Píkachu corría alegremente con Espeon entre la arena blanca de la playa del Hotel. La playa era privada, se erguía un tremendo muro de piedra que dividía la zona hotelera a las zonas naturales. Los Wingull y Pelipper que volaban sobre sus cabezas hacían cabriolas antes de zambullirse al océano para capturar desafortunados Magikarp que se cruzaran por su camino.
La mayor parte del día la pasaron en la piscina, casi a las 5 de la tarde los chicos fueron a la playa con Platinum, Yellow y Sapphire. Las demás decidieron perderse en el Spa gracias a los cupones de descuento que Platinum regaló a las chicas.
Bajo las alas de Tropius se cubrían Gold y Silver, tomando una siesta sobre unas toallas del hotel. Black tuvo que escuchar los ronquidos ensordecedores de ambos mientras pensaba en qué podría estar haciendo N en aquel momento. Odiaba pasar la mitad de sus vacaciones sin él, viendo cómo se pasaban la pelota de playa entre Green y Red surgía una especie de envidia.
-¡Platinum! ¡No te quedes ahí, pasa la pelota!-Gritó Red del lado de Green
-¡No, es que… no sé cómo hacerlo!
-¡Entonces pásamela!- Sapphire le arrebató la pelota para azotarla contra Green
Platinum, a pesar de haber tenido uno que otro evento deportivo en su vida, nunca tuvo la suficiente confianza como para superar su miedo a las pelotas. Sapphie era una muy buena rival para todos, plenamente enérgica en todo lo que hiciera por lo que nunca se aburrían en su presencia. Yellow hacía de réferi sentada en lo alto de una silla para vóley; Butterfree se posaba en su cabeza para taparle del sol, su píkachu (Apodada Chuchu) observaba atentamente correr a los otros pókemon entre la arena pero aún no había hecho amistad con ninguno.
Cuando la Pelota de playa llegó a una altura impresionante fue tomada por un Archeops que aterrizo en la cabeza de Black.
-¡Hasta que llegas! –Exclamó Green
Black se levantó en cuestión de segundos mientras veía el aura resplandeciente de N cruzar la arena con una enorme sonrisa. Black corrió arrojándole arena a todo aquel que se cruzara en su camino para abrazarlo. Red tomó la cámara para tomar varias fotos del momento, incluyendo a Silver y Gold hechos un castillo de arena.
-Sí que son grandes amigos ellos dos –Exclamó Platinum
-Algo… –Dijo Green, intentando evitar más dudas
Un viento bastante fuerte hizo que Butterfree se tambaleara, Yellow no pudo sostenerse por mucho tiempo y cayó de la silla. Ahogando un grito sintió el golpe mucho menos duro del que realmente fue. Cuando abrió los ojos Red tenía una expresión de terror y alivio, sus brazos le rodeaban fuertemente.
-¿Estás bien?- Preguntó
Ella no dijo nada, sólo agitó la cabeza ruborizada.
-Me alegra que no te pasara nad…
La pelota les estrelló en el rostro a ambos haciendo que cayeran en la orilla del mar.
-¿Qué rayos te pasa?-Preguntó Red con aires de furia en lo que recobraba el aliento
-Se me resbaló de las manos… -Green miró serio a Yellow
Sapphire se emocionó al momento y se lanzó al agua con ellos. Green sólo se alejó para patear un poco la arena de encima de Silver hasta que despertara.
-¿Qué horas son? –Preguntó Silver somnoliento
-No tengo idea, pero es hora de irnos para alcanzar la cena… despierta al idiota de tu novio –Diciendo esto y se retiró lo más pronto posible, haciendo que Red y las chicas corrieran detrás de él
Horrorizado tuvo que pedir prestada una pala de plástico para “desenterrarlo”, aquel no hacía más que babear por toda la arena. Tras llenar unos cuantos cubos de arena era visible su torso. Silver tuvo que acarrear agua para arrojarla en su cabeza para que recobrara la conciencia.
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Caminando por la arena N le detallaba cada cosa de su trabajo en la reserva natural. Estaba maravillado por la cantidad de pókemon que vivían en la reserva y los cuidados que recibían todos los días. Al final del viaje entregaría dos reportes completos de la investigación acerca de la evolución de los Sylveon, ya que a pesar de que abundaban muchos de ellos en el pasado se desconocía la manera en que evolucionaban sin la necesidad de un entrenador. El dueño de la reserva le brindaba todos los recursos necesarios en el tiempo de observación indicado.
Fuera de eso no había tenido conflicto con los demás pókemon que le rondaban, se había hecho muy amigo de los Chatot salvajes, conversaba muy alegre con Aipom, curaba a varios Poochyena que comían bayas en mal estado o venenosas que dejaban los Eggxecutor por error. Realmente era un trabajo alegre y agotador… Black escuchaba atentamente las indicaciones que le habían dado los coordinadores del lugar y le dieron miércoles y viernes libre, lo cual era perfecto por la fiesta.
Las olas rompían cerca de sus pies y los Wingull comenzaban a retirarse. La puesta de sol era realmente hermosa en aquella isla, resplandecía el cielo con tantos colores tropicales que parecía estar viendo una pintura de un museo. El océano revolvía los brillos azulados, un banco de Luvdisc saltaron a través de los rayos de sol hasta perderse en lo profundo de las aguas cálidas.
Todo era perfecto. Ese momento era perfecto. No había nada más que ellos dos y la naturaleza que les rodeaba. Al mismo tiempo en que el sol terminaba de esconderse Black sintió la necesidad de besarlo, de tenerlo mucho más cerca que antes. Estaban solos en medio de la arena y el agua de mar que hacía espuma blanca.
-Nos van a ver… -Susurró N
-Ya todos se han ido… -Le dijo Black cuando le mordía el cuello
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-¿Se puede saber qué es lo que te pasa?
Green no respondió, cambiaba de canal con suma rapidez mientras movía la cabeza de un lado a otro. Musharna flotaba alrededor de Silver, Weaville gruñía a Typhlosion cada vez que las croquetas desaparecían misteriosamente antes de que pudiera llevárselas a la boca.
-Vámonos ahora antes de que se acaben la cena- Gold abrió la puerta de la cabaña- Y relájense, estamos de vacaciones
-Eso me gustaría- Dijo Red quien se apresuró a salir del lugar
A regañadientes el televisor se apagó.
Green no soportaba ver los acercamientos de Yellow cada vez que se encontraban. Estaba más que claro que ella quería algo con Red pero no se daba cuenta de sus verdaderas intenciones, lo cual era bastante molesto de soportar. La aborrecía. Tenía que alejar a Red de sus garras… cuanto antes.
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El agua de mar rompía con fuerza debajo del muelle del embarcadero en el hotel. Oscuro. Los primeros rayos de la luna y uno que otro faro iluminaban pobremente la espalda tersa de Black que era calentada por las manos de N. Su rostro reflejaba suma alegría de poder estar junto a él, tanta que el latido de su corazón ahogaba los ligeros gemidos. Tumbados en la arena, sintiendo las olas, intentaron ver las estrellas a través de las pequeñas aberturas del muelle. Así era como querían pasar las vacaciones: juntos.
Agitados, recobraron aliento acostándose en la arena.
-¿Tenemos que volver para la cena, no tienes hambre?
-Tengo en el estómago sólo galletas integrales de la mañana, por supuesto que tengo hambre
Black sentía el palpitar del corazón de N. Su piel, tersa y blanca, parecía disipar todo pensamiento inteligente en él.
-Adoro pasar estos momentos contigo…
-Después de que me ven-
-¡No esos! Cuando estoy así de cerca, cuando eres mío… -Black estaba muy ruborizado-
-Siempre he sido tuyo
Antes de besarse un Tentacool encalló en la arena, alzando sus tentáculos se sostuvo de la pierna de Black y éste gritó como si se lo llevara el diablo.
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En el auditorio principal del hotel se pasaban un gran número de personas con platos de comida. Se había adaptado como un Restaurant-Buffet en el que humanos y pokemón podían tomar un lugar en las mesas, servirse de cenar y disfrutar del espectáculo de esa noche. Los meseros tenían por compañeros a Chatot, que volaban a cada mesa para verificar que todo estuviera en orden. Los pokemon también tenían sus propios lugares para sentarse e incluso una barra especial para todos ellos y para todos los tipos.
En la mesa de los chicos estaban Green, Red, Silver y Gold con Espeon, Píkachu, Umbreon, Weavile y Ambipom; por otra parte las chicas estaban muy atentas a los jóvenes acróbatas que se lanzaban desde unas cuerdas hasta casi tocar el suelo. Entre cada movimiento Missmagius lanzaba pequeñas bolas de fuego para adornar el techo y hacer figuras de muchos pókemon diferentes. Blue desvió la mirada un poco para notar que Yellow estaba volteando discretamente hacia la mesa de los chicos. Chuchu llevaba galletas constantemente al píkachu de Red y a todos sus amigos.
-Mhm, ¿Qué es lo que sucede, Yellow?- Preguntó sospechando cierto interés
-No, nada- Dijo con un extraño nerviosismo
-Creo que estás interesada en alguno de ellos, ¿Me equivoco?- A lo que Yellow se ruborizó
-¡Uy! ¡Yellow está enamorada!- Sapphire tuvo que ser callada por Platinum y casi se atragantaba de pasta
-¡No es… cierto!- Exclamó la pequeña rubia
-¿Y… Se puede saber quién es? –Blue hizo una pequeña mirada maliciosa
-Yo… eh…
-De seguro es Gold, te hace reír mucho con sus bromas –Dijo Sapphire en un tono más bajo
-No…
-Creo que Silver no es, tiene un carácter muy serio para que le agrade a… personas que…-Platinum se mordió la lengua un poco y recapacitó- Bueno, él no es, ¿verdad?
-No…
-Yo creo que Green es perfecto para ella, es alto y tiene un buen gusto al vestirse – Chris le arrebató el último pedazo de pastel con cereza a Kotone
-No, él tampoco es…
-A ti te gusta Red… -Dijo White muy segura
Yellow sintió un estremecimiento completo por la espalda.
-¿Y por qué él y no Black, eh?- Preguntó Platinum
-Yo sé por qué lo digo… es que se veían muy bien en la playa y se me ocurrió decir eso
-A juzgar por su cara creo que dimos en el blanco – Susurró Blue
Muy en el fondo ya lo sospechaba. Las miradas y la continua consternación de Yellow se referían a la búsqueda de Red. Blue sabía que nunca le correspondería de la manera en que pensaba, no podía y después se haría trizas; era hora de usar un plan de emergencia que la mantuviera entretenida, uno en done quizás encontraría mejores peces qué atrapar.
-“Si mantengo todo bajo control, por lo menos ésta semana, no habrá conflictos innecesarios. Aún no tienen por qué saberlo…”
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Justo antes de que Gold diera un tremendo mordisco a un trozo de carne fue cegado por un intenso humo rosado. Estornudó varias veces antes de darse cuenta que Musharna estaba justo encima de sus cabezas. Liepard tomó asiento al lado de Ambipom, sus garras bien afiladas dejaron marcas en los cojines de seda.
-¿Se tardaron demasiado, dónde estaban? –Preguntó Silver
-Arreglando las cosas de N y esperando a que terminara de arreglarse- Black tomó asiento
-“Si, claro”-Pensó Green- “ ’Eso’ es justo lo que deberíamos estar haciendo Red y yo…”
-¿Se divirtieron mucho hoy?- Preguntó N
-Jugamos mucho en la alberca y en la playa hoy, pero planeamos salir mañana del hotel, a visitar el lugar con las demás todos juntos o quizás con las chicas- Explicó Red
-Qué emoción… - Dijo Green con tono cínico
Silver conocía muy bien ése tono de voz, estaba sintiendo demasiada estática en el ambiente. Algo no andaba bien con él desde que llegaron a la isla, sobre todo renegaba demasiado en torno a ellas. Red se levantó de la mesa argumentando que necesitaba algo de la barra, jaló a Green ligeramente y le dijo al oído: “Tú y yo… tenemos que hablar…”
Ninguno de los otros miró la expresión de Green porque dos segundos antes el auditorio se llenó de aplausos y todas las miradas eran para los temerarios y sus pokemon.
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Según él, las relaciones sanas normalmente tenían unos cuantos conflictos al año. Muchos de ellos se resolvían unos cuantos minutos después de haber sacado hasta lo último de la mente y otros sólo eran tan pasajeros que fácilmente eran borrados por el movimiento de las sábanas. Las estadísticas comprobaban que las parejas habían tenido por lo menos unas tres o cuatro peleas lo bastante fuertes como para hacer un desastre emocional tangible, pero de alguna manera todas las peleas eran gracias a las psicosis de alguno de los dos. La mayoría eran invenciones y miedos ridículos los cuales estaban tan seguros de ser reales que no se molestaban en indagar más. El problema era que no pasaba nada cuando “pensaban que estaba” pasando algo… Lo cual es exactamente lo contrario en el caso de Green.
Red era tan amable que no se daba cuenta que sus acciones estaban siendo malinterpretadas por Yellow, temía de alguna forma que su “encanto” terminara por ocuparle un gran porcentaje de pensamientos, haría de alguna forma que sus conversaciones fueran más agradables con ella que con Green, la harían ver tan interesante que llegaría un momento en el que preferiría hablar con ella y disfrutar su compañía…
A veces era frustrante la empatía desinteresada que Red brindaba a todo aquel que lo necesitara, no era necesario darle ayuda a todos, podían ocuparse de sus propios problemas ellos solos. Pero la naturaleza tan ligera de Red permitía éstos acercamientos los cuales Green detestaba enormemente. No quería privarlo de su libertad como persona, pero no estaba tranquilo cuando la chica le coqueteaba y él respondía alegre, aunque con una clara intención diferente. No lo entendía, no podía hacerlo porque nunca había dado señales de posesión. Siempre tan tranquilo.
-“Puedes hablar con quién quieras, pero recuerda que eres mío y te quiero para mí y nadie más… ”