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Invisible por Vincent Galicia

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Notas del capitulo:

Hola caramelitos :3 ok no ._. jajaja... hola n_n creo que esta vez actualice a tiempo, espero que lo disfruten, igual ya comienzo a trabajar en el capitulo siguiente pero... disfruten este.

-            N… Nowaki.

-            Hiro-san – el moreno se abalanzó sobre el profesor y lo apreso en un abrazo.

-            Espera Nowaki – Hiroki interpuso los brazos para tratar de liberarse.

-            Oh, lo lamento Hiro-san – el moreno lo soltó mirando un poco al interior de la oficina, como esperando algún movimiento.

-            Nos vemos honey – Miyagi salió de la oficina y palmeo la cabeza de su colega.

-            Hasta pronto profesor – fue todo el saludo de parte del castaño mientras se acomodaba el cabello con un ligero atisbo de molestia.

-            Hasta pronto… doctor – Miyagi se despidió del moreno con un tono ligeramente despectivo.

-            Ah… hasta pronto profesor – Nowaki realizó una ligera reverencia. – Creo que no le agrado mucho – mencionó apenas se retiró aquel alto profesor.

-            A él no le agradan muchos – comento casi con naturalidad – Nowaki, si de cualquier manera ibas a venir no veo el caso de que molestaras a Akihiko.

-            Es verdad, lo… lo lamento ¿podemos entrar? – preguntó señalando la oficina.

-            Ah – aquello lo tomo por sorpresa – claro, pasa por favor.

 

Hiroki no daba crédito a lo que ocurría, entro detrás de Nowaki y cerró la puerta en un movimiento casi instintivo. Se dirigió hacía su escritorio y dejo la ligera maleta encima, se giró para mirar a Nowaki y cruzó los brazos sobre su pecho.

 

-            Y bien… ¿a qué debo tu visita? – la voz de Hiroki era fría, no dejaría que Nowaki se diera cuenta de la manera en que su corazón latía.

-            Sucede que… el día que te vi… yo.

-            Tú – Hiroki oprimió aún más su pecho, era como si el simple hecho de escuchar su voz aumentará sus latidos.

-            Yo no sé cómo decirlo, es sólo que… además, no me diste tiempo de hablar, sólo te fuiste.

-            Pues te veías ocupado – fue un milagro que no se le cortara la voz al mencionar aquello – y yo tenía prisa.

-            Prisa, claro, tú siempre con prisa – el moreno dejo escapar una sonrisita.

-            Igual que ahora ¿necesitas algo? – << ¿era eso un reproche? ¿venía a hablar sólo de eso?>>.

-            No, no me malentiendas – el moreno hizo seña de acercarse pero se detuvo en seco al primer movimiento.

-            ¡¡Hiro-sensei!! – la puerta se había abierto de golpe, Haruka se encontraba en el arco de la puerta.

-            Arikawa ¿qué haces aquí? – Hiroki había relajado los hombros y su mirada estaba perdida en los ojos de aquel chico.

-            Ah, yo lo… - los ojos esmeralda se encontraron con los del castaño – lo lamento sensei, pensé que estaría solo, vi salir al profesor You así que… yo ah, lo lamento – Haruka realizo una ligera reverencia en dirección a Nowaki – mi intención no era interrumpir.

-            No interrumpes nada Arikawa – Hiroki tomo la ligera maleta y la colgó en su hombro nuevamente. – Kusama-sensei y yo estábamos por retirarnos.

-            Ah pero yo… - Nowaki se adelantó y tomó por el brazo a Hiroki – aún quiero…

-            Creo que sensei fue muy claro – Haruka tomó la mano de Nowaki para retirarla de forma cortés – espero no ser grosero Kusama-sensei, pero Kamijou-sensei y yo aún tenemos una asesoría pendiente.

 

La mirada de Nowaki se cruzó con la de Haruka, un choque azul y verde pareció tensar la oficina entera. Hiroki se apresuró a colocar su cuerpo entre ambos hombres.

 

-            Lo lamento Nowaki, nos veremos después – las manos del castaño viajaron hasta los hombros de su antiguo amante y lo calmo ligeramente.

-            Claro, lamento robar tu tiempo – Nowaki miro al castaño con una sonrisa – espero vernos pronto, te llamaré la próxima vez.

-            Nos retiramos primero – la voz de Haruka resonó mientras abría la puerta para salir halando de la mano de Hiroki – con su permiso sensei – los ojos esmeralda dieron una última estocada a la imagen de Nowaki antes de salir y desparecer por el pasillo.

-            Haruka – el castaño comenzaba a quedarse sin aliento – ve más despacio.

-            ¿Ah? – el azabache pareció regresar a la realidad – yo, lo siento Hiro-sensei – se detuvo en seco y soltó la mano de su profesor – fue impulsivo lo sé, pero la mirada de ese tipo no me gusta.

-            ¿A qué te refieres? – aquello le causaba curiosidad y, raramente, diversión.

-            Sus ojos azules no me gustan – Hiroki comenzó a caminar a paso ligero y Haruka le siguió de cerca.

-            ¿El color de ojos? Eso es absurdo – el castaño dejo escapar una risita sonora, tan ligera que fue apenas audible.

-            No, el color de ojos es lo de menos, es su manera de mirarte.

-            Su manera de… ¿qué? – Hiroki se giró ligeramente para mirarlo.

-            Eso, su manera de mirarte, sentí que… - Haruka se acercó a su profesor y robo un beso rápido de sus labios – se lo diré en otro momento, sensei.

-            Diablos Arikawa – Hiroki golpeo con la maleta la cabeza del chico – piensa en lo que haces.

 

Un ligero rubor inundo las mejillas del castaño ante aquel pequeño acto, le dio la espalda a su estudiante y continuo caminando, su mente se había relajado realmente cuando Haruka había irrumpido en la oficina, sentía que si pasaba más tiempo a solas con Nowaki algo podría haber ocurrido y se habría arrepentido al instante siguiente, amaba a Nowaki, lo sabía, aún lo amaba, pero las circunstancias no estaban para tener recaídas amorosas. Nowaki ya salía con alguien más y él había dado una oportunidad a aquel chico tan molesto que caminaba a sus espaldas.

Hiroki volteo ligeramente la mirada para dirigir su vista a Haruka, el joven lo seguía de cerca con las manos metidas en los bolsillos, su uniforme era un desastre, siempre lo había notado; aquel chico parecía detestar el orden, el gakuran desabrochado hasta medio pecho, el cuello de su camisa blanca cayendo sin decoro a los lados de su cuello, los pantalones suficientemente holgados como para darse cuenta que no eran de su talla y el calzado, eso era lo que más le molestaba y gustaba al mismo tiempo, siempre con zapatillas deportivas de colores diferentes, el día de hoy eran unas zapatillas tipo converse de color blanco. El cabello azabache parecía crecer con gran velocidad, lo llevaba atado en una coleta pequeña justo en la nuca, últimamente cuando se ponía nervioso se ponía a juguetear con su cabello, lo había notado en la clase anterior, era un chiquillo de diecinueve años, tal vez eso era lo que más le molestaba de todo, que un chiquillo diez años menor que él quisiera estar a su lado.

Ahora que lo meditaba era raro, aquel chiquillo era un estudiante estrella, justo como lo había dicho You aunque no sólo en literatura, era como si su cerebro pudiese hacer cualquier cosa que deseará; por otro lado también era popular, todas las chicas de la clase estaban tras él y lo llamaban “Haru-kun” por todos lados, incluso varios chicos lo veían y se acercaban, había visto como algunos de sus superiores lo abrazaban llamándolo “Haru-chan”, lo raro era exactamente aquello, Haruka podía obtener a cualquier persona como pareja en la universidad, pero había decidido declararse a él ¿por qué?

 

-            Haruka ¿cuánto mides? – Hiroki se detuvo en seco, estaban suficientemente lejos de la universidad, habían llegado a un parque en una caminata silenciosa.

-            ¿Eh?

-            ¿Eres sordo? – el castaño miro alrededor y  encontró una banquilla, caminó en esa dirección y repitió la pregunta: - ¿Cuánto mides?

-            Uno ochenta – Haruka camino hacía donde había tomado asiento su profesor y se hinco frente a él – tú estás alrededor de uno setenta ¿no? – los ojos esmeralda se perdieron en la mirada castaña del profesor.

-            Vaya, pues si ¿estás en el equipo de baloncesto?

-            Sí ¿por qué?

-            Crecerás aún más.

-            Eso no lo sabemos – Haruka sonrió – Tú… perteneciste a clubes de kendo ¿no? Pero también… - su mirada inspecciono el cuerpo de su profesor – también natación.

-            Eso – lo tomo por sorpresa – pues sí ¿cómo…?

-            El físico, sensei tiene un gran físico para sólo ser un profesor de literatura.

-            Pues perdona por “sólo ser un profesor de literatura” – Hiroki cruzó los brazos sobre el pecho después de depositar un golpe en la cabeza de su estudiante.

-            No malentiendas – esa era una muletilla de aquel chiquillo, a momentos lo tuteaba y a momentos le hablaba de manera tan formal que no coincidía con él – eres el mejor profesor de la universidad, por ello muchos entramos a tu clase a pesar del ser el gran demonio Kamijou, debemos tomar el riesgo, pero tú físico… tu físico corresponde al de una persona entregada al deporte.

-            Pues hace mucho que lo abandone.

-            ¿En serio? – Haruka se colocó en cuclillas para estar más cerca de su profesor – pues no parece, te mantienes muy bien. Sensei – Haruka se acercó hasta su oído – ¿podemos ir a otro lugar?

-            ¿Qué? – aquello fue algo inesperado, el susurro en su oído había hecho que su cuerpo se estremeciera.

-            Me gustaría estar a solas con sensei – Haruka se sentó a lado de su profesor con las manos en los bolsillos, Hiroki lo miraba de lleno, no podía creerlo, el chico guapo estaba sonrojado ¿Qué significaba aquello?

-            Lo siento Haruka, tengo una cita esta noche.

-            ¿Cómo? – Haruka volteo en segundos hacia su profesor – oh, estará ocupado – el azabache volvió a su posición natural, despreocupada, miro al cielo y espero una respuesta, lo cierto es que la palara cita le provocaba ansiedad, pero apenas había logrado colarse en su vida como para darse el lujo de sentir celos.

-            Sí, ya lo tenía agendado, no puedo simplemente dejarlo pasar – Hiroki rebusco algo en su maleta – oh aquí esta – saco una pequeña agenda electrónica – apenas tengo tiempo de llegar a casa, o tal vez...

-            ¿Puedo… puedo acompañarte a tu casa? – la mirada gacha de Haruka y su voz eran una súplica sorprendente, mantenía las manos en los bolsillos y a pesar de ello se observaba como se estrujaba la tela de sus pantalones al cerrar los puños.

 

Hiroki sonrió y se levantó de la banquilla, estiro los brazos al cielo y sintió como se relajaban sus músculos, fue gracioso ver al confiado Haruka dudar unos segundos.

 

-            Vamos – Hiroki volvió el rostro a su estudiante, pero desvió la mirada.

 

Haruka miro a su profesor, aquella palabra había sido lo que estaba deseando, de verdad se estaba colando en su vida, de verdad lo dejaría formar parte de su vida. El azabache se levantó de la banquilla y espero a que su profesor iniciara la marcha. El camino a casa del profesor fue silencioso, pero Haruka sintió que no necesitaba nada más, una sonrisa boba se había posado en sus labios y amenazaba con no desaparecer. Al caminar a su lado miraba cada parte del trayecto, deseaba atesorar cada segundo, sentía que era algo tonto atesorar sólo caminar a lado de su profesor, pero, al mirar los hombros de su profesor ya no le importo nada, con eso era feliz, con mirarlo, con saberlo a su lado.

Se detuvieron frente al departamento de Hiroki, el castaño saco la llave del bolsillo de sus pantalones y abrió la puerta, esta cedió sin retraso y permitió al estudiante ver la entrada principal del piso de su profesor. Haruka se paralizo, no sabía qué hacer, jamás creyó llegar “tan lejos”. Hiroki entro sin levantar la mirada e invito a Haruka con un ligero: “pasa”.

Ambos entraron al departamento, Hiroki se dirigió directamente a la sala principal, dejo la ligera maleta sobre un sofá y  se giró para buscar a Haruka.

 

-            ¿Haruka? – el joven permanecía en la entrada.

-            Si, sensei – mostraba un sonrojo raro en él pero de alguna manera encantador.

-            Pasa – Hiroki reprimió una sonrisa – siéntate, espera aquí – el castaño salió de la sala dejando a Haruka solo.

 

Haruka seguía paralizado aún sentado en aquel sofá, era como un niño pequeño ante una situación difícil, se sentía emocionado y confundido a la vez, sabía que en ese mismo piso se encontraba la persona de la que se había enamorado, el problema residía en si podría controlarse algo de lo que había dicho su profesor era cierto: aún era un chiquillo.

Hiroki había caminado directamente a su dormitorio necesitaba calmarse, hasta ese día no se sentía atado a nada y la cita de esa noche era con un antiguo conocido, y todo habría estado bien sólo fuese un conocido, pero, habían tenido algo de historia, no sabía cómo cancelar la cita con Shinoda-san. Entro al baño y se enjuago la cara, era un viejo hábito como para calmar su mente. Regreso hasta su cama y se dejó caer en ella, tomo el móvil y escribió un rápido: “Lo siento Shinoda-san no podré llegar a nuestra cita” lo envió y colocó el móvil sobre la cómoda, se levantó y se dispuso a ir junto a Haruka pero la respuesta por parte de su cita fue rápida y lo detuvo en el umbral de la puerta, abrió el móvil y leyó el mensaje: “¿deseas que vaya?”. Aquello lo sorprendió y a la par lo horrorizo, se calmó y tecleó rápidamente: “No”. Espero unos segundos por si había respuesta, pero para su alivio no la hubo.

El castaño camino hasta la sala principal y miro a Haruka, permanecía sentado sin atreverse a mover un músculo, con la espalda recta.

 

-            Haruka – trato de que su voz fuese ligera y a pesar de ello observo como un ligero sobresalto atacaba el cuerpo de aquel chico.

-            Ah sensei – sonrió de manera tan natural que provocó en el profesor un enrojecimiento natural – veo que la literatura es su vida ¿puedo acercarme? – pregunto señalando el librero principal – me pareció reconocer algunos libros.

-            Sí adelante.

 

Haruka camino hacia el librero y se detuvo directamente sobre un libro de lomo azul, sus dedos se posaron sobre él y lo extrajo.

 

-            Lo sabía, Usami Akihiko – Haruka abrió el libro buscando una página en concreto – oh – la sorpresa en sus ojos no se hizo esperar, la página que buscaba estaba marcada en el libro de su profesor.

-            ¿Sucede algo? – Hiroki se acercó por detrás y miro la página, había puesto al borde de esta una flecha para citas en aquella página. Era una oración que le había parecido bueno recordar, en ella rezaba: “Al igual que yo, la…

-            … luna quiere estar junto a ti” – Haruka pareció leer su mente y termino la frase en voz alta – ahora mismo yo soy como la luna sensei – el azabache volteo en dirección a su profesor y una sonrisa se plasmó en su rostro – perdón sensei seguramente le estoy quitando el tiempo – su rostro fue inundado por un enrojecimiento ligero y desvió la mirada.

-            No – la imagen del seguro Arikawa Haruka parecía esfumarse, ahora era como una colegiala enamorada y aquello le provocó una sonrisa al castaño – ya no tengo nada que hacer.

-            ¿Eh? ¿En serio? – su rostro se ilumino – entonces ¿puedo quedarme un poco más?

-            … - ahora el sonrojado era otro ¿cómo podía sonreír así por algo tan simple? – Sí – la mirada de Hiroki se desvió del rostro de su alto estudiante y se alejó hacía el sofá.

 

Hiroki se dejó caer sobre el sofá y cruzó los brazos sobre el pecho, era un mal hábito que había adquirido recientemente, era su forma de mantener el nerviosismo a raya y hasta el momento le había servido, su estudiante había dejado aquel libro nuevamente en su lugar y se había acomodado a un lado de su profesor. Los latidos en el pecho de Haruka eran una armonía en apogeo, se sentía nervioso, sus manos comenzaron un camino directo a los hombros de su profesor para así aprisionarlo entre sus brazos, Hiroki se mantenía ligeramente receloso, no sabía cómo reaccionar, pero cuando los labios del joven chocaron con los suyos supo que se dejaría llevar.

Los brazos de Hiroki habían abandonado su posición sobre su pecho y ahora abrazaban la espalda del azabache, el beso se había intensificado y las manos del chico no se mantenían quietas, exploraron el pecho del castaño y desabrocharon uno a uno los botones de su camisa, la lengua de Haruka dibujo un camino desde los labios de Hiroki hasta su cuello, bajando por su pecho y llegando a sus pezones, los lamió y sintió como el castaño se estremecía bajo su peso, una sonrisa lasciva se dibujó en sus labios y continuó su camino. Las manos trabajaban en deshacerse de los pantalones de su profesor.

 

-            Haruka… - la voz del castaño era entrecortada – detente – Hiroki se incorporó medianamente y tomo por los hombros a Haruka – basta.

-            Pero… sensei – aquello sonaba a blasfemia en sus labios, parecía divertirle el hecho de llamarle sensei justo en el momento en que más avergonzado se sentía – yo no quiero irme a casa justo ahora.

-            No te estoy corriendo Haruka, sólo no creo que pueda seguir – se llevó las manos al pecho para cubrirse con la camisa.

-            Kamijou-sensei – Haruka se acercó y plantó un beso en sus labios – creo que no has entendido y lo lamento mucho, pero yo… simplemente no quiero extrañarlo esta noche – Haruka se acercó a Hiroki y lo tomo entre sus brazos – si sólo puedo abrazarte, está bien – el azabache beso la frente del profesor – si sólo puedo besarte de esta manera, por mi está bien – lo abrazo aún más fuerte atrayéndolo hacía su pecho – pero si puedo proteger a sensei y mantenerlo entre mis brazos, entonces… entonces seré realmente feliz, sí sólo sensei me lo permite.

 

Haruka beso nuevamente a su profesor y Hiroki lo correspondió, las palabras del chico retumbaban en su cabeza. El castaño sintió las manos de su estudiante recorrer su pecho nuevamente, las sintió bajar por sus caderas, pero no lo detuvo. Quería perderse en el aroma almizclado de su estudiante, en sus caricias, en sus besos.

Notas finales:

Pero... pediré perdón adelantado u_u pues por dos semanas estaré fuera de la ciudad y no creo poder actualizar ;-; de verdad lo siento mucho y espero me entiendan >w< trataré de regresar con dos caputilos para poder recompensaros, de verdad lo lamento u//_//u

Saludos :D


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