venido con el, ¿Sería mejor regresar con ellos, verdad?. Sacó el teléfono del bolsillo y envío un mensaje.
>Hola hyung, ¿Has tomado muchas fotos? Espero que ahora te sientas mejor que en la mañana... Lamento haberme separado de ustedes, Zelo me pidió que lo acompañara a hacer unas cosas en su salón, pero ya termino... ¿Sigues en el stand de Arte? Avísame para que nos encontremos (^ ^)7<
Jongup miraba su teléfono con impaciencia... Yongguk no le respondía y las llamadas a Youngjae caían en contestadora. ¿Se habrían ido? AH no, ¿Y sí estaban comiendo? No les perdonaría que probaran aquella comida sin estar con él.
-Zelo... ¿Importa si te pido que me acompañes a buscar a hyung y a Youngjae?- Preguntó aún mirando la pantalla de su celular.
-¿Ah? No importa, ha sido mi culpa separarte de ellos, si te parece podemos preguntarle a mi hyung si los ha visto por ahí.- Respondió un sonriente Zelo que a su vez también marcaba un número en su teléfono.
-Gracias.- Susurró Jongup, pero este no le escucho ya que le habían atendido por la otra linea.
Por otro lado, aún en el stand de Arte se encontraban unos concentrados chicos que tomaban foto a cuan cuadro y escultura veían.
Youngjae por la izquierda y Yongguk por la derecha. El salón era tan grande una vez que entrabas que parecía que nunca terminarían de hacer el recorrido. ¿Era posible que aquellos estudiantes hicieran todas esas obras? A ambos les costaba creerlo, pero ahí estaban alzándose al frente de sus ojos. Hubo una en especial que tocó y conmovió cada una de las entrañas del mayor. Ahí estaba, en el medio del salón, una de las más detalladas y coloridas pinturas, alzada por sobre todas las demás. Yongguk derrepente sintió un dolor en su estómago y luego un puntazo en su corazón.
Una representación de una pintura de Pablo Piccaso (Guernica) bastó para que aquel chico quisiera huir de ahí, volver a casa y abrasar a su gemelo hasta que ya no pudiera más. Había tenido una semana ruda, muy ruda y aquella pintura no hacía más que traerle horribles recuerdos.
Antes de salir con un confundido Youngjae de aquella exposición recibió el mensaje de su pequeño hermano, sería mejor esperarle en la entrada y decirle que ya tenía que irse... Sí, eso sería lo mejor. Con prisa respondió y obligó a Youngjae a que le acompañara a esperar al menor en la entrada.