Pasé toda la tarde encerrado en mi habitación, pedí servicio de comida y no quise salir por ningún motivo, no podía arriesgarme a ser perseguido por Kazuhiro con el rostro lleno de lágrimas, la gente pensaría que soy un monstruo haciendo que "una chica" se humille de esa manera, por mí. Y no es que me avergüence su forma de vestir como él creía, al contrario, siempre me pareció adorable, era su forma de ser lo que me sacaba de mis casillas. Era necesario solo apartar la vista de él por un instante para que creyera que veía a alguien más, no le era suficiente con estar juntos todas las tardes, las llamadas nocturnas para desearnos las buenas noches, ni las llamadas matutinas para desearnos los buenos días y decidir a donde iríamos por la tarde, incluso quería pasar conmigo todos los fines de semana, y aun así, para él, había algo que faltaba en nuestra relación, terminó por hartarme.
Al principio parecía ser la mejor experiencia de mi vida, tener a alguien que se preocupara por mí, alguien que pensara en mi todo el tiempo, amaba esas caritas que hacía para seducirme, su rostro inocente que me veía con esa mirada traviesa y seductora que me provocaban devorarlo en un instante, su forma de suplicar por mi cuerpo una y otra vez, nuestras salidas juntos tomados de la mano por el parque. Pero fue, a partir de que mi carrera como escritor de novelas románticas comenzó a despegar, que Kazuhiro cambio por completo, ya no era tierno y dulce, era más bien obsesivo y manipulador, no podía acercarme a nadie, no me permitía respirar y tuve que alejarme de él por el bien de ambos y mi carrera.
No entendía la razón por la cual volvió a buscarme después de tantos años, no me parece justo que vuelva a mi vida ahora que quiero ser feliz de nuevo. En todos estos años no había podido olvidarlo, pero imaginarme volviendo a ser absorbido por Kazuhiro era lo que me detenía de volver con él. Pero debo admitir que el volverlo a ver me trajo tantos recuerdos hermosos que me han puesto nostálgico y es esa la razón real por la cual no quise salir en toda la tarde.
El sol ya se había ocultado, pero no quise encender la luz. Seguía dando vueltas en la cama pensando, recordando tantas cosas. Por alguna razón pasé de los recuerdos lindos en nuestras citas a aquellas noches en que lo hacía mío de todas las formas posibles, recordaba claramente el timbre de sus gemidos y lo alto que llegaban a ser sus gritos cuando lo hacía correrse en mi boca, sus lágrimas recorriendo su rostro lleno de placer cuando lo penetraba salvajemente.
Todos estos pensamientos comenzaron a causar estragos en mi cuerpo, al grado tal que mi entrepierna ya estaba intranquila, la ropa interior dolía sobre mi piel y el pantalón me asfixiaba aún más, no pude evitar desabrocharlo y apartar mi ropa interior para poder frotar mi miembro con facilidad, en un instante había comenzado a masturbarme con imágenes entre Kazuhiro y yo, disfrutaba cada caricia, la fricción que mi mano, guiada por esas escenas, me proporcionaba, mi cuerpo entero comenzó a sudar, pero no podía, no quería detenerme, jadeaba descontrolado, susurraba su nombre entre gemidos cada vez más rápido y más fuerte, hasta que sentí un espasmo recorriendo todo mi cuerpo y concentrándose en mi entrepierna, en ese instante explote sin remedio, mi semen llenó mi abdomen, algunas gotas salpicaron las sabanas y gran cantidad aún escurría por mi mano, terminé exhausto, por lo que decidí solo ir al baño a limpiarme un poco y dormir, pero al salir de este unos golpes a mi puerta cambiaron mis planes.
- ¿Quién puede buscarme a esta hora?, son casi las dos de la mañana - susurre mientras me acercaba a la puerta - ¿quién es? - pregunté antes de abrir.
- Di-disculpa, so-soy yo Takaaa... soy Uruha - sentí una corriente eléctrica que me recorrió por dentro y abrí de inmediato.
- Lo siento... pero, adelante, pasa por favor
- N-no discúlpame tú a mí por venir a verte tan tarde, pero quería venir para hacerte saber que sigo aquí - no entendí lo que quería decir, ¿acaso supo lo de Kazuhiro?
- ¿Eeh? - dije por no tener más que decir, Uruha se sonrojo y comenzó a voltear a otros lados evadiendo mi mirada
- Bu-bueno yooo... creí que tú... que habías... bueno que quizá me habías... bueno que pasaste y... osh, ya no sé lo que digo, estoy muy apenado por venir a despertarte por algo sin importancia y es que acabo de llegar, bueno espere a que Reita se durmiera y quise, bueno vine y... - hablaba muy rápido y muy nervioso, casi no lograba entender, además que aún me sentía algo raro
- Espera - le interrumpí - dime si me equivoco o si entendí mal, estuviste fuera todo el día y, considerando lo que ocurrió, viniste para hacerme saber que no te has ido, para que no me preocupara, ¿es así? - aún muy nervioso asintió con la cabeza - disculpa que hoy no fui a buscarte, pero no he salido de mi habitación en todo el día
- ¿Te... te sientes mal?, estas sudando y tu respiración esta rara - iba a acercarse a mí pero me aparte un poco
- Estoy bien, solo estuve haciendo un poco de ejercicio porque no tenía sueño y termine así, cansado y muy sudado, pero no me pasa nada, de verdad - bajo la mirada un poco
- Bueno creo que debo dejarte dormir entonces, nos vemos después - dio la vuelta dispuesto a salir pero lo detuve
- Espera
- ¿Qu-que pasa? - fui a la mesa, tome un trozo de papel en el que escribí mi numero celular
- Toma, así ya no tendrás que arriesgarte a que la lagartija te descubra y te secuestre de nuevo - se río un poco mientras tomaba el papel
- Tonto~ - sonrió dulcemente
- ¿Ahora que dije?
- No es lagartija tonto, es iguana - río tapando su boca
- Es lo mismo – respondí despreocupado.
- Bueno, ahora si debo irme, o me descubrirán - dio la vuelta, pero antes de que diera un paso lo tome de la mano, lo puse contra la pared y mirándolo a los ojos con voz seductora le reproché.
- ¿No vas a despedirte como se debe?
- Pe-Perdón - me dio un beso suave y rápido en los labios, a lo que correspondí con gran pasión y él me siguió el ritmo con labios temblorosos, finalmente lo dejé irse prometiendo que nos veríamos al atardecer. No pude evitar sentirme culpable, pero me prometí enmendar mis culpas para que Uruha nunca se enterara de lo ocurrido.