Abrí los ojos y pude ver los primeros rayos de sol de la mañana, esos que iluminan todo, pero no queman tu piel, sol matutino que comienza por aquello de las siete u ocho de la mañana, su brillo parecía renovado, en mi rostro se dibujaba una inevitable sonrisa, y es que el saber que Uruha seguía en el sitio de reposo, me había puesto de muy buen humor.
Ya quería verlo de nuevo pero primero necesitaba tomar un baño y así lo hice. Salí de la ducha con la toalla envolviendo mi cintura y de esta forma comencé a buscar el atuendo adecuado para ir a buscarlo, al final decidí que algo simple y natural iba mejor, así que me decidí por una camisa negra sin mangas y un pantalón tipo cargo color beige. Me arreglé el cabello con un estilo un poco alborotado y me maquille poco, al dirigirme a la puerta vi debajo de esta un trozo blanco de papel, lo tome y comencé a leerlo.
Contenido de la nota
Miyavi: quiero... necesito verte, me haces mucha falta, no puedo más estar sin ti, te espero en la habitación 315, al medio día.
Fin de la nota
Me sorprendí mucho por esas palabras, nunca imagine que Uruha pudiera ser tan directo, nunca me había dicho ese tipo de cosas, pero llegue a la conclusión de que siempre hay una primera vez para todo. Di media vuelta y me recosté a ver la televisión mientras se llegaba la hora de mi cita.
Pasó el tiempo lentamente, pero por fin llegue a la habitación, estaba junto a aquel cuarto que fue testigo de nuestra primer noche juntos, el recuerdo me estremeció por completo así que apresure mis pasos y llamé a la puerta rápidamente, al tocarla, esta se abrió, no estaba cerrada, entre y pude ver flores en varios arreglos bien distribuidos por toda la habitación, me había sorprendido enormemente por el detalle de Uruha, voltee alrededor para buscarlo y poder atraparlo para recompensarle, pero no estaba a la vista, escuche unos pasos que venían del baño y voltee para verlo.
- ¡Miyavi, mi amor! creí que no vendrías, le pedí mil veces a los dioses porque vinieras, pero nunca imagine ser escuchado.
- ¡¿Pero qué demonios haces tú aquí?!
- Pero mi amor, ¿por qué estás tan sorprendido?, tu mismo leíste mi nota y viniste por tu cuenta, no me dirás que solo has venido a gritarme, ¿o sí?
- Por favor, ¡no seas cínico!
- Qué malo eres Miyavi, mira que venir a NUESTRA cita solo a gritarme
- Kazuhiro, te hice una pregunta y exijo una respuesta, ¿qué demonios haces aquí?
- Pero mi amor, cálmate por favor, te van a salir arrugas - se acercó a mi e intentó tocar mi rostro, aparte sus manos.
- Al carajo con las arrugas, ¡contesta!
- Está bien, está bien, no es necesario gritar, vine porque, como te dije en la nota, te necesito, me haces mucha falta
- ¿Cómo supiste que estaba aquí y el número de mi habitación?
- Los medios son muy útiles cuando de encontrarte se trata, en cuanto me enteré vine a verte, para que pasemos un tiempo juntos como hace mucho que no lo hacemos - se acercó un poco más poniendo sus manos en mi pecho y recargando su cuerpo contra el mío, lo aleje de mi de forma un poco brusca.
- Kazuhiro, lo nuestro se fue al demonio por tus malditos celos, reproches y acosos desde hace mucho tiempo, ¿es acaso que no entiendes?
- Pero no entiendo nada, decías amarme... - intentó acercarse nuevamente, pero me di la vuelta para evitarlo
- Eso, decía, ya todo eso murió por tus arranques.
- Pero yo... - voltee a verlo levantando la voz, la escena me estaba desquiciando
- Nada Kazuhiro, ¡nada! no hay nada de qué hablar, si me disculpas - lleno de rabia me dirigía a la puerta para salir
- ¿Por qué viniste entonces?, viniste solo a humillarme y ver cómo me arrastro por ti como un bicho, ¿cierto? - su drama me estaba sacando de mis casillas, su falso llanto era lo que más me llenaba de coraje.
- No se trata de eso... - dije, llevándome las manos a la cabeza por la desesperación.
- Has venido entonces a burlarte de mí, hacerme creer que tenía una oportunidad para después destroz... - le interrumpí
- No tenía idea de que eras tú - sus ojos me mostraron lo sorprendido que estaba ante mis palabras.
- ¿E-e... esperabas a alguien más?, era cierto entonces lo que ya sospechaba, me has cambiado por otra persona - se tiró al piso y tapando su rostro lloro con más fuerza, no pude soportarlo y decidí irme lo más rápido posible.
- No vuelvas a buscarme por favor, Kazuhiro
- Pero... Pero...
- Solo no me busques de nuevo, así de simple, una vez más te digo que no quiero saber nada de ti, entiéndelo, no quiero volver a verte.
- Miyavi, Miyavi, ¡Miyavi! - gritaba mientras yo cerraba la puerta detrás mío - no puedes ser feliz sin mí y lo sabes - fue la última estupidez que alcance a escuchar antes de alejarme lo suficiente.
Definitivamente no había sido mi día, las ganas de todo se me fueron por un abismo, solo quería volver a mi habitación y ver televisión o dormir intentando olvidar el trago amargo que acababa de pasar. Solo esperaba que no volviera a buscarme, que de una vez por todas le hubiera quedado claro que entre nos otros ya no había, ni habría nada de nuevo.